Ciencias

El muro de hielo en los confines de la Tierra

Fotografía: Frank Hurley / State Library of New South Wales.

Mediados del siglo XIX: en una de tantas conferencias de su triunfal gira, el inglés Samuel Rowbotham defiende con ahínco la hipótesis de que la Tierra es un círculo plano. En su peculiar modelo del mundo, el Polo Norte está en el centro del mapa y la Tierra se extiende hasta unos confines que la separan del espacio por una muralla de hielo, la Antártida, un continente que según él tiene forma de anillo y rodea a todos los demás continentes, evitando que los océanos caigan por los bordes y se viertan en el espacio. Ha diseñado muy bien su teoría, que es científicamente absurda, pero muy convincente de cara a un público no demasiado exigente. En esta ocasión, como en tantas otras, sus seguidores y muchos curiosos indecisos asisten con asombro a su exposición y aplauden con fervor. Hasta que un espectador se levanta y formula una pregunta sencilla: si es verdad que la Tierra es plana, ¿por qué cuando un barco se aleja de la costa vemos que el casco desaparece de la vista antes que el mástil? Rowbotham, por lo general ingenioso y rápido a la hora de enfrentarse a los descreídos, nunca había pensado en esto y se queda en blanco. Aterrorizado, abandona el escenario a toda prisa y sale corriendo del recinto. Pero esto no detiene su cruzada; a fin de cuentas, una mala tarde la tiene cualquiera y él cree que ha perdido una batalla, no la guerra. Volverá a la carga con más y «mejores» argumentos. Los pocos espectadores sensatos que acuden a sus charlas empiezan a bombardear a las instituciones científicas con cartas repletas de indignación y preocupación: las absurdas tesis de Rowbotham están empezando a calar entre los sectores más crédulos de la audiencia. Lo peor de todo: parece haber encontrado una manera de probar, mediante un procedimiento empírico, que la Tierra es plana. Y no es un procedimiento secreto: mucha gente lo ha visto con sus propios ojos.  

La idea de que la Tierra es esférica se remonta a la antigua Grecia, donde Pitágoras, Parménides o Hesíodo la defendieron. Eratóstenes llegó a estimar el diámetro de la esfera con un margen de error más que aceptable si consideramos los instrumentos de los que disponía. Pero siempre hubo gente que encontraba esta idea contraria a la intuición; el concepto de una Tierra plana fue popular durante muchos siglos. Mucha gente creía que al final del mundo había un abismo donde las aguas se precipitaban hacia el vacío, o donde habitaban monstruos colosales. Según algunos, allí podía encontrarse el mismo infierno. Pero a mediados del siglo XIX la ciencia estaba demoliendo los conceptos basados en la religión o en mitologías supersticiosas, y la gente empezaba a acostumbrarse a la idea de que cualquier afirmación sobre un fenómeno necesita pruebas o, por lo menos, descripciones más o menos razonables. Así pues, incluso el más entusiasta terraplanista necesitaba explicar ciertas cosas. Para empezar, por qué motivo los océanos no se vaciaban al derramarse masivamente por los bordes del disco terráqueo. Pero eso no sucedía; el nivel de las aguas se mantenía estable. Ni siquiera se percibían corrientes que indicasen que el agua del mar estaba fluyendo hacia los supuestos bordes del disco.

En siglos anteriores había sido habitual imaginar una bóveda o esfera celeste que encerraba el mundo plano a modo de frasco; las paredes de la bóveda se unían a los bordes del disco terráqueo, impidiendo así que los mares se perdiesen en el éter. Pero cuando las observaciones astronómicas contradijeron la existencia de una esfera celeste, se requería del puro milagro para describir un mundo rodeado de colosales cascadas que no se agotaban nunca. Además, durante la Edad Media y el Renacimiento, la navegación y el estudio de los cielos fueron convenciendo a un número creciente de estudiosos de que la Tierra era esférica, como habían asegurado algunos eruditos antiguos. A finales del siglo XV, Cristóbal Colón descubrió un continente cuando intentaba llegar a Oriente viajando por un mundo que suponía esférico, y en el siglo XVI Magallanes y Elcano circunnavegaron el globo, ofreciendo así una demostración empírica de la esfericidad del planeta. En el siglo XVII, la Tierra esférica era ya indiscutible para cualquier erudito que prestase atención a la evidencia. Y en el siglo XIX, quienes negaban esta idea eran vistos por los científicos como individuos supersticiosos e ignorantes. Pero Samuel Rowbotham no se consideraba un ignorante. Él estaba decidido a probar que, si las Sagradas Escrituras describían la Tierra como un círculo plano, no cabía discusión al respecto y de algún modo debía ser posible obtener pruebas.

