#FuturoImperfecto

Futuro Imperfecto #18: Nuestro admirado profesor Coronavirus

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Fotografía: Rouzbeh Fouladi / Cordon Press.

¿Saben lo que hemos aprendido del coronavirus esta semana? Que a los políticos les falta discurso. Contundencia. ¡Épica! No sé, un «lucharemos en las calles (con la cuarentena), lucharemos en los hospitales (contra la falta de médicos), lucharemos con creciente confianza (lavándonos las manos), y en la hora más oscura, combatiremos la expansión de la epidemia cualquiera que sea el costo…». Sí, eso hubiera estado bien. Pero claro, como para ellos era como una gripe se ha liado parda.

Hasta el pasado domingo y tras cuarenta y ocho horas sin datos teníamos al menos novecientos noventa y nueve casos, se duplicaron el miércoles, y comenzamos el viernes 13 con dos mil doscientos setenta y siete. En una semana cincuenta y cinco fallecidos, ciento ochenta y tres recuperados, el país y la UE en vías de cierre, y el número de enfermos creciendo, aquí puede verse en tiempo real. Ese mismo día un artículo publicado en esta revista advertía con una estimación matemática sobre la explosión de casos. 

En una semana de dudas, y de autoridades con opinión cambiante, —hasta la OMS ha tenido que explicar porqué no declaró la pandemia hasta el miércoles, han sido los científicos quienes nos han ayudado a comprender, no las autoridades. Ahora entendemos que el problema son los picos de contagios, imposibles de ser asumidos por el mejor sistema sanitario público del mundo, que no está diseñado para esto. Con algo menos de 4500 Unidades de Cuidados Intensivos y una expansión rápida del virus los médicos estarían obligados a elegir quién vive y quién muere. En Italia ya lo están haciendo. Hipertensos, diabéticos y enfermos coronarios —según datos de pacientes en Wuhan son los que más mueren no son entubados, y los mayores de ochenta años se descartan. Así de crudo. 

Así que hay que quedarse en casa y extremar la higiene porque lo contrario es incrementar el riesgo de muerte de mayores y grupos de riesgo. Una parte de la ciudadanía está muy molesta por que no se dijera, hace una semana, que es mejor optar por las cuarentenas. El mal ya estaba hecho, y se evidenció en las personas que anteponen su ideología a las evidencias científicas y la prudencia, ya sean Santiago Abascal, Macarena Olona, Ortega Smith y otros de su partido, como los políticos asistentes a las manifestaciones del 8M, donde quizá se contagiaran varias ministras. Ahora Bolsonaro, la esposa de Trudeau, y así seguirán goteando casos. 

Es hora de teletrabajar. Si te dejan

Los empresarios estaban enfadados a principio de mes por la excesiva alerta creada por una guía del Ministerio de Trabajo sobre el coronavirus. Ahora anuncian ERTEs en masa ante la perspectiva de varias semanas de parón de actividad y caídas de las bolsas. Algunas empresas sí han comenzado a implantar el teletrabajo, mientras otras lo rechazan de plano sin decirlo abiertamente. En nuestro país los directivos tendrán que renunciar a la idea tan española de que muchas horas en la oficina hacen un gran empleado. Hace años que la tecnología permite el teletrabajo, que además ayuda a reducir la contaminación y conciliar. Pues ya es hora de ponerlo en marcha

Los mercados volvieron a recordarnos que la incertidumbre puede ser devastadora, con el descenso en bolsa más rápido desde la crisis de 1929, otro lunes negro. Seguido del aviso el martes del BCE, primero, de que se nos viene otra crisis como la del 2008, y a continuación que la acción coordinada de los gobiernos del mundo es fundamental para evitarla

El jueves Lagarde anunció inyección de liquidez pero no bajó tipos de interés como ha hecho el Banco de Inglaterra y antes la FED. Así que los gobiernos UE podrán seguir endeudándose para paliar los ingresos por impuestos que seguirán a la crisis provocada por este virus. Pero a las empresas les saldrán caro los préstamos. Y la bolsa siguió cayendo. El gobierno anunció un conjunto de medidas para PYMES y autónomos, avisando de que necesitaban unos presupuestos generales ya. Algo que no se hace rápido.

