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¿Dónde está Dios?

solidaridad
Roma, 16 de marzo de 2020: © Cecilia Fabiano/LaPresse via ZUMA Press.

«Hazme conocer mi rebelión y mi pecado. ¿Por qué escondes tu rostro y me consideras tu enemigo?». (Libro de Job 13: 23-24)

Job interpela a Dios porque no entiende que, habiendo sido su fiel servidor durante toda su vida, el Todopoderoso haya permitido en un corto espacio de tiempo la muerte de sus siete hijos y sus tres hijas, su ruina económica (era rico) y que enfermedades como la sarna hayan llenado su cuerpo de llagas y de heridas purulentas. La incomprensión de Job es humana. Hoy, los doctores de la iglesia continúan analizando el Libro de Job y los numerosos escritos que generó para intentar resolver un problema teológico de difícil solución: por qué Dios permite el sufrimiento de los inocentes. Esta es una de las cuestiones más utilizadas por los teóricos ateos para negar la existencia de un ser sobrenatural, bueno y todo poderoso.

En 1755 un terremoto de intensidad que hoy se clasificaría como grado nueve en la escala Richter destruyó la ciudad de Lisboa. Después del seísmo un gran maremoto (tsunami) inundó la zona del puerto y el centro de la capital portuguesa. El desastre se produjo en la mañana del día de todos los santos, festividad religiosa en un país católico como Portugal. Los lisboetas abarrotaban las iglesias para rezar por los difuntos y miles de velas iluminaban los templos y las casas. Numerosos incendios se propagaron por la ciudad y no fueron extinguidos hasta cinco días después. Más de noventa mil personas perdieron la vida. El número de fallecidos entonces significó el 25% del total de habitantes de la ciudad. Los supervivientes pasaron varias semanas atemorizados sin saber qué más podía ocurrir.

Una desgracia de semejante magnitud tuvo repercusión en toda Europa y puso a reflexionar a los intelectuales más reputados de la época. Immanuel Kant, después de leer todo el material teórico entonces disponible sobre seísmos (no muy abundante), llegó a elaborar su teoría para explicar las causas naturales del devastador terremoto. Se equivocó en sus conclusiones, pero el manual que publicó para divulgar sus hallazgos fue considerado por los estudiosos de épocas más recientes el inicio de la sismología. Voltaire, también impresionado por el cataclismo, escribió sobre el terremoto en Cándido y en su Poema sobre el desastre de Lisboa. La tesis que defendió en ambas obras fue que todo se había debido a razones naturales y no divinas. El terremoto dio argumentos a Voltaire para criticar duramente el optimismo de Leibniz, que en su «Teodicea» defendía que vivíamos en el mejor de los mundos posible, que Dios se ocupaba de los hombres. Voltaire, con realismo seco, hizo decir al final de su obra a su personaje Cándido que para ser felices solo nos queda «cultivar nuestro propio huerto».

El terremoto de Lisboa se puede considerar el primer desastre de gran magnitud al que mayoritariamente se le dio una explicación científica y no sobrenatural. Hasta ese momento habían pesado más las explicaciones religiosas que veían en las hecatombes la mano de la justicia divina. Catástrofes naturales que se interpretaban como un siempre merecido castigo impuesto por el Todopoderoso sobre los humanos pecadores y poco temerosos de Dios.

La crisis del coronavirus no es equiparable al terremoto de Lisboa, pero tienen al menos algo en común: el alto grado de incertidumbre y de miedo que está generando. A día de hoy no sabemos si seremos contagiados y, en caso de caer bajo los efectos del virus, si los síntomas serán suaves o tendremos la mala suerte de padecer los graves (fiebre alta y problemas respiratorios). Tampoco conocemos cuánto durará esta crisis sanitaria y somos incapaces de predecir las consecuencias económicas del parón que como consecuencia se ha producido en la actividad mundial.

Como dice Ignacio Morgado (catedrático de Psicobiologia del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona): «La mente humana soporta mal la incertidumbre. Numerosas áreas del cerebro se activan suscitando miedo cuando no sabemos lo que va a pasar. Es una reacción natural, abocada a la protección, pero, cuando es muy intensa, el estado emocional dificulta que hagamos lo correcto. Nuestra mente prefiere agarrarse a lo seguro, aunque no sea lo mejor, que vivir en la incertidumbre».

Una lección que estamos aprendiendo con esta crisis es la que nos muestra de la forma más cruda nuestra fragilidad, nuestra insignificancia. Estamos teniendo que aceptar que nuestros científicos no pueden protegernos ante un virus desconocido y que nuestro cuerpo, aun estando sano, no es capaz de vencer sin graves secuelas a un bicho microscópico del que hace unos meses no teníamos noticia. En las próximas semanas y meses deberemos asumir que nuestros negocios y empleos, aquellos que considerábamos sólidos y con futuro, han desaparecido o va a ser complicado reflotarlos. Si unimos esta debilidad al hecho de que en esta crisis sanitaria el peligro —a diferencia de un terremoto— proviene del otro, del vecino, del que está cerca, lo natural, lo lógico, lo racional sería el individualismo, encerrarnos en nosotros mismos. Nadie podría acusarnos de egoístas en un escenario como este. El «sálvese quien pueda» está justificado. ¿O no?

Llama la atención que de forma general está ocurriendo lo contrario. Nuestra sociedad está reaccionando de forma altruista ante la incertidumbre, ante el riesgo. Son mayoría los que colaboran, los que salen de su refugio para ayudar; en algunos casos poniendo en peligro la propia salud. Y es en esta forma espontánea y no organizada de actuar de todos nosotros donde está la mano de Dios.