La idea, decía él a sus amigos, le había «hipnotizado» cuando era niño. El estudio de la cuestión le hacía sentirse más seguro de su creencia. Bajo el seudónimo Parallax, escribió un breve panfleto titulado Astronomía zetética: la Tierra no es un globo, que, publicado en 1849, empezó a hacer de él un hombre notorio en ciertos ambientes. El término «zetético» provenía de la antigua filosofía escéptica griega, y en origen describía a aquellos pensadores que se aproximan al estudio de la realidad con una mente abierta y sin constreñirse a las posturas dogmáticas mayoritarias. Parallax, pues, se tenía por un librepensador. Cosa contradictoria, porque el empeño en desmentir lo que él consideraba el dogmatismo científico imperante estaba motivado por su propia creencia en la infalibilidad de la palabra de Dios en materia geográfica y cosmológica. Pero él no se detenía a analizar estas menudencias. Eso sí, pretendía convertir su visión del mundo en un paradigma científico. No le servían los viejos mitos sobre lo que había en los límites del mundo: las cascadas, los abismos infernales, las criaturas colosales… todo aquello era material risible al que ningún caballero culto, ni siquiera un ferviente cristiano, debía prestar atención. Si Dios había construido un hogar plano para la humanidad, pensaba Parallax, las evidencias tenían que estar ahí. Su gran idea, el tronco central de su peculiar cosmología, era por supuesto la de que el hielo antártico era el límite, lo que impedía que los océanos se derramasen. Más allá del anillo exterior antártico no había nada, salvo el vacío del espacio. Por eso nadie había conseguido circunnavegar el continente antártico sin perder de vista los hielos: la circunferencia del congelado muro exterior era de tal longitud que se necesitarían años y años para recorrerlo. Ningún barco ha tenido esa capacidad, y quienes creyesen haber navegado alrededor de la Antártida, o haber estado a punto de hacerlo, sin duda se habían desviado de su camino porque, ¿quién podía estar seguro de haber rodeado el continente helado sin divisar en todo momento la costa? Aseguraba que los marinos podían navegar porque sus mapas eran planos; si se guiaban por ellos sobre una Tierra esférica, sería inevitable que se perdiesen o terminasen encallando en algún arrecife. Como se puede comprobar, las nociones geográficas de Parallax eran, por decirlo de manera suave, un tanto exóticas.

Una de las causas de su éxito popular fue que realizó un experimento para demostrar su tesis y, al menos en ausencia de ciertos conocimientos específicos, ¡el experimento funcionaba! Todo lo que necesitaba era una superficie de agua estanca, lo bastante larga como para notar en ella aquella curvatura de la Tierra en la que él no creía. Encontró el lugar ideal: un canal de casi diez kilómetros de longitud, llamado Bedford, que estaba cerrado y no recibía ni perdía agua, por lo que la superficie era totalmente estable. Parallax hizo los cálculos pertinentes: si la Tierra era plana, desde un extremo del canal, con ayuda de un telescopio, debería poder divisar un bote anclado en el extremo opuesto. Por el contrario, si la Tierra era esférica, el agua estancada seguiría esa forma y el horizonte, al curvarse, ocultaría la embarcación. Hizo la prueba. Pudo ver el bote en el otro lado. Extático, anunció su descubrimiento: el mundo era plano, no una esfera. Él lo acababa de demostrar. Parallax invitaba a la gente a comprobar el resultado, y en muchas ocasiones, en efecto, podía verse el bote. La noticia empezó a correr de boca en boca. Seguro de su victoria sobre los sectarios popes de la ciencia topográfica que imperaba en la academia, publicó un anuncio para revelar la Verdad y ofreció quinientas libras a quien consiguiera probar que el mundo era esférico. Una cantidad considerable, alrededor de cincuenta o sesenta mil euros actuales, que atestiguaba la indestructible confianza que los seguidores de Parallax tenían en sus teorías: el dinero lo había puesto John Hampden, un adinerado pastor protestante —descrito por algunos contemporáneos como «un tanto simplón»— al que Rowbotham había engatusado, vendiéndole los manuscritos de sus cálculos y estudios por más de ciento cincuenta libras de la época. Sin duda, Hampden creía estar tomando posesión de los escritos científicos más importantes de la historia.

