La gente que hace ahora espectáculos en directo tienen muchas herramientas como ecos, «faseos» o cintas: hacen en vivo todos los doblajes. Nosotros todavía pensamos en términos de cuatro tíos y cuatro amplificadores.
(John Lennon, sesiones de Get Back (3 de enero de 1969) en The Beatles – The Twickenham Sessions (Bootleg), CD1 (Pista 5), Londres, Yellow Dog Records, 1999)
Los años 60 no fueron felices en su ocaso: el 69 empezó en el Reino Unido con un accidente de avión con cincuenta muertos cerca del aeropuerto de Gatwick. Mientras tanto, los Estados Unidos se encontraban polarizados debido a la guerra de Vietnam y en consecuencia el día 6 proclamaron presidente a Richard Nixon; enemigo declarado de la emergente contracultura. El mundo entraba en sus «horas oscuras» y los angélicos hippies perdían poco a poco la esperanza en aquella canción de título «todo lo que se necesita es amor».
Por aquellas fechas, en el suroeste de Londres, unos desangelados estudios Twickenham eran el escenario de otro día de rutina para cuatro músicos de Liverpool. Pilosos todos ellos, estaban cansados de tocar de manera interminable en un lugar herrumbroso e iluminado apenas por varios focos de colores vivos. A la hora de comer el bajista, Paul McCartney, pidió unas horas libres y entonces sucedió este intercambio insospechado con George Harrison, guitarrista principal de la banda:
George: Creo que voy a dejar…
John: ¿Qué?
George:… la banda ahora.
John: ¿Cuándo?
George: Ahora (…) Buscad un reemplazo. Escribid al New Musical Express y conseguid a unos cuantos.
La conversación acabó con un «corta» debido a su gravedad. Según otros testimonios, Harrison se despidió también con un malicioso «nos vemos en los garitos» que no presagiaba nada bueno para el devenir del grupo. Poco después, John Lennon, Paul McCartney y Ringo Starr comenzaron a improvisar de manera estridente convertidos en un trío rock en a lo The Who. La canción, el medley de 1966 «A Quick One, While He’s Away», decía todo sobre la impresión que les había causado esta inesperada marcha. Los rumores sobre esta brecha llegaron a informar que Lennon y Harrison habían llegado a las manos un poco antes, extremo que confirmó hará pocos años el productor del grupo George Martin al memorialista Philip Norman.
El malestar del guitarrista principal, que veía arrinconadas sus composiciones en estas sesiones con Lennon en pleno «bloqueo creativo», estalló ese 10 de enero. Tres días antes, el siete de enero, un George Harrison hastiado avisó que «probablemente deberíamos divorciarnos» a lo que un Lennon malévolo respondió «¿y quién se queda los hijos?» y la conversación se coronó con McCartney dando el nombre de «Dick James» (el editor sonoro del grupo).
Vencidos por la salida de Harrison, Lennon llegó a especular sobre sí sustituirían a George por su amigo Eric Clapton:
John: Creo que, si George no vuelve el lunes o el martes, tendremos que pedirle a Eric Clapton que toque (…)
Ringo: ¿Por qué dejó Cream?
John: A Eric le encantaría tocar con nosotros. Dejó Cream porque son todos…
Ringo: Solistas.
John: Todos son solistas. Pero nosotros no lo somos. Él tendría libertad total para tocar la guitarra. Ahora, la cuestión es la siguiente: si George se marcha, ¿queremos seguir con los Beatles? Yo sí.
McCartney recordó que el comentario de Lennon era «medio en broma» y hubo de defender la reconciliación con su amigo de la infancia Harrison, según su testimonio posterior. Ese sarcasmo de Lennon se confirmaría por su petición de tener no solo a Eric Clapton, sino también a Jimi Hendrix o Tommy Marshall (¡un jugador de fútbol!) en unos ensayos que comenzaban a hacer aguas. En cualquier caso, Eric Clapton no habría aceptado tocar al ser «demasiado amigo» de George Harrison, según declaró muchos años después a la revista Mojo en abril de 1998.
Los Beatles se encontraban en una crisis casi final y que no hubo de solucionarse hasta varios días más tarde. Pero ¿quién decidió instigar este concierto? ¿Cuál fue el modelo que siguieron los Fab Four para estas sesiones fatídicas?
