Riing, riing. Suena el teléfono. En realidad no suena el teléfono, porque todo es mediante Whatsapp, ya saben. Pero es que cada móvil tiene tono diferente ahí (el mío es como gruñir de chon), y la cosa pierde impacto, y reproducir dos «hola, qué tal» porcinos es superdifícil, y nos quedamos con lo clásico. Así que ring, ustedes me entienden.
Riing, riing, suena el teléfono.
¿Marcos? Sí, hola, qué tal… mira, soy A., de Jot Down. Sí, A., nos ponemos iniciales como en las novelas malas de Ray Loriga, las de niñatos pijos madrileños. En, fin, nada, que quería… ¿oye? ¿Marcos? Sí, perdona, a veces se va la conexión, es que estoy en alta mar, con el yate, ya sabes… pescando atunes, sí. Bueno, pues eso, que era para encargarte un artículo. No, para mandarte a un cubículo no, para encargarte un artículo, puto teléfono de los cojones. Sobre la polémica entre J Balvin y Residente. ¿Marcos? ¿Estás ahí? Silencio. Silencio. Ah, sí… J Balvin… sí… lo conozco… espera… ¿ese es el que sale como novio de Phoebe o el que acosa a Sharon Stone en aquella peli mala? Silencio. Silencio. Silencio. Jaja, qué cachondo eres, lo vas a bordar, queríamos alguien de tu estilo para hacer esto. De mi estilo. De tu estilo. ¿Alto? Bueno, más de tu estilo cronológico, jajaja, lo bordas, lo bordas. Ah, ya, ese estilo. Silencio. Silencio. Silencio. Nadie más quiere escribirlo, ¿no? Espera, que te estoy perdiendo… ¿Marcos? ¿Marcos? Bueno, nada, imposible mantener una conversación, ya me mandarás la pieza.
Clic (solo que los teléfonos ya no hacen clic).
Bien, vale, más triste es robar o hacer información política, pienso. OK, tú puedes, tú puedes. Primer paso… documentarse. Acudir a bibliotecas, archivos, un par de catas arqueológicas. Lo que es buscar en Google, vaya. Sorpresa inicial, ojito al sutil juego de palabras… J Balvin no es Jota Balvin (yo tenía un amigo al que llamábamos Jota… bebía cantidad y ahora trabaja en el sector bancario, porque la vida es una continúa decepción), sino Llei Balvin, como Homer Llei Simpson, el desaparecido Llei Hindley y Lley Lethal, del pressing catch. Vaaale… primer obstáculo superado. Por cierto, pude contar no menos de 7658 «Jays» en el mundillo del rap, el hip hop, el trap, los ritmos urbanos, el reguetón y esos grupos que meten autotune mientras una cabra sube escalerillas. Digo yo que habrá más nombres.
Como soy reportero totalmente entrado en la modernez preguntó por fax a mis contactos dónde podría enterarme de toda la salsilla. Pues mira, hay varios streamers tratando la polémica, ha sido un bombazo. Vale… varios streamers. Yo sé quién es el Xokas, ese que está siempre enfadado y habla como si tuviera resaca perpetua. Conocí a varios así, en el barrio, solo que ellos te sacaban una navaja si no les dabas veinte duros, así que esto es mejor. Jajaja, es que eres la monda, gilipollas… No, mira, te vas a ver el vídeo de Ibai Llanos. Mira, ese también me suena. Es curioso, porque intento odiarlo con toda mi furia canosa, pero no consigo que el tipo llegue a caerme mal. Así que venga, a por ello.
(Elipsis mientras veo el vídeo de Ibai Llanos. Una elipsis es un salto temporal narrativo durante el cual ocurren cosas que nos son hurtadas. Lo explico por si ustedes solo consumen series).