El anuncio llegó a manos de un naturalista especializado en mediciones topográficas llamado Alfred Russel Wallace, quien vio la oportunidad de ganar el dinero más fácil de su vida. Al contrario que Parallax, él conocía un efecto de refracción de la luz, producto de la densidad del aire al nivel del mar, que podía hacer visibles objetos que en realidad estaban «ocultos» tras el horizonte. Dicho de otro modo: desde un extremo del canal no se veía el bote, sino un espejismo, el reflejo del bote en el aire. Con astucia, propuso otro experimento: sugirió plantar postes con placas circulares situadas a la misma altura, desde un extremo del canal al otro. Si la Tierra era redonda, la curvatura sería perceptible incluso teniendo en cuenta los efectos de refracción, y en el telescopio los postes más alejados darían la impresión ser más bajos que los situados más cerca. Parallax aceptó el reto. Se acordó el arbitraje de una persona neutral que merecía la confianza de ambos bandos, y Wallace, Parallax y el pastor Hampden se citaron en el canal y llevaron a efecto la prueba ante una multitud. Como Wallace había previsto, los postes más alejados producían la impresión de ser más cortos que los más cercanos. Es decir, que las placas circulares que sostenían trazaban una aparente curva siguiendo la curvatura terrestre. El árbitro miró con detenimiento por el telescopio y dictaminó que Wallace tenía razón. Pero el pastor Hampden, que era quien tenía que desembolsar la pequeña fortuna apostada, se empeñó en que el resultado no estaba claro. Miró por el telescopio y puso toda clase de excusas, señalando cualquier detalle como una prueba de que el experimento no demostraba nada.

Hampden, encolerizado, se negó a pagar y durante las siguientes semanas se dedicó a usar sus influencias para malmeter contra el pobre Wallace, acusándole de toda clase de tropelías. Además de la campaña de calumnias, y a pesar de que la idea de la apuesta había sido suya y de Parallax, intentó hacer creer que el científico pretendía estafarle, ¡incluso presentó una denuncia! Sin embargo, Hampden forzó las cosas cuando, en un arrebato de furia, envió a la esposa de Wallace una carta en la que amenazaba de muerte a su marido, con frases tan entrañables como «si se encuentra a su esposo con todos los huesos reducidos a una pulpa, ya sabe cuál es el motivo». El pastor era tan insensato que firmó la carta con su propio nombre y eso, como es natural, sirvió para que esta vez fuese Wallace quien lo denunciase a él. Hampden fue condenado por las amenazas y tuvo que pasar una breve temporada entre rejas. Lo cual no le desanimó: al salir en libertad continuó con la avalancha de calumnias y el pobre Wallace no se libró del acoso del enloquecido sacerdote hasta que este falleció.

