Cine y TV Encuestas

¿Cuál de estas películas de ciencia ficción merece un buen remake?

Seguro que alguna vez ha imaginado que ciertas películas que echaron a perder buenos personajes y buenas ideas, o que sencillamente quedaron ancladas en el túnel del tiempo, son rehechas con medios tecnológicos modernos y con la perspectiva del tiempo que, al menos sobre el papel, permitiría corregir sus defectos y acentuar sus puntos fuertes. Pues bien, he aquí una pequeña lista de títulos centrados en la ciencia ficción, los superhéroes e incluso algún personaje de videojuego, que me gustaría ver en nuevas versiones. Pero seguro que hay muchos más que a mí se me han escapado —el calor del verano me fríe el cerebro, que ya de normal me funciona muy a medias—, así que siéntanse libres de sugerir las películas que podrían tener un buen remake.

(La caja de votación se encuentra al final del artículo)


The Phantom, el Hombre Enmascarado (The Phantom, 1996)

El «fantasma que camina», en España llamado también «el Hombre Enmascarado», no solo fue uno de los primeros superhéroes, sino que fue Batman antes que Batman. Creado en 1936 por el gran Lee Falk, el Fantasma no tenía poderes sobrehumanos y era, esto les sonará, un millonario playboy que por las noches se dedicaba a combatir el crimen oculto tras una máscara, utilizando una cueva como base de operaciones. Cuando Bob Kane y Bill Finger le copiaron la idea para crear a Batman en 1939, Lee Falk decidió rehacer su personaje, trasladando la acción a África y reconvirtiéndolo en una especie de Tarzán, descendiente de un largo linaje inaugurado cuatrocientos años atrás por un náufrago europeo. El Fantasma vivía en la selva y su uniforme pasaba de padres a hijos, haciendo creer a los lugareños que era inmortal. El encanto radicaba en que las supersticiones en torno a su figura eran falsas y el lector del cómic, aunque nunca le veía la cara, era cómplice de sus secretos. El Fantasma se enfrentaba a toda clase de malhechores de lo más terrenal —gánsteres, contrabandistas, secuestradores, esclavistas, piratas—, dejándoles la marca de una calavera en la mejilla y aterrorizándolos hasta que también se creían las creencias locales sobre un justiciero invencible que no podía morir. Sus aventuras tenían, además de toda esa particular mitología, bastantes toques de cine negro y muchas viñetas que hubiesen quedado de maravilla en una pantalla si las hubiese trabajado un director adecuado. La adaptación cinematográfica de 1996 respetaba una parte de la iconografía visual (el tráiler, de hecho, tiene buena pinta… si uno no ha visto la película), pero el desastroso argumento desaprovechaba todo un universo bien establecido en los cómics, en pos de la acción más formularia y previsible. Es cuestión de tiempo, o eso quiero creer, que algún estudio se dé cuenta de que este personaje, aunque desconocido para el público más joven, puede inspirar una buena historia siempre que se utilicen los registros adecuados. Esto es, más gánsteres, más cine noir, y menos tonterías paranormales.


Hitman (2007) y Hitman: Agent 47 (2015)

El Agente 47 es otro personaje cuyo enorme potencial ha sido desaprovechado no en una, sino en dos películas. Para quien no esté familiarizado con él, es el protagonista de una saga de videojuegos llamada Hitman, centrada en un asesino a sueldo que ha sido creado mediante clonación y que trabaja para una especie de agencia paralela a la CIA. Aunque el Agente 47 de los juegos es seco e inexpresivo, casi podría decirse que es un «no personaje», el ambiente de algunas entregas de la saga es enormemente cinematográfico. Por ejemplo, el juego Hitman: Blood Money contenía misiones que eran como pequeñas películas ambientadas en escenarios muy originales y atractivos: un carnaval, un gran hotel casino, un teatro de la ópera y hasta la propia Casa Blanca (en entregas posteriores hay otros escenarios fascinantes, como un gran desfile de moda). Incluso el menú introductorio del juego era una pequeña joya, mostrando ya de primeras el funeral del protagonista (¡Cómo! ¿Está muerto?) con el Ave Maria de Schubert sonando de fondo; una insólita, pero muy acertada elección musical para un videojuego del estilo. Una de las pocas cosas buenas que se pueden decir de la película de 2007 es que utilizaba el Ave Maria, aunque algo modernizado, durante los créditos iniciales. El problema de ambas adaptaciones al cine es parecido al de la versión en celuloide de The Phantom: en ambos casos se optó por la acción a granel cuando, en realidad, el personaje de los videojuegos era un asesino silencioso que encaja mejor en una historia de espías y que tampoco hubiese desentonado en El padrino. La gran película sobre el Agente 47 está por hacer y, cuando alguien acierte con el tono de la adaptación, debería ser digna de ver incluso para quienes no conozcan los videojuegos en los que se basa.


