Enano Rojo, sí. Y si no sabe de qué le estoy hablando, lo mejor es que dé paso al mensaje con el que se iniciaba cada capítulo de esta serie en sus primeras temporadas: «Esta es una angustiosa llamada de socorro desde la nave espacial Enano Rojo. La tripulación murió a consecuencia de una fuga radiactiva. Los únicos supervivientes fueron David Lister, que estaba en animación suspendida cuando se produjo la catástrofe, y su gata preñada, que quedó encerrada y a salvo, en la bodega. Revivido tres millones de años más tarde, los únicos compañeros de Lister son un ser que evolucionó a partir de la gata y Arnold Rimmer, el holograma de uno de los componentes muertos de la tripulación. Mi nombre es Holly y soy la computadora de a bordo. Mi coeficiente intelectual es de seis mil, equivalente al de seis mil monitores de gimnasia. Fin del mensaje».
Era una comedia arquetípica, en el sentido de juntar a tres personajes con personalidades completamente diferentes y enfrentadas y ponerlos a convivir en un espacio reducido. De hecho, ese era únicamente el plan cuando comenzó a grabarse en vídeo. Originalmente, Rob Grant y Doug Naylor, guionistas del extraordinario Spitting Image, hicieron un programa de radio titulado Dave Hollins: Space Cadet. Trataba de las conversaciones con su ordenador de un tipo que se había quedado solo a la deriva en el espacio. Se hizo un piloto para televisión, pero la BBC lo descartó porque no veía qué sentido tenía mezclar ciencia ficción con comedia. Tuvo que ser BBC North, tras cancelar una serie prematuramente, la que aceptara este proyecto. Les sobraba dinero y lo intentaron, pero pidieron que no hubiera ciencia ficción, solo interacción entre los personajes. La crítica no le vio mucho recorrido a lo que presentaron.
En la cabecera aparecía un astronauta pintando las letras de «Enano Rojo» en su nave. Era diminuto. Querían dar a entender así cuál era la situación. Ese hombre estaba solo en una nave de diez kilómetros de largo y era el último humano conocido. Vagaba por el cosmos en sentido literal. Se tocaba los huevos, vaya.
Aparte de no querer paradojas físicas en el espacio ni ocurrencias semejantes, los productores tampoco querían alienígenas, para que no se confundiera con Dr. Who. En el primer capítulo es en el que moría toda la tripulación y se quedaba Lister. En los siguientes, aunque el argumento fuese su soledad, había numerosos flashbacks de la época en que estaban todos vivos. Poco a poco, la serie se fue sacudiendo esas premisas y empezó a incluir tramas de ciencia ficción. En clave de humor, pero ciencia ficción dura. Y se convirtió en un clásico inmortal.
Estaba llena de homenajes al género. En un capítulo aparece por ahí la nave de Espacio 1999, también salió aparcada la nave auxiliar de la Nostromo de Alien, en la que escapa Ripley. En una ocasión, el androide-ama de casa del Enano Rojo, Kryten, intentó hacer una llave de artes marciales vulcanianas, como las del señor Spock de Star Trek. Y al igual que en 2001 de Kubrick, donde el nivel de detallismo llega hasta una placa que hay en la pared del WC con las instrucciones sobre cómo debe emplearse en ingravidez, un decálogo, en Enano Rojo también había detallados carteles en la nave, pero con el vacile de estar escritos en esperanto auténtico.
Al margen de recoger el testigo de Dark Star, Galaxina o Spaceballs, películas del espacio que se descojonaban de los clásicos del género, Enano Rojo también tenía otra particularidad. Los protagonistas vivos eran negros. El ordenador y el holograma eran actores blancos. Cuando se rodó un piloto para Estados Unidos, que no llegó a prosperar, los personajes eran todos blancos.