Las delirantes maniobras de Hampden provocaron que el experimento fuese considerado «no concluyente» por los seguidores de Parallax, aunque el árbitro neutral hubiese dado la razón a Wallace. Mucha gente continuaba creyendo en la tesis de la Tierra plana. El éxito de las conferencias de Rowbotham fue en aumento, pese a que, como hemos visto, en alguna de ellas tuviese momentos de debilidad y huyese al toparse con preguntas incómodas. Muchos científicos británicos le consideraban un charlatán, desde luego, pero se necesitaba un nuevo experimento para desacreditarlo. Algunos de ellos propusieron reunirse en una playa en Plymouth, situada justo enfrente de un faro que se levantaba a unos veinte kilómetros en la orilla opuesta. Calcularon qué porcentaje del faro debía ser visible sobre el horizonte mediante el telescopio, en el caso de que el horizonte fuese curvo y teniendo en cuenta cualquier posible efecto de refracción. Dedujeron que solamente la punta superior podría divisarse desde la distancia señalada. Desafiaron a Parallax, quien, todavía seguro de sí mismo, efectuó sus propios cálculos basándose en su hipótesis. Predijo que el faro sería mucho más visible de lo que afirmaban sus descreídos rivales. De nuevo se buscó un arbitraje imparcial y todos se citaron en la playa, provistos de un telescopio, para realizar el experimento ante un público ansioso. Al mirar, todos los implicados observaron que lo que habían previsto los científicos era lo que sucedía: podía verse solamente la parte superior del faro, y no un tercio de su estructura como esperaba Parallax. El profeta de la Tierra plana acababa de sufrir una nueva derrota, mucho más inequívoca que la anterior, pero se negó a admitirlo y montó tal escena que muchos espectadores creyeron que de verdad le habían hecho trampas.

Inmune al desánimo, volvió a publicar su Astronomía zetética, esta vez en versión extendida: era un libro de casi quinientas páginas, que vendió bastante bien. Eso sí, no se prestó a nuevas demostraciones frente a estudiosos más serios de la materia. Se centró en ejercer como «médico» e «inventor», asegurando que podía curar todo tipo de enfermedades mediante los procedimientos más extraños. Afamado profesional de la superchería, el resto de su existencia fue cómoda.

Cuando Rowbotham murió, sus ideas no quedaron del todo en el olvido. Por descontado, cualquier persona con una formación sólida las encontraba hilarantes, pero hubo algunos notables seguidores adinerados que se dedicaron a reeditar su trabajo en el Reino Unido. Uno de ellos introdujo sus textos en Norteamérica con el delicioso título de Sentido común. La teoría de que el fin de la Tierra es un muro de hielo encontró acomodo sobre todo en ciertas comunidades evangélicas, que adornaron la hipótesis con nuevas y pintorescas descripciones del disco. Por increíble que parezca, las teorías de Parallax han continuado teniendo adeptos hasta nuestros días, e internet ha servido para que sus seguidores discutan los detalles en divertidísimas páginas web cuya lectura recomiendo encarecidamente porque son un delicioso ejercicio de comedia involuntaria. Desde aquí propongo un gran debate televisado entre los seguidores de Parallax, partidarios de la Tierra plana, y los defensores de la Tierra hueca. Esperemos que alguien recoja el guante; entre tanto, vayamos preparando la ración de palomitas.

New Standard Map of the World As “It Is”, Alexander Gleason, 1892.

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34 Comentarios

  1. Conociendo estos paladines que se empeñan con ardor a confutar los logros de la ciencia, no se si dan color a la fauna humana o tendría que preocuparme.

  2. Simone Donaire

    A pesar del tremendo avance de la ciencia, y por increíble que pueda parecer, hoy en día tenemos innumerables Samuel Rowbotham escribiendo en los foros de este diario. Por negar, hasta niegan que el hombre llegó a la Luna. Y luego algunos afirman que el hombre es inteligente. ¡Vergonzoso!

  3. Eric Maestre

    El casco de un barco desaparece antes que el mástil por qué está más cercano al punto de fuga, es por la perspectiva. Y si a ese mismo barco lo enfocas con un potente zoom el barco aparece de nuevo. En cuanto a lo de la Luna… Si tenemos que creer que esa gente llegó allí solamente por los vídeos que nos han mostrado no me extraña que «el hombre inteligente no se lo crea»… Lo de Marte lo mismo

    • Chencho9000

      La perspectiva no hace desaparecer los objetos, los empequeñece. Son dos cosas totalmente distintas.

    • El hombre SÍ ha llegado a la luna. Entre otras pruebas: dejó un reflector que se puede usar para medir la distancia tierra-luna. Lo puedes comprobar tú mismo si tienes el equipo necesario…

      https://es.m.wikipedia.org/wiki/Laser_Ranging_Retro-Reflector

      • Unai, lo único que aportas es una fotografía que ni se pueda asegurar que sea de la Luna y una serie de afirmaciones «oficiales» que hemos de creernos. Cuando el responsable del satélite LRO ( Lunar Reconnaissance Orbiter, satélite artificial enviado a la una) fue preguntado de por qué no hacía unas fotos del último eclipse lunar de julio de 2018 y así acabar con la controversia de la Tierra Plana, dijo, sencillamente, que tenían que apagarlo porque las baterías no podían recargarse (¡!).