Hancock (2008)

La premisa de un superhéroe hastiado de su papel, odiado por el público y consumido por la amargura y el alcoholismo, era de lo más interesante. Por entonces, cuando la fiebre de los superhéroes de la pantalla aún estaba despegando, podría haber roto moldes. Will Smith, que encarnó al peculiar Hancock, estaba en un momento dulce de su carrera y era el individuo más indicado para el papel. Sin embargo, pese a un arranque relativamente decente, la película descarrilaba por culpa de un humor pueril mal situado y una intragable sobredosis de melodrama. No es que fuera aburrida, y hasta tenía algunos puntos dignos de rescatar en una futura versión, pero resultaba frustrante ver cómo se dejaban pasar un montón de oportunidades para desarrollar la más que interesante premisa. En cierto modo, la serie The Boys es como una especie de ampliación de lo que sucedía en Hancock, pero el personaje se prestaba a un largometraje mucho mejor pensado. El problema es que no sé quién protagonizaría una nueva versión, porque admito que el arrollador carisma de Will Smith es lo más difícil de sustituir aquí. Con todo, esta película lleva más de una década pidiendo a gritos un remake, un reboot, o un re-lo que sea.


Judge Dredd (1995) y Dredd (2012)

Dos películas en las que esperaba ver fielmente reflejados los aspectos más molones del universo postapocalípitico descrito en los cómics, pero que se quedaron cortas, aunque por motivos distintos. La de 2012 no me disgustó, era una buena película de acción, pero pasaba de largo por muchas de las reflexiones sociales y políticas del cómic, así que me pareció tan entretenida como superficial. En cuanto a la de 1995, bueno, también me divierte mucho. Es mala, sí, pero también es un maravilloso festival de comedia involuntaria («¡The laaaaw!») con el que es imposible aburrirse, en especial quien disfrute viendo películas malas con una mirada risueña. Además, y sé que algunos de ustedes me odiarán por ello, ¡me gustó Stallone en el papel de Dredd! Considérenlo una extraña inclinación personal (y no, no es esa inclinación personal… quiero pensar que, si fuese homosexual, ¡me gustaría alguien distinto a Stallone!). En cualquier caso, la película definitiva sobre Dredd y el sistema de justicia anarconazi para el que trabaja también está por llegar. El peculiar y retorcido mundo de los cómics originales no ha recibido justicia en ninguna de las dos adaptaciones. Ya va siendo hora de que alguien lo lleve al celuloide como Dios (o la urna repleta de bolas blancas y negras) manda.


Fahrenheit 451 (1966) y Fahrenheit 451 (2018)

No me entiendan mal: la adaptación que François Truffaut hizo en 1966 de la famosa novela de Ray Bradbury es una buena película con momentos interesantes, algunas escenas muy conseguidas y una iconografía que ha perdurado en el tiempo, pero también tiene una narración desigual (quizá producto de que Truffaut rodó en Inglaterra sin tener ni idea del idioma) y una total falta de ritmo que agradecería una revisión. De la versión que HBO produjo en 2018, en su momento la esperé con ganas por la presencia de Michael B. Jordan y Michael Shannon en los papeles principales, pero no puedo decir tantas cosas buenas porque fue un inútil intento de «modernización» de la historia con una visión terriblemente superficial de los conceptos subyacentes. En plan Black Mirror, serie de la que no soy un gran admirador, y el libro de Bradbury es más profundo (y el tiempo demostrará que más imperecedero) que Black Mirror. En mi cabeza, la versión ideal tomaría ideas y elementos visuales de la película de Truffaut, pero ejecutados con medios más evolucionados. Y desde luego sin la «contemporaneidad» metida con calzador en la versión de HBO. La distopía tecnológico-fascista en la que un fireman («bombero») se dedica a provocar incendios de libros en vez de a apagar fuegos, es una historia atemporal en la que no es necesario incluir ordenadores o internet. Supongo que lo difícil, pero que haría grande un remake es conseguir una buena recreación del ambiente opresivo de la novela, algo que Truffaut no consiguió del todo y que sí se logró, por ejemplo, en la película 1984. Aunque algunas buenas ideas, insisto, estaban ya en la película de 1966, como los extraños e inquietantes créditos iniciales, recitados sobre una sucesión de planos de antenas de televisión.


