«Un recuerdo colectivo es difícil de adivinar, al menos desde una mirada individual», responde Ramón Besa, uno de los periodistas que mejor han relatado las hazañas de nuestro protagonista a lo largo de su carrera. «Pero yo diría que el universo Messi fue descubierto por el gran público en el [Joan] Gamper del año 2005 que disputaron el Barça y la Juventus». La pregunta, sencilla y previsible, trata de situar el comienzo del extraño romance entre este futbolista único y una afición muy particular, la del Fútbol Club Barcelona, brutalmente especializada en matar a sus ídolos: ocurrió, al parecer, un 24 de agosto.
«Nunca había visto a un jugador con tanta calidad a su edad», declaraba Fabio Capello al terminar el partido. Antes de eso, durante el descanso, el propio entrenador trasalpino se había acercado a Frank Rijkaard para hacerle una curiosa petición: «Préstame a ese diablo». Así lo contaba Lu Martín en su crónica para el diario El País al día siguiente. Y así lo recuerda hoy su jefe de entonces en la redacción de Barcelona. «El mundo del fútbol al completo tomó conciencia de la grandeza de Leo Messi después de aquello, muy especialmente los aficionados del Barça. A veces se necesita de una mirada externa para reconocer al mejor de los tuyos, y las declaraciones de Capello supusieron el pistoletazo de salida para la construcción del relato», explica Besa. Dicho y hecho: no existe hoy un solo hincha del Barça que reconozca haberse perdido aquel partido y solo unos pocos rehúsan la tentación de asegurar que aquella noche de agosto, al descubrir algo parecido al terror en el rostro angelical de Fabio Cannavaro, se atrevieron a pronosticar el inmediato advenimiento de su reinado.
Una semana antes, Leo Messi había hecho su debut con la selección argentina en un amistoso contra Hungría que se disputó en Budapest. «Toda Argentina estaba ansiosa por ver al nuevo Maradona. O al último Maradona, más bien», recuerda la periodista Verónica Brunati, una de las encargadas de contar el día a día de la albiceleste en aquella época. «Esa etiqueta ya se la habían colgado antes a Ariel Ortega, a Pablito Aimar, a Carlos Tévez… Como en su día le sucedió a Brasil con Pelé, el país entero vivía a la expectativa de que apareciese el heredero definitivo, y de Messi, al que muy poca gente había visto jugar, contaban los especialistas en fútbol internacional que reunía todas las condiciones».
José Pékerman, apremiado por las aspiraciones de la Real Federación Española de Fútbol, convocaba prematuramente al joven talento para espantar el fantasma de la nacionalización y, a los dieciocho minutos de la segunda parte, lo introducía en el campo sustituyendo a Lisandro López, flamante fichaje estival del Oporto. Apenas 43 segundos después, Leo Messi era expulsado por un manotazo sobre un defensa magiar que el árbitro interpretó como agresión. «Pensaba que no volvería nunca más a la selección», rememoraba el propio Messi de su debut en una entrevista concedida al canal TyC Sports pasado un tiempo. «Tenía dieciocho años y se te cruzan un montón de cosas en la cabeza». Quince años después, Messi se parece tanto a Maradona que la nostalgia apenas acierta a defenderse de su acoso abusando de la gran diferencia entre ambos: uno hizo campeón del mundo a Argentina y el otro, al menos de momento, se ha quedado a un solo paso.
«Es cruel la nostalgia», explica Diego Latorre, otro de los talentos que en algún momento sintió sobre sus hombros el peso de las camisetas heredadas de Maradona. «El país lleva grabado en carne viva el recuerdo de Diego en el mundial de México y no es fácil conjugar el presente con todo aquello». Algunas circunstancias heredadas y el contexto actual de las nuevas tecnologías tampoco parecen ayudar a la justa valoración de un futbolista que, como decía Jorge Valdano, es Maradona todos los días. «El país lleva treinta años siendo bombardeado con el mensaje perverso de ganadores y perdedores: no se disfruta del proceso, no hay espacio para el análisis más allá de los resultados, y eso impide ver la dimensión real de Leo Messi en la selección argentina. Además, con la llegada de las redes sociales, la gente es capaz de decir, en un momento dado, cosas que en realidad no piensa, lo que termina distorsionando la percepción global sobre el verdadero sentir del pueblo argentino hacia Messi», asegura el Gambeta.
