Cuando acabó 2016, Rafa Nadal ya tenía treinta años, estaba lesionado y había caído fuera del top 5 del ranking ATP por primera vez desde 2005. No solo eso: aquel 2016 había sido el segundo año consecutivo sin sumar un solo grande, mientras Djokovic y Murray protagonizaban una batalla por el número uno que invitaba a pensar en algo parecido al relevo en la jerarquía del tenis masculino.
No había, por tanto, muchos motivos para el optimismo cuando Toni Nadal decidió dar un paso al lado y dejó entrar a Carlos Moyà como primer entrenador de su sobrino. Sin embargo, desde entonces, Nadal ha jugado seis finales de Grand Slam y ha ganado cuatro de ellas. No está mal para un jugador del que se lleva diciendo que va a reventar físicamente desde que tenía veinte años. El duodécimo título de Rafa en París tiene tintes inéditos: nadie ha conseguido jamás ganar doce veces un torneo de Grand Slam —Margaret Court lo consiguió once veces en Australia—y la verdad es que no tiene pinta de que la dictadura vaya a acabar aquí.
Repasemos el triunfo del mallorquín y muchas otras cosas que pasaron durante esta tormentosa edición de Roland Garros:
1. Algo ocurrió con Nadal después de la contundente derrota contra Djokovic en Australia y la retirada forzosa en semifinales de Indian Wells. Algo más que la propia lesión, quiero decir, una especie de estallido mental en el que uno se plantea si esto merece la pena, si de verdad hay que estirar el chicle hasta los treinta y cinco o los cuarenta mientras el cuerpo va dando señales de aviso cada mes y medio. Las derrotas en Montecarlo, Barcelona y Madrid no ayudaron, desde luego, y quizá la historia hubiera sido distinta si Djokovic le hubiera vuelto a ganar en la final de Roma… pero la historia es la que es y el serbio, desfondado, solo pudo competir un set en condiciones. Una vez ungido de nuevo como campeón, las dudas de Nadal se disiparon y volvió el dominador implacable que conocemos desde su adolescencia. En siete partidos se dejó dos sets que más parecieron dos accidentes. El famoso vídeo de Nico Almagro en el que le dice a la grada: «Este tío va a ganar cuarenta Roland Garros seguidos» empieza a sonar como algo más que una boutade. Obviamente, no serán cuarenta y no serán seguidos, pero es difícil discutir su capacidad de lograr quince a poco que mantenga la concentración y las ganas.
2. Más que nada porque seguimos en las mismas: no hay un relevo claro y sus compañeros de generación se van quedando cada vez más atrás. Empezando por lo primero, es posible que Dominic Thiem sea un formidable jugador de tierra batida y tiene un enorme mérito haber ganado a Rafa cuatro años seguidos sobre arcilla en partidos al mejor de tres sets… ahora bien, a cinco, la cosa cambia y Thiem no está preparado. El austriaco va para los veintiséis años y eso le convierte en el finalista de Grand Slam más joven del circuito, pero si a los veintiséis años solo eres capaz de ganar un set en dos finales y pierdes los otros seis sin oponer apenas resistencia, tienes un problema. A ver, lógicamente, mayor problema tienen todos los que ni siquiera llegan a esas finales, pero espero que se me entienda: si Nadal va a pasarse los cinco años siguientes jugando finales con Thiem, igual, en el peor de los casos, pierde una, pero no tiene pinta de que la cosa pueda ir más allá. Otra cosa es el torneo de Buenos Aires, claro.
3. Más allá de Thiem, se vislumbra Stefanos Tsisipas. De Tsisipas me gusta mucho su tenis y más aún su actitud. Es un hombre que se ve que sufre en la derrota y que no se conforma con triunfos puntuales o con ir pasando rondas y ganando puntos. Esa ambición es justo lo que se necesita en el circuito ahora mismo. Un inconformismo que el griego solo comparte con el mencionado Thiem, a la espera de que Zverev salga del bache. El problema es que, antes de ganar a Nadal, Tsisipas tiene que preocuparse en ganar a los Wawrinka de turno, jugadores que a los treinta y pico años siguen compitiendo mejor y llevándose los partidos importantes. De la larga tradición hispanoamericana sobre tierra batida no se sabe nada: no se me ocurre un solo jugador capaz de causar un mínimo impacto en los próximos años.
