Nadie esperaba demasiado de la semifinal entre Rafa Nadal y Novak Djokovic. Nico Almagro dejó dicho que el español iba a ganar Roland Garros cuarenta años seguidos y a ver quién se atrevía a pensar lo contrario. De menos a más durante la temporada de tierra, Rafa se puso 5-0 en el primer set y todos pensamos que se repetiría la humillación de la final del año pasado, cuando derrotó al serbio 6-0, 6-2 y 7-5. Todos menos el propio Djokovic: el serbio se aguantó en la cancha como pudo, afinó la longitud de sus golpes y acabó ganando en cuatro sets. Ya había remontado dos mangas contra Lorenzo Musetti en octavos y aún remontaría otras dos en la final contra Stefanos Tsitsipas. Ha sido el triunfo de Nole un triunfo de la resistencia más que de la excelencia. Un triunfo típicamente balcánico propio de un hombre que renuncia a rendirse. Vamos a intentar entenderlo:
1. De entrada, algunos números, claro. Novak Djokovic se ha convertido en el primer jugador en la Era Open en ganar al menos dos veces todos los torneos del Grand Slam. Eso lo habrán oído varias veces en las últimas horas. Tal vez no sean conscientes de que, además, el serbio ha ganado también un mínimo de dos veces todos los Masters 1000 y las ATP World Tour Finals. No solo se ha impuesto en los catorce grandes torneos del calendario sino que ha repetido triunfo en todos ellos. Es el jugador que más semanas ha sido número uno del mundo y no tiene pinta de que su reinado vaya a acabar pronto. Tiene el duelo personal ganado tanto con Federer como con Nadal. La suma de victorias en torneos del Grand Slam llega a diecinueve, solo uno menos que sus dos grandes competidores con Wimbledon y el US Open en el horizonte cercano. ¿Es Djokovic el GOAT? Estadísticamente, no se puede hacer mucho más.
2. De estos diecinueve grandes, siete han llegado en los últimos tres años y medio. De hecho, entre Djokovic y Nadal han ganado trece de los últimos dieciséis grand slams y de los otros tres, Federer se llevó dos. Este año nos hemos quedado más cerca que nunca del relevo generacional pero nos hemos vuelto a quedar cortos. Stefanos Tsitsipas, como Daniil Medvedev, como Alexander Zverev, como tantos otros talentosos jugadores, sigue a cero mientras el Big 3 suma cincuenta y nueve grandes entre los tres. Se dice pronto. No parece que la cosa vaya a cambiar sobre hierba, donde Djokovic lleva tiempo dominando.
3. Todo esto es el qué, ahora intentemos entender el cómo: Djokovic no es ya un dominador. Sé que resulta extraño decir esto de alguien que lleva un porrón de semanas consecutivas como número uno y que ha ganado los dos últimos grandes, pero tiene treinta y cuatro años y se nota. Djokovic, como decía al principio, se ha convertido en un superviviente. Ganó en Australia alegando una lesión que molestó a todo el mundo desde tercera ronda y escapando de partidos que tenía perdidos. En París, al menos no jugó la carta del fisioterapeuta, pero a menudo pareció un jugador inferior: en octavos, se libró de la derrota ante Musetti porque Musetti tiene dieciocho años y un físico por mejorar, pero el italiano estaba jugando aún mejor de lo que el marcador indicaba. En cuartos, sufrió con Berretini de lo lindo y en la final estuvo contra las cuerdas durante casi dos horas. Resistió y venció. De eso se trata.
4. Los dos últimos partidos pasarán a la historia y es lógico que así sea, pero no fueron obras de arte. Djokovic saca mal y a veces concede demasiada pista. Si el tercer set ante Nadal fue épico, lo fue por la incapacidad del serbio de cerrarlo antes. Una incapacidad incomprensible. El descalabro de Tsitsipas en la final fue tan acusado a partir del tercer set que no hubo nunca un momento de duda, de posible cambio de tendencia. Tampoco hubo una rendición declarada y eso se agradece, pero el estatus pudo con todo. Djokovic hizo lo que tenía que hacer y con eso aún le vale.
5. De hecho, probablemente, Stefanos Tsitsipas esté siendo el segundo mejor jugador en lo que va de temporada. Es un tenista maravilloso y tiene veintidós años. Ahora bien, si piensa que estas oportunidades van a volver, se equivoca. Este Roland Garros, que debió haber ganado en tres mangas ante un Djokovic tan nervioso como el que cedió en 2015 ante Wawrinka tras haber derrotado a Nadal y a Murray en las fases previas, ya no volverá jamás. Podemos pensar que el futuro es suyo pero el futuro suele tener ideas propias. Le faltó ambición al griego, que se jugó «la baza Djokovic» de pedir un tiempo muerto médico al final del tercer set para intentar enfriar a su rival. No sirvió para nada.
6. De hecho, ya había estado a punto de pasarle algo parecido en semifinales contra Alexander Zverev. El griego, sin grandes alardes, se plantó con una ventaja de dos sets y se vino abajo en los dos siguientes. Ganó en el quinto porque Zverev, un hombre de una contundencia tremenda y con una facilidad admirable para el tenis, tiene unas carencias tácticas abrumadoras. Djokovic, no. Lo bueno para Tsitsipas (y lo bueno para Zverev, que llegó a semis, e incluso para Medvedev, que se plantó en cuartos) es que ya nos estamos acostumbrando a verlos en las últimas rondas, que es donde deben caer, no en una tercera ronda absurda ante cualquier Borna Coric. Paso adelante. Insuficiente, pero adelante.
7. Hay que volver a la comentadísima semifinal y hay que volver a Rafa Nadal porque Rafa Nadal ha ganado trece veces Roland Garros y la anomalía es verle recoger las raquetas antes que su rival y marcharse solo a vestuarios. ¿Qué ha fallado? De entrada, desde luego, el saque. Luego, el revés. Sin duda, la consistencia. Nadal cometió cincuenta y cinco errores no forzados en cuatro sets. Son muchísimos. Treinta y uno llegaron en los dos últimos parciales. Nadal no fue preciso. Le viene pasando últimamente y a veces puede permitírselo pero a veces, no. Su bola no botó lo suficiente y solo pudo ganar puntos con la derecha paralela, especialmente tras saque alto al revés de su rival, una jugada que no pasa nunca de moda. Sigo sin ver nada catastrófico en el juego de Rafa. Tiene treinta y cinco años, lleva veinte en el circuito, pero no percibo una decadencia como tal. Tácticamente, sigue siendo un jugador impecable y físicamente, se le ve bien. Ahora, hay que acertar, claro. Y el acierto no siempre se tiene.
8. El cuarto semifinalista fue Alexander Zverev, del que ya hemos hablado un poco en el sexto punto de este resumen… y mucho en pasados artículos. Zverev empezó el torneo jugando un partido a cinco sets y acabó el torneo jugando un partido a cinco sets. Él es así. Pocas veces se ha visto tanto talento tan desperdiciado. Centrado y al cien por cien, es imbatible casi sobre cualquier superficie. Un hombre capaz de ponerse dos sets arriba y break a favor en la final del US Open 2020 para acabar perdiendo. Sigue teniendo ese punto de dejadez, de incapacidad para cambiar los partidos, de leer bien lo que está pasando. Alexander ha cumplido ya veinticuatro años y debería entrar en eso que se llama «la madurez». Sin embargo, no se percibe en su juego ni en su vida privada un asomo de estabilidad. Confiemos en que el arroz no se pase.
9. Una de las grandes sorpresas fue el rendimiento de Daniil Medvedev, que llegó a Roland Garros tras numerosas derrotas en tierra batida y declaraciones algo destructivas respecto a la superficie y el torneo. Unas declaraciones, dejémoslo claro, innecesarias. No hay nada en el juego de Daniil Medvedev que le impida jugar bien en tierra. Nada. Es un excelente jugador de fondo con una enorme resistencia física. Es cierto que su golpeo es más bien plano y eso le puede perjudicar, pero no es algo que le vaya a condenar para toda la eternidad. Jugó bien, como debe ser, y se plantó en cuartos de final. Ahí se rindió demasiado fácilmente ante Zverev. Todos damos por hecho que el ruso será el siguiente en ganar un grande pero sigue sin ganarlo y lo mismo es por algo.
10. De hecho, el único jugador nacido después de 1989 que ha ganado un torneo del Grand Slam es Dominic Thiem. Y viendo cómo le ha ido desde entonces, se entienden muchas cosas. Thiem fue el primero en tutear a los grandes y demostrarles que no les tenía miedo. Apuntó maneras con dos finales en Roland Garros antes de llevar al límite a Djokovic en la final de Australia 2020. Su triunfo en Nueva York pocos meses después parecía el inicio de una era dorada y, en cambio, puede haber significado el final de su carrera en la élite. Thiem está sobrepasado y deprimido. Lo dice públicamente y eso, al menos, es una excelente noticia, porque esas cosas es mejor sacárselas de dentro antes de que se enquisten. Thiem llegó a París como el típico cabeza de serie que pierde en primera ronda y eso es exactamente lo que sucedió.
11. Hablando de problemas de salud mental, es necesario hablar cuanto antes de Naomi Osaka, aunque el turno del cuadro femenino llegará algo más tarde. Osaka, la única jugadora capaz de mostrar cierta regularidad en grand slams en los últimos años (cuatro títulos desde 2018), se saltó la rueda de prensa tras su victoria en primera ronda y la organización no solo la multó sino que amenazó con expulsarla del torneo. Visto lo visto, se acabó yendo ella, para acabar antes. Lo hizo, además, con mucha elegancia, en una carta abierta en la que explicaba que se sentía incapaz de ponerse delante de los periodistas, que era algo que la superaba y que si eso era un problema para el torneo y una distracción para el aficionado, prefería marcharse a su casa.
12. Reacciones hubo de todo tipo: Serena Williams y Novak Djokovic inmediatamente la apoyaron, lo que quizá obligó por discurso a Rafa y Toni Nadal a levantar dudas en público. No es un tema de solución fácil. Todo deportista profesional debería ser suficientemente duro mentalmente como para enfrentarse a la prensa. Es una de sus obligaciones. ¿O no? Quiero decir, ¿y si no fuera una de sus obligaciones? ¿Puede vivir Roland Garros sin las ruedas de prensa posteriores a los partidos igual que puede vivir el fútbol profesional con entrenamientos a puerta cerrada y entrevistas contadísimas de sus protagonistas? Probablemente, sí. Osaka es dura mentalmente donde tiene que serlo: en la cancha. Si luego no se atreve con los medios, a mí, como aficionado, me importa tres pepinos. Quiero verla jugar, no en su casa.
13. Choca, además, la diferencia de trato de la organización si comparamos su caso con el de Roger Federer. Osaka, la jugadora más importante mediáticamente del circuito WTA, pide saltarse un trámite que solo interesa a los medios más especializados y se la amenaza con la expulsión. Federer se retira porque prefiere preparar la temporada de hierba y a Guy Forget le falta tiempo para sacar un comunicado dándole las gracias y deseándole lo mejor. Pasotismo, sí; sociofobia, no. No se entiende, la verdad.
14. Por cierto, Roger Federer pasó tres rondas, es decir, ganó nueve sets. Ni sus rivales fueron gran cosa ni su juego tuvo la más mínima regularidad… pero pasó tres rondas y ganó nueve sets, algo que parecía imposible cuando llegó a París y que tiene que provocar un mínimo de optimismo de cara a Halle y Wimbledon. Durante una semana, Roger Federer volvió a parecer un tenista profesional, algo que no veíamos desde enero de 2020. No le dio para un cuarto partido, pero, en fin, es un avance importante.
15. Mats Wilander soltó su gran chorrada de cada torneo —imposible encontrar a alguien más sobrevalorado en el mundo mediático del tenis— insinuando que Federer se retiró porque no quería que Djokovic le diera una paliza. El comentario era absurdo porque Federer no se retiró justo antes de jugar con Djokovic sino en la ronda anterior. Además, era faltón porque asumía que Federer iba a ganarle a Matteo Berretini y eso no iba a pasar en ningún caso. Berretini despertó en Madrid tras unos meses algo perdido y vuelve a recordar al que asombró al mundo en 2019. No fue el único italiano que se ganó titulares.
16. Lo de Lorenzo Musetti, a los diecinueve años, pinta a escándalo. No solo llegó a octavos de final, no solo se llevó los dos primeros sets contra el posterior campeón del torneo, sino que lo hizo con una seguridad arrolladora en sí mismo. Donde otros dudaban o caían en un exceso de respeto, Musetti golpeaba y golpeaba. Luego, cierto es, se vino abajo físicamente. Si fue una lesión o un exceso mal gestionado de emociones, no lo sabremos nunca. En cualquier caso, su ascenso, junto al de Yannick Sinner, más la consagración de Matteo Berretini, habla muy bien del futuro del tenis italiano, demasiados años dependiente de la irregularidad de Fabio Fognini.
17. El tenis español masculino también completó un torneo más que aceptable. Alejandro Davidovich-Fokina se metió en cuartos de final sufriendo como hay que sufrir a este nivel. En cuanto el ranking se normalice, le veremos entre los veinte o veinticinco primeros con todo merecimiento. Lleva una temporada estupenda y, a un tenis más que aceptable, une una capacidad de lucha que le llevará lejos. Aún debe evitar algún gesto gratuito a la grada y entender que el saque a cuchara puede salir bien pero siempre se verá como una opción desesperada. Que le pregunten a Medvedev.
18. El otro gran nombre español fue, por supuesto, Carlos Alcaraz, el jugador más joven en llegar a tercera ronda desde Andrei Medvedev en 1992. No es poca cosa. Cuando insisten desde su entorno en que no se le compare con Nadal supongo que se refieren a esto: el chico bate un récord vigente desde hace treinta años y aún hay a quien le sabe a poco. Alcaraz pareció un poco acelerado en ocasiones, eso es verdad. Su juego es demasiado directo y eso debe pulirlo porque no siempre puede estar uno brillante. Depender continuamente del ganador o el error no forzado es temerario a determinados niveles.
19. Último apunte del cuadro masculino, aunque vale para el torneo en general: un efecto colateral del tercer set entre Djokovic y Nadal fue que el gobierno francés decidió hacer una excepción a su toque de queda y permitió quedarse a los espectadores más allá de las once de la noche. Eso demuestra dos cosas: una, que los franceses saben vender muy bien sus productos deportivos, y, dos, que a grandes rasgos, los toques de queda no sirven para nada, pero eso sería otro tema para otro artículo. En cualquier caso, qué gozada volver a ver público en el tenis. Nos habíamos sentido tan solos…
20. Vamos ya al cuadro femenino y felicitemos a Barbora Krejcikova, la sorprendente ganadora tanto en individuales como en dobles, una rareza en jugadoras que no se llamen Serena Williams. De hecho, hacía veintiún años que no pasaba algo semejante en Roland Garros, desde Mary Pierce, en 2000. El torneo de Krejcikova no fue despampanante porque no es una jugadora despampanante, pero mostró una solidez a prueba de balas. Ante Coco Gauff, en cuartos, salvó cinco bolas de set y ante Sakkari, en semis, levantó varias bolas de partido. De nuevo, un triunfo de la resistencia, dicho sea sin ningún desprecio.
21. Su rival en la final fue una vieja conocida: Anastasia Pavliuchénkova. La rusa, de veintinueve años, había deslumbrado al mundo en 2006 y 2007, ganando dos veces el Open de Australia y una vez el US Open en categoría junior, algo que nadie ha vuelto a hacer. Sin embargo, como profesional, jamás había alcanzado unas semifinales de un grand slam. De hecho, ninguna de las cuatro semifinalistas había llegado nunca tan lejos. Es cierto que su camino fue relativamente cómodo, pero estando la WTA como está, no cabe esperar otra cosa. Aunque en la final fue inferior a Krejcikova, siempre le quedará el mal sabor de boca de haber perdido el partido porque le cantaron fuera una bola que botó dentro de la línea y que nadie se molestó en comprobar.
