Curvas de la economía en V con rápida recuperación, una epidemia que iba a remitir en verano, un turismo que recuperaría su pulso y el mejor jugador de fútbol del mundo incapaz de envejecer, cansarse, o irse de su club de toda la vida. Qué optimistas éramos en primavera. Ahora con la vuelta al cole es tiempo de ir soltando las certezas que alimentaron nuestras esperanzas y contemplar la realidad como es. Al menos ese es el mensaje global que nos ha transmitido la actualidad esta semana. Muy a lo 2020.
Cómo asumir el contagio que viene
Para los epidemiólogos resulta evidente que la reapertura de colegios fomentará los contagios. El motivo radica en que los niños con COVID-19 son asintomáticos pero su carga viral es tan alta como la de un enfermo grave ingresado en UCI. Al menos esas son las conclusiones del Hospital General de Massachusetts, en un estudio con ciento noventa y dos «niños» de entre cero y veintidós años. Aquí una explicación del mismo en español.
Tan interesante como ese dato es que el síndrome inflamatorio provocado por el virus, que suele llevarte al hospital, apenas aparece en niños, por lo que son los menos expuestos a muertes o secuelas graves. Así lo afirman la OMS y la Academy of Medical Royal Colleges (Reino Unido). Pero en una enfermedad tan nueva todo es susceptible de cambiar con nuevos descubrimientos. Lo único que sí podemos afirmar con seguridad es que los padres van a tener que pagar un peaje por la escolarización de sus hijos. La mayoría acabarán contagiados dado que los niños son asintomáticos, y aunque los adultos menores de 50 años suelen superar la enfermedad sin problemas, un porcentaje sufre secuelas de por vida o muere. También existe un pequeño pero doloroso porcentaje de chavales que fallecen o quedan con secuelas cardíacas y pulmonares de por vida. Nuestra psicología y nuestras sociedades tardarán tiempo en asumir que la muerte y la enfermedad van a volver a formar parte inseparable de nuestras vidas, haciéndolas impredecibles e inseguras. De momento es la única lección incontestable de este virus.
La segunda ola es generalizada en Europa
Tan importante como que somos el primer país del continente en superar los cuatrocientos mil casos lo es que no sabemos por qué. Hemos sido muy disciplinados en el uso de mascarillas en calles y espacios públicos y no hemos invertido lo suficiente en rastreadores y aislamiento. Por no hablar de que el Estado de las autonomías parece no funcionar bien en los momentos críticos. Quizá no hay una razón única, pero estaría bien saberlo para poder prevenir.
Sin jugar al «y tú más» debemos tener claro que España solo es excepcional por la magnitud de sus cifras. Italia acaba de sufrir el rebrote más intenso desde mayo. En Alemania el 40% de los casos identificados tiene su origen en viajes turísticos, sobre todo por desplazamientos a Kosovo, Turquía, Croacia y Bulgaria. Los colegios de Berlín, que reabrieron hace dos semanas, tienen cuarenta centros con contagios. Francia también va al alza. Resulta por tanto evidente que si partimos de un número previo de enfermos altos, como nosotros o Italia, tendremos un rebrote elevado, pero incluso quienes partían de una situación mejor caminan hacia una segunda ola proporcional a la primera.
Así que es el momento de implantar la semana de cuatro días
La crisis laboral que se avecina augura menos empleos disponibles y por tanto más gente en paro. Buen momento para reducir la jornada y que así haya más posibilidad de emplearse. El caso de estas dos emprendedoras españolas ha conseguido aumentar la productividad notablemente, con restaurantes en que se trabaja cuatro días y se libra tres. Además son consultoras para empresas, y afirman que muchas grandes compañías ya han hecho cambios que van incluso más allá de este modelo de cuatro días, pero no quieren que se sepa todavía.
Un bloguero organiza desde Polonia las protestas de Bielorrusia
Los bielorrusos han estudiado detenidamente el modelo de Hong Kong, sus fallos y aciertos, así que no tienen líderes dando discursos a los que pueda identificar o detener la policía. Las multitudes que aparecen y se disuelven en las manifestaciones lo hacen con perfecta coordinación y disciplina. Esta coordinación la consiguen gracias a Nexta, un canal de Telegram gestionado por el bloguero de veintidós años Stsiapan Sviatlou, que vive en Polonia, donde no puede ser alcanzado por la policía de su país. Con la prensa totalmente controlada por Lukashenko, Nexta es el único medio del que dispone la oposición, y ya tiene dos millones de usuarios, una cifra enorme para un país de apenas nueve millones y medio de habitantes. La historia completa sobre Saviatlou y su organización clandestina, en The Atlantic en inglés. Para saber más sobre la situación histórica y la geopolítica de Bielorrusia, este artículo de CTXT, muy completo.