En muchos barrios de grandes ciudades se han montado grupos de apoyo para ayudar a enfermos que pasan en soledad la enfermedad y a ancianos que han quedado aislados. Estos grupos se encargan de hacer la compra o de traer medicamentos para estas personas necesitadas. Todos los días se habla personal o telefónicamente con estos carentes de atención y se les hace un seguimiento. En otros casos son los vecinos, a título individual, los que apoyan a personas necesitadas cocinando para ellas o regalándoles medicinas. Ahí está Dios

A pesar de que el colectivo de las personas sin techo es uno de los más peligrosos a la hora de un posible contagio, continúan funcionando grupos de reparto de comida y medicamentos para ellos. Ahí está Dios.

En esta crisis hay muchas personas que se están portando como héroes y merecen nuestra admiración. Y no me refiero solo a los sanitarios y fuerzas de seguridad. Me refiero sobre todo a personas que en los sesenta metros cuadrados de un piso sin terraza teletrabajan, cocinan, limpian y desinfectan y cuidan de un enfermo. En algunos casos, además, tienen que atender a niños pequeños con los que no pueden salir a la calle. En esos casos y cuando además todo se hace con buena disposición y una sonrisa, ocurre algo sobrenatural. Ahí está Dios.

Una sociedad con miedo es una sociedad derrotada. La mejor forma de luchar contra el miedo es con buena información. Por desgracia en esta crisis sanitaria la calidad de la información que estamos recibiendo es muy deficiente. Sea por exceso de noticias o por lo poco contrastadas que estas llegan a nuestros ojos y oídos —puede que por los dos motivos al mismo tiempo—, la realidad es que leer o escuchar las noticias asusta más que tranquiliza. Quizás tenga razón el periodista Arcadi Espada cuando afirma que «hay asuntos sobre los que no se puede informar en directo». Y puede que gran parte de la culpa la tenga el hecho de que la mayor parte de los medios de comunicación buscan hoy en día entretener antes que informar. Cuando el periodismo deja de cumplir su principal obligación (ofrecer información veraz), pocos antídotos quedan contra el miedo. La oración, en estos días, se está convirtiendo en un remedio. Se puede rezar o se puede meditar o se puede simplemente estar en silencio. Hay un efecto en el acto de rezar: ayuda a reducir el miedo, el del que reza y el de aquel por quien se reza. Y en esta crisis, no debemos olvidarlo, el principal enemigo, además del virus, es el miedo. Hay millones de personas rezando en este momento. Sin esas oraciones, sin esos buenos deseos, el miedo sería superior a la serenidad y en ese caso estaríamos perdidos como sociedad. Ahí está Dios.

Todos estos hechos están desmintiendo que seamos una sociedad individualista. El miedo te inmoviliza y te hace egoísta; ahí no está Dios. El amor te hace volcarte con el otro; ahí sí está Dios. Podemos decir con orgullo que en nuestra sociedad hay más amor que miedo.

Lo podemos llamar Dios, amor, altruismo, espiritualidad o karma. El nombre, como es lógico, es lo de menos. La verdad es que en esta crisis del coronavirus se están produciendo situaciones que tienen poco que ver con la razón y se escapan a una explicación natural. Ahí está Dios.

Podemos entrar en disquisiciones teológicas o quedarnos con lo sencillo, con lo que todos entendemos de Dios: con el amor. Circulan miles de memes en la red sobre Dios. Muchos de ellos son básicos, facilones, casi para niños. La mayoría no tienen firma, se han convertido en sabiduría popular. Preparando este artículo encontré uno que dice:

Busqué mi alma, pero mi alma no pude ver.
Busqué a mi Dios, pero mi dios se me escapaba.
Busqué a mi hermano y me encontré con los tres.

Rezo porque todos seamos, en la medida de nuestras posibilidades, fuente de alegría, esperanza y serenidad. Así venceremos juntos al virus.

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62 Comments

  1. Javier Díaz

    No le conozco, señor Yelo. Pero deseo que Dios le bendiga. Seguiré rezando y rezando y rezando. Gracias por su artículo.

  2. Curiosa esta elegía a Dios en tiempos donde lo que se necesita es más cultura, ciencia y raciocinio para vencer el miedo. Invocar a Dios no deja de ser, en el mejor de los casos, homeopatía emocional.

  3. luchino

    Antológica la última frase, rezando venceremos al virus. ¿ Pará qué queremos médicos, científicos, virólogos, gobiernos ?
    Francamente, me parece que una cosa es ser creyente y otra ser, siendo suave, tonto, ¿ o es que todos los creyentes son tontos ?
    En mi opinión, sí.

    • Alejandro

      Luchino, los creyentes serán tontos, pero no más que usted, que ni siquiera es capaz de leer correctamente la frase a la que hace referencia, la cual, por supuesto, no dice ni por asomo lo que usted dice.

    • Juan Andrés

      Dios es impenetrable para los soberbios

  4. Antonio Yelo

    No digo, amigo Iuchino, que rezando venceremos el virus. Afirmo que si nos transmitimos alegría, esperanza y serenidad disminuiremos el miedo. Y, como afirmo más arriba, el miedo es un enemigo poderoso. Rezar genera dentro de uno paz. No entro en si Dios existe o no. Sólo digo que cuando uno reza la ansiedad de reduce. Y cuando un enfermo sabe que rezan por él su miedo baja y su esperanza aumenta. Y estos efectos, incluso en el hipotético caso de que Dios no existiera, son innegables. Son los médicos y los científicos los que nos sacarán de esto. Pero si nos mantenemos seremos y solidarios, les facilitaremos la labor.