4. Vamos ahora con los rivales de su generación: los cinco triunfos consecutivos de Federer sobre Nadal invitaron a pensar en una semifinal competida. Se habló mucho de los progresos de Roger, de cómo había aprendido a jugarle a su gran némesis, de la ventaja que le daba el no partir como favorito… y al segundo juego ya llevaba cinco golpes de revés fallados. Al final ganó nueve juegos en tres sets. Si se compara con la final de 2008 es un éxito pero, por lo demás, está claro que esto no tiene vuelta atrás ni la va a tener nunca porque no creo que Roger se vuelva a pasar por la tierra batida mientras solo pueda aspirar a cuartos de final o semifinales. No tiene sentido. Los fans más irredentos de Federer podrán excusarse en el viento y las condiciones de la pista, pero es un mero empeñarse en no ver la realidad porque molesta: nadie puede competir en tierra con Rafa… y cuando se pudo (el bienio 2015-2016), Federer estaba muy lejos de su mejor momento.
5. Vamos entonces a los otros dos campeones de Roland Garros en activo: Stan Wawrinka y Novak Djokovic. Lo de Wawrinka tiene un mérito descomunal. No solo su torneo, que le llevó a cuartos de final después de un excepcional y larguísimo partido ante Tsisipas, sino la trayectoria que ha seguido en el último año, trepando poco a poco en la clasificación, sufriendo en cada torneo por llegar a algo parecido a su nivel anterior a la lesión. Hay que tener en cuenta que Stan tiene treinta y cuatro años y ha ganado Roland Garros, el US Open y el Open de Australia. No tiene mucho que demostrar y tampoco tiene el talento de Nadal, Federer o Djokovic para salir de una lesión y plantarse en finales a las primeras de cambio. Cuando la gente me pregunta por qué pasan las generaciones y nadie asalta el palacio de invierno, se me viene a la cabeza Wawrinka entrenando como un mulo y negándose a rendirse. Me temo que la diferencia es esa.
6. Por último, Djokovic. Sinceramente, tras ganar en Madrid y llegar a la final en Roma, el serbio era mi gran favorito. Su trayecto hasta las semifinales fue plácido, quedando así a solo dos partidos de repetir por segunda vez en su carrera el hito de lograr los cuatro torneos de Grand Slam seguidos. Sin embargo, ahí se cruzó con Thiem, perdiendo el partido que siempre gana: cinco sets, multitud de breaks, sensación de inferioridad… la típica situación donde Djokovic te gana el cuarto set 7-5 y se lleva el quinto después de salvar dieciocho match points. No pudo ser. Si algo hay que agradecerle a Thiem es que no tiene complejos contra Djokovic ni contra Federer ni contra Nadal. Otra cosa es que eso le dé para ser un supercampeón, pero hay que valorarlo y mucho. Djokovic sale de Roland Garros con más diferencia aún sobre Nadal en la clasificación ATP pero la agria sensación de que pasa un año más y no consigue acercarse en el total de Grand Slams ganados.
7. ¿Cómo está la cuenta ahora mismo? La habrán leído en mil sitios y que conste que yo me niego a establecer esta lista como único referente para determinar quién ha sido el mejor de la historia. Básicamente porque me faltan cinco años de Laver jugando en el circuito profesional y porque los Connors, McEnroe, Borg y compañía no solían tener el Open de Australia entre sus prioridades. Aparte, es difícil juzgar: Federer lleva veinte grandes ganados, Nadal lleva dieciocho y Djokovic sigue en quince… pero, claro, de los quince de Djokovic casi la mitad han llegado precisamente en Australia y el 66% de los de Nadal han llegado en un solo torneo y una sola superficie. Alguien podrá objetarle a Federer que solo ha ganado un Roland Garros —objeción absurda porque nadie, en la Era Open, ha ganado dos veces todos los torneos del Grand Slam— y que buena parte de sus veinte triunfos llegaron precisamente cuando Nadal y Djokovic aún no habían alcanzado su esplendor.. pero, si los triunfos contra Thiem o Anderson cuentan, ¿por qué no iban a contar los conseguidos ante Agassi, Safin o Roddick? En esto, me temo que no vamos a encontrar una interpretación única y válida y cada uno encontrará motivos para arrimar el ascua a su sardina.
