Habré leído (enteras se entiende) la mitad de las obras que se incluyen en el cuestionario. De las otras tengo conocimiento por mis estudios o por la lectura de fragmentos. He realizado dos veces la prueba. A continuación mis impresiones.
No creo que el hecho de haber leído o no las obras literarias hubiese contribuido decisivamente a acertar correctamente las preguntas. Ha sido más bien cierta sabiduría incierta que algunos denominarían intuición. Considero también que hay que atribuir cierto mérito al que elaboró el cuestionario pues muchas de las citas que se plantean como alternativas (dejando a un lado alguna que otra respuesta que siempre parece más descartable como es menester en estas pruebas) parecían en muchos casos perfectamente plausibles. A pesar de esa ciencia en la elaboración de las cuestiones, mi porcentaje de aciertos ha sido superior al que hubiese esperado inicialmente. Así que no sé si mi nivel de aciertos ha sido debido o no precisamente al mérito que atribuyo al autor de este cuestionario.
Curiosamente mi porcentaje de respuestas acertadas fue superior en mi primera intentona que en la segunda, lo cual me hace pensar que pesa más, al menos en mi caso, esa capacidad, compendio extraño de diversas facultades, de intuir cuál es la cita que se ciñe a la obra, que mi propia capacidad memorística.
Gracias por el cuestionario. Me quedo con ganas de más.
Notable el comentario de blunsburibarton, del cual comparto esa reflexión sobre la intuición, “…compendio extraño de todas esas facultades, de intuir…” que en mi caso ha sido, digamos y viendo los resultados, una intuición sobre la posición numeral de las repuestas ofrecidas: todas las elecciones erróneas estaban arriba o debajo de las correctas, jamás lejos. Magro consuelo. Lo que me gustaría es saber si no se ha sentido tentado de recordar las repuestas correctas de su primer intento para trasladarlas al segundo. Me ha sucedido, y ni así logré 10/10. Parece que, además de mi memoria, también andan “desnutridas” mis intuiciones. Gracias por la lectura.
El truco está en distanciar tanto como se pueda la realización de los cuestionarios. Tras varios días, no sé cuántos fueron realmente, la memoria se muestra inoperante y funciona a todo trapo esa intuición que mencionaba. No soy capaz de decirle cómo mis capacidades disminuyeron en la segunda prueba. Sí guardo recuerdo de que, sabedor de que la novela Nada toma como escenario Barcelona, en mi primera tentativa escogí la frase que precisamente se refería a esa ciudad. En la segunda ocasión, en cambio, pensé que esa mención era una trampa para incautos y escogí otra que me parecía más ingeniosa. Creo que de nada me valió haber leído la novela en su día, hace más de dos décadas quizá, para haber ofrecido una respuesta correcta o no. ¿Por qué supe que la cita de El Buscón era la correcta en los dos casos? ¿Porque era la más notable de las citas que se proponían como respuestas? Conforme a ese método, sin lugar a dudas, no hubiera acertado otras preguntas del cuestionario.
Ya le anticipo yo que, comenzado el día, en mi mundo de este encierro forzoso este diálogo con usted es lo más notable que me va a ofrecer la jornada. Y créame que no me parece poca cosa. Le mando un saludo. Afectuoso. Aunque no lo parezca.
Agradezco su repuesta, de la misma manera que por ese halago de ser lo “más notable que me va a ofrecer…” Inesperado y reconfortante. “Ya le anticipo yo, que…” y “aunque no lo parezca” son construcciones que me evocan lecturas y hechos que recuerdo con simpatía, la última, sobre todo, como compendio del arte de los prestidigitadores. La magia de la escritura donde todo es posible. Muchísimas gracias. PD: Finalmente encontré un ejemplo de cómo usar los “porque” en distintas situaciones, una lucha impar. Espero no olvidarlo.
Es verdad. Yo mismo, mientras escribía, me sorpendría de que esa oración entre interrogantes empezaba correctamente con un porque junto y sin tilde. Seguro que le leo en otra de estas entradas. Y quizá alguna de sus poesías, como esa que se entretenía con diferentes versiones de la belleza y que aún recuerdo aunque no sea de memoria. Hasta la vista.
más más por favor, así puedo estar encerrada en casa sin problemas. Y sí soy un ratón de biblioteca que se deja una pasta en las librerías!! :D
Habré leído (enteras se entiende) la mitad de las obras que se incluyen en el cuestionario. De las otras tengo conocimiento por mis estudios o por la lectura de fragmentos. He realizado dos veces la prueba. A continuación mis impresiones.