    • luchino

      Bien, pongamos que no ha querido decir Vd. lo que yo he entendido. Pero, reconózcalo, se parece bastante.
      ¿ Rezar disminuye la ansiedad ? Puede, pero es lo mismo que afirman los drogadictos cuando se les pregunta porqué se inyectan heroína.
      A mí, si estuviera enfermo y rezaran por mí, saberlo me dejaría indiferente, tanto como si supiera que un chamán está haciendo un conjuro mágico con el mismo fin. Agradecería la buena intención, eso sí.
      ——–
      – Hitler gaseando a miles de judíos y causando 10 millones de muertos. Ahí está dios ( yo lo escribo con minúscula )
      – Franco levantándose en armas y empezando una guerra civil con resultado de miles de muertos. Ahí está dios.
      – Un virus – éste, sin ir mas lejos – infectando a miles de personas y llevándolas a la muerte. Ahí está dios.
      – ( Este caso lo conozco de mas cerca ) Matrimonio de treinteañeros con 6 hijos, el cáncer los deja sin padre y en una precaria situación económica. Ahí está dios.
      Un saludo.

      • Antonio Yelo

        Si algunos sacerdotes que me conocen leen lo que voy a escribir a continuación cuando menos me tirarían de las orejas. Imaginemos una hipótesis: Dios se reduce al amor entre los humanos. Imaginemos que Dios no creo el mundo, todos los milagros son pura invención y no existe la vida eterna ni la salvación de las almas. Dios es sólo el amor, ok? Pregunto: en ese caso y conociendo nuestra tendencia natural al egoísmo y al individualismo y sabiendo que ese camino nos lleva a la infelicidad, ?no sería suficiente para creer en Dios? El razonamiento que acabo de hacer sale de mi mente humana y limitada por ello. Lo que a mi me ocurre es que procuro dar un uso extra a mi corazón -más allá del bombeo de sangre- y lo empleo para tener fe. Y esa fe, todo lo irracional que quieras, me ayuda a intentar ser mejor y a poner en práctica ese amor al prójimo del que hablábamos. Digo «intentar» porque no siempre sale bien, claro.

        • luchino

          Mi respuesta a sus hipótesis, y a su pregunta: no.
          Ni dios se reduce al amor entre los humanos, ni creó el mundo, los milagros son pura invención, no existe la vida eterna ni la salvación de las almas ( porque no existen las almas ). En realidad todo esto no son más que supercherías sin la menor lógica ni base ni demostración posible ni apoyo empírico alguno. Y además: dios no existe.
          SEgún su razonamiento, los ateos seríamos malas personas y sólo es posible la bondad en los creyentes, un absurdo que no merece comentario. Los ateos también tenemos amor al prójimo.
          Lamento decirlo, pero el corazón no tiene mas misión que el bombeo de sangre. Y no me parece poco: pruebe a dejarlo medio minuto sin funcionar.

          • Antonio Yelo

            Le ruego que no me malinterprete: los ateos no son mala gente, claro que no. El amor no es exclusivo de los creyentes, nunca afirme tal cosa. Sólo quería hacerle ver que si los dos utilizamos sólo la mente llegamos a la misma conclusión: Dios no existe. El proceso empírico llega hasta ahí. Los creyentes vamos más allá, puede que equivocados. Eso es algo que no podremos comprobar en vida. Lo único que le puedo garantizar es que para alguien débil (hoy con el virus aún más) como yo la fe ayuda a tirar en la vida. Le admito que puedo estar en un error, pero ayuda. Un saludo cordial.

        • ¿Te suena la moral, la ética? «La moral no deriva de la religión, sino que la precede» (Cristopher Hitchens)

          Para ser tan pío y caritativo destila usted superioridad moral al negar a los ateos la capacidad de hacer el bien.

          La frase «imaginemos que Dios no creó el mundo y que los milagros son pura invención» debería bastar para que no escribieras más en una web seria como Jot Down. Si Dios creó el mundo, ¿qué hay de los dinosaurios, fósiles, neandertales, sapiens etc. que se remontan mucho antes que los 6000 años aproximadamente desde su creación según el Antiguo Testamento? En fin, su argumento es tan ridículo y peregrino que me asombra que le dejen publicar aquí.

    • José Antonio Morena

      Gracias de corazón por el artículo. De una generosidad inmensa. Muy necesario.

  5. manuquei

    Dios??»
    Mamma mía, decir que Dios está en la generosidad de la gente. Yo le doy las gracias a la gente por lo que hace en favor de los demás, procuro ayudar en lo que buenamente pueda, pero jamás se me ocurre pensar que mis actos provienen de dios ni que él me inspira.
    Dios inspira silencio, nada, aburrimiento.
    Dios es cero, lo que no está nada mal porque en matemáticas el cero es fundamental.
    Caramba y en física la nada es una nada productiva, así que si queremos buscar a dios, hagámoslo en el cero y la nada aunque no creo que rezar al componente de las matemáticas y de la física nos pueda oír.
    Y ojalá defendamos mas la ciencia y nos dejemos de tantas ilusiones vanas. Aunque si a alguien les sirve como soporte vital, bienvenidas sean.

    • Antonio Yelo

      Amigo manuquei: una cosa es la realidad y otra lo que abarca la ciencia, el conocimiento humano.Durante toda nuestra historia como género humano la ciencia siempre ha ido por detrás de la verdad. Debemos ser humildes y aceptar que aún hoy, en el siglo XXI, hay margen para un ser sobrenatural. Pero entenderá usted que la intención de mi artículo era mucho menos ambiciosa. Procuraba yo hablar de una idea muy sencilla de Dios; aunque eso parezca un contrasentido. La única definición en la Biblia de l Todopoderoso es: «Dios es amor». Me refiero en mi texto a una dimensión espiritual del ser humano. Pero poco más. Poco más porque esa espiritualidad se cimienta en el altruismo, lo mejor que tenemos como humanos.

