Muchos pertenecientes a la generación conocida como milenial —aquella que hace referencia a los nacidos entre los primeros años de la década de los 80 y mediados de los 90— vieron nacer a Mario Bros y a Zelda, y jugaron durante horas con las primeras Game Boy. No hay estética noventera en la que no aparezcan estas consolas, muchas de ellas guardadas actualmente como verdaderas reliquias. Sin embargo, la generación Z, aquella que engloba a los nacidos a mediados de los años 90 y 2010, ha crecido tanto con las maquinitas de sus hermanos y primos mayores como con las últimas Game Boy y primeras Nintendo DS, hasta llegar a aquellas creadas ante la llamada de la nostalgia, como la Switch.
Hoy rememoramos las consolas con las que toda una generación ha crecido (y sigue creciendo).
Tiempos de la Game Boy (1989)
Quién no ha jugado alguna vez con una Nintendo 64 (1996), una Game Boy Pocket (1996), una Game Boy Color (1998) o una Game Boy Advance (2001), entre otras. Eso sí, no todos aquellos de la generación Z la tenían: si no era de su hermano mayor, era de su primo o del hijo de los amigos de sus padres. Casi se pasaba más horas mirando cómo jugaban otros a Pokémon Edición Rubí o Donkey Kong. Y, por ello, se ansiaba que llegara el turno para jugar con ella, aunque casi con exclusividad ocurría solo los fines de semana.
Una vez que se tenía la consola entre las manos, lo más frustrante era no poder pasarse en condiciones los juegos. Para empezar, a los JRPG como Tales of Phantasia o Shining Soul sus propietarios no dejaban jugar para que la partida no se fastidiara, y muchas veces había que conformarse con algún arcade, como el Tetris (siempre que no te miraran, claro).
Y es que la Game Boy fue la primera consola que permitió a la sociedad entrar en el mundo virtual casi desde cualquier lado gracias a su naturaleza portátil. Se comenzó un viaje con ella a otra dimensión que se ha expandido hasta el día de hoy. Con cada una de sus versiones, la consola cambió el blanco y negro por el color, mejoró la calidad de los gráficos, creó una pantalla más clara, era más ligera… Incluso se enfrentó al cambio de tamaño (Game Boy Micro). Actualmente estamos acostumbrados a que la tecnología actualice estas características cada pocos meses, sobre todo con los móviles. Sin embargo, en su momento cada mejoría resultaba una revolución. Y así lo vivieron dos generaciones, una primera que lo valoraba más (milenial) y otra (gen Z) que vivió el esplendor de lo que iba a suponer el resto de su vida tecnológica.
Si hablamos de leyendas audiovisuales de esta consola, cabe destacar lo que supuso el juego WWF Superstars, de lucha libre. Por supuesto, toda la colección de un joven Mario Bros fue muy bien recibida, pero Super Mario Land 2: 6 Golden Coins, definió la marca Game Boy: esta secuela dio un salto en la mejoría de los gráficos respecto a la primera aventura del fontanero.
Sorprendentemente, aunque lleva más de veinte años sin venderse en el mercado, GreenBoy Games, un estudio de Barcelona, sigue produciendo juegos para ella en pleno 2021. Desde 2018, ha lanzado cinco cartuchos. Es indudable la revolución en el mundo del videojuego que creó esta consola, y la herencia que sigue teniendo su impacto.
La revolución de la Nintendo DS (2004)
El regalo por excelencia de la primera comunión o del cumpleaños de toda una generación. La Nintendo DS era el miedo de muchos padres que habían aguantado sin comprarles consolas a sus hijos durante años, y con razón.
Esta «maquinita» llegó para volver a alimentar la revolución de los videojuegos entre niños de la generación Z. Su pantalla táctil fue su mayor hito dentro de la industria del videojuego: parecía por aquel entonces algo futurista, sin conocer todavía que llegaría su versión 3D y sus estilos más grandes, con cámara incluida (Nintendo DS Lite, el DSi y el DSi XL, entre otras). Esa primera novedad en la pantalla consiguió llamar la atención de aquellos que hasta entonces no estaban interesados en los videojuegos; generaciones que se vieron atraídas por un elemento tan innovador.
