Después del 9 de enero, pasado sábado, la búsqueda de la palabra catástrofe se desplomó un 80 %. Ese día, hacia las cinco de la tarde, la gran nevada remitió. Y entonces subió la luz.
Por qué sube el precio de la electricidad
La ley de la oferta y la demanda no afecta a la electricidad en España porque su tarifa es resultado de muchos factores. Algunos tan opuestos y ajenos a la producción de energía que hay que contemplarlos todos para entender por qué somos el quinto país de la Unión Europea donde la electricidad es más cara desde hace diez años.
El precio de la luz se fija cada día en una subasta diaria desde 2013. La producción energética de las renovables baja el precio y la generación mediante gas natural lo sube. Con la nevada no hubo viento ni sol, por lo que fallaron la eólica y la solar. Dependimos en exclusiva del gas para producirla, justo cuando Argelia acababa de reducir su exportación de esta materia prima a través del gasoducto que la conecta con nuestro país. Una escasez de oferta con pico de demanda por el frío, sumada a la cuota de penalización por emisión de CO2, fijada para las energías más contaminantes en la UE, consiguió generar el precio más alto de la última década. Porque el gas natural se quema para producir electricidad, y es bastante ineficiente: se pierde el 60 % de la energía en la conversión. Además en España la red gasística está montada de tal forma que también nos encarece mucho la factura.
Hasta aquí la explicación técnica y lógica. Ahora veamos las opiniones de los bandos que se disputan la culpa.
Endesa culpa de la subida a las energías renovables. Para desarrollar estas energías limpias el gobierno de Zapatero cargó a las eléctricas el coste de implantarlas, que todavía estamos pagando. Pedro Sánchez y sus ministros aprobaron en noviembre el sistema de subastas de renovables, destinado a implantar más aprisa estas opciones de generación energética, porque bajan el precio de la luz. Pero como el coste va con cargo a las eléctricas, seguirá haciendo más caro nuestro recibo hasta que haya mucha más generación renovable que por gas e influya positivamente en la subasta.
Vamos al otro bando, el judicial. Iberdrola, Endesa, y Naturgy fueron multadas por la CNMC, Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, por haber manipulado los precios de generación energética. Cosa que hicieron en 2013, 2015 y 2019, y por primera vez en 2005, cuando lograron embolsarse 242 millones de euros en sobrecostes. A repartir entre la factura de los consumidores. El exministro José Manuel Soria ha declarado esta semana ante la fiscalía que Iberdrola manipuló el precio de la luz en diciembre de 2013. Recortando la producción hidroeléctrica en sus embalses consiguió que los usuarios pagáramos un 10 % más en el recibo.
Por qué tenemos estos problemas de manipulación en un sistema de subastas empleado en más de una veintena de países: porque carecemos de un control gubernamental efectivo. Y podemos atribuir esa carencia a cómo han funcionado las puertas giratorias entre puestos políticos y eléctricas.
En Endesa han sido contratados: Rodolfo Martín Villa, UCD, vicepresidente primero del gobierno en 1982, fue presidente de la compañía hasta 1997. También en nómina José María Aznar, Luis de Guindos, Manuel Pizarro y Pío Cabanillas, PP, todos antiguos cargos en el gobierno. En esta misma empresa está Elena Salgado, del PSOE.
En Naturgy Felipe González y Narcís Serra, vicepresidente del gobierno, PSOE. Miguel Boyer, del mismo partido, ministro de Economía y Hacienda en 1985, fue a CLH (relevante porque transporta gas natural). Y a Ángel Acebes, ministro del Interior, PP, lo fichó Iberdrola.
El ciudadano, ese innoble malpensado, acaba llegando a la conclusión de que los ex altos cargos gubernamentales entran en las eléctricas para asesorarlas… sobre cómo escapar al control gubernamental que ellos conocen tan bien por haberlo ejercido.
Catástrofe climática o episodio puntual
El mismo fin de semana en que la nieve nos confinaba en España los griegos combatían una ola de calor en su país huyendo a las playas. Sus temperaturas habituales de 15ºC se habían elevado a 25-30ºC en pleno enero. Y no muy lejos de allí, en Turquía, su capital Estambul puede quedarse sin agua dentro de cuarenta y cinco días debido a la sequía más severa de la última década.
Son estos episodios extremos los que caracterizan al cambio climático, todos consecuencia del calentamiento global, hasta el frío y las nevadas. Los científicos lo explican claramente, para quien quiera escucharlos y sepa entenderlos.
Además de la nieve acabamos de detectar otros dos fenómenos atribuidos a este cambio. Uno, que los tiburones se extinguirán porque sus crías nacen ahora demasiado débiles para sobrevivir, debido a las aguas demasiado templadas del océano. Y dos, que dejarán de hacerse guitarras porque los árboles necesarios para producirlas no se reproducen. Faltan fresnos para las Fender y caoba para las Gibson. Lo que le faltaba al rock para estar definitivamente muerto.