      • ¿Debemos aceptar que en el siglo XXI hay margen para un ser sobrenatural? ¿Y por qué uno solo? ¿Para acomodar tu relato a su existencia? ¿Por qué no duendes, elfos, superhéroes, o hadas?
        Los argumentos de los creyentes para justificar su creencia pueden ser los que ellos quieran, faltaría más. Lo que no pueden esperar es que luego no se les tome por pirados. Usted cae en en la aporía de dar pábulo a la existencia de seres imaginarios invirtiendo la lógica de toda la vida, y es que, la carga de la prueba reside en quien afirma la existencia de algo, no su inexistencia.

        • Dani: ¿puedes tú extender un certificado de cordura?

          • Si cordura significa no condecorar vírgenes, creer que te espera San Pedro en el cielo, o 72 huríes en el paraíso de Alá, que Yahvé salvará a los hombres judíos el día del juicio final agarrándolos de las barbas y tirabuzones (por eso las mujeres son obligadas a raparse), y demás putas mierdas que algunas personas se creen (desgraciadamente más de las que debería haber) , sí, me considero capacitado para extender dicho certificado. Y no solo, sino obligado.

            • Enhorabuena. No te prives. Tampoco otros lo harán.

              • No me privaré en absoluto cuando haya que desmontar a los magufos y meapilas. Lo considero un imperativo moral y casi categórico para evitar que se extienda la farsa más antigua del mundo: la religión en cualquiera de sus manifestaciones. Lo que sí que pido es un mínimo de argumentación sólida, porque el señor Yelo lo pone demasiado fácil.

        • Antonio Yelo

          La razón del hombre es limitada. Una ciencia incapaz de imaginar fuera de lo que alcanza la lógica y lo razonable quedará estancada. Pascal, un buen científico del siglo XVII, decía que el corazón tiene razones que la razón no entiende y que a la verdad se llega no sólo por la razón sino también por el corazón. Mi razón de humano me lleva a pensar que Dios no existe, pero me niego a creerme tan limitado. Con mi corazón creo en una realidad más amplia. Y en ella cabe fiarme de lo que contó Jesús de Nazaret, un hombre bueno, hace casi 2000 años. No sé cuantos dioses hay, mi corazón no es tan listo. Pero me gusta eso que dices de los superheroes; en esta crisis he conocido algunos.

          • Ja. No hagas trampas retrotrayéndote casi 4 siglos cuando la religión todavía servía para explicar lo inexplicable, so pena de ser quemado en la hoguera. Lo que Jesús de Nazaret dijo hace 2000 años no lo dijo él tampoco. Ni siquiera la existencia de Jesús de Nazaret como personaje histórico resiste el más mínimo análisis. Las menciones a este personaje de ficción datan de más de medio siglo después de su muerte. Ningún personaje histórico goza de semejante inexactitud histórica de no haber sido «fabricado». Me parece perfecto creer, insisto, siempre y cuando no me cueste dinero, y que el dinero que se emplea en supercherías se destine a ciencia, innovación, tecnología etc. que es lo que ahora, en estas dramáticas circunstancias necesitamos.

  6. Un artículo interesante y bueno para la reflexión.
    No tengo dudas de quien cree parte con ventaja sobre el que no, pero también tiene menos mérito cuando realiza obras altruista.

    Lo que no acabo de entender es la poquísima implicación y ayuda de la iglesia en esta situación tan grave. Decepcionante.

    • Antonio Yelo

      El buen cristiano no ayuda para ganarse el cielo, sino por amor. El cristianismo, como el resto de las religiones, saca de uno su mejor versión como persona. Como dice un buen sacerdote madrileño que hoy trabaja en EEUU: «No se es cristiano para creer en cosas sino para amar». Y no es verdad que la Iglesia no esté implicada. Muchos de los grupos de apoyo a enfermos, ancianos y sintecho están organizados por las parroquias. Lo que ocurre es que los sacerdotes saben que el objetivo es ayudar, consolar y tranquilizar, no ponerse la medalla como en el caso de algunos famosos.

      • Gracias por la respuesta Antonio.
        Creo que hay cristianos que obran bien por amor cómo bien dices ,pero muchos otros lo hacen por una recompensa en el más allá.En ese sentido al final lo importante son los actos mucho más que lo los motivos para hacerlo. Precisamente por eso me decepciona el papel de la iglesia ya que aunq,por supuesto,hay cantidad de personas ( cristianas o no) que se estan portando admirablemente uno espera muchísimo más de un institución/religión/organización con tantísima influencia y, sobre todo bienes inmuebles.
        No entiendo por qué motivo la conferencia episcopal no pone a disposición del estado la mayoría de grandes inmuebles como posibles hospitales o directamente donativos.No sé,una decepción de momento,esperemos que estén a la altura de la circunstancias,de momento muy por debajo de lo exigible en mi opinión.

      • sisoO

        «El cristianismo, como el resto de las religiones, saca de uno su mejor versión como persona». Esto supongo que es una broma. Me niego a creer que alguien se atreva a proferir semejante mentira sin haberse partido de risa mientras lo escribía. Todas las religiones se creen la única, la verdadera. Sin asumir eso como cierto no existirían. Y es a partir de ese engaño que deshumanizan a las demás personas, que no son más que réprobos y pecadores que acabarán en las llamas eternas, así que poco importan sus vidas. Es así como se permiten quemar, torturar y asesinar a herejes, a apóstatas y ateos. Así impulsan las cruzadas, los golpes de estado y las guerras santas, porque se sienten en su derecho de imponer por la fuerza la verdad. La versión que la religión saca de las personas conlleva fanatismo, superstición, ignorancia y brutalidad. Ojalá esta lepra mental desaparezca pronto y permita a la humanidad ser libre, de obra y de pensamiento.

