Arte y Letras Filosofía

El ogro enajenado

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El ogro de Pulgarcito ilustrado por Gustave Doré. DP.

Decía Chesterton que los cuentos maravillosos nos enseñan dos cosas: que hay ogros y que podemos vencerlos. Y, efectivamente, esa es su enseñanza más clara y reconfortante, la tranquilizadora moraleja tras el susto de ver a Pulgarcito y sus hermanos a punto de ser devorados. Pero hay una enseñanza más sutil e inquietante, que es la que explica la vigencia del símbolo del ogro —es decir, del caníbal— en los cuentos infantiles y en la cultura popular.

A los niños se les cuenta el cuento de los tres cerditos mientras meriendan un bocata de jamón, o el de los siete cabritillos después de cenar costillas a la brasa. Se criminaliza al lobo, que es quien tiene derecho, por ineludibles exigencias biológicas, a comerse a los cerdos y a las cabras, a la vez que se fomenta el carnivorismo entre quienes no necesitan —ni les conviene— comer carne. Y como no todos los niños se rinden sin condiciones a la brutal agresión ideológica de sus mayores, algunos se dan cuenta de esta aberración nuclear de nuestra cultura y se vuelven vegetarianos, lo cual suele conllevar problemas familiares y sociales parecidos a los de salir del armario; y también psicológicos y conceptuales, pues la abrumadora preponderancia de los carnívoros sume al antiespecista en el mayor desconcierto: «No es posible que todos sean idiotas morales o estén locos», piensa consternado.

Pero, como dice Sherlock Holmes, cuando se han descartado todas las explicaciones imposibles, la que queda, por inverosímil que parezca, tiene que ser la verdadera. Y matizando ligeramente algunos adjetivos, las piezas van encajando. En primer lugar, no todos son caníbales: en el mundo hay un 8 % de vegetarianas/os, y van en aumento. Y los demás no son necesariamente dementes, sino que están enajenados; parecen dos formas distintas de decir lo mismo, pero hay una sustancial diferencia entre ser y estar, y también entre demente y enajenado, que es sinónimo de alienado. Con lo que llegamos a una olvidada palabra clave que puede ayudarnos a comprender nuestra compleja situación sociocultural. Y digo «olvidada» porque el término «alienación», habitual en el discurso político anterior a los años setenta del siglo pasado, desapareció de pronto barrido por la avalancha posmoderna, junto con «plusvalía», «lucha de clases» y otras expresiones incómodas para la burguesía ilustrada, que en mayo del 68 le vio las orejas al lobo.

Hay ogros y podemos vencerlos, sí; pero es muy difícil, porque los llevamos dentro, nos los tragamos junto con las ruedas de molino de la hipócrita moral burguesa. Esa es la oscura moraleja del cuento de Pulgarcito, que acaba calzándose las botas del ogro. Somos la media geométrica —la raíz del producto, si se me permite el chiste matemático— del gigante caníbal y el enano devorable, medio verdugos y medio víctimas. Tenemos múltiples personalidades, y casi todas nos son ajenas: somos alienados eslabones de una desenfrenada cadena de producción y consumo, engranajes de una máquina de destrucción masiva, sumideros de las mentiras de los grandes medios, baratijas en el supermercado del sexo… Y ogros que devoran a sus semejantes de todas las formas imaginables, incluida la más literal.

Carnivorismo y delirio

La lógica nos enseña que aceptar una afirmación falsa supone aceptarlas todas. Si dos y dos son cinco, yo soy el papa. Efectivamente, si 2+2=5, 2+2=2+3, luego 2=3, luego 1+1 =1+2, luego 1=2. El papa y yo somos dos; pero como dos es igual a uno, el papa y yo somos uno, luego yo soy el papa. Y aunque las operaciones morales no sean tan exactas como las numéricas, también están sujetas a las reglas de la lógica elemental.