The Arrival (1996)

No, no hablo de la película de Denis Villeneuve, que está bien como está y es una adaptación sorprendentemente eficaz de un relato escrito que, a priori, parecía casi imposible de llevar a la pantalla. Hablo de la película conspiranoica de 1966, protagonizada por Charlie Sheen, que describía una invasión encubierta de alienígenas que quieren provocar un calentamiento global. Aunque hay quien menosprecia esta película como un subproducto de serie B, yo creo que es una buena e inteligente muestra de ciencia ficción desarrollada como un thriller que contiene un montón de ideas interesantes y donde el modesto presupuesto fue compensado con algunas escenas memorables (cómo olvidar la muy hitchcockiana secuencia de la bañera: spoiler). No era perfecta, de acuerdo, pero la perspectiva del tiempo podría permitir que un director hábil lograse que una nueva adaptación dotada con mejores medios le hiciese justicia a la historia de cara al público actual. Dicho de otro modo: creo que es la clase de película que merece un remake no porque era mala —de hecho, yo recomiendo verla—, sino porque tenía un gran potencial que no llegó a plasmarse de manera óptima debido al presupuesto con el que se trabajaba.


Phase IV (1974)

La primera y única película del genio de los títulos de crédito, Saul Bass, narraba cómo unos científicos descubrían que una comunidad de hormigas poseía una inteligencia colectiva comparable, si no superior, a la del ser humano. La historia era fascinante y las escenas filmadas con hormigas de verdad son increíblemente hipnóticas incluso vistas hoy; en su día le dediqué un artículo porque Phase IV es realmente un artefacto único. Por desgracia, aunque Saul Bass acertó de lleno con los aspectos visuales como cabía esperar de él, no tuvo tanto tino con el ritmo narrativo ni con el tono dramático. En mi opinión, las escenas de hormigas (captadas con microcámaras por un especialista de la época que llevaba años filmando a bichejos) son imposibles de superar incluso en 2019 y el CGI jamás podría reproducir la inquietante sensación de estar viendo a insectos auténticos que, gracias a un montaje excepcional, parecen realizar conductas inteligentes y premeditadas. En fin, Phase IV era una obra maestra en lo visual, pero que se quedaba coja en lo dramático, y la historia agradecería una revisión donde los personajes humanos estuviesen tratados con más acierto porque era ahí donde naufragaba el, por otro lado, irrepetible largometraje.


El final de la cuenta atrás (The Final Countdown, 1980)

Un portaviones estadounidense que navega por el Pacífico es envuelto por una extraña tormenta eléctrica y, cuando esta se disipa, los tripulantes descubren que han viajado a 1941, apareciendo justo en la víspera del bombardeo de Pearl Harbor, suceso que metió a los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Los oficiales del portaviones, como es lógico, ven las más que evidentes posibilidades de cambiar la historia, porque incluso un puñado de modernos cazas a reacción puede arrasar con los escuadrones de aviones japoneses y hasta con la mismísima flota imperial. Este fascinante argumento ofrecía un sinnúmero de posibilidades y la película no las aprovechaba todas, aunque, con todo, es un buen largometraje. En mi opinión, el asunto da para una gran miniserie de televisión en la que se combinen los aspectos militares y políticos del asunto, y donde las modernas técnicas de CGI permitan ampliar el espectro de efectos y realidades alternativas.


Guerra mundial Z (World War Z, 2013)

Sí, ya sé, están ustedes hasta las narices de zombis. Pero esta atroz película sencillamente se ciscó en las infinitas posibilidades del libro en que estaba basada, que quizá no era un libro para el Nobel, pero sí tenía una estructura muy hábil que pedía a gritos una adaptación mucho más fiel en la pantalla. Es cuestión de justicia que alguien se encargue de rescatar las ideas del libro para una película o, quizá, para una serie.