Sin embargo, la consola también destacó por saber combinar a la perfección los elementos ya creados anteriormente, aspecto que le concedió el prestigio merecido a la Nintendo DS. Aunque es la consola de Nintendo que mejor representa la infancia de la generación Z, sus títulos hicieron de ella un dispositivo para todos. Rompió así la barrera de la edad bastante delimitada en el mundo de los videojuegos.
Las opciones de un solo jugador fueron revolucionarias: el juego Animal Crossing dio su boom en esta consola. Para muchos, la DS fue la única opción de tener mascotas gracias al inolvidable Nintendogs. Con esta opción que aliviaba a los padres y con otros juegos, se convirtió en una consola si no para toda la familia al menos llamativa para los mayores de la casa también: el cartucho Brain Training sustituyó a los sudokus en verano, por ejemplo
Por otro lado, su modo multijugador era sencillo y muy accesible, incluso no hacía falta que todos tuvieran el cartucho del mismo título para poder conectarse entre ellos. Eran raras las mesas infantiles en las reuniones familiares sin una Nintendo DS. Varios juegos de Mario, como Mario Kart y Mario Party, sustituyeron a los juegos de mesa tradicionales. Y por no hablar de lo entretenido que era jugar con el simple espacio del pictochat.
También estaban aquellos a los que le regalaron directamente la versión lite. Daban envidia y una se olvidaba de que se habían perdido meses de jugar con la tradicional. Sin embargo, la Nintendo DS no olvidó a sus predecesoras: contaba con la opción de seguir jugando a juegos originales de la Game Boy. Fue la oportunidad de pasarse los niveles de aquellas historias que hasta entonces no habían podido disfrutar en condiciones los más pequeños.
Si hablamos de número de ventas, cabe destacar que la DS superó a la Game Boy: según los últimos datos aproximados de Nintendo, mientras que la predecesora alcanzó las 120 millones de unidades vendidas mundiales, la táctil superó los 154 millones (75 millones solamente la 3DS).
La familiaridad de la Wii (2006)
Poco después llegó la Wii, la tercera consola de sobremesa de Nintendo en esta época (después de la Nintendo 64 y la Game Cube). La generación milenial, a estas alturas, ya dejó casi todo el protagonismo a sus hermanos pequeños para que pidieran esta consola en casa. Estuvo en tantos hogares casi como la Nintendo DS. También fue un regalo socorrido para cualquier familia, sobre todo por su enfoque multijugador y familiar. De hecho, probablemente fue la preferida de los padres por aquel entonces, y se volvieron menos estrictos en sus ideas de los videojuegos.
Y es que Nintendo se tuvo que dar cuenta que este nuevo formato no permitía disfrutar de nuevos lanzamientos de Pokémon en su máximo esplendor, así que cambió por completo la tipología de sus videojuegos, y apostó de sobremanera por los de baile, deportes, concursos, minijuegos…
Aun así, consiguió abarcar casi todas las opciones: ¿querías hacer deporte? Wii Sports y Wii Fit. ¿Querías seguir disfrutando de los tradicionales juegos de Nintendo con nuevas historias? Mario Galaxy o Kirby’s Epic Yarn. ¿Optabas por el modo multijugador con amigos? Just Dance, Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos… ¿Y con familia?, Wii Music o Wii Party, entre una infinidad más. La cuestión era pasarlo bien con cualquiera.
Junto al mando principal se sostenía el Nunchuck. Ambos controles hacían al jugador vivir una experiencia casi única hasta el momento. Además, no hay que olvidar la opción existente de crearse una versión de sí mismo y de los que te rodeaban en Mii. Luego podías jugar con tu personaje, e incluso con tu profesor de matemáticas creado por ti.
Su gran cantidad de complementos hacían meterse al jugador más a fondo en el videojuego: El Nunchuk, los instrumentos musicales, el volante… Le daban ese punto diferenciador que enamoró a toda la familia. Sus derivadas, como la Wii U, también supieron adaptarse a las nuevas necesidades, aunque pasaron mucho más desapercibidas.