        Miralo tú mismo: https://www.youtube.com/watch?v=IdvGpAHLdgY, a partir de los 30″. Se puede entender el sonido original, si entiendes inglés.

        Saludos

    • dentro de unos años cuando los viajes al espacio o a la luna sean posibles como turismo, solo ahi sabremos, llendo nosotros mismos, por lo demas dudar de todo .

    • Totalmente de acuerdo

  4. El Donato

    Pero chavales como va a ser la tierra redonda o es que no veis que nos caeriamos todos pa el espacio y el agua de los mares tambien, aver si us enterais!

  5. Alguien ha visto alguna vez una imagen desde el espacio de la tierra girando a 1700 kms por hora? Yo no.De hecho ,sí con nuestra percepción y nuestros sentidos tuviéramos que admitirlo negariamos rotundamente que lo haga.

  6. Y si gira a 1700km/h, como es que no nos despeinamos como sucede cuando viajamos en auto solo a 100? En una peli de Flahs Gordon de los años 30 le flameaban los pelos cuando sacaba la cabeza por la ventanilla de su cápsula.

  7. Joder, cuánto imbécil.
    Y tendrán el título de bachiller y alguno hasta será universitario.
    Nos vamos a la mierda.

  8. No se escandalice, Máximo. Es tan absurdo comprobar que aún hoy alguien sostenga que no fuimos a la Luna, o que la tierra es plana, o que no existió la Shoa, o la esclavitud o el machismo, que la mejor manera de comentar es a través del absurdo como lo ha hecho El Donato, y en manera estrepitosa!

  9. Tergiversador de Enredos

    Esto me recuerda a cierto garrulo que me aseguraba, indignado, que el Tinto y el Odiel no son ríos, sino brazos de mar. Que él sabía que eso era así porque había nacido y se había criado en una de las localidades que están en la desembocadura. Ese era todo su argumento.
    Cuando le pregunté cómo era posible entonces que esos dos brazos de mar llegaran hasta la sierra, su respuesta, sencilla y directa, fue «por la marea».
    No perdí el tiempo en explicarle la Ley de los vasos comunicantes porque, sinceramente, creo que ya de por sí «comunicantes» es una palabra demasiado compleja para lo que él podría gestionar.

  10. Desde luego la inteligencia es el don más generosamente repartido entre el ser humano. Todos creen tener bastante

  11. Pingback: (JOT DOWN) El muro de hielo en los confines de la Tierra - Cedetrabajo

  12. Para todos, solo se que nada se, es lo unico cierto… ya aprendimos hace mucho que nuestros sentidos nos engañan, por lo tanto nuestra percepcion de la realidad esta limitada a lo que creemos sentir, esta verdad si es irrefutable, por lo memos en esta dimension que es la única que percibo, que probablemente no me permite entender todo y punto… lo unico que consiguen las respuestas cientificas sobre los diferentes misterios por resolver son preguntas mas dificiles. La ciencia se limita al uso de mecanismos que intentan agrandar lo pequeño y acercar lo lejano, o sea es cuestión de tiempo encontrar una respuesta que traera otra pregunta y asi infinitamente. Las matemáticas es la forma de ciencia mas exacta que utiliza el ser humano para encontrar las respuestas y estas son infinitas, este axioma en el que se basa la ciencia es mas parecido a la fe que confían en la respuesta.