22. Para los españoles, la gran noticia fue Paula Badosa. Qué gran historia la suya y cómo se parece, hasta cierto punto, a la de Pavliuchénkova. Paula debutó en Copa Federación con dieciséis años y la temporada siguiente (2015) ganaba la edición junior de Roland Garros. A partir de ahí, agarró una depresión que a punto estuvo de retirarla del tenis. Las expectativas eran imposibles de manejar. Afortunadamente, está de vuelta y entre las veinte mejores del mundo tras llegar a cuartos de final y perder, 8-6 en el tercer set, contra la eslovena Tamara Zidansek. Lo bueno del torneo de Paula es que aún puede jugar mejor y lo sabe. Lo malo es que oportunidades como esta de ganar un grande se presentan pocas en una carrera.
23. Por cierto, el tenis femenino español ha llegado a ese momento en el que solo hay tres jugadoras entre las cien mejores del ranking y cinco entre las ciento cincuenta. No sé qué demonios ha fallado para que una disciplina que ha funcionado como un reloj en los últimos veinticinco años haya llegado a este punto. Garbiñe Muguruza anda lesionada de nuevo y cayó en primera ronda tras una temporada ilusionante. La mejor noticia, con mucha diferencia, fue ver a Carla Suárez Navarro de nuevo en una pista tras superar el linfoma que la ha mantenido meses en tratamiento.
24. Siguen pasando los años y a Serena Williams se le sigue resistiendo el grand slam número veinticuatro, lo que implica que la homófoba Margaret Court-Smith sigue ocupando el primer puesto en solitario en la lista histórica una primavera más. A punto de cumplir los cuarenta y sin un grande desde Australia 2017, uno descartaría a Serena Williams, pero es cierto que si Krejcikova puede ganar un grande, también puede ganarlo ella… y que en estos tres años y medio desde su regreso al tenis tras el embarazo de su primera hija, ha jugado cuatro finales y dos semifinales. En París, cayó en octavos ante Yelena Ribakina. Tampoco esperábamos mucho más. Otra historia serán, como siempre, Wimbledon y el US Open.
25. De las dieciséis primeras cabezas de serie, solo una llegó a cuartos de final. Una cosa es que haya igualdad en el circuito y otra cosa es esto… La única excepción fue la polaca Iga Swiatek, campeona el año anterior y máxima favorita para ganar el título. Cayó precisamente en cuartos ante la griega María Sakkari en dos sets, probablemente la gran sorpresa del torneo. Sakkari, que pasó a semifinales como la tenista de mejor ranking, cayó en la siguiente ronda, por supuesto, precisamente ante la estajanovista Krejcikova, 9-7 en el tercero.
26. En los últimos cinco años, hemos visto trece campeonas de grand slam distintas: Serena, Ostapenko, Muguruza, Stephens, Wozniacki, Halep, Kerber, Osaka, Barty, Andreescu, Kenin, Swiatek y ahora Krejcikova. Nadie repite triunfo en París desde que Justine Henin ganara en 2005, 2006 y 2007. De hecho, ninguna tenista ha defendido su título en ningún grande desde que Serena Williams encadenara Wimbledon 2015 y 2016. De eso han pasado ya cinco años.
27. Resumen final de campeones: Mahut y Herbert volvieron a ganar el dobles masculino, demostrando de nuevo que mejor juntos que en solitario. Es su quinto grande como pareja. Krejcikova ganó el dobles femenino junto a Katerina Siniakova. Es el tercer título para las checas. Los mixtos fueron para la estadounidense Desirae Krawczyk y el británico Joe Salisbury, que derrotaron en la final a una excelente pareja de rusos formada por Elena Vesnina y la gran sensación de la temporada, Aslan Karatsev. En cuanto a la «cantera», el francés Luca van Assche y la checa —otra checa, sí— Linda Noskova, se impusieron en sus categorías del torneo junior. Puede que en quince años los veamos pisando una final senior. Mientras tanto, corriendo a disfrutar de la hierba de Queen’s y Halle, que ya tenemos Wimbledon encima después de dos años.
Como siempre gran análisis que me permito complementar y acotar, por partes, que diría Jack El Destripador:
– No ha sido un Roland Garros más este de 2021, acostumbrados como estábamos a que fuera un día más en la oficina de Rafa Nadal. Los precedentes de la gira de tierra invitaban a pensarlo, toda vez que el español encontró el pico de forma en el momento justo, pero el chacal tenía un plan milimétrico que empezó a cimentar en abril, en el que muchos vieron una locura que jugara la semana previa de París un torneo menor en su casa en Belgrado. Sobrevivió el serbio al mayor reto del deporte, chocar contra Rafa en su pista, con set abajo y warning en el momento decisivo de ese tercer set que ya forma parte de la historia. Me sorprendió el warning a Novak y que Rafa, desesperante en sus rutinas, no recibiera ninguno en ese partido. Cuando Guillermo dice que Djokovic debió cerrar antes el set no hay que olvidar que enfrente está la muralla, la roca, 105 victorias en 108 partidos en RG, nunca perdió ganando el primer set en París. Lo que prueba esa catarata abrumadora de números es que el balcánico tiene una mente de titanio, superior a la del balear en los momentos decisivos, capaz de sobreponerse a esas adversidades para luego llevarse el tie break.
Para colmo, aún tendría una durísima prueba en la final con el grácil Tsitsipás que a punto estuvo de frustrar su empeño, pero al griego le falta un punto de cocción mental todavía, aunque se postula como el más sólido de la Next Gen por su versatilidad. Golpe maestro de Djokovic, que genera dudas en el balear y adquiere una confianza sideral para Wimbledon y Us Open. Con los números en la mesa, resulta difícil no considerarle ya el GOAT.
– A vueltas con el dichoso acrónimo, me sorprende todavía la reticencia en general de la prensa española y del articulista a no considerar a Nole como el GOAT. Para mí ya lo era desde hace un par de años, pero los más acérrimos y bufanderos se aferraban a la cantinela de los GS como único parámetro evaluador, convenientemente azuzados por los MARCAS y especímenes que pueblan los Chiringuitos de turno, esos «periodistas» que solo ven tenis cuando juega Nadal, y solo en las finales, ni se molestan en seguir un torneo de estas características desde el principio, no digamos ya el resto del circuito.
Nunca mencionan otros parámetros importantes para zanjar el debate cuando están prácticamente empatados en GS, a saber: el cara a cara lo tiene ganado con los otros dos, ha levantado bolas de partido a Federer en US Open y Wimbledon, ha ganado a Nadal en RG 2 veces, tiene el récord de semanas como #1, tiene el récord de Másters 1000 empatados con Nadal, con la diferencia de que los ha ganado todos (a Nadal le faltan 3) y además 2 veces cada uno. Con la victoria en París se ha convertido en el primer jugador de la era abierta (profesionalismo, desde 1970) que gana al menos 2 veces cada torneo del GS, ha ganado los 4 GS consecutivamente aunque no en el mismo año (este año está en disposición de poder hacerlo, algo que solo consiguió Steffi Graf en 1988).
Hay quien alegará, no sin razón, que le faltan los JJOO, pero nunca dirán que a Nadal le falta el quinto torneo en importancia, la Copa de Maestros, de la que Novak atesora 5 títulos. Respecto a las olimpiadas, simplemente recordar que nunca ha sido una competición prioritaria para los tenistas, y que solo desde 1988 entró a formar parte de la familia olímpica, con un palmarés que presenta a ganadores como Marc Rosset o Nicolas Massú. Con todo, en Tokio está en la mejor disposición para llevarse el oro, pero insisto, aunque no lo consiguiera, no sería relevante para el debate.
Por finalizar con este asunto, también se omite deliberadamente la legal pero injusta descalificación del US Open pasado que hubiera ganado (no estaban Rafa ni Roger), y la cancelación de Wimbledon 2020 por la pandemia donde era vigente campeón los dos últimos años y máximo favorito. Estaríamos hablando probablemente de 20 o 21 GS hoy mismo. Aun así habría bufanderos que se sacarían argumentos como el de las Copas Davis (que he leído en otros foros), cuando es un título que depende más del equipo que las individualidades.
Con esto no quiero decir que Nadal no pueda revertir la tendencia, creo que tiene posibilidades de ganar algún GS más, y no lo descartaría para Wimbledon aunque el favorito sea Djokovic, pero a diferencia de Guillermo, yo creo que físicamente empiezan a hacérsele largos los partidos que se traban, como le pasó en la semifinal y en los cuartos de Australia contra Tsitsipás. Dos veces seguidas en GS no puede ser casualidad. La cantidad de errores no forzados es proporcional al tiempo que estás en pista y al progresivo decaimiento físico. La mente, por muy privilegiada que sea, y la de Nadal es suprema, necesita que el cuerpo esté fresco, y su chasis está mucho más castigado que el de Nole, un año menor y físicamente un privilegiado por elasticidad y menor desgaste.
Otro aspecto nada baladí es la dimensión personal del balear: no debe de ser fácil enfrentarte a un tipo que, siendo algo más joven, ya es padre de 2 hijos y sigue con la voracidad intacta, mientras que Rafa ha aparcado la paternidad por centrarse en su carrera. No estoy en su cabeza pero apostaría a que se pregunta cómo es posible que gestione la exigencia máxima de la vida profesional con pasar tiempo con la familia. Eso también influye mentalmente.
– Vamos con la Next Gen: Aposté en una porra a que la final sería Tsitsipás-Nadal y no me equivoqué con el griego. Tampoco tenía mucho mérito, ya que evitó a los dos cocos hasta la final siendo el más versátil de los jóvenes y con un más que notable bagaje durante la temporada de tierra. Le faltó creérselo, y creo que se vio en una situación que ni él mismo hubiera soñado: 2-0 arriba en tu primera final. Me sorpendió que no sacara el colmillo a partir del tercer set, teniendo como precedente la remontada que le hizo a Nadal en Australia. El dato demoledor es que no se procuró ni una bola de break desde el segundo set, y así es imposible. En cualquier caso, ha mejorado las veleidades y exabruptos que tenía con su padre, y se le ve más estable y maduro. Tiene tenis de sobra para poder ganar un GS, la cuestión es si podrá hacerlo mientras estén Nole y Rafa.
Hablando de padres, creo que tanto él como Zverev deberían cambiar de entrenador y tener a alguien que les trate con mano dura. El alemán tiene unas condiciones tremendas para poder marcar época, pero se le está pasando el arroz, con el agravante de que en París ha sido sin duda el más beneficiado en el sorteo yendo de #6: tuvo el camino expedito hacia semifinales, con rivales mediocres o fundidos (Davidovich).
Creo que Medvedev jugó al despiste con eso de que odiaba la tierra y no fue más que una estratagema para quitarse presión, porque efectivamente, no solo tiene condiciones, es que le avalaban algunos resultados prepandemia: ganó a Djokovic en Montecarlo 2019 y fue finalista del Godó 2019 contra Thiem.
– De la siguiente generación me quedo con Musetti: me encantó la variedad de recursos y descaro del italiano. No desmerezco a Alcaraz, por supuesto, pero tiene que corregir esa pulsión a jugar cada punto con tiro ganador, y, sobre todo, a la celebración desmedida de cada punto incluso cuando el rival comete un error no forzado.
– Decepciones: Thiem, por supuesto, del que no estoy seguro que pueda volver al nivel que le permitió tutear al Big-2, aunque acredita un sólido palmarés, pero temo que haya llegado a un punto de no retorno y se conforme. Se ha vaciado mentalmente por todo lo que tuvo que pelear por ganar un GS.
Bautista: No espero que gane ni que llegue a semifinales, pero no caer en segunda ronda con un desconocido.
Y, sobre todo, Sinner. Sí, es muy joven, pero las 3 veces que ha jugado con Nadal el último año han sido un calco: o su entrenador no se entera o no hace ni puto caso, porque siempre ha tenido opción de ganarle un set con saque al balear y siempre comete los mismos errores. Claro que puedes perder ese juego y que te entre vértigo, pero no es de recibo que con 5-3 y saque, tire 3 derechas a la red en el primer golpe que le devuelve Rafa, y el último punto sea una doble falta. Además, su juego es de una previsibilidad que ni la carta de ajuste (¿no sabe que existe un golpe llamado dejada?), y tiene el saque más lamentable de todos para la altura que gasta, incluso peor que el de Schwartzman. Hablando del peque, tiene un mérito tremendo su pelea jugando, literalmente, sin saque, como si siempre jugara al resto.
– Respecto al cuadro femenino, apostar por una ganadora en cada GS se cotiza a precio de oro en cualquier casa de apuestas, lo que denota el cachondeo e inestabilidad desde que se retiraran las belgas Clijsters y Henin. Que Krejcikova, más bien una especialista en dobles, haya ganado, no es más que el síntoma de un circuito desnortado y sin remedio desde hace tiempo.
– Mención aparte merece lo de Osaka: aquí sí le doy la razón a Toni Nadal. Cometió un error flagrante. Estas generaciones están acostumbradas a exigir derechos pero no cumplir con obligaciones. Enseguida salieron a defenderla conspicuos representantes del deporte, la política y el espectáculo, haciendo gala de una ignorancia supina. Yo no sé si Osaka tiene depresión o no, más bien diría que es ansiedad y timidez. Pero me parece que banaliza algo tan grave como la salud mental. En un estado depresivo no tienes fuerza ni para salir de tu casa, no digamos ya para competir en Roland Garros. Pero es que la japonesa es la deportista (no solo tenista) que más ingresos tiene, cifra que el año pasado ascendió a 38 millones de $, de los cuales, solo el 10% corresponden a emolumentos tenísticos. El resto proviene de las 25 firmas que la patrocinan, además de tener un acuerdo con Netflix para una película sobre su vida, y haber diseñado una línea de bikinis (sí, no abrigos de piel, bikinis) que luce en Instagram cada vez que lanza una nueva colección. Además, ha sido cabeza visible del movimiento BLM. No sé, no veo compatible la «depresión» con este nivel de exposición. En cualquier caso, lo tiene muy fácil: que renuncie a las firmas publicitarias y se centre en jugar al tenis si tan afectada se siente por responder a preguntas «incómodas» del tipo «¿cuáles son las causas de que hayas perdido siendo favorita?».
No es casual, las generaciones que vienen cada vez son más intolerantes a la frustración y blanditas como la mierda de pavo. Sé de lo que hablo, soy profesor y trato con ellos a diario.
Como siempre fenómeno análisis de Ortiz y muy bien argumentando por Dani.Ahora bien muchos de los argumentos que expones son muy matizables:
-Gran slams. Es cierto que no puede ser el único baremo para medir quien ha sido el mejor tenista de la historia,pero sigue siendo, sin discusión, los títulos más importantes en este deporte.
Sería como decir que un clasicomano como jalabert o Valverde tiene el mismo renombre que un indurain o un hinault. Podrá discutirse si es justo o no,pero lo cierto es que tanto los grand slam como las grandes vueltas están por encima de los otros títulos.
A día de hoy Federer y Nadal 20, Djokovic 19.
-Master 1000, aquí están igualados tanto Djokovic como Nadal si bien es cierto que Djokovic ha completado todo el círculo,en número de títulos están igual.
– Cara a cara. Muy matizable tambièn, Djokovic supera ligeramente los enfrentamientos individuales con Federer y Nadal. Y lo de ligeramente tiene su importancia ya que Nadal supera ampliamente a Federer mientras que Djokovic son sólo un par de partidos con cada uno.
-Mi gran argumento para defender que no es tan claro el goat de Djokovic es que este no empezó a ganar hasta que Federer tuvo ya 30 años,mientras que a Nadal le tocó ganar en la mejor versión de Djokovic,pero también en la mejor versión de Federer.