Las advertencias habría que aplicarlas también a hacer asequible la vacuna una vez obtenida, lo que no está claro que pueda hacerse en una economía de libre mercado. 

El jueves una compañía canadiense anunciaba que podría tener millones de dosis de la vacuna de forma rápida al usar como cultivo plantas en vez de huevos crudos —el método tradicional—. Un día antes lo anunciaba un centro de investigación israelí. Incluso si todo eso se confirma, pasarán meses antes de que las pruebas garanticen que pueden usarse en humanos. 

Adultos en la sala internacional

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Boris Johnson llega a la rueda de prensa en la que explicará cuál será la respuesta del Gobierno británico a la crisis del coronavirus. Foto: Cordon Press.

En EE. UU. Trump pasó de repetir el lunes el mismo argumento que nuestro gobierno (es solo una gripe sin importancia), a cerrar el jueves los vuelos con Europa durante un mes. Ojo, luego aclaró en Twitter que solo limitaba el tráfico de personas y no de mercancías. También dijo que el Reino Unido quedaba excluido, aunque en realidad también otros nueve países, algunos de la UE como Irlanda o Rumanía. Finalmente parece que los estadounidenses que quieran volver podrán hacerlo.

Se sospecha que los enfermos evitan ir al médico en aquel país por el elevado coste de ser atendidos —unos cuatro mil dólares—. Un 40% de la población no puede permitirse gastos corrientes ni imprevistos, y sin baja laboral irán a trabajar sí o sí expandiendo la infección. Lo mismo podemos decir para Reino Unido, donde Boris Johnson ha dicho que esto se arregla infectando a todo el mundo, pero poco a poco. Al menos ha advertido a los británicos que deberán afrontar la muerte, antes de tiempo, de sus seres queridos. Al día siguiente se supo que estimaban en diez mil los contagiados

Pero en UK el fútbol sigue, aunque eventos deportivos se han suspendido en todo el mundo: la Liga, la NBA, la NHL, la Indian Wells y una reguero más de competiciones a nivel internacional. Los malabarismos de la prensa deportiva para llenar sus páginas serán dignos de verse. 

La cultura también ha sufrido cancelaciones, con cierre de museos, teatros, conciertos… Una lista completa del panorama en nuestro país. 

El desplome del turismo ha tenido un efecto surrealista. Las aerolíneas comerciales están haciendo volar a sus aviones prácticamente vacíos para no perder los derechos de aterrizaje y despegue en los aeropuertos europeos. Estas empresas, que usan uno de los combustibles más contaminantes, el queroseno, apelan ahora a las políticas verdes de la UE para que les permitan no volar y seguir manteniendo su reserva de espacio aeroportuario. 

Infecciones que no curan 

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El séptimo sello (1957). Imagen: Svensk Filmindustri (SF).

También esta semana se canceló la publicación de las memorias de Woody Allen después de que setenta y cinco trabajadoras de la editorial Hachette protestaran delante de sus oficinas centrales de Nueva York. Indignadas por dar cobertura a un tipo que según su exmujer Mia Farrow abusó en 1992 de la hija de ambos, Dylan. La misma Dylan sigue asegurando que fue así, aunque ni la policía ni los jueces encontraron pruebas para acusarle, y sus otros dos hijos negaron categóricamente que fuera posible. El cineasta vive su muerte social en EE. UU. desde entonces. 

Murió además la iniciativa de investigar a Juan Carlos I por las comisiones del Ave a La Meca en la mesa del Congreso. Supuestamente cien millones de euros, pellizco incluido para su examante, Corinna. No es la primera vez, ya hubo tres denegaciones para asuntos similares en 2018, más la omertá sobre el monarca y la casa real desde 1978. ¿Sabremos alguna vez si esa fortuna calculada en dos mil millones por el New York Times la obtuvo el emérito de forma justa y razonable? Probablemente nunca

A quien sí recordaremos es a Max Von Sydow, que perdió finalmente su partida de ajedrez con la muerte. No encontraremos momento mejor para ver El séptimo sello, la película de Ingmar Bergman, de quien fue icono, ambientada en la epidemia medieval de peste negra. Desde aquel arranque en 1957 a Sydow le vimos en todas partes, con directores como David Lynch, Spielberg, o Scorsese, en títulos clásicos y en otros muy comerciales. Llegó hasta Juego de tronos o Star Wars, haciéndose conocido para todas las generaciones, de las más mayores a las más jóvenes. Para despedirle recuperamos además su tutorial sobre cómo hacer un brindis.