  13. Saludos, ciertamente vivimos en un mundo en donde nos han adoctrinado desde las escuela, desde niño, nos enseña que la tierra es redonda, y nos creemos todos lo que nos dicen, sin cuestionar nada… Ese es el punto… No comprendo como es posible que hay tanta gente ingenua, que cree que fuimos a la LUNA… Que barbaridad, Hablemos del apolo 11, creen que estos recorrieron aproximadamente 350.000 Kms???? Que… y en la decada de los 60… Como es posible que el presidente NIxon hablara por telefono con los actornautas asi de facil… Todo es esto es un montaje de la Nasa, con la direccion del cineasta: Stanley Kubrick, el mismo de la pelicula: Odisea 2001, Ningun cohete a salido a la atmosfera, pasando la exosfera…. Los cohetes han llegado a orbita baja.. y luego caen a la tierra..Evadir los Cinturones de Van Allen, descubierto por un cientifico norteamericano… Da credibilidad…VERDAD… esos cinturones no se pueden traspasar, son altamente radiactivo, Ya la Nasa lo documento, en un video referido a como seria el viaje a Marte… Que lo dudo… Pura Chachara… El viaje a la Luna es un FRAUDE…. En otro momento les hablare de los satelites en el espacio…. PURO CGI…. Les contare como operan en la realidad…

    • Rosa Melano

      Comparte la droga que consumes para estar igual xd

    • Osochungo

      Mi estimado, de la manera mas cordial te sugiero cambies tu proveedor que te esta mandando sosa caustica mezclada con talco.

      • Juananico

        Apoyo en varios puntos tu razonamiento Antonio, la idea de la esfera nos es inyectada desde pequeños y así sucesivamente seguimos adoctrinados con tantas otras cosas. Como por ejemplo «que somos seres insignificantes en un universo infinito»
        Lo que me parece más preocupante al plantear estos temas, es que la mayoria de ls personas que, estén o no de acuerdo, tengan que recurrir a insultos o a burlarse de quienes se cuestionan las cosas, o sencillamente no creemos todo, solo porque una llamada ciencia (sin reales demostraciones) impone sus dogmas.

        Respeto al prójimo señores!!

    • Androomeda

      yo lei que la luna atrapaba las almas, que fue colocado a la fuerza :S
      solo somos una granja :/ cultivan nuestro cerebro. genera mucha energia y alomejro por eso no nos dejan salir de nuestra carcel

  14. Claro que la Tierra es plana. Estoy de acuerdo con quienes han escrito que nos adoctrinan desde pequeños, por eso al poder le interesa que estudiemos tantos años lo que ellos quieren
    El mundo es plano y lo explican perfectamente los hermanos barea en su pagina web e Iru landucci en su canal Nur para todos. Pero en el siglo XVI llegó Galileo, un protegido de los jesuitas, que NO fue perseguido por la Inquisición, a contar sus falsedades que tanta gente se creyó… y hasta hoy.
    En cuanto a la Luna, Stanley Kubrik grabó esas imágenes en el desierto y el engaño es bastante cutre y burdo.

  15. Los mares no se caen. La Antártida forma un bloque exterior de hielo.
    En los años 40 el almirante Byrd (masón grado 33, por cierto, los masones crearon mucha parte en ese cuento de la Tierra esférica) comandó una expedición a la Antártida y admitió en una entrevista en televisión que fuera del hielo hay una tierra mas grande que los EEUU. La entrevista esta en internet.
    Pero tambien algunas enciclopedias antiguas (os invito a ir a las bibliotecas que las conservan), anteriores a la firma del tratado antartico de 1959, afirman que la tierra tiene un DOMO, esto es, una cupula sobre ella. Por esta razón no puede entrar ningún meteorito y por lo mismo no pudo ir el hombre a la Luna, no se puede traspasar.

    • De verdad??? Ningún meteorito o asteroide??? Pregúntale a los dinosaurios!!! Creo que tienes terrible meteorismo en la cabeza!!!