¿Existe, por tanto, un debate real en Argentina sobre la figura de Messi? ¿Produce el capitán de la selección tanto rechazo —y a tanta gente— como a menudo se airea en la prensa deportiva española? Vero Brunati se muestra tajante al respecto: «No hay desafección del aficionado argentino hacia Messi, como suelen creer allá en Europa. Lo que sí hay es un sector de la prensa, con la cual Messi nunca ha hablado y rehúye cualquier contacto, que siempre ha utilizado a Leo para polarizar el debate», asegura. «Este es, de por sí, un país muy polarizado en el que todo se discute, todo se debate. Por ahí existe una grieta que atraviesa todos los grandes temas identitarios de la Argentina: peronismo vs. liberales, Boca vs. River, Maradona vs. Messi… De todo hacemos una polémica, pero no creo que haya desafección hacia Leo. Lo que sí tenemos son periodistas, insisto, que han cimentado toda su popularidad criticando a Messi, el más conocido podría ser Martín Liberman, pero ni por asomo representan a la mayoría del pueblo argentino y, por supuesto, no deberían ser acreedores de la importancia que a veces se les concede desde la prensa española en busca del clickbait».
En una dirección similar apunta Latorre, convencido de que el sentimiento mayoritario de la hinchada argentina hacia Messi es de absoluta admiración, amarrada a su talento como única posibilidad real de que la albiceleste pueda reverdecer viejos laureles. «Acá casi nadie duda de la calidad suprema de Messi. Se le puede hacer la comparación futbolística con Diego reconociendo que no tiene su intuición, seguramente porque se ha criado en un fútbol excesivamente contaminado por lo táctico. Messi fue educado en un hábitat que nunca lo obligó a revelarse y por ahí puede venir algo de bronca, tampoco demasiada», concede cuando se le pregunta por los reproches que se le podrían hacer al rosarino desde el plano puramente futbolístico. Arturo Lezcano, uno de los periodistas españoles que mejor conoce el país de Gardel y «el Pity» Álvarez, apunta directamente a la idiosincrasia del hincha argentino: «Creo que, lo que realmente penaliza a Messi es no haber jugado como profesional en Argentina. Sin llegar al debate de siempre con Maradona, que tiene muchos más matices, el asunto es que a Messi nadie lo vio en la cancha. Y eso le juega en contra delante del hincha argentino acostumbrado al tablón, a la liturgia de pasar un domingo entero en el club, ver al reserva, conocer a los chicos de inferiores… Y luego, verlos llegar al primer equipo y besarse el escudo —desarrolla Lezcano—. Si no hay referencias nadie puede decir lo que dice medio país sobre Maradona: que lo vio debutar aquel día en La Paternal contra Talleres… Aunque solo hubiese un puñado de miles en la grada. En Argentina, más que en ningún otro sitio, el relato manda por encima de la realidad».
Trasladando la pregunta al otro lado del charco, y revistiendo de azulgrana las dudas que pueda despertar el diez del Barça, Jordi Puntí ni siquiera ofrece un resquicio para la esperanza de sus detractores. «Mi respuesta tiene que ser que no. No soy capaz de reprocharle nada», concluye el autor de Animals tristos, Maletes perdudes y, más recientemente, Tot Messi, un libro capital para dimensionar y comprender la figura del futbolista argentino. «Si me pongo tiquismiquis, quizá me iría hasta la temporada del Tata Martino para acusarle de una cierta desidia, pero incluso en ese momento era el mejor del equipo y casi me atrevo a decir que se contagió de la falta de ideas del conjunto». De boca del técnico argentino sale, precisamente, una de las frases más utilizadas en los últimos tiempos por los detractores de Messi en España. La reveló recientemente Andoni Zubizarreta en una charla con Vicente del Bosque organizada por el diario El País. «Ya sé que si usted llama al presidente me echa —entrecomillaba el otrora director deportivo del equipo azulgrana—, pero, coño, tampoco hace falta que me lo demuestre todos los días». Llegados a este punto, me veo en la obligación de recordar otra de las grandes sentencias de Gerardo Martino para dotar de contexto el supuesto malestar de Messi y, por qué no, demostrar el desbarajuste con el que se vio obligado a convivir durante aquella temporada. «Y por ahí, igual el problema está en que Messi toca demasiado balón», dijo sin inmutarse en rueda de prensa mientras el resto del mundo sentía cómo se tambaleaban los cimientos de la historia del fútbol.