Los Beatles «al natural»
A inicios del año 1968 la prensa británica creó el término «revival rock and roll»: el sencillo Fire Brigade de The Move había llegado al número tres en las listas de éxitos y junto a otros inició un sendero rocker. Las reediciones de discos de los años 50, las declaraciones contrarias a los «clones» de «I am the Walrus» realizadas por Pete Townshend (compositor de The Who), afianzaron el terreno para un cambio de estilo. Los Beatles, de hecho, fueron rapidísimos al componer y producir «Lady Madonna» en febrero de 1968; un rock a piano inspirado en los años 50 y los éxitos de Fats Domino.
Aunque en esas mismas sesiones los de Liverpool grabaron también la espiritual «Across the Universe», el resto de este año 1968 buscarían un sonido menos producido, más cinema verité. De hecho, John Lennon afirmó al ingeniero Geoff Emerick que el próximo disco de los Beatles, el futuro «Disco Blanco», no tendría «toda esa mierda de producción» de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
A esta vuelta a sonidos más sencillos se unió el auge del rock en vivo y con ello el nacimiento de los conciertos multitudinarios que tendrían en el festival de Monterey Pop del año 67 su primer puntal. Más aún, la aparición de los virtuosos tríos de rock duro, los citados The Who y Cream, aumentó el prestigio del concierto como gran vehículo musical del pop. Dos planes televisivos de noviembre a diciembre de 1968, Cream en el Royal Albert Hall y el Rolling Stones Rock and Roll Circus, serían la plantilla para muchos especiales posteriores.
Paul McCartney, conocedor de esta vuelta a los escenarios de toda su generación, había instigado un poco antes ya una serie de actuaciones con público y pseudoplayback (las voces sí eran en vivo) filmadas por el joven realizador Michael Lindsay-Hogg. Las canciones ensayadas, «Hey Jude» y «Revolution», y el contacto con otra gente llevaron a los Fab Four a ver en un futuro próximo una actuación multitudinaria. Como resulta conocido, los Beatles habían abandonado los conciertos desde agosto de 1966: su última actuación fue en Candlestick Park, San Francisco, y tuvieron que salir del estadio en un camión blindado para evitar disturbios en unos Estados Unidos donde la brecha generacional se agigantaba cada año.
A lo largo de una serie de conversaciones entre Lindsay-Hogg y McCartney se decidió enero de 1969, el dos, para iniciar unos ensayos que finalizarían con un concierto en vivo en un lugar indeterminado. Estas sesiones se llamarían en inicio Get Back para acabar titulándose Let It Be; había pasado apenas un mes del lanzamiento del disco doble blanco con treinta canciones…
Poco tiempo, demasiada ambición
En la entrevista clásica del director de Rolling Stone a John Lennon, este último definió el proyecto Get Back como «instigado por Paul y para Paul». Recordó también que los Beatles se separaron porque todos se «sentían» solo «acompañantes» del bajista de la banda. Hay algo de verdad en ese aserto, pero olvida que estas sesiones dieron al menos varios sencillos de éxito («Get Back», «Let It Be», etc.) y un excelente concierto final en la azotea del edificio Apple en Savile Row.
Incluso, unas de las razones principales del pseudofracaso del proyecto es la intención de McCartney de producir un LP con al menos diez canciones de material nuevo. Ese ritmo de trabajo era casi imposible para un grupo de estrellas en su primera madurez. El choque de filosofías de trabajo, las injustas cuotas de autoría en la banda y el esfuerzo titánico realizado en un disco blanco inacabable en contenido impedían el éxito rápido de esta empresa.
Sobre la forma de trabajar de los Beatles en este final de década existía un choque dentro del grupo, ya intuido magistralmente por el crítico musical Ian Macdonald. Se enfrentarían, así, John, George y Ringo con Paul en dos maneras de producir éxitos: una más libre, basada en el ensayo, y la otra con el foco en la composición y los arreglos. Esta última es sobre todo consecuencia del excelente manejo del estudio de McCartney, que desde el año 1966 había empezado a «crear» sus canciones a través del aprendizaje de todas las partes de una pista.
