Yo he visto armarse teorías conspirativas. Es quizás lo más divertido que he sacado de internet: ver cómo se levantaban conspiraciones donde yo sabía, con certeza, que no había motivos.
En 2010 me junté con gente que escribía en internet para montar un blog. Nos conocíamos de leernos y dejarnos comentarios —que era una cosa que se hacía—, pero la mitad ni nos habíamos visto en persona. No éramos de una asociación, no compartíamos universidad, ni vivíamos en la misma ciudad. Escribíamos de política con datos y a veces citando papers. Entonces llegó el 15M, la política rejuveneció y se puso de moda, Twitter creció… y de repente nos leía más gente. Nunca mucha, pero más.
Desde el principio empezaron a circular historias locas. Leía teorías conspirativas sobre nuestro «proyecto» —¿qué proyecto?—, sobre nuestra «agenda» —¡¿qué agenda?!— o sobre quién había realmente detrás. Cuando uno de nosotros dejó el grupo, leí una explicación exhaustiva sobre cómo otro compañero, molesto, había logrado que le echáramos. Primera noticia. Una noche, saliendo de un bar en Barcelona, se me acercó un chaval con una pregunta que, me dijo, discutía con sus amigos: ¿quién nos financiaba? Me quedé asombrado; ¿financiar? No teníamos ni gastos ni ingresos. Así se lo dije. No lo vi convencido. Supongo que la verdad era una historia peor: éramos siete veinteañeros que escribían por gusto y por ego. Después hemos sido más cosas, pero fue por accidente. Años después me sigo viendo en historias falsas. Siempre fui escéptico de las teorías conspirativas, pero nunca pensé que las vería en directo.
* * *
Una teoría conspirativa es una explicación que hace referencias a fuerzas ocultas. Sirven para responder preguntas sin ofrecer argumentos, sin pruebas, sin nada. Un atentado, una epidemia y una injusticia pueden explicarse si uno asume que detrás hay siempre voluntad y culpables. La pobreza existe porque alguien quiere. El cáncer no tiene cura porque no conviene. El cambio climático no es un problema, es un invento para dañar a los Estados Unidos.
¿Por qué tienen éxito estas teorías? Localizar un culpable parece ser reconfortante. Como si la idea de un mundo caótico nos incomodase más. Preferimos creer en villanos antes que aceptar que el mundo está, en parte, en manos del azar y la incertidumbre. En cierto modo es comprensible: si existiese un culpable, bastaría eliminarlo para tener una solución.
Pero el motivo principal encuentro que es otro: estas teorías eliminan las dudas. Las personas odiamos las preguntas sin respuesta. Creer en teorías conspirativas es un fenómeno casi religioso. Sus creyentes construyen una cosmovisión donde nada ocurre sin motivo. Cuando las piezas encajan, se cargan de razón. Cuando chirrían, apelan al argumento circular: «Eso quieren que creas». Es un sistema total de pensamiento porque cualquier fisura puede taparse añadiendo un nivel extra de conspiración. Una sucesión de deus ex machina elimina cualquier herejía. Creer es una forma de ver el mundo: «El mejor predictor de creer en una teoría conspirativa es creer en otras teorías conspirativas», dice Viren Swami.
Explicarlo todo está en nuestra naturaleza. En términos evolutivos, debió de sernos muy útil conectar causas y consecuencias rápidamente. Si después de comer unas bayas anaranjadas tuviste vómitos, mejor creer que no fue casualidad. Y, si el ruido en la maleza suena como un león, mejor correr. Nuestro cerebro toma muchos atajos así. Sufrimos también de patternicity, encontramos patrones. Nos pasa mirando ruido: si enseñas a una persona una serie de números aleatorios y le dices que son las ventas anuales de refrescos, encontrará motivos para explicar cada altibajo.
Además, nos embalamos. Cuando tenemos una teoría favorita, por todas partes encontramos nuevas piezas. Es lo que se conoce como sesgo de confirmación: aceptamos mejor la información que confirma nuestros prejuicios (y olvidamos rápido la que los contradice). Lo habréis visto en cosas mundanas. Cuando tu pareja la toma con alguien, por ejemplo. Entra en guerra silenciosa: de golpe todo lo que hace el otro esconde un motivo. «¿Has visto lo que ha dicho? Como queriendo decir…». Y da igual que le expliques que tú crees que no lo decía por eso. «No le defiendas». Cuanto más lo piensa, más encaja todo: «Y fíjate lo que hizo ayer…».
La tentación conspirativa la sufrimos hasta con objetos inanimados. El coche se estropea «justo hoy», pensamos. «Todo me pasa a mí», sentimos. Como si el universo estuviese contra nosotros. Sabemos que no es verdad, pero lo sentimos. Solo pensamos en la suerte cuando nuestra moneda cae del lado desafortunado. Nadie da las gracias por vivir en el mejor de los tiempos, ni por nacer en un país o una familia privilegiada. Todo eso lo pasamos por alto (o peor: lo confundimos con el mérito).