El personaje del gato era un caso curioso. En el primer capítulo, vimos que Lister tenía escondida en la nave a una gata preñada. Por eso le meten preso en una celda que le aísla hasta del paso del tiempo. Cuando todos los pasajeros de la nave mueren por un escape de radiactividad, el ordenador le mantiene encerrado hasta que la radiación desaparece. Pasan tres millones de años. En ese tiempo, la gata preñada da a luz, sus criaturas se reproducen y, con el paso de los siglos, evolucionan. Así se llega al Gato —interpretado por Danny John-Jules, que es un actor negro—, mitad felino, mitad Little Richard. Un tipo al que se contrató inmediatamente en el casting cuando, al pedirle que hiciera de felino homínido, le dio por meterle rock and roll a la interpretación. En Estados Unidos nada de esto se tuvo en cuenta. Tiraron por lo básico y pusieron a una tía buena. Terry Farrell, que luego se hizo famosa en Star Trek.
Ocurrió lo mismo con el ordenador, en Estados Unidos también era una mujer. Jane Leeves, que posteriormente triunfó por todo lo alto en Frasier. En el Enano Rojo británico, el ordenador, Holly, inicialmente era Norman Lovett, pero él mismo se cambió de sexo y pasó a ser interpretado por Hattie Hayridge.
Sin esta frescura, o nivel de locura, los pilotos americanos no lograron sorprender a las audiencias seleccionadas que los vieron y por eso no se rodaron más. Su protagonista, Craig Bierko, reconoció que si no funcionaron fue, entre otras cosas, porque le eligieron a él para hacer de Lister, el último humano. Craig Charles, el actor de la versión británica en ese mismo papel, lo explicó muy bien en su día. Se quejó de que en la versión americana hubieran elegido a alguien para hacer su papel que tenía el grave defecto de ser guapo. Eso iba contra la filosofía de la serie y del personaje.
En Inglaterra, sin embargo, arrasó. Entre los fans de la comedia había verdaderos fanáticos y se llegaron a marcar audiencias de nueve millones de personas. La influencia que tuvo sobre Futurama parece evidente. Lister, en Enano Rojo, es su propio padre. Fry, en Futurama, también por un viaje en el tiempo, se convierte en el padre de su padre. Es abuelo de sí mismo.
Las paradojas temporales han sido un argumento recurrente durante las doce temporadas que se han emitido a lo largo de treinta años. En un capítulo, por ejemplo, se encuentran con Jesucristo. Hitler sale un par de veces. También Stalin. Pero, sin duda, el mejor de todos es el capítulo en el que dan con JFK. Lister inicia un viaje al pasado porque se ha acabado el curry en la galaxia. Durante esa odisea, impiden el asesinato de Kennedy por humanidad. Sin embargo, al seguir vivo, JFK acaba en la cárcel por sus conocidos problemas con las mujeres y el país queda entonces en manos de la mafia. Por responsabilidad, tienen que volver y asesinarlo. Y, para no volver a influir en el pasado, hacen el nuevo viaje con el propio Kennedy presidiario, al que le encargan que haga el favor de matarse a sí mismo. Es el propio JFK llegado del futuro quien dispara a JFK en Dallas. Lo hace por patriotismo. Una hipótesis de los hechos tan plausible como la de Oliver Stone.
Otro de los capítulos más logrados es uno en el que Lister se contagia de un virus espacial y se convierten en personas, se encarnan, la confianza y la paranoia de su cerebro. Paranoia le dirá, por ejemplo, que las manchas que lleva en el traje probablemente sean de pis, que se ha meado. Y Confianza le dirá que toca la guitarra como un genio, que tiene un talento espectacular. El problema vendrá cuando no esté Paranoia y solo quede Confianza, que le motivará para salir de la nave y quitarse el traje espacial. También hay un capítulo donde, al estilo de Solaris, en una luna se convierten en realidad los miedos de los personajes.