La fuga de Logan (Logan’s Run, 1976)

Una paradisíaca sociedad futurista donde la gente, al cumplir los treinta años, es enviada a un proceso de renovación conocido como el «carrusel», gracias al cual podrán volver a nacer y vivir su siguiente vida en ese mundo donde no se conocen la vejez ni la decrepitud. Sin embargo, el protagonista terminará descubriendo que el «carrusel» no es un renacimiento, sino que el sistema sencillamente envía a la muerte a quienes cumplen la treintena porque no quiere que haya viejos rondando por ahí. Irónicamente, esta película que advierte sobre los peligros de sacralizar la juventud no ha envejecido demasiado bien, pero la historia sigue teniendo muchas lecturas interesantes y realmente podría funcionar en una versión actualizada.


Waterworld (1995)

La película por la que todo el mundo se estuvo riendo durante años del entonces rey del negocio Kevin Costner, llegó a los cines precedida por una extraña campaña de desprestigio repleta de habladurías sobre la producción, incluyendo aquellas que mencionaban los esfuerzos técnicos y presupuestarios para ocultar la incipiente alopecia de la estrella o para corregir el aspecto de genitales femeninos que tenían las branquias de su personaje en las escenas subacuáticas. En cualquier caso, Waterworld era la película más cara de la historia hasta el momento y el resultado final, aunque no perdió dinero como se decía entonces, quedó muy lejos de responder a las expectativas de crítica y público. Costner y las estrambóticas anécdotas —ciertas o falsas— del rodaje se convirtieron en el chascarrillo favorito de Hollywood. Con todos sus defectos, Waterworld era defectuosa, pero no TAN mala como se decía entonces y la idea de situar a un personaje del estilo Mad Max en un mundo completamente cubierto por el océano era buena sobre el papel. Podría ser rescatada para un remake que evitase las facetas más horteras y se centrase en aquellos conceptos que merecía la pena desarrollar (como el gran momento en que el protagonista pisa tierra firme por primera vez y se marea, diciendo «no me gusta cómo se mueve»). Otro ejemplo de idea interesante ejecutada de forma mediocre.


La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain, 1971)

Cuando Robert Wise adaptó la novela de Michael Crichton, la cosa parecía prometer: una historia sobre un microorganismo alienígena que se alimenta de cualquier cosa, que solidifica la sangre humana al instante, matando a cualquiera que esté cerca, y que amenaza con acabar con toda la vida en la Tierra en cuestión de meses. La película tenía sus cosas buenas: una magnífica presentación del entorno apocalíptico, una descripción concienzuda de los mecanismos científicos para intentar acabar con la amenaza, una evidente fascinación por la tecnología, y varias escenas visualmente impactantes. En el aspecto negativo, sin embargo, la narración era demasiado metódica y fría como para resultar cautivadora (vamos, que aburrió a mucha gente y no sin motivo) y el imaginativo torrente de posibilidades se desvanecía por culpa de una total falta de pericia a la hora de alcanzar un tono adecuado. No digo que un remake sería fácil; en 2008 se hizo una serie de televisión que fue bastante peor y no tenía ninguno de los aspectos buenos del film. Pero, de conseguir acertar, una nueva adaptación podría insuflar nueva vida a un argumento que no solo era interesante como concepto, sino que daba pie a rodar muchas escenas aterradoras, creando un crescendo de suspense con base científica.


Longitud de onda (Wavelenght, 1983)

Una película olvidada, y no sin motivo, en la que una joven pareja investiga una instalación militar oculta y descubre a varios niños alienígenas prisioneros del ejército estadounidense que tratan de pedir ayuda emitiendo señales telepáticas. Como curiosidad, estaba protagonizada por Cherie Currie, la antigua cantante de las Runaways, cuya interpretación es de las pocas cosas que funcionan. Es un perfecto ejemplo de cómo una gran y original idea queda plasmada de manera irregular en pantalla, pero que podría ser mucho más interesante si alguien la rodase con mejores medios y un mejor sentido de en qué dirección llevar el argumento. Viendo la película es muy fácil imaginar cómo podría ser mejorada porque el potencial está ahí, con frecuencia completamente desperdiciado, pero está ahí.