    • Ahí le has dado. El papelón de los parásitos perpetuos que conforman la CEE está siendo de traca. Mucho predicar pero poco trigo…

    • En mi barrio (Carabanchel) y en el de Vallecas los voluntarios de las parroquias se están haciendo cargo de mantener abiertos los albergues de transeúntes 24×7, además de los repartos de comida y otras atenciones, como la atención telefónica a personas solas. Las comidas vienen en buena medida de lo que cocinan congregaciones religiosas con los alimentos que se les procuran. Con las debidas precauciones sanitarias, y sin publicar en Instagram. Quizá por eso veas tan poco como dices ver.

      • Me refiero a un nivel mayor, la iglesia como institución,no a título individual los creyentes.

        • Están involucradas parroquias, congregaciones, asociaciones, cofradías… que también son instituciones eclesiales, y hasta donde yo sé con el conocimiento del obispado. Hay más instituciones eclesiales que la curia episcopal.

        • LosSantos Collages

          ¡ Qué gran artículo ! Tú mismo te has y nos has contestado, querido Antonio…

          Contestando a Jot, estoy de acuerdo en sus comentarios respecto a la actuación negativa y positiva de la iglesia católica. Está claro que esta multinacional es, como todas las demás religiones establecidas físicamente en el Planeta, SÓLO eso. No confundamos con lo que Antonio quiere decir.

  7. No veo que los actos de bondad que se refieren muestren que nuestra sociedad no es individualista. Tampoco veo a dios en el amor. Dios es «el de las mil caras». Y el miedo también es dios. Nosotros somos sapiens, animales, y para nosotros dios solo puede ser la búsqueda de sentido. Y esa es la forma en que nos interpela dios. Leer esta revista es igual que rezar para mí. Algo «bueno».

  8. Máximo

    Hace unos días:
    “Aprovechemos las lecciones de esta crisis tenebrosa para convertirnos en un país avanzado científica y tecnológicamente y que brillen en España, con la ayuda de Dios, la confianza en nosotros mismos, la ciencia y la investigación”
    Santiago Abascal, maestro de la aporía, en el Congreso de los Diputados de España
    Así estamos. Esto no tiene remedio.

  9. kilgore

    Hay gente que en un marasmo como este se está portando. Creyentes y no creyentes. Por sentido del deber, por vergüenza torera o por lo que sea. y alguno pagando con el pellejo. Hay gente que sigue currando por cuatro perras sin esperar aplausos. Y sin ir más lejos estoy acordándome de la mujer que se encarga de la limpieza en las oficinas de mi empresa. Y lo hace sin que nadie la aplauda. Hay gente que está ayudando a los demás a cambio de nada. Creyentes y ateos.
    Hay otras personas que se están como los hijosdeputa que seguramente llevaban dentro desde siempre. Especuladores forrándose con la desgracia de los demás, por ejemplo. Creyentes y ateos. Tener o no tener fe no puede ser una distinción entre buenas y malas personas. Los conozco en ambos lados de la raya y en ambas categorías. Que cada cual se consuele creyendo lo que quiera con tal de echar una mano a los demás cuando se pueda. Y teniendo claro que de esto solo nos sacará la ciencia y el conocimiento.

  10. Al ser humano, desde que adquirió conciencia de sí mismo, se le plantearon dudas, incertidumbres, interrogantes y demás, propias de ser consciente que se tiene conciencia (valga la redundancia), la cual nos plantea las típicas preguntas sobre el sentido de la vida. Quienes somos? , de donde venimos? , a donde vamos? , decían los «Siniestro Total». Además, todo esto se desarrolla de forma paralela a la adquisición de conocimientos.
    Todos sabemos que la pirámide del conocimiento es invertida y que cada vez que se realiza un descubrimiento, aparecen siete nuevos interrogantes.
    Este hecho, junto con el deseo de encontrarle sentido a nuestra existencia, quizá a muchos les provoque inseguridad y hasta angustia. Motivo por el que buena parte de la humanidad se refugie en las creencias para sentirse mejor y más seguro.
    Eso yo lo veo muy bien, lo mismo que otras personas pudieran buscar respuestas en la película «El sentido de la vida» de los Monty Python, por ejemplo.
    Quizá, lo que hay detrás de las creencias en el fondo, no sea más que una búsqueda para llevar a cabo los deseos de como deberían ser las cosas más trascendentes que nos atañen. No sé por qué, siempre he percibido un trasfondo de deseo en las creencias.
    Y claro, tanto las creencias como los deseos, pueden tener muy buena intención. El problema es que, amparándose en esa buena intención, algunos empiecen a creer que se está en posesión de la verdad y de la razón.
    A partir de ese momento, se entra en un terreno muy peligroso, pues esto genera la creación de Estamentos y Organizaciones cuyas consignas se han intentado imponer a las de los demás.
    A lo largo de la historia de la humanidad, las mayores barbaridades, crueldades, guerras, genocidios y demás, se han hecho en nombre de la razón y de creerse en posesión de la verdad.
    Lo mismo que el juez de la película «La hoguera de las vanidades» les dice a todos los intervinientes que la ley no es más que el débil intento del hombre por alcanzar la DECENCIA, yo diría que la ciencia y las artes son el mismo intento del hombre por alcanzar el CONOCIMIENTO, lo que, a la larga, pudiera dar respuesta a todas esas preguntas que siempre le han atormentado.
    Por supuesto que no se ha conseguido llevar a cabo tal fin en su totalidad, pero sí que se ha avanzado muchísimo en todos sus campos, lo cual ha contribuido notablemente a la mejora de las condiciones de vida de las personas, tanto se nivel general, como individual.
    Un hecho muy curioso que siempre he podido constatar es que las personas más sabias en algunas materias concretas, son más conscientes de su propia falta de conocimiento, por lo que adoptan una actitud más prudente ante la vida.
    Todo lo contrario que otras mucho menos sabias, cuya conciencia se deja engañar en cuanto que alcanza unos mínimos conocimientos y llega a unas incompletas conclusiones, tomando actitudes más supremacistas y belicosas.
    Por eso me dan más confianza las primeras, porque me muestran el saber que han alcanzado sin más intención que la divulgación, e incluso animan a los próximos que lleguen a alcanzar nuevos objetivos del saber.

