No podemos usar luces eléctricas y radios o aprovecharnos de los modernos instrumentos médicos y clínicos cuando estamos enfermos y, al mismo tiempo, creer en el mundo maravilloso del Nuevo Testamento. (Rudolf Bultmann, teólogo alemán)
Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas de Cesárea de Filipo. En el camino, Jesús les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista. Otros dicen que eres Elías. Y otros dicen que eres uno de los profetas». Jesús preguntó de nuevo: «Pero, y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro respondió: «Tú eres el Mesías». Y Jesús les advirtió con severidad de que no debían decirle esto a nadie. (Evangelio de Marcos)
Cuenta el historiador Tito Livio que Rómulo, fundador y primer rey de la ciudad de Roma, pasaba revista a las tropas que desfilaban ante su palco cuando se desató una pavorosa tempestad y fue rodeado por una espesa nube que ocultó su figura a la vista de todos, mientras un enorme torbellino se alzaba hacia el cielo. Cuando se despejó la atmósfera y volvió a brillar el sol, la silla de Rómulo estaba vacía: «No se lo volvió a ver sobre la faz de la Tierra», escribe el cronista. Los soldados, aterrados y desconsolados al principio, se tranquilizaron pensando que Rómulo se había convertido en «un dios, hijo de un dios, rey y padre de la ciudad de Roma». Un ser celestial a quien ahora podían implorar favor y protección.
Tito Livio también dice que no todos los habitantes de Roma quedaron convencidos y algunos hicieron correr la voz de que la ascensión a los cielos de Rómulo era una patraña. Afirmaban que la repentina tempestad había servido para que Rómulo fuese capturado por orden de un grupo de opositores del Senado; tras ajusticiarlo habrían desmembrado su cuerpo. Al oír sobre la posibilidad de que el rey hubiese sido asesinado de manera tan terrible, la plebe empezó a reunirse en las calles de Roma, presa de la indignación. Y también, lo más preocupante para el orden, en el ejército volvía a cundir el nerviosismo.
Para acallar estos escandalosos rumores, el respetado prohombre Próculo Julio tomó la palabra ante la multitud: «¡Ciudadanos! Hoy, al despuntar el alba, el padre de nuestra ciudad bajó del cielo y se apareció ante mí. [Me dijo] “Ve y di a los romanos que la voluntad del cielo es que Roma gobierne el mundo”». El pueblo y el ejército escucharon el discurso con asombro, pero quedaron por fin tranquilos; aquello confirmaba la creencia de que su amado rey no había sido descuartizado como un animal, sino que había alcanzado la inmortalidad que merecía. Livio, no sin cierta sorna, comenta sobre aquella revelación: «Es maravilloso el crédito que se dio a la historia que contó aquel hombre».
No sería la última vez que el repentino anuncio de una resurrección serviría para resolver un problema imprevisto.
La milagrosa ascensión de Rómulo tuvo lugar, según la mitología romana, en el siglo VIII a.C. Mucho después, a mediados del siglo I d.C., otro relato similar empezó a circular de boca en boca entre pequeñas comunidades de diversas ciudades del imperio. El protagonista de aquel relato era un palestino de clase baja que había pasado casi toda su vida ejerciendo como carpintero en una insignificante población galilea llamada Nazaret. Este carpintero, llamado Yeshúa, había abandonado su trabajo y su hogar para recorrer Galilea anunciando el inminente cumplimiento de antiguas profecías recogidas en las escrituras sagradas del judaísmo. Después se había trasladado a Jerusalén, capital de Judea, donde tuvo un encontronazo con las autoridades romanas que por entonces ocupaban el país. Puesto que se había hecho conocer como el Mesías, los legionarios lo habían detenido bajo el cargo de sedición. Yeshúa fue ejecutado mediante el procedimiento más humillante y brutal empleado por el imperio: la crucifixión.
Algunos seguidores de Yeshúa, sin embargo, aseguraban que su tumba había sido encontrada vacía. Había resucitado y ascendido a los cielos y, mediante apariciones a sus discípulos, había prometido volver para cumplir las promesas mesiánicas que no había podido llevar a cabo durante su ministerio. Aunque Yeshúa había sido judío y también lo eran sus primeros seguidores, la creencia en su resurrección empezó a diseminarse entre pequeñas comunidades de gentiles. Tras unas pocas décadas algunos nuevos seguidores del culto a Yeshúa, que vivían en otros rincones del imperio, empezaron a escribir, en griego, las historias que habían oído sobre él. Estas nuevas comunidades aguardaban la παρουσία, «parusía» o «advenimiento», es decir, la segunda venida de Yeshúa. Bautizaron el anuncio de su resurrección e inmediato regreso o como εὐαγγέλιον, «evangelio», término que significa «buena noticia».
El Jesús real frente al Jesús histórico
Si usted sale a la calle y pregunta por Jesús de Nazaret casi cualquier persona, aunque no sea creyente, recitará un pequeño puñado de datos sueltos que tras casi dos mil años de tradición están impresos en la memoria colectiva de los occidentales. Cualquiera sabe algo sobre Jesús, porque el personaje ha estado en todas partes: la pintura, la escultura, la literatura, la filosofía, el cine. Todos tenemos una imagen mental prototípica sobre cómo era su carácter, sobre el tipo de cosas que hacía y decía. Todos podemos recordar algunas de sus frases: «Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra», «Ama a tu prójimo como a ti mismo», «Al césar lo que es del césar». Este es el Jesús de la tradición cultural y religiosa. Es el Jesús de Velázquez o el de Jesus Christ Superstar. Es el Jesús de casi todos los cristianos actuales. Pero no es el Jesús real. Tampoco es el Jesús histórico. Que no son, por cierto, la misma cosa.
El Jesús tradicional dominó la cultura occidental durante tantos siglos que a nadie se le ocurría pensar que no se pareciese al verdadero Yeshúa que vivió en la Palestina del siglo I. Hoy, los historiadores e incluso algunos teólogos contemplan esos otros dos conceptos: el Jesús histórico y el Jesús real. El Jesús real no dejó rastro material alguno, y de él no sabemos casi nada con absoluta certeza; más bien suponemos o deducimos cosas. No hay un sepulcro, ni un esqueleto, ni un mechón de cabello. Tampoco hay escritos firmados por él; ni siquiera textos escritos por otros, pero atribuidos a su nombre, ni testimonios contemporáneos, nada sobre él que fuese escrito por alguien que lo hubiese conocido en persona, ni siquiera alguien que viviese en su época y hubiese tenido noticia de sus andanzas.