8. Dejamos el monográfico Nadal con un apunte: se puede discutir durante días sobre quién tiene la mejor derecha, quién tiene el mejor revés o quién tiene el mejor saque del circuito. El caso es que Rafa ha conseguido durante quince años imponer un golpe letal que, en sí, no hace más que pasar desapercibido: la derecha con efecto al revés del rival. Una derecha liftada que cae a unos centímetros de la línea de fondo y se eleva más de un metro, lo que imposibilita la respuesta del contrario. No es un golpe para pasar a la historia ni para llenar vídeos de highlights. A Nadal los highlights le dan igual. Puede que haya jugadores mejores y más talentosos que Nadal, pero no pueden demostrarlo nunca porque están golpeando la pelota a la altura del cuello mientras se echan para atrás. Si fuera tan fácil, todo el mundo lo haría o al menos todo el mundo habría encontrado un antídoto. Estamos en 2019 y nadie lo ha conseguido. En general, cada partido de Rafa, conocido en sus primeros años por su despliegue físico, es un prodigio de táctica: no hay un golpe equivocado. Si puede ganar el punto de un estacazo, lo gana. Si no, tiene claro cómo conseguir que lo pierdas tú.
9. Vayamos a otras cosas. Por ejemplo, a otro debate habitual: ¿es bueno jugar un torneo menor la semana antes de un grande? A Zverev le vino bien. Ganó en Ginebra y consiguió ritmo suficiente para plantarse en cuartos de final de Roland Garros, algo que, viendo su trayectoria a lo largo del año, no hay que dar por hecho. Por supuesto, en el camino tuvo su habitual ración de sufrimiento y partidos insospechados a cinco sets… pero para un jugador de veintidós años que reconoce estar pasando una depresión no está nada mal. A Zverev se le ama o se le odia. Yo he elegido amarlo y no puedo dar muchas razones que justifiquen mi decisión. Creo que es el gran talento de esta generación pero por supuesto también contemplo la opción de que quede en nada.
10. Sin embargo, a Felix Auger-Aliassime no le fue tan bien. Del canadiense hemos hablado muchísimo en estos resúmenes… pese a que a sus dieciocho años aún no ha conseguido completar un solo partido de Grand Slam (se retiró contra Shapovalov en la primera ronda del US Open de 2018). Poco a poco y curtiéndose en torneos de rango inferior, Auger-Aliassime consiguió llegar al número 21 de la clasificación tras disputar la final de Lyon contra Benoit Paire. Sin embargo, en dicho partido se lesionó… y perdió así la oportunidad de dar mucho que hablar en París. Esto le pasaba mucho a Thiem al principio de su carrera, así que esperemos que el chico aprenda.
11. Algunas sorpresas favorables: Karen Khachanov, desde luego, que llegó a cuartos de final —apenas opuso resistencia a Thiem— y ya es el noveno mejor jugador del mundo; Kei Nishikori, más que nada porque lograr llegar a cuartos de final en cuatro torneos de Grand Slam consecutivos no es ningún regalo, por mucho que luego durara menos de dos horas ante Nadal; Benoit Paire, que llegó a octavos y a punto estuvo de eliminar al propio Nishikori, cediendo 7-5 en el quinto set y confirmando que, cuando quiere, puede; Fabio Fognini, que cumplió llegando a octavos y se despertó este lunes como número diez de la ATP, la mejor posición en sus muchos años de carrera…
12. Cabe incluir en esta categoría a un joven como el argentino Juan Ignacio Lóndero, que se plantó contra pronóstico en octavos y por supuesto al veteranísimo Nicolas Mahut. El francés, invitado de nuevo por la organización, remontó un dos sets a cero ante Marco Cecchinato, semifinalista de la anterior edición, y después se cargó a Philip Kohlschreiber, un especialista en arcilla. En tercera ronda no pudo con Leo Mayer después de perder dos tie-breaks. Apesadumbrado tras la derrota —cada Roland Garros de Mahut bien puede ser el último—, su hijo pequeño saltó a la cancha para abrazarle, protagonizando uno de los más tiernos momentos de la quincena… aunque no sea la primera vez que sucede.
13. Vamos ahora con las decepciones: después de plantarle cara a Federer en Roma, quizá se esperaba algo más de Borna Coric. Cayó ante Jan-Lennard Struff en tercera ronda, evitando así el esperado enfrentamiento serbo-croata contra Djokovic. ¿Se acuerdan de Marin Cilic? De acuerdo, la tierra batida nunca fue su fuerte, pero entre lesiones y bajones mentales, el campeón del US Open y reciente finalista en Wimbledon (2017) y Australia (2018), se ha caído ya del top 20 y solo pudo avanzar una ronda antes de caer contra el renacido Dimitrov —al que el entusiasmo le duró un partido más, el que perdió en tres sets contra Wawrinka—. También hay que destacar las prontas derrotas de jugadores que venían con esperanzas de alcanzar la segunda semana como Nicolás Jarry, Christian Garín, Matteo Berrettini o Diego Schwartzman.
