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Las rutas de vikingos y piratas en las aguas de Baleares

vikingos y piratas en las aguas de Baleares

Cuando hablamos de las aguas de Baleares pensamos en puestas de sol, turistas y música chill out, pero estas islas mediterráneas fueron testigos de batallas navales que hoy serían la envidia de Juego de Tronos. Uno de los bravos guerreros que pasó por aquí fue el rey Sigurd I de Noruega. Iba de camino a Jerusalén en las cruzadas. Según relató el historiador Gary B. Doxey, salió de Noruega con sesenta barcos, hizo escala en Inglaterra, siguió por la costa francesa y pasó el invierno en Santiago de Compostela. A su estilo, saquearon ciudades gallegas y, en Portugal, ocuparon el castillo de Sintra, llevaron a cabo saqueos en Lisboa, se enfrentaron a sarracenos y musulmanes en el estrecho hasta plantarse en Baleares, la región, ahora comunidad autónoma, con la costa más extensa de España.

La primera isla a la que llegaron fue Formentera. Según las sagas vikingas, en aquel momento era un nido de piratas sarracenos, que tenían sus tesoros ocultos en cuevas en lo alto de acantilados. Los vikingos fueron para allá directos, pero no pudieron acercarse hasta la entrada de la cueva. Parece que, en ese momento, los piratas se burlaron de ellos y les mostraron ofensivamente las riquezas que tenían acumuladas. Sin embargo, los vikingos se las arreglaron para introducirse tierra adentro y les obligaron a retirarse y esconderse en la cueva. Hicieron una hoguera en la entrada y quemaron o asfixiaron a todos los que estaban dentro. Se dice que este botín fue el más importante de todo su viaje. Es más, este episodio en Formentera es de los más detallados en las sagas.

El problema es que los arqueólogos no han logrado ni siquiera suponer cuál podría haber sido esa cueva. Quizá podría ser el barranco de Torrent del Gat, en la parte Norte de La Mola, el punto más alto de Formentera. Otra hipótesis es la Cova des Fum, que podría deber su nombre a ese episodio. En ella ya se encontraron vestigios de la Edad del Bronce.

Las sagas continúan con el rey Sigurd cogiendo su embarcación y navegando hasta Ibiza. Allí, de nuevo, se produjo un asalto. Después, de camino a Menorca, hizo otro. Los historiadores explican que los vikingos utilizaban Baleares como punto para recoger suministros, pero se estaban haciendo con ellos a su manera. Sin embargo, después de Menorca, la travesía ya no fue tan plácida. Mallorca estaba fortificada y estaba muy poblada. De modo que siguieron hacia Sicilia, donde se instalaron por un periodo prolongado esperando a que hubiera condiciones óptimas para su viaje hasta Tierra Santa. Antes de Sigurd, según el historiador Pedro Xamena Fiol, una escuadra vikinga había atacado Baleares en 859 hasta el punto de despoblarla por completo.

La travesía de Sigurd aparece luego presente en la documentación que ilustra las cruzadas pisanas contra las ciudades musulmanas. Las flotas estuvieron formadas también por escuadras catalanas, además de fuerzas que procedían de territorios que habían sufrido las consecuencias de tener las Baleares llenas de refugios de piratas. Los pisanos cesaron en sus ataques tras un cambio de estrategia, prefirieron relacionarse con los musulmanes mediante la diplomacia y los acuerdos, pero los catalanes, tras conquistas y reconquistas, lograron hacerse con el dominio de las Baleares.

Esto nos lleva a uno de los más hermosos tesoros que tienen las costas baleares, las fortalezas ibicencas. Después de siglos de conflictos que implicaban a vikingos, norteafricanos, ibéricos e italianos, se construyeron unas torres de vigilancia por todo el litoral de Ibiza para proteger la isla de los ataques de piratas no solo africanos, también los anglosajones.

Una de las más antiguas y más grande es la Torre des Carregador, levantada para proteger a los trabajadores de las salinas, siempre amenazados por los corsarios. En ella podían protegerse entre ciento cincuenta y doscientas personas. Está rodeada de aguas cristalinas y transparentes en la ruta de los islotes que va a parar a Formentera. Sin duda, la que tiene el paisaje más espectacular tanto desde el mar como desde lo alto es la Torre des Savinar, que también es conocida como la Torre del Pirata. Está en mitad de la Reserva Natural de Cala d’Hort.

Actualmente, se pueden recorrer todas en barcos de alquiler. Por ejemplo, la Torre de Ses Portes tiene un pequeño varadero a pocos metros y se encuentra entre dos playas, Ses Salines y Es Cavallet, y un parque natural.

Como en la escena de las almenaras de El retorno del rey, los vigías de estas torres encendían hogueras para avisar a la antigua población ibicenca de que se acercaban piratas. Ahora su acceso es restringido, muchas pertenecen a familias locales o hay que pedir permiso para concertar una cita y visitarlos. Sin embargo, siempre se pueden divisar desde el mar, por ejemplo, alquilando un catamarán, reviviendo la experiencia de tantos pueblos y culturas tan diferentes que se dieron cita en estas aguas, ahora paradisiacas.

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Un comentario

  1. E.Roberto

    Muy buena lectura. Espero que continúe. Me ha traído otra de la cual no recuerdo dónde la lei y me gustaría volver a hacerlo. Relata el asedio de una ciudad italiana, que por estar bien fortificada consideraron que era imposible conquistarla, entonces recurrieron a un pérfido engaño; metieron al rey vikingo dentro de un ataúd y a los pies de las murallas imploraron a sus habitantes que los dejaran entrar para enterrarlo en tierra consagrada; como buenos y piadosos cristianos se lo permitieron, pero luego de que el «muerto» resucitó comenzó la masacre. ¡Qué tipajos! Tan brutos, y sin embargo construyeron unas naves con líneas hidrodinámicas admirables. Gracias.

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