The Hidden (1987)

Ojo, esta sí es una película recomendable desde todos los puntos de vista. Un alienígena parásito se apodera de personas normales que empiezan a comportarse de manera delictiva y suicida: conducción temeraria, robos, tiroteos, atracones de comida basura y música de heavy metal que parece entusiasmar al organismo extraterrestre (impagable la secuencia de un hombre de mediana edad y traje de corbata entrando en un restaurante con una radio sonando a todo trapo). Cuando el cuerpo de un huésped queda arruinado por un accidente de coche o por los disparos de la policía, el alienígena se traslada a otro cuerpo y continúa con su particular fiesta. Un policía intenta desvelar qué hay detrás de la extraña conversión de ciudadanos pacíficos y cumplidores de la ley en energúmenos descontrolados, hasta que se acaba topando con una amenaza mayor de lo que había imaginado. Esta pequeña joya, que es como una versión punk de Terminator, ha sido tristemente olvidada, pero es bastante recomendable. Sin embargo, un remake podría actualizar la trama y permitirse incluso más gamberradas, aunque es verdad que sería difícil superar el trabajo interpretativo que el reparto hizo en la original.


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17 Comments

    • carcediano

      Flash Gordon es GENIAL, con un malo como tiene que ser, nada de villanos de opereta.

  1. María Dolores

    Se lo merece the Phantom ,la fuga de Logan tiene una serie

  2. Lux Interior

    Proyecto Brainstorm.

  3. José Antonio

    Algunas de las que se citan yo las dejaría tal cual, como Hidden, y otras son producto de su tiempo que, mucho me temo, si se revisitaran, probablemente se intantilizaran. Me refiero a Farenheit 451 (el remake me puse a verlo y no aguanté más de diez minutos). Y mucho me temo también, visto lo visto, que las revisitaciones que se están haciendo de los monstruos clásicos de la Hammer (La momia de Tom Cruise, un poné) no hacen sino estropear todo un universo que no hacía falta tocar.

  4. Creo q la más decepcionante en cuanto a lo q se pudo sacar de la idea original es sin duda la horrible película basada en los dibujos animados bola de dragón. Mira q tenían material de donde sacar algo interesante y menudo truño les salió.

  5. Anonimouse

    Stranger days, existence,

  6. Remakes de pelis de esta década… En fin…

  7. Adrian

    El Abismo Negro

  8. Xavier Cugat

    Por favor. Planeta prohibido. Y lamentable que no aparezca.

  9. Cristian

    «Naves misteriosas» (Silent Running) una película de 1972 que tiene sus fallos, pero parte de una buena idea, que ha envejecido bastante mal visualmente, pero que podría dar lugar a una muy buena película.

  10. fqv572

    Starship Troopers.

    • Sputnik

      «Starship Troopers», totalmente de acuerdo, la novela es un clasico de la ciencia ficcion y la adaptacion de Verhoeven es basura, no me conteis eso de que es una fina satira, es vomitiva, por el enfoque y tambien por los actores.
      Otra que tambien da verguenza ajena es «El juego de Ender»
      Y otra que no se ha adaptado al cine, pero que seria perfecta para una serie es «La guerra interminable»

  11. Vigasito

    Dredd (2012) capta magistralmente el espíritu del cómic y además es entretenida. De la versión de Stallone sólo salvaría algunos apuntes estéticos.

    «La amenaza de Andrómeda» del 71 es fantástica y en cuanto a «The Phantom» estoy de acuerdo con el articulista: se podría hacer un peliculón «vintage» :-P

    El problema de películas estilo «Guerra Mundial Z» o «Soy leyenda» es que lo único que aprovechan de la novela es el título (se aprovechan de ello, mejor dicho). Desvirtúan totalmente el sentido y significado de las obras que pretenden representar.

    Y, para terminar….Starship Troopers es la hostia!! Aún puedo escuchar las risas de Verhoeven mientras dirigía este peliculón. Qué inteligente el cabrón.

  12. Errefejota

    Demolition man sí que está pidiendo un remake con un presupuesto digno.

  13. Si también vale decir series, «The Expanse». Una historia buenísima narrada con efectos especiales de los años 70 (la tercera temporada dan ganas de llorar) y los peores actores de la galaxia (es imposible que haya habido casting ahí, cogieron indigentes de la calle).

  14. Gringo

    Flash Gordon, The Shadow, Green Lantern, y Alejandro Magno.

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