14. Seguimos sin noticias de Kevin Anderson. Sin duda, esta lesión ha partido el mejor momento de su carrera. Sobre la tendencia a que los mejores momentos de las carreras de los tenistas lleguen pasados los treinta años ya hemos hablado mucho. Tampoco hay novedades positivas sobre Milos Raonic —si le queda una última bala, la reservará para Wimbledon— ni sobre Hyeon Chung, cuya carrera parece condenada antes casi de comenzar. John Isner prefirió ni aparecer por París, misma decisión que tomó Nick Kyrgios, concentrado en la temporada de hierba y cuya valoración de la tierra batida se resume en un «tendrían que eliminarla».
15. No me gusta mucho detenerme en este tema porque creo que ya hay demasiada gente hablando todo el rato sobre Kyrgios, pero me sorprende la condescendencia con la que Roger Federer le trata. Todo ese «no pasa nada, no ha hecho nada grave» con el que, se supone, intenta ayudar al australiano. Creo que entre eso y la apelación constante de algunos analistas a que le expulsen del circuito hay un término medio. Kyrgios lanzó una silla a la mitad de la pista en medio de un descanso durante el torneo de Roma y fue descalificado. Ya arrastraba otros dos warnings en ese mismo partido. Es una historia de autodestrucción salvaje que no tiene nada de divertido y que va más allá del talento perdido. Huele a tragedia personal.
16. Cerramos el análisis del cuadro masculino con una evidencia: el tenis español está en mínimos históricos. Los continuos éxitos de Nadal tapan unas carencias brutales: solo Bautista, Verdasco, Carballés y Carreño llegaron a segunda ronda. La media de edad de los cuatro es de 32,5 años. Entre los cincuenta primeros de la ATP solo hay tres españoles: Nadal (treinta y tres años), Bautista (treinta y uno) y Verdasco (treinta y cinco). Los jóvenes no acaban de dar el salto: Munar perdió en primera ronda, igual que Davydovich, y eso que le habían repescado como «lucky loser», Nicola Kuhn está ahora mismo el número 250 de la clasificación… Desde los años ochenta no se vivía algo parecido y, desde luego, es preocupante.
17. Vamos al torneo femenino, que es algo así como el masculino pero justo al revés: en el mismo período (quince años) en el que Nadal ha ganado sus doce títulos, ha habido hasta once ganadoras distintas, empezando por Justine Henin en 2005 y acabando por la sorprendente Ashleigh Barty en 2019. Son dos perfiles completamente opuestos: en el masculino las «vacas sagradas» llevan diez grandes del tirón. En el femenino, de repente te aparece Osaka o Stephens o Halep o Muguruza o Jelena Ostapenko… y así llevamos tres años, de sorpresa en sorpresa. ¿Qué es preferible? Bueno, digamos que si aparte de tener a Nadal, Djokovic y Federer en semifinales, también tuviéramos a Serena Williams, Maria Sharapova y Kim Clijsters sería para apagar la tele.
18. Lo curioso del triunfo de Ashleigh Barty es que, en principio, era alérgica a la tierra batida. Todos sus títulos, incluido el reciente de Miami que le metió en el top ten, habían llegado en hierba o pista dura. En Roland Garros había participado cinco veces y nunca había pasado de segunda ronda. Tiene veintitrés años y una más que decente carrera como doblista a sus espaldas, pero el salto de este año en individuales era completamente inesperado.
19. Más inesperada aún fue su compañía en la final y en las semifinales. En penúltima ronda derrotó a la estadounidense Amanda Anisimova, de diecisiete años, en uno de los partidos más raros de la edición: Barty se puso 5-0 por delante y tuvo dos bolas para el 6-0 en el siguiente servicio de Anisimova. La estadounidense las salvó y ganó los siguientes seis juegos para colocarse 5-6 y saque. Por supuesto, no podía ser tan fácil, y perdió ese servicio, llevando el primer set al tie-break donde por fin consiguió imponerse a la australiana. En cualquier otra circunstancia, Barty se habría venido abajo… y eso es a lo que apuntaba el partido cuando Anisimova se puso 3-0 por delante en la segunda manga. Ahí estuvo el torneo: Ashleigh se negó a conformarse con unas semifinales, tuvo claro que esa era la oportunidad de su vida, se llevó el parcial por 6-3 y resolvió en el tercero no sin antes desperdiciar cinco bolas de partido.
