Este deporte ya no es lo que era
Cada vez despierta menos interés entre los aficionados jóvenes. El fútbol europeo es un deporte envejecido y condenado a desaparecer si no encuentra el modo de competir con otras formas de ocio. Plataformas, otros deportes, incluso la forma de consumirlo —más ver las jugadas o resúmenes vía internet y menos sentarse dos horas para disfrutar el partido— están reduciendo sus ingresos. Además el número de aficionados de Oriente Medio y Asia es mayor que el de locales, y eso condiciona la estrategia de los clubes. Los más grandes, convertidos por su facturación y costes en grandes multinacionales, precisan de elevados ingresos para mantenerse.
Es en esta situación donde surge la idea de reformar el fútbol, abanderada por el presidente de su máximo organismo, Gianni Infantino, de la FIFA. Su documento de objetivos para hacer al fútbol verdaderamente global se apoya en cuatro pilares, el primero de los cuales es hacer este deporte económicamente sostenible. Hay que reducir, plantea, el número de equipos que participan en los campeonatos y elegir solo a los clubes más grandes, que son también los más capaces de proporcionar espectáculo. Son las mismas bases sobre las que se llevaba trabajando el proyecto de la Superliga desde hace seis años. Y hay un motivo para que se lanzase el pasado domingo.
El lunes la UEFA, máximo órgano de gestión del fútbol europeo, presentaba la reforma de sus competiciones tras dos años de consultas. Se aumenta el número de partidos, de clubes participantes y se continúa apoyando a las ligas nacionales. Más que un cambio es un desarrollo de la idea de que equipos grandes y pequeños compitan juntos y se repartan las ganancias. La noticia ha pasado perfectamente desapercibida, gracias a los doce equipos promotores de la Superliga, que proponen todo lo contrario.
Este nuevo formato persigue incrementar los ingresos en cuatro mil millones de euros, generando el doble que la Champions. Habría más partidos y más a menudo, generando capacidad de competencia con otras formas de ocio. Pero solo jugarían los veinte clubes con más atractivo para los aficionados mundiales, eso incluía a los doce fundadores iniciales y a una serie de aspirantes que podrían ser rotatorios en función de sus resultados. La clave es que los equipos más modestos, como el Depor, el Sevilla o el Valencia (por citar algunos españoles) ya no recibirían nada de las actuales competiciones europeas, ni de los derechos de retransmisión, y a la larga serían cada vez más pequeños y menos capaces de ganar grandes torneos. Es lo que Nacho Carretero definió aquí como odio eterno al fútbol moderno.
Coincidió con su análisis en una frase la pancarta de «somos aficionados, no clientes», elaborada por los aficionados del Chelsea, y en general con la reacción furiosa de la afición inglesa. Una de las importantes bazas de la Superliga era la participación de cinco clubes de Inglaterra: Chelsea FC, Liverpool FC, Manchester City, Manchester United, y Tottenham Hotspur. Todos ellos se retiraron del proyecto la noche del martes, por las quejas de sus aficionados y por las presiones políticas y amenazas legislativas de su gobierno.
Boris Johnsonn ha visto una oportunidad de aumentar su popularidad política, muy crecida gracias a la vacunación, desactivando la Superliga. Sugirió elevados impuestos al lujo —que repercutirían en los dueños y accionistas de estos clubes—, y una ley que entregara la acción de oro a los aficionados, quienes así siempre tendrán la última palabra sobre las decisiones de las juntas directivas. Para acabar de convencer a los ingleses, la UEFA les ofreció más dinero en el reparto de beneficios si se iban del proyecto.
A la retirada inglesa siguió la del Atlético de Madrid, y luego la del dueño chino del Inter de Milán. El proyecto está muerto, como han reconocido sus dos grandes promotores, Andrea Agnelli presidente del Juventus de Turín FC y Florentino Pérez del Real Madrid FC. Este último deja en el aire una pregunta. Cómo sostendrá el fútbol clubes tan caros como el suyo sin una reforma como esta.
Nueva ola de vacunación
Sanidad ha descartado hacer experimentos, en España las vacunas de doble dosis se administrarán según el prospecto, y de una sola marca a la misma persona. Sin retrasos ni mezclas, como pidieron algunas comunidades autónomas. La Janssen, paralizada por la EMA debido a los casos de trombos, ha vuelto a tener luz verde. La conclusión es que sí provoca trombosis, en un porcentaje bajísimo, y por tanto hay más riesgo en no vacunar. En todo caso ningún laboratorio será responsable de los efectos secundarios de sus vacunas, porque así lo especificó la Unión Europea en los contratos de compra. Sí se están estudiando acciones legales contra AstraZeneca, porque a medida que se investiga el abastecimiento sale a la luz que el laboratorio perjudicó el abastecimiento a la UE para favorecer a Reino Unido.
