Jot Down para CCCB
En su etapa escolar, Julian Barnes consideraba la literatura como una tarea lectiva que no guardaba relación alguna con la vida real. Pero el futuro le demostró que estaba completamente errado cuando Antón Chéjov se convirtió en una de sus figuras más admiradas y las letras asfaltaron su carrera profesional: en la actualidad, Barnes ha firmado trece novelas, tres colecciones de historias cortas y numerosos ensayos. El periódico The Times reveló que la trama de su último libro, La única historia (Anagrama, 2019), también se retroalimentaba del mundo real al reflejar un romance entre un adolescente y una mujer madura que, según el chivatazo de un conocido, estaba basado en una relación sentimental que había tenido el propio autor. Ante aquella confidencia inesperada, Barnes aclaraba con sorna que solo revelaría la verdad en una futura biografía póstuma.
En marzo de 2019, durante la décima edición del festival de literatura amplificada Kosmopolis celebrada en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, aquel escritor inglés se sentó junto a la periodista y guionista Anna Guitart para hablar sobre el sentido de los relatos. Sobre como ellos se contagian de la vida real y al mismo tiempo la transforman. Sobre cómo los relatos mueven el mundo.
Kosmopolis 19
El festival bienal Kosmopolis, una celebración del arte literario en sus diferentes vertientes, ofició la décima edición durante el pasado mes de marzo apuntalando su propuesta sobre tres temas tan actuales como necesarios: el feminismo, el postcapitalismo y la física cuántica. Cinco jornadas, enmarcadas bajo el título Relatos que mueven el mundo, que han sido capaces de reunir a más de ciento cincuenta participantes a lo largo de cincuenta y seis actividades diferentes. Una programación visitada por más de trece mil asistentes que fueron testigos de los diálogos entre Julian Barnes y Anna Guitart, Richard Sennett y Carles Muro, Enrique Vila-Matas y Gonçalo Tavares, Susan Orlean y Bel Olid, o Han Kang y Jorge Carrión.
Greatest hits K19
La neoyorquina Lisa Randall fue la primera profesora titular mujer de física teórica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en la Universidad de Harvard y en el departamento de físicas de la Universidad de Princeton, una investigadora especializada en la física de partículas y la cosmología a quien la prensa ha llegado a apodar como la «científica superestrella de América». Alguien cuyo nombre suele aparecer con frecuencia en las quinielas que tratan de predecir el próximo Nobel de física, y una persona que también ha firmado durante su tiempo libre varios best sellers sobre física (Warped Passages, Universos ocultos, Llamando a las puertas del cielo) e incluso elaborado el libreto de una ópera basada en uno de sus modelos matemáticos (Hypermusic Prologue: A Projective Opera in Seven Planes). Randall ha dedicado su carrera científica a tratar de desenmarañar el funcionamiento interno del universo a través de los modelos de teoría de cuerdas y es la ideóloga, junto a Raman Sundrum, del Modelo de Randall-Sundrum que idea un universo basado en la geometría deformada y las dimensiones extra.
En el marco de Kosmopolis Randall se acercó hasta Barcelona para ofrecer la conferencia Llamando a las puertas del cielo: cómo la física escala el universo. Una ponencia donde la científica revelaba cómo las teorías cuánticas son capaces de ayudarnos a entender una realidad oculta a los sentidos pero que influye en nuestra vida cotidiana.
El director de cine J. A. Bayona (responsable de llevar la batuta en El orfanato, Lo imposible, Un monstruo viene a verme y Jurassic World: el reino caído) aprovechó los Diálogos K para sentarse junto a esa enciclopedia del cine de género que es Ángel Sala (director del festival de cine de Sitges) y hablar de los mundos de ficción, los monstruos, la suspensión de la incredulidad y el modo en el que el fantástico juega a invocar la verdad de nuestro mundo en las producciones cinematográficas. Una charla donde se desgranaron los universos ficticios construidos en el cine, la televisión y la literatura, analizando sus mutaciones, concibiendo a las criaturas del género fantástico como un reflejo de nosotros mismos y saltando entre David Lynch, Westworld, Penny Dreadful, Guerra mundial Z, Michael Crichton, lo terrorífico del Drácula de John Baham y los mecanismos de los cuentos clásicos. Un debate donde se trataba de descubrir si la realidad en sí misma es tan valiosa como la ficción cuando se nutre de ella.
En la conversación Libertad completa, la escritora de origen marroquí Najat El Hachmi y la periodista egipcia-estadounidense Mona Eltahawy expusieron los retos a los que se ven obligadas a enfrentarse en Europa las descendientes de familias musulmanas. Una generación que trata de encontrar el camino hacia la emancipación personal en un entorno donde confluyen dos fuerzas acostumbradas a recortar las libertades individuales de las mujeres: la tradición patriarcal atada a las creencias religiosas y el envalentonamiento reciente de una extrema derecha de mentalidad racista dispuesta a erigir muros entre países. Durante la charla Eltahaway narra, con bastante más gracia de la que realmente tiene un asunto tan serio, sus experiencias y cómo descubrió el feminismo: «La gran ironía de mi vida es que descubrí el feminismo en Arabia Saudí y suelo decir que me traumaticé en el feminismo. Porque solo tienes dos opciones: perder la cabeza o convertirte en una feminista, y a veces ambas cosas ocurren a la vez ».
El físico, químico y divulgador científico Phillip Ball y el físico cuántico español José Ignacio Latorre comandaron Claves y dilemas del relato cuántico. Un diálogo sobre la computación cuántica que resultó tremendamente ameno al combinar relatos sobre mojitos degustados por el último científico vivo que participó en el Proyecto Manhattan (durante la charla también se proyectó el documental That’s the Story, dirigido por María T. Soto y Óscar Cusó, centrado en el desarrollo de la bomba atómica), la naturaleza de los sistemas de mecánicas cuánticas con respecto a cómo son observados y los cajones de calcetines desordenados como ejemplo práctico para discutir sobre convenciones científicas.
El periodista británico Paul Mason (BBC, Channel 4 News, The Guardian) y autor del libro Postcapitalismo: una guía para nuestro futuro, se presentó en Kosmopolis con una de las propuestas más curiosas: revisitar una novela de ciencia ficción, donde la amenaza extraterrestre enarbola determinados ideales políticos, y teorizar sobre el devenir de la trama en caso de haber transcurrido en el contexto del mundo actual. Para ello se sirvió de Red Star, una novela ochentera de Aleksandr Bogdanov en la que una sociedad marciana comunista decidía eliminar la Tierra tras observar que sus habitantes habían sido incapaces de evitar el capitalismo. La revisión de Manson situaba el planeta rojo y a sus rojos habitantes en el día de hoy, y tanteaba si los nuevos movimientos del mercado neoliberal habrían llevado a los marcianos a tomar una decisión completamente distinta a la reflejada en la historia original.
Ray Loriga y Dave Eggers protagonizaron uno de los encuentros más sorprendentes para los asistentes a Kosmopolis. Jordi Nopca se las vio y se las deseó para moderar una charla entre el escritor, guionista y director madrileño Ray Loriga y el estadounidense Dave Eggers que intervenía vía videoconferencia desde el otro lado del océano junto a Mokhtar Alkhanshali, protagonista del libro de no ficción El monje de Moka de Eggers. Un encuentro donde Loriga presentó su currículo ante el norteamericano con un «Escribí un libro y tuvo éxito. El siguiente no, el siguiente tampoco y el siguiente tampoco. El siguiente fue premiado y fue un éxito de nuevo» para acabar explicando que el resto de sus logros figuraban en la Wikipedia.
Alkhanshali, un norteamericano de origen yemení que decidió volver a la tierra de sus ancestros para cultivar café, explicó cómo se convirtió en protagonista de una novela al quedarse atrapado en medio de una guerra y Eggers, un hombre que probó su primera taza de café a los treinta y cinco años, confesó que los granos tostados eran lo de menos. El monje de Moka nació tras tres años de investigación, ideada inicialmente como un reportaje periodístico sobre aquellos yemeníes estadounidenses que fueron abandonados por su país durante los bombardeos de Arabia Saudí, ataques en los que irónicamente también colaboraron, poniendo las bombas, los propios Estados Unidos. Cuando Eggers se despidió, Loriga se encargó de mantener vivo el espectáculo destrozando todo formalismo en este tipo de actos, e incluso negándose a promocionar su libro y aconsejando al auditorio que no gastase su dinero en lo que alguien se empeñe en venderles. Para algunos la intervención fue cuestionable, y probablemente será recordada en ediciones venideras, pero para otros eminentes asistentes resultó brillante e inteligentísima.
Entre el resto actividades a destacar también se encontró el diálogo oficiado por Helen Hester y Nick Srnicek, un debate sobre la era postrabajo titulado Después del trabajo ¿qué nos queda? La intervención de Paula Bonet para derribar los tabúes a la hora de hablar sobre el aborto espontáneo en la charla Cuerpo de embarazada sin embrión. Los Guionistas obsesionados con la física a los que representaban Víctor Sala, Joan Burdeus y Sonia Fernández-Vidal. La reunión de Eva Baltasar con Marta Orriols, Tina Vallès y Laura Pinyol en una mesa redonda, bautizada Primeras novelas de éxito, donde se expusieron las dificultades de las escritoras para encontrar su propio espacio. Y la actuación, a modo de gran final de fiesta, de la cantante flamenca María José Llergo acompañada de Marc López a la guitarra.
Fabricando relatos
La sección Laboratorio de historias estableció un espacio dentro del festival Kosmopolis donde experimentar con el desarrollo narrativo, sus herramientas y los diversos soportes sobre el que puede tener lugar. Allí fue posible sorprenderse ante instalaciones como Lady Chatterley’s Tinderbot, una curiosa pieza que muestra como la inteligencia artificial de un bot ha sido capaz de ligar con diferentes usuarios vía Tinder utilizando frases extraídas de la novela romántica El amante de Lady Chatterley. Y también comenzar a dudar sobre las naturaleza del arte al descubrir el proyecto El mal alumne, una máquina capaz de aprender los sonetos de Josep Pedrals y elaborar los suyos propios imitando el estilo del poeta, difuminando el concepto clásico de musa y enfrentándose en último lugar al propio Pedrals en una batalla lírica de improvisación en directo. O sentarse en la mesa junto a artistas y científicas como Anna Giralt Gris, Carme Torras y Lali Barrière para analizar las posibilidades de la creatividad automatizada y jugar a tratar de descubrir cuándo una pieza es fruto de la mano humana o de los algoritmos que integran una inteligencia artificial.
Bajo el techo del laboratorio de historias también tuvieron cobijo las encarnaciones contemporáneas de la literatura: el fenómeno de los booktubers, la nueva oralidad escrita representada en la época moderna por los audio libros y los podcasts, las adaptaciones audiovisuales de novelas o la percepción de las redes sociales como terrenos donde plantar ficciones: Manuel Bartual, un dibujante y director de cine que revolucionó Twitter al convertir un hilo sobre sus propias vacaciones en un relato fantástico, se presentó en el lugar para intentar aclarar qué es la postficción en un mundo digital dominado por la postverdad. Hamid Sulaiman (autor de Freedom Hospital) repasó la historia del cómic y el oficio de gestar una novela gráfica mientras Jose Valenzuela y Luis Martínez ofrecieron un taller práctico donde se analizaron las herramientas necesarias para trasladar la divulgación científica al universo de las viñetas. Y los nuevos mundos interactivos se vieron representados por propuestas como Gris, un videojuego que convierte el género de las plataformas en un artefacto narrativo poderoso y emocionante, o Unmemory, una aventura que mezcla todos sus referentes (de Memento a Muholland Drive, pasando por libros como La casa de las hojas o juegos como The Secret of Monkey Island y Her Story) para fabricar una novela digital que propone al jugador adentrarse en un thriller donde el texto es el escenario y la memoria el puzle a resolver.
La sección Los relatos que inspiraron a Kubrick exploró las musas del artífice de 2001: una odisea del espacio al tiempo que ejercía de cierre para la exposición Stanley Kubrick. El Kosmopolis se despidió de la instalación que honraba al cineasta estadounidense tras haber plantado en el CCCB la semilla de lo que vendrá: el nueve de abril, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona inaugurará oficialmente la expo Cuántica, un recorrido entre los paradigmas de la ciencia moderna a través del trabajo de diferentes científicos, artistas y divulgadores.