Los primeros textos que mencionan a Jesús datan de unos veinte años después de su muerte y fueron escritos por Pablo de Tarso, san Pablo, que no conoció a Jesús y revela muy poco, o casi nada, sobre su biografía (más allá de que había sido crucificado y algún otro detalle). Los primeros relatos «biográficos» sobre Jesús, que en realidad eran textos de carácter doctrinal, fueron escritos medio siglo después de su muerte. Fueron redactados en griego, un idioma distinto al que Jesús hablaba, por personas que habitaban regiones alejadas de su tierra. Lo que sabemos sobre Jesús, pues, lo escribieron de oídas autores que manejaban información que había viajado de boca en boca durante décadas, con la distorsión de información que eso conlleva. Aun así, los historiadores actuales suelen coincidir en que existió un Jesús y que su figura no fue un invento; cosa distinta es cuánto se parecía o se dejaba de parecer al de aquellos textos que se han conservado.
El Jesús histórico es el campo de trabajo de esos historiadores, que admiten que nunca podremos recuperar al Jesús real, como tampoco podemos recuperar al Sócrates real. Como dice el estudioso Dale B. Martin, «para mucha gente supone un descubrimiento revolucionario el concepto de que el pasado ya no existe». La única manera de averiguar cómo era el Jesús real sería viajar en el tiempo. El Jesús histórico es, pues, un retrato imperfecto e incompleto que los historiadores tratan de componer mediante el análisis crítico de la única información más o menos cercana a su época de la que disponen: el Nuevo Testamento (y, en menor medida, algún que otro texto que no está en la Biblia cristiana). ¿Por qué usar el Nuevo Testamento como herramienta, si los propios historiadores son los primeros en afirmar que no es históricamente fiable?
Primero, porque otros textos son más tardíos y, cuanto más tardíos, más improbable encontrar en ellos un rastro de información fiable. En segundo lugar, porque creen que ciertas informaciones sobre Jesús eran inconvenientes, pero conocidas por todos los cristianos de entonces, y no podían ser omitidas en unos textos cuyos autores las recogieron precisamente con el fin de adaptarlas a su propia visión de cómo debía retratarse a Jesús. Las informaciones molestas están presentes en sus escritos de manera parecida a como los argumentos de un político están presentes en el discurso de sus opositores, que citan esos argumentos no para reforzarlos sino para intentar retorcerlos y conferirles un nuevo sentido. De hecho, el cristianismo nació como la justificación de la más molesta de todas las informaciones sobre Jesús: que había muerto colgado en una cruz de madera. Desde cualquier perspectiva de la tradición judía tal cosa era impensable cuando se hablaba de un supuesto Mesías. Había que explicar por qué el Mesías había sido ejecutado y por qué había hecho ciertas cosas que no gustaban a los creyentes de la segunda generación, los que escribieron el Nuevo Testamento.
El hoy llamado «Antiguo Testamento», la Biblia hebrea, era un conjunto de libros que durante siglos habían formado parte de la tradición del judaísmo previo a Jesús, pero de los que provienen muchas de las características que se atribuyen a su figura, como el mencionado título de Mesías. El Antiguo Testamento no gira en torno a ninguna figura en particular, exceptuando al propio Dios padre y creador del universo, y es una mezcolanza de libros muy diferentes entre sí. En el Nuevo Testamento, sin embargo, Jesús es la figura central. Ambos conjuntos de libros forman lo que hoy es la Biblia cristiana. Hasta aquí, nada nuevo. Pero no siempre fue así. Los veintisiete libros que hoy contiene el Nuevo Testamento eran solo una parte de los muchos textos cristianos que circularon por el Imperio romano durante cientos de años, hasta que en el siglo IV, después de mucho debate, las autoridades eclesiásticas seleccionaron esos veintisiete como parte del canon, esto es, del conjunto de textos inspirados por Dios en los que los creyentes debían centrar su atención. El resto de textos circulantes, incluyendo algunos que eran muy populares, empezaron a ser tachados como herejías o, con suerte, como errores bienintencionados, por una Iglesia cada vez más centralizada. Por suerte, unos cuantos de esos textos descartados han sobrevivido hasta hoy y copias antiguas han sido descubiertas por arqueólogos, o de manera accidental por otras personas, hasta tiempos muy recientes. Es posible que en el futuro aparezca alguno más.
En cualquier caso, los cuatro evangelios canónicos no fueron seleccionados de manera caprichosa. Están entre los textos cristianos más antiguos, ya que fueron escritos en el siglo I, entre cuarenta y setenta años después de la muerte de Jesús. Habían sido conservados con mimo por las diversas comunidades de creyentes y eran considerados piezas de autoridad. Uno de esos textos, el Evangelio de Marcos, es la narración biográfica más antigua de la que se tiene noticia: los expertos suelen datarlo en torno al año 70. No existe ningún otro texto anterior que narre la vida de Jesús, o no ha sido descubierto. Los dos siguientes, el Evangelio de Lucas y el Evangelio de Mateo, fueron escritos muy poco después, en torno al año 80, y son adaptaciones modificadas de Marcos que copian casi toda su estructura hasta el punto de que esos tres son conocidos como «Evangelios sinópticos» («sinopsis» significa que los tres textos pueden ser vistos el uno al lado del otro y parecen iguales). En el Nuevo Testamento está también el Evangelio de Juan, datado en torno al año 95, aunque los estudiosos actuales no se ponen de acuerdo sobre si su autor conocía alguno de los anteriores tres evangelios o si se basó en otras fuentes.
No sabemos quiénes fueron los autores de los cuatro evangelios canónicos. El Evangelio de Juan fue escrito por alguien que afirmaba llamarse así («Este es el testimonio de Juan»), pero sin aclarar con exactitud quién era. Había muchos Juanes en la época. La tradición atribuyó este texto a Juan el apóstol, uno de los doce discípulos de Jesús. Sin embargo, por varios motivos, los estudiosos actuales descartan esa atribución. Los otros tres evangelios canónicos ni siquiera están firmados, aunque la tradición los atribuyó a diversas personalidades bien conocidas entre los cristianos de entonces: Mateo (otro de los doce discípulos de Jesús), Marcos (intérprete y secretario de otro discípulo, Pedro) y Lucas (ayudante de Pablo de Tarso). Aunque hoy deben ser considerados textos anónimos, por cuestión de comodidad nos referiremos a sus autores como Marcos, Mateo y Lucas, siempre teniendo en cuenta que no fueron ellos quienes de verdad escribieron esos textos o que, en el caso de Juan, fue simplemente alguien que se llamaba así. El primero que mencionó esos cuatro libros asociados a esos cuatro nombres juntos fue el obispo Ireneo de Lyon, en el año 180.