Un delirio maravilloso es la figura del Inquisidor, un robot que vaga por el espacio que asesina a todos aquellos que no han aprovechado su tiempo en esta vida y los sustituye por gente que sí lo hará. Un problema grave para un vago de solemnidad como es el último humano vivo.
El juego con otros universos es otra genialidad. Resulta que, en el universo paralelo, existen también sus alter ego, pero son opuestos, allí ellos son mujeres. En el encuentro, Lister no puede evitar acostarse consigo mismo y la particularidad es que hay fecundación, pero también a la inversa. Es decir, el que se queda embarazado, y de gemelos, es él. Se convierte en la madre de sus hijos cuando ya era su propio padre.
En el último capítulo de la última temporada, emitido el 16 de noviembre de 2017, los guionistas asumen el reto de llevar a la práctica la teoría que dice que cada decisión o cambio que se toma en un universo genera otro en el que hay otro cambio o se toma otra decisión. Los universos son infinitos y en cada uno ocurre una posibilidad. Los tripulantes del Enano Rojo pueden viajar entre ellos con solo apretar un botón. La motivación es que Rimmer, el holograma que ejerce de mando en la nave, busca un universo en el que no sea un perdedor. Un desgraciado. No para de saltar de universo en universo, y siempre lo es. Solo encuentra uno donde es un reputado oficial, pero resulta que en esa realidad Lister es su superior, por lo que prefiere volver al universo inicial en el que le es más apetecible la realidad, una en la que está muerto y es un holograma de sí mismo. Mucho mejor que tener por jefe a un negro con rastas que se dedica a no hacer nada toda la eternidad.
Posiblemente, el mejor capítulo jamás emitido es el primero de la tercera temporada. Es en el que se produce el big crunch, que es el final del big bang. El universo ha llegado al límite de su expansión y comienza a contraerse. La particularidad es que el tiempo va hacia atrás. Los tripulantes del Enano Rojo se meten en un agujero que los lleva hasta la Tierra, pero todo va hacia atrás. La gente habla del revés, en lugar de beber café, lo vomitan dentro de la taza. Los ladrones atracan los bancos y depositan el dinero en su interior después de haber cumplido una condena de cárcel. Rimmer y el robot Kryten, que se quedan colgados en esta dimensión, tienen que ganarse la vida y lo hacen como los Srehtorb Esrever, es decir, los Reverse Brothers. Actúan con normalidad, por ejemplo, bebiendo un vaso de agua. Pero para todo el mundo ahí, sin embargo, lo hacen al revés, y es un éxito de público. El capítulo se emitió el 14 de noviembre de 1989. Unos que pudieron tomar nota de él fueron Faemino y Cansado, su número de Johnny Benítez y su hermano se le parece bastante. Pero lo mejor era un detalle mundano: en un universo en el que todo va hacia atrás, no se hace caca. No se depone, sino que, de repente, los excrementos se te meten por el culo. Lo sufre el gato, que es al que le entran ganas.
En las últimas temporadas, de 2016 y 2017, no solo incorporan los adelantos tecnológicos actuales, también la crisis del capitalismo. En el primer apartado es notoria la impresora 3D, que no solo puede imprimir objetos, también carne humana. Las personas que salen en su bandeja, si ha habido alguna interferencia, aparecen deformadas. Por ejemplo, con la cara en lo alto del cráneo. Mirando siempre hacia arriba. En la crítica política, la carga de profundidad es con las multinacionales. M-Corp es una compañía que vende paquetes de vida. El más básico te deja decir doscientas palabras diarias. Cuando pasas el límite, nadie te oye. La forma de pago es en tiempo, el bien más preciado del universo. Beber agua para sobrevivir, cuando te llega la factura, te hace envejecer.