    • Efectivamente. Que hoy en día se siga defendiendo la religión como una forma de satisfacer la incertidumbre sobre lo que escapa a la ciencia y blablá no es más que acto de ceguera voluntaria.

      Siempre, en toda época, pasada o futura, habrá preguntas que la ciencia no pueda responder. AÚN.

      Porque el conjunto de preguntas sin respuesta de hace un siglo no es el mismo que el de hoy.

      Que los religiosos de entonces y ahora defiendan para su deidad favorita (o para la fe en ella) el terreno de lo ignoto demuestra claramente que los religiosos del futuro mirarán a los actuales diciendo «vale, es verdad que mi dios no está tras X, como se creía antes, ¿pero qué pasa con Y»?

      Y tras otra cantidad de años, los religiosos de entonces darán Y por explicado sin necesidad de recurrir a nada sobrenatural, aunque siempre les quedará Z. Y así sucesivamente.

      En conclusión, los religiosos encontrarán sustento para su fe en tanto la humanidad no conozca o pueda explicar la totalidad del universo.

      Que es otra forma de decir que la «justficación» de la religión, la magia etc es directamente proporcional a nuestra ignorancia como especie.

      No seré yo quien le niegue a nadie su derecho a vestir de seda su/nuestra ignorancia, pero que me hagan el favor de no intentar emparejarme con ella porque le quede mejor el trapo que la desnudez.

      El naturismo intelectual es mucho más sincero y consistente: lo aplicamos al resto de aspectos de la vida. O deberíamos.

      Por ejemplo, confundir la solidaridad con un dios es quitar valor al aprendizaje por el que todos pasamos como miembros de la sociedad. Ese aprendizaje, asimilado mejor por unos que por otros, es lo que sustenta la sociedad, porque sin él no sería viable tal sociedad.

      Y por ser conscientes de eso no vamos a ser ni menos solidarios ni menos sensibles. Sólo más honrados con nosotros mismos.

  11. sisoO

    Hermosa lectura y bellas palabras. Tan bellas como falsas. Desde hace mucho Dios no ha estado en la solidaridad y la bondad de las gentes, ha estado detrás del inquisidor y sus máquinas de tortura, apoyando a los regímenes fascistas, justificando la desigualdad social, la pederastia y el robo. Ahí es donde se encuentra su ente imaginario. Ese ente es lo último que necesitamos cuando la realidad nos golpea brutalmente y nos impone pruebas bien reales para las que se necesitan armas como la ciencia, la técnica y el pensamiento racional. Su amigo imaginario es un verdadero peligro, como lo demuestran los curas que siguen diciendo misa o los miles de evangélicos que se congregan en ceremonias multitudinarias.
    Aparte de todo eso, tienen ustedes, los fans de barbudos celestiales, muchos medios de comunicación a su disposición: las hojas parroquiales, las televisiones fachas pagadas con dinero de cáritas, las radiomarías, los periódicos de viejunos, las cadenas de telepredicadores, las horas de religión en el cole para comerle el coco a los peques. ¿No es suficiente que también tienen que venir a emponzoñar a este medio, que hasta ahora se dedicaba al librepensamiento y no a la catequesis?

  12. Pijus Magnificus

    Si Dios existe tendrá una naturaleza y, necesariamente, será distinta de la humana.
    La explicación más sencilla a por qué Dios permite que ocurra lo que ocurre (dejando a un lado su no existencia) es que los intereses de Dios no tienen nada que ver con los de los hombres.
    La verdad es que el único dios verdadero es el azar, y a medida que el azar se amontona se va convirtiendo en estadística.

  13. Aventurero

    Sin entrar en el tema del artículo, solo en su aspecto formal, he de decir que es un artículo fallido. Comienza planteando una pregunta (“¿Por qué Dios permite las desgracias y las injusticias?”) pero, no solo no da una respuesta (tarea, quizá, imposible), sino que ni siquiera lo intenta. En vez de eso, el artículo se va por los cerros de Úbeda y contesta a otra pregunta relacionada pero sin duda diferente (“¿Dónde está Dios?”). Una lástima.

    • Aventurero

      Y sí, claro que he leído el título del artículo.
      Pero tenía la esperanza de que se contestara también a la pregunta que se plantea en los primeros párrafos. El por qué Dios lo permite me parece una pregunta mucho más valiente que el Dónde está, que siempre me ha parecido una pregunta tramposa (en el sentido de que es muy fácil contestarla).
      Tal y como está redactado el artículo la conclusión que saco es que Dios es un pésimo previsor pero un magnifico ayudante. Es decir, no evita las desgracias pero luego está ahí para ayudarte a sobrellevarlas mejor. Pues vaya.

