Vacunar se ha convertido en una guerra en la que la Unión Europea lleva perdidas varias batallas. Como en un conflicto bélico estas derrotas no solo acarrean muertos y enfermos, sino daños económicos dobles, de destrucción del tejido productivo y de menores ingresos fiscales para sostener los servicios públicos del Estado. Pero pese al escenario más pesimista de las últimas semanas aún no se ha decidido el final. El comisario Thierry Breton aseguró hace una semana que el 14 de julio podríamos haber alcanzado la inmunidad de grupo en Europa. Y eso antes de que sus sospechas condujeran al hallazgo de veintinueve millones de dosis adicionales de AstraZeneca «que no existían».
El tesoro escondido en Italia
A Breton no le cuadraron las cifras de la fábrica de Leiden, Holanda, donde se produce esta vacuna. La alta producción no se correspondía con las dosis entregadas a la UE, que son menos de las comprometidas por contrato. Tras alertar a las autoridades italianas, se encontraron las dosis perdidas en Italia. Según el diario La Stampa (muro de pago), iban a ser exportadas a Reino Unido. Allí necesitarán quince millones de dosis en las próximas semanas para continuar su campaña, en la que están administrando solo AstraZeneca y Pfizer.
La empresa lo negó, explicando que de esa partida dieciséis millones eran para la UE y el resto para COVAX, el mecanismo puesto en marcha para facilitar vacunas a países pobres. Además no habían sido producidas en la UE, sino traídas de fuera hasta la fábrica para introducirlas en los viales. Podrían por tanto llevarse a Reino Unido, aunque aseguraron que ese no era su destino. Thierry Breton aseguró que esta partida se quedará en nuestro territorio para solventar el bajo volumen de entregas de la compañía, y será repartida entre los veintisiete.
Lo que nos deja una pregunta por responder. La producción de la fábrica de Leiden no está aprobada por la Agencia Europea del Medicamento y sí por RU. Así que incluso si las dejamos en la UE son dosis que todavía no se pueden administrar a los europeos. Según Bruselas la empresa no ha aportado la información científica sobre la producción en el centro holandés, después de reclamársela reiteradamente. Según la compañía, el expediente está en curso.
Peleas dentro de la UE
Cada país de los veintisiete fue soberano para decidir cuántas dosis recibía de cada fabricante cuando se negociaron los contratos. Muchos apostaron por AstraZeneca debido a que era la más barata y próxima a la producción, y Bulgaria resultó uno de los más perjudicados por esta decisión, una vez comenzaron los retrasos. Lo mismo le ocurrió a Austria, que por esta razón llamaba hace diez días a redistribuir las vacunas, cambiando el acuerdo inicial. Pero entonces se supo que Alemania había aprovechado para acaparar las compras de esas dosis que otros no querían.
La escasez de vacunas no es atribuible únicamente a AstraZeneca, sino a la escasez de materias primas como vidrio, goma y lípidos, que alargan los tiempos de fabricación. Además, si el cultivo en tanques de los agentes víricos que componen la vacuna no dan el rendimiento esperado (obteniendo menos unidades) hay que compensarlo con un nuevo cultivo que tarda setenta días. Hacer previsiones con este escenario es bastante aventurado.
De crisis sanitaria a diplomática
AstraZeneca se comprometió por contrato a entregar 280 millones de dosis hasta el final del segundo trimestre (junio) a la UE, previsión que luego redujo a solo 100 millones. Reino Unido ha recibido 9,1 millones de dosis exportadas desde el territorio Schengen, principalmente de Pfizer. Y ahora Bruselas ha decidido tener más control sobre qué cantidad de vacunas se exportan.
Ampliando las capacidades para bloquear las importaciones, el modificado mecanismo europeo supone impedir envíos a países donde la tasa de vacunación sea alta y no tengan reprocidad con la UE. Sin decirlo, esto apunta a Reino Unido, y Boris Johnson avisa de que tomará represalias. Es una guerra contra los ingleses, y también dentro de la Unión.
La realidad hoy: tres años para inmunidad de grupo en España
Al ritmo actual en España tardaremos 649 días (año 2024) en tener vacunado al 70 % de nuestra población. Son los datos de este site, que recoge la situación mundial y específica por país, y se va actualizando según los datos oficiales aportados por los gobiernos. Según sus datos no nos va ni mucho mejor ni mucho peor que al resto de la UE, pero sí tenemos una diferencia significativa respecto al Reino Unido (tardará 109 días) o Estados Unidos (solo 134).
¿Podemos elevar el ritmo lo suficiente en un trimestre y creer lo que promete el comisario Breton? En España necesitamos dos sueros más para conseguirlo, los de Novavax y Curevac, pero no sabemos si llegará antes de julio su aprobación y fabricación. Resulta interesante consultar esta calculadora desarrollada por un físico español y una médica polaca, que permite estimar cuándo seremos vacunados en función de nuestra edad y grupo de riesgo. Como con el resto de datos, sus resultados mejorarán mañana si recibimos de verdad más dosis.