Nadie está salvo de creer en conspiraciones. Hay algunas enormemente populares. Un 16 % de los estadounidenses cree que el 11S fue orquestado por su Gobierno, y un 7 % de la población mundial culpa a Israel. Un tercio de los americanos cree que Obama nació en Kenia, y el 31 % cree que las vacunas causan autismo pero se oculta. En Europa, hay un 22 % de ciudadanos que creen que los muertos del Holocausto se han exagerado. Hay teorías conspirativas para todos: no importan tu edad ni tu ideología.
El éxito de estas teorías a veces nos sorprende, pero quizás no debería. Mucha gente cree en cosas locas. Un 20 % de las personas sobre la Tierra cree que los aliens viven entre nosotros disfrazados. Lo creen especialmente los hombres, los jóvenes y los universitarios.
Yo creo que otros motivos del éxito de las teorías conspirativas son estos: primero confirman los prejuicios de aquellos que creen en ellas, y segundo hacen que se sientan superiores y (paradójicamente) más astutos, inteligentes y enterados que los «borregos» a su alreadedor que se tragan las versiones oficiales.
También se podría decir que las religiones, especialmente las monoteístas, son conspiraciones. Hay un causante del mal o del bien que no se ve pero actua, y si sucede lo que sucede es porque somos malvados, por dogmatismo. Por alguna razón vemos más lógico pensar en una entidad (en sus tiempos hasta tenía aspecto antropomorfo) sin inicio y sin fin, no creado, eterno y omnisciente, en vez de aceptar la simple eternidad cíclica de nacimientos y muertes, y no solo sobre este planeta, sino del universo todo, pero esto úlrimo es muy miserable, no a la altura de lo que creemos que somos. De alguna manera las teorías conspirativas redimen y dan visibilidad a sus sostenedores.
El artículo obviando el 11M, para variar…
La pregunta es:
¿Cómo NO va a haber una conspiración para volar 4 trenes simultáneamente a 2 días de unas elecciones generales?
Ya ha saltado la liebre.
Es evidente que Jot Down forma parte de la conspiración del 11M.
Se veía venir.
Marditos roedores…
Di que sí. Y en la cúspide de la trama Zapatero que, según convenga, tan pronto es el mayor tonto del culo que haya dado este país, como un genio del mal capaz de urdir un complot para hundir España, empezando por una matanza y siguiendo por una crisis económica de nivel mundial. El Doctor No, un mierda a su lado.
Dinos donde compras lo que te metes que debe de ser muy bueno….
Respondiendo a Fed:
Cómo? Pues no sé… Puede que como en todas las anteriores y posteriores elecciones de la P*TA HISTORIA?
hay teorìas conspirativas de todo,lo cual por lógica nos lleva a concluir que algunas de ellas tendran su razón de ser.
El reportaje es triste por tendencioso y poco objetivo.Parece q hay que tragarse la «realidad oficial» o eres un conspiranoico. Documentese con más seriedad
«hay teorìas conspirativas de todo,lo cual por lógica nos lleva a concluir que algunas de ellas tendran su razón de ser.»
Me puede usted detallar el silogismo que de:
«Hay muchas X»
Le lleva a:
«Algún X debe de ser cierto».
No digo que no haya habido conspiraciones en la historia de la humanidad. Las ha habido. Pero su «lógica» no se sostiene.
El tema no es que no existan las conspiraciones. El tema es que sin pruebas, creerlas es un acto de fe similar a creer en el dios Thor, la Pachamama, los OVNIs o el horóscopo.
La lógica es simple.
Si se llama teoria conspirativa a cualquier version de unos hechos q no sea la versión oficial,aunque haya indicios suficientes de qie esta última sea una fabricación,resulta bastante logico deducir que alguna tenga indicios razonables de verdad.
Como usted mismo dice ha habido conspiraciones varias a través de la historia.
El resto es cuestión de fe, como usted bien dice.
Aquí ha metido ud. la palabra «indicios». Antes ud. hablaba únicamente de número de teorías conspiranoicas.
OK, en caso de que haya indicios, uno puede ser favorable a INVESTIGAR una teoría conspiranoica, pero no a darla por cierta hasta que haya pruebas (pruebas e indicios no son lo mismo).
Si no, como dije, se está creyendo sin pruebas. Ergo, fe.
Todo el mundo es creyente. Usted (Theogonist) cree en las versiones oficiales y en las potenciales investigaciones que «otros» harán para ofrecerle versiones «autorizadas» acordes a sus prejuicios, filias.
Es imposible no creer (desde un pto de vista ideológico).
Los indicios se convierten en pruebas cuando son aceptados por el orden simbólico (aquel del que usted es acólito aún sin saberlo).
Algunos apreciamos las teorías críticas con el sistema y con mayor caldo de cultivo para (quizá) nuevos movimientos sociales emancipatorios.