En ese sentido, Sgt Pepper’ es el primer trabajo de los Beatles como «acompañantes» de Paul, a pesar de ciertos destellos de Lennon y Harrison, ya que fue sobreproducido a través de multipistas. Al fondo, claro, el modelo de Brian Wilson que en Pet Sounds en cierto modo ejecutó un disco solista disfrazado con el ropaje de los Beach Boys. Este método de grabación de McCartney, que no ha cambiado mucho hasta la actualidad (su último disco McCartney III tiene una mayoría de canciones tocadas y producidas por él mismo), chocaba de frente con el más libre y comunal del resto.
Como respuesta, George Harrison intentó recuperar la «colaboración» entre los Beatles al citar con profusión a The Band como referente: el seminal disco Music From Big Pink (verano de 1968) había sepultado cualquier interés por la psicodelia y las pistas «artificiales» del guitarrista. Incluso, George había visitado a The Band y Bod Dylan en Woodstock, Nueva York, a finales del año 68 y le había sorprendido cómo sus canciones en vivo sonaban igual que en el estudio. Tan pronto como el 3 de enero Harrison pretendió que sus compañeros los imitaran:
La razón por la que The Band cantan distintas líneas es que todos quieren ser cantantes…Y hay una disciplina por la cual nadie puede dejar a otro de lado. Y está realmente bien.
El propósito de Harrison se enfrentaba no solo a una banda que era, según el crítico de Rolling Stone Lester Bangs, «cuatro artistas en solitario» sino también a un monopolio de las canciones por parte del dúo McCartney y Lennon. Tanto« All Things Must Pass», «Hear Me Lord», «Isn’t it a Pity» o «Let it Down» se oyen en estas sesiones sin mucho entusiasmo por McCartney y Lennon, siendo este último bilioso con Harrison: se negó a participar en «I Me Mine» y recordó a Harrison que los Beatles no «tocaban vals». Este parece haber sido el tratamiento común al guitarrista principal en la banda y Eric Clapton recuerda leer la situación de los Beatles como «George y Ringo relegados a acompañantes de segunda clase».
Estas tensiones fueron a más también gracias a un Lennon en medio de una sequía creativa y en gran parte mudo. George, que siempre apoyaría a Lennon en sus conflictos con McCartney, recordó que John estaba en estas sesiones «en las nubes» mientras su pareja Yoko Ono emitía «malas vibraciones». Detrás de esta apatía, imposible de negar viendo el filme original, se vislumbra también el primer consumo de heroína de John Lennon iniciado a finales de 1968. George Harrison, que llegó a decir a McCartney que «estaba lleno de mierda», resumió la situación del grupo en estas grabaciones con un críptico proverbio japonés:
No ver el mal, no escuchar el mal y no decir el mal.
En estas circunstancias, y con una vida marital complicada debido a una infidelidad de creer a su novia del tiempo Pattie Boyd, Harrison dijo basta. A mediados de esa primera semana de 1969 sucedió la famosa trifulca con McCartney en el filme Let It Be y que se remató con la pelea con Lennon. El guitarrista del grupo, mucho tiempo después, resumió su salida con un claro «¿Qué hago aquí? ¡Es doloroso!».
Cambio de aires
Los Beatles fueron un trío desde el 10 de enero al día 15, aún con varias reuniones en el ínterin que no cosecharon un buen fruto. Ese día citado se solucionó la «huelga» de Harrison con la aceptación de tres condiciones: no habría espectáculo en vivo para el día 18, grabarían en otro sitio fuera de Twickenham y McCartney no podría dictarle cómo tocar. Poco antes, Lennon incidía en el que el carácter posesivo del bajista de la banda había forzado esta salida de Harrison y citaba ejemplos previos:
John: Nunca os dije lo que teníais que cantar o tocar.
Paul: Cierto.
John: Yo siempre he funcionado de esta manera ¿sabes? Ahora mi único lamento sobre el pasado es que, al haber tenido miedo siempre, os he permitido llevar las cosas a un punto al que yo no quería llegar…
Paul: Sí.
John: … y entonces mi única oportunidad era dejar que George me relevase o hacer que George se interesase por ello, porque yo sabía que él…
Paul: «She Said, She Said».
La mención a la canción «She Said, She Said», escrita casi tres años antes, es un buen recordatorio de cómo las tensiones el grupo tenían una larga trayectoria. Esta pista provocó una trifulca entre los Beatles que se saldó con McCartney abandonando la sesión y Harrison tocando el bajo en su lugar.