Las otras plagas

Si hablamos de plagas apocalípticas, de otras crisis ignoradas, China anunció un plan de contingencia contra la langosta del desierto. Lleva extendiéndose casi tantos meses como el coronavirus por Yibuti, Eritrea, Sudán del Sur, Uganda y Tanzania, y ahora avanza sobre Jordania. Todavía no es una plaga, pero podría serlo a finales de 2020 y provocar una hambruna de treinta millones de personas. 

Despedimos hoy recordando a Semmelweis, ese médico al que echaron de Viena por recomendar a los obstetras lavarse las manos para que las parturientas no murieran de infecciones. Una memez, pensaron. Y como siguió insistiendo, su mujer le internó en un manicomio donde los guardias le mataron a golpes diecisiete días después de ingresado. La resistencia a creer una nueva evidencia científica se denomina hoy «efecto Semmelweis». Así que lávense las manos. Más que nada porque nos gustaría tenerles aquí leyendo Futuro Imperfecto muchas semanas más. Y también por este estudio de la universidad de Princeton sobre cuántas horas sobrevive el virus en diferentes superficies: más de ocho horas en el cartón y hasta 15 en el plástico —ojo con los teclados y las pantallas de móviles y tablets—.

P.D.: Lamentamos no poder informarles de por qué en este apocalipsis contemporáneo la gente está tan preocupada por acumular papel higiénico. Se nos ocurrió algo que tiene que ver con una canción algo antigua y que empieza así: «Pueblos del mundo, extinguíos, dejad que continúe la evolución». 


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5 Comentarios

  1. Pingback: Nuestro admirado profesor Coronavirus | SER+POSITIVO

  2. Después de la borrachera y el subsiguiente estrago queda la certeza tonta de que hubiéramos estado mejor sin ella. Después de la guerra Europa se dio cuenta de que estábamos desnudos, con su sistema inmunitario deficiente. Para no hablar de la crisis del petróleo. Crisis, creo, que en griego signifique cambio, en el cual se aceran todas las verdades cuando se comprueba que no sirven fronteras para estar al seguro, ni regiones ni religiones, solo sistemas de salud eficientes. Fronteras, que aves y virus no conocen, ni patrias autonómicas, ni países y menos felices comunidades. Pasen, señores, en nombre de la transparencia empresarial y las libertades cívicas pueden elegir el holocausto que más quieran. Creo que después de esta crisis otra será la percepción mundial. Perdón, señor Sacristán, por transgredir otra vez el pacto de no ser pesimista estipulado con Guillermo. Óptimo artículo, selectivo e incisivo, para nada torrencial. Y gracias por usar «la omertà» que a mis oídos acostumbrados a ambas penínsulas suena como uñas en el pizarrón cuando dicen «el omertà». Comprendo algunos que lo usan al masculino, puesto que no existe en español «omertà» y su sinónimo es el «silencio» impuesto, al masculino, pero termina en «a» y ya con esto es suficiente. Y cuando llegue el momento de nombrar Cosa Nostra, por favor, recuerde que ha nada habrán servido los tirones de orejas que mi maestro, de apellido italiano pero por suerte nacido argentino y amante del español, me daba por usar el pronombre delante de un nombre propio. La María, y !zas! un coscorrón. Sin embargo, en italiano, se usa normalmente, no así cuando se quiere nombrar esa realidad delictiva: Cosa Nostra, y basta, no «la Cosa Nostra». Muy buen artículo. Gracias.

  3. Se me escapó una hache de más. Por suerte es muda y pasa desapercibida. … a nada habrán…

  4. ¿Exactamente a qué miembro del gobierno han escuchado referirse al covid-19 como «una simple gripe»?.

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