  14. Si estuviera para presenciarlo me sentiría aún más maravillado de lo que estoy cuando observo el cielo nocturno, porque sería atroz lo que primero fue una intuición y ahora es ya casi una certeza, o sea que este universo y los otros muy probables obedecen a un dinamismo y mecánica involutiva y evolutiva eterna, que no tienen inicio ni tendrán fin, y en estas circunstancias no puede haber lugar para un creador. Nacen del desequilibrio de la nada, o sea del cero, del menos uno más uno, se desarrollan, dan lugar a la vida o no, crean las condiciones para otros universos de los cuales todavía no sabemos cómo pueden existir dentro del mismo espacio y tiempo, pero estas magnitudes sabemos que son relativas, y así como en una onda sonora o electro magnética hay una infinidad de soto ondas -los viejos LP son un ejemplo magnífico: las vibraciones transmitidas a la púa que nos daban la escucha de toda una orquesta estaba compuesta por cientos de otras, la de los clarinetes, bombos, trompetas, pianos, etc. etc., o sea, en definitiva, que pueden existir dentro de un mismo ámbito. Me parecen inútiles estas discusiones porque es innegable que el rezo aporta conforto y esperanzas para no sufrir, haya o no haya dios, como que también es innegable que creer o no es un producto de la razón que primero me da la intuición, la certeza de que hay un dios o no lo hay, luego me vuelco a la fe o al ateísmo con todo mi corazón (un músculo, en definitiva). Como personas tolerantes no tendríamos que promover estos tipos de discusiones que no llevan a nada. Hay que dejar que pase el tiempo y no caer en los fanatismos de vieja memoria, como aquellos de los inquisidores que ponen los pelos de punta al leerlos: de lo alto de sus sabidurías acusaban a los herejes o tibiamente no creyentes de soberbios, de ignorantes, de obcecados y porfiados por no aceptar la verdad revelada.

  15. Daniel

    Magnífico y emocionante, Antonio.
    Gracias por tus palabras.
    Al menos para mi, tu texto da un poco de esa (sal) y luz que ahora necesitamos.
    Gracias

  16. Me pregunto, Sr. Yelo, si ha escrito usted este artículo para reconciliarse con Dios, en caso de que le pille el Covid-19 sin confesar. No hacía falta buen hombre, el papa salió el otro día en el Vaticano a perdonarnos todos los pecados a todos. Tabla rasa señora. Incluso para aquellos que estabamos tan agustito con nuestros pecados terrenales. ¿Qué puedo hacer yo ahora, encerrado en casa, para ir al infierno y conocer a todos mis rockeros favoritos? ¿Blasfemar es pecado si no te oye nadie? Por si acaso robaré un paquete de chicles cuando vaya al Mercadona.
    Por favor Jot Down, lo que hay que leer.

    Respecto a la Iglesia, como en todos sitios, hay mucho malnacido y mucha gente buena. En porcentajes ganan los segundos. La parroquia de mi pueblo sin ir más lejos lleva años ayudando a gente necesitada, incluyendo a inmigrantes que, intuyo yo, no creen en el mismo dios. Pero no le demos el mérito de esas acciones a Dios o la Iglesia. Demos ese merito a esa gente buena y noble que solo quiere ayudar. Sean, por decir algo, ateos trabajando en Medicos Sin Fronteras o creyentes de Caritas. Y estos días no veamos dioses donde lo que hay es bondad y solidaridad.

    Un saludo y salud para todos.

  17. Comparto la opinión de #Aventurero. Pareciera que cualquier artículo en alusión al virus es digno de publicación.

  18. Juan Carmona

    Mientras más leo y estudio, más me doy cuenta de lo cortito que soy. Sobre todo comparado con los autores de muchos de los comentarios aquí expuestos. Su rotundidad y su fe extrema en la veracidad de sus propios pensamientos, me deja de piedra.
    Cómo he dicho, soy tan cortito que todavía no me ha dado tiempo a descubrir, de una forma empírica, si Dios existe o no. Y me da que no lo voy a descubrir nunca.
    Lo único que sí puedo afirmar, y por supuesto de forma personal y subjetiva, es que el amor al prójimo es lo único que realmente me hace feliz.
    Para llegar a esa conclusión me vino muy bien las palabras y el ejemplo de Jesucristo. Supongo que habrá mucha gente, que no sea tan cortita como yo, que no le haya hecho falta dicho ejemplo para llegar a esa conclusión. El caso es… ¿Qué más da? Mientras hayamos llegado al mismo punto.
    Por lo tanto, apoyo y aplaudo cualquier otro método o creencia que le pueda valer a cualquiera para llegar a esa misma conclusión.
    Me gustaría ser tratado de la misma forma. Cómo también me gustaría poder estar orgulloso de todos los estamentos de la Iglesia y no solo de una parte de ella.
    Enhorabuena por el artículo Don Antonio.

    • «Cómo he dicho, soy tan cortito que todavía no me ha dado tiempo a descubrir, de una forma empírica, si Dios existe o no. Y me da que no lo voy a descubrir nunca.»

      Sustituya en esa frase la palabra «Dios» por cualquiera de estas: hadas, duendes, elfos, Ratoncito Pérez, Santa Claus, Reyes Magos…Complétese la lista con cualquier ser imaginario, incluyendo a Marcelo, el ángel de la guarda aparcacoches del ex Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz.

      • Juan Carmona

        ¿También su capacidad para no repetirse? ;)

        • Mientras haya quien atribuya a un ser imaginario lo que al hombre le suceda, me tendrá enfrente argumentando y desmontando lo que considero superchería. ¿Que usted es bueno porque se lo ordena Dios? Perfecto, viva usted esclavizado, pero no le tengo que recordar como se ha señalado en comentarios previos, lo que en nombre de Dios se ha hecho y se sigue haciendo en determinadas zonas del globo.