A España llegarán más vacunas, ahora Janssen y pronto Curevac, a punto de ser aprobada por la EMA y añadir doscientas veinticinco millones de dosis a Europa. El ritmo de inmunización seguirá acelerándose. Pero el problema de la pandemia no ha desaparecido, más bien al contrario. Ahora que hay más mayores vacunados en nuestro país, las UCI las ocupan personas jóvenes, y seis comunidades autónomas vuelven a estar en riesgo extremo de contagios. En Alemania está ocurriendo lo mismo, y las nuevas restricciones a la movilidad han provocado graves protestas, en parte porque este es un país con una de las mayores proporciones de antivacunas y amantes de la homeopatía. Una nueva variante del virus está arrasando literalmente a India, y Brasil está caracterizándose por las altísimas muertes de niños infectados.
Más aire limpio y menos vigilancia masiva en la UE
Pese a ser un acuerdo provisional, la legislación para ser el primer continente climáticamente neutro en 2050 establece la reducción del 55 % en la emisión de CO2. La UE camina hacia la mejora climática, a lo que se suman EE. UU. y China. No tenemos la cabeza para otro drama, pero después de la pandemia por coronavirus el cambio climático es la mayor amenaza a nuestras vidas.
Bruselas ha sacado también esta semana un reglamento para regular el uso de la vigilancia masiva mediante reconocimiento biométrico, y los sistemas de reputación social. Lo relevante de esta legislación es que son tecnologías que ya se están aplicando sin estar sometidas a supervisión, y por tanto sin saber si protegen los derechos del ciudadano. También se pone el foco en la inteligencia artificial, empleada actualmente en la UE los procesos de contratación, estudios para concesión de créditos e hipotecas, y solicitudes de asilo. La oscuridad sobre cómo deciden sobre estos asuntos los algoritmos es, de momento, completa. Además esta regulación obligará a las empresas a avisarte de que conversas con un bot, lees una noticia redactada por ellos, o se te aplica la IA para decidir sobre ti en un banco, una aseguradora, etc.
La primera gran justicia racial desde 1960
Ha sido el New York Times quien ha comparado el juicio al policía Derek Chauvin, declarado culpable de asesinato, a las conquistas de derechos sociales del movimiento que abanderaron líderes como Martin Luther King en los sesenta. La exageración nos sirve para explicar el clima que vive EE. UU. desde que se difundió el vídeo de George Floyd siendo ahogado por la rodilla de Chauvin en su cuello mientras gritaba «no puedo respirar». Aquello disparó la popularidad y manifestaciones del movimiento Black Lives Matter, y hasta las ligas del deporte admitieron por primera vez las reivindicaciones por la igualdad racial. La parte reformista del país lo ve como un avance, y Biden intenta avanzar en un control legislativo de la policía, para evitar el uso excesivo de la fuerza. También promete más investigaciones sobre el abuso policial. Y por una mezcla entre cultura histórica y legislación, no lo tiene nada fácil.
Mientras continúan pasando cosas como esta semanalmente, la muerte a tiros de una menor tutelada por la policía de Ohio, porque amenazaba a otras adolescentes con un cuchillo. Hay estadounidenses que defienden este statu quo, y que ven a negros, latinos y asiáticos como una amenaza. Representados por la congresista Marjorie Taylor Greene, que acaba de fracasar en su iniciativa legislativa para crear America First, el primer grupo supremacista blanco en el Congreso, preparado para promover leyes racistas. Ha aprovechado además el juicio a Chauvin para asegurar que el movimiento BLM es la mayor amenaza terrorista para Washington D.C. La Norteamérica racista sigue ahí, esperando su oportunidad, y la otra hace lo que puede por tener igualdad de trato.
Marte nos da oxígeno
El vídeo del dron o mini helicóptero de la Nasa Ingenuity en Marte decepciona un poco. A menos, claro, que uno piense la hazaña que supone y las limitaciones del planeta rojo con una atmósfera que solo tiene un 1 % de densidad en comparación a la terrestre, lo que dificulta a las aspas impulsarse. Pero ha sucedido algo mucho más espectacular, aunque no pueda resumirse en una imagen. Esta misión ha logrado extraer oxígeno suficiente en Marte para que un ser humano respire diez minutos, usando solo los recursos de aquel planeta. Lo ha hecho un dispositivo llamado MOXIE, que puede generar diez gramos de O2 a la hora. Estamos por tanto más cerca de la primera misión humana, porque con estos dispositivos podría generarse allí la tonelada métrica necesaria para que los astronautas sobrevivan durante el tiempo que duraría su estancia. Estas cosas, al parecer, son más fáciles que jugar al fútbol.
Fútbol: por qué nadie se plantea la posibilidad de que el fútbol de pago (o cualquier otro deporte), sea la causa de su declive.