El éxito de la serie se debió en buena parte a la química que había entre los actores. Ninguno era actor profesional. Craig Charles (David Lister) era un poeta punk. Danny John-Hules (Gato) era bailarín. Robert Llewellyn (Kryten) era lo más cercano, hacía espectáculos de humor en teatros. De hecho, se introdujo su personaje, el robot ama de casa, después de que le vieran actuar haciendo, precisamente, de robot. Cuando trabajaban, en realidad, se interpretaban un poco a sí mismos. Craig lo explicó una vez en una entrevista, dijo que Chris Barrie (Rimmer), que interpreta a un aspirante a oficial acomplejado, en la vida real es un coleccionista obsesivo. De Llewellyn reveló que estaba «lleno de culpa de clase media». Y sobre sí mismo, sentenció: «Soy un gran bebedor». Todo encajaba. No es extraño que se vieran muchas veces encorsetados por los guiones y sintieron malestar cuando a finales de los noventa empezaron a encontrarlos repetitivos.
En el plató ocurría como en el episodio «Ecos del futuro», en el que el Enano Rojo viaja a la velocidad de la luz y se producen ráfagas en las que se ve lo que va a ocurrir al cabo de cinco minutos. Chris Barrie confesó que le ponía nervioso hasta qué punto la serie había llegado a basarse en los personajes. Cuando hacía una broma o decía cualquier cosa, luego aparecía en el guion. Lo llegó a encontrar molesto. A veces incluso parecía que los guionistas se reían de ellos. Consideraba que los guionistas hacían eso porque en realidad eran unos vagos y le daba rabia no poder decir cualquier cosa relajado sin que apareciera luego en un capítulo.
A los doce años, Craig ya había ganado un certamen de poesía. Era hijo de un alcohólico, creció en un barrio difícil en los años Thatcher, cuando, en sus palabras, apareció una nueva clase dentro de la clase trabajadora, la clase no trabajadora. Llegó a ser futbolista profesional en el Tranmere Rovers F.C., pero a los diecisiete años realizaba veladas de poesía en teatros enfundado en un traje de rayas. Poesía punk. «El primer y, hasta ahora, el último poeta de clase trabajadora en transformarse en una estrella de la televisión en horario de máxima audiencia», escribió el Guardian. En un número de 1993 de Red Dwarf Magazine —hasta una revista oficial tenía la serie—, dijo: «Cuando vas al supermercado quieres comprar tomates, no firmar seis autógrafos (…) esto es adulación».
A los dieciocho años se casó con Cathy Tyson, también actriz, espectacular en Mona Lisa de Neil Jordan. Tuvo un hijo con ella y se divorció cuando tenía veinticuatro. Ahí, soltero de nuevo, se le empezó a ir la olla. Su primera desgracia llegó en 1995. Ingresó tres meses en prisión preventiva en la cárcel de Wandsworth acusado de violación. Fue absuelto, pero en el juicio salió a la luz que se ponía hasta arriba de cocaína en clubes de striptease, aunque sobre este último extremo declaró que iba solo a jugar al billar porque estaban al lado de su casa. Por detalles como esta excusa se entiende que los guiones se basasen en él.
Volvió a casarse y a tener más hijos. Para seducir a su nueva mujer, Jackie Fleming, con la que sigue casado a día de hoy, le dijo que tenía un Rolls-Royce. Era mentira, pero en un aparte llamó a su asistente personal y le pidió que le comprara corriendo un Rolls. El hombre adquirió para él un modelo Silver Shadow de segunda mano por veinticinco mil libras. Lo tuvo durante años, hasta que 2008 los gastos de mantenimiento le costaban más de lo que valía el propio coche.
Pero el drama del juicio y la muerte de su padre le llevaron a incrementar sus adicciones. Se pasó al crack. Admitió que se debió dejar un cuarto de millón de libras en esta droga. Siguió triunfando en televisión cuando entró a formar parte del elenco de Coronation Street, uno de los culebrones más vistos en Inglaterra. Trabajó en casi un millar de capítulos. Sin embargo, el crack le dejó a los pies de los caballos hasta que llegó su gran desgracia. Se iba a mudar a Mánchester y eso iba a suponer el despido de su chófer. En el último viaje que hicieron juntos, el conductor aprovechó para fotografiarle y vender las imágenes al Daily Mirror. Le pagaron treinta mil libras.
