¿Alguien en la sala que nunca haya experimentado el miedo? Inherente al ser humano —y a cualquier mamífero—, el miedo es el mecanismo por el que el salimos airosos ante una amenaza real. Gracias al miedo, los primeros homínidos fueron capaces de sobreponerse a las inclemencias del tiempo, protegerse de los depredadores y, en consecuencia, perpetuar la especie. Pura supervivencia habitando en nuestro cerebro primitivo desde hace más de quinientos millones de años. fobia
Está de más apuntar que con el avance de las sociedades, las amenazas también fueron evolucionando y distorsionándose hasta plasmar su faceta más cruda. Figuras de poder, como las políticas autoritarias europeas en los años treinta y cuarenta, utilizaron el miedo para controlar las poblaciones según su conveniencia.
Si bien el miedo es una respuesta natural y adaptativa ante un estímulo que representa un peligro real —es la respuesta a ese miedo la que hace que soltemos la taza de café cuando está extremadamente caliente—, la fobia es su versión sin responder a ningún peligro real y tiene categoría de trastorno. Julia Pascual, psicóloga especialista en terapia breve estratégica, afirma que «las fobias se construyen a fuerza de evitar las situaciones que nos atemorizan. Eso primero tranquiliza, pero acaba autoconvenciendo a la persona de que no será capaz de afrontar sus temores».
Por su carácter irracional, hay ciertas fobias que parecen sacadas de la ficción, pero suponen de veras un freno vital para quien la padece. Echen un vistazo a la lista, voten por la más excéntrica a su parecer, y siéntanse libres de añadir en los comentarios alguna que se nos haya escapado.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
Papafobia
La papafobia es el miedo extremo a la figura del papa, al halo de lo sagrado que significa su figura. Náuseas, entumecimiento, aceleración del pulso e incluso dolor en el pecho son solo algunos de los síntomas que provoca este trastorno. Aunque no es demasiado recurrente, y no interfiere demasiado en el día a día de quien lo padece, una simple mención o pensamiento sobre el soberano de la Ciudad del Vaticano puede desencadenar en un ataque de pánico por parte del enfermo.
Algunos expertos la relacionan con otras fobias en torno a lo sagrado y a los santos. Que Dios nos pille confesados.
Síndrome de Koro
La persona que padece este trastorno tiene la creencia irracional de que su pene, pezones o genitales se están reduciendo y que van a llegar a desaparecer en poco tiempo.
Este síndrome tiene origen en China y se focaliza en el sudeste de Asia, llegando incluso a darse de forma epidémica en algunos casos, aunque se conocen afectados aislados en todo el mundo. Estas crisis de ansiedad suelen ser cortas y tienen respuestas positivas a explicaciones racionales.
Araquibutirofobia
Adorada por (casi) todos, la crema de cacahuete ha sido uno de los últimos descubrimientos de alimentación fit. Rica en proteínas, con grasas buenas y con un sabor adictivo. Si no fuese por esa textura que a veces se queda habitando en el paladar… La araquibutirofobia se trata de la aversión a la crema de cacahuete o cualquier alimento que tenga una textura parecida. La fobia aparece de la idea de que pueda quedarse pegado al paladar. Como ocurre con otras fobias, puede estar relacionada con algún episodio traumático anterior en el que quien lo padece pudiera haber tenido algún tipo de asfixia con estos alimentos.
Complejo de Licea
También conocido como venustrofobia o caliginefobia, es un síndrome que consiste en un miedo irracional a las mujeres muy atractivas. No es necesario que se produzca interacción, solo el simple hecho de su presencia puede desatar altos niveles de ansiedad. Aunque aparece con mayor frecuencia entre hombres heterosexuales, la venustrafobia puede ser padecida también por mujeres independientemente de la orientación sexual.
Ablutofobia
La ablutofobia es el miedo irracional a bañarse o lavarse. Casi todos hemos pasado esa época infantil en la que nos costaba meternos en la ducha, pero esta fobia trata de un trastorno de ansiedad que provoca gran malestar en la persona que lo padece. Este miedo severo tiene consecuencias muy negativas en la vida social, pues la poca higiene puede llegar incluso a provocar el rechazo del enfermo por parte de otras personas.
Los síntomas incluyen ansiedad, miedo irracional, angustia, falta de concentración e incluso pensamientos de muerte.
Omfalofobia
Todos —o la mayoría de nosotros— tenemos ombligo. Sobre todo en verano, en la piscina o en la playa, no es extraño que convivamos con muchos de ellos a la vista. Las personas que padecen omfalofobia sienten un miedo desproporcionado al ver o tocar ombligos, ya sean propios o ajenos. Como en la mayoría de las fobias, los síntomas principales son la evitación, miedo irracional e interferencia en la vida del afectado. Una de las terapias más recurrentes para este tipo de trastorno es la exposición. Se trata de ir exponiendo progresivamente al paciente a situaciones en las que tenga que ver o tocar ombligos.
Fagofobia
Asociada a grandes pérdidas de peso e incluso a trastornos alimenticios como la anorexia, la fagofobia se caracteriza por la aparición de episodios de ansiedad provocados por el acto de tragar. Aunque puede parecer bastante similar a otro tipo de fobia como la pnigofobia —temor a atragantarse como consecuencia de tragar—, en la fagofobia, el estímulo que provoca el miedo irracional es el hecho de hacerlo.
Macrofobia
Las esperas no son en absoluto agradables. Seguro que muchos de nosotros hemos llegado a desesperarnos haciendo la cola para comprar en el súper o esperando a ese amigo que nunca llega a la hora. Pero cuando esa desesperación se convierte en persistente, injustificada e irracional, alcanza la categoría de fobia. El trastorno por miedo a esperar durante tiempo prolongado aún no tiene un estudio en profundidad, pero las personas que lo padecen suelen haber sido víctimas de acontecimientos donde se sintieron impotentes, vulnerables y humillados mientras esperaban muchas horas.
Pogonofibia
Los que sufren pogonofibia tienen un miedo irracional a las personas con barba. Puede deberse a algún incidente con alguien que tuviera o simplemente, porque no le agrade el hecho de que oculte parte de su rostro.
Por lo general, sienten ansiedad al mirar una foto de alguien con barba y no serán amigos de nadie que la tenga. Absteneos, hípsters.
Socerofobia
El primer encuentro con los padres de tu pareja no es fácil, hasta ahí estamos de acuerdo. Lo que puede que no entrara en tus planes es que puede llegar incluso a ser enfermizo. Los límites de lo habitual se sobrepasan cuando este momento no agradable se convierte en un temor, e incluso miedo irracional. Es entonces cuando hablamos de socerofobia, efectivamente, fobia a los suegros.
En las personas que lo padecen, la ansiedad aparece solo en pensar en un encuentro por el temor de no estar a la altura de las circunstancias, por no ser considerado el compañero ideal para su hijo o hija.