Aparte de las fechas, otro de los motivos para descartar que los evangelios hubiesen sido escritos por discípulos de Jesús es que, pese a la creencia informal sostenida hoy por mucha gente, estos libros no fueron redactados en hebreo, sino en griego. Como el resto del Nuevo Testamento no son un producto de la Palestina judía, sino de comunidades cristianas mixtas formadas por judíos y gentiles, situadas en diversos puntos del imperio, que usaban el griego como lengua vehicular. El Antiguo Testamento sí había sido escrito en lenguas semíticas como el hebreo y el arameo, pero hacía mucho tiempo que no era un texto exclusivo de los palestinos. Los judíos de la diáspora, dispersos por el Mediterráneo y por lo general muy helenizados, habían traducido el Antiguo Testamento al griego mucho antes de que Jesús naciera (la traducción más famosa de la Biblia hebrea al griego es la llamada Septuaginta y data del siglo III antes de nuestra era). En una futura entrega hablaremos del judaísmo en el Imperio romano, algo que explica muchas cosas en cuanto a la temprana expansión geográfica del culto a Jesús.
Lo razonable es suponer que ni Jesús ni sus discípulos hablaban griego. Provenían de Galilea, una región pobre de campesinos y pescadores, donde se ha estimado que el analfabetismo afectaba a más del 95% de la población. Como en el resto del Imperio romano y del mundo antiguo en general, la educación (en la que era básico el conocimiento del griego, lengua del mundo intelectual) era un privilegio exclusivo de las clases altas; los pobres tenían que empezar a trabajar en la infancia y no disponían ni del tiempo ni del dinero para educarse. Más allá de las regiones donde se hablaba de manera autóctona solo hablaban griego los aristócratas y algunos individuos formados de manera especial para ejercer determinados trabajos. Si Jesús era un obrero y sus discípulos eran pescadores y gente humilde, es muy improbable que supiesen hablar griego, no digamos escribirlo. El único idioma que debían de conocer era su lengua materna, el arameo.
¿Por qué decimos que Jesús era galileo de clase baja si decimos que los evangelios no son fiables como documento histórico y es de allí de donde obtenemos ese dato? Porque suponemos que hay informaciones que no debieron de ser manipuladas durante la transmisión oral de las primeras décadas de cristianismo, puesto que no tenían implicación religiosa positiva ni negativa, y a nadie le habría interesado inventarlas o cambiarlas. El nombre «Jesús» carecía de significación especial; si alguien se hubiese inventado un profeta y hubiese querido rodearlo de un aura mesiánica, quizá hubiera usado un nombre con mayor peso en la tradición, como David, Daniel o Isaías.
El pasado laboral de Jesús es otra de las informaciones que la tradición oral pudo haber conservado de manera fiable, puesto que no hay motivos religiosos o simbólicos para que los primeros cristianos le asignaran el oficio de carpintero en vez otro más «idóneo» como el de pescador o pastor, que fueron oficios simbólicos con los que se lo representaría en el futuro. En el Nuevo Testamento Jesús es descrito como τέκτων, «tekton», que indica un trabajo relacionado con la construcción y que podríamos traducir como «obrero» o «artesano». El motivo por el que la tradición dice que fue carpintero es que otros trabajos que podrían ser incluidos en el término τέκτων, como herrero, albañil o cantero, solían ser mencionados con términos más específicos en los textos judíos traducidos al griegos (por ejemplo, en la Septuaginta), mientras que era más habitual emplear τέκτων por defecto para los carpinteros. En realidad, es indiferente que desempeñara cualquiera de esos trabajos, ya que el estatus social de Jesús no cambiaría fuese carpintero o albañil. Digamos que, por las mencionadas cuestiones lingüísticas, la carpintería es la que tiene más papeletas de haber sido su verdadera profesión.
El oficio de τέκτων sugiere que Jesús no recibió educación formal, así que es muy probable que fuese analfabeto. Algunos autores especulan con la posibilidad de que supiese leer el hebreo, dado que debió tener un buen conocimiento de las profecías judías de las escrituras, aunque también es razonable la posibilidad de que fuese iletrado, pero inteligente y dotado de buena memoria; si, como parece obvio, era un judío muy piadoso, podía haber aprendido mucho de las escrituras por las enseñanzas orales de los rabís. En cualquier caso, es casi seguro que, siendo un trabajador manual de familia pobre, no tuvo oportunidad de aprender el griego. Por ejemplo, en el Evangelio de Marcos, sus últimas palabras son recogidas en arameo, lo que indica que los cristianos grecorromanos eran muy conscientes de cuál había sido la lengua materna de su Señor. Todo esto puede aplicarse a sus discípulos, también galileos humildes, y, además de la datación de los textos, ayuda a descartarlos como posibles autores.
El problema de los manuscritos
Dice el consenso académico que los evangelios canónicos fueron escritos durante el último tercio del siglo I y se basaron en la tradición oral que habían iniciado los seguidores palestinos de Jesús, pero que pronto había empezado a ser transmitida en griego por creyentes no palestinos. También se habla de hipotéticas fuentes que quizá fueron escritas (como las llamadas Q, M o L, de las que ya hablaremos). En cualquier caso, aquellos textos empezaron a ser copiados a mano una y otra vez, puesto que los materiales de escritura tendían a deteriorarse con el uso. Durante siglos fueron sometidos a sucesivos proceso de reproducción artesanal con los errores, omisiones y manipulaciones que eso conlleva. En la Edad Media había miles de manuscritos del Nuevo Testamento en Europa, algunos en las manos de altos cargos eclesiásticos y de reyes o nobles, pero sobre todo en los monasterios, donde se ejercía el trabajo de copia en sí. Dada la dificultad para viajar y transmitir información nadie se preocupaba de comparar unos manuscritos con otros, así que las discrepancias producto de esta proliferación de copias se multiplicaban. Esto no era una preocupación para los creyentes, por varios motivos. El pueblo llano ni sabía leer ni tenía acceso a los evangelios más allá de lo que los eclesiásticos quisieran enseñarles de palabra o de lo que pudieran aprender de la tradición oral y artística. Hacía siglos que el latín había sustituido al griego como lengua franca del cristianismo y del mundo intelectual en general. Como en tiempos del propio Jesús, solo las clases altas podían permitirse el lujo de aprender la lengua en la que se escribía todo lo importante.