Su punto de vista epistemológico no se sostiene. De acuerdo con lo que ud. dice, no existirían los hechos. Esto lleva inevitablemente al solipsismo, y discutir con solipsistas es un ejercicio de masoquismo que no ejecutaré.
La represión de su «masoquismo» es en efecto un «hecho» que «existe».
Los traumas y la lucha de clase son hechos.
De nada por el apunte.
Pongale el nombre q quiera.
Ustedcelige tragarse la pastilla q le dan .
Muy bueno eso del solipsismo
JD forma parte de una teoria conspirativa blanda, la de las peores, ya que no reivindica nada, no individua fuentes y no ofrece soluciones, solo expone los hechos, y quienes la siguen, como el que escribe, creen a pie juntillas de que nos ofrece una visión del mundo, no salvadora pero entretenida. Nos droga con su eclecticismo cultural mientras el mundo acelera exponencialmente hacia lo desconocido. Esta es la verdad, y quien no esté de acuerdo con ella que se invente otra y que la transmita a través de JD para su conocimiento.
Qué agustito te has quedado eh?
Hay bastantes hipótesis para explicar el fenómeno, y quizá porque las más sólidas tienden a contemplar grupos de pricesis complejos ninguna nos resulta satisfactoria. Hay mezcla de pequeños fenómenos individuales, como son los sesgos cognitivos, y de otros sociales, como la pequeña sensación de placer y seguridad cuando uno lee señales sociales de que pertenece a un pequeño colectivo identitario que se autodefine por tener razón y reconocerse en ello frente a la “masa” difícil de calificar salvo por oposición a “nosotros”. Hablo de, por ejemplo, los terraplanistas. En todo caso, asombran los pequeños rasgos conspiranoicos de la vida cotidiana. Dos ejemplos: entregué a un alcalde un escrito con quejas sobre la limpieza viaria. Su respuesta fue querer saber de qué otro grupo político venía. No parecía entrar en la cabeza la idea de un ciudadano quejándose de motu propio. Del mismo modo, expresé alguna duda ante un médico que proponía un tratamiento relativamente novedoso y todavía necesitado de investigación y lo que quiso saber era si venía en nombre de algún laboratorio. De ninguno, yo sólo tenía preguntas. Los pequeños mundos a los que pertenecían estas personas les dificultaban ver el mundo completo.
Yo creo que al clave está en, como bien has dicho: «aceptamos mejor la información que confirma nuestros prejuicios (y olvidamos rápido la que los contradice)».
Buen artículo, lo comparto.
Una vez un defensor de la teoría de la Tierra Plana estaba hablando en una radio y para defenderse de los comentarios sarcásticos que recibía dijo «Sepa usted que la toería de la Tierra Plana tiene millones de defensores alrededor del mundo»
Y otra más, y esta fue en un foro de un diario digital, un conspiranoico lunar escribió que es que le parecía muy sospechoso que todas las fotos que se mostraban de la llegada del hombre a la luna se hubieran hecho «de noche»…
Ironic Mode On:
Hola soy gay. Soy parte de una conspiración maligna del poderoso lobby del cual formo parte.
Tengo ordenes de Soros de despoblar la humanidad convirtiendolos a todos uds en gays, Si, a uds. y si a veces, no nos salen bien los planes ya que hay como 8 mil millones de personas en el planeta y nos sentencian a carcel o muerte como en 60 paises, pero bueno ¿quien dijo que eramos buenos conspiradores?.
Me voy, que tengo que regalar hamburguesas de pollo y fluorar el agua para convertirlos al camino del arcoiris . El mal nunca descansa. Mode Ironic off
PD Hay cosas que debo tomarlas con humor porque si pienso lo extendida que esta la fantasia conspiranoica y ha donde llevaba esto en la edad media a las comunidades acusadas ( busquen «libelo de la sangre» si no me creen) me deprimo.
Qué curioso eso que nombra usted. La verdad es que ha resumido bien una idea conspiranoica muy extendida.
Me llama mucho la atención como según esta los «TodopodeSoros» se han hecho con el control de la Sexta y Podemos, y están ahí para dividir al pais y así sacar más beneficio. Es una teoría que cada vez tiene mas adeptos…pero ¿En qué se basan? ¿Dónde están las pruebas?.
Luego hay dos casos que me impactan sociológicamente de sobremanera: Caso Alcasser y Bar España. Hay verdaderas teorías conspirativas, a cada cual mas extraña, pero que son seguidas día a día como si de una novela se tratara,con la esperanza (vacía) de que alguna vez se sepa la verdad.
Me asombra la de multitud de gente engamchada a esas historias.
Saludos
Ahora lecponeis la etiqueta » ciencia» a algo y significa Verdad Absoluta.
Habeis sustituido a la religión haciendo lo mismo, queriendo eliminar los que cuestionan con irrefutables verdades cientificas.
Estais en manos de depredadores y os sacrificais con gusto en sus codiciosas manos
Perdone Ray, no le he entendido.
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Anda, si estos son los de la Fiscalía española :-O
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