La ética, como «cuestión de formas», se parece más a la geometría que a la aritmética (no en vano decía Platón —el gran moralista que afirmaba que quien busca el bien ajeno encuentra el propio— que en su Academia no tenía cabida quien no supiera geometría). En ambos casos hay que partir de unos axiomas indemostrables que se consideran evidentes, y que en ética se llaman principios, y una vez aceptados, la valoración de la conducta ha de responder a la lógica interna del sistema moral en cuestión, y, como en todo sistema lógico, aceptar una falacia cualquiera supone abrir la puerta a cualquier otra.

Es frecuente que los carnívoros intenten justificar su aberración alimentaria alegando que no hay más remedio que matar para comer, lo cual no solo es una idiotez moral, sino una idiotez a secas. Y algunos van aún más lejos y afirman que no hay una diferencia sustancial entre comerse una manzana y comerse a un cordero («a un cordero», no «un cordero», como dicen los especistas para cosificar a los animales no humanos), pues la manzana también es un ser vivo. Y del mismo modo que si dos y dos son cinco yo soy el papa, si da lo mismo comerse a un cordero que una manzana, también da lo mismo comerse a un niño asado, pues la distancia filogenética entre el niño y el cordero —cuya capacidad de sufrimiento es del todo similar a la nuestra— es mucho menor que la que separa al cordero de la manzana.

El hambre, la libido y el miedo son las tres pulsiones primarias de todos los animales, incluidos los humanos, y construimos nuestras sociedades y nuestras culturas —nuestras relaciones y nuestros relatos— a partir de ellas y alrededor de ellas. Del mismo modo que el mito del amor romántico sublima y regula nuestra sexualidad depredadora, el carnivorismo —burda sublimación del canibalismo— es nuestra respuesta irracional e incontinente al hambre, la más apremiante de las pulsiones. Sin embargo, aunque abandonar el carnivorismo sea psicológicamente tan difícil como superar el mito del amor, cuesta entender que aún esté tan arraigado a pesar de las abrumadoras evidencias de todo tipo en su contra.

Nuestra despiadada rutina alimentaria es, entre otras cosas, la principal causa del cambio climático y de otros desastres ecológicos y sanitarios; y sin embargo solo un pequeño porcentaje de la población opta por el vegetarianismo. No son las vacas las que se vuelven locas, sino quienes se las comen, y son sus cerebros los que se esponjan. Afortunadamente, el proceso no es irreversible.

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40 Comentarios

  1. Volvemos a la carga. Sin revisar la definición de caníbal (lo que aplicando los silogismos chungos del autor lleva a considerar lo escrito propaganda barata y falsa).
    Los cuentos infantiles no intentan prevenir a las tiernas criaturas contra el consumo de carne ni criminalizan al lobo por su dieta ( me imagino a los Grimm comiéndose el tarro con el veganismo y me muero de la risa). Los tiros no van por ahí. Aunque eso ya lo sabe y no le importa. El tema es hacer proselitismo.
    Por cierto, el gato va tirando con lechuga o ya la ha palmado?

  2. Almuhecin

    Valiente basura. Me doy de baja si os convertís en otro panfleto.

  3. pepkatran

    Chico, no. Vamos, no. Estoy bastante de acuerdo con tu argumentacion en el plano moral. Pero es que el articulo arranca diciendo que , y cito textualmente, no debemos comer carne. Y lo siento mucho pero la realidad es tozuda de narices. Las dietas vegetarianas, con lo que sabemos a dia de hoy, son peores que la omnivora (decentemente planteada, claro). Ya no te digo la barbaridad que supone afirmar lo que se afirma aqui. La dieta vegetariana es lícita, faltaría mas, y perfectamente viable para la mayoria de la poblacion sino para toda a secas. Pero atacar al «enemigo» para reforzar la postura propia es una falacia de libro. Y ya no digamos si se hace mintiendo.

    • pepkatran

      Me autocorrijo. Voy de listo criticando con una cita textual tirando de memoria y ésta me falla estrepitosamente. La frase a la que me refería es ésta: «se fomenta el carnivorismo entre quienes no necesitan —ni les conviene— comer carne».