Los ensayos en Twickenham Studios continuaron hasta el 15 reducidos a diálogos sobre el futuro o sesiones de promoción de John Lennon y Yoko Ono con los periodistas. La pareja estuvo estos días en uno de sus picos de opiáceos y en una divertida charla con el actor Peter Sellers, de visita al estudio, Ono afirmó que «drogarse es también un deporte». Lennon añadió con sarcasmo en la misma sesión que los Beatles «no tomamos ya drogas según nuestra biografía oficial» (este libro, publicado por el periodista Hunter Davies en septiembre de 1968, no aireaba trapos sucios).
En todo caso, los Beatles pudieron solucionar sus problemas, Ringo Starr afirmó a la BBC el día 21 que «no habría separación», y volvieron el día 22 a retomar el proyecto en el edificio de Apple en Savile Row. Como por una maldición, tardaron varios días en volver a tocar en este edificio ya que el estudio móvil que había montado su amigo «Magic Alex» había sido «el mayor desastre del mundo», a juicio de George Harrison. Pasado este entuerto, las sesiones en Apple son mucho más ligeras y del 22 al 31 consiguieron acabar el proyecto al grabar al menos catorce pistas.
https://www.youtube.com/watch?v=KDNOx9lyAGA
John Lennon tocando el tema de El tercer hombre. Enero de 1969.
El punto álgido de estas sesiones fue el concierto en la azotea, el 30 de enero, que finalizó una serie de discusiones sin final sobre dónde tocar en vivo. Si bien John y Paul querían un evento épico fuera de Inglaterra (se dieron ideas como un anfiteatro romano o un barco), Ringo y George vetaron todas por megalómanas e impracticables. Después de muchas discusiones, y en un arrebato de genialidad del realizador Lindsay-Hogg, se decidió la azotea del edificio, solo estando en contra McCartney.
Allí hicieron tomas muy buenas de «Get Back», «Don’t Let Me Down», «I’ve Got A Feeling», «The One After 909» y «Dig A Pony», además de cantar medio en broma el himno «God Save The Queen», la canción tradicional irlandesa «Danny Boy» o la todavía inédita« I Want You: She’s So Heavy». El día después, el 31, hicieron pistas casi finales de canciones imposibles de tocar en una azotea por acústica como «The Long And Winding Road», «Let It Be» o «Two Of Us». Todas estas recibirían doblajes a posteriori, traicionando un poco el espíritu de las sesiones, y de hecho canciones de Harrison como «I Me Mine» o «For You Bluev se completarían mucho después.
Los Fab Four, en fin, habían salvado un proyecto suicida y «pasado la audición», a decir del divertido comentario final de Lennon. Pero ¿cuándo verían la luz las canciones y el filme? ¿Y qué precio tendrían que pagar por ello sus relaciones?
Un estreno tardío
Tan pronto como el 25 de enero de 1969 el ingeniero original de las grabaciones, Glyn Johns, envío una cinta con las canciones en estado embrionario. Un mes más tarde, el día 23 de febrero, a Johns se le encargó la tarea de recopilar un disco con la infinidad de tomas de esas sesiones de enero, algo complicado dado su carácter caótico. El 28 de mayo pudo compilar un primer LP con las grabaciones, que fue considerado «una mierda» por Lennon y juzgó perfecto para acabar con el mito de los Beatles. De nuevo, no se deben tomar las declaraciones de Lennon al pie de la letra, ya que un poco antes, el 11 de abril, un sencillo de esas sesiones como «Get Back / Don’t Let Me Down» había llegado al número en el Reino Unido y Estados Unidos.
En todo caso, la grabación de Abbey Road desde febrero y el montaje de la película Let It Be pospusieron el lanzamiento del disco hasta el año 1970. Un poco antes, el 20 de septiembre de 1969, Lennon dejó los Beatles de manera unilateral y sin posibilidad de enmienda. Esto convirtió al proyecto Get Back en la última posibilidad de la banda de lanzar un disco nuevo por mucho tiempo.
Ante la calidad rudimentaria de las grabaciones, alejadas del estilo lujoso de Abbey Road, Lennon y el nuevo mánager de la banda Allen Klein decidieron dar las cintas a Phil Spector a inicios de este año 70. Este, aprovechando el estreno de la película, remezcló todas creando un LP recargado, con su particular muro de sonido, opuesto al revival rock que se pretendía.