20. Si Anisimova fue la gran sorpresa de la competición, no se queda muy atrás la presencia de Marketa Vondrousova en la final. La checa, de diecinueve años, venía de jugar la final en Estambul y llegar a cuartos en Roma… y además supo gestionar un cuadro de lo más amable para plantarse en el partido decisivo de un Grand Slam por primera vez en su carrera. Después de la explosión de Naomi Osaka el año pasado da gusto ver que siguen apareciendo jóvenes capaces de incordiar a sus mayores y que además pertenecen a tres continentes distintos.
21. Por cierto, Osaka perdió la oportunidad de ganar su tercer grande consecutivo cayendo en tercera ronda frente a Katerina Siniakova, otra doblista de lujo. En realidad, bien pudo haber caído en primera ronda o en segunda pero tiró de agallas y sacó esos partidos adelante jugando un tenis horrible. Hay algo alrededor de Osaka que no me gusta, como si a los veintiún años estuviera expuesta a un exceso de presión y se le notara demasiado. Veremos cómo evoluciona la que aún es número uno del mundo.
22. Con tanta invitada sorpresa en cuartos de final, pocos dudaban de que Simona Halep repetiría el título del año pasado. La finalista en Madrid, que venía de pasearse en tercera y cuarta ronda, cayó en dos sets sin oponer resistencia frente al vendaval Anisimova, confirmando que repetir triunfo en París es una hazaña: desde 1996 solo Justine Henin ha conseguido defender el título del año anterior. Sus tres triunfos en 2005, 2006 y 2007 suponen una anomalía en un palmarés de lo más variado.
23. Garbiñe Muguruza amagó pero no dio. Todavía no le toca. Sumida en una enorme crisis de resultados, mantiene ese aire imprevisible que hace que todas las alertas se disparen en cuanto gana dos partidos seguidos. Llegó con cierta comodidad a octavos de final, pero ahí fue derrotada por Sloane Stephens, la campeona del US Open de 2017. Garbiñe tiene ya veintiséis años y cumplirá veintisiete en octubre. No creo que haya que perder por completo la esperanza. En cualquier caso, repito lo de cada torneo: con un Roland Garros, un Wimbledon y el número uno del mundo ya tiene la carrera hecha.
24. ¿Qué tienen que hacer Karolina Pliskova y Madison Keys para ganar un grande? La checa llegó como número dos del mundo y con el título de Roma en su bolsillo… todo para caer en tercera ronda ante Petra Martic. No es algo puntual. Desde su aparición en la final del US Open de 2016, Pliskova no ha vuelto a llegar a la última ronda de ningún grande. Un claro caso de miedo escénico. En cuanto a Keys, venía de las semis del año anterior, se le había quedado un cuadro más que asequible… y no pudo ni hacerle un set a Barty en cuartos de final. Ambas tendrán otra oportunidad en Wimbledon.
25. No sé si estamos ya ante el ocaso definitivo de Serena Williams. No lo sé, precisamente, porque no hay una gran dominadora en el circuito y si Ashleigh Barty puede ganar siete partidos seguidos sobre tierra batida, ¿cómo descartar que lo consiga Serena en hierba? Ahora bien, lleva sin ganar un grande desde Australia 2017 y las sensaciones no son buenas. Su actitud en pista ante la desconocida Sofia Kenin dejó mucho que desear y no mejoraron las cosas en la rueda de prensa posterior, cuando prácticamente desalojó de malos modos a Dominic Thiem para quitarse el trámite de encima cuanto antes. Es cierto que la televisión estadounidense alegó motivos de programación ajenos a Serena, pero el cabreo del austriaco fue monumental…
26. No podemos cerrar este resumen sin reflejar la tremenda injusticia que supuso el hecho de que las semifinales femeninas no se jugaran en la Philippe Chartrier y solo una se hiciera en la Suzanne Lenglen. Todos sabemos que los estragos del mal tiempo son a menudo impredecibles y bien vendrá ese techo retráctil el año que viene, pero relegar unas semifinales de Grand Slam a horario de matinal y en pistas secundarias no es propio de un torneo como Roland Garros. Bien podrían haberse jugado a la vez las dos semifinales femeninas en las dos centrales y luego las dos masculinas… pero, una vez más, las televisiones mandan a este respecto
27. Repaso de palmarés antes de marcharnos: los dobles femeninos fueron para Timea Babos y Kristina Mladenovic (la única alegría para el espectador francés) mientras que los masculinos se los llevaron los alemanes Kevin Krawietz y Andreas Mies. Yung-Jan Chan e Ivan Dodig se impusieron en los dobles mixtos mientras que los títulos junior fueron para el danés Holger Vitus Nodskov Rune y la canadiense Leyla Annie Fernández. Si alguien quiere saber qué ha pasado con el taiwanés Tseng Chun-hsin (también conocido como Jason Tseng), gran dominador del circuito junior el año pasado, comentar que ahí sigue, en el top 500 pero relegado aún a torneos ITF y Challengers. Todavía no ha cumplido los dieciocho años, así que me comprometo a ir actualizando su estatus según pasen los torneos.