      De todos modos mantengo lo dicho, pues el sentido de la frase no varía en absoluto.

      • Frabetti

        Deberías informarte mejor. Porque desde el punto de vista dietético, sanitario, ecológico y económico, hay un amplio consenso sobre la nocividad de la producción de alimentos de origen animal (carne y lácteos, básicamente). Este es un debate ético, aunque los supremacistas, como siempre han hecho, intenten llevarlo a otro terreno.

        • Hay consenso solo entre los convencidos.
          No, comer carne es perfectamente válido y razonable. Otra cosa es el exceso, que puede ser peligroso según como.
          En cualquier caso la supervivencia para la especie que se la trabaja. La naturaleza, esa perra cruel.

          • Pues entre los convencidos están la OMS, la ONU, y todos los estudios serios de sostenibilidad mediambiental. Al margen de consideraciones éticas, la producción de alimentos de origen animal es insostenible desde el punto de vista ecológico, económico y sanitario. Comer carne, incluida la humana, fue «válido y razonable» en otras épocas, pero hace mucho que ya no lo es.

        • pepkatran

          Hola, Frabetti. En primer lugar y para mi mucho mas importante que todo lo demas, agradecerte el tono más moderado en los comentarios que en el artículo. Ahora paso a la contestacion.
          Dices que hay consenso a favor del vegetarianismo desde varios puntos de vista. Desglosemos, porque me va a llevar un rato.

          Dietetico: si entendemos dietetico como capacidad para cubrir todos los nutrientes necesarios, hay consenso, pero a favor del omnivorismo. Hay nutrientes que, pudiendose obtener de forma vegetariana, es más complicado. Exige una planificación y un conocimiento de macro y micronutrientes que con el omnivorismo no son apenas necesarios. Nada que no se pueda solventar si se tiene voluntad, pero ahí está la limitación. También hay un error común que es asumir que tabla de composición de un alimento coincide con lo que absorberemos de él, cosa que no es cierta, y ese efecto es muchísimo mas acusado en vegetales que en productos animales. Por último, y aquí la balanza podría caer de cualquier lado porque la ciencia está en pañales, pero es un factor que no se puede obviar. No todos los humanos somos iguales, y las diferentes adaptaciones genéticas a los alimentos de nuestras poblaciones son muy relevantes. así como hay intolerancias a la lactosa y al gluten, hay muchas más personas que no están adaptadas a digerir todos los alimentos ni a absorber nutrientes de cualquier fuente, de ahí mi renuencia anterior a dar como posible el vegetarianismo para cualquier persona. No sabemos si hay poblaciones para las que esto sea imposible, pero la posibilidad está abierta.