– El oro olímpico.Es cierto que tradicionalmente no tenía tanto repercusión,pero desde hace 20 años sí que tiene mucha importancia ( de hecho sólo agassi,Nadal y graff han conseguido el prestigioso golden slam).
– Copa David,no tiene la importancia de otros torneos,pero ganarla 5 veces frente a 1 es relevante.
– Copa de maestros,el gran hándicap de Nadal sin duda. No haberlo ganado es un gran borrón en su trayectoria,pero conviene precisar que incomprensiblemente es un torneo que se juega siempre en pista dura lo que no es del todo justo. Más justo sería alternar las superficies cada año. Con el modelo actual es lógico que el gran especialista en pista dura lo gane más veces.
– Otras estadísticas como el porcentaje de victorias en relación a finales jugadas o el número total de titulos también son favorables al mancorì
En conclusión, en mi opinión a día de hoy sigue igualado entre los tres,aunque ahora las apuestas sean más favorables a Djokovic y cada vez menos a Nadal.
Por último en cuanto a los chavales de hoy en día convendria ver también que son una generación que a muy poco que se esfuerce nos pueden superar. Por lo de pronto tiene una serie de códigos adquiridos que nosotros ni remotamente teníamos a su edad.
Que grandes logros/reivindicaciones reales hizo su generación?
Me temo que no es como para sacar pecho tampoco.
-Lo de variar la superficie del Másters para acomodarlo a Nadal me recuerda a algo que dijo el veterano Zubiarraín en un documental de Movistar+: dijo que para él el mejor era Rafa porque si en lugar del 25-30% de torneos en tierra fueran el 70-75%, Nadal tendría 50 GS, que es una variante del «si mi abuelo fuera mi abuela no sería mi abuelo sino mi abuela». Sorprende un comentario tan cuñado en un periodista entendido y experimentado, que achacaré al patrioterismo, porque hasta 1987, el Open de Australia se jugaba en hierba (desde 1905, la primera edición), y hasta 1979 salvo del 75 al 77 (coincide con la victoria de Orantes), el US Open se jugaba también en hierba (desde 1881, primera edición). Lo cuál nos lleva a nuestra visión sesgada del tenis, sin duda acrecentada por ser la superficie tradicional en los clubes españoles y donde mejor se han desenvuelto por lógica nuestros tenistas, dando lugar al prototipo de «ratas de tierra» que con tan mala fe se acuñó en la prensa anglosajona. Lanzo pues la misma pregunta que el bueno de Zubi en sentido contrario: ¿Cuántos GS tendrían Rafa y Novak con esas condiciones?
– Respecto a las nuevas generaciones, claro que nos superarán en algunas cosas, como nosotros a la de nuestros padres, pero en terrenos que demandan compromiso y exigencia es un hecho que cada vez somos más acomodaticios porque nos han sido dadas cosas que damos por hechas y no hemos peleado por ellas. Ello se refleja en todos los ámbitos, el educativo es el más importante: no son más tontos que nosotros los chavales de ahora, simplemente se esfuerzan menos, y en el terreno deportivo no veremos en 1000 años a ningún tenista no ya ganar 20 grandes, es que no creo que lleguen a 10 GS. Cuando se retiren Nadal y Djokovic, la ATP será como la WTA y el sorteo de Navidad: todo quedará muy repartido y se considerará un «tirano» al que gane 5 o 6 grandes.
– El porcentaje de victorias respecto a finales está prácticamente igualado, al igual que el de victorias frente a partidos jugados. El número de títulos está muy parejo y vuelvo a recalcar que Nole tiene un año menos, y que la distribución de títulos por superficie (tierra, dura, hierba, indoor) está mucho más equilibrada en el caso del serbio. El 66% de los torneos ganados por Nadal (60 de 88) son en tierra.
– Por último, el Golden Slam equivale a ganar los 4 GS y el oro olímpico el mismo año, algo que solo ha conseguido Steffi Graf (1988). El Grand Slam consiste en ganar los 4 GS el mismo año, lo que de nuevo solo ha conseguido la alemana ese mismo año. Nadie más lo ha hecho. Quienes más cerca estuvieron fueron Rafa y Nole que un año ganaron 3 GS. El serbio ganó los 4 GS consecutivamente, pero no el mismo año (Wimbledon y Us Open en 2015, AO y Roland Garros en 2016).
Sobre el GS, también estuvieron cerca Lendl y Wilander, que un año ganaron 3 torneos de GS cada uno.
Y se olvida de Federer en 04, 06 y 07.
Bien apuntado. Y Serena Williams. Creo que ya no nos dejamos a nadie ;)
Hingis en 1997. Y Steffi Graff en 4 ocasiones (además de su ya mencionado GS en 1988). Los números de la alemana (con al menos 4 victorias en cada GS a pesar de sus muchas ausencias en Australia) son espectaculares.
Cuando digo que nadie más lo ha hecho, hablo de la era abierta y profesional. Antes de eso (1970) lo lograron Laver 2 veces y Emerson 1, cuando el circuito estaba integrado por poquísimos jugadores.
– Nada como tergiversar o malinterpretar las palabras. No digo que deban cambiar la copa de maestros para ser siempre de tierra,sino que un torneo en el que se supone que juegan las 8 mejores raquetas, sería más justo que fuesen turnándose las superficies ( incluida la hierba). Es algo totalmente lógico y es obvio que Djokovic tiene ventaja si se juega en pista que es, sin duda su superficie favorita.
En cuanto a tu pregunta,puede darle una nueva vuelta y plantearse cómo es posible entonces que un especialista en un tipo de superficie minoritaria ( tierra) o muy minoritaria ( hierba) tengan más grand slam que el teórico especialista en la superficie más habitual? Da que pensar …
– En cuanto a las nuevas generaciones cada generación anterior dice lo mismo de la nueva: que se esfuerzan menos y son menos sacrificados.
La propia generación de Federer/Nadal/ Djokovic ( recordemos que todos son estrictamente millenials) tienen seguro más sacrificio que cualquiera de sus antecesores. Acaso laver, mcenroe o agassi eran más sacrificados? No lo creo para nada.
La mayoría de los tenistas antiguos están de acuerdo en que ahora se juega mucho más rápido que antes. Es algo indiscutible.
Cuando se retiren estos tres monstruos no volverá a haber un gran dominador?P q no? Recuerdo leer en la prensa cuando sampras llegó a los 14 grand slam que pasarían décadas hasta UE alguien lo consiguiese e incluso probablemente no lo veríamos, unos pocos años después hay 3 tenistas que lo han superado.
En el ámbito académica habría que preguntarse si la cultura del esfuerzo es realmente lo recomendable
En la época actual que todo es procesamos rápido de la información no tiene ningún sentido seguir con la método de la memorización.
– Está equilibrado efectivamente,pero sigue siendo superior el ratio del español sobre el del servio o suizo.
– Lógicamente esos datos que aportas los conocía. Y como sabrás un grand slam se considera en un año natural,pero también existe grand slam en una carrera.Lo mismo con el golden slam,donde graff fue la única que lo ha conseguido en un año natural,pero agassi y Nadal lo consiguieron en su carrera. Tiene su mérito desde luego.
Te ha faltado Serena. También tiene el golden Slam
Cierto! Se me había pasado por alto.
Gracias
No diré que habría apostado por Kréjcikova al inicio del torneo, pero sí que seguí con mucho interés todos sus partidos, porque me había convertido en fan suyo desde su monumental exhibición en Dubái. Conocerla ya la conocía de antes, obviamente, porque la pareja que forma con Katerina Siniákova es uno de los tándems más sólidos del circuito femenino, y mis favoritas tras la retirada de Barbora Strykova que ha dejado huérfana de pareja a Su-Wei Hsieh. Dado que Aryna Sabalenka está dejando el dobles un poco de lado para centrarse en su carrera en individuales, la otra huérfana, Elise Mertens, decidió hacer combo con la taiwanesa, pero una pareja es algo más que dos tenistas juntas y está por ver si llegan a desarrollar una buena química o no.
Pero así como a Siniákova la había visto jugar bastante en individuales, a Krejcikova no y ha sido una sopresa deliciosa. En un mundo de pegadoras, donde cada cual trata de imponerse atizándole a la bola lo más fuerte que puede, la checa juega profundo en lugar de fuerte. Barbora le pega a la raqueta como Gaizka Mendieta tiraba los penaltis, medio segundo después de que el rival haya empezado a moverse hacia el otro lado. Es un espectáculo ver cómo, en lugar de golpear la bola en lo más alto, de arriba abajo y con topspin, Kréjcikova deja que la bola caiga hasta la altura de la cadera y golpea completamente plano, controlando la fuerza para que no se le vaya fuera del campo y dejando que sea la velocidad de caída de la pelota la que la haga tocar el suelo antes de salirse de pista. El resultado son unas bolas que a pesar de no llevar apenas fuerza cruzan el campo muy deprisa gracias a no describir apenas parábola, y botan a un palmo de la línea de fondo. Botar, por decir algo, porque al no llevar spin no es que boten muy alto, lo que hace que incluso cuando la rival llega a tiempo para devolverla se encuentra con una bola fofa y bajita que cuesta un cojón de pato atacar. En Dubai esas bolas dejaron sin respuesta a pegadoras tan duras como Maria Sakkari, Jelena Ostapenko o Svetlana Kutznesova y solo una Muguruza que venía en una forma pletórica desde el Open de Australia, llegando a las finales de Doha y Dubai consecutivamente pudo encontrar una respuesta adecuada. Las jugadoras que tienen más capacidad para generar su propio impulso en el golpe tienen bastante más posibilidades ante ella, como Muguruza, Badosa (que la derrotó en Madrid) o Iga Swiátek, que la tumbó en Miami y Roma – aunque en Roma salvando puntos de partido en contra. Curiosidad enorme por ver lo que es capaz de hacer en hierba, una superficie que dice que no le gusta pero donde su golpeo plano y colocado podría hacer el doble de estragos que en tierra batida.
Su pareja de siempre – llevan más tiempo juntas que el 50% de los matrimonios – también estaba cuajando una temporada muy buena en tierra batida (cayó ante Cori Gauff en semifinales de Parma) y también ha hecho un muy buen Roland Garros, estando a dos pelos de su rubia melena de cargarse a Tamara Zidansek y plantarse en cuarta ronda ante Paula Badosa. Por lo demás un Roland Garros extraño al faltar o caer tantas cabezas de serie: con Halep lesionada, Muguruza, Kerber y Carla Suárez incapaces de pasar de primera ronda y Barty y Osaka retirándose en segunda ronda (aunque de la japonesa no esperaba ninguna sorpresa aparte de que se rompiera un tobillo, viendo cuán absolutamente incapaz es de resbalar sobre la arcilla) la única jugadora que estuvo a la altura fue Swiátek, que parecía imparable camino a su segunda corona hasta que Sakkari dio la sorpresa del torneo – y probablemente, le regaló el torneo a Krejcikova, cuyo juego le hace mucho más daño a la griega que a la polaca. De las aspirantes que podían haberse puesto las botas ante la apertura del cuadro, Sabalenka cayó sin grandes alharacas ante Pavlyuchenkova tras una gira de tierra gloriosa – finalista en Stuttgart, campeona en Madrid -, Svitolina cayó ante Kréjcikova y Kudermetova ante Siniákova.
Las que mejor se lo tomaron fueron las rumanas, que liberadas de la sombra de Halep jugaron a un nivel 20 o 30 puestos por encima de su ranking, especialmente Sorana Cirstea y Ana Bogdan. CoCo Gauff no va a ser la nueva Serena Williams, pero tampoco va a ser un pufo y cada vez es una jugadora más sólida y cada vez llega más lejos y de forma más consistente en los torneos mayores (y los menores directamente los va ganando) y, como siempre, toda una nueva hornada de chiquillas a vigilar: Marta Kostyuk, Kaja Juvan, Clara Tauson, Leylah Ann Fernandez…
El torneo masculino, en su línea. Si de las 31 cabezas de serie femeninas solo 19 llegaron a cuarta ronda, en el cuadro masculino solo fueron 15. Hostión impresionante de Thiem, que sufre de la maldición de Ana Ivanovic y parece que ganar un major fue lo peor que podía haberle pasado en la vida. Por lo demás el resto de la NextGen lo hizo muy bien, entendiendo por muy bien el caer unos a manos de otros o de los venerables abuelos. Zverev sigue siendo incapaz de ganar partidos en tres sets, Medvedev odia la tierra así que juega como si estuviese jugando en pista dura (como Osaka) y Tsitsipas no creo que haya mejorado tanto su juego pero desde luego sí su actitud y solo con eso le ha valido para el honorable papel de comparsa del Big 3.
Federer volvió a jugar en Roland Garros con 40 tacos, después de un año parado y una operación de rodilla y fue pasando rondas hasta que se aburrió de la tierra y decidió largarse a preparar Wimbledon, confirmando una vez más la nula calidad tenística del circuito masculino. Y lo digo como fan de Federer, pero sinceramente, ni aunque el Big 3 esté puesto de EPO y meldonium hasta las cejas tiene sentido que los chavales de 20 años no puedan con un tío de 40 no ya jugando mejor, sino simplemente jugando. Yelena Rybakina no está a la altura de Serena Williams, pero cuando una buena jugadora sin más se enfrenta a una leyenda del tenis de 40… pues la barre, y punto.
Los otros partidos que vi no hicieron sino confirmar que Navratilova tiene más razón que una santa cuando dice que la federación de tenis debería imponer unos estándares en las raquetas de los tenistas igual que hay unas reglas para los palos de golf en el circuito profesional. Todo el tenis (masculino) moderno está construido sobre la base de unas raquetas de alta tecnología que permiten lanzar la bola girando a más de 4000 rpms. ¿Técnica? ¿Para qué quiero técnica si puedo atizarle un zurriagazo a la bola y asegurarme de que no se me vaya fuera por quinientos metros añadiéndole un efecto topspin? Poco sorprendente que casi toda la NextGen sean mostrencos de metro noventa que usan la raqueta como si fuera un bate de béisbol. Poco sorprendente, también, que a condición de que sepas cómo hacer rebotar toda esa potencia sin control de vuelta al remitente no tengas problemas en ganar con 40, con 50, con una pierna operada o a la pata coja.
La final, aburrida, la verdad. Djokovic será el jugador más exitoso de todos los tiempos en la estadística, pero joer qué soso que es. Si la semifinal tuvo su épica (no lo sé, no la pude ver) sería por Nadal, igual que la final de Wimbledon de 2019 fue épica por Federer. Esta final tuvo dos sets pasables, los que ganó Tsitsipas, uno bastante bueno, el tercero, y luego fue un festival del error no forzado. Es cierto que a veces la primacía del retorno contra el saque del circuito femenino puede volverte un manojo de nervios cuando dos jugadoras empiezan a intercambiar roturas, pero la primacía del servicio sobre el resto vuelve los partidos de los chicos mortalmente aburridos, sobre todo cuando uno de ellos es Djokovic. Cuando el serbio rompió el servicio del griego en el cuarto set abrí un libro y me puse a leer esperando el inicio del quinto. Cuando rompió de nuevo en el tercer juego del quinto set apagué el partido y me fui a la piscina; total, ya sabía quién había ganado el torneo…
Yo no sé si es que los 3 grandes son auténticos monstruos mentales o si las nuevas generaciones son más blandas en ese aspecto como comenta Dani pero es abismal la diferencia en ese aspecto, me cuesta mucho pensar en una situación general de cosas similar a esta en algún otro deporte.