No creo que el hecho de haber leído o no las obras literarias hubiese contribuido decisivamente a acertar correctamente las preguntas. Ha sido más bien cierta sabiduría incierta que algunos denominarían intuición. Considero también que hay que atribuir cierto mérito al que elaboró el cuestionario pues muchas de las citas que se plantean como alternativas (dejando a un lado alguna que otra respuesta que siempre parece más descartable como es menester en estas pruebas) parecían en muchos casos perfectamente plausibles. A pesar de esa ciencia en la elaboración de las cuestiones, mi porcentaje de aciertos ha sido superior al que hubiese esperado inicialmente. Así que no sé si mi nivel de aciertos ha sido debido o no precisamente al mérito que atribuyo al autor de este cuestionario.
Curiosamente mi porcentaje de respuestas acertadas fue superior en mi primera intentona que en la segunda, lo cual me hace pensar que pesa más, al menos en mi caso, esa capacidad, compendio extraño de diversas facultades, de intuir cuál es la cita que se ciñe a la obra, que mi propia capacidad memorística.
Gracias por el cuestionario. Me quedo con ganas de más.
Notable el comentario de blunsburibarton, del cual comparto esa reflexión sobre la intuición, “…compendio extraño de todas esas facultades, de intuir…” que en mi caso ha sido, digamos y viendo los resultados, una intuición sobre la posición numeral de las repuestas ofrecidas: todas las elecciones erróneas estaban arriba o debajo de las correctas, jamás lejos. Magro consuelo. Lo que me gustaría es saber si no se ha sentido tentado de recordar las repuestas correctas de su primer intento para trasladarlas al segundo. Me ha sucedido, y ni así logré 10/10. Parece que, además de mi memoria, también andan “desnutridas” mis intuiciones. Gracias por la lectura.
El truco está en distanciar tanto como se pueda la realización de los cuestionarios. Tras varios días, no sé cuántos fueron realmente, la memoria se muestra inoperante y funciona a todo trapo esa intuición que mencionaba. No soy capaz de decirle cómo mis capacidades disminuyeron en la segunda prueba. Sí guardo recuerdo de que, sabedor de que la novela Nada toma como escenario Barcelona, en mi primera tentativa escogí la frase que precisamente se refería a esa ciudad. En la segunda ocasión, en cambio, pensé que esa mención era una trampa para incautos y escogí otra que me parecía más ingeniosa. Creo que de nada me valió haber leído la novela en su día, hace más de dos décadas quizá, para haber ofrecido una respuesta correcta o no. ¿Por qué supe que la cita de El Buscón era la correcta en los dos casos? ¿Porque era la más notable de las citas que se proponían como respuestas? Conforme a ese método, sin lugar a dudas, no hubiera acertado otras preguntas del cuestionario.
Ya le anticipo yo que, comenzado el día, en mi mundo de este encierro forzoso este diálogo con usted es lo más notable que me va a ofrecer la jornada. Y créame que no me parece poca cosa. Le mando un saludo. Afectuoso. Aunque no lo parezca.
Agradezco su repuesta, de la misma manera que por ese halago de ser lo “más notable que me va a ofrecer…” Inesperado y reconfortante. “Ya le anticipo yo, que…” y “aunque no lo parezca” son construcciones que me evocan lecturas y hechos que recuerdo con simpatía, la última, sobre todo, como compendio del arte de los prestidigitadores. La magia de la escritura donde todo es posible. Muchísimas gracias. PD: Finalmente encontré un ejemplo de cómo usar los “porque” en distintas situaciones, una lucha impar. Espero no olvidarlo.
Es verdad. Yo mismo, mientras escribía, me sorpendría de que esa oración entre interrogantes empezaba correctamente con un porque junto y sin tilde. Seguro que le leo en otra de estas entradas. Y quizá alguna de sus poesías, como esa que se entretenía con diferentes versiones de la belleza y que aún recuerdo aunque no sea de memoria. Hasta la vista.
Siete de diez, no leído ninguna en su versión original, excepto «Cien años de soledad». Las adiviné por el lenguaje y el tono.
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