Esto llevó el enfado de McCartney, que montó en cólera por el arpa y las voces femeninas que convertían en kitsch su canción «The Long And Winding Road». Spector había transformado una contenida canción de piano, una balada pop rock, en un sencillo estilo Las Vegas propio de Tom Jones o Engelbert Humperdinck. El corte final del filme, también, fue polémico ya que Paul, George y Ringo obligaron a Michael Lindsay-Hogg a eliminar casi una hora de película. Este metraje correspondía a muchas tomas de John Lennon y Yoko Ono, lo que agrió todavía más las relaciones.
El 10 de abril de 1970 Paul McCartney anunció el fin de los Beatles en un cuestionario que «autocontestó», a decir del asistente de prensa Peter Brown. Era en ocasión del lanzamiento de su primer disco en solitario, McCartney, y las respuestas no dejaban lugar a dudas sobre la situación del grupo:
Paul: Mi ruptura con los Beatles se debe a diferencias personales, de negocios, pero sobre todo que paso mejor tiempo con mi familia. ¿Será temporal o permanente? No lo sé.
¿Sería el final definitivo de este proyecto y de la banda? ¿Y qué pasó con todo el metraje cortado?
En busca de las cintas perdidas
El director Peter Jackson entró en contacto con la compañía de los Beatles, Apple, hace unos pocos años e inquirió que había pasado con estas más de cincuenta y cinco horas de grabación. La película realizada con estas filmaciones del año 1970, Let It Be, era un documental quejumbroso que se planteó como epitafio ya desde el aspecto fúnebre, de esquela, que dominaba tanto el póster del filme como la funda del LP. Un disco final que en inicio no se había sido concebido como póstumo y que a pesar de todo fue rentable para unos Beatles que estuvieron en guerra abierta hasta bien entrados los años 70.
Jackson con este metraje y cierto conocimiento del periodo ha logrado entrelazar tres episodios de dos horas cada uno. Estos ofrecen una versión más honesta, más alejada del mito, y muestran a un grupo que confundió los recuerdos de esas sesiones de enero del año 69 con las batallas legales y personales desde inicios de los 70. Quizá debido a un mánager marrullero como Allen Klein y a un Lennon en estado mental deplorable, así lo afirma con bastantes datos Peter Brown en su libro sobre cotilleos de los Beatles, se perdió la perspectiva de un periodo tan fructífero como confuso para la banda.
El director neozelandés, además, no ha tenido reparos en mostrar la salida de Harrison —omitida en el filme original— o las escenas más divertidas de Lennon en el edificio de Apple.
La presión del público, unas relaciones personales belicosas y sus casi irresolubles problemas económicos (recogidos en el ensayo You Never Give Me Your Money: The Beatles After the Breakup de Peter Peter Doggett) impidieron cualquier nuevo proyecto de los Fab Four hasta bien entrados los 90. El olvido de estas sesiones, de tantas buenas canciones, quizá se resuma en una triste y conocida letra de Paul McCartney:
…You left me standing here
A long, long time ago
Don’t leave me waiting here
Lead me to your door…
El artículo parece haber sido escrito con el google translator.
¿Y a quién c. le importa los Beatles?
Curiosamente aparece un artículo similar en la revista hermana de jotdown:
https://www.revistamercurio.es/2021/11/25/get-back-beatles/
¿Otra promoción de un producto cultural?
Lleváis un tiempo intratables publicitando mandangas.
¿Dónde está Frabetti? Al menos siempre tiene algo de interés narrativo.
Los Beatles les importan a mucha gente, entre ellos a mí. Aunque su música ya tiene unos años, sigue siendo digna de ser escuchada. Nombra un grupo, sólo uno, que siquiera se le aproxime, desde 1970 hasta la actualiidad.
Por cierto, el artículo que enlazas también es sobre el grupo y el documental, pero no tiene nada que ver; es mucho mas explicativo y clarificador, mucho más que el de JD, que en el fondo no son más que chismes.
Aunque mira, me has descubierto una revista que no conocía y no está tan mal, algo bueno hay que sacar de todo esto.