Un jugador de 22 años de gran calidad se pone 2-0 ante uno de 34 que viene de un cuadro más farragoso y de ganar una semifinal durísima física y mentalmente y a continuación se disuelve, el de 34 no es ya que remonte y parezca más fresco sino que no le permite ni un punto de break en 3 sets. Un Medvedev que viene volando en Australia parece un juguete contra un Djokovic que llegaba mermado. Musetti tiene 19 años, sí, le falta mucha preparación aunque da gusto verlo jugar, pero ¿alguien se imagina a un Nadal de 19 años ganando 2 sets al número 1 y luego desapareciendo de esa forma, haciendo 1 juego en 3 sets? Perder es una cosa desaparecer de la cancha otra. Y esto hablando de los buenos de la nueva generación, porque si entramos en los varios Taylor Fritz y similares… buenos jugadores que salen a la cancha con la derrota escrita en la cara contra un Nole lesionado o un Federer de 39 años que no ha jugado en un año.
Siempre me ha parecido absurdo pensar que una vez retirado x deportista genial su deporte se vaya a venir abajo etc, pero en este caso no veo cómo nos vamos a poder tomar en serio un circuito post Big 3. Quizás han sido lo mejor y lo peor que le ha pasado al tenis, paradójicamente
Yo sostengo que el Big 3 es incomparable y no volveremos a ver nada igual en vida, ni tan siquiera en vidas simuladas a lo Black Mirror cuando sea posible que la tecnología lo permita dentro de unas décadas o siglos. Pero también es cierto que se ha producido una transición abrupta de generaciones. La de Nadal y Djokovic es la última generación criada entre lo analógico y digital, donde aún ha predominado la disciplina y el esfuerzo. Lo que ha venido después es un cambio de paradigma tan brutal del que tan solo estamos vislumbrando el principio, y solo llevamos 20 años cuando parece que hubieran pasado 200. Todo ha ido demasiado deprisa y los valores con los que crecen quienes nacieron a finales de los 90 o con el cambio de siglo son diametralmente opuestos a los nuestros, pero no tan diferentes como los nuestros respecto de nuestros padres. A fin de cuentas ellos aspiraban a tener una casa, coche y si era posible casa en la playa. Mi generación (finales de los 70 hasta finales de los 80) también aspiraba a cosas parecidas, sobre todo en el aspecto de la vivienda. Las venideras lo han tenido todo más accesible pero el mercado y la sociedad les ha abandonado en términos de proyecto de vida. También hay que hacer autocrítica, porque basta con disponer de Netflix y con eso muchos se conforman, como bien acuñó Ana Iris Simón en «Feria»: «Somos pobres pero con Netflix», y esa adversativa es reveladora del conformismo que impera.
Es muy interesante lo que comentas,pero yo no sería tan pesimista.
Desde luego el salto generacional entre los nacidos a finales de los 90 y la anterior generación es inmenso,pero no necesariamente para peor.
Está generación en principio acomodada es la misma que salió a la calle de forma masiva en toda España el 15 M mientras otros protestaban en su sofá tachándolos despectivamente de perroflautas. Una generación que tiene un acceso al conocimiento impensable en nuestra época donde había que nacer normalmente en una familia con dinero y cultura para poder acceder a ella. Ahora cualquier chaval puede informarse de lo que quiera con un sólo clic y eso es un gran progreso,se ha democratizado el acceso a la cultura como nunca antes.
Está generación parte con ventaja sobre la nuestra en una visión mucho más amplia, más tolerante, normalizando la homosexualidad,la igualdad entre hombres y mujeres, una visión de la religión más correcta etc.
Algo que las anteriores generaciones nos costó años asimilar ellos lo ven como algo normal.
Qué hicimos nuestra generación en los 70,80 y 90? Currar mucho? Si,y también drogarse ( heroína y ruta de bacalao), aceptar en su mayoría lo que los políticos de turno decidían,contaminar sin parar y pelear por un ideal ( casa,coche) que quizás en realidad sea algo completamente absurdo.
Esta generación se ha comido sin merecerselo una crisis económica de 10 años ( con sus consecuencias en las condiciones laborales) y una pandemia mundial con millones de muertos. No han tenido mucha suerte desde luego.
-No digo que las nuevas generaciones vayan a peor, simplemente cambia la escala de valores y, como bien dices, llevan de serie una serie de cualidades que nosotros tuvimos que aprender sobre la marcha, como la conciencia climática, violencia de género, transición digital etc. Pero en un terreno puramente competitivo como lo es el del deporte profesional, esas actitudes no suman, todo lo contrario, penalizan y restan, porque rebajan la ambición y ni siquiera afloran el colmillo. Solo hay que ver en el caso de Novak y Rafa la cara que tienen en cada partido, miradas asesinas, concentrados a tope y sin resquicio para el más leve gesto de complacencia.
-Agassi ganó 60 títulos, después de bajar a los infiernos volvió a ser #1. McEnroe ganó 77 títulos y tuvo una carrera larga y altibajos de los que resurgió. La época de Laver no la viví pero por lo que he leído no es una referencia válida porque fue poco antes del profesionalismo. Más ejemplos de dedicación y estajanovismo: Lendl, un obseso de la preparación física y el primero en incorporar hábitos saludables en la dieta para mejorar el rendimiento. Hewitt, lo más parecido a Nadal en cuanto a garra y sacrificio en pista. Sampras, no se tiene una carrera como la suya sin dedicación y compromiso. Becker, se dedicaba tras cada sesión de entrenamiento a ejercitar el saque él solo, completando tandas de hasta 1000 servicios.
¿Ves a alguien de la Next Gen con esa capacidad de sacrificio? Yo, francamente no, pero básicamente por el cambio de paradigma que se ha producido. Insisto, si creces en un entorno digital, de redes sociales y buenismo y empatía coelhianos, es muy difícil que gestionen partidos a 5 sets con estas bestias aunque les lleven 10 años o que a la primera dificultad se sobrepongan. Ejemplo paradigmático de esto es Thiem, no estrictamente un Next Gen, un auténtico portento físico sometido en su día a entrenamientos marciales por parte de Gunther Bresnik y mira cómo ha acabado: seco y vaciado con 27 años.
– Respecto al 15M etc, sí, fue un movimiento interesante, pero que prometía más de lo que al final ha dado. Somos muy dados a protestar e indignarnos por Twitter, pero a la hora de la verdad aquello ha acabado fagocitado y diluido por el sistema. Nos quejamos de vicio y puede que con razón, pero al final el sistema termina domesticando a quienes pretendían la revolución.
– Por último, no era mi intención malinterpretar o tergiversar. Simplemente referí ese argumento en boca de Zubiarraín para ilustrar la visión sesgada que tenemos del tenis en España, como si la tierra batida fuera la superficie más importante y tradicional cuando no lo es en absoluto.
– Entiendo lo que dices sobre la mentalidad y el espíritu de sacrificio y probablemente generalizando sea así. Sin embargo estoy convencido de que la exigencia actual en cualquier deporte es mucho mayor en relación a décadas anteriores por la profesionalización.
Es decir en general los chavales de hoy probablemente tengan menos capacid de sacrificio,pero quienes se dedican profesionalmente a un deporte lo hagan con más exigencia tanto física como mental.
– En relación a los ejemplos que citas de agassi,hewitt o becker fueron todos ellos enormes tenistas,pero no creo que ninguno de ellos se haya esforzado más que el Big Three. De hecho becker y hewitt fueron talentos precoces ,pero con apenas 25 años estaban en una cuest abajo clara. Federer es de la misma quinta que hewitt y ahí sigue esforzándose año tras año.
Agassi si algo demostró fue una irregularidad sorprendente seguramente justificada por su personalidad atormentada. O dicho de otra forma no tenía la fortaleza mental de estos tres.
El mítico Bjon borg se retiró hastiado de jugar con apenas 26 años y así muchos ejemplos
Hay que recordar que Djokovic,Federer y Nadal están a un nivel superlativo revisando con creces la treintena algo impensable en la década de los 80 o 90.
– De la next gen al único q siempre he visto con condiciones físicas y mentales como para tratar de llegar al nivel de estos es a thiem y así lo ha ido demostrando.No descartaría una resurrección futura.
– En referencia al 15 M la realidad es que los chavales precisamente en contra de lo que se suponía ( su conformismo) fueron capaces de dejar de protestar via Twitter para salir a la calle como muy pocas veces se ha visto en este país.
Si alguien se equivocó en esa época precisamente fue nuestra generación, burlándose con desdén.
Fuimos nosotros los que fagocitamos aquel movimiento,no ellos. Podríamos haber aprendido mucho más de ellos y su supuesto egoísmo y conformismo porque nos dieron una lección a todos.
-Es que hay un cambio fruto del progreso físico y la incorporación de nuevos hábitos de alimentación que diferencia la generación del Big-3 y posteriores con las previas. Hasta finales de los 90 y principios de los 2000, cualquier deportista recién cumplidos los 30 años era un veterano y enfilaba la retirada. Recuerdo futbolistas que con 31-32 años o se retiraban o fichaban por equipos de 2ª división como paso previo a la retirada. Recordemos que Sampras (14 GS) se retira en 2002 con 31 años. Federer se hubiera retirado hace 4 o 5 años de no estar inmerso en la lucha por ser el GOAT. En el caso del Big-3 se junta la prolongación de la vida deportiva por la hiperprofesionalización y especialización en todo lo que atañe a la mejoría física y alimentaria, con la exigencia que se han autoimpuesto por ver quién llega más lejos de la terna.
– Ojalá Thiem «resucite». Siempre sostuve que era el más sólido y completo de los que venían detrás, y el único que de verdad ha sido una auténtica pesadilla para Nole y Rafa. Pero no las tengo todas conmigo.
-Esas protestas no han sido correctamente canalizadas a nivel social y político. Ahí están los nuevos partidos casi a punto de desaparecer, y el que mora en el gobierno (Podemos), ha conseguido algunas cosas (SMI) pero por contra se ha centrado en criminalizar al hombre y emponzoñar el lenguaje con el desdoblamiento de género y otras gilipolleces que flaco favor le hacen. Ahí están los resultados, cada vez más menguantes.
Vaya por Dios, seremos de la misma generación, pero suenas más bien como mi padre. Probablemente porque habrás escrito el post después de volver de la foto de Colón. Ciertamente, los valores de nuestra generación y la siguiente son diferentes, y eso se nota entre el Big 3 y la NextGen.
El Big 3 es de nuestra generación, la de aquellos que crecimos flipando con las hazañas de Induráin y más tarde, de Lance Armstrong. Ciertamente, después del Big 3 no espero que volvamos a ver un nivel de tenis semejante por parte de tenistas de edades tan avanzadas. Igual que no van a volver los tiempos por kilómetro de la época de Armstrong… y por los mismos motivos. La cultura del esfuerzo, también conocida como la cultura del «todo vale para triunfar» se da de leches con una nueva generación más inocente, más pura y más consciente de la ética y la responsabilidad individual sobre el colectivo.
Novak Djokovic también se tiró muchos años estámpandose contra el muro de Federer y Nadal, como los chavales de la NextGen, hasta que dio con un milagroso cambio de dieta para tratarse una celiaquía autodiagnosticada y ¡boooom! ¡Pilas infinitas! Normal que no quiera saber nada de la vacuna de la Covid, a saber qué reacciones puede dar con el resto de cosas que se inyecta. Y claro, pasa como con Induráin, el tipo que de algún modo era capaz de imponerse en la montaña a tipos con la mitad de su peso que iban drogados hasta las cejas. Claaaaaaro. Pues así Djokovic sigue por debajo de Nadal y Federer en la cuenta de majors. Cómo irán esos dos, pues.
Pero claro, a ver dónde encontramos el David Walsh de turno para levantar la liebre, cuando Federer usa Roland Garros como campo de entrenamiento y cuando decide retirarse en lugar de una sanción le hacen una mamada. No es ya que crea que al final ese estéril debate sobre el GOAT en el que os enzarzáis cada vez que Guillermo Ortiz publica algo, aunque sea de boxeo, vaya a convertirse en un debate sobre quién es el DOAT (Dopest Of All Time), sino que más que probablemente ya los han pillado alguna vez, y los mandamases del tenis han mandado volquetes de tierra para enterrar el asunto.
– Lo de la foto de Colón es un argumento tan pedestre, gratuito y cogido con pinzas que luego vas y lo enlazas con lo del del dopaje sin prueba alguna, excluyendo a Nadal y Federer y excusando a la nueva generación, que por tu retrato cualquiera diría que estén todo el día encendiendo velas aromáticas alrededor de un mandala en honor a la Pachamama.
Ahora prueba de nuevo pero sin hacer el ridículo, aunque solo sea por tomarte algo en serio.
Si el argumento está cogido con pinzas, al menos está cogido con algo. ¿Qué tienes tú para sostener los tuyos? Tus quejas sobre la falta de valores de la nueva generación ya las dijo Aristóteles hace 2300 años (y hay evidencias parecidas en textos egipcios y acadios dos mil años anteriores). Vamos, el típico «old man yells at cloud» que representaba el abuelo Simpson en un episodio. Tus quejas sobre la falta de valores de las nuevas generaciones, o lo inferiores que son las mujeres en cualquier aspecto lo dice todo de ti, y nada de las mujeres o los jóvenes. Como lo del hecho de que exonero a Nadal y Federer; esa falta de comprensión lectora es inexcusable en un profesor.
Al final, el tema del absoluto dominio de Federer, Nadal y Djokovic sobre el resto tiene una causa evidente: son mucho mejores que los demás. Ahora bien, ¿lo son porque ellos son muy buenos, porque el resto son muy malos, o porque hacen trampas? Imposible de saber. Pero, conforme pasan los años la primera opción cada vez parece más imposible de sostener. Porque resulta difícil de tragar que Nadal y Federer hayan sido capaces de arrasar a los tenistas de su generación, de la siguiente y sigan haciéndolo sobre la que viene después, y la de después de esta. Particularmente escandaloso lo de Federer, y lo digo como fan suyo, pero hay límites a lo que se puede conseguir con la técnica, y esos límites normalmente los pone la edad.
Lo de que el dopaje no es un elemento tan diferenciador como en otros deportes, que menciona Jorge, es la misma excusa que se pone en todos los deportes que no quieren ponerse realmente serios en el tema del antidopaje, como por ejemplo el fútbol. «Las drogas no pueden darte la técnica de Messi». No, ni el toque de Federer, pero el tenis es un deporte que se juega con las piernas, muchísimo más que el fútbol. La raqueta está solo para distraer al público. Cualquier tenista del 1 al 1000 del ranking, si le tiras una pelota blandita a media pista te destroza con un winner. La clave está en llegar a las bolas a tiempo para golpear en condiciones, en lugar de golpear de manera forzada en posiciones incomodísimas. Y eso se consigue teniendo más fuelle en los pulmones. Sharapova sin meldonium no volvió a ganar nada. Que Nadal fuera un portento físico a los 16 años no me sorprende (Induráin también lo era, por cierto). Con 35 y un carro de operaciones y lesiones, resulta mucho más sospechoso. Y no soy el único que sospecha.
Nuestro admirado Guillermo Ortiz me viene a decir las mismas cosas en este artículo en este mismo medio: https://www.jotdown.es/2015/08/como-acabar-de-una-vez-por-todas-con-las-preguntas-sobre-dopaje/
En este artículo Guillermo se refiere sobre todo al ciclismo, pero deja claro que lo mismo pasa en otros deportes. Cito: «[…] Sabemos que hay determinadas sustancias que te permiten correr más, durante más tiempo y llegar más frescos al último minuto de un partido de fútbol, baloncesto, tenis… es imposible que nadie en esos deportes las haya tenido en consideración, sobre todo teniendo en cuenta que incluso en el deporte donde más se controla a los atletas, que es el ciclismo, es casi imposible que te pillen.»
Más sobre el tema de probar el dopaje: «[…] Cuando todos ellos dominaban las carreras en las que participaban y saltaban dudas la respuesta siempre era la misma: «Estás acusando sin pruebas», pero eso no era del todo cierto, porque hay una prueba que está a la altura de cualquier análisis de laboratorio: el rendimiento. […] Puedo aceptar la teoría del «fenómeno», el «extraterrestre»; ese fuera de serie que, incluso limpio, puede ir más rápido que el mejor de los dopados. No me creo que haya cinco o seis fueras de serie en una misma generación y mucho menos que dos o tres de ellos pertenezcan al mismo equipo.»