En la fotografía, que se publicó en portada, aparecía fumando crack en el asiento de atrás del coche completamente ido rodeado de revistas porno. Iba de gasolinera en gasolinera, fumando a tope de la pipa, ordenándole al chófer que le comprara más revistas porno en cada una. Le echaron de la serie. Explicándolo, dijo que no es que hubiera incumplido el contrato, es que vivía tan enganchado que estaba «incumpliendo con la vida».
Le volvieron a admitir en la serie meses después, pero la prensa le hizo un duro marcaje. También le sacaron borracho un día a las once de la mañana. Lo curioso es que hubo gente de su entorno que declaró a la prensa que esa portada en realidad le salvó la vida porque de otra manera no le hubiera dado por rehabilitarse. Ahora, recuperado, es uno de los DJ de música negra más reputados de su país, tiene un programa de radio que lleva varios años en BBC 6 Music, donde ha entrevistado a músicos de la categoría de James Brown o George Clinton, y limpia la conciencia de sus años locos en Make-A-Wish, una ONG que concede deseos a enfermos terminales.
Craig nunca quiso volver a grabar Enano Rojo. Se hizo una temporada 9 en 2009, Back to Earth, que se grabó como una película en tres partes, y estaba pensada para cerrar la serie, que llevaba diez años sin emitirse. Pero tras una temporada 10 en 2012, la serie se ha plantado en trece temporadas (esta última se estrena en 2019) firmando capítulos soberbios. En un especial titulado Universe Challenge en el que fans de la serie se enfrentaban a los actores a ver quién sabía más sobre Enano Rojo, los fans contestaron hasta qué hora daban los relojes que salían en la serie. A Craig no le hizo mucha gracia, dijo: «¿Qué mierda habrá sido nuestra actuación si estaban mirando un reloj que estaba en una pared de detrás?». En realidad, miraban como se mira la serie que llegó a ser el paradigma de la comedia ciberespacial: hasta el último detalle.
Hay que empzar a trducir bien el título de esta serie. Es enana roja, por el tipo de estrella.
Es que si Alvaro pone ‘Enana Roja’ está ofendiendo a 7 u 8 colectivos a la vez, en masculino son menos, sign of the times xD
Buena salida Álvaro
Esta serie de televisión la ponían en España en las televisiones autonómicas hace unas décadas y estaba muy bien.
Pues hombre, es una broma muy buena su respuesta…pero si en realidad la serie se llama (traducida) Enana Blanca por esas estrellas, creo que sería un error garrafal del autor del texto…esperemos que el señor Corazón Rural nos aclare el asunto xD…
Yo tuve la oportunidad de descubrir esta serie a través de TV3 y allí también se tradujo el título erróneamente cómo «Nan roig», entiendo que el título del artículo lleve el nombre original en castellano dado que si lo hubiese titulado con el nombre correctamente traducido, es posible que mucha gente (o al menos los que conocen la serie) no hubiesen caído en que era la misma, y entiendo que también por seguir fiel al título por el que la conocimos.
Piense ud que se sigue mentando a Kubrick y su «teléfono rojo……..» en multiples artículos aunque si bien es cierto en muchos de ellos se comenta el tema de la mala traducción del mismo.
Yo también debo corregir…cosas que pasan…me equivoqué, me refería a ENANA ROJA. Error garrafal también el mío xD!
Solo conozco a otra persona a parte de mi que viera esta serie los sábados por la mañana a una hora desconocida en Telemadrid allá por los rarunos años 90, y os habéis atascado en el titulo!!!!!! Nos merecemos todo lo malo que nos ocurra.
Serie desconocida para la inmensa mayoría de los españoles. Álvaro, en aquellos años y a aquellas horas, tendría poco que hacer.
yo
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