No fue hasta 1455 cuando Johannes Gutenberg editó la primera Biblia salida de una imprenta. Este invento y la Reforma luterana permitieron que la gente común pudiese empezar a acceder al texto. Era mucho más fácil producir copias y, al menos en algunas regiones europeas, empezaba a ser aceptada la traducción desde el latín al idioma local del pueblo. Mucha gente continuaba siendo analfabeta, pero, sobre todo en el ámbito protestante, ahora al menos podían entender lo que otros leían en las congregaciones. El texto bíblico ya no era un secreto reservado a los poderosos. Eso sí, desde la aparición de la imprenta los editores se encontraron con un problema inesperado, al descubrir que las Biblias que imprimían eran diferentes de las versiones impresas por otros. Diferencias textuales que no solo se debían a sutilezas de la traducción o errores fortuitos; en muchos casos había párrafos enteros que aparecían y desaparecían o frases que cambiaban de sentido. Esto resultaba particularmente incómodo en el caso de los evangelios. ¿Por qué no consultar los originales para asegurarse de imprimir la versión correcta? Porque ya no existían. No quedaba ni rastro de los originales de los evangelios. Ni siquiera quedaban copias tempranas completas o casi completas. Con la explosión arqueológica de los siglos XIX y XX se descubrieron más copias de los evangelios. Hoy se conocen casi seis mil manuscritos en griego, diez mil en latín y otros diez mil en otras lenguas antiguas europeas, africanas o de Oriente Medio, pero la mayoría son medievales, posteriores al siglo IX. Del siglo en que se escribieron los evangelios canónicos no queda nada, ni un mísero fragmento. De los siglos II o III solo se han encontrado trozos sueltos. El más antiguo es el llamado «Papiro 52», un pedazo triangular de papiro, del tamaño de un DNI, que contiene algunas líneas del Evangelio de Juan. Pertenece a una copia datada a mediados del siglo II, pero el resto de esa copia se ha perdido. La primera copia que sí se conserva completa data del siglo IV.
Con la llegada del racionalismo en el siglo XVII, la inquietud de los impresores empezó a trasladarse a los estudiosos y teólogos que poseían más de un volumen de la Biblia y encontraban también esas inquietantes discordancias entre distintas versiones de la vida de Jesús. Algunos quisieron comprobar hasta qué punto llegaba el problema. El trabajo más impresionante lo llevó a cabo el teólogo inglés John Mill, quien estuvo durante treinta años comparando los manuscritos antiguos a los que tuvo acceso (un centenar). Escribió un libro en el que contabilizaba todas las discrepancias dignas de mención que pudo encontrar. El título del libro, por cierto, era tan impresionante como el esfuerzo que había detrás: Novum testamentum græcum, cum lectionibus variantibus MSS. exemplarium, versionum, editionum SS. patrum et scriptorum ecclesiasticorum, et in easdem nolis. En total, John Mill encontró más de treinta mil discrepancias entre todos los manuscritos. Hoy se conocen miles de manuscritos y, aunque nadie ha contado todas las diferencias, lo que sería una tarea ingente, se calcula que podría haber más discrepancias que palabras contiene el Nuevo Testamento, en torno al medio millón.
Algunas de las discrepancias más importantes entre unas versiones y otras son explicadas como evidentes manipulaciones. Por ejemplo, en las biblias actuales el Evangelio de Marcos tiene un final que, hoy se sabe, no estaba en el original. De hecho muchas Biblias incluyen el final añadido porque forma parte de siglos de tradición, pero indican que se trata de una falsificación. En el desenlace original, tres mujeres (citadas como «María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé») acuden a la tumba de Jesús para ungir su cadáver con hierbas aromáticas. Encuentran el sepulcro abierto y ven a un hombre vestido de blanco, cabe pensar que un ángel, quien les dice que Jesús ha resucitado y les ordena que vayan a avisar a los discípulos. Sin embargo las tres mujeres se asustan al ver al hombre de blanco y se marchan: «No le dijeron nada a nadie porque tenían miedo». Así acaba el evangelio más antiguo conocido. Es, desde luego, un desenlace difícil de entender: si las mujeres no dijeron nada, ¿cómo supieron los demás, incluido el autor de ese evangelio, que la resurrección se había producido? Para arreglar este extraño final, en algún momento alguien decidió añadir varios versículos, similares a los de evangelios posteriores, en los que Jesús resucitado se aparece a María Magdalena y a los discípulos. Esta nueva versión del final de Marcos es la que se generalizó, pero hay copias antiguas en las que no existe y por lo tanto sabemos que el final original era el otro, el más extraño (que quizá fue escrito así como apelación a la fe de quien leyese este evangelio).
Otro ejemplo es el famoso momento en que Jesús cura a un leproso. Al final del primer capítulo de Marcos un leproso se acerca a Jesús y le ruega que lo cure, diciendo: «Si quieres, puedes sanarme». En las Biblias modernas, el relato sigue así: «Jesús, conmovido, extendió la mano y tocó al leproso diciendo: “Así lo quiero. Queda sanado”». Nada llamativo aquí, puesto que un Jesús conmovido encaja bien con la imagen mental que tenemos de un hombre bondadoso hasta la mansedumbre. Sin embargo en algunos manuscritos antiguos la frase tiene un matiz inesperado y sorprendente: «Jesús, indignado, extendió la mano y tocó al leproso, diciendo: “Así lo quiero. Queda curado”». ¿Jesús indignado ante la petición de un leproso? ¿Qué clase de afirmación es esa? Quizá es incomprensible desde la concepción de Jesús que dos mil años de tradición ha creado en nosotros, pero en el cristianismo primitivo pudo tener mucho sentido. Algunos autores defienden que esta fue la frase original y que Jesús se mostró enfadado porque, para algunos judíos, la lepra era un castigo impuesto por Dios a quienes habían transgredido gravemente sus leyes. O quizá porque los leprosos tenían prohibido, según la ley mosaica, dejar sus lugares de confinamiento. Estos y otros pasajes que aparecen en distintas versiones requieren un cuidadoso análisis de la mentalidad que había detrás de quien las escribió, y también de la mentalidad de quien, en algún momento de la historia, decidió modificarlos.