Así que la recuperación tendrá que esperar
El Banco de España ha recalculado a la baja el crecimiento del PIB, basando sus estimaciones en el retraso de la vacunación y en la ejecución de los fondos europeos, con lo que no recuperaremos el nivel anterior a la pandemia hasta dentro de cinco años. Espera además que tengamos la mitad de turistas veraniegos que un año normal, y eso en el mejor de los casos, con amplia vacunación y levantamiento de restricciones a la movilidad. De momento las empresas turísticas han sufrido fuertes caídas en bolsa.
Otro dato negativo en la economía macro es el rescate bancario de las cajas en 2012, ese que no nos iba a costar ni un euro. Los 35 000 millones agrupados bajo la Sareb, el banco malo, pasarán ahora a ser recalificados como deuda del Estado, la cual ascenderá hasta el 120 %. No muy preocupante en este momento de expansión decretado por Bruselas, pero que tendrá un fuerte impacto si vuelven los recortes y los hombres de negro.
Los más críticos con el rescate venían anunciándolo hace tiempo y ahora, aseguran, nos ha explotado en la cara. Ante este cambio los colectivos de vivienda, que llevaban tiempo reclamando que las viviendas del patrimonio Sareb pasasen a ser públicas para paliar la escasez y los bajos alquileres, vuelven a hacer oír su petición.
La nueva guerra fría da un paso adelante
China tiene en su territorio campos de prisioneros donde son recluidas personas de la etnia uigur, de religión musulmana y que usan la escritura árabe. Su gobierno los anuncia como lugares de reeducación, encaminados a combatir el terrorismo ligado a Isis. Los campos se complementan con leyes para reconvertir culturalmente a los uigures en han (90 % de la población), haciéndoles escribir en chino, comer cerdo, y acercándolos a la cultura china según la concibe su órgano de gobierno, el PCC. Son los denominados programas de reeducación, orientados a unificar el país.
Se han sucedido las denuncias internacionales contra el abuso a los derechos humanos en estos lugares. Mihrigul Tursun, escapada de uno de estos campos, declaró que los prisioneros son sometidos a torturas. La ONU denunció que además allí se ha llevado a cabo durante décadas la extracción forzosa de órganos humanos para donaciones. Pero es que además Xinkiang, la región uigur, es el epicentro de los cultivos y transformación de algodón que abastece las marcas de moda occidental. Y para cosecharlo y tratarlo se obliga a los prisioneros a realizar trabajos forzados. Este fue el motivo por el que bajo el mandato de Donald Trump EE. UU. prohibió la importación de este algodón, agravando las tensiones con China.
Ahora se suma la UE a la disputa en las que son las primeras sanciones desde la represión en la plaza de Tianamén en 1989. Ha sancionado a altos funcionarios chinos, que no podrán entrar en la Unión y a quienes se les congelarán sus activos aquí. China ha respondido creando su propia lista negra de políticos europeos, y negado que los campos tengan otra función que reeducar a los iugures. Algunos expertos internacionales apuntan ya a la creación de dos bloques, EE. UU.-UE y China-Rusia enfrentados en una reedición de la guerra fría. Y en la diplomacia de Bruselas se teme por el reciente acuerdo comercial firmado con el gigante asiático.
Esta semana se producía la primera represalia a una empresa occidental en suelo chino. La ropa de H&M era retirada de todas las plataformas de venta online chinas, y los influencers de allí han rescindido sus contratos con la marca. La empresa decidió dejar de usar algodón de Xinjiang por los trabajos forzados.
¿Cuánto valdrá la próxima tontería que digas en redes?
Piénsalo si tienes cuenta en Twitter, porque su fundador Jack Dorsey ha vendido su primer tuit por 2,9 millones de dólares. Fue este: «just setting up my twttr», así que a 145 000 dólares la letra. Puede sonar a bobada, pero hay un nuevo mercado que negocia obras digitales cuya autenticidad es reconocida por los NFT. Certificados de autenticidad que garantizan que ese archivo, el del primer tuit por ejemplo, valga ese dineral, y uno que nosotros tengamos en el ordenador sin el NFT, nada. No hace ni diez días que el artista Beeple vendía una de estas obras digitales creada por él: 69 millones de dólares. Algunos youtubers ya han visto en estas creaciones una oportunidad de ganancias, ofreciendo la compra de obras que quizá se revaloricen en un futuro o se desplomen, funcionando como una inversión.
Vivimos tiempos extraños. Con estudios científicos que nos avisan sobre un menor tamaño de los penes humanos debido a la contaminación, otros que relacionan bares abiertos con mayor índice de contagios por coronavirus, y catálogos que anuncian a la venta el primer ordenador cuántico de sobremesa. Más tu próxima creación digital, quién sabe si millonaria, en Twitter, Facebook, Instagram, TikTok, etc. Apresúrate a hacerla. Es el futuro, y nadie dijo que fuera a ser perfecto.