Vale, la cosa es gordísima. Pero gordísima, macho. Menuda ensalada de hostias. A un lado está el tal Residente, que antes cantaba con Calle 13 (estos me resultan vagamente familiares), y tiene un montón de Grammys, pero la mayoría son Grammys latinos, ese premio que tú dejas olvidado en el bar la noche de autos y al día siguiente dices, nah, pa qué, si está como a dos paradas de autobús. Y luego viene el J, que… en fin, que sale en las fotos con pelos de colores y eso, y se ha marcado una inversión guapísima con el Hammond electrónico que le regaló por su cumpleaños la abuela Mari Pepi.
Resulta que el segundo llamó a boicotear los Grammys (en serio, hay que tener un sentido del humor inmenso para ponerle «grami» a una ceremonia musical), y daba la casualidad que justo este año él no tenía nominaciones (ojo, no tenía nominaciones en los Grammy latinos… es como no pescar ningún patito en los patitos de las ferias… ¿siguen existiendo los patitos de las ferias?, esos que daban peluches horrendos, los que luego regalabas a alguna mozuca bien guapa, los que apartaba el malote del insti dos findes después para que no molestasen en pleno furor). Así que la cosa sonaba un poco a «pues no me invitas y me pico y le digo a mis colegas que tampoco vayan». Una boutade, un pourparler, el típico paisanuco que quiere ser protagonista en bodas y funerales, aunque no lleve traje blanco y respire…
Bien, hasta aquí todo diáfano.
Lo que hizo Residente es decirle, mira J (dígase Llei), mira J, es incorrecta tu postura, deberías reflexionar, con todo el respeto que tengo a tu persona me atrevo a decírtelo, hay mucha gente para la que estos saraos tienen su importancia, gente que quizá no ha tenido tanta suerte como tú en nuestra industria maravillosa, esa que nos acoge a ambos. Amigo mío, frater, monstruo… un lapsus calami, un castigat ridendo moris, un apretón de manos y a casita. Y quosque tandem abutere, Catilina, etcétera, ya sabes. Solo que lo hizo a su manera. Cantando, poniendo rimas asonantes malsonantes. Más puñaladas que en un congreso regional de cualquier partido político.
A mí estos asuntos me encantan, porque los feudos chulos tienen la gracia del pique. Como Shawn Michaels, y el Undertaker, y Jimmy Estaca Dugan (que solo gritaba como si hubiese recibido demasiados golpes en la cabeza, pero vale como guiño generacional). Así que bien. Bravo, Residente. La oreja, (p)residente, como cantaban Reinci (a esos sí los tengo más trataos, ya ves tú). Tampoco esperen ustedes bofetones entre Quevedo y Góngora, ¿eh? Digamos que la cosa tiene ripios que harían sonrojar al mismísimo Sabina (es coña, tiene experiencia), pero también sigue un cierto esquema en lo argumental e incluso, por qué no decirlo, en el plano narratológico que uno no puede por menos que apreciar. Vale… «Cuando mi palabreo se derrama / vertical y horizontal como en un crucigrama» es la obra de un chiflado, un jeta o un genio (de la cara dura, aunque genio), pero hay momentos que te arrancan sonrisas, porque los buenos golpes siempre arrancan sonrisas. Al menos los que no son físicos, los otros ya tal. Y escuecen, ¿eh? A ver… ejemplucos. «No se puede ser el líder, el campeón de campeones / si te escribieron todas tus foking canciones» (ojo al anglicismo, sutilmente incorporado) o «tragó más leche que un condón, por cada mamada subía un escalón» (eso ha dolido, colega). En fin, aprecian tono. Ah, el estribillo dice que el señor Residente hace todo esto solo «pa divertirme». Hedonismo, lo apruebo.
(Por cierto, debe ser un descojono ver a Residente dando su dirección postal).