          Sanitario: Francamente, esto me parece agarrarse a un clavo ardiendo haciendo cherry picking ya de paso. Lo único relevante que se ha demostrado, al menos que yo sepa, es la relación entre carnes rojas y procesadas y cáncer. Y francamente, es muy poco relevante.
          En primer lugar, el estudio se restringe a un tipo de cáncer que afecta al 0,1% de la población española. Es de los más frecuentes, pero lo digo para que se entienda que reducir las tasas de ese cáncer y sólo de ése en un 5% tampoco es que sea la panacea. Las personas de ese 5% me llamarán insensible, desde luego, pero el dato es el que es. Habrá un 95% al que no le habrá servido de nada.
          En segudo lugar, el estudio se hizo con carnes procesadas y sin procesar. Las procesadas se incluyeron en el grupo I de la lista de carcinógenos, lo que quiere decir que la relación se considera completamente demostrada. Bien, pero es como comparar las salchichas con los doritos. Cierto es que todo el mundo entiende que las salchichas o el bacon son basura alimentaria, pero el jamón o la cecina, por ejemplo, están en ese mismo grupo pero nadie los toma por insanos. Ahora bien, su consumo es muy ocasional y en muy pequeñas cantidades.
          En cuanto a las carnes sin procesar, ademas de ofrecer un porcentaje de aumento en las posibilidades de cancer muy inferior, se incluyeron en el grupo 2a, lo que quiere decir que parece haber relación, pero no se sabe si es directa o no. Podría ser que la gente que come mas carne desplaza alimentos necesarios en su lugar (es decir, come menos vegetales, fruta, etc, que tiene nutrientes necesarios y dificiles de obtener con la carne) o que come otros alimentos con mas frecuencia (pasta, snacks, bolleria, ultraprocesados… y pongo opciones vegetarianas con toda la intención del mundo)…
          Además, hay muchas más carnes que las rojas. Si se llega a demostrar esa relación se pueden reducir o eliminar de la dieta sin hacerse vegetariano, igual que para prevenir la diabetes se pueden reducir o eliminar los cereales y derivados de una dieta vegetariana sin dejar de serlo.
          Respecto a la leche, si conoces algún estudio publicado en revistas serias, te agradecería que me dieses al menos alguna referencia para poder buscarlo yo. Creo que el asunto tiene miga, pero de momento sólo he leido cosas en sitios de fiablidad nula.
          Por último, lo del cherry picking lo digo porque también hay alimentos vegetales relacionados con problemas de salud, léase antinutrientes, disruptores endocrinos, etc, y criticar problemas sanitarios de las carnes obviando los de los vegetales es tramposo.

          Ecológico: nada que rebatir, estoy 100% de acuerdo en que es cierto. Y por una diferencia de impacto ambiental notable, hasta el punto de que sea uno de los caballos de batalla más importantes.

          Económico: Aquí me declaro un lego absoluto, no tengo ni idea de economía, aunque me cuesta creer que un mercado tan grande y al que puede acceder como productor y consumidor casi cualquier persona sea algo negativo per se, mas allá de malas prácticas, abusos o monopolios, si nos restringimos al campo económico. Pero lo dicho, ni idea, igual tienes razón.

          Para terminar, también estoy de acuerdo en que el debate es sobre todo ético, pues a pesar de todo lo expuesto, la dieta vegetariana es viable. Estoy en rotundo desacuerdo cuando dices que es peor dieta que la vegetariana, pero desde el momento en que es posible, aunque entrañe alguna dificultad extra, todo queda reducido a escoger entre maltratar animales (no nos engañemos, a día de hoy la mayoría de animales de carne viven una existencia miserable en algunos casos, o infernal directamente en otros. La única excepción que conozco es el ganado criado en extensivo, cuya carne poca gente compra por ser más cara, y al que igualmente se le mata) o aprender a gestionar una dieta diferente y renunciar al sabor de las carnes.

          • Gracias por tu extenso comentario, casi un artículo en sí mismo. Así deberían ser los debates, si todos tuviéramos tiempo y ganas.
            Si lo que estás diciendo es que el consumo moderado de carne dietéticamente fiable no es nocivo, estamos de acuerdo, y por eso digo que el debate es sobre todo ético (y ecológico/económico). Pero en la práctica, y a no ser que el consumidor sea muy cuidadoso, hoy día el consumo de carne entraña serios riesgos para la salud.
            En cuanto a la leche, es un alimento bastante completo, pero no saludable. Los mamíferos adultos perdemos la lactasa, que es el enzima que permite descomponer la lactosa, por lo que la leche es indigesta para todos, y algunos (muchos, a escala mundial) no la toleran en absoluto. Y la caseína también es inadecuada para muchos, por no hablar de las grasas saturadas, que no nos convienen a nadie, y menos en los países ricos, donde la obesidad y las enfermedades cardiovasculares aumentan de forma alarmante.
            En cuanto a los aspectos económicos y ecológicos (contaminación, huella hídrica) hay al respecto informes de la ONU poco sospechosos de radicalismo vegano. En mi artículo «El caníbal cautivo» (del que este es una secuela) se mencionan algunos y se incluyen varios enlaces.