Un ejemplo extremo de lo que pudo llegar a marcar esta consola es el de Daniel Castro, arquero que representó a España en los Juegos Olímpicos de Tokio: el joven declaró que comenzó a practicar este deporte porque le divertía jugar mucho a él en la Wii.
Eso sí, a nivel de ventas quedó por debajo de los otros dos formatos de Nintendo pese a conseguir unir a toda la familia frente a la televisión (y no para ver una película): junto con la posterior Wii U, este sello llegó a las 115 millones de ventas según los últimos datos registrados.
La innovación de la Nintendo Switch (2017)
Y llegó la Nintendo Switch, más de diez años después del lanzamiento de la última consola innovadora de Nintendo. ¿Con qué contó esta después de sorprender a toda una generación con ciertas novedades con cada formato? Pues la realidad es que cumple las preferencias de todos los usuarios al cumplir con un formato híbrido (portátil y de sobremesa a la vez), pero si hay que destacar un aspecto por la que la Switch se ha abierto hueco, es principalmente por el efecto nostalgia.
Más de una década después del último estreno, los mayores de la generación Z han podido revivir esas aventuras que vivieron de pequeños y, a su vez, se ha convertido en el regalo de cumpleaños de los más jóvenes de la generación.
La justa sucesora de la Wii, pero también de la DS. Si bien con la primera consola táctil destacaba esa innovación en la pantalla, la cantidad de cartuchos recuperados de la Game Boy, las nuevas versiones, y una cada vez mayor calidad en los gráficos, la Switch no solo cumple estos requisitos, si no que los mejora. Algo, que con el paso del tiempo, era uno de las condiciones mínimas. Por su parte, la Wii consiguió reunir a toda la familia alrededor de una consola gracias a muchos títulos, aspecto que también logra el último lanzamiento de la consola.
Probablemente la Nintendo Switch sea la consola que más mantenga la esencia del sello Nintendo y a la vez innove tanto. Está enfocada a los mismos que disfrutaron de las anteriores sin olvidar a los más pequeños. Su aura nostálgica atrapa a cualquier persona nacida alrededor de los 2000. Le devuelve a la infancia y sus ganas de jugar con historias de otras consolas, y también con aquellos personajes que dieron tantas alegrías.
Sí, vive de la nostalgia, pero logrando complacer las expectativas de toda una generación. Y eso no es fácil de conseguir cuando se trata sobre todo de una parte importante de la niñez de mucha gente. De hecho, también se ha convertido en el nuevo regalo de cumpleaños para los más jóvenes.
Toda consola tiene una cualidad que la distingue de la anterior, y la Switch reúne todas estas para mejorarlas. Sin embargo, esta consola ha conseguido algo magistral en plena pandemia mundial: el estreno de su juego Animal crossing: New Horizons coincidió con el confinamiento causado por la expansión de la covid-19, aumentando desproporcionadamente las ventas de la consola tres años después de su lanzamiento, y convirtiendo la nueva versión del tradicional videojuego en el cartucho digital más vendido en su momento: Nintendo aumentó sus beneficios un 428 % durante el encierro en casa, gracias a la Switch y a la tierna historia isleña.
Otra novedad que trajo la Switch fue su expansión, pues la consola se ha abierto ampliamente al mercado indie, teniendo una gran cantidad de juegos de este estilo que otras consolas no ofrecen, además de continuaciones muy exitosas de juegos como Mario Odissey y Zelda Breath of the Wild.
La generación Z espera nuevas versiones de las historias de toda la vida, para jugarlas en cualquier viaje, en casa o esperando el metro. Eso sí, también con aquellos amigos que, como ellos, han crecido con esos juegos. Y también para disfrutarlos con los más pequeños, que se incorporan en el viaje Nintendo ahora. Independientemente de lo que el sello vaya a lanzar en los próximos años, hasta ahora ha conseguido ser un compañero en la vida de una generación y media, y en un mundo audiovisual bastante reciente comparado con otros como el cine, es un mérito haberse colado en los recuerdos y las vivencias de muchos.