Y hay componente filosófico, dijimos. Sobre tres planos. A saber… ontológico, epistemológico y lógico. Del primero poco que decir, ya lo habrán sospechado. Residente no hace sino citar de forma sutilísima el mito platónico de la caverna, al considerar que Llei es solo pálido reflejo de su realidad. Vamos, que te engaña, tío, te engaña. Desde un punto de vista ético parece no muy convencido con que su colega no siga el imperativo categórico kantiano, que él aplica, en sofisticadísima estrategia conjunta, imbricado al maximin de Rawls, de ahí la referencia del organigrama comunitarista de su género musical. Claro, todo esto ya lo sabían, pero es proscenio ineludible para comprender la tesis principal. Y es que Residente integra el prisma ontológico dentro de todos los posibles prismas epistemológicos y, a su vez, los reduce a lo meramente lógico. Pero lo hace de forma peculiar, porque pudiésemos tener tentación de subsumir lo lógico en lo dialógico (siguiendo a Hegel y, más tarde, Fichte, referentes claros en esta batalla de egos), aunque en tal caso estaríamos errando. No busca Residente confrontación, sino hostia definitiva, en un referente menos cercano al idealismo alemán que a los primeros rounds de Mike Tyson. Otra cosa es que tal respuesta llegue, aunque lo haga envuelta en un toque de ironía posmoderna braudillardiana que, supongo, a nadie pasa desapercibido.
(Igual que a nadie pasa desapercibido el MUY POCO APEGO que tienen estos simpáticos mozos por el punto siete del Tractatus logico-philosophicus).
Pero hablábamos de Braudillard, respuestas y esas cosas. Digamos que Balvin tiene a) mucho sentido del humor; b) un agudo olfato crematístico; o c) menos luces que Pyongyang el 24 de diciembre. Vamos, que el tío cogió algunas frases especialmente gruesas, las descontextualizó de forma cuqui y, ojo… hizo merchandising con ellas. Que ya debes ser ruin para hacer mechandising con eso, pero chico, yo qué sabré, si tengo una camiseta de Los Suaves que es manifiestamente indestructible, si gasto menos en ropa que Isabel Díaz Ayuso en libros de Javier Marías. Bueno, al Residente esto le sentó regular, porque Llei estaba haciendo pasta con el rollo, y tampoco es plan, dame cien pelas pal autobús, la idea fue mía, tú solo entretuviste al camarero. Vamos, que otro follón, porque a estas alturas todo va de follones. Ah, Residente dice que Llei es racista, así que este último acto de colonialismo pecuniario le sentó como una patada en los mismísimos («tú no me robes mis millones, que eso es patearme los cojones»… la letra es mía, te pintarrajeo un disco en dos tardes, contactos por MP). Al parecer sus amigos intentaron mediar (sus amigos también tienen nombres peculiares, y peinados peculiares, y hacen ripios peculiares), y ambos firmaron armisticio. Pero rollo Versalles, mirando mal, la siguiente te pego así, a mano cambiada, curtiendo bien el morro, hondonadas de hostias van a llegar. Vamos, que sigue esto. Como pasó siempre, por otra parte, recuerden a Bernini y Borromini (comparación totalmente flipada).
Y hasta aquí el asunto. Ya lo siento si esperaban algo rollo intelectualoide, tipo Camus y Sartre. No me da la cosa para tanto, aunque soy majete y tengo buen pelo. Les mantendremos informados todo lo que pase en el futuro del mundillo artístico y cultural en este, su medio de referencia.
Todo muy claro, pero… Residente no usa rimas asonantes en esta canción, es un defensor acérrimo de la rima consonante. Eché de menos un comentario sobre el género de la tiradera y su relación con Quevedo, Cicerón o alguna referencia por el estilo.
Qué buen rato…lo que me he reído.
Jajaja divertido man , ahora lo releo en autotune
Un artículo que hubiera podido ser pero no fue. Ya contraten a escritores latinoamericanos. Aquí solo dice: soy un viejo español y no sé nada de eso porque no se me da la gana. Hay crónicas del ABC más interesantes.
La forma de escribir el artículo es absolutamente insufrible. Me encanta leer artículos en esta página, pero no he podido pasar del tercer párrafo. Qué forma de dificultar la lectura, de impostar, de… en fin, que me voy a leer algún otro artículo bien escrito.
Saludos!