          • Juan Carmona

            Ni atribuyo a Dios lo que al hombre le suceda (se lo atribuyo al propio hombre), ni soy bueno solo por creer en Dios, ni vivo esclavizado por Dios (al contrario, exijo ser libre por la propia naturaleza humana). Me temo que proyecta sobre mí lo que usted cree que yo pienso sobre Dios, simplemente para reforzar su propia teoría, que por supuesto respeto aunque no comparta. Yo solo digo que intento ser bueno (a veces incluso lo consigo) porque hacer feliz a los demás me hace feliz a mi. Por otra parte, entiendo su discurso porque ha habido y sigue habiendo en la historia muchos hijos de p. que han utilizado a Dios para hacer barbaridades. Ante todos ellos, me uno a usted para denunciarlos, odiarlos y condenarlos. Pero por favor, no generalice. Creo que es usted una persona sobradamente inteligente como para caer en esa simpleza. Un saludo, y que Dios le bendiga ;)

            • No generalizar se hace difícil cuando ves el reguero de sangre que la religión ha producido en cualquiera de sus manifestaciones. Si nos ceñimos a España, me cuesta no generalizar cuando la Iglesia (no quienes abnegada y voluntariamente en nombre de Dios etc. dedican su vida a la caridad) escurre el bulto cuando de arrimar el hombro se trata, o cuando sistemáticamente encubre a pedófilos y articula una red de robo de bebés con las monjitas como secuaces. De todo ello es culpable también el cristiano que, con su sola crítica organizada y coordinada, podría cambiar el asqueroso statu quo del que inmerecida y abusivamente viene gozando la Iglesia en este país. Pero no, es mejor taparlo, comprar silencios, blanquear la imagen a través de sus terminales mediáticas, y a seguir con el a Dios rogando y con el mazo dando. Le agradezco su bendición.

              Saludos.

  19. Creo que lo el análisis del artículo va más allá de una divinidad en donde la palabra Dios no hace referencia a EL si no a los actos cotidianos de la sociedad que estamos viviendo. Defiendo el modo de cada uno para sobre pasar el miedo. Es legítimo encontrar paz en momentos turbulentos sea del modo que sea (correctamente) y de igual manera también hay que tener presente que lo que saca adelante estas situaciones tan particulares son las personas y la ciencia.

  20. Estimado señor JM. Valoro infinitamente sus palabras a partir de “… Respecto a la iglesia …Un saludo y salud para todos”. Lamentablemente en las otras me siento incluido. Y si hay algo que no soporto es que haya alguien, por más linaje que tenga, que me perdone vaya a saber de qué pecados. ¿El de nacer? Esto ya es el infierno. Por favor no eche más leña al fuego. Y deje en paz a JD que nos da la oportunidad de expresar nuestros pensamientos. El de todos. Especialmente esos que usted recuerda, los hombres de buena voluntad.

    • Estimado Eduardo Roberto, primero decirle que soy un gran seguidor de sus comentarios. No leo nunca un artículo de JD el día de su publicación, sino que me espero un par de días, para asegurarme de que le da tiempo a dar su opinión. Qué decepción me llevo en aquellos pocos artículos en los que, por el motivo que sea, no comenta usted.

      En todo caso, como lector de JD desde finales de 2011, me auto-otorgo el derecho a, de vez en cuando, discrepar de algunos (pocos) de los artículos publicados. Además, se que JD lo aprecia, que me lo han dicho en privado.
      Un saludo, mucha salud y un poco de guasa, que no falte nunca. Amén.

      • Juan Carmona

        Coincido radicalmente con usted en:

        – el seguimiento a los comentarios de Eduardo Roberto.
        – el desear salud para todos.
        – el derecho a discrepar y discutir, siempre desde el respeto.
        – la necesidad de la guasa y la comedia, siempre. Por eso Dios nos dotó de sentido del humor. ;)

        Un saludo afectuoso JM!

  21. Señor Juan Carmona, mi respeto y admiración. La sabiduría simple y sensata es un bien difícil de hallar en tiempos de desconcierto.

    • Juan Carmona

      Muchas gracias por su comentario Eduardo Alberto. Aunque creo que exagera, el cariño que noto en sus palabras me ayudan en estos tiempos difíciles. Al igual que la música de muchos rockeros de esos que JM se emplean en mandar al infierno ;)
      Un fuerte abrazo para los dos.

  22. Luego de tantas opiniones encontradas y enconadas que parecía…
    Bueno, parece que el tiempo clarea,
    que después de mojado haya llovido
    desde la Guatemala a la Guatapeor,
    de la parrilla a las brasas y ahí las cenizas,
    y encima una pandemia que nos tiene
    en vilo, encerrados con nuestros silencios
    y ruidos faltantes, el bar, los amigos,
    la plaza, pero no es tan fea la cosa de andar
    a los tumbos con las nuestras y ajenas
    palabra y las ideas que ellas declaran
    si al final se nota el linaje, el garbo, el ánimo
    en los comentarios del lector.
    Gracias a todos por las lecturas.

  23. LosSantos Collages

    ¡ Qué gran artículo ! Tú mismo te has y nos has contestado, querido Antonio…

  24. LosSantos Collages

    ¿ Por qué, para no herir susceptibilidades ni razonamientos, sustituímos la palabra Dios por VERDAD ? ¿sería más comprensible para debatir ? Pregunto, luego existo.

  25. Francisco

    Me gustó su artículo pero debo discrepar. Esto si tiene un componente racional. Decir que nuestro comportamiento en crisis no se justifica racionalmente creo que es arriesgado pues da cabida a la irracionalidad, como por ejemplo aquí en mi país ciertas sectas cristianas han convocado a su feligreses a reunirse en los templos para orar, lo que en estos momentos es de suma irresponsabilidad. Todo nuestro actuar debe ser racional y eso no tiene que ver con ser egoísta, la sobrevivencia del más apto, etc. Esto implica obviamente que busquemos refugio en nuestras creencias, pero actuar responsablemente implica actuar racionalmente.

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