«En el portal de Belén ha entrado la policía, y como eran más de seis han multado hasta María». Es como si la navidad de 2020 nos uniera a la de 1961, a ese final de Plácido, que también acaba con un villancico. Este: «Madre, en la puerta hay un niño y gritando está de frío, ande dile que entre y así se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habido ni nunca la habrá». Luis García Berlanga había vuelto a reírse en la cara del franquismo con una película titulada originalmente Siente un pobre a su mesa, y a la que la censura cambió el nombre. El tipo que tuvo que ir a luchar con la División Azul y por tanto al lado de Hitler en la II Guerra Mundial hubiera convenido que esta geografía, la de ahora, es mucho más luminosa, pero igual de esperpéntica. A pocos días de una fiesta familiar las autoridades no están muy convencidas de si dejarnos sentar al allegado a la mesa. La inmensa broma es que este tiempo, entrañable, familiar, sin duda ingenuo en sus pretensiones, la Navidad digo, iba de hacer el mundo un poquito mejor.
Tu allegado puede estar en Tinder
Más o menos lo dejó caer Fernando Simón al usar el ejemplo del vecino. Cómo no vamos a sentarle a la mesa si lleva años viniendo a casa. Solo quince días después el incremento de casos lo deja claro: hay más contagiados, más muertos, más hospitalizados. Las aglomeraciones del Black Friday nos pasan factura. La dinámica a la baja se ha detenido, y ahora repunta Madrid, le sigue ascendiendo vertiginosamente Cataluña, Galicia, Asturias, Cantabria, y Extremadura. Ocurre ya lo mismo en 575 municipios de todas las CCAA. Además la ola se mantiene alta en Euskadi, y repunta ligeramente en Navarra, lo mismo que Andalucía.
El susto llevó a anunciar a mitad de semana que quizá hubiera que poner restricciones de movilidad a las navidades, comportamiento bipolar si consideramos que una semana antes Salvador Illa decía que no iba a haber movilidad entre comunidades. Este mismo lunes la CAM abría su perímetro por motivos económicos pese a ocupar el primer puesto en contagios. El martes CLM autorizaba a entrar en su perímetro del 23 al 6 para visitar a familiares y allegados. Y es que reunido el Consejo Interterritorial decidieron que ninguno le pondría el cascabel al gato diciendo que de navidades nada. La voz en el desierto de Simón, que no decide, solo recomienda, avisó de que un repunte en esta época dificultará parar la infección cuando comencemos a vacunarnos.
Así que para saber si uno puede reunirse con ese allegado de Tinder, Badoo, o con el cuñado, lo mejor es consultar en el momento este mapa de restricciones, que será actualizado en el momento en que la autoridad competente decida que la explicación que nos debe nos la va a dar. O quizá es que por primera vez confían en los ciudadanos en lugar de tratarnos como a niños.
Los allegados no vendrán de Europa
Las lágrimas de Angela Merkel al dirigirse a los alemanes son la muestra más clara de cómo va la segunda ola en la UE. El país germano ha alcanzado su cifra récord, ya es el duodécimo por número de contagios —nosotros somos el noveno e Italia el octavo—.
Al resto de nuestros vecinos de la UE no les va mucho mejor, los Países Bajos han decretado el confinamiento total. Lo que despierta un poco las ganas de hacer sangre, porque los holandeses no estuvieron obligados a llevar mascarilla hasta octubre aunque ahora, y ante el alarmante aumento de casos han decretado esta semana su uso obligatorio por ley, salvo trabajadoras sexuales y sus clientes durante el servicio (sic).
Buen momento para recordar que son el miembro más euroescéptico de todos, y el que más trabas ha puesto al desarrollo de la UE después de Reino Unido. Habrá que seguir ahora con interés cómo afecta el virus a su economía: sus expectativas más optimistas prevén un crecimiento del 4,9 si se vacunan rápidamente, o uno del 0,9 si todo sale mal. La frugalidad no es suficiente vacuna contra el virus, señor primer ministro Mark Rutte.