  4. Es un artículo puramente militante mal disfrazado de enseñanza moral. Me ha decepcionado.

  5. El ser humano come carne desde el principio de los tiempos, y de hecho muchos científicos teorizan que la ingesta de esas calorías y proteínas extras fue lo que alentó el desarrollo de un cerebro más grande y complejo. Comparto la opinión de que los tecnoengordareros actuales son productores de mucha contaminación y sufrimiento animal, pero al lanzar tal proclama maliciosa y rabiosa (apretando a moralina barata, faltaría más!) no hace más que un pobre favor por su causa vegano-animalista…
    A no ser que el autor no buscará realmente concientizar, sino mirarnos con desprecio a los carnívoros pecadores para inflar su superioridad moral y ego.

    • Frabetti

      La opción del carnivorismo es sin duda una ventaja evolutiva que probablemente salvó a nuestra especie de la extinción; en gran medida gracias al canibalismo, por cierto. Eso no significa que haya que convertir una opción de supervivencia en hábito cotidiano. Tus argumentos, sin apenas modificaciones, servirían para justificar la esclavitud, el patriarcado o la guerra. Y el canibalismo propiamente dicho, por supuesto.

    • Correcto. Para ser más precisos, parece que nuestros antepasados allá por Africa empezaron primero a comer carroña. Las primeras herramientas encontradas sirven poco para cazar, pero en cambio son muy útiles para desollar y romper los huesos ( comer el tuétano). Lo de aprender a cazar vino mucho más tarde.
      Esto no es ni una crítica ni una defensa, sino un resumen de lo que sabemos. Y la relación entre comer carne y nuestra evolución como especie parece fuera de toda duda: las proteínas y grasas animales permitieron que nuestro cerebro creciera hasta lo que es hoy, en que consume casi un 20% de toda la energía de nuestro cuerpo.

      ¿Que el vegetarianismo es lícito, más sano, más ético, y mejor en términos medioambientales…? Pues vale, a casi todo. Pero no por comerme una chuleta de vez en cuando seré peor persona…

      • Efectivamente, Hejo, no serás peor persona por comer una chuleta de vez en cuando, ni yo soy mejor persona por no hacerlo. Se trata de intentar avanzar en la dirección correcta, tanto individual como colectivamente; y, para ello, lo primero es no falsear ni ignorar los datos objetivos. Y lo segundo, procurar ser coherentes desde el punto de vista ético.

  6. Lareon Falken

    Me alegro de que por fin Jot Down de una pluralidad de opiniones sobre diversos temas de debate. Ahora espero impaciente un artículo de terraplanistas, otro de homeópatas, otro sobre el diseño inteligente y cualquier otro tema de rabiosa actualidad. Porque la evolución, la ciencia y que los gatos no pueden tener una existencia plena comiendo lechuga no son más que patrañas urdidas por el contubernio judeo-masónico.

  7. Cada día abundan más este tipo de artículos en jotdown: la no-tan-sutil propaganda para x o y estilo de vida. Y esta propaganda tristemente ha sustituido a los deliciosos y excelentes artículos que poblaban esta revista online. Ojala pudieran regresar a su viejo estilo que fascinaban de la revista, y dejar de hacer sentir a los lectores culpables por no seguir o tener la misma opinión que el autor.

  8. De aquí, a no vacunar a nuestros hijos, un único artículo.
    Gracias, pero no.

  9. Cuanta hostilidad al gran Frabetti…

    Es cierto que dejar de comer carne es la mayor aportación que podamos hacer a minimizar nuestra «huella de carbono» a titulo individual… aunque habría que añadir a eso lo de abstenerse de hacer viajes estúpidos para «disfrutar», principlamente por no saber estar, por no saber que hacer dejados a nuestro aire unos días seguidos… lo de «no hacer nada» que antes se llevaba, y bastante, ahora ni es inconcebible para mucha gente…

    Yo procuro comer menos carne que antes, maestro Frabetti, poca carne como ya la verdad, por esa misma razón. Pero el caso es que me faltan recetas, me falta conocimiento culniario, me falta cultura mediterranea tal vez a la hora de guisar platos más o menos tragables que no contienen carne o pescado…. cuestión de ponerse supongo..