Las nuevas manera de leer los evangelios
Estas manipulaciones o añadiduras para encajar el texto a la visión personal de quien lo transcribía (o de sus jefes) no son escasas, aunque la mayor parte de las discrepancias entre manuscritos son simples errores de traducción o descuidos comprensibles en una fatigosa tarea de copia a mano: omisiones, cambios de orden, nombres equivocados, etc. En cualquier caso, el trabajo de John Mill ayudó a impulsar una nueva disciplina, el análisis crítico del Nuevo Testamento, que iba a terminar con más de mil quinientos años de estudio exclusivamente teológico o doctrinal. Algunos teólogos empezaron un análisis crítico de los textos aplicando los mismos criterios que usaban para analizar otras crónicas históricas y no pudieron hacerlo sin socavar los cimientos de esa tradición. En 1835, el teólogo alemán David Friechmann Strauss publicó un libro titulado Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet («La vida de Jesús, examinada críticamente»), donde afirmaba que los evangelios estaban repletos de sucesos mitológicos, como los milagros, que no podían ser considerados como elementos fiables en una narración histórica. Das Leben Jesu fue algo así como un best seller, traducido a varios idiomas, que provocó un gran escándalo en diversos países; un aristócrata inglés, el conde de Shaftesbury, ganó sin duda el premio a la indignación más florida cuando escribió que la obra de Strauss era «el más pestilente libro jamás vomitado por las fauces del infierno».
Pese a la furia de sus detractores, Strauss, como había hecho John Mill, marcó un antes y un después en el análisis del Nuevo Testamento. A su estela la teología alemana tomó la delantera en este campo. Ya en el siglo XX Martin Dibelius fue uno de los creadores de la Formgeschichte o «crítica formal», corriente hermenéutica que defendía un análisis de los textos cristianos no de acuerdo a las necesidades teológicas, sino de acuerdo a sus características literarias e históricas. Su discípulo Rudolf Bultmann llegó a ser considerado el principal experto sobre la figura histórica de Cristo en el ámbito protestante y en 1926 publicó un libro con el sencillo título de Jesús, en el que reconocía la imposibilidad de conocer con fidelidad los detalles concretos de la biografía del personaje central del cristianismo. Bultmann, pese a ser creyente, calificaba los evangelios como un relato mitológico repleto de afirmaciones que no podían ser demostradas ni siquiera bajo los criterios historiográficos poco exigentes que se empleaban para estudiar otros textos y sucesos de la antigüedad. Estos teólogos críticos concluyeron que los cristianos debían centrarse no en el relato biográfico de Jesús tal como era narrado en los evangelios, sino en el kerygma o «proclamación», en el contenido espiritual de dicho relato. En pocas palabras, admitían que les era más fácil creer en la resurrección de Jesús como verdad mística que intentar reconstruir los episodios de su figura humana. Lo importante para ellos no era la supuesta descripción «periodística» de Jesús, sino la aceptación de su mensaje de salvación tras la muerte física. Daban por buenos algunos elementos biográficos muy básicos de los evangelios: que Jesús predicó, que tuvo seguidores y que fue crucificado, pero poco más.
Los historiadores actuales que se especializan en el análisis del Nuevo Testamento continúan usando la crítica textual como principal herramienta, pero son algo menos pesimistas que los teólogos de la «crítica formal» y opinan, en su mayoría, que sí es posible obtener información histórica de los evangelios; algo irónico, porque entre los estudiosos actuales hay varios que se declaran ateos o agnósticos, pero son menos escépticos sobre este aspecto que los teólogos arriba citados. La tesis básica de los historiadores actuales es que el Nuevo Testamento es muy poco fiable como relato histórico, sí, pero pudo recoger más información verídica de la que suponía Bultmann. Esa información puede ser empleada para recomponer una breve cronología del desarrollo inicial del cristianismo. En una futura entrega veremos cómo se ha llegado a algunas de estas conclusiones, pero esto nos servirá como guía:
Años 23-36: El prefecto Poncio Pilato gobierna la provincia de Judea. Jesús empieza a predicar la inminente llegada del «reino de Dios», esto es, la restauración del trono de Israel y la salvación de los judíos que crean en su mensaje, que se librarán de la muerte y vivirán sin padecimientos para siempre. Dado que el encargado de establecer este reino en la mitología judía de la época era el Mesías, Jesús se presenta como el Mesías o sus seguidores lo toman como tal. Esto constituye una provocación para los romanos que ocupaban Judea. Si el Mesías era el futuro «rey de los judíos», eso puede significar que Jesús ha estado pregonando una rebelión contra el imperio. También es posible que influyese en su detención algún desorden público en el templo de Jerusalén. Los romanos detienen a Jesús y lo cuelgan de una cruz para que muera por una lenta asfixia, el más terrible castigo impuesto por el imperio. De cara a los judíos, esta ejecución desacredita a Jesús como posible Mesías.
Años 33-36 (aprox.): Tras la ejecución, sin embargo, un grupo de seguidores de Jesús continúa creyendo en en su naturaleza mesiánica. Para justificar la inexplicable ejecución de alguien que se suponía iba a vencer a Roma y restaurar la antigua dinastía de David, afirman que Jesús se ha entregado al martirio de manera voluntaria y que ha resucitado para anunciar que regresará en breve. Este grupo, que se estima no contaba más de unas pocas decenas de personas, inventa así una nueva vertiente de judaísmo. El grupo es conocido como la «Iglesia de Jerusalén» o la «Asamblea de Jerusalén», aunque también podría ser llamada «Sinagoga de Jerusalén», pues todavía es un grupo netamente judío que defiende el cumplimiento de las leyes mosaicas (circuncisión, descanso sabático, restricciones alimentarias, sacrificio en el templo, etc.) y se opone a que los no judíos, los gentiles, puedan optar a la salvación. Este es el cristianismo original, que no tiene todavía un nombre, puesto que sus miembros se ven como practicantes de un judaísmo bastante tradicional. El grupo está comandado por uno de los hermanos de Jesús, Santiago, y por Simón Pedro, quien había ejercido como su mano derecha. Ambos aparecerán nombrados unos veinte años después en las Epístolas de san Pablo, y medio siglo después en los evangelios.
Año 36-40 (aprox.): Entra en escena Pablo de Tarso. Es judío, pero no es palestino, sino que procede el ámbito helenístico. Al principio cree que puede ser considerada blasfemia la afirmación de que un presunto criminal crucificado por los romanos sea calificado como Mesías. Sin embargo cambia de idea. Aunque nunca ha conocido a Jesús en persona, afirma haber experimentado una visión en la que se le ha aparecido, resucitado, para convertirlo en su «apóstol», su mensajero. Aunque Pablo no deja de ser judío, empieza a defender la idea de que los gentiles no necesitan convertirse al judaísmo para optar a la salvación prometida por Jesús. Cree que es la fe en Jesús, no las «obras», el seguimiento de la ley mosaica, lo que garantiza la salvación. Su postura le hace entrar en conflicto doctrinal con el grupo cristiano original de Jerusalén, pero él continúa con sus planes. Empieza a fundar comunidades cristianas en diversas ciudades del Imperio romano, aceptando a gentiles, y decide situarse a sí mismo en el mismo nivel de autoridad que los líderes de Jerusalén. Afirma que, si Santiago y Simón Pedro son los «apóstoles de los judíos», él mismo es «el apóstol de los gentiles».