Obviamente en el tenis, al ser un deporte individual, se pierde uno de los indicios más vívidos del dopaje, el que el rendimiento de los deportistas de un mismo club sea exageradamente grande, pero lo de los tres absolutos «extraterrestres» en la misma generación sí lo tenemos, sí. Cuando Andy Murray twitea tras la semifinal entre Nadal y Djokovic «¿seguro que nosotros jugamos al mismo deporte que esos dos?», no sé si es admiración o una pregunta al aire como la que abre otro artículo de Guillermo Ortiz: https://www.jotdown.es/2014/01/el-dopaje-en-espana-una-historia-de-amor-y-muerte/ «Carlo Petrini mira a la cámara, a un punto medio y perdido entre el objetivo y el periodista, es decir, a un punto medio y perdido entre el documental y el testimonio, y dice, muy serio: «Cuando yo jugaba, disputábamos unos cuarenta o cuarenta y cinco partidos y nuestro ritmo era el de un FIAT 500; hoy, estos muchachos juegan sesenta o setenta partidos a ritmo de un Ferrari de Fórmula Uno. ¿Cómo pueden resistirlo? Dímelo tú».»
Ese artículo también menciona cómo Federer fue uno de los adalides en contra de las campañas antidopaje que la ITF trató – sin demasiado empeño – de sacar adelante en 2013. Pero vamos, el artículo definitivo sobre el tema es este, que supongo que todos habéis leído y luego olvidado: https://www.jotdown.es/2016/03/dopaje-tenis-mas-alla-sharapova-las-insinuaciones-nadal/
– Quizá lo de la comprensión lectora deba de achacarse a ti. Yo no he dicho que las generaciones de ahora tengan falta de valores, sino de sacrificio. Igual, por cierto, que mi generación adolecía de esfuerzo respecto a la de nuestros padres que vivieron la posguerra. Es ley de vida, una consecuencia del progreso social y de que, por mucho que haya agoreros alarmistas continuamente preconizando la llegada del Apocalipsis, el mundo es cada vez un lugar mejor, con menos violencia y menos conflictos (perfectamente documentado con datos por Steven Pinker «Los ángeles que llevamos dentro»). Ello implica, necesariamente, una relajación y acomodo porque cada generación no ha tenido que pelear por cosas que se daban por hechas (nosotros no hemos vivido una guerra, por ejemplo, como sí nuestros abuelos). Todo ello contribuye a una acumulación de poder por parte de los estamentos fácticos que adormecen la conciencia de los ciudadanos con el pan y circo romanos, que en su versión actual encarnarían el fútbol, Netflix e Instagram.
Pero es que además, siendo profesor como soy, te puedo asegurar que el nivel de exigencia que se les pide a los alumnos es irrisorio, agudizado por la irrupción de la pandemia, donde se decretó un aprobado general el curso pasado, cuyas consecuencias perduran en este. A los alumnos no hay que «traumatizarlos», hay que llevarlos «en bandeja» y no causarles estrés. Ahí está el nuevo proyecto de ley educativa que prevé que se pueda obtener el título de Bachillerato incluso con alguna materia suspensa, si así lo decide la junta docente.
– Respecto a las mujeres, generalizas al decir que las considero inferiores. Yo he dicho que el circuito femenino es un cachondeo, sobre todo desde que se fueron las belgas. Compara lo que hay ahora con esa época o retrotraéte a los 90 con Graf, Sabatini, Seles, Davenport, Sánchez Vicario, Novotna, Martínez, Pierce etc, o a los 80 con Navratilova, Evert, Mandlikova, Sukova et al. Me parece bastante evidente que, aparte de la variedad de juego que había, tenían un compromiso y una dedicación que no se atisba por ningún sitio desde hace 10-15 años. El caso de las Williams es una excepción, porque ahí sí creo que la diferencia física les ha otorgado una ventaja competitiva imposible de igualar por la vía de la técnica.
No pongas en mi boca palabras que no he dicho, so pena de que la comprensión lectora se vuelva como un bumerán hacia tus morros.
– Respecto al dopaje: ¿Es ajeno el tenis a ello? No lo creo, como cualquier deporte. Pero después de los casos notorios que ha habido y la mayor concienciación y vigilancia en los controles, no compro que el Big-3 vaya hasta las cejas, qué quieres que te diga. Para mí eso es negar los méritos de 3 leyendas no solo del tenis, sino del deporte en general.
Estoy de acuerdo en que el mundo es cada vez un lugar mejor (bueno, pero más contaminado: mejor para la especie humana, peor para el resto). No tanto en lo del esfuerzo. Cada generación solo ve el esfuerzo que tuvieron que hacer ellos, no el de los demás. La idea de que «la buena vida» vuelve a la gente blanda y que los tiempos duros crían a tipos duros que sobrellevan cualquier adversidad es otro mito que también se puede leer en clásicos romanos como Tácito. También es demostrablemente falso, y en realidad la historia es una sucesión de «blanditos» seres civilizados y acomodaticios arrasando con civilizaciones más atrasadas de «tipos duros». Es otra mentira como la de aquello que «lo que no te mata te hace más fuerte»; no tío, el cuchillo no mató a Mónica Seles, ni siquiera le causó una herida grave, pero solo el trauma psicológico le costó la carrera. Un golpe lo bastante duro, físico o mental, te deja secuelas para toda la vida. Los que han pasado una guerra han salido de ella más débiles que los que no. Lo que la gente presenta como «más resistencia ante el sufrimiento» es en realidad menos capacidad de rebeldía ante la adversidad; en lugar de luchar, tragas, porque no te quedan fuerzas para luchar. Por eso Franco se tiró 40 años en el cargo tras la guerra.
Respecto al ejemplo concreto del colegio… puede que los criterios de antes parecieran más duros que los de ahora pero ¿servían para algo? Antes si te caían tres (o menos, depende de cuándo estemos hablando) repetías curso. ¿Y eso de qué coño servía, aparte de para tener tíos con los huevos peludos jugando al fútbol con críos que les llegaban por el ombligo? Mi hermano, que nació en diciembre, repitió curso un año y a partir de ahí le fue mucho mejor académicamente – lógicamente, porque en realidad era un año más pequeño que algunos compañeros de curso – pero si el problema no es de tipo madurativo, ¿a alguien le ha servido de algo en la vida repetir curso? ¿Conoces a un repetidor que luego haya sacado todo matrículas y sobresalientes? Y eso de que el nivel educativo de antes era mejor también lo dejaremos en [citation needed], que la pandemia ha hecho aflorar a un sinnúmero de gente de nuestra generación, con títulos universitarios, demostrando que se pueden tener estudios y ser absolutamente ignorantes.
Y volviendo al tenis, que se supone que es de lo que va esto, ya lo hemos discutido antes. Somos los dos lo bastante mayores para recordar esa época con las hermanas Williams en sus 20 años y Federer aún con 18 cuando los Dani del momento decían que el circuito femenino era una farsa porque todos los títulos se los llevaban las mismas dos mientras en el masculino, decía el mantra entonces, había una plétora de jóvenes talentos que podían ganar un torneo.
El argumento siempre ha sido el siguiente:
En la ATP pasa A – En la WTA pasa B => Ergo, la WTA es una vergüenza.
Eso, para cualquier A y B dados, luego la lógica es independiente de los hechos.
Y no te creas, entiendo que para mucha gente es importante que haya un pequeño grupo de «fuera de serie» que regularmente lo ganan todo, y una nube de posibles aspirantes. Para formar ídolos hace falta que esa gente gane mucho, y lo haga regularmente. Si cada torneo lo gana alguien distinto no hay manera de hacer afición. De hacer afición… por esa persona. Porque ahí está el tema. Como le dijo una vez un amigo mío a otro «a mí me gusta el fútbol; tú eres del Real Madrid». Pues eso, a mí me gusta el tenis, vosotros sois de Djokovic o de Nadal.
Después de unos años más desconectado del tema, ahora he vuelto a recuperar mi pasión por el tenis. Veo el que puedo, y si no lo veo al menos sigo los resultados. Me gusta «conocer» a los jugadores, me gusta que cuando veo un partido sé que son Marta contra Olyona, no MiHéroeIdolatrado contra RandomBoss13, me gusta saber de dónde vienen, qué problemas han tenido con su juego o con su vida y apreciar esa lucha no solo contra la rival sino contra sí mismos – y por eso tiendo a seguir jugadores que no tienen un tenis perfecto, sino que tienen que ganar los partidos a pesar de, más que gracias a su tenis. Alguna excepción admito, casi todas pecados de juventud (Federer, Graff…) pero pocas.
Y el tenis de los 90 no me parece mejor ni más apasionante que el de ahora. Me encantaba Steffi Graff, así que verla ganar siempre no me molestaba, pero ¿seguro que el nivel era tan bueno? Porque Jana Novotna tuvo una buena carrera, pero su palmarés es exactamente el mismo que el de su pupila, Barbora Krejcikova, a la que despectivamente has despachado con un «fíjate qué mal está el circuito femenino que gana ésta». Ambas tienen un montón de Grand Slam en dobles y en dobles mixtos y un único título de Grand Slam en individuales, que Novotna también consiguió bien madurita. El de Novotona no va a mejorar, el de Barbora ya veremos. Conchita Martínez es la Caroline Woznyacki de los 90, una técnica excelsa, un montón de títulos menores y ún único Grand Slam que le pilló ya en la madurez de su tenis. Sabatini era guapísima y ganó un US Open. No sé, escoge una de las chicas que solo han ganado un major, la que te parezca más guapa, que para gustos los colores.
Y en cuanto al dopaje… joer, yo tampoco quiero pensar mal, porque hasta a mí me sabría mal que se me cayeran los ídolos al suelo, pero cuantos más años sigue la broma más improbable parece. Una cosa es un jugador que se sale un par de años y lo gana todo, y otra cosa es esta supremacía incontestable durante dos décadas. Una de las preguntas que Guillermo Ortiz intentaba contestar en uno de los artículos era ¿tiene que ver el dopaje con la longevidad de las carreras (de los ciclistas)? Y la respuesta es, «no lo sabemos, pero es verdad que eso antes no pasaba».
Si me preguntáis mi opinión, no creo que nadie del Big 3 se haya dopado, entendiendo por doparse tomar sustancias a sabiendas de que son ilegales, perooo… recordemos que Sharapova tomaba meldonium desde los 19 años, pero no se dopó hasta los 28. ¿Por qué? Porque hasta entonces el meldonium no se conocía como sustancia dopante. Eso no quiere decir que no funcionara hasta esa fecha, solo que no estaba prohibido porque las agencias antidopaje van por detrás de los médicos. «Federer» no es solo Roger Federer, es un equipo de entrenadores, fisioterapeutas, nutricionistas, médicos deportivos, asesores… esta gente tiene un montón de gente, de pasta y de recursos a su disposición para ponerse en la mejor forma posible, y de lo que ya dudo más es de si no tomarán algo que es legal pero no debería de serlo.
Soy muy consciente del dopaje que hay en todos los deportes de élite y así lo he expuesto en comentarios a diferentes artículos de jot down sobre este tema.
España fue durante años el paraíso del dopaje no sólo en el ciclismo,sino también en el atletismo (Marta Domínguez de vergonzosa senadora algo impensable en cualquier país decente) y en el fútbol ( sólo hay q ver los vínculos de eufemismo fuentes y Sabino Padilla con clubes de primera y segunda división).
Sin embargo,de ahí a acusar sin ningún fundamento al Big Three me parece osado.
En el tenis hay dopaje? Seguro. Que no es tan determinante como deportes de resistencia, también.
Comentad que indurain era un portento físico con 15 años.No es cierto,era un ciclista que prometía algo ( había sido campeón de España),pero que nadie se podría imaginar el nivel que alcanzó con 27 años.Ni por asomo vamos.
Nadal si destacaba físicamente con 15 años,era tremendo ver la velocidad e incluso resistencia que tenía ya con esa edad. Eso es algo natural que tienes de serie o no.
Sorprenderse de que con 35 años la siga manteniendo es lícito,pero no me compares con los casos de indurain o armstrong porque nada tiene que ver.
Tampoco creo que las nuevas generaciones sea tan éticas que rechacen el dopaje por principios. Ojalá fuera así,pero me parece una visión muy utópica.
Es normal desconfiar del deporte en general viendo los precedentes, especialmente en el vergonzoso caso español.
Sin embargo no creo que sea el caso del Big Three,primero porque realmente son de una generación posterior a la época de la barra libre y,por otra parte porque alguien como Federer ha basado todos sus éxitos fundamentalmente en la técnica,no era ni de lejos de los destacados físicamente.
Quizás con Nadal pueda haber más dudas,pero los que seguimos el tenis desde hace años sabemos que era un portento físico con 15/16 años.Nada que ver con los «milagros transformadores» de indurain o armstrong. Por otra parte siempre se ha posicionado abiertamente en contra del dopaje ( incluido las recreativas tipo speed de agassi).
En definitiva,seguro que en el tenis hay dopaje,pero no es un elemento tan diferenciador como deportes anaerobios de resistencia.
Ten en cuenta que los médicos deportivos de élite son muy pocos y se conocen todos. Guillermo menciona en un artículo a un doctor implicado en un caso de dopaje en ciclismo que también trabajó para Sara Errani. Arrieros somos y tal.
Y claro, Nadal se ha posicionado en contra del dopaje. Y el rey Juan Carlos en contra de la corrupción, no te jode. ¿A qué deportista de élite en activo conoces tú que se haya pronunciado a favor del dopaje?
Hombre en el ciclismo sobran casos de comentaristas deportivos,ciclistas,directores de equipos que han sido, como mínimo, ambiguos a la hora de ir contra el dopaje.
Así a bote pronto recuerdo los equipos españoles retirándose en bloque del tour del 98 pq le parecía maltrato al ciclista el caso festina. Muy vergonzoso recordar las declaraciones de los directores deportivos y ciclistas en esa época.
Te vale como ejemplo de no estar abiertamente en contra del dopaje? Yo creo que bastante claro.
Pero hay más ejemplos.
¿Y negarse a un control antidopaje, como hizo Djokovic? ¿O de que el número de controles antidopaje es excesivo (cuando son una cuarta parte de los que se hacen en ciclismo), como hizo Nadal? Si eso no es «ser ambiguo» con la lucha antidopaje, por muchas declaraciones de cara a la galería que se hagan luego, pues ya me dirás.
Djokovic q yo sepa nunca se negó a un control antidopaje,sino q dijo que confiaba en la inocencia en uno de sus mejores amigos de infancia y del circuito cuando esté otro tenista lo hizo.Es bastante diferente no?
Por otra parte Federer precisamente dijo en numerosas ocasiones que debería haber más controles aún de los que había.
Recuerdo a Nadal también decir que lo de agassi y el speed no tenía ninguna justificación o que sharapova tenía que asumir lo que había hecho.
Ninguno de los 3 ha sido ambiguo con el dopaje,al contrario.
Puedo entender las dudas que comentas sobre el dopaje en el tenis, yo mismo las he tenido muchas veces y me sigue haciendo gracia cuando se refieren a Djokovic como «un portento físico», por ejemplo, porque es «muy flexible». Sobre Nadal y sus exhibiciones físicas (Australia 2009 por ejemplo) también he podido pensar mal, incluso sobre Federer, cuya potencia física no se menciona porque es tan elegante que «flota» y todo eso.
Estando de acuerdo con eso, no entiendo bien cómo podría ser la explicación a la enorme diferencia que sigue habiendo con los tenistas jóvenes. Jugadores de élite como Tsitsipas o Medvedev (ruso, nada menos) no tendrían acceso a programas de dopaje similares? ¿La ATP no protegería de igual manera sus positivos que los del Big 3? ¿Qué sentido tendría para la ATP esto, fomentar una generación de perdedores que cuando se retiren los 3 grandes deje el tenis como un erial en cuanto a marketing y repercusión?