    En fín, comer menos es bastante fácil de conseguir, llegar a ser vegetariano, me resulta mucho más complicado…

    • Muy cierto, Douglas, es muy complicado, en nuestra sociedad, ser plenamente antiespecista, igual que es muy complicado ser plenamente antirracista o antisexista. Y por eso no se trata de criminalizar a los carnívoros ni de santificar a los veganos, sino de intentar superar los fallos y contradicciones de nuestra cultura.

      • Si todos comiesemos menos carne – cada uno a su rítmo – sería una forma de empezar a afrontar el cambio climático al nivel personal.

        Además, sabemos que hay muchos productos de carne que son carcinógenos en exceso: chorizo, salchicón, todos los embutidos básicamente pero también jamon de york, salchichas. toda la carne procesada…

        En todo caso, hay mucho dinero y muchos intereses para que la gente siga comiendo carne, claro está…

        Solo queda atenerse a uno mismo y lo que cada uno se propone y considera una vida ética. Con uno mismo, no hace falta incidir en la estupidez de consultar las bases por ejemplo, lo cual es una ventaja…

        Y que dificil es cumplir con lo propuesto… intenta vivir una vida coherente con los principios es muy dificil…

        Pero algo se puede hacer…

        • Desde luego. Y hay muchas pruebas de que «algo se puede hacer». Cuando se descubrió que el tabaco era cancerígeno, la poderosísima industria tabaquera hizo todo lo posible por encubrir o minimizar el riesgo, y aún así la verdad acabó imponiéndose. Y con el carnivorismo está ocurriendo lo mismo; esta batalla es aún más difícil, pero se acabará ganando.

  10. Cuando se critica la sociedad de consumo, los consumidores no protestan. Cuando se critica la cultura del coche privado, los automovilistas no protestan. ¿Por qué cuando se critica el carnivorismo los carnívoros pierden los papeles con tanta facilidad?

    • En el caso del consumismo y el automovilismo se critica el exceso, no la cosa en sí. Todos consumimos en mayor o menor medida, y los coches no son intrínsecamente malos. Cuando se critica el exceso de consumo de carne, los carnívoros tampoco se soliviantan; solo lo hacen cuando se cuestiona el carnivorismo en sí mismo. Es muy frecuente que la gente se soliviante cuando se la enfrenta sus contradicciones.

      • Si uno cree que comer carne es bueno, no incurre en contradicción al comerla.

        • Frabetti

          La contradicción tiene que ver con el supuesto amor a los animales. Muchas de las personas que dirían que Cruela de Vil es un monstruo por querer matar a unos pobres cachorritos para hacerse un abrigo, se comen a otros pobres cachorritos (lechones, corderos lechales, terneras) si otros hacen el trabajo sucio de torturarlos y matarlos. Por eso se enfurecen cuando los enfrentas a esta contradicción flagrante, es decir, a su imagen de caníbales cautivos de su alienación alimentaria.

          • Alienación alimentaria: Ali(m)en(t)ación. ¿Y qué me dices de Rosalía de Vil?

            • El numerito de las pieles es lamentable, por supuesto. Pero la alimentación basada en productos animales genera mucho más sufrimiento y muertes (por no hablar del impacto ecológico, económico y sanitario) que la industria peletera. Los detractores de Rosalía (a no ser que sean veganos) ilustran aquello de que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

  11. Oppiano Licario

    Llamar «carnívoro» al omnívoro es como como llamar «facha» al adversario político en la esperanza de hacerle callar.

    Los veganos integristas; el Daesh de la nutrición. El fanático siempre tan seguro, que diría Russel.

    • El carnivorismo no es solo comer carne, sino considerar que la carne es la base de nuestro aporte proteínico, el plato fuerte o plato principal de nuestro menú. Muy pocos animales comen exclusivamente carne.