Años 50-60 (aprox.): Pablo escribe cartas a las diversas comunidades cristianas fundadas por él. En esas cartas, escritas en griego, responde a dudas teológicas y problemas doctrinales concretos. De este modo se convertirá en el principal impulsor del culto a Jesús fuera de Palestina y más allá del ámbito judío. De hecho, en la segunda figura más importante del cristianismo. Baste decir que el Nuevo Testamento contiene catorce epístolas paulinas que suponen la mitad del total de los libros y un tercio del total del texto (aunque en la actualidad se considera que solo siete de esas cartas fueron escritas por él, mientras que las otras siete son falsificaciones posteriores escritas por sus seguidores pero firmadas en su nombre para darles relevancia). A medio y largo plazo será el cristianismo paulino el que se imponga sobre el cristianismo judío original, que empezará a quedar arrinconado. En sus cartas Pablo no dice nada sobre la vida de Jesús, aunque sí narra algunas de sus propias interacciones con los miembros del grupo original de Jerusalén y habla a menudo de Pedro o Santiago.
Año 66: Los habitantes de la provincia de Judea se rebelan contra la ocupación romana y estalla la guerra en Palestina.
Año 70: Las legiones romanas, que están ganando la guerra, sitian Jerusalén y crucifican a cualquiera que intente escapar de la ciudad (algunos cronistas dicen que pudieron llegar a ser cientos de personas en un día). Tras varios meses de asedio en los que la capital de Judea estaba rodeada por campamentos militares y la tétrica visión de centenares de cruces, los legionarios consiguen irrumpir en la ciudad, sometiéndola a la destrucción y el pillaje. El templo de Jerusalén, el edificio sagrado de la fe judía, es destruido, lo cual tendrá un efecto decisivo en la evolución de las dos religiones bíblicas. Por un lado, el judaísmo sacerdotal centrado en el templo empezará a declinar en favor del judaísmo rabínico más similar al que conocemos hoy. Dentro del cristianismo, donde ha aumentado el número de creyentes gentiles, empieza a tomar forma la idea de que la destrucción del templo es un castigo divino por la supuesta (e indemostrada) colaboración de los judíos en la ejecución de Jesús. Pese a que Jesús había sido judío, pese a que su mensaje era judío, pese a que toda la mitología mesiánica y escatológica en torno a su figura tiene raíces judías, y pese a que los cristianos de segunda mitad del siglo I siguen considerando que buena parte de las escrituras judías son sagradas, empieza a crecer esta nueva vertiente cristiana de tintes antijudíos, aunque no se mostrará con auténtica fuerza hasta el siglo II.
Año 70 (aprox.): Se escribe el Evangelio de Marcos. Describe a Jesús como el Mesías humano de la tradición judía y como un personaje vivaz y elocuente. Sin embargo la Pasión, el relato de su detención, juicio y ejecución, tiene un tono deprimente que muestra a un Jesús hundido, sumido en un estado anímico de estupor y total abatimiento. Ya en la cruz, justo antes de morir, Jesús pronuncia un lamento que el texto, curiosamente, no reproduce en griego, sino en la lengua materna de Jesús: «¿Eloi, Eloi, lema sebactani?» («Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Siguiendo con esa imagen humana, Marcos no menciona un nacimiento milagroso de Jesús ni la virginidad de su madre; de hecho no dice nada sobre su infancia. En el texto Jesús es humano por completo y no será elevado a un estatus superior hasta después de su muerte, cuando se supone que Dios lo resucita. Y digo se supone, porque recordemos que en el final original de Marcos, antes de ser retocado, la tumba de Jesús aparece vacía pero él no vuelve a manifestarse.
Años 80-90: Se escribe el Evangelio de Mateo y El evangelio de Lucas. Ambos copian la estructura de Marcos, aunque modifican ciertas cosas y añaden otras, como la narración del nacimiento milagroso de Jesús y su genealogía, para justificar que era el Mesías. El relato de Mateo insiste en el carácter judío de Jesús, quizá preocupado porque la tradición judía se pierda con el creciente número de creyentes gentiles, aunque, irónicamente, su Evangelio también contiene pasajes que han sido usados como arma contra los judíos en diferentes épocas de la historia. Mateo narra cómo los habitantes de Jerusalén habían sido partidarios de la ejecución de Jesús («Que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos»). Lucas contiene también un elemento antijudío y su Jesús, a diferencia del de Marcos, se enfrenta a la muerte con la confianza plena de quien sabe que en breve estará junto a Dios. En esta misma década se escribe el libro Hechos de los Apóstoles, donde se narra la actividad apostólica posterior a la muerte de Jesús, en especial las actividades de Simón Pedro y Pablo de Tarso, aunque su fiabilidad como relato histórico es tan dudosa como la de los evangelios, o acaso más dudosa, pese a estar escrito más cerca de los supuestos hechos verídicos que cuenta.
Años 90-100: Se escribe el Evangelio de Juan, donde el personaje de Jesús es muy distinto al de los tres evangelios sinópticos (que ya hacen retratos diferentes entre sí), como también es diferente el tono del libro, mucho más teológico y metafísico. Jesús ya no es un Mesías humano, ni siquiera un humano con toques divinos nacido de manera milagrosa de una madre virgen, sino la encarnación del propio Dios. Así, el Jesús de Marcos es humano; el de Lucas y Mateo es humano pero tiene una parte divina, aunque solo empieza a existir cuando María, su madre, da a luz. En cambio, el Jesús de Juan ha existido desde el principio de los tiempos y se presenta con una forma verbal que en la Biblia hebrea se usa para Yahvé («Antes de que hubiera un Abraham, yo soy»). Su nacimiento en forma humana, pues, ya no es un comenzar a existir, sino un simple rito de paso, porque ya existía desde siempre. Dicho de otro modo, Jesús es Dios .
Año 93: Aparece por primera vez el nombre de Jesús en un texto no cristiano, Las antigüedades judías del historiador fariseo Flavio Josefo. El texto menciona a Jesús solamente dos veces. Aunque los historiadores modernos discuten si esas menciones (en especial la conocida como Testimonium Flavianum) pudieron ser retocadas en tiempos posteriores por los cristianos, hay consenso en que Josefo sí habló de Jesús, aunque fuese de manera anecdótica. Lo cual no es extraño, pues por entonces ya había comunidades cristianas, si bien minoritarias, en unas cuantas ciudades del Imperio.