Además el doping explicaría que un Djokovic-Tsitsipas llegase al 5º set y que ahí físicamente el primero se impusiese a un griego ya fundido, pero no que un Tsitsipas que ha sido capaz de jugar a buen nivel y ganar un 5º set en semis de pronto desaparezca de la pista yendo 2 sets arriba en la final. Son tantas y tantas situaciones en las que jugadores jóvenes se disuelven en juegos o sets decisivos, tirando bolas claras fuera, fallando puntos clave, etc, que hay algo mental ahí y muy poderoso. Que evidentemente cuando uno está muy cansado hasta la mente se nubla, pero me refiero a situaciones de cambios repentinos de tendencia en un partido, no a un descenso paulatino de precisión en el juego.
Estoy de acuerdo en que el problema es mental más físico en esas finales. Y que Djokovic es el mejor a la hora de navegar esas situaciones – no hay mejor ejemplo que la pasada final de Wimbledon. Peeeeeeero también hay drogas para eso. En particular, según un tenista que admitió doparse, las anfetaminas hacen milagros con tu poder de concentración.
Algo que decir sobre no usar el Ojo del halcón o sistemas similares? A Sakkari, el árbitro le dio dos tiros por buenos, que la repetición en la tele (Tennis Chanel) mostró fuera. Afortunadamente, acabó ganando la checa.
Los jueces de línea están condenados a desaparecer en todas las superficies. Ya hay torneos que utilizan exclusivamente la tecnología, creo recordar que Australia y seguro las ATP Finals utilizaban un sistema que cantaba las bolas malas automáticamente, sin necesidad de Ojo de Halcón. En tierra, a pesar de que deja marca la bola, no siempre es así cuando viene muy floja, por lo que es difícil ver el bote. En este Roland Garros se han producido 2 hechos que me han parecido escandalosos, uno más que otro. El primero se dio en la semifinal de Zverev y Tsitsipás. Una bola buena del griego la cantan mala y la devuelve el alemán a la red algo forzado. La reclama y el juez de silla le da el punto Stéfanos. Alexander protesta (con razón) enérgicamente porque había tocado la pelota y al oír el cante del juez de línea se dejó llevar y la tiró a la red. Pero es que incluso habiendo llegado forzado ese punto se tiene que repetir sí o sí con el reglamento en mano.
Y la más escandalosa fue el punto con el que Krejcikova gana a Pavlyuchenkova. Una bola buenísima, en toda la línea (no tuvieron el valor de repetirla porque todo el mundo se quedó desconcertado, incluso los comentaristas), que ni siquiera la rusa tiene los santos ovarios de reclamarla, SIENDO BOLA DE PARTIDO EN CONTRA, mientras la checa mira el bote sorprendida y hace como que señala que se ha ido, cuando se notaba por su cara que ni de coña había visto el bote fuera. Una auténtica vergüenza por parte de Anastasia por blanda y no reclamarla, Barbora por marrullera, y el juez de silla por pusilánime y no bajar a comprobarla.
Gracias Dani. Vi la queja de Zverev, cuya repetición no se atrevió a dar Tennis Channel porque probablemente Zverev tenía razón (como tú dices) y dejaría en falta al árbitro/torneo. Lo de Sakkari fue justo el día anterior.
Ya he visto esos torneos donde no hay jueces y todo está automatizado.
No, yo le pedía al articulista que por qué Roland Garros no ha usado el sistema. He visto unos dos documentales en Tennis Channel sobre la renovación de las instalaciones y demás chupadas propias de miembro, y no ponen la puta repetición electrónica! En Madrid tenían un sistema de estos, que los jugadores pedían para resolver dudas.
En fin, nada, quejarme contra la organización… Pero que no farden de torneo…
Sospecho que Pavlyuchenkova también pensaba que era mala – o daba el partido por perdido – porque a mí también me pareció rarísimo que no pidiese una revisión, incluso aun si pensaba que la había tirado fuera, solo «porsiaca». Pero ni ella ni Kréjcikova son de las que discuten decisiones arbitrales, como demuestra el caso contra María Sakkari. El árbitro dijo que era buena y Barbora se encogió de hombros y siguió jugando.
Tampoco me parece bien lo de llamarla marrullera simplemente por querer que el juez de línea tuviese razón. En la repetición se ve claro que Krejcikova marca el bote de la línea y no quiere ni mirarla, por si es dentro, pero una cosa es no quejarse cuando las decisiones arbitrales te perjudican y otra hacer un challenge en tu propia contra. Con match point. De una final. De un major. Que estás tú que si a Djokovic le cantan una mal una bola que le hace perder el cuarto set de las semifinales Rafa no habría mirado hacia el otro lado. Hay un montón de vídeos de «deportividad en el tenis» por youtube, pero si te fijas bien en el marcador siempre es en puntos no críticos, y normalmente cuando el marcador ya está muy decantado hacia uno de los dos lados. :p
Espero que sea FoxTenn o alguna otra tecnología RealBounce. Incluso si la precisión es menor que con el Hawkeye prefiero ver una imagen real que una infografía generada por ordenador. Además, en tierra es algo menos preciso por varios motivos: la tierra se mueve a lo largo del partido, amontonándose en algunos puntos y desapareciendo de otros, sobre todo si hay viento. Con lluvia, las líneas, que están hechas de otro material, pueden generar brillos que «cieguen» las cámaras del Hawkeye restándoles precisión, y sobre todo, ¿qué pasa cuándo el Hawkeye dice que la bola fue dentro y tú ves una clara marca redonda por fuera de la línea?
En la semifinal ante Kréjcikova hubo una bola a la línea de Maria Sakkari que se cantó fuera y luego la árbitro la dio por buena. El Hawkeye dice que la bola botó más de un centímetro por fuera de la línea, y todo el mundo, en los comentarios de youtube y distintos foros de tenis, ha asumido que el Hawkeye tiene razón y la árbitro se equivocó. Como programador informático encuentro esa fe en la infalibilidad de los ordenadores entre enternecedora y preocupante. La árbitro acercó la nariz a un palmo del suelo y vio una marca que se superponía parcialmente en la línea. ¿Por qué asumís que ella estaba equivocada y el Hawkeye acertó?
El árbitro de Sakkari-Krejčíková era un tío…
Acepto cualquier sistema, aunque solo me haya referido al «Ojo del halcón».
De acuerdo en el análisis sobre la ya famosa semifinal de este Roland Garros: partido intensísimo, psicológico y por momentos dramático, pero muy lejos de los mejores partidos que estas dos bestias del deporte nos han ofrecido. Y la razón es muy clara: Nadal jugó un partido muy irregular, impropio de él en estas rondas del torneo. A la vez el nivel de Djokovic fue muy alto por momentos, pero me parece sorprendente que el serbio diga que ha sido uno de los tres mejores partidos que ha disputado, cuando podría nombrar fácilmente diez finales donde estuvo a muchísimo más nivel.
[Continuo mi comentario]
Respecto a Nadal, está claro que su actuación ha sido lastrada por su mal servicio y su irregularidad en el revés. Lo del servicio en particular me parece realmente inexplicable. Yo asumí en torneos previos que había cambiado la técnica para evitar lesiones en la parte baja de la espalda (ya visto en Australia), y así protegerse de una posible lesión antes de RG. Pero los torneos han seguido y el problema de las dobles faltas sigue ahí, algo desde luego hay oculto que no sabemos.
Me parece también curioso que la gran clave (en mi opinión, claro está) haya pasado tan desapercibida entre los analistas: el físico de Nadal no aguantó el ritmo del partido, y no solamente en el cuarto set, si no ya desde el segundo set. JAMÁS se ha visto a Rafael Nadal tan reventado físicamente en un segundo set de GS, llegando tarde mal a las bolas, golpeando con malos apoyos, etc. Según como he visto el partido el gran número de errores no forzados aumentó exponencialmente a partir de ese momento y siempre relacionado con un golpeo poco limpio y muy forzado. Es cierto que el nivel subió enormemente en ese impresionante tercer set, pero lo achaco más al coraje y a la raza de un jugador nunca deja de luchar hasta el final y puso todo lo que tenía en el tanque. Verdaderamente pongo en duda que Nole no se lo hubiera llevado fácil en cinco sets de haber perdido el tercero, Rafael simplemente no podía más. Al final los juegos de más en el primer set resultaron clave para que el serbio se metiera en el partido, alargar los sets todo lo posible le beneficia muchísimo a día de hoy.
Y a diferencia del autor del artículo, visto lo visto no tengo buenas sensaciones con el español. En este torneo por primera vez he visto que el final se acerca, y no he podido evitar sentir una pena tremenda. La tierra batida es la superficie más exigente, y según pase el tiempo necesitará acortar los partidos cada vez más para no acumular cansancio. Ojo, que nadie se relaje para 2022, Nadal sigue siendo muy superior a todo el circuito en Roland Garros (bueno, quizá hay que quitar a un jugador de la lista), pero ahora sí que el sorteo empieza a ser crucial para que tenga opciones de llevarse el torneo. En fin, solo me queda felicitar a Nole por su enorme victoria, cada vez tiene el «título» de GOAT más cerca y eso que llegué a dudar mucho después del desastroso final de temporada en 2020. Su ambición no tiene límites y mentalmente es el jugador más duro que ha habido jamás, solo queda aplaudirle.
Yo apunté en un mensaje previo que en Australia contra Tsitsipás le pasó igual, y que 2 veces seguidas en 2 torneos de GS no puede ser casualidad. No obstante, de haber ganado el tercero y por estar en su cortijo particular, creo que hubiera echado el resto y hecho lo indecible por ganar. Hubiera llegado justo a la final pero Tsitsipás habría temblado más en los primeros sets contra Nadal que contra Djokovic, solo de pensar en los 13 RG de 13 finales. A fin de cuentas, Nole solo tenía 1 aunque hubiera llegado a varias vinales.
Lo de los sorteos no es un tema menor, de hecho ya ha sufrido las consecuencias en este RG al ir de #3 y encontrarse en semifinales con el serbio. Ir de #3 o de #4 es irrelevante porque puedes igualmente evitar al #1, pero lo que sería peligroso es caer al #5 o más allá, porque a partir de cuartos de final te puedes encontrar con el #1 o el #2, aparte de complicarse el trazado desde las primeras rondas.
El tenis de Nadal siempre ha dependido más de su físico que el de Federer o incluso el de Djokovic, que tiene un montón de fuelle, pero me da la sensación de que dosifica mucho mejor. Por ejemplo, el cuarto set de la final de Australia ante Thiem, o el segundo de Roland Garros ante Tsitsipas ni los disputó. Se limitó a descansar y reservar fuerzas para el siguiente.
Se entiende pero sorprende la decisión de Nadal de no acudir a Wimbledon y JJOO. Lo de Londres allana el camino a Djokovic, que se va a encontrar un camino allanado. Creo que, más allá de él como favorito #1, había una nebulosa de jugadores entre los que estaba Rafa como #2 o #3 en liza. Parece claro que físicamente cada vez va a menos. Reaparecerá en la gira norteamericana previa al US Open, el segundo GS que mejor se le ha dado tras RG. El problema será toparse con un Djokovic probablemente en la tesitura de ganar el Golden Slam, y la Next Gen que sí ha demostrado poner las cosas más difíciles en pista dura. La nómina de candidatos a ganar en Nueva York es más amplia.
No he podido seguir como hubiese querido el RG de este año. Me he tenido que perder muchos partidos y entro un poco tarde a comentar en este foro por los mismos motivos por los que no he podido ver más tenis. De todas formas creo que puedo aportar un par de cosas al margen de los valiosos comentarios de Guillermo y de los intervinientes en el foro.
La rutina al servicio de Nadal por momentos se me hace tediosa. Estoy seguro de que muchos aficionados al tenis pueden tener una opinión aún más negativa que la mía sobre esa costumbre previa al saque. Toque de calzón, pellizco a la camiseta de un hombro, luego el otro, toque de nariz y oreja de un lado, luego la del otro. Repaso de las muñequeras por la frente. Si estamos en tierra la dinámica empieza con golpes de la raqueta en cada una de las zapatillas y, si acaso, el arrastre del pie por la línea de fondo para apartar la arena. Creo que fue Toni Nadal el que le indujo a adoptar desde joven la costumbre de acudir al uso de la toalla antes de cada punto para eliminar la ansiedad que supone poner la bola en juego. Creo que esa rutina es un mecanismo de concentración y sirve para planificar el punto. Mi impresión es la de que Alcaraz suele emplear el uso de la toalla para un fin similar. Esa rutina creo que se ha convertido en problemática desde que se ha introducido el reloj de 24 segundos y los recogepelotas ya no le acercan la toalla a Nadal. Por ese motivo el de Manacor en algunos casos apura el primer servicio más de lo debido (la limitación temporal no funciona con el segundo saque o con la repetición del primero como sabéis) omitiendo la rutina o acortándola y levantando frecuentemente la vista para ver el marcador y revisar la cuenta atrás del reloj.
Otro de los jugadores que se toman mucho tiempo para ejecutar el servicio es Djokovic. Su concentración se basa simplemente en botar la bola con carácter previo muchas veces incrementando la velocidad progresivamente según se aproxima el momento de ejecutar el servicio. No alza la cabeza para no despistar la mente con los estímulos del exterior. En uno de los momentos más relevantes del partido frente a Nadal, en el tercer set decisivo, recibe un warning por superar el tiempo establecido. No le importa, vuelve a la rutina del bote tomándose un tiempo extra y gana el punto. El resultado es que Nadal sacó sus servicios a tiempo (muchos al límite) y Djokovic no (tan solo por una vez). Me pregunto si la norma de los 24 segundos no estará afectando a Nadal más de la cuenta de forma que sería conveniente revisar sus rutinas de saque. Esa circunstancia creo que no afecta al serbio porque él ha decidido olvidarse del reloj para efectuar el saque. Quizá asuma el riesgo de recibir la advertencia del árbitro pero su proceso para ejecutar el servicio apenas se ha visto afectado por la limitación temporal.
Me ha sorprendido mucho el comentario sobre Valhue sobre el número de cabezas de serie que en los torneos individuales femenino y masculino entraron en cuarta ronda. Yo no hubiera creído que en el torneo femenino hubiera más cabezas de serie que en el masculino a esas alturas. El dato que nos ofrece tiene mucho truco y lecturas más ocultas. En primer lugar, porque el dato que nos indica se refiere a la tercera ronda, no a la cuarta. En segundo lugar porque una mirada a ambos cuadros en cuartos nos dice que de los 8 jugadores masculinos, 7 estaban entre los 10 primeros del ránking del torneo, solo Davidovich era el único jugador que no tenía la condición de cabeza de serie. En cambio, en el cuadro femenino, de las 8 jugadoras de cuartos solo dos estaban entre las 20 mejores y dos de ellas no eran cabeza de serie. Así que la selección ofrecida por Valhue es un tanto sesgada porque en tercera y cuarta rondas cayeron jugadoras de tanto peso en el circuito como Brady, Svitolina, Mertens, Kenin, Williams o Azarenka, una escabechina como dios manda, mientras que los grandes líderes masculinos aguantaron perfectamente sus envites de octavos. Por otra parte, la semicongelación del ránking que permite contar con puntos del 2019, ha servido para que jugadores como Goffin, Monfils o Federer contaran con un status inmerecido mientras que otros como Sinner, Karatsev o el mismo Davidovich se hayan visto perjudicados por esta circunstancia (el de Málaga podría haber contado con el beneficio de ser cabeza de serie en una situación normal). Creo que puede justificarse en parte esa caída de cabezas de serie en los torneos femenino y masculino precisamente en este motivo.
Como no quiero alargarme mucho más menciono brevemente otros asuntos que acuden a mi memoria sobre el torneo. Trataré de ir al grano.