En todo caso es inútil reírse de los otros, ya que ninguna serie de medidas, en ningún lugar del mundo, ha impedido la expansión de esta epidemia, y los frenos que se le han puesto no siempre han dado los resultados esperados.
En Suecia, objeto de iras o motivo de ejemplo desde marzo, donde recordemos no se adoptaron medidas de restricción, creían que la segunda ola europea no les tocaría. Ya tienen más pacientes ingresados en sus hospitales por covid-19 que en la primera ola, y su epidemiólogo (o sea, su Fernando Simón) Anders Tegnell, que negó la eficacia de las mascarillas (karma whore) lleva dos semanas sin dar una rueda de prensa.
Londres volvió el miércoles al nivel máximo de confinamiento, y una nueva variante de coronavirus apareció en el sur de Inglaterra. Cómo no, esta mutación es más contagiosa porque esto es todavía 2020. Pero No Panic!, aseguran los científicos, al parecer esto es señal de que acabará evolucionando, vacunas mediante, a algo parecido a un constipado.
Así que no todo son malas noticias, y a los finlandeses les va estupendamente, hace dos meses eran el modelo a seguir, y todavía lo son, aunque a estas alturas es fácil pensar que será cuestión de tiempo que caigan, o que su éxito no tiene nada que ver con sus medidas.
Porque tenemos fatiguita pandémica
La OMS lo ha advertido: estamos hasta las narices del coronavirus, de la mascarilla, de las gafas empañadas, y hasta del tipo que escribe el news de este sábado dándole vueltas a lo mismo. La fatiga pandémica ha llegado a España. Como síntoma, las búsquedas de Google: cae cada semana el interés por el término coronavirus, por las mascarillas, y por el pan casero, que cae en picado, mientras que «restricciones a la movilidad» se dispara. Quién no quiere volver a casa por Navidad o salir corriendo de ella.
Pero el mundo está cambiando a mejor
Los enfermos terminales ya pueden morir dignamente. El jueves se aprobó en el Congreso la Ley de Eutanasia, que regula el derecho al suicidio asistido. El agrio debate entre defensores y detractores ha sido el de siempre, ya lo vimos en las leyes sobre el divorcio, aborto y matrimonio homosexual, con el bloque conservador oponiéndose férreamente. En tres meses entrará en vigor, así que para abril, una vez más, nuestro país seguirá su propia estela legislativa, que junto a la Constitución de 1978 nos convierte en uno de los más avanzados en reconocimiento de derechos y libertades.
Las leyes de paridad existen para que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades. Detrás de la multa a la alcaldía de París por contratar demasiadas mujeres e incumplir la ley francesa de paridad se esconde la realidad de que este aspecto de la norma fue considerada absurdo en 2019 y anulada. Pero como corresponde al período 2018, el ayuntamiento deberá abonar los casi cien mil euros de la sanción. Anne Hidalgo, alcaldesa de la ciudad, pide que el importe se dedique a promover la igualdad.
Hay responsables de la contaminación, y se les puede exigir su responsabilidad. La justicia británica ha reconocido por primera vez la contaminación como causa de muerte, en este caso de una niña, relacionándola con los niveles de NOX en Londres. Y es una buena noticia porque el problema medioambiental puede traernos cosas peores que la covid-19, como nos advierte Yuval Noah Harari. Según él, este virus es un aviso benévolo. Ahora que en el planeta Tierra ya hay más objetos humanos que biomasa, es más importante que nunca ayudar a que el ecosistema nos sostenga, porque dentro de él solo somos un animal más. Una sentencia judicial que hace a alguien responsable puede ser el primer paso.
Las tiendas pequeñas podrían tener una oportunidad ante Amazon. La compañía canadiense que ofrece una plataforma de venta y distribución a pequeñas compañías, Shopify, está creciendo tanto como Amazon. El temor de Jeff Bezos es que con ella el pequeño comercio pueda competir en condiciones de igualdad con su compañía.
Y el rey emérito no volverá esta Navidad, porque es persona de riesgo. Un término abierto a la interpretación de filias y fobias a favor y en contra de la Corona. Me pregunto qué hubiera hecho con este vodevil nuestro fantástico Luis Berlanga.