De toda esta cronología, en cuyos fundamentos ya nos extenderemos más, se extraen dos conclusiones: el culto a Jesús trasciende el ámbito de Palestina para extenderse por otras zonas del imperio de manera muy, muy temprana. La transmisión oral de su vida y mensaje pasa con mucha rapidez de un idioma local (el arameo) al idioma «internacional» (el griego). Entre los años 36 y 70, más o menos, los detalles de la vida de Jesús van de boca en boca sin que haya plasmación escrita de la que haya quedado constancia, pero conservando algunos elementos biográficos intactos (nombre, procedencia, profesión, muerte en la cruz, y el núcleo de su mensaje). La segunda conclusión es que, de manera paralela, el cristianismo pasó de ser una creencia judía a otra que se alejaba progresivamente del judaísmo, manteniendo los textos y terminología judíos, pero renunciando a casi todas sus normas y costumbres. Dicho de otro modo, el cristianismo empezó siendo una variante de la religión que había practicado el propio Jesús, pero terminaría siendo una religión distinta a la suya, aunque, cosa paradójica, lo tenía a él como elemento central.
El efecto de todo esto fue una atomización del cristianismo. Las primeras disensiones entre cristianos que conocemos —los debates entre la Iglesia de Jerusalén y Pablo de Tarso— datan, como mucho, de unos veinte años después de la muerte de Jesús. En apenas unas décadas, incluso antes de la escritura de los evangelios, ya habían surgido corrientes de todo tipo: judías, projudías, antijudías y otras ambivalentes. Los creyentes romanos se preocupaban de eximir al imperio de la responsabilidad de la crucifixión, como ejemplifica la muy improbable escena de Pilatos lavándose las manos, pese a que la crucifixión era un castigo imperial. Además, algunos pensaban que Jesús había sido humano, otros que había tenido carácter divino pero no comparable al de Dios padre, y otros que era la encarnación del propio Dios padre. Había, quizá, decenas de cristianismos diferentes y las pugnas ideológicas entre unos y otros se prolongarían durante siglos.
El cristianismo nunca fue uniforme, salvo quizá en su primera década de existencia, cuando todavía era un judaísmo típicamente palestino. Así pues se explica que los cuatro evangelios canónicos, considerados en su conjunto e incluso con independencia de las distorsiones en los manuscritos que citábamos antes, pincelen retratos de Jesús que no son compatibles entre sí. En una próxima entrega intentaremos explicar por qué la incompatibilidad de estos retratos casi nunca pareció incomodar a los cristianos, que se limitaron a fundir esos cuatro retratos en uno, conformando así el Jesús tradicional, y por qué los estudiosos actuales coinciden en que, pese a todo este galimatías, es posible extraer algo de verdad histórica sobre su figura de aquellos textos. También veremos algunos mitos generalizados pero erróneos sobre su personaje y sobre la propia evolución temprana del cristianismo, o sobre la relación entre el judaísmo y el mundo romano, sin la que el Jesús hubiese caído en el olvido.
(Continua aquí)
Siempre he creído que este era y es, el mejor «cuento» jamás contado. Y no me cabe la menor duda de que fue la fuente de inspiración principal para que un Shakespeare genial (con o sin ayuda), desgranara sus propias y maravillosas historias. Aunque eso sí, sin llegar a superar al original; más de veinte siglos dan para mucho si se trata de pulir «cuentos».
Olvidé añadir en mi anterior comentario que el artículo, como casi siempre tratándose de E. J. Rodríguez, más que interesante.
¿Estás seguro de lo que dices? ¿Cuáles son tus pruebas? ¿O son imaginaciones, creencias, iguales a las que no crees? Me parece que nos has leído los Evangelios. No afirmes que es leyenda porque estás equivocado. ¿Te has parado a pensar alguna vez: y si no fuera una leyenda qué ocurriría? Sería maravilloso, ¿o no? Y te transformaría en lo que tu alma anhela, pero no realiza porque no cree que sea posible, porque es demasiado hermoso. Pues no lo es, somos mucho más hermosos de lo que aparentamos. Solo necesitamos recordarlo y fue/es lo que Él intenta. Lee los Evangelios como una realidad y verás lo que ocurre en ti.
Yo lo que quiero es el número de tu camello.
El asunto es que tiene razón en todo lo que dice, puede por haber investigado; ¡claro que se opine asi! Mi humilde opinión es que no hay otro libro del primer siglo que le compita en algo sobre ese Espíritu, sobre lo que dice y que hace. ¿Aquien vamos a comprar? ¿A quien vamos a escuchar? De la manera como dicen, algunos dioses, algunos dicen unas cosas y otros Dios dice lo que nadie a hecho?¿ Hay o existe algun libro del primer siglo que niegue algo de eso? Lo que diga el contemporanio, es su propia opinión, solo eso.
Magnífico y perfectamente documentado artículo que no nos debe alejar de la única certeza de la que tras siglos de estudio, conocimiento y pruebas disponemos: Que la existencia de Jesús (ni tan siquiera el histórico) es una falacia procedente de la religión, que es un constructo humano de cuyos teóricos fundadores no hay una sola prueba fehaciente. Puede que existiera no uno, sino varios «Jesuses» que se rebelaron contra el imperio romano mediante la palabra y charlas en el monte. Vendrían a ser la versión antigua de lo que hoy es Paulo Coelho o Mr. Wonderful. De ahí la tradición escogió a uno y se inventó la mística y el resto del cuento, del que muchos llevan viviendo 2017 años, 11 meses y 21 días exactamente.
Estoy seguro de que nadie sería capaz de perder la vida (ni siquiera el tiempo) por algo que sabemos que es una falacia. ¿Por que presuponer que los “antiguos“ sí eran tan simples y pisaverdes?
Obvias un hecho incontestable (otro más): que cualquier alumno de la ESO sabe más que cualquier persona que habitaba el planeta hace 2000 años.
Seguro? Qué dice de las avanzadas civilizaciones más antiguas aún, como la Egipcia. Que dice de los grandes pensadores griegos A.C. Revise sus conocimientos o vuelva a pasar por la Eso, sí es que la hizo…
Segurísimo. Es una cuestión de avance en todos los campos fruto del trascurso del tiempo. Revise sus esquemas mentales. No es difícil hacer un ejercicio de abstracción para llegar a esa conclusión.
BS. Falacia progresista en todo su esplendor.