  12. Un aplauso a JD. Excelentes los comentarios, aun aquellos que no comparto. Carlo, yo creo que, como también vaticinaba A. Schiavone, en el inevitable salto antropologico que nos espera está incluido el cambio de dieta. Y llegará a pesar de las oposiciones actuales tan difíciles de desarraigar debido a nuestra cultura. Seguramente estaremos muertos cuando suceda, pero es un consuelo saber que sucederá, por motivos culturales y adaptación a un ambiente que continuamos a modificar. Llegará como ha llegado el mundial femenino, tan contrastado al inicio y aun hoy. Jamás lo habría imaginado. Confieso que, cada tanto, no desdeño un buen asado con amigos, pero ultimamente…

    El carnicero del pueblo no sabe de la obscenidad
    de su mercancía: grasa, músculos desnudos y rojos;
    todo lo que rodea a ese buen hombre es cándido,
    su delantal, los azulejos, la heladera y su gorro,
    y si la sangre no rebalsa llegando hasta nosotros
    es porque en el proceso de exterminio de masa
    es un secreto el lugar atroz de las hecatombes.
    Hablo con él porque es un tipo simpático,
    en el fondo ama los animales, pero no entiende
    esta “moda” que aconseja el cambio de dieta
    mientras que con sumo arte afila el cuchillo,
    corta precisas y exactas rodajas de pulpa,
    quebranta costillas, rebana iguales churrascos,
    saca la grasa…y en tanto, con un acto reflejo busco
    y encuentro, indemne! la carne de mi brazo,
    aliviado comprobando que no soy una vaca.

    Gracias por la estimulante lectura.

  13. Frabetti

    Gracias a ti, Eduardo. Sí, es un lujo poder debatir con las/os lectoras/es; los que venimos de tiempos preinformáticos lo valoramos especialmente. En cuanto al cambio radical de dieta, yo, a pesar de mi avanzada edad, confío en llegar a verlo, extrapolando lo sucedido en las últimas décadas. Hace cincuenta años, cuando decía que era vegetariano, mucha gente no sabía qué quería decir, y cuando lo explicaba no daban crédito. Ahora hay productos veganos en todos los supermercados y opciones veganas en todos los restaurantes, y en Italia hay un 10 % de vegetarianos.

  14. No se come con ética sino con hambre. Humanizar a los animales bordea la enfermedad mental.
    Económicamente hablando, si hay demanda de carne, entonces no hay ningún problema.
    Disney y sus animales antropomorfos hacen mucho mal a la sociedad.

    • No se trata de humanizar a los animales, sino a los humanos. Los animales no humanos sienten y padecen, y poseen un cierto nivel de consciencia y comprensión, como bien saben los que tienen un perro. Por otra parte, la demanda no es justificación en sí misma. También hay demanda de cocaína, y de prostitución, y sí que hay problema. Y el hambre tampoco tiene nada que ver; de hecho el consumo de productos de origen animal incrementa el hambre en el mundo.

      • Los humanos son suficientemente humanos desde que nacen hasta que mueren. Lo son constitucionalmente. Lo que usted pretende al decir que hay que «humanizar a los humanos» es ideologizarlos a su favor. Usted quiere que piensen o, mejor aún, que sientan, como usted lo hace.

        Quien tiene un perro lo que quizá no sepa es que es una especie antinatural seleccionada por los hombres a partir de otra salvaje¿El perro salchicha existe naturalmente? ¿El pastor alemán existe naturalmente? ¿El carlino existe naturalmente? No. Ninguno. Son obras humanas.

        Los animales no humanos a lo mejor sienten y padecen, pero… la naturaleza es muy dura. Las presas de los depredadores mueren y sufren. No intente usted antropomorfizar la Naturaleza según los códigos de Disney. No sea usted ridículo.

        Hay demanda de cocaína y prostitución. Y la seguirá habiendo. Lo mejor es legalizarlas. La ilegalización de las drogas y de la prostitución producen mayores desgracias que su legalización. Usted no lo comprenderá porque piensa que su visión del Mundo y de la realidad es la mejor posible. Usted se equivoca. No existen las utopías.