Alejado de la pasión y la ceguera selectiva que a menudo conlleva la defensa a ultranza de ciertos colores, el debate sobre Messi se diluye como una pastilla de sacarina repartida en siete tazas de caldo. Enrique Ballester, aficionado irredento del Castellón y columnista de El Periódico de Catalunya, tiene muy pocas dudas al respecto. «Messi ha sido en muchos momentos un consuelo comodín, una explicación sana a las derrotas ajenas que provocaba. Si te ganaba Messi, bueno, había justificación. Era Messi», sostiene el autor de Barraca y tangana, Infrafútbol y Otro libro de fútbol, todos ellos publicados por la editorial Libros del K.O. «Es difícil tener una visión completa de Messi si no ha jugado para tu equipo o no ha jugado contra tu equipo. Quizá un brasileño que sea del Barcelona o un argentino madridista nos podrían decir mejor». Lucía Taboada, autora de Como siempre, lo de siempre, otra hooligan ilustrada de la editorial del K.O. y fiel seguidora del Celta, ni siquiera se permite el lujo de fantasear con la posibilidad de tener a Messi en su propio equipo: «Sería como hacerlo con Brad Pitt. Hay cosas con las que no es recomendable fantasear. Un aficionado de un equipo pequeño, o mediano, no puede permitirse el lujo de fantasear con Messi, normalmente nos conformamos con algún fichaje que sepa tirar a puerta. Si acaso, alguna vez fantaseo sobre cómo hubiese sido ser de un equipo que tuviera a Messi en su plantilla, cómo habría sido sentir que en tus filas está el mejor jugador del mundo… Esa garantía, esa certeza». Lo cierto es que tampoco resulta tan perfecto como Lucía pueda imaginar: tarde o temprano, como todo lo bueno, Messi también se acaba.
¿Qué será de Argentina y del Barça, cuando llegue ese momento? Los últimos acontecimientos apuntan a un hecho con el que muy pocos contaban: que Messi pueda decir adiós a Barcelona antes de colgar las botas como internacional argentino. «Será un momento complicado que servirá —si es que las desgracias sirven de algo— para que los pocos que todavía no lo valoran se den cuenta de la suerte que ha tenido la Argentina al contar durante tantos años con el mejor futbolista de la historia: dudo mucho que volvamos a ver otro como él, ni acá ni en ningún otro lado». En Barcelona, a su vez, el panorama no se presenta mucho más halagüeño pese a contar con el subterfugio del dinero y las leyes del mercado como posibles pasaportes a una nueva felicidad, a una nueva normalidad. Ramón Besa, por ejemplo, asegura que lleva muchos años dándole vueltas a ese asunto «y, mira por dónde, ha sido Messi el que nos ha dicho que no nos preocupemos por su despedida, que ya se va él antes».
Su idea del Barça post Messi pasa por un equipo en construcción, que regrese a la cantera y ponga la idea del colectivo por encima cualquier estrella. «El Barça acostumbraba a fichar al mejor jugador del mundo y alrededor trataba de construir un equipo: eso no le funcionó. Luego hizo un equipo y en el proceso se topó con el mejor jugador de su historia. Ahora deberá elegir, en un contexto complicado, cómo quiere ser de singular en la globalidad». A Jordi Puntí, el fútbol post Messi le provoca una cierta morriña preventiva: «Habrá un antes y un después, eso está claro. Pasarán los años y se recordarán sus jugadas, la huella que habrá dejado a la hora de regatear, de chutar faltas, de todo… Veremos un regate, una jugada, y diremos: “mira, como Messi”. Lo echaremos de menos. Será un fútbol más triste, al menos durante un tiempo». Yo, si se me permite la intromisión, querría pensar que el fútbol seguirá siendo nuestro pasaporte más directo hacia la infancia, un juego en el que la pena no resiste durante demasiado tiempo nuestra mirada de niño. «De todas maneras, el amor es libre y los niños son muy raros —remacha Enrique Ballester con conocimiento de causa—. Mi hijo tiene cuatro años y su jugador favorito es Cucurella. Ni siquiera voy a tratar de explicarlo».
«Messi es Maradona todos los días». En esa frase de valdano y segurola hay mucha verdad. En mi opinión Messi es mucho más constante de lo que fue Maradona que,siendo uno de los tres mejores de la historia ( técnicamente el mejor sin duda) tiene a idealizarse en su país natal. Maradona tuvo muchos errores extradeportivos y alguno deportivo.
Ahora bien,cabe preguntarse si Messi realmente tendría esa consideración de no haber coincidido con la mejor generación de futbolistas españoles.La generación que ganó un mundial y dos Eurocopas sin él en sus filas.La realidad es que sin ellos no ha vuelto a ganar una champions y un jugador como cristiano ( sin duda con menos condiciones)lo ha superado en títulos importantes.
Hace años habría dicho sin dudar que el mejor jugador de la historia es Messi,hoy por hoy no tengo tan clara esa afirmación.