Por lo demás, quedamos emplazados a la cita de julio en Wimbledon, donde todo lo que no sea ver a Djokovic, Federer, Nadal y otro cualquiera en semifinales será una sorpresa… Solo que algún día esa sorpresa tendrá que producirse, que nos pille atentos.
¿Ni una mención siquiera a Aliona Bolsova? No nos deje así, por favor, díganos que le ha parecido la irrupción de esta chica en el circuito.
Nunca he sido fan de Nadal.
Pero llegados a este punto y como me gustan mucho los records inalcanzables, me gustaría ya que ganase 16 ó 18 RG y que sea un record ya absurdo.
Me imagino en 60 años cuando alguien lea ese record y piense que esta era no es tan competitiva o profesional como la Futura. Me parto
«…si los triunfos contra Thiem o Anderson cuentan, ¿por qué no iban a contar los conseguidos ante Agassi, Safin o Roddick?»
Esto ha sonado ha palo a Nadal. Como si él tuviera la culpa de que otros rivales caigan por el camino. Precisamente igual que cuando Federer ganó Roland Garros gracias a Soderling…
Vaya manía por restar méritos a los palmarés, tanto por una parte como por la otra.
Thiem ha demostrado que es el mejor y más consistente de los jóvenes. Lo llevo diciendo desde hace 2 años. De Titsipas ya veremos, pero con su edad el austriaco ya fue semifinalista en 2016. No sé si por descuido u omisión se le ha olvidado al articulista mencionar que tanto Thiem como Djokovic estuvieron jugando 4 días seguidos mientras Nadal descansó y tuvo el cuadro más fácil que se recuerda hasta la final. Si bien es cierto que el desgaste físico al trabarse las jornadas no es tanto, mentalmente te impide afrontar con todas las garantías las semifinales y no digamos una final. Dicho esto seguramente Rafa hubiera ganado, pero es un hecho que su ogro particular es el serbio y que de haber llegado este a la final, quizá no hubiese desplegado el tenis que mostró y se hubiera mostrado más contenido.
Hay que descubrirse ante la gesta descomunal que supone ganar 12 veces RG, pero sigo pensando que Djokovic es el mejor y más completo de los 3. Cuando se retiren habrá que hacer balance pero es un error utilizar únicamente como baremo el número de GS, a los que habría que añadir el número de torneos de Maestros (el que más pasta otorga y curiosamente omitido siempre que se habla de Nadal, precisamente porque no ha ganado ninguno, evidenciando que jugar bajo techo no es su fuerte), % de victorias, los cara a cara, número de torneos ganados, semanas como número 1, ganar los 4 grandes seguidos, ganar todos los Masters 1000, número de Masters 1000…Añádanse los criterios que se estimen convenientes, sopésense y se obtendrá conclusiones más aquilatadas.
Coincido en la apreciación sobre Thiem, también llevo años diciendo que es el tenista más interesante de los últimos años, muy por encima de los sobrevalorado zverer y kyrgios.
En cuanto al eterno debate de cual de los 3 es el mejor de la historia creo que sólo lo sabremos una vez que se retiren los 3.
Hoy x hoy cada uno tiene argumentos a favor y en contra para considerarse el mejor.
Federer siempre se ha dicho que es el más talentoso y el q más Grand slams tiene, sin embargo tiene el hándicap de un head to head desfavorable tanto con djokovic como especialmente nadal.
Nadal siempre se destaca su físico, su fortaleza mental y su táctica en el juego. A favor su récord de máster 1000, q rn la mejor época de federer le ganaba con cierta facilidad, los 2 oros olímpicos y en menor medida las 4 davids. El gran defecto es q la mayoría de títulos son de tierra batida y q no ganó aún ningún torneo de maestros.
Djocovic quizás el más completo de los 3,tiene a su favor 3 años increíbles q arrasó con todo y un head to head ligeramente favorable con Federer y también nadal. En contra, el número de grand slams y que su gran momento coincidió con una época de decadencia de los otros 2.
Aunq estoy convencido de que nadal batirá el récord de Federer (llevo 10 años diciéndolo y así lo he apostado con familiares) no veo posible aún determinar quien es mejor, son 3 monstruos.