A mi personalmente, me llena mucho más la música de los mencionados Cream, entre otros contemporáneos. No quitando importancia a lo que hicieron y como sentaron las bases de mucho de lo que vino después, los consideró aburridos.
Y por supuesto me gustan mucho más los Stones…
Pues mire, a mi los beatles, me provocan un interés de 5 sobre 10, pero Frabetti tiene, para mí, un cero. Me salto sus artículos y sus comentarios. Ya ve, para gustos, colores
Cuanto más leo y más escucho su música , más me gustan.
Increible que lo lograran en sólo diez años. Genios
8 AÑOS!
Más Genios aun!
[email protected] beatles el grupo más grande de todos los tiempos porque su música es algo fuera de serie y así pasen los años siempre será ahora y siempre el número 1
Exacto.
Discutir a The Beatles es como discutir a Mozart, a Velázquez o a Picasso. Dice poco (o mucho y no bueno) de quien lo hace.
Bueno, no me pongas a este payaso de Picasso al lado de auténticos genios, por favor. Porque dice muchísimo y nada bueno de ti.
Capitán Lumbrera
Claro Leão, cuando no se tiene ni puta idea, hay que estar de acuerdo con la mayoría, ¿eh, cobardón?
Es que el comentario se las trae. A quien no le gusten los Beatles, tiene derecho a pocas cosas, solo porque lo dice el. El gusto musical queda en decimo lugar. Para mi hay mas de cien ( o doscientos, pongo la cantidad que me apetece, ya que vamos de fanatismo) que fueron mejores y tuvieron mas influencia musical que los de Liverpool, aunque vendieran menos discos y no consiguieran tantos desmayos entre las fans femeninas de la primera fila. Ahi queda esto
Veo que tienes poca comprensión lectora. Yo no he hablado de derechos, quizá a ti te guste darlos o negarlos.
Vuelve a leer tu comentario, igual el que no tiene comprension lectora eres tu. Ni lectora ni de otro tipo, porque tu comentario es propio de taberna hampona.
No voy a reincidir en la comprensión lectora, que está claro que no sabes lo que es. Si te digo que saber leer , además de juntar las letras, consiste en entender que pone, igual te aclaras un poco más. Y cambiando de tercio, no has puesto la tilde en ninguna de las ocho palabras que lo llevan. Igual lo enseñaron en clase el día que estabas en alguna de esas tabernas, que por lo que dices, conoces.
No puedo poner tildes porque tengo teclado ingles- aleman, asi que tu teoria, tan deficiente como tu mismo, queda a la altura de tu nivel cultural. Y te repito que vuevas a leer tu comentario, porque tengo claro que, si yo soy un juntaletras, tu no llegas ni a eso, escribes porque tienes manos para teclear, pero no entiendes lo que escribes. Anda y date una vuelta para que cojas algo de aire , pudiera ser que te hiciera bien para tu cacareada » Comprension lectora» aunque creo que ya es tarde.
Por supuesto que los Beatles no tienen porqué gustar a todo el mundo, y por supuesto que se puede disentir de la opinión mayoritaria. Pero decir que hay grupos más influyentes que los Beatles, indica bastante desconocimiento de la historia de la música moderna, porque esos tipos fueron los primeros en abrir caminos que luego (verdad es) otros han desarrollado y llevado más lejos. Además, elevaron la música popular a la categoría de arte y pusieron los cimientos de la casa tal y como ahora la conocemos. Sus canciones hace tiempo que son estándares, versioneadas a miles por artistas de los más diversos géneros. Y abrieron la creatividad a todo el mundo, demostrando que si tenías talento podías hacerlo. Empezando por los Stones, a los cuales regalaron una canción que Lennon y McCartney compusieron delante de los morros de Jagger y Richards, animándoles a intentarlo con sus propias composiciones.
Estoy contigo
Los comentarios en Jotdown suelen ser educados y a menudo la gente intenta aportar algo. Qué pena leer los comentarios a este artículo, qué bajón de nivel.
En cuanto al artículo, sin duda le falta edición, podría haber sido un buen artículo pero está mal acabado.
Después de leer el artículo está claro que el autor no se ha visto el documental.
No escucho mucho a los Beatles desde hace 20 años, pero negar que son el grupo más influyente de la historia de la música moderna es no escuchar música moderna.
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The Who no era un trío.