No puede ser que la medida sea un mundial, con toda dignidad Arbeloa fue campeón del mundo. otros tantos como el lo fueron en sus selecciones , ninguno es o será recordado más allá de su familia.
Ayer el equipo de Messi perdió, no fue por Leo, marcó de cabeza , tomó el balón en el centro del campo , lo combinó con sus compañeros, intentó por banda y centro en corto y largo, le hicieron seis faltas, tiró siete veces a puerta, sirvió de apoyo a todos sus compañeros en sus descargas. Y no ganó, le juzgarán por ello ,no por la calidad e intensidad de su trabajo. Esa es su vida. Otro día superlativo,y perdió.
Es que el que perdió fue el Barcelona. Pueden ganar o perder Nadal o Djokovic. Pero Messi solo puede contrubuir a la victoria de su equipo. Y lo suele hacer. Pero ganan o pieden todos. Y ese todos, ese equipo, os pongais como os pongais, no es de hace siete u ocho años.
Lo mejor que se va a llevar Messi es lo pulido que va a tener el culo toda la vida de tantos lametones. Porque tanto culto a la personalidad entre críos de 17 años, lo puedo entender. Entre gente talluda y con muchas horas de vuelo…
Manuel,la medida no puede ser un mundial efectivamente,pero no es tan sencillo como decir q karembeu o arbeloa lo tiene y Messi no.
La clave de los mejores jugadores de la historia está primero en q todos sin excepción son el jugador más importante de su equipo. Después ya viene los títulos,pero la clave es la importancia en un equipo campeón.
Di Stefano,cruyff,Maradona, Zidane,Messi o Cristiano fueron claves en la trayectoria de sus equipos,arbeloa no.
Ahora bien, en ese nivel máximo hay q exigir q rindan en los momentos claves,Messi lo ha hecho en casi todas las finales que ha jugado,pero la realidad es que en ningún mundial ha sobresalido y eso es un hándicap importante para considerarlo por encima de Pelé por ejemplo.
«…casi todas las finales» 4 ha jugado con Argentina, las ha palmado todas sin hacer nada, 2 finales de Copa contra su máximo rival, idem de lo mismo, el Madrid se llevó los 2 títulos. Cual finales? las de Copa contra Sevilla o Athletic Club? En Argentina no le valoran como al Diego porque en los partidos clave(octavos, cuartos o semis) no aparece ni es decisivo.En eliminatorias directas en Champions, CR7 ha metido más del DOBLE de goles, por comparar, 42 vs.20.Para ser justos, algún gol ha metido en final de CL y al Madrid también le ha metido unos cuantos.
Pedro,las estadísticas no mienten:
Messi ha jugado 36 finales en las que ha marcado 31 goles y ha dado 14 asistencias.
Cristiano ha jugado 32 finales y ha marcado 20 goles y ha dado 2 asistencias.
En los barsa va Madrid tiene récord de goles también.
Es un jugador que generalmente aparece en los grandes partidos,otro tema es en los mundiales donde sus cifras bajan considerablemente.
“4 ha jugado con Argentina, las ha palmado todas sin hacer nada”. Solamente un tremendo ignorante podría soltar semejante burrada y quedarse tan ancho. Repásese esas finales, y luego vuelva. O váyase al Chiringuito, que aquí no cabe.
Jorge, perdona la intermision pero es que ami tanbien me pasaba que tenia ya mas de 40 años y no savia que después de una coma i de un puto, ay que dejar un espacio antes de la sigiente palabra. Te lo digo de buen royito y questoy mu dacuerdo con todo lo que espones sobre Mesi.
Besos en la boca!
Hola Isobel, un comentario un poco extraño…
Es verdad que queda mejor dejar un poco de espacio después de una coma, no es algo que desconozca, pero scribir con el teclado del móvil es algo molesto y priorizo no tener grandes faltas de ortografía y más la el contenido que la forma.
Está claro que hay gente más sensible, así que procuraré ser más cuidadoso con los espacios.
Besos en la frente!
Está claro que estamos de acuerdo, todos los que hemos disfrutado del fútbol en general y de Messi en particular, de que es de los mejores futbolistas de la historia.
Verlo jugar en la albiceste con los que le ha tocado hace llorar al niño Jesús. Esa fue, está siendo, la diferencia. Y Maradona,sí, fue un dios futbolístico. Pero el equipo con el que jugó era muchísimo mejor.