  16. Vicio Rodrigo.

    Soy amante de los astros, siempre observo el cielo por las noches, me gusta ver las estrellas, ver cómo emiten su luz y sus destellos, observo a la luna con detenimiento y así mismo, los atardeceres cuando la radiación solar baja su intensidad, a simple observación, me es difícil creer ahora, que la luna refleja la luz del sol, he adquirido una habilidad que pocos tienen, pero que es maravillosa, y es la habilidad de cuestionarlo todo, absolutamente todo. Esta habilidad, me llevo a cuestionar la forma del mundo en el que estoy parado, observando el «cielo». Veo aviones pasar, siempre en la misma dirección. Ida y vuelta, claro, no son los mismos aviones los que fueron y regresaron por la misma ruta, pero siempre cruzan por el mismo lugar, hacia la misma dirección de ida, y hacia la misma dirección de vuelta. Dentro de este contexto, me ha surgido una cuestion, de ser redondo o esférico el «planeta» dónde estoy, porque los vuelos, no cruzan, los continentes al viajar?. Es decir, en un vuelo de México hacia Japon, Un avión, no cruza estados unidos para llegar a Japón, lo que hace es ir hacia una dirección en donde se supone que está Japon, sin importa si gasta más combustible o es más tardado el viaje. Cuando van de regreso, toman la misma ruta en dirección contraria, solo rodean las placas continentales, pero porque rodear, si puedes atravesar, volando en línea recta, si estamos en una esfera?.
    ¿Los aviones viajan en línea recta o no?.
    Porque nunca atraviesan las placas continentales, porque Rusia, está solo separada de EEUU solo por una maldita isla?.
    La Antártida muchachos. Busquen información, nunca sale nada relacionado a lo hay más allá de el muro Ross de la Antártida, ni Google sabe buscar datos a cerca de eso, porque no hay datos de lo que hay más allá, solo arroja teorías. Porque solo existen teorías. Que si está restringido volar esa zona, porque está restringido?. Que no se pueden sobrevolar los polos?. Nadie sabe que hay más allá de esas infinitas placas de hielo, porque se ha atrevido a cruzarlas?. El continente asiático, no está al sur, ni tampoco América, está al norte, para empezar, dónde es tu sur y tú norte, porque creer que Asia está al sur, en cualquier caso, siempre estará al norte, o siempre estará al sur. Cómo fuera en cualquier dirección siempre llegará a Asia si vas de norte a sur, o de sur a norte. Eso en una tierra esférica, pero no es así, es decir. A dónde carajos llegó si me voy todo al norte, o todo al sur, o todo al poniente u oriente EN LINEA RECTA?. O me van a decir que no es posible?. La Antártida está restringida porque ni los barcos, ni los aviones pueden viajar más allá. Estamos en un terreno plano, con relieve montañoso, claro, pero plano, rodeados por un círculo de hielo, que es imposible traspasar, bajo una cúpula, que como adorno de esfera navideña nada de lo de lo que está dentro, escapa de el. El sol rodea, solamente, el efecto de luz solar, es creado por refracción, fuerza o energía electroagnetica, la luna, bien podría ser un simple reflejo en una cúpula de cristal de esa radiación al otro lado, tal y como se observa un reflejo contrario a la luz, en una esfera navideña.

  17. Androomeda

    tambien busquen viajes astrales relacionados con el DOMO y la antartida,
    tambien creo que estamos encerrados aqui, todo se siente menos real.
    es como una simulacion,
    tambien hablan que la luna es un atraa almas, cuando vez la luz al morir, debes ir de lado contrario para que no vuelvas a rencarnar dentro del domo.

  18. Lucas Blanco

    Descongelación de los polos, elevaciones del nivel del mar y de la corteza terrestre, grandes fisuras, auge de terremotos y de activación de volcanes. Cambio climático e intercepciones de ciclos cronológicos entre las milenarias derivas continentales pasadas. Sucesos que indican de un modo preciso: La Inminente Aproximación de la Cuarta Deriva Continental.
    https://www.facebook.com/100002931477808/posts/pfbid02Szv5ZYVfQZSc41qhD16QonCjUGWWMyFdFJVt5YVe1DD74bcWQ8zyNpLrBNXQMpB3l/?app=fbl

  19. Los datos están tergiversados en afán agendado de destruir la verdad. No vivimos en un plano volando por el espacio y tras los límites árticos y antárticos, lo que hay es mas tierras.
    Hasta el dia de hoy, cie tos de medicio nes y diversas observaciones, prueban la ausencia de curvatura. Diversos expertos en fotografía, cine, diseño 3D, Realidad Aumentada, VFX, VFR han determinado la falsedad de las imágenes desde ek supuesto espacio. Lo ilógico y anti natural de vivir en una esfera (y sus otras versiones) depense de una fuerza ficticia asumida y nunca demostrada la cual análoga a creer en un ser divino y todopoderoso pero disfrazada de ciencia y que depende del cientificismo y la fé de sus creyentes.

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