Añado un dato de cosecha propia q hace q la pescadilla se muerda la cola :»En el momento máximo de juego creo q el mejor federer ganaría al mejor Djocovic, el mejor Djocovic ganaría al mejor nadal y el mejor nadal ganaría al mejor federer»
Creo que el mejor Djokovic gana al mejor Nadal y al mejor Federer. Así se evidenció en el incontestable dominio y hegemonía que el serbio ejerció en el periodo 2011-2015. No tiene parangón, hasta en tierra Nadal se veía desarbolado y frustrado.
Yo matizaria en parte lo de la copa Masters. Lo cierto es que Nadal en casi ningún año ha conseguido llegar a esos meses finales en condiciones para competir con garantías. No obstante es posible que el resultado acabara siendo el mismo pero no sé puede olvidar está circunstancia que ha hecho, además, que en varios ni siquiera participe.
Yo creo que el Djokovic desatado es impagable, pero de aquellos años tan mágicos a Nadal en R.G le ganó una vez (en 2015) y acabó sin ganar el torneo. Los años anteriores: 2012 y 2013 sobre todo, aunque plantó cara, no ganó el partido.
Creo que sí nos limitamos a la superficie de tierra el nivel máximo de Nadal está bastante por encima del de los otros dos, incluido Djokovic (17-7 en enfrentamientos directos).
En tierra no hay duda, pero en tierra (superficie de Nadal) y resto de superficies Djokovic ejerció un periodo de dominio de todos. Ese dominio con los 3 en liza no lo han ejercido ni Rafa ni Roger.
Dani, creo honestamente que a esta altura decir que Federer no es el mejor de la historia suena a negacionismo. Más o menos a la altura de los que dicen que la tierra es plana, o que el hombre nunca llegó a la luna. Veremos si cuando Djokovic esté a punto de cumplir 38 es capaz de llegar a semifinales de grand slam en su superficie menos propicia.
Respecto a lo último que comentas yo creo que dependería mucho de la superficie aunque en el fondo estoy de acuerdo.
Ya hemos debatido sobre este tema en anteriores artículos Dani, aunque comprendo tu argumentación, no estoy estoy de acuerdo pq es muy matizable.
La edad de máximo esplendor en un tenista suele ser entre los 20 y los 25 años, es cierto q por numerosos factores (mejoras físicas, alimenticias, falta de relevo generacional etc) se ha postergado algo, pero es realmente raro en la historia del tenis ver tenistas a su mejor nivel pasados los 26/27 años.
Hasta el año 2011 nadal ganaba con suficiencia los cara a cara contra federer y Djocovic. Es decir de los 20 a los 25 de nadal, Djocovic tenía de 19 a 24 y federer de 25 a 30. Se podría decir q los 3 estaban en su máximo esplendor (al menos físico) y ahí nadal y Federerarrasaban a Djocovic. Éste es un jugador descomunal, pero su apogeo coincidió con la llegada a la treintena de Federer y las numerosas lesiones de Nadal (y psicológica con la separación de los padres).
No le quito mérito a Djocovic, pero creo q es importante matizar lo pq así sucedió.
Yo creo que el apogeo de un tenista (y de casi cualquier deportista si exceptuamos natación, golf etc.) se da a partir de lo los 26-27 años: plenitud física y mental. Antes, salvo casos muy excepcionales, mentalmente no se ha alcanzado el equilibrio que aporta la experiencia.
En mi opinión depende del deporte, en la mayoría de deportes colectivos (fútbol, baloncesto, ciclismo…) efectivamente la edad de máximo explendor son los 27/28 años. Sin embargo en muchos deportes individuales por su exigencia la edad se rebaja bastante.Se me ocurre casos como la natación, gimnasia rítmica y muchos deportes individuales q requieren potencia física y velocida en espacios cortos como el propio tenis.
El tenis ha cambiado por las razones q expuse antes, pero como buen aficionado q eres me reconocerás q el mejor momento de los borj, McEnroe, Sampras, Becker, Agassi, Hewitt,roddik Ferrero etc fueron entre los 20 y los 25 años. A partir de esa edad empezaba su decadencia y era totalmente excepcional ver a alguien competitivo más allá de los 29/30años
Incluso hoy en día es difícil ver a tenistas compitiendo a su máximo nivel a partir de los 26/27.