Para mi terminar, el comentario de Kilgore en su segundo párrafo está fuera de lugar. Es mi opinión. Porque la barra brava o los boixos son un subproducto que no representa a la mayoría . Y si no, lean estos apuntes que habéis escrito, porque me parecen todos muy ecuánimes.
¡Salud!
Mailongo muy de acuerdo con todo tu comentario, excepto en la comparación de los compañeros que tuvieron ambos.
Es muy común decir que Messi juega con tuercebotas,sin embargo desde que debutó Messi ha jugado con algunos de mejores jugadores del mundo en sus puestos: Riquelme,hernan Crespo,veron,mascherano,saviola,Higuaín,Kun Agüero,Tévez,di María…son todos jugadores de primerísimo nivel y desde luego muy superiores a la mayoría de jugadores de la selección portuguesa de Cristiano o la Argentina del 86 que funcionaba como equipo,pero no tenía grandes figuras mundiales.
Eso es lo que me hace dudar si es el número 1, el 2 o el 3 de la historia.
Comparar a Maradona y a Messi y creer que al Diego se lo quiere e idolatra en Argentina sólo porque ganó un Mundial o jugó en el club más popular es un error.
A Maradona se lo quiere tanto o más por un montón de acciones y declaraciones fuera del campo de juego, incluso con sus miles de contradicciones. Messi es otro tipo de perfil, sería más o menos como comparar a Cantona con Zidane por ejemplo.
messi tiene calidad indudable, una vida extradeportiva más o menos ordenada…si deja de hacer caso a su papá… pero carisma se tiene o no se tiene y este chico no ha tenido nunca…solo hay que ver los anuncios publicitarios…no abre la boca….por algo será.
da la sensación de ser un pobre chico que han metido ahí porque sabe jugar bien…y ya….otras grandes figuras tienen carisma, títulos y fuera de los campos desarrollan buenas actividades.
y si, sin xavi e iniesta no habría ganado gran cosa…a la selección argentina me remito.
Ay pero decir que argentina tiene que valorar a Messi porque lo tuvimos todos estos años y que nunca más va a haber otro igual. Que si estuviéramos hablando de Portugal o Bélgica o Perú. No sé. Incluso España. Eso me lo creo. Pero de argentina salieron entre muchos otros distefano, Maradona, y Messi. Sería ingenuo pensar que no saldrá otro igual o mejor
Observen y disfruten a Messi mientras puedan . La luz del relámpago y su deslumbrante belleza es efímera
Me quedo con el Tato Abadía del Logroñes. Odio eterno al fútbol moderno
No sé quién ha sido el mejor jugador de la historia, no he visto a Diestéfano, Pelé, Eusebio o Cruyff… pero la tengo claro que Messy siendo un jugador excepcional en técnica y rendimiento no supera a Maradona ni en técnica, habilidad ni fantasía.
Efectivamente, Maradona era superior en técnica,fantasía y habilidad y añadiría en liderazgo y carisma.Sin embargo Messi es superior a Maradona en constancia,profesionalidad, en gol, también tácticamente y algún aspecto más del juego.
Para jugar una final no sabría a quien elegir aunq puede que a Marqdona,pero para ganar un campeonato dame a Messi mil veces.
En el esplendor del «mejor jugador de la historia del fútbol», sustentado por una parroquia de idólatras digna de competir con los israelitas del becerro de oro, el Real Madrid ha ganado 4 Champions en 5 años. Creo que no hay mucho más que añadir.
Quizá el «problema» de Messi no sea una cuestión futbolísitca, ahí creo que nadie puede negarle nada de su enorme talento, quizá es una cuestión de carácter.
De Di Stefano siempre se dice que era el alma de su equipo y que movía tanto al juego como a los compañeros, era el primero y el útlimo a la vez.
Pelé ganó su primer mundial con 17 años, pero en los otros dos ya era el líder de su equipo, por algo los llamamos «el Brasil de Pelé», «el Santos de Pelé».
Cruyff también fue el líder de Países Bajos, el líder futbolístico, espiritual e intelectual de aquel fútbol, la Naranja mecánica era él.
Maradona llegó incluso a ser más que un líder, Maradona se convirtió en un símbolo, tanto con Argentina como con Nápoles. Diego traspasó el juego, tanto en la victoria como en la derrota.
Messi debe estar entre ellos, por calidad, constancia y talento, pero nunca tendrá ese aura, nunca se hablará del equipo de Messi. Hasta el fantástico Barcelona de hace unos años es conocido como «el Barcelona de Guardiola».
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Gracias Leo por hacer que la selección Argentina vuelva a salir campeón del mundo.
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Gracias Messi por traer a Argentina la 3ª copa del mundo a la Argentina.