Batman nació a partir de la inversión deliberada de la dinámica de Superman: Superman fue un alienígena con increíbles poderes; Batman fue un ser humano sin superpoderes […]. Superman comenzó como un socialista, mientras que Batman fue el héroe capitalista absoluto, lo que tal vez permita explicar su actual popularidad y la relativa pérdida de significado de Superman. En un mundo en el que los logros pueden medirse solo a través del poder y la celebridad, no sorprende que los superhéroes más populares de hoy —Batman y Iron Man— sean magnates bien parecidos.
Grant Morrison en Supergods.
El genial guionista británico acierta. Es imposible entender al hombre murciélago sin el Hombre de Acero. Son el Yin y el Yang, o si se prefiere, los dos arquetipos principales sobre los que se sustenta el universo superheroico posterior.
Batman surge como una apuesta más que intenta emular el éxito del primer superhéroe, pero sus creadores —Bob Kane como creador oficial del personaje, y Bill Finger como cocreador en la sombra, cuyo papel ha sido rescatado del olvido en las últimas décadas—, tienen el acierto de separarse lo más posible del modelo que establece el kryptoniano.
La génesis del personaje
En 1938, el escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster crean al mítico personaje de Superman en el número 1 de la revista Action Comics. Este primer superhéroe logra un éxito inusitado, lo que propicia que la competencia editorial saque al mercado a personajes muy similares —por no decir clones—, del Superman original. Así, aparecen nuevos héroes dotados de poderes similares al Hombre de Acero como Wonder Man, Master Man, o el Capitán Marvel.
DC, editora del personaje original, no está dispuesta perder el filón que acaba de descubrir y, además de pleitearse con el resto de editoriales acusándolas de plagio, expande todo lo posible el universo de Superman. Crea una segunda colección que lleva el nombre del personaje, le hace protagonizar una aventura en la revista New York World´s Fair Comics y, por último, decide lanzar nuevos superhéroes.
En 1939, Vin Sullivan, editor de Superman, encarga a Bob Kane la creación de un nuevo personaje. En su autobiografía Batman and Me (1989) el dibujante narra dicho proceso. Kane reconoce diversas influencias como Leonardo Da Vinci y su ornitóptero, la película de misterio The Bat Whispers (1930), o al galán de cine Douglas Fairbanks, en el papel protagonista de The Mark of Zorro (1920).
Aunque nunca fueran acreditados por el creador del hombre murciélago, resulta evidente que otros personajes de la época le inspiran a la hora de dar forma a su creación. Hay claros paralelismos con The Shadow, protagonista del serial radiofónico de 1930 The Detective Story Magazine Hour; y con Black Bat, el personaje de novelas pulp de William Jenkins (creado bajo el seudónimo de Murray Leinster) en la revista Black Bat Detective Mysteries (1933-34).
Kane también nombra al guionista Bill Finger como una figura esencial que le ayuda a dar forma a Batman. Para hacerse con el encargo de crear al nuevo personaje, Kane afirma ante Sullivan que le puede entregar bocetos y el plot de un personaje que es exactamente lo que el sagaz editor busca. Pero Kane no tiene nada, y solo le queda por delante un fin de semana de duro trabajo para intentar cumplir el encargo. Necesita toda la ayuda posible, y Finger acude a socorrerle haciendo buena la frase de que dos cabezas piensan mejor que una.
Kane describe así su colaboración: «Bill Finger fue una fuerza que contribuyó a Batman desde el principio… hice a un Batman superhéroe-vigilante la primera vez que lo creé. Bill lo convirtió en un detective científico».
Finger es mucho más concreto en su entrevista incluida en The Steranko History of Comics:
[Bob Kane]… Tuvo una idea para un personaje llamado Batman y quería que yo viese los bosquejos. Fui a la oficina de Kane y había dibujado un personaje que se parecía muchísimo a Superman con una especie de… mallas rojas, creo, con botas… sin guantes… con una pequeña máscara, colgando de una soga. Le salían dos alas rígidas que parecían de murciélago. Y debajo del dibujo había un gran cartel… BATMAN.
Así las cosas, Finger aportaría también una parte importante del aspecto gráfico del personaje, ofreciendo a Kane sugerencias tales como la capucha completa sobre el rostro del héroe y las orejas que le daban un auténtico aspecto de murciélago, la sustitución de las aparatosas alas —que sin duda Kane había tomado de los hombres pájaro de Flash Gordon— por la capa picuda que luce el personaje, la adición de los guantes al uniforme, así como la decisión de dejar los agujeros para los ojos de la máscara en blanco para transmitir una mayor sensación de misterio. Finalmente, también propone eliminar las partes rojas del traje original, sustituyéndolas por el conocido esquema de color gris y negro.
La creación del personaje de Batman se narra en el libro ilustrado Bill the Boy Wonder, en el que Marc Tyler Nobleman y el ilustrador Ty Templeton recrean en sus páginas el aspecto de Batman antes y después de la intervención de Finger.
A pesar de que el concepto de Finger le aporta un importante grado de originalidad, sus ideas tampoco están exentas de influencias. Así, por ejemplo, el recurso de representar el globo ocular como un óvalo blanco tras la máscara ya se usaba en el popular cómic The Phantom (1936), de Lee Falk.
Respecto a la idea de dotar a Bruce Wayne de cualidades detectivescas realmente notables para ayudarle a la hora de combatir el crimen, el referente por excelencia es el mítico personaje Sherlock Holmes (1887), de Arthur Conan Doyle; amén de otras creaciones del noveno arte con talento para la investigación como Dick Tracy (1931), de Chester Gould.
Como curiosidad, es obligado citar que con motivo del 50 aniversario de la revista Detective Comics la editorial DC decide reconocer dicha influencia, publicando una aventura en la que el detective de Gotham y el detective londinense se conocen y trabajan juntos en un caso. Su portada, obra de Mike Kaluta, Anthony Tolin y Bob Le Rose, muestra a ambos detectives examinando juntos el número 27 de Detective Comics, en el que se presenta por primera vez al personaje de Batman.
Un personaje diferente
La primera aventura de Batman se publica el 30 de marzo de 1939, bajo el título de The Case of The Chemical Syndicate, donde se presenta a este nuevo superhéroe que se encuentra en las antípodas del Hombre de Acero. La revista Detective Comics sigue en activo y celebra su número 1000, que coincide con el aniversario del personaje, con una increíble variant cover de Alex Ross que homenajea a la primera portada del hombre murciélago.
Esta primera aventura muestra al comisario Gordon charlando amigablemente como Bruce Wayne, un joven millonario que aparentemente no tiene otra ocupación que la dolce far niente, cuando recibe el aviso de que se ha producido un asesinato. El policía acude al lugar del crimen seguido entre las sombras por el misterioso personaje de Batman.
Otros asesinatos relacionados con este crimen también son investigados por este nuevo superhéroe que, finalmente, descubre al culpable y lo reduce gracias a sus envidiables cualidades atléticas y a su entrenamiento en el campo de la lucha. El misterioso enmascarado desaparece justo antes de que llegue la policía y regresa a su guarida. Allí se retira la máscara que esconde su rostro, dando a conocer al lector su identidad secreta, que no es otra que la del millonario Wayne.
En estos primeros episodios de la serie no es raro que los hampones que se enfrentan a Batman acaben muertos tras precipitarse al vacío por una ventana durante el combate. El Hombre Murciélago incluye una cartuchera con pistola entre sus gadgets para combatir el crimen, y pocos años después, durante la Segunda Guerra Mundial incluso lo vemos junto a Robin parapetado tras una ametralladora y bien dispuesto a abrir fuego contra cualquier enemigo que se le ponga a tiro; si bien es cierto que sus adversarios no se andan con chiquitas, y ya en su tercera aventura Batman recibe un disparo por parte de Jabah, el sicario del Doctor Muerte, que a punto está de acabar con su vida.
Así, Batman se nos revela como un hombre que puede morir, mientras que Superman se nos presenta como poco menos que un dios invulnerable. El Hombre de Acero lucha en favor de la humanidad por empatía; mientras que el Hombre Murciélago combate el crimen por venganza.
¿Pero qué venganza es esta? ¿Por qué un joven millonario, atractivo y con inmensos recursos a su alcance se juega la vida combatiendo a los gánsteres y otros criminales de forma obsesiva e incluso siniestra?
La respuesta se encuentra en el número 33 de Detective Comics, y séptima aventura de la saga, donde se narra el origen del personaje. Siendo niño, el joven Wayne vuelve del cine con sus padres cuando un atracador les sorprende y dispara a sangre fría para hacerse con el botín. El niño, que nada puede hacer para salvar a sus padres, jura venganza y se prepara tanto atlética como mentalmente para combatir el crimen. Un día, un murciélago golpea la ventada de la mansión Wayne, y Bruce encuentra la pieza del puzle que le faltaba para poder enfrentarse al crimen de forma eficaz: los criminales no tienen solo que conocerle, ¡tienen que temerle! Y el disfraz de Hombre Murciélago es el modo más efectivo de lograrlo.
Algunos cómics posteriores del personaje como Batman año uno (1988), de Frank Miller y David Mazzucchelli, rememoran esta historia de forma magistral, e incluso se especifican nuevos detalles de la trama, como que la película que acudieron a ver la noche fatídica en que Bruce Wayne queda huérfano era The Mark of Zorro; sin duda un guiño a Kane y sus influencias a la hora de crear el personaje.
Si Superman combate el crimen a rostro descubierto, Batman lo hace enmascarado. Si uno luce los vivos y brillantes colores de la bandera norteamericana y lucha a la luz del día, el otro es el Caballero Oscuro y prefiere hacerlo al abrigo de la noche.
Metrópolis y Gotham son estilizaciones de la misma ciudad —evidentemente Nueva York—, pero mientras la primera es bella y acogedora, la segunda es siniestra y peligrosa. La gran ciudad es el espejo de la sociedad moderna y desde este punto de vista resulta claro el concepto del mundo contemporáneo tan diverso que manejan ambos héroes.
Superman es ante todo una manifestación de lo apolíneo, mientras que Batman lo es de lo dionisíaco. Si el Hombre de Acero es la encarnación superheroica de Hércules o Apolo, el Hombre Murciélago, mucho más cercano a las tragedias griegas, se ve impulsado por una fuerza terrible, que le asemeja a las Erinias o Furias.
Unos secundarios de lujo
Todo buen aficionado al universo de Batman sabe que el solitario justiciero de la noche no lo es tanto, ya que cuenta en muchas de sus aventuras con la inestimable colaboración de un ayudante: Robin, el Chico Maravilla.
Su primera aparición se produce en el número 38 de Detective Comics, doce números después de que debutara el propio Señor de la Noche, y su aparición en las aventuras de Batman fue un auténtico éxito. A pesar de las reticencias del editor Jack Liebowitz, que no veía clara la introducción del personaje en las aventuras del solitario Bruce Wayne, el citado número dobla en ventas del número precedente, por lo que Robin llega a la serie para quedarse.
Como sucede con el personaje principal, la paternidad de Robin, el pupilo de Batman, tampoco está del todo clara.
Bob Kane se atribuye la idea, en colaboración con el guionista Bill Finger: «Pensé que todo chico joven quería ser como Robin. En lugar de esperar a crecer para convertirse en un superhéroes, querían serlo ya» —explica en su autobiografía Batman and Me—. «Si Batman era como Sherlock Holmes, Robin iba a ser su Watson. El nombre de Robin se me ocurrió a mí como homenaje a Robin Hood, mientras que el de Dick Grayson salió de la mente de Finger como homenaje a la novela policíaca de comienzos del siglo XX».
Pero Jerry Robinson, que colabora como guionista en los primeros años de la serie, se atribuye también parte del mérito. Robinson corrige a Kane, y afirma que «si bien fue Kane quien pensó en dar un compañero a Batman, la idea de darle el nombre de Robin fue suya; y que fue a partir de que se tomara la decisión de que dicho nombre fuese el definitivo cuando se adapta el disfraz del aventurero de Sherwood para que lo luzca personaje». Como último detalle, Robinson se atribuye también la inclusión de la letra «R» que luce en su disfraz el personaje a modo de emblema.
Como es sabido, Dick Grayson no será el único Robin de la serie de Batman, y cuando este abandona la tutela del Hombre Murciélago para vivir sus propias aventuras junto a los Teen Titans es sustituido por Jason Todd, un huérfano que sobrevive en la calle, y que es pillado por Batman con «las manos en la masa» cuando intenta robarle las llantas del batmóvil.
El Hombre Murciélago lo adopta y entrena para convertirlo en el sustituto perfecto del Robin original; pero Todd no es Grayson y su pasado callejero ha marcado irremediablemente su carácter, lo que le lleva a mantener fuertes discusiones con su mentor. Dicha personalidad no es del gusto de todos los lectores, y DC decide realizar un experimento pionero. Pone el destino del personaje en manos de los lectores que, mediante una encuesta telefónica, pueden decidir su suerte; es decir, si vive o muere. La encuesta finaliza con setenta y dos votos a favor de la desaparición del personaje, de manera que Todd es asesinado por el Joker de una brutal paliza en la historia Una muerte en la familia (1988-89), de Jin Starlin y Jim Aparo.
Tras él habrá otros Robin, en concreto Tim Drake, Stephanie Brown (novia de Drake), o Damian Wayne (hijo de Bruce y Talía). Finalmente, es obligatorio nombrar a Carrie Kelly, que será la primera chica Robin de la serie alternativa Batman: El regreso del Caballero Oscuro (1986), de Frank Miller y Klaus Janson.
Pero Robin no es el único personaje secundario interesante en el universo de Batman. Entre sus aliados se encuentran el comisario Gordon, que debuta en el primer número de la serie o Alfred Pennyworth, el fiel mayordomo de Bruce Wayne. También destacan las dos mujeres de las que se ha enamorado el Hombre Murciélago: Talia al Ghul y Selina Kyle, alias Catwoman. Y, por si fuera poco, algunos aliados en su lucha contra el crimen como la Cazadora, Batgirl, Batwoman, Batmito, y As, el bati-sabueso.
Pero, sobre todo, Batman destaca por tener la galería de villanos más impresionante de todo el panorama superheroico, con malvados tan interesantes como el Joker, el Pingüino, Dos Caras, Hiedra Venenosa, Ra’s al Ghul, Harley Queen, Enigma, Mister Frío, el Espantapájaros, Hush o el Cocodrilo Asesino. O el propio Superman, que es derrotado por el Hombre Murciélago en The Dark Knight Returns, gracias a la inestimable colaboración de Flecha Verde.
Es posible que desde el duelo entre Héctor y Aquiles en la Ilíada no haya habido otro enfrentamiento en la literatura popular tan singular. Como en el poema homérico, se trata de un autentico choque entre dos héroes tan distintos como interesantes, ya que ambos representan las dos caras más universales del arquetipo del superhéroe.
Batman, a todas luces, parece haber dejado una huella mayor en el imaginario colectivo contemporáneo que su predecesor kryptoniano. Superman vive su edad de oro en las décadas de los años cuarenta a setenta del pasado siglo XX, pero el Hombre Murciélago parece conectar mejor con el público de los años ochenta en adelante.
La compleja sociedad contemporánea parece tener una mayor simpatía por los héroes difusos, aquellos que se encuentran en la frontera entre el bien y el mal o, si se prefiere, entre los que representan al sistema y aceptan sin discusión el statu quo de las cosas, y aquellos que se mueven en sus márgenes.
Así, otros héroes muy populares en el cómic de los últimos treinta años como el Castigador, Daredevil, Lobezno o Rorschach de Watchmen (Alan Moore y Dave Gibbons, 1986-87), son variantes modernas del mismo arquetipo del Hombre Murciélago; mientras que de Superman, en las últimas décadas, solo se han derivado dos héroes notables: el Doctor Manhattan, de la ya citada saga Watchmen, y la serie británica Miracleman (1982-1984) que también escribe el británico Alan Moore.
Más allá del papel
Otro aspecto en el que Batman sigue la estela de Superman es en la temprana adaptación de sus aventuras a otros medios. Así, en 1943 da el salto a la gran pantalla de mano de Columbia Pictures, que crea un serial de trece capítulos protagonizado por Lewis Wilson en el rol de Batman, y Douglas Croft en el de Robin.
Seis años después el Hombre Murciélago repite aventura con otros quince capítulos, en los que Robert Lewery y Johnny Duncan dan vida a los dos principales personajes.
Sin embargo, será el serial de 1966-68, producido de la 20th Century Fox para la televisión, el que permanezca en el recuerdo de los espectadores. Batman está interpretado por Adam West en sus ciento veinte episodios. Se trata de un papel que le hace inmensamente popular, hasta el punto que el alcalde de la ciudad de Los Ángeles, Eric Garcetti, decide rendir un curioso homenaje en 2017 en memoria del actor que acaba de fallecer. Al caer la noche activa la batseñal y el emblema luminoso del murciélago se proyectó sobre la fachada del ayuntamiento de la ciudad californiana.
Otros actores que interpretaron roles populares en este serial son César Romero, que da vida al Joker, o Julie Newmar que encarna a una sensual Catwoman.
Al abrigo del éxito de la serie televisiva de West surgen diversas series de animación sobre Batman para la televisión, como Batman / Superman Hour, producida por la CBS, y compuesta de treinta y cuatro episodios que se emitieron entre 1968 y 1969. Le sigue Las aventuras de Batman (1977); pero ninguno de estos títulos logra el favor del público de manera clara.
La revitalización del personaje llega nuevamente de la gran pantalla, con las películas Batman (1989), y Batman vuelve (1992), ambas dirigidas por Tim Burton, en las que Michael Keaton encarna al Hombre Murciélago, Jack Nicholson al Joker, Michelle Pfeiffer a Catwoman, y Dani de Vito da vida al Pingüino.
Gracias a ambos filmes la franquicia del personaje vuelve a alcanzar sus cotas máximas de popularidad, para hundirse nuevamente en los infiernos por el errático giro que imprime al personaje Joel Schumacher en Batman Forever (1995) y Batman y Robin (1997).
Las series animadas vuelven a tomar el relevo, viendo la luz algunas tan interesantes como Batman: la serie animada (1992-1995), Batman del futuro (1999), y largometrajes de animación que se derivan de ambas, como La máscara del Fantasma (Bruce Tim, 1993), Batman & Mr. Freeze (Boy Kirkland, 1998), Batman del futuro: El regreso del Joker (Curt Geda, 2000), etc.
La gran pantalla recupera al Hombre Murciélago tras mantenerlo casi una década en barbecho a través de una trilogía dirigida por Christopher Nolan, que incluye las películas Batman Begings (2005), con Christian Bale en el papel protagonista, y Liam Neeson como el villano Ra’s al Ghul; The Dark Night (2008), que cuenta con una genial interpretación de el Joker que consigue el Óscar en la categoría de mejor actor de reparto para Heath Ledger; y finalmente The Dark Night Rises (2010), con Tom Hardy en el papel de Bane.
Para terminar, en 2013 se estrena Batman v Superman, de Zack Snyder, en la que encontramos cara a cara a los dos superhéroes más importantes del universo DC / Warner. El Caballero Oscuro precede al Hombre de Acero en el título del filme. Una prueba más de que el Hombre Murciélago es, sin ningún género de dudas, el superhéroe más popular del momento, y es muy capaz de disputar el trono al personaje original que insufló vida al género.
A pesar de haber cumplido la nada despreciable cifra de ochenta años, Bruce Wayne cuenta con el favor del público y el lector. Quizá porque ven con simpatía que en el mundo actual, regido por los grandes poderes económicos, haya al menos un millonario dispuesto a poner en peligro su vida para castigar los abusos y socorrer a los más necesitados.
Dos «Jackson» puntualizaciones: el nombre del segundo Robin es JASON Todd, no Jackson, y el del coautor de «Batman: el regreso del Caballero Oscuro» es Klaus JANSON, no Jackson.
Jackson gracias y Jackson saludos.
Querer darle ideología a los superhéroes está muy bien en ésta época donde hay que etiquetarlo todo para saber si es de los míos o no, y hablar bien o mal, pero la diferencia entre Superman y Batman no es que uno represente el Socialismo y el otro el Capitalismo. El olvido o el éxito depende de muchos factores, pero básicamente se puede reducir a que Superman es plano, soso y aburrido, y que Batman está igual de loco que los villanos a los que persigue.
Exacto. Superman es un personaje con interés más que limitado. Es demasiado guapo, demasiado honrado y demasiado ideal. Por ser el primero, está realmente poco pensado.
Batman es otra cosa. Batman es complejo, y tiene una relación tortuosa y apasionante con sus amigos y, especialmente, sus enemigos. ¡Y qué enemigos! Ningún superhéroe tiene un catálogo de Némesis como el de Batman, que incluye además al más memorable (e icónico) villano de todo el género. Sólo Spiderman tiene un catálogo de villanos que se queda lejos; los demás ni compiten en eso.
En una cuestión de gustos personales, Batman es mi superhéroe favorito con mucha diferencia. Bueno, ni siquiera lo considero «héroe», pero eso es otra cosa. El resto de protagonistas que comparten con Bruce Wayne mi corazoncito superheróico-comiquero son Lobezno, Lobo y Hellboy. Efectivamente, están todos como una chota.
No me di cuenta de los Jason y jackson. «disteclia» pura. voy a pedir que lo corrijan. muchas gracias…
Pero es que el mismo concepto de politizar a éste tipo de superhéroes es querer ver donde no hay. Entiendo que en el caso de Ironman y su reconocimiento actualmente pueda influir el hecho de que sea rico y famoso, pero es que Tony Stark es él mismo, con «máscara» o sin ella. De hecho Ironman, como personaje es devoto de dar a conocer su identidad en Civil War. Pero Batman no es Bruce Wayne. La persona es Batman, y el rico guaperas es la máscara que esconde todos sus traumas. Partiendo de esa dualidad que en Ironman no se da, la politización en este caso es errónea. Son casos diferentes.
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Otro hecho bastante diferencial con Ironman es que Batman, como bien retratas en el resto, ha tenido éxito desde el principio. La serie de Adam West es un claro ejemplo, y todo lo que icónico de la serie no tiene nada que ver con el hecho de ser «un triunfador de hoy».
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Batman tiene un problema gordo que se lo tiene que hacer mirar. Eso de ir por la noche buscando venganza no es lo que hace la gente normal. Eso es un filón por explotar. Y explotó en los años 80 gracias ¿mayormente? a Miller y cía. Época de superhéroes complejos, lejos de ser bondadosos, como los de Watchmen. Cultura de grises que ha llegado hasta hoy (Sopranos, Sons of Anarchy, Breaking Bad, Juego de Tronos…).
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… Y Superman. Un ser de bondad, sin problemas ocultos. Un carácter blanco, probablemente hijo de su época, tipo Capitán Ámerica, cuyo objetivo es hacer el bien… porque sí. Son todo filantropía. Tan bonito que dan ganas de ahorcarse. Podríamos hacer un Superman atormentado. Una serie alternativa donde sus padres no murieron y va un programa intergaláctico buscándolos desconsolado.
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Pues eso. Una reducción, soso-loco, que me gusta más que la de rojo-facha.
Burroman. Creo que en el largo texto que escribo, en ningún momento reduzco a ninguno de los dos personajes, ni su éxito o fracaso a su ideología política. Muy al contrario analizo múltiples factores que dan interés al personaje. Tu reducción a que la verdadera causa de su popularidad o falta de ella se debe a que uno es soso y el otro está loco, tampoco me parece un análisis muy pormenorizado la verdad.
Tampoco creo que que hoy día haya que dotar de ideología todo. Simplemente lo apunto como un factor más que ayuda a explicar su popularidad actual.
Sostener que Batman no tiene superpoderes es cuanto menos arriesgado. Mientras que Superman tiene una lista de poderes limitada, al menos en teoría, superfuerza, rayos láser y X en los ojos, sentidos sobrehumanos y vuela, Batman tiene un único superpoder, la superpasta, que en esencia se traduce en que tiene tantos poderes como desee. Básicamente, para cualquier situación, ante cualquier amenaza, Batman siempre tiene alguna bat-mierda para resolver la situación. ¿Cómo olvidar la famosísima escena del bat-repelente para tiburones de la serie de televisión de Adam West?
Es, como bien se menciona al principio del artículo, la quintaesencia del capitalismo: cualquier cosa es posible si tienes bastante pasta. Con suficiente dinero uno puede convertirse en Dios.
Pero es que el mismo concepto de politizar a éste tipo de superhéroes es querer ver donde no hay. Entiendo que en el caso de Ironman y su reconocimiento actualmente pueda influir el hecho de que sea rico y famoso, pero es que Tony Stark es él mismo, con «máscara» o sin ella. De hecho Ironman, como personaje es devoto de dar a conocer su identidad en Civil War. Pero Batman no es Bruce Wayne. La persona es Batman, y el rico guaperas es la máscara que esconde todos sus traumas. Partiendo de esa dualidad que en Ironman no se da, la politización en este caso es errónea. Son casos diferentes.
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Otro hecho bastante diferencial con Ironman es que Batman, como bien retratas en el resto, ha tenido éxito desde el principio. La serie de Adam West es un claro ejemplo, y todo lo que icónico de la serie no tiene nada que ver con el hecho de ser «un triunfador de hoy».
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Batman tiene un problema gordo que se lo tiene que hacer mirar. Eso de ir por la noche buscando venganza no es lo que hace la gente normal. Eso es un filón por explotar. Y explotó en los años 80 gracias ¿mayormente? a Miller y cía. Época de superhéroes complejos, lejos de ser bondadosos, como los de Watchmen. Cultura de grises que ha llegado hasta hoy (Sopranos, Sons of Anarchy, Breaking Bad, Juego de Tronos…).
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… Y Superman. Un ser de bondad, sin problemas ocultos. Un carácter blanco, probablemente hijo de su época, tipo Capitán Ámerica, cuyo objetivo es hacer el bien… porque sí. Son todo filantropía. Tan bonito que dan ganas de ahorcarse. Podríamos hacer un Superman atormentado. Una serie alternativa donde sus padres no murieron y va un programa intergaláctico buscándolos desconsolado.
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Pues eso. Una reducción, soso-loco, que me gusta más que la de rojo-facha.
Que cansinez.
¡Qué interesante tema! Y aquí están, tíos con bigote intercambiando «sesudas» opiniones. Pues nada, hombre…
La polémica que se desata por la cuestión de la ideología de un superhéroe es más que interesante. Prueba la importancia de los arquetipos del superhéroe en la sociedad actual. Estos son el símbolo de nuestros sueños, de lo mejor de nosotros mismos, de aquello a lo que aspiramos como sociedad. De algún modo juegan el papel que jugaban los dioses y heroes en la cultura grecolatina. Otorgar una ideología a Batman es como hacerlo con caperucita, pocoyo o popeye el marino. Hablamos de un ser de ficción. Y sin embargo, en el caso de un superhéroe rebatimos aquello en que no coincidimos con pasión. De algún modo, nos duele que cambien nuestra percepción del personaje. La causa para mi está clara, como superhéroe Batman representa algo más. Es un símbolo, un modelo que nos explica y como tal, es interesante analizarlo en clave sociológica.
Jo y yo esperando a que se dijera o mencionara su deje homoerotica con Robin.Demasiado políticamente correcto creo yo.
No soy partidario de la teoría homosexual entre Batman y Robin. Creo que el joven que acompaña al héroe es un método de identificación para el lector joven que se identifica con el maestro que me supera en saber, sin que ello implique ninguna cuestión erótica. Robin y Batman son, en mi opinión, como alcibiades y sócrates en los diálogos platónicos.
Señores con los huevos negros discutiendo sobre ficción, que penica. Menos mal que tenemos a otro señores entrometiéndose en la vida de los demás. Eso si que es interesante y llena el alma.
Este rincón literario no tiene desperdicio. Es alucinante, tanto por los temas propuestos como por los comentarios. Y lo lindo es que todos tienen algo de razón. A mi me gusta Batman por lo retorcido que ni sus riquezas pueden menguar, y ahora de grande siento gran pena por la castidad de Superman.Y vaya a saber por qué me viene el entrañable recuerdo por el vendedor de cómics de los Simpsons y de rebote el odioso Mrs. Burns. Y si aquellos dos representan de alguna manera la izquierda y la derecha, me crearían un problema político ya que ambos buscan la justicia y el bien de la humanidad, cosa que la derecha jamás ha hecho, solo conservar los privilegios y discriminar. Muchísimas gracias a todos.