Estos magufos han alcanzado el nivel Dios
Siempre conviene mirar hacia Estados Unidos para anticipar por dónde irán las tendencias mundiales, y en este caso nada mejor para visualizar cómo se comportan los conspiranoicos de QAnon. Aprende, Miguel Bosé. Nacida como teoría de la conspiración de la extrema derecha, comenzó afirmando que un grupo de políticos y personajes públicos tienen una red internacional de pedofilia dedicada al secuestro y violación de niños. En esa red participarían Barack Obama, Hillary Clinton o George Soros. Ahora se han unido a ellos los antivacunas, negacionistas de la epidemia y otros locos hasta sumar millones en Facebook y conseguir ser tendencia en Twitter de forma continuada. Trump les ayuda citándolos o retuiteando sus mensajes. Y pronto tendrán representación en el Congreso de Estados Unidos gracias a una futura congresista republicana. En el país advierten que este grupo tiene tanta influencia en las redes que podría ser determinantes para la victoria electoral de Trump en noviembre. Para saber más.
En China siguen controlando la narrativa de la pandemia, y nos la cuelan
La prensa occidental se ha hartado de enseñar con asombro la imagen de un club nocturno en Wuhan, la ciudad donde comenzó la epidemia. Masificados, sin mascarillas, y sin contagios. Fue difundida a propósito por el gobierno chino y dirigida como mensaje a las democracias occidentales, avisando de que su modelo más autoritario funciona mejor para asegurar la seguridad sanitaria y económica de los ciudadanos. Internamente cuentan además con un veto a los papers de de investigación sobre el virus que hacen los científicos chinos, que deben pasar para publicarse por un control político. Además no se permiten manifestaciones en la prensa china que analicen o cuestionen las medidas gubernamentales contra la epidemia. Más nos vale detenernos a analizar las imágenes virales que vienen del régimen de los chinos. Recomiendo leer con detenimiento este largo análisis de Bloomberg en inglés. Y no olvidar tampoco lo duras que son las cuarentenas allí, especialmente si perteneces a la minoría musulmana.
El horizonte de un fútbol sin Messi y sin público
Leo Messi, considerado mejor jugador de fútbol mundial, quiere abandonar el único club en el que ha jugado, el FC Barcelona. Los culés quieren verlo con optimismo y las visiones más críticas anuncian que el club está en crisis. Pero la marcha de Messi es más significativa por otro fenómeno que se ha pasado por alto, la falta de público en los estadios, que amenaza todas las disciplinas deportivas. Además de la pérdida de venta de entradas, las televisiones renegocian sus contratos de emisión a la baja y los patrocinadores piden rebajas también en sus aportaciones. Los encuentros sin público son menos espectaculares y generan menos beneficio, lo que obligará a reducir costes a equipos, ligas y federaciones. Será un largo camino, ligado a la prevalencia de la epidemia, y el fútbol, como el resto de deportes, tendrá que pasarlo reduciendo sus costes. No es el fin de Messi y de cláusulas imposibles como la suya, de setecientos millones, o su sueldo de cien millones brutos anuales, sino el fin de toda una época.
Cuando éramos niños en las calles
Ya sabíamos que 2020 es un año único para ir sumando desgracias, y esta semana no ha sido excepcional en eso. Lo supimos por la muerte repentina de Justin Townes Earle —hijo del mítico Steve Earle y como él dedicado a la música tradicional estadounidense y su fusión con otros sonidos—, que formaba parte de una generación que está marcando un nuevo camino a la música americana y al rock en general. Tenía treinta y ocho años y suficiente talento para llenar el siglo XXI. Un hombre que además aseguraba no tener miedo a hacer canciones preciosas, porque se puede ser masculino y amar la belleza. Para saber más de él, es imprescindible este repaso de Rolling Stone. Y si están por descubrirle, escuchen esta canción, «Kids in the Street», lanzada en 2017 pero que podría ser un himno de hoy: «Éramos niños jugando en la calle, secuencias de American Graffity, reíamos y llorábamos». Cuándo volverá eso.
Y si todo lo anterior les parece una ñoñez, también ha habido un deceso en el metal que merece ser recordado: Riley Gale, vocalista del grupo Power Trip. Aquí uno de sus mejores temas en directo, también con mensaje relativo a nuestro presente: «El verdugo está aquí para hacerte pagar, está afilando su hacha, llora cuanto quieras, pero hoy la hoja se alza».
Para acabar el repaso musical necrológico, el punto vitalista de Pau Donés hecho testamento con la entrevista que Jordi Évole presenta en el Festival de Málaga: «lo que me aterroriza es ver que hay gente que tiene miedo a la vida, a querer y a que le quieran». Quizá el mejor mensaje ahora que toca admitir que viviremos y moriremos mucho tiempo con esta pandemia.