Hubo muchos Jesús, era una época de opresión y el pueblo judío buscaba a ese mesías que los liberara del yugo romano. De hecho, mesías hace referencia a un descendiente de David que devolvería, como rey, el esplendor al pueblo judío. Seguramente, muchos judíos estarían bastante decepcionados por lo de «mi reino no es de este mundo». La cuestión es por qué este mesías en cuestión se hizo tan famoso, tal vez porque era muy fácil de asimilar por la masa pobre, ya que la recompensa o la victoria estaba más allá de este mundo, algo que puede alcanzar cualquiera. Además, se usó -y se usa- como herramienta política. Pero mesías hubo muchos…
Que pena invertir tiempo en la lectura de un artículo tan vacío que solo intenta impresionar a personas sin una básica información. Es irónico pensar que el que nos dio la vida o sea el Creador sea negado por las criatura, basta ya de tanta soberbia. No puedo explicarme como un hombre que hasta la fecha siga siendo negado, pudo marcar la vida con frases como: «Amaos lo unos a los otros» o «Perdónalos porque no saben lo que hacen», esto al margen de haber vivido hace más de dos mil años, y sin tener la no noción de lo que hombres vacíos escribirían de Él. Mas bien creo que si lo sabía y por eso les perdonó anticipadamente.
Mi recomendación respetuosa es que dejen que su corazón sea afectado como lo ha sido el de millones de hombres a lo largo de la vida y así experimentarán la paz que el mundo no da y una promesa celestial de vida eterna, aun es temprano.
Interesante artículo… solo me chirría enormemente la idea de que fuese analfabeto. En los evangelios se documenta cómo lee en la sinagoga del libro de Isaías, que parece ser que era la costumbre entre todos judíos varones. (Leer de la Ley Mosaica los sábados, por turnos). Es imposible además que se convirtiera en un maestro (como se le llama frecuentemente) sin un conocimiento extenso de la Torá.
Muy buena observación. Sin embargo, el autor no es tajante al respecto. Apunta la posibilidad de que fuera analfabeto, pero sólo a modo de hipótesis y como argumento para reforzar la idea principal: que no sabía griego.
Gracias, el artículo dice que se estima que había un 95% de analfabetismo, la verdad me gustaría conocer la fuente de ese dato porque como se ha mencionado en otros comentarios, la lectura de los escritos sagrados formaba (y sigue formando) parte de la rutina de los hombres judíos. En cuanto a el tema de que Jesús hablara griego, yo sí pienso que con casi total seguridad lo hacía, de otro modo la conversación privada con Poncio Pilatos parece imposible. Pilatos no parece el tipo de hombre que se hubiera molestando en aprender hebreo, y el idioma internacional («el inglés») de la época no era el latín sino el griego. Un último dato, los judíos desarrollaron una cierta relación especial con el mundo heleno, a partir de la visita de Alejandro Magno a Jerusalén. Hasta el punto que se creó un conflicto entre ellos entre los propensos a una helenización completa, y los que querían mantener sus raíces judías.
Antonio yo te diría que es obvio que hay mucha letra, pero NO conoce a Jesús. No podemos ni debemos hablar de alguien que no conocemos, sino solo a modo de preguntas ¿Quién es? ¿Cómo era? ¿Por qué lo hizo?
Este es un texto interesante pero tristemente plagado de imprecisiones. Alguien ya ha mencionado lo dudoso de los datos sobre el analfabetismo, pero es que el texto ignora los análisis comparados – que sí han hecho los estudiosos – de las palabras que los Evangelios atribuyen a Jesús. Un ejemplo: cuando Jesús grita «¿Eloi, Eloi, lema sebactani?» está recitando un verso de los Tehilim: alabanzas o salmos. Fuese quien fuese quien lo recitase, Jesús o no, parece dudoso que fuera analfabeto, y conocía bien unos versos que, más que de desesperación, hablan de la esperanza de Israel.
Teniendo en cuenta que nadie de los que estaba presente cuando Jesús murió en la cruz escribió historia alguna sobre ello, parece bastante probable que sea un detalle poético del autor del evangelio. Hablar de que Jesús era o no analfabeto basándonos en lo que dicen los evangelios, textos mucho posteriores escritos de forma más o menos interesada… Pues no tiene sentido. Lo cierto es que la mayoría de las gentes de la época era analfabeta y por eso había muchos profetas que oraban y no escribían, de ahí que no se conserve nada escrito de sus andanzas. La educación universal es algo que ni siquiera ahora existe.
Bueno, quizá no has leído el artículo. Trata principalmente de porqué sí se puede llegar al Jesús histórico a partir de una lectura crítica de los evangelios. Y dice que esta frase del evangelio de San Marcos es pretendidamente un relato de Jesús como hombre. De ahí mi crítica: esta interpretación ignora los estudios comparativos, abundantisimos, entre los evangelios y los textos del antiguo testamento. Otra cuestión son los datos de analfabetismo, bilingüismo y pobreza que el autor maneja, que son datos que otros autores han puesto en duda. Una de las teorías más extendidas es que el arameo fuese la lengua de Jesús, y el griego el idioma de sus enseñanzas públicas. Por otra parte, dado que hablas de educación universal, la enseñanza de la Torah en el Israel antiguo era ya una enseñanza organizada, además de un mandamiento para todos los judíos. La enseñanza en el be rav (casa del maestro) era una educación organizada por y para la comunidad y basada en la lectura y memorización de los textos sagrados.
Si a alguien le entra un elefante en casa, en lo último que piensa (aunque al rato sí lo hará ) es en escribir una crónica. del suceso. Eso fue Jesucristo . Aunque ahora sea increíble. Antes era increíble no creer porque era tan evidente como el paquidermo que rebusca en el frígo algo verde
Por otra parte, en la interesante exposición del artículo no se da ni un sólo argumento para no creer en Jesucristo, sólo razones para pensar que el credo es realmente increíble (no entiendo por ello la visión burguesa y acomodaticia de algo que, visto de lejos o como le gusta a los niños, por debajo de las piernas, es «raro»)
La Fe es un don. Aunque no se sepa o aunque no se anhele (porque no se conoce).
Chesterton da los mismos argumentos que el artículo pero con la intención opuesta, por ejemplo, como cuando mostraba su estupor porque algo tan » muerto» siga viviendo 20 siglos después. a creer. Es la actitud.
El mundo actual nos ha enseñado tan sólo a desconfiar. es una actitud, a mi parecer, aún más cobarde (por comodona) que la de creer en todo.
Siento las erratas. Ese «a creer» aislado. Escribo con un smartphone con el teclado averiado.
No estoy de acuerdo contigo. El mundo actual no es un mundo desconfiado, más bien es un mundo crédulo. Siguiendo a Chesterton, cuando el ser humano deja de creer en Dios, empieza a creer en cