El fútbol femenino en España está de moda tras un año increíble en el que las categorías inferiores de la selección se hicieron con dos campeonatos de Europa, un subcampeonato mundial y el primer oro mundial de su historia, pero, ¿cuál es la realidad del futfem español?
Las licencias federativas de mujeres futbolistas en España han crecido un 561% en los diez últimos años. El siglo XXI se ha encargado de demostrar que el fútbol no es cosa de hombres y cada vez más niñas entran en equipos tanto mixtos como femeninos a formarse como futbolistas. La noche en la que Ada Hegerberg ganó el primer Balón de Oro femenino lanzó un mensaje a todas las niñas del mundo: «creed en vosotras».
Pero, ¿basta con creer?
El fútbol es un mundo complicado. Todos sabemos que el groso de niños que comienzan a practicarlo en edad temprana no llega a profesionales. Muy pocos continúan en el fútbol amateur. Esta realidad es aplicable al fútbol femenino con una diferencia sustancial: un juvenil de un equipo normal (ni top ni humilde) ya comienza a ganar dinero por jugar, sea mediante primas o con un sueldo modesto. Otras veces, no tan modesto. Jugadores de ligas regionales pueden ganar entre trescientos y quinientos euros al mes en un equipo de media tabla. Un equipo con representación en el fútbol profesional puede pagar a uno de sus juveniles en torno a mil euros por jugar en División de Honor o Liga Juvenil si ese jugador tiene condiciones para llegar a profesional y necesita blindarlo para que no se vaya a la competencia. Para que una jugadora de fútbol femenino comience a ingresar dinero por su actividad el club en el que milita ya tiene que estar en una categoría nacional (primera o segunda) o ser muy potente en las categorías regionales y tener un objetivo de ascenso a corto plazo. Un chaval de dieciséis años puede ganar un sueldo con el que mantenerse mientras se forma como futbolista y llega a profesional mientras que hay jugadoras de veinticinco años en segunda división cobrando ciento ciencuenta para cubrir a duras penas los gastos de desplazamiento. Y aquí no entra el debate de si se generan o no ingresos: las categorías amateurs de futbol masculino no generan ingresos publicitarios, sobreviven a base de subvenciones y patrocinios.
Esto nos deja una situación muy difícil para las niñas que alcanzan su mayoría de edad como jugadoras, tengan o no un talento especial con el balón. Llega un punto en el que la vida te pone entre seguir disfrutando del deporte o buscarte un futuro estudiando o trabajando. Saben que no van a vivir del fútbol. Al menos no en España, no ahora. Hay que anteponer el pan a los sueños. Y eso lleva a grandes promesas a bajar un escalón y dedicarse al amateur para poder compaginar horarios o abandonar el juego definitivamente.
Es el caso de Ana Gamundi, que tras diecisiete años en el Real Sporting de Gijón dejó el fútbol a los veintinueve, una edad en la que cualquier futbolista masculino llegaría a su madurez y aún le quedarían unos cinco años al máximo nivel:
En mi caso fue por cansancio, por tanto viaje. La categoría nacional exige un esfuerzo físico y de tiempo, viajes largos en autobús en el mismo día por el corto presupuesto. Me gustaba mucho jugar, podía entrenar porque el horario —nocturno— me lo permitía, pero los viajes eran demasiado para mí.
También Roci, que coincidió algunos años con Gamundi en el Sporting vio como su vida deportiva pasaba a un segundo plano con solo veinticuatro años y siendo una de las porteras de referencia del norte de España.
En primera instancia partió hacia A Coruña para completar sus estudios de INEF y allí los compaginó con la portería en el Victoria CF de Segunda División, club que acabaría dejando dos temporadas después:
No podía compaginar el fútbol con lo que me iba a dar de comer el día de mañana. También las lesiones jugaron su parte, y, al final, se te quita la ilusión por competir.
Las dos coinciden en su visión hoy en día desde la barrera: si esta nueva ola, este mimo con el que tratan los clubes e instituciones hoy al futfem hubiera llegado antes, habrían retrasado el momento de colgar las botas.
El fútbol tiene mucho de anímico, de sentirte valorado, de saber que tu esfuerzo va hacia un puerto mayor del que saliste. Estas y muchas jugadoras más no vieron reflejada la inversión personal que hacían en los resultados que recibían. Sin embargo cada granito de arena que se fue depositando desde los inicios del deporte femenino en general y del fútbol en particular han hecho que hoy podamos disfrutar del paisaje que tenemos ante nuestra vista.
Con el apoyo de clubs tradicionales al fútbol femenino, creando su propia estructura o asumiendo una externa como es el caso del Atlético de Madrid, se ha lanzado un guante que la RFEF ha sabido recoger.
En un primer acuerdo firmado en 2018 se consiguió el compromiso de crear para el próximo curso una categoría intermedia entre la actual Primera División Femenina, Liga Iberdrola y la Segunda División Nacional Femenina, que ahora mismo consta de siete grupos y más de cien equipos.
Esta «Primera B», (a la espera de un nombre oficial que se asume irá acompañado de un patrocinador) permitiría, por una parte, igualar las condiciones deportivas de una segunda división superpoblada en la que se produce un efecto cajón de sastre. En ella dos o tres equipos por grupo luchan por ascender, cuatro por no descender, y el resto se limitan a competir sin ilusión ni emoción. Con el nuevo formato esta temporada en cada grupo se disputarán cuatro puestos de ascenso a primera B y no habría descensos, lo que ha hecho más emocionante la categoría temporalmente
Por otra parte, se propone de este modo un paso más hacia la profesionalización. Una categoría nacional en la que presumiblemente estarían representados clubes tradicionales en sus dos grupos, con presencia de filiales, y que será donde realmente tendrían oportunidad las campeonas de este año de demostrar su valía. Una categoría en la que, por fuerza, patrocinadores privados, empresas y televisiones tendrían que dar continuidad a su apuesta, siendo conscientes de los éxitos deportivos de sus protagonistas y del escaparate mundial que supone que las campeonas de 2018 jueguen con su nombre en el pecho o en el calendario
Pero los derechos televisivos de la Liga Iberdrola caducan al término de esta temporada. Este hecho ha propiciado una guerra interna entre Federación y Liga por hacerse con su parte del pastel. Unos creen poder sacar más rentabilidad a patrocinios e inversores, otros cuentan con el apoyo de sindicatos de futbolistas. Esto ha llevado a la RFEF a tomar una decisión de última hora en febrero de 2019 con la creación (a la espera de la firma definitiva en abril) de una competición paralela a esta Liga Iberdrola.
La nueva propuesta de la RFEF es mucho más ambiciosa que la pactada con los clubes hace apenas un año. Se trata de un plan estratégico que pretende el apoyo a las diversas categorías de la selección española, así como del fomento de fútbol base —pretenden conseguir un aumento significativo de licencias en menores de catorce años— y propone un nuevo modelo de competición.
Dos divisiones: Élite y Promesas, de adscripción voluntaria y cuyo único requisito es que el club tenga licencia RFEF. La liga principal (Élite) estaría formada por dieciséis equipos, el criterio de pertenencia será el mérito deportivo. La liga secundaria (Promesas) tendrá treinta y dos equipos divididos en dos grupos territoriales de dieciséis, en la que también se tendrán en cuenta los méritos deportivos. Es decir: la organización de esta competición será la misma que la propuesta en 2018 y secundada por los clubes.
La RFEF recalca que esta competición será paralela a la Liga Iberdrola actual, pero también que será la de máximo valor competitivo en España y, por tanto, la única con capacidad de generar clasificación UEFA. Esto es: el que quiera jugar en Europa, tiene que jugar en esta liga. El que quiera profesionalizar su club, tendrá que jugar en esta liga. La jugadora que quiera jugar en serio, tendrá que jugar en esta liga.
También asegura tanto a clubes como jugadoras unas garantías que no puede asegurar el modelo anterior ni la Liga Iberdrola con la que coexistirá (y que, de hecho, no sabemos si se seguirá llamando Liga Iberdrola porque también se le ofrecerá al patrocinador el traslado a la Liga Élite):
Los clubes recibirán ayudas económicas para llevar a cabo la profesionalización. Se les pedirá una inversión en fútbol base y que los equipos estén nutridos de jugadoras «de escuela», así como se establecerá una restricción de fichas de jugadoras extranjeras por equipo. Se hará obligatorio un salario base anual (se habla de entorno a veinte mil euros anuales por jugadora) y se crearán un fondo de garantías salariales y otro de ayuda social coordinados por la RFEF. La apuesta por la profesionalización absoluta desde 2019 es real y firme.
Silvia Martínez, Pinxis, capitana del Racing de Santander, uno de los equipos llamados a estar en la Primera B propuesta en 2018, es consciente de la importancia de la profesionalización total del fútbol femenino en nuestro país:
Ahora el futfem se ve más. En Cantabria pasamos de tener durante años un solo equipo, en segunda o primera división a tener tres equipos en segunda. El cambio es enorme y se debe a la implicación de todos los clubes cántabros y a la creación hace unos años de la regional cántabra. Así ha ido saliendo bases, en diferentes clubes, y equipos femeninos seniors.
El futuro va a mejor, creciendo y apostando desde donde se tiene que apostar, desde la Federación Española, cambiando el formato de competición, que beneficiará a las próximas generaciones. Pero quien mantendrá el nivel del fútbol femenino español en el futuro es la cantera de los clubes o el fútbol base, las que vienen abajo pisando fuerte. Nosotras solo somos pequeñas piedras que vamos formando camino para que ellas tengan lo mejor mañana.
Los clubes son conscientes de que los primeros interesados en que el fútbol femenino genere espectáculo e ingresos son ellos. Algunos trabajan a contrapié, otros, como el Real Madrid, se hacen de rogar para crear su sección, varios han optado por asumir una estructura externa y darle su identidad. Otros, como el Valencia, han optado por convenios distintos en los que su nombre va ligado a proyectos que ya llevan mucho tiempo trabajando, en este caso el Valencia Féminas, y dan soporte publicitario a través de sus marcas. De este modo el proyecto mantiene su independencia pero a efectos publicitarios está dentro de un club con mayor proyección de imagen. Y algunos, como el Real Sporting, con su sección femenina creada en 1995, han dado un giro a su apuesta y han aumentado su presencia en cantera para crear un proyecto de éxito a medio plazo con gente de la casa. Así nos lo explica Alejandro Menéndez:
Lo que buscábamos en el Sporting era aumentar los equipos por etapas formativas (primero creando el B, luego el infantil y esta temporada el C) por que entendemos que necesitamos crear una estructura de base fuerte que nos permita tener gente trabajando con nuestra metodología desde infantiles.
Antiguamente con un solo equipo resultaba difícil hacer un femenino A competitivo de cara a buscar una categoría superior.
Los directivos son conscientes por su parte de que el verdadero valor del fútbol femenino está en las niñas, en las preadolescentes que se están formando a un nivel más competitivo que sus predecesoras. La igualdad lleva pocos pasos recorridos y es en la que más esfuerzos económicos, formativos y logísticos hay que invertir:
Para nosotros es fundamental trabajar con los equipos de base, buscando la mejora individual de cada jugadora. Son conscientes que mediante el trabajo desarrollado pueden llegar a jugar en categorías nacionales y que esto no tiene por qué quedar en una afición a largo plazo, ven que pueden ser profesionales en unos años.
Los equipos profesionales de la Liga Iberdrola son los que más han notado este cambio en las últimas temporadas. Los ingresos por patrocinios, subvenciones y el reparto televisivo han propiciado una mejora en salarios y equipamientos. Esa presencia en televisión es fundamental para que las niñas tomen a las jugadoras como espejo, pero, sobre todo, para derrotar la imagen que el futbolero tradicional tiene de este deporte.
Nos han dicho que en fútbol femenino es feo, aburrido, sin calidad. Nos dicen que no hay emoción, que nadie aguanta ver noventa minutos de sopor. Sin embargo las redes sociales rompen la baraja colgando cada día imágenes de futbolistas, mujeres, haciendo jugadas de calidad. Goles que merecen un Puskas, como el de Deyna Castellanos o el de Stephenie Roche. Regates de impresión, como el de Claudia Pina este pasado mundial, o colecciones de jugadas de ligas europeas, se encargan de callarles la boca a quienes atacan al futfem con la excusa de que no es fútbol de verdad. Ni fútbol ni femenino. Pero es en la pantalla de televisión, en los bares que se atreven a poner un partido de la Liga Iberdrola antes de un partido de segunda o incluso primera división masculinas, donde se comienza a ganar la guerra contra la ignorancia.
Ángeles del Álamo, jugadora profesional del Rayo Vallecano, nos habla de esta experiencia, de que sus partidos se televisen en toda España y poder demostrar que lo que hacen en el campo no es tan distinto como piensa el que no se ha parado a verlo. Delantera de veinte años, llegó hace dos a primera división tras pasar solo una temporada en nacional:
Notas la diferencia en todo: más horas de entrenamiento, mucho gimnasio, los viajes fuera de tu ciudad cada dos semanas… Y está el tema de las televisiones, poder demostrar lo que valemos delante de tanta gente, que prensa, revistas, se fijen en ti, y lo más importante, niños y niñas que te toman como referente. Tras los partidos se nos acercan las niñas que están de recogepelotas o en la grada te piden una foto o te cuentan que también juegan al fútbol y te das cuenta de que te estás convirtiendo en la imagen de algo que quieren ser.
Estas jugadoras son hoy el espejo de miles de niñas que trabajan día a día por hacerse un hueco en el fútbol profesional. Muchas de ellas se quedan por el camino, otras disfrutan de categorías regionales en las que el juego es más importante que los resultados. Todas están formadas en valores olímpicos, solidarios, puros. Lejos del espectáculo y el dinero que generan los clubes históricos masculinos. Son mentalidades distintas, formas diferentes de enfocar el mismo deporte.
Casi todas las niñas juegan en España en categorías mixtas (se puede jugar fútbol mixto hasta la edad de cadetes por la igualdad física) y algunas lo hacen en clubs especializados, clubs femeninos, dirigidos por mujeres como Sita Méndez, exjugadora y ahora presidenta del Femiastur.
Sita fue una de las promotoras del fútbol mixto en Asturias. Que las niñas pudiesen competir junto con niños de su edad y evitar las desigualdades que se producían en los equipos y ligas donde niñas y mujeres compartían campo y vestuario fue una de sus primeras consignas. Apoyada por la Dirección Regional de Deportes del Principado y el Instituto Asturiano de la mujer hicieron frente a una Federación Asturiana de Fútbol que estaba en contra de esta inclusión, les derrotaron y el tiempo les dio la razón.
Hoy en día niñas de todas las edades compiten por un puesto en varios clubes asturianos junto con niños de su edad. Otro paso más para acabar con la imagen de que el fútbol es cosa de niños. Combatir el machismo deportivo desde el campo, no desde el despacho. Seguir abriendo el camino a las que están y las que vendrán.
Sin embargo, Sita, presidenta de la primera escuela de Fútbol Femenino de Asturias, ve con recelo esta nueva moda de interés de los clubes tradicionales por el mundo del fútbol femenino.
No puedo evitar sentir miedo o desconfianza. Me cuesta creer en esa «tutela» que se pretende hacia el fútbol femenino por el masculino. Los mismos que nos ignoraron hoy son nuestros defensores. Evidentemente por interés a un nuevo mercado. En la igualdad se cree, no se debe sentir como una moda. Con el tiempo veremos si este castillo de naipes tiene cimientos o se derrumba por los filtros de intereses que, hoy por hoy, tienen que pasar las secciones femeninas de los clubes masculinos.
El fútbol masculino y el femenino deben complementarse, no son rivales, son compañeros de viaje. Este viaje lleva de pasajeros no solo a jugadores y jugadoras, sino a técnicos, directivos, espectadores y mucho más. La grandeza del fútbol no entiende de sexos. Y la oportunidad de crecimiento, de multiplicación, es real y la tenemos ya delante de las narices.
El aumento exponencial de las fichas federativas de niñas en España va acompañado del de árbitras. Por una parte, exjugadoras que quieren seguir en el mundo del fútbol, aprovechando su conocimiento y su experiencia, ganando un sueldo y siguiendo con su formación en otro ámbito del juego.Por otro, mujeres jóvenes que han aprovechado el tirón del fútbol femenino para labrar una carrera profesional y llegar a lo más alto arbitrando partidos de primera división que, desde esta temporada, son dirigidos en exclusiva por mujeres.
Es el caso de María Navarro, que acaba de debutar en la Liga Iberdrola como linier:
Desde que tengo uso de razón he jugado al fútbol, me apasiona, y aunque me costó muchos años que mis padres me apuntasen a un equipo, al final, con catorce años, lo conseguí. Pero tener futuro en el fútbol femenino es para unas pocas privilegiadas.
Hace tres temporadas decidí que tenía que buscar una forma de no separarme de la pelotita, de seguir viviendo la magia del fútbol desde dentro. A día de hoy soy árbitro de fútbol de la Federación de Fútbol de la Región de Murcia y puedo decir que esta perspectiva del fútbol me ha cautivado.
Las reglas ya las conocía cuándo entré. Por otro lado, este año he ascendido de categoría y he tenido que estudiar contenidos nuevos, como el Reglamento General de la RFEF; estos sí han sido algo más complejos. Realmente ni las reglas de juego, ni el reglamento general, entre otros, son difíciles, pero sí requieren que los trabajes a fondo, que comprendas todo y que sepas responder ante cualquier situación que se te presente arbitrando.
Con el paso de los años he ido descubriendo el fútbol femenino gracias a las redes sociales como Twitter o YouTube, y, a día de hoy, también gracias a la televisión. Arbitrar en primera es otro mundo, es codearte con todas aquellas jugadoras que conocías por sus logros, es ver que hay mucha gente que se toma en serio el fútbol femenino, todo el trabajo y esfuerzo que hay detrás.
Afortunadamente creo que cada día damos un pasito hacia delante y que por parte de las federaciones se hace un buen trabajo para potenciar este mundo. Soy optimista, cada día hay más chicas que se atreven a iniciarse en este mundo y, mejor aún, cada vez hay más chicas que destacan por sus resultados y su aptitud.
Todo proceso de profesionalización se nutre de componentes y agentes externos que lo promueven. Es el caso también de los agentes y servicios deportivos que, igual que asesoran y acompañan a miles de niños con talento en nuestro país, empiezan a hacerlo ya con niñas. Tony García lleva trabajando con jugadoras de toda España varias temporadas:
Nuestro trabajo es acompañar a la jugadora, no solo a nivel deportivo sino también personal en todo lo que necesite. Nos fijamos en la jugadora en el campo: técnica, trabajo táctico, movimientos, lateralidad, manejo de piernas… Pero también en la cabeza: una jugadora de quince años necesita refuerzos psicológicos en temas deportivos, fortalecer las partes buenas y ayudarla a enfocar las debilidades.
La duda es cómo logramos que esas jugadoras que despuntan a una edad temprana lleguen a ser jugadoras profesionales. Qué va a pasar con todas las niñas que sabemos que tienen algo especial pero no llegan a tener la oportunidad de demostrarlo a tiempo:
En España hay grandes jugadoras y hay que confiar en ellas. Este año se ha batido el récord de fichajes extranjeros, y con más de cien equipos en nuestra segunda división, ofrecer dinero y condiciones a las de fuera que no das a las de aquí, basándote en vídeos y highlights, sin verlas realmente, para que al final no mejoren el nivel que tendrías con las de segunda división…
Tenemos jugadoras, posición por posición, que pueden rendir a buen nivel en la Liga Iberdrola, salvo honrosas excepciones no hay nada que puedas traer de fuera que mejore lo que tenemos aquí, solo hay que confiar en ellas, darles una oportunidad de demostrar cuanto antes mejor el nivel que tienen.
Estas futuras estrellas, los grandes talentos de hoy, se han hecho un hueco en portadas de periódicos y tertulias radiofónicas a base de alzar trofeos con la selección. El trabajo en sus clubes de origen es el punto de partida a su experiencia con la rojita.
Pero, ¿qué significa un título mundial o europeo para una niña de diecisiete o dieciocho años? ¿Sirve de algo esa medalla cuando llegas a casa?
Malena Mieres es campeona de Europa con la selección sub19 y una de las tres porteras del Deportivo de La Coruña esta campaña. Sabe que el futuro pasa por muchos proyectos pero también muchas dudas:
Ganar, pero, sobre todo, disfrutar de un campeonato de Europa es algo que no muchas chicas pueden vivir. Y tener la suerte de estar entre las elegidas es una sensación increíble. Además de ser una generación revolucionaria en el fútbol femenino, las futbolistas que formamos parte de ella estamos demostrando que cualquier objetivo que se nos proponga lo podemos sacar adelante sin duda.
Pero su plan profesional no se limita solo a la selección española. Malena milita en uno de los equipos llamados a estar en el fútbol profesional, un proyecto que el Deportivo de La Coruña asumió hace ya tres temporadas absorbiendo parte del Orzán:
Está claro que el fútbol femenino está avanzando mucho y bien, y aunque todavía quedan bastantes cosas por hacer, se ve la implicación de las televisiones y de toda la afición acude a los partidos de la Liga Iberdrola.
Hay que seguir trabajando para que el hueco que se viene haciendo desde hace tiempo con la igualdad siga avanzando y de aquí a unos años podamos llegar a conseguir que el fútbol no sea un «deporte de chicos».
Es una de esas jóvenes promesas que hoy se encuentran en mitad del camino, en el cruce entre ser profesionales, pelear con uñas y dientes por hacerse un hueco o dejarse llevar y renunciar al sueño:
Vivir del fútbol femenino en España es prácticamente imposible, pero no dudo de que poco a poco el imposible desaparecerá.
Tenemos a las mejores. No solo las que han creado un palmarés casi imposible de batir sino las que se quedaron fuera por lesiones, por estudios, por tener que elegir solo veintidós para una convocatoria con la selección. Tenemos a las mejores porque lo han demostrado, porque han peleado para escribir sus nombres en oro en esta nueva etapa del fútbol femenino en España, llena de esperanza y de ilusión. Pero tenemos que asegurarles ese futuro. Necesitamos empresas, inversores valientes, que no dejen que esto quede en papel mojado y sigan trabajando, asesorados por La Liga y la RFEF, para la profesionalización del fútbol. Necesitamos que La Liga y la RFEF trabajen codo con codo para que ellas, las protagonistas, las que de verdad importan, tengan un futuro estable y no bailen con los tirones de la cuerda que pegan los dos organismos que deberían estar protegiéndolas.
Uno de los argumentos más manoseados por los detractores del crecimiento del futfem es el de que no se puede invertir en lo que no genera. Al final es el efecto pescadilla que se muerde la cola: Si no se invierte, no genera. Si no genera, no se invierte. Los éxitos deportivos y la perspectiva de futuro son capaces de tirar por tierra este argumento: si dándole migajas a esta generación de futbolistas hemos conseguido tantos éxitos, ¿qué pasará cuando podamos equiparar salarios y condiciones a otros países europeos?
¿Y qué pasará con las niñas a las que hemos aplaudido este año por demostrar que eran las mejores si dentro de dos o tres años cuelgan las botas porque no pueden vivir del fútbol?
España ha sido potencia mundial en otros deportes en los que su participación era anecdótica, como en el baloncesto o motociclismo solo cuando los medios de comunicación y los patrocinadores se pusieron de acuerdo en invertir en nuestro talento. Es hora de volver a ser los mejores. Es hora de volver a mirar con orgullo a nuestros deportistas, esta vez a las niñas de hoy, que depende de nosotros que sean también las de mañana.
Depende de nosotros que no dejen de jugar al fútbol porque no tengan ilusión ni medios. Asegurarles un modelo competitivo decente, equipos con los que poder competir en Europa, televisiones que transmitan sus partidos y poder seguir fomentando el deporte hasta el infinito. Sin esta colaboración tan necesaria entre jugadoras, técnicos, directivos, agentes, instituciones, medios y patrocinadores, todos estos éxitos y fracasos que nos han llevado a donde hoy estamos no servirán de nada.
Cuando Sita Méndez comenzó a jugar, los campos eran de barro, niñas de nueve años compartían vestuario con mujeres de cuarenta y la gente las señalaba y llamaba marimachos.
Cuando Ana Gamundi llegó a Mareo sentía que estaba fuera de sitio, que aquello no era una apuesta real y nunca llegaría a nada. Poco después Roci y la propia Gamundi disfrutarían de los pequeños cambios que hacían mejores sus entrenamientos y competiciones
Hoy en día Alejandro Menéndez lucha por dar un salto de calidad a cada equipo femenino del Sporting, creando una estructura autosuficiente capaz de competir en la élite nacional, por crear el mejor proyecto de Asturias de fútbol femenino y dar una estabilidad y prosperidad a su cantera de talentos
A Silvia le prohibieron jugar con niños a los nueve años y tuvo que pelear con su familia para que las normas cambiaran y poder disfrutar del deporte igual que el resto de críos de su edad. Lo hizo hasta los catorce, cuando se fue a un equipo íntegramente femenino. Las chicas del Racing de Santander, con ella a la cabeza, sueñan con ser profesionales en una liga en la que ya se han convertido en estrellas jóvenes como Ángeles del Álamo, juzgadas semana a semana por mujeres árbitras como Navarro. Unas y otras son hoy el escaparate en el que miles de niñas ven sus sueños expuestos.
Y las jóvenes como Malena luchan entrenamiento a entrenamiento, convocatoria a convocatoria, porque sus éxitos deportivos de hoy sigan ahí mañana. Crezcan. Sirvan de ejemplo a quienes hoy las miran con orgullo.
No les defraudemos. Seamos responsables con esta generación de oro. Desterremos los tópicos del fútbol. Creamos en ellas: en esta generación privilegiada y en las que la hicieron posible. Creamos en un pasado de lucha y corazón que permitió el paso a este presente, a esta raza de ganadoras. Y creamos en un futuro aún mejor, porque lo más difícil, el talento, ya lo tenemos.
Nunca nos olvidemos de que esto es un juego, pero, a diferencia de lo que nos enseñaron, ahora juegan once contra once y siempre ganan las españolas.
Interesante artículo, aunque el trasfondo debería tratarse un poco más. La cuestión fundamental es: ¿se puede «obligar» a la gente a seguir un deporte hasta convertirlo en un fenómeno de masas? En mi humilde opinión, complicado. A mí me parece estupendo que una empresa con las ganancias de Iberdrola se gaste una millonada en la promoción del fútbol femenino. En los días anteriores al Atlético-Barcelona, me llegaron tres SMS a mi móvil (uno por semana aproximadamente) donde Iberdrola me animaba a ir a recoger dos entradas gratis para el partido. Supongo que lo mismo habrá hecho con sus millones de clientes. además, el día del partido, los socios del Atleti no pagaban y el resto de entradas tenían un precio (5 euros) que podríamos catalogar como simbólico. Al día siguiente, todos los medios de tirada nacional destacaban en sus espacios priviilegiados el boom del fútbol femenino en España y el lleno del Wanda. Además, el grupo PRISA facilita una columna en la sección de deportes de El País a una jugadora del FC Barcelona, columna que por el número de comentarios puede deducirse que no lee casi nadie, al menos en relación al resto de noticias de El País.
¿Estamos solucionando así el problema? Mi opinión es que evidentemente no. Que los expertos busquen los motivos por los que el fútbol femenino no acaba de calar entre la afición (yo desconozco dichos motivos, por lo que poco puedo aportar) y los ataquen, pero esta burbuja mediática creo que no le hace bien a nadie.
¿Sabe qué es lo mejor? Que esa millonada que usted cree que Iberdrola está gastando para impulsar el deporte femenino se la pagamos todos con nuestros impuestos.
De todo el presupuesto que «invierten» en el deporte femenino todos nosotros le pagamos al final de año el 70%, una campaña de marketing perfecta y casi gratis.
Cuando realmente una empresa quiere apostar de verdad por el fútbol femenino (como va a suceder la próxima temporada) es cuando todos estos buitres aparecen y quieren llevarse la mejor parte del pastel, dejándole realmente al fútbol femenino las migajas.
Y por último, este deporte ya es un fenómeno de masas, lo que ocurre que en algunos países (como España) en los que el pensamiento continúa siendo que esto es fútbol FEMENINO nos cuesta el triple que esto crezca porque claro, ¿cómo va a jugar una mujer al fútbol cuándo debería estar en la cocina?
Le aconsejo ir a ver un partido para que vea que es fútbol y no femenino.
Yo sólo digo que en vez de hinchar una burbuja mediática ficticia (perjudicial para las jugadoras, porque a largo plazo, un modelo de negocio basado en regalar entradas no beneficia a nadie, salvo quizá a los bares que están dentro de los estadios) sería mejor analizar los motivos de esta falta de interés en mayor profundidad y buscar soluciones.
Y no es fácil encontrar esos motivos. Le pongo un ejemplo: ¿por qué al televidente español que podríamos llamar «medio» le interesa el atletismo femenino pero no el fútbol o el tenis femeninos, cuando la infraestructura mediática que proporcionan estos dos últimos es mucho más favorable?
Con todo respeto hacia usted, relegarlo todo a «el fútbol femenino no despega en España porque en España la gente cree que tenemos que estar en la cocina y no jugando al fútbol», no me parece un análisis muy sesudo ni desde luego acertado.
Estoy en contra del deporte subvencionado. Y en contra del arte subvencionado. Se convierten inmediatamente en propaganda.
Dar dinero sólo sirve para incentivar el parasitismo y crear redes clientelares políticas.
Son preferibles las bajadas de impuestos y la ayuda en forma de créditos de bajo interés. Todo lo demás es gastar más dinero público.
Llevarse el debate al topicazo de la mujer mejor en la cocina, como que no ayuda. Y viniendo de una mujer, ni te cuento.
El fútbol femenino despegará cuando lo vayan a ver todas las mujeres que van a ver fútbol masculino.
¿Lo están haciendo? ¿Tienen planes de hacerlo pronto? ¿Tienen excusas por no hacerlo ni planteárselo? Pregunte en su entorno femenino, a ver qué le dicen.
No hequiso podido terminar de leer por ese apoyo al invento de la RFEF a destiempo y con el único afán de recuperar una competición que se le escapaba por desia, porque el trato de la Federación durante muchos años al fútbol femenino ha sido una vergüenza. Ahora que los clubes ven luz al final del túnel se inventan una competición totalmete a destiempo y con amenazas a los clubes, cuando todo el futfem ha organizado la competición que está a punto de terminar pensando en el modelo que se aprobó por la propia Federación el verano pasado. Lo que quieren hacer es un ejercicio de extorsión pura y dura sobre una competición de la han pasado olímpicamente durante 20 años y ahora que aparecen los patrocinadores, la televisión y ha subido el nivel (no precisamente por su trabajo, sino del trabajo de los clubes) hago una nueva competición a destiempo y amenazo a los clubes que o tragan o se quedan fuera. Una autentica vergüenza y ganas de generar un conflicto donde las perjudicadas serán las jugadoras por la impresentable lucha de egos entre Federación y LaLiga.
Deberías entonces terminar de leer porque es imposible que veas ese apoyo cuando la persona que lo escribe está en contra de la creación de la nueva competición y, a parte, el artículo está escrito bastante antes del anuncio. Informar no es posicionarse. Un saludo.
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