Ha cambiado tanto la alimentación, entrenamientos etc, que efectivamente en los años 80 y 90 a partir de los 30 un tenista, futbolista o baloncestista se consideraba «viejo» o «veterano» en el mejor de los casos. A día de hoy esos adjetivos se aplican a partir de los 35, por lo que la plenitud se alcanza entre los 25-30, cuando antes era entre los 20-25. Por eso la horquilla a considerar para Rafa y Nole sería más bien esa. Roger quedaría descolgado porque al tener 5 años más tendría entre 30-35 en ese periodo, pero anteriormente ni el español ni el serbio estaban en condiciones de plenitud, aunque Rafa maduró antes y pudo con él hasta en Wimbledon 2008 y Australia 2009.
Efectivamente como bien apuntas en ese periodo Federe ya tenía entre 30 y 35 años y aún así ganó 9 partidos (y perdió 16) contra un Djocovic desatado. Es un cara a cara negativo, pero significativo si tenemos en cuenta q en la mejor época de federer (25-30 años) éste perdía con regularidad contra un imberbe nadal y sin embargo destrozada a Djocovic. Creo q se valora poco las gestas de nadal contra un federer pletórico de físico y talento.
No sabría decir cual de los 3 es mejor a estas alturas, pero no diría q el federer de 25 años no ganaría al Djocovic de 25.Estaria francamente igualado.
Dani y Jorge, me recordáis a los debates que tienen lugar en la web «Celebheights» sobre la estatura de los famosos. Allí se pasan horas, pontificando acerca de si este mide medio centímetro más que el otro, bla, bla, bla…
Tan fácil como no leernos y regodearse con los suyos, cuyo alias intuyo soterrado homenaje a estos.
Yo sólo veo un debate entre dos aficionados de tenis con puntos de vista diferentes, pero bien argumentado y con máximo respeto el uno al otro.
Lo curioso es que después de 15 mensajes sea capaz de leernos, no debemos ser tan aburridos.
Un saludo.
En dialéctica Dani puede ser un Djocovic, yo un nadal, pero usted lamento decirle q no llega a Federer, si acaso un Kyrgios… :)
¿Kyrgios? ¡Ni eso! ¡Como mucho, la Muguruza en un mal día! Aunque me veo más en la línea de un Juan Manuel Couder…
:) :) :) :) :) :) :) :)
Djokovic!
RAFAEL NADAL, EL MÁS GRANDE. Ganador de 18 GS. Campeón de ROLAND GARROS en 12 ediciones. Campeón de WIMBLEDON en 2 ocasiones y 3 veces finalista, derrotando en la final de 2008 a Federer en el mejor partido de la Historia del Tenis. Campeón del OPEN DE AUSTRALIA en 2009, finalista en 2012, 14, 17 y 19. Campeón del US OPEN en 2010, 13 y 17 y finalista en 2011. MEDALLA DE ORO en los JJOO de Pekín y en dobles en Rio. Campeón de la COPA DAVIS en cuatro ocasiones. Junto a Andre Agassi, el único tenista masculino en conseguir el GOLDEN SLAM. UNICO TENISTA 11 Años seguidos ganando 1 GS al año. Único tenista masculino de la historia que ha ganado en un mismo año (2010) tres Grand Slam en tres superficies distintas. 31 veces MAESTRO, posee el RÉCORD DE VICTORIAS CONSECUTIVAS sobre una misma superficie, 81. Único tenista con 12 en un GS, Roland Garros. 11 títulos en un M1000, Montecarlo, y 82 títulos.Récord absoluto de M1000 con 34.
El primer partido entero de tenis que vi fue la final que Arantxa ganó con 17 años, yo tenía 10, desde entonces puede decirse que me gusta el tenis. El debate de quién es mejor es inacabable por muy milimétricamente que definamos qué es ser el mejor. El tema está en que siempre habrá un componente subjetivo. Intentar ordenar una realidad social de mejor a peor, ya sea de cantantes, pilotos de carreras, guitarristas o tenistas es una tarea muy compleja, porque la realidad lo es, y también puede ser estúpida, para el que ya tiene la teoría o llegó a la conclusión de que es inútil poner por delante a un queso que le encanta con otro que le encanta, a Chris Cornell por encima de Eddie Vedder y al tiempo a este por encima de aquel. Yo si el mejor en algo no lo tengo claro, no hago ningún tipo de ranking y si alguien me pone una pistola en la sien para que le diga quién o qué es mejor en algo o que haga un ranking le diré en un orden que tenga en cuenta quién o qué me ha hecho disfrutar más y quién es el que más me gusta a mí personalmente.
Nadal es el que yo pondría como el mejor, aunque el Serbio termine ganando 6 GS más que Nadal lo seguirá siendo, por mucho ranking personal argumentado que me pongan por delante.