La catástrofe B.1.1.7
B.1.1.7 es la denominación de la nueva variante supercontagiosa de coronavirus aparecida en el Reino Unido. Hubo una razón para que se detectara primero en ese país, y es que tienen implantado un sistema de vigilancia genética considerado el mejor del mundo. Recogen y analizan muestras de pacientes, y luego distribuyen de forma centralizada la información sobre el análisis genético de las cepas del virus que provoca la covid-19.
¿Y qué pasa con nosotros? Fernando Simón nos tranquilizaba esta semana avisando que la presencia del B.1.1.7 en España sería anecdótica. Enseguida la Junta de Andalucía se apresuraba a anunciar que el 70 % de las cepas allí ya se correspondían a la cepa británica. El horror, otra vez. Pero desde la Junta rectificaron al día siguiente, asegurando que se habían explicado mal.
A ver de quién nos fiamos ahora. ¿De los científicos? Nuestro país tampoco se ha quedado atrás en análisis genómico. Somos segundos en Europa tras Reino Unido, y cuartos del mundo en número de genomas del virus secuenciados. Este consorcio dirigido por Fernando González Candelas, catedrático genetista de la Universidad de Valencia, está tan preparado como el de Reino Unido para rastrear y detectar. Así que si B.1.1.7 estuviera aquí ya lo sabríamos, ¿no?
Pues no. A diferencia de Reino Unido, carecemos de personal dedicado a tiempo completo, como los ingleses, al rastreo genómico, por falta de presupuesto. El último informe sobre variantes del virus en España es del 30 de octubre, y si tenemos mucho o poco B.1.1.7 es algo que sabremos… dentro de unos cuantos meses.
El credo financiero se tambalea
Too Big to Fail, demasiado grande para caer, frase que oímos a menudo antes de 2008, y después, durante la crisis financiera que se desató aquel año. Y título de una miniserie de HBO donde explica cómo una mujer se rebeló contra esta doctrina, y contra el secretario del Tesoro de Estados Unidos. Asegurando que esa frase es un intento de las empresas privadas para que el Estado les reconozca un derecho implícito a ser rescatadas. Tal vez nos suene de Bankia.
Esa mujer de la serie, que ayuda bastante bien a comprender lo que pasó entonces, existe, se llama Sheila Bair, y en un editorial del Wall Street Journal ha dicho esta semana que «el capitalismo no funciona a menos que el capital tenga un coste, y los mercados no funcionan si no se permite a las compañías crecer y quebrar».
También avisó en marzo de 2020 de que los bancos debían suspender el reparto de bonus, dividendos y recompra de acciones para respaldar con ese dinero el endeudamiento de empresas afectadas por la pandemia, y para dar crédito a trabajadores que hubieran perdido su trabajo. La FED estadounidense adoptó su propuesta, pronto seguida por el Banco Central de Inglaterra y después por el Banco Central Europeo.
Es nuestra doctrina de hoy, que también incluye la liquidez infinita inyectada por los bancos centrales. Mohamed El-Erian, que fue asesor económico de Obama y que acuñó el término «nueva normalidad», inaugurado en 2020, nos advierte contra esto. Con esa expresión que luego se aplicó al modo de vivir posconfinamiento, él en realidad se refería a que la cotización de las acciones ha pasado a basarse no en el valor de las compañías sino en los estímulos de los bancos centrales. Una decisión peligrosa que, como explica en esta entrevista, puede llevarnos a un colapso como el de 2008 o mayor.
Y la generación Z ya no lee la prensa ni las revistas
Los motivos, como explica este informe de la CNN, son muy jugosos. Las noticias del día a día de la prensa no les interesan porque hablan poco de medio ambiente, activismo, LGTBQ+ y de jóvenes como ellos. Además encuentran la información demasiado opinada, interpretada y sesgada ideológicamente, planteada en tono muy serio. Les gustaría algo más informal y que contase los hechos más que interpretarlos. Anda, pero si piden periodismo.
Ibai Llanos, streamer que pertenece a este segmento y que atrajo más audiencia en las campanadas de Nochevieja que las televisiones, lo tiene muy claro. Se trata de comunicar de otra manera, de pagar impuestos en España, y de gestionar un nuevo modelo de negocio. Uno que ya es tan importante en nuestro país como para que la CNMC lo regule. Los streamers tendrán nuevas normas de mercado para subir vídeos y seguro que estarán más estrictamente regulados que el sector eléctrico. Ejem.
Menos mal que nos queda el vino espacial
La NASA siempre ha sabido comunicar sus misiones para enganchar con el interés del público, y ahora ha vuelto a suceder con su experimento de las doce botellas de vino. Fueron llevadas al espacio para saber cómo envejecen sin la presencia de levaduras y bacterias terrestres. Ahora van a volver a la Tierra y serán degustadas en un evento privado en febrero. Habrá que preguntar a los enólogos si esos caldos de Burdeos han cogido retrogusto a Big Bang y tienen aromas de nebulosa.