        • En algo estamos de acuerdo: yo también estoy a favor de legalizar las drogas y la prostitución; aunque sería bueno que no hubiera demanda de una cosa ni otra, la solución no es criminalizarlas. La naturaleza es muy dura, sí, pero en nuestra mano está disminuir el sufrimiento. Durante milenios el canibalismo, la esclavitud, el sometimiento de las mujeres, el racismo y la rapiña se han considerado normales, y aunque no lo hemos superado del todo, al menos hay un amplio consenso en su rechazo. No es «natural» curar a los enfermos o cuidar de los ancianos, y en algunos aspectos es perjudicial para la sociedad; pero podemos anteponer la empatía y la piedad al placer y al beneficio inmediato. Precisamente porque no existe la utopía, tenemos que esforzarnos por hacer un mundo menos cruel.

          • El racismo no ha sido normal durante milenios. Los romanos tenían un sistema esclavista pero no eran racistas. El racismo es algo propio de EEUU cuando llega la emancipación.
            Sí que es natural curar a los enfermos. Si estos mueren otros tienen que crecer y ocupar su lugar. Lo que tiene costes muy grandes. Y el cuidado de los ancianos es ubicuo en la Historia. Lo que sí ha sido normal es el esclavismo. Hubo muchísimos más esclavos capturados por los mahometanos en Europa que esclavos negros en EEUU.

            El canibalismo no es normal. Dígame usted qué sociedades avanzadas son caníbales. En Jotdown precisamente hay un artículo que habla del kuru. Una enfermedad exótica circunscrita a una sociedad mínima. Atrasada.

            Los animales comen animales igual que los humanos animales comen animales. El resto es ideología y sentimentalismo.

            • Frabetti

              Si introducimos el adjetivo «avanzada» al hablar de sociedades, ahí sí aparece la ideología, puesto que el concepto de avanzado es muy discutible. Hay situaciones en las que cuidar a los enfermos o a los ancianos tiene un alto coste social, por lo que en algunas sociedades, incluso en tiempos recientes, los ancianos se exiliaban y dejaban morir. Y los espartanos mataban a los niños imperfectos. Y en la China rural, y también en Japón, mataban a las niñas. Y el canibalismo era frecuente en la prehistoria y ha subsistido hasta época muy reciente en sociedades con un desarrollo cultural notable, por no hablar de los sacrificios humanos. Pero la clave está en el último párrafo: «Los animales comen animales igual que…». Pues no, no «igual que», sino de forma muy distinta. Del mismo modo que es muy distinto que entre los animales no humanos prevalezca la fuerza bruta a que prevalezca entre los humanos, que supuestamente somos más racionales. Ese «resto» no es sentimentalismo (aunque también puede serlo), sino ética, una lenta conquista de la humanidad en la que algunos esperamos que sigamos avanzando.

              • He estado media hora respondiendo pero la página me ha dado un error al enviar la respuesta. No creo que vuelva a intentarlo. Quise copiar el texto antes de mandarlo pero Jotdown no lo permite.
                Mejorad un poco cómo funciona esto porque me cago en Dios. No me pasaba algo así desde hacía mucho.

                • Frabetti

                  Lo siento de veras y agradezco el esfuerzo. Tal vez quieras hacer un resumen de tus objeciones o preguntas, aunque sea telegráfico. Te garantizo que les prestaré la atención que merecen y contestaré lo mejor que pueda.

                • Frabetti

                  Como pequeña compensación por el comentario borrado, matizaré mi última respuesta. Acabas diciendo: «El resto es ideología y sentimentalismo». Pues sí, porque si no entendemos esos términos en un sentido peyorativo, eso es la ética: un conjunto de ideas y normas dictadas no solo por la razón, sino también por los sentimientos, o sea, una «ideología sentimental». Por lo tanto, los principios éticos no son «demostrables»; son una elección (individual o colectiva) que tiene que ver con la empatía y la piedad.

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