Desde que vimos a Chang jugárselo a Lendl, lo del saque por debajo de la cintura quedó en el olvido hasta que lo resucitó Kyrgios. A mí me parece que cada vez más jugadores utilizan este recurso de forma ocasional pero como un arma más del repertorio. Que yo haya podido comprobar, en este RG Bublik lo probó con Djokovic, y también Davidovich con Ruud y con Delbonis. Me parece una forma útil de alterar dinámicas en el contrario a la hora de situarse en el resto. Es cierto que la ocurrencia de Medvedev de cerrar el partido que supuso su derrota con un saque por debajo fue desafortunada, porque en su caso pareció más una ocurrencia que el acceso a un recurso diferente dirigido a desorientar al contrario. Yo creo que veremos mucho más este tipo de golpes. Aún no me explico cómo Djokovic no lo intentó con Nadal porque el repertorio que utilizó en su enfrentamiento fue extensísimo.
Sin lugar a dudas el serbio parecía más preparado para enfrentarse a Rafa Nadal que la última vez que lo hicieron en pista dura. Hice todo lo que pude para no perderme el partido y aún así no pude ver el desarrollo del segundo set. El serbio hizo un uso más eficaz de las dejadas y Nadal solo pudo contar con sus paralelos como arma más eficaz. En el tercero me pareció que quien se lo llevase se adjudicaría el encuentro. Lo más extraño fue ver cómo Nadal tras ¡18! errores no forzados en el tercer parcial aún dispuso de una bola de set al resto. Si a eso añadimos sus lamentables porcentajes con el servicio, especialmente con el segundo donde es uno de los más grandes del circuito, pues a eso debemos atenernos para justificar la derrota. No solo fue que Djokovic leyese mejor el partido también Nadal puso más facilidades de las que se podían prever. A esto último no estábamos acostumbrados.
El partido de Nadal ante Norrie suscitó una controversia inesperada que me ha llevado a reflexionar acerca del modo en que Nadal condiciona el juego del oponente. En un momento dado Norrie vio cómo un punto ganado por su saque se anulaba porque Nadal no estaba preparado en el resto. Ya he mencionado como Nadal explota al límite la facultad que tiene de servir en el plazo máximo que las normas de los torneos le otorgan. Está en su derecho. El problema sucede cuando sus preparativos previos al punto retrasan el ritmo que el sacador quiere imponer. Es cierto que el servidor no puede sacar si el restador no está preparado pero este último debe jugar al ritmo del servidor y debe estar listo para recibir el servicio cuando el servidor lo esté para efectuarlo. Me parece legítimo que el sacador decida jugar ágilmente usando muy pocos segundos para poner la bola en juego. Mi impresión es que Nadal condiciona demasiado el ritmo del rival para su conveniencia. Creo que el británico debió de haber sido más explícito al comienzo del choque e indicarle a su rival y al árbitro que pretendía ser ágil con su servicio y que, por tanto, Nadal debía de avenirse a tal circunstancia.
Confieso que es la primera vez que he visto a Medvedev desenvolverse en la tierra. Creo que sus desplazamientos laterales son un inconveniente para él. Lo vi mejor en sus recorridos hacia adelante. Creo que hay un mundo de diferencia entre ver a Djokovic o a Nadal invertirse para jugar con su derecha y ganar ángulos con unos pasos rápidos y certeros y hacer lo mismo con el ruso que se mueve con menos eficacia. Si no supera estas limitaciones no lo veo ganando títulos en tierra.
Uno de los pocos partidos que tuve ocasión de seguir en el circuito femenino fue la semi entre Sakkari y Krejcikova. Me decepcionó el juego que desplegaron. El nivel fue impropio de unas semifinales de un GS. Ganó quien más aguantó sobre la pista. Nada más. La prueba de lo decepcionante del encuentro fue que más del 45 por 100 de los puntos del partido fueron errores no forzados. Casi una de cada dos veces que se ponía la bola en juego una de las dos estrellaba la bola en la red o la mandaba fuera sin mérito alguno de la rival.
No he podido ver ningún partido de Federer pero recibí con desagrado su salida del cuadro. Ya he comentado cómo la pandemia le ha dado una vida extra al suizo, pues de no existir tal circunstancia, conforme a un ránking normal, Federer tendría que estar jugando fases previas, torneos challenge o depender de las wild cards para entrar en los torneos grandes. Pienso que la lesión lo hubiera retirado. Nada de eso está sucediendo porque está cómodamente instalado entre los diez primeros del circuito sin haberlo merecido en la cancha. Hay muchas formas de ver su paso por RG. Una de ellas es la de usar el torneo para conseguir unos cuantos puntos valiosos para mantener el ránking para Wimbledon y desaparecer dejando al aficionado sin un partido interesante contra Berrettini y de alguna forma alterando la competición. Se echará de menos su presencia y su forma de jugar pero mi impresión es la de que si Federer hubiera compartido su vida deportiva como lo ha hecho Nadal con sus dos máximos rivales su cuenta de GS hubiera sido muy inferior y nadie lo estaría contemplando como el más grande.
Hablando del GOAT mi impresión es la de que Djokovic no solo es que tiene las condiciones para serlo, es que quiere conseguirlo más que nadie. La actitud del serbio en los últimos puntos jugados en el partido frente a Berretini no me pareció impostada pero sus gritos y gestos fueron muy exagerados cuando, contando con varias bolas de partido consecutivas, falló en dos ocasiones y luego consiguió vencer al italiano. Quizá un síntoma de la motivación extra que se autoimpone para conseguir derrotar a todos los rivales. Ah, y un detalle que no me parece banal, no solo él quiere conseguir ese objetivo, su esposa, sus padres y su entrenador parece que casi lo desean tanto como él. En cualquier caso nada está dicho aún y todo puede cambiar a la vuelta de la esquina.
Muy interesantes tus reflexiones.
– A mí Nadal también me desespera con sus manías y tics (creo que a cualquiera), aunque como jugador de tenis que fui en mis tiempos mozos, y sigo siendo en mi vida adulta, entiendo que esas rutinas y supersticiones forman parte de este mundillo. Yo mismo tenía algunos hábitos antes de sacar o a la hora de botar la bola, pero en absoluto al nivel que llegan Rafa y, en menor medida, Djokovic. Creo que Norrie lleva razón en su queja, el restador se tiene que adaptar al ritmo que impone el sacador, igual que el balear exaspera a sus rivales que cuando va a servir, ya se encuentran preparados con 10-15 segundos de antelación. Por eso me sorprendió que el warning lo recibiera el serbio y no Nadal, porque si bien es cierto que apura, no lo hace tanto como el español.
– El dato de los cabezas de serie de los cuartofinalistas es tremendamente revelador y diría que definitivo (y podríamos retrotraernos a los últimos GS) para evidenciar por qué pienso que el circuito femenino es un desastre desde hace tiempo, sin necesidad de exigir una «tirana» o un equivalente al Big-3 o Big-2 masculino.
– El saque de cuchara me parece un recurso como cualquier otro, pero que jugadores como Davidovich no han entendido del todo bien aunque sea quien con más acierto lo haya ejecutado. Creo que debería ser un saque mucho más cortado, como una dejada, para que su efectividad fuera más alta en caso de no pillar desprevenido al oponente. Cuando un jugador recurre a este golpe, inevitablemente le van a estar esperando, por lo que si no la dejas muerta como un dropshot la bola queda franca, como le pasó por cierto a Medvedev en el punto de partido contra Tsitsipás.
– A la gente suele caerle mal Djokovic por una mezcla entre el patrioterismo mal entendido y sus «fingimientos» de cansancio o lesión. Yo creo que las lesiones no las ha fingido, otra cosa son los gestos y aspavientos, porque, sin ir más lejos, no puede ser tan idiota como para fingir en Australia y prolongar 2 sets su partido contra Fritz.
Contrariamente a la opinión general, me cae bien porque habla claro, no se esconde, y además utiliza su posición para mejorar las condiciones económicas de los tenistas más modestos.
No es políticamente correcto, y eso me encanta en un mundo tan encorsetado y de ofendiditos. Bravo por él.
Además de que la prensa de aquí y los cuñados de turno (esos que ven tenis cuando juega Nadal, y solo en las finales) solo querían que perdiera para que no se acercara, en lugar de disfrutar del deporte.
Nadal tiene el mismo objetivo pero es mucho más prudente o digamos «hipócrita», porque siempre se adorna con eufemismos del tipo «quiero darme la oportunidad de competir al máximo para llegar lo más lejos posible» etc, pero luego no puede evitar decir que «obviamente quería que ganara Thiem» en la final de Australia 2020, por no mencionar los artículos de El País que su tío publica en los que manifiesta claramente que prefiere que pierda el serbio para «lograr el objetivo» por ser el más laureado. ¿Por qué no hablar claro cuando es evidente que piensas lo mismo? Y si nos vamos a sus funciones como representante de los jugadores cuando él y Federer han ocupado ese puesto, no han hecho más que figurar y no moverse nada por cambiar las cosas. Nole al menos se moja e intenta mejorar las condiciones de sus compañeros.
Por último, durante la final de RG, cuando la jueza le pitó un warning a Tsitsipás por superar el tiempo, al cambiar de campo Djokovic se lo recriminó por no ser más flexible ya que tienes que ir al otro lado de la pista a por la toalla, porque por la pandemia no la pueden dar los recogepelotas como antes. Son detalles que se pasan por alto mientras la prensa de aquí exagera todo lo que puede usarse contra el serbio porque entienden que es un intruso que se ha colado en la fiesta de Nadal. Una prensa (en general bufandera por cierto), que solo opina y ve tenis cuando juega el español y llega a las instancias finales de los GS, pero no hace apenas seguimiento del circuito.
No solo es que mucha gente vaya contra Djokovic porque es el gran rival de Nadal. Hay algo más, como algún otro comentarista dijo en otra ocasión, que va en contra de Djokovic. Su entorno, su excesiva teatralización en la cancha, la manía ya abandonada de besar la cruz que llevaba en el pecho al acabar los partidos, las declaraciones de su padre sobre Federer o sobre el comportamiento de Nadal con su hijo, la violencia desmedida a la hora de romper raquetas. A mí personalmente no me cae bien y deseo que no aumente la cuenta de títulos. Pero mi deseo se topa con sus exhibiciones en la pista y mis ganas de seguir viendo más Nadal-Djokovic. Llevo muchas décadas jugando (ahora ya casi no puedo por las rodillas) y viendo tenis y lo que he visto en algunos duelos Nadal-Djokovic no le he visto nunca y dudo que vaya a repetirse. Las combinaciones Nadal-Federer, Nadal-Djokovic y Federer-Djokovic han dado momentos imperdibles para un seguidor de tenis. Sospecho que no volveremos a ver duelos iguales en el futuro.
Por otra parte reconozco cierto nivel de falsa humildad (yo no diría hipocresía) en Nadal pero se lo disculpo. No solo por algo de patrioterismo (aunque de eso creo tener poco) sino también por todo lo que es como persona entre otras cosas porque no se ha ido a vivir a Montecarlo o a Suiza y porque ha montado un proyecto para seguir enseñando tenis a nuevas generaciones que no han hecho otros. O simplemente por numerosos detalles de su pasado que me han hecho ver que es un jugador diferente.
En otro orden de cosas hay dos aspectos que Valhue ha puesto sobre la mesa y que me parecen interesantes pero no soy capaz de aportar nada de valor. En primer lugar, el dopaje tecnológico de las raquetas, no lo he pensado demasiado pero creo que es un tema menor a pesar de las declaraciones de Navratilova. Luego está el dopaje de verdad. He vuelto a ver por encima uno de los artículos de Jot Down que tratan el tema y no me acordaba de que había intervenido sobre esta cuestión. Personalmente creo que no hay dopaje generalizado en el tenis y que ninguno de los grandes se dopa pero a estas alturas de la vida estoy dispuesto a desengañarme si hay pruebas. Los comentarios de Valhue no presentan hechos que, en mi opinión, pudiesen enervar la presunción de inociencia.
En el tenis es tu rival quien te exige en la pista. Solo hay que ser superior a él en un deporte en el que intervienen muchos elementos además del factor físico. Este no es el caso del ciclismo, de la natación, del atletismo o de la halterofilia donde el atleta no se enfrenta al rival sino al crono o a los kilogramos.
Un placer hablar con vosotros de tenis. No tengo la oportunidad de hacerlo con muchos de mis amigos.
Las estadísticas es lo que tienen, que a veces resultan sorprendentes, sobre todo cuando van en contra de los prejuicios de uno. En la semifinal entre Nadal y Djokovic, Nadal tiene el mismo porcentaje de errores no forzados que Sakkari o Kréjcikova (el de Djokovic, para ser él tampoco es para tirar cohetes). Esa semifinal «histórica», con un cuarto set «épico», según la prensa mundial, tuvo un nivel absolutamente impropio para una final de Grand Slam. Si hubiesen sido mujeres, claro.
Leí un artículo hace unos meses donde se había hecho un experimento consistente en poner a discutir sobre un tema en una mesa redonda a un grupo de hombres y mujeres y monitorizar cuánto hablaba cada uno y cómo se percibía ese tiempo. ¿Resultado? Si las mujeres hablaban más de un 20% del tiempo, los hombres percibían que las mujeres «habían estado hablando todo el rato» y «habían monopolizado la conversación». Supongo que es el mismo fenómeno que hace una semifinal tensísima entre dos semifinalistas novatas con estilos totalmente contrapuestos sea visto como un espectáculo lamentable y un cómodo paseo ante un rival impotente sea descrito como en términos de «partido histórico» y otras memeces semejantes… cuando el número de errores fue básicamente el mismo. En la final, por cierto, volvió a pasar lo mismo. Tsitsipas tiene un porcentaje de fallos como el de Kréjcikova y Djokovic bastante más alto que Pavlyuchenkova… pero Kréjcikova ganó, igual que podía haberlo hecho Tsitsipas, lo que no hace sino reforzar aquella máxima de que lo importante es ganar los puntos clave.
La diferencia que dices entre los cabezas de serie en chicos y en chicas no es tal, en realidad. Se trata en ambos casos de la congelación de puntos por la pandemia. Sí que cayeron Brady, Svitolina, Mertens, Kenin, Williams o Azarenka a las primeras de cambio, pero ¿qué han ganado este año? Brady, como Muguruza, empezó muy fuerte pero la tierra no es lo suyo. Las demás están lejos de su mejor forma, excepto quizás Mertens (quien tampoco es una especialista en tierra). ¿Quién llegó a las últimas rondas del torneo? Kréjcikova (vencedora en Estrasburgo), Gauff (vencedora en Parma), Swiátek (vencedora en Roma), Sakkari (semifinalista en Miami, octavos en Madrid y Stuttgart)… en resumen, llegaron las que estaban en mejor forma a mayo de 2021. No las que estaban más arriba en el ranking o las que tenían más títulos de Grand Slam, sino las que estaban jugando mejor. ¿Sorprendente, no?
Valoro mucho tus comentarios. Con frecuencia introduces temas novedosos y planteas aspectos interesantes sobre todo en el ámbito del tenis femenino.
En esta intervención usas parte de mis argumentos para la réplica pero los mezclas con opiniones de la prensa como si yo estuviera de acuerdo con esas opiniones. Y empleas, como ya has hecho otras veces, cierto argumentario relativo a la discriminación hacia el sexo femenino. Es posible pensar que estás aludiendo a que yo estoy preso de esos prejuicios que me impiden ver una realidad que tú percibes de forma distinta. Paso a entrar en detalles.
El partido de Nadal frente a Djokovic fue el peor partido de Nadal en RG de su historia. 55 errores no forzados es algo inaudito en un jugador que basa su estrategia de juego en minimizar al máximo este aspecto. El número de errores de Nadal es inferior (no por mucho) al de errores cometidos por cualquiera de las dos contendientes en la semifinal femenina que tuve ocasión de ver. Tú dices que es el mismo porcentaje, eso no es cierto. El diablo está en los detalles y ya me estoy preguntando qué tipo de cálculos has realizado para sostener tal afirmación. Por supuesto que el conjunto de los errores no forzados del partido entre Nadal y Djokovic es muy inferior al conjunto de los errores del Krejcikova-Sakkari que es el aspecto que yo he aludido. Ya es malo que un contendiente tenga muchos errores no forzados pero cuando son los dos los que los cometen es mucho peor. Tú te fijas en un aspecto parcial de la estadística de los errores no forzados para hacer una equiparación difícil de sostener.
La otra cara de la moneda de un partido son los winners. El partido entre Nadal y Djokovic ha tenido puntazos. No he visto nada parecido en la semifinal femenina. La cifra de winners en la semi masculina es muy superior a la semi femenina que he aludido. No hay comparación en este terreno. La semi femenina que he presenciado ha tenido un nivel inferior al duelo Nadal-Djokovic, sin lugar a dudas. Ponerlos al mismo nivel es erróneo en mi opinión.
Podrás pensar que he entrado a opinar sobre la peor semifinal de las dos. Lo cierto es que pude ver el poco tenis que pude ver. Y resultó que tuve tiempo para ver la semi femenina que he comentado (no vi ni la final ni la otra semi, lo mismo me pasó en los chicos) y para mi desgracia vi un mal partido.
No entro a valorar las crónicas periodísticas. No las he utilizado en mi argumentario. Puedo entender el adjetivo histórico de la prensa para referirse al partido de Nadal frente a Djokovic porque la relevancia de ese partido supera con mucho a la semifinal que yo he aludido.
Por lo demás no voy a tratar de justificar mínimamente si tengo o no prejuicios contra el tenis femenino, como es posible que estés aludiendo. Como tampoco voy a responder a alusiones del tipo «por lo general los aficionados al tenis seguís a un jugador en concreto mientras que yo (Valhue) amo el tenis femenino sin atender a nadie en particular». Prescindo de esas consideraciones.
Como tampoco he atendido a frases como esta acerca del cuadro masculino de RG que has vertido (y que me pueden llegar a hacer pensar que tú tienes prejucios contra el tenis masculino que se está jugando actualmente), hago copy-paste: Federer volvió a jugar en Roland Garros con 40 tacos, después de un año parado y una operación de rodilla y fue pasando rondas hasta que se aburrió de la tierra y decidió largarse a preparar Wimbledon, confirmando una vez más la nula calidad tenística del circuito masculino.
Lo de la congelación parcial del ránking no puede servir como justificación general para explicar la impredecibilidad del tenis femenino. Yo hubiera querido ver este año unas semis tipo Barthy-Swiatek y Osaka-Williams. Luego la calidad de los partidos será la que sea. Y eso es lo que la mayoría de los aficionados se pierden.
Un saludo.
El porcentaje de errores no forzados de Nadal es ligeramente inferior al de Kréjcikova o Sakkari, pero eso es un mal partido de Nadal y una completa y absoluta vergüenza infumable por parte de las otras dos. En plan, un 39,9% es un mal dato, pero un 40% es insoportable. Pues vale. Cada cual es libre de cogérsela con papel de fumar. De doble capa.
La cosa es que se lanzan sobre las mujeres tremendísimos juicios de valor que para los hombres no son más que toneladas de paños calientes. «El conjunto de los errores no forzados del partido Nadal-Djokovic es muy inferior al conjunto de los errores del Kréjcikova-Sakkari». Bueno, el conjunto de los errores no forzados de la final femenina es la mitad que el de la masculina. ¿Seríamos capaces de denunciar «el nivel impropio de una final de Grand Slam», o esas afirmaciones tan categóricas solo la merecen las mujeres? «Ya es malo que un contendiente tenga muchos errores no forzados pero cuando son los dos los que los cometen es mucho peor.» ¿Seguro? En la pasada final de Wimbledon Simona Halep cometió solo dos errores no forzados y fulminó sin piedad a Serena Williams. ¿Cuál fue el veredicto de nuestros machistas residentes? «57 minutos de final y un nivel cada vez más lamentable y fluctuante.» Hagan lo que hagan, las chicas siempre lo hacen mal.
Tú dices que la semifinal entre Djokovic y Nadal estuvo llena de puntazos, pero que entre Sakkari y Kréjcikova no viste ninguno. Ahí está supongo el problema, porque yo si recuerdo un buen puñado de puntos notables en ese partido. Varios trallazos al resto de Sakkari que Djokovic habría firmado gustoso. Unos cuantos puntos trabados y trabajados moviendo al rival de lado a lado de la pista hasta encontrar el winner. Y sobre todo, una excelsa selección de golpes profundos y planos por parte de Kréjcikova (de derecha casi todos; con los nervios el revés no le funcionó en todo el partido, cuando suele ser igual de fiable que su derecha). El partido entre Nadal y Djokovic no lo pude ver – como tú, no he podido seguir el torneo tanto como me hubiese gustado – así que no puedo entrar a valorar cuántos puntazos tuvo, pero si he de juzgar por el nivel de la final masculina tampoco serían tantos, sobre todo si tenemos cuenta que en cualquier partido contra Djokovic los puntazos y los winners normalmente los pone el rival y Nadal hizo un mal partido.
Las alusiones sobre los fans de un jugador respecto a los amantes de un deporte no tienes por qué contestarlas, porque no eran una pregunta para nadie en concreto. Simplemente es un hecho. Pasa en todos los deportes y también en este. Y dije que a mí me gusta el tenis, no solo el tenis femenino. Lo que ocurre es que el masculino me resulta mortalmente aburrido. Cuando no juegan Nadal, Djokovic o Federer entre ellos, el partido carece de interés, porque es como la liga de la Real Sociedad; puede que gane algunos partidos pero sabes que no va a llevarse el título, y por si fuera poco cada vez más a menudo también carece de técnica. Como ya he comentado antes, toda la NextGen y la que viene por detrás parece limitarse al garrotazo y tentetieso. «Jugadorovos», podríamos definirlos, si esos apelativos despectivos no fuesen, como todos los adjetivos despectivos, solo válidos para definir a las chicas. Derechazo a ciegas, sin mirar a donde va la bola, y mucho topspin para evitar tirarla a tomar por culo. Nadie parece saber colocar una bola. Por eso de toda la NextGen el más interesante me resulta Medvedev; el tío es irregular pero al menos es diferente. Jack Sinner o Adrei Rublev todavía no han encontrado un problema que no hayan creído poder solucionar haciendo exactamente lo mismo, pero todavía más fuerte. El día que los mandamases del tenis decidan que los tenistas amateur hagan lo que quieran, pero que para competir profesionalmente se usarán las viejas raquetas de madera veréis de qué poco sirven los tenistas en activo. Incluyo a Nadal y a Djokovic. Federer quizá podría adaptarse pero para entonces ya estará retirado.
Porque puede que ese día no esté tan lejano. Mirando una página de raquetas vi un nuevo modelo con un sensor electrónico para ajustar la tensión de las cuerdas a la intensidad del golpeo. ¿Cuánto tiempo falta hasta que pillen al primer tenista con una raqueta con una batería y acelerómetros en el mango para aumentar el sweetspot de la raqueta en la fase de absorción de impacto y tensar en el momento de liberación para incrementar la fuerza de salida? Pues camino de eso vamos…
Me gusta el tenis, el de chicos y el de chicas, pero me gusta que haya competición y en hombres, sencillamente, no la hay. ¿Qué tiene que pasar para que tres abuelos lleven 20 años dominando aplastantemente el circuito no solo ante todos los rivales de su generación, sino también de la siguiente, la siguiente, la que vino después y probablemente hasta la que está aún por venir? ¿Son extraordinariamente buenos, el resto son malísimos, o están haciendo trampas? Todos hemos escogido creer la primera opción, primero por presunción de inocencia, pero sobre todo por inocencia, la nuestra, la que nos hace disfrutar de los cuentos de hadas y las pelis de Hollywood. Si están haciendo trampas, se nos cae un mito. Pero incluso si el problema es que los demás son muy malos se nos cae un mito. El problema es que este es un sistema de relatividad galileica, es imposible saber si vamos nosotros hacia la pared o es la pared la que viene hacia nosotros.
Y para cerrar, no, la congelación parcial del ránking no tiene nada que ver con la impredecibilidad del tenis femenino. Porque siendo mucho más impredecible que el masculino – poco mérito tiene eso teniendo en cuenta que tiene la misma competitividad que la liga española, con Federer en el papel de Atlético de Madrid – en realidad los únicos resultados que me sorprendieron de todo el torneo femenino fue la eliminación de Andreescu en primera ronda ante Zidansek y de Swiátek ante Sakkari. Decir que esperabas una semifinal Osaka-Williams, teniendo en cuenta que Osaka no tiene ni puta idea de jugar en tierra y Williams iba a hacer como Federer y usar Roland Garros como entrenamiento cara a Wimbledon… bueno, pues normal que el tenis femenino te parezca impredecible. Y la liga sueca de waterpolo también. Barthy-Swiatek (o Halep), pues vale, podría haber pasado, pero si la australiana se lesiona, qué le vas a hacer. También mucha gente se esperaba que Djokovic ganara el pasado US Open, pero mira, lo enviaron a casa. Y la calidad de la final que nos encontramos, Thiem-Zverev, pues fue bastante lamentable. Tensión que se podía cortar con cuchara de madera, de lo densa que era, pero poco tenis. Eso sí, las críticas fueron mucho más comedidas que cuando dos mujeres novatas llegan a la final. Sería un partido de mierda, pero al menos no eran mujeres. Eso, al menos, se lo concederemos.
Hay una parte de tu argumentario que se refiere a afirmaciones que he sostenido. El problema es que luego argumentas también basándote en cosas que no he dicho (aunque a ti te pueda parecer lo contrario), en reinterpretar cosas que he dicho y en acudir a argumentos que no he expuesto y que si los introduces en la conversación supongo que será porque supones que yo los defendería, aunque no los haya mencionado.
Me pregunto si sabes llevar una conversación en sus estrictos términos basándote en las opiniones vertidas por la otra parte.
Estaría bien si especificases qué partes de mi argumentario consideras que no se refieren a cosas que has dicho, qué cosas he reinterpretado – y sobre todo si las he reinterpretado mal, que parece que insinuas que sí pero por si acaso no lo explicas. Pero vale, para divagar menos y centrarnos en en las afirmaciones que sí sostenías: no estamos de acuerdo en que la semifinal Kréjcikova-Sakkari fuera un mal partido. Ni en que la Nadal-Djokovic fuera buena, pero ahí tengo el argumento más cojo porque no la vi. Solo sé que a partir del primer set lo que sigue son dos horas de agonía con Djokovic tirándole una bola tras otra al revés de Nadal y éste fallando una bola de cada dos (51% de errores). Apasionante no suena.
Que el partido de Kréjcikova ante Sakkari no fue su mejor partido es posible, pero eso de que «casi una de cada dos veces que se ponía la bola en juego una de las dos estrellaba la bola en la red o la mandaba fuera sin mérito alguno de la rival» te lo has sacado de la manga. ¿Dirías que Nadal tiró fuera todas las bolas sin mérito alguno del rival, o le concedes algo de intención a la táctica del serbio? Porque Kréjcikova falló bastante, sobre todo de revés, y supongo que por los nervios, pero en general es una jugadora que comete bastantes errores no forzados debido a lo arriesgado de su golpeo.
Si dejas caer la bola casi hasta el suelo antes de golpear el problema es que la bola cae ya demasiado deprisa, y una décima de segundo más pronto o más tarde significa pegar con la caña y enviar la bola sin control. Es una táctica arriesgada, pero que le compensa con el elevado número de winners que le reporta, y sobre todo, con el elevado número de errores que fuerza a sus rivales a cometer. Porque esa es la otra cara de la moneda. La checa estuvo fallona, la griega no. De hecho, el partido se fue a tres sets (para mi sorpresa, que había esperado una victoria más cómoda de Bárbora) porque Maria Sakkari estuvo admirablemente compuesta, sobre todo al servicio. El 45% de errores de Sakkari era esperable, porque como ya dije en mi primer post, la bola de Kréjcikova es una pesadilla para atacar: baja, blanda y profunda. Si la devuelves igual de blandita, la checa te destroza con un winner (o en el mejor de los casos te pone otra bola igual pero al otro lado de la pista, para ir desgastándote). Si intentas pegarle con fuerza la estrellas contra la red o la tiras fuera. Hay jugadoras que han sabido devolver la bola en términos parecidos, con un golpe plano y profundo, pero pocas, y Sakkari no es de esas.
Kréjcikova tiene un juego diseñado para hacer fallar al rival, buscando la bola incómoda más que el winner agresivo – aunque también acaba colocando muchos de estos. En resumen, hace como Djokovic, pero tomando muchos más riesgos. Sobre el papel me parecen semifinales muy parecidas, con un tenis más dominado por los fallos que los aciertos, fallos buscados y provocados por la táctica deliberada de los rivales. Quizá haya habido más nervios en la de las chicas, porque no es lo mismo jugar tu primera semifinal que la número 80, pero no estaría tan seguro… los nervios existen siempre, no importa cuánto tiempo lleves jugando. Tanto Barbora como Sakkari defendieron sus servicios con un temple pasmoso, y ninguna tembló jugándose winners arriesgados con puntos de break en contra que les habrían costado el partido.
Cuando dices que para tu desgracia, viste un mal partido, me pregunto si no viste el mismo que yo. Sobre todo porque creo entender – y perdona si estoy reinterpretando tus palabras de nuevo, pero es que te has mojado bien poquito, excepto para poner a Kréjcikova y Sakkari a caldo – que el partido Nadal-Djokovic no te pareció un mal partido. Y claro, no queda sino concluir si no habría motivos, digamos, «extratenísticos» para esa valoración. No necesariamente el género de las protagonistas, quizá simplemente el hecho de que no te resultaban conocidas, o no habías dormido bien la siesta… Sobre todo porque el tono de la crítica es en plan «que me devuelvan el dinero de la emisión pirata del partido».
El tema del GOAT: reconozco que a Djokovic le va bien el título, más que nada porque está como una cabra, pero estas cosas nunca se van a dilucidar, porque ser el mejor no es sólo una cuestión cuantitativa de títulos. ¿Cómo mides la belleza, por poner un factor? En esto estoy con Gasquet, que lo dijo clarito: “para mí, el tenis es Roger Federer”
Otra cosa: Que los del Big Three están todavía ahí porque se dopan. Eso no se sostiene, porque asumiendo que el dopaje fuera generalizado, todos estarían en igualdad de condiciones. Sería difícil de creer que ellos fueran los únicos que se dopan. Pienso que el dopaje acortaría carreras, más que alargarlas, porque en definitiva el dopaje consiste en quemar la mecha más rápido.
Cada uno puede tener su opinión, faltaría más, pero resulta difícil discutir ya a día de hoy, con los datos que hay en la mesa, que el serbio no sea el GOAT. Gasquet puede decir misa (por cierto, el tenis podría ser él también, que luce una técnica prodigiosa), pero aquí hablamos de otra cosa. Y si la complementamos con la técnica, se valora poco al serbio que es un tenista que reúne las virtudes de Federer y Nadal: técnica y fortaleza mental que lo convierten sin duda en el más versátil y completo. Poco se habla de lo técnico que es Djokovic. Su plasticidad no es la danza etérea del suizo, pero siendo otro estilo, la elasticidad y ejecución de sus golpes resulta también bastante elegante, pero siempre se pasa por alto porque «no cae bien» gracias a la campaña de propaganda que se le ha hecho desde la prensa bufandera española. Como alguien decía en un mensaje previo, todos los seguidores asiáticos que tiene suman más que los que en Occidente puedan tener Federer o Nadal. Siempre nos miramos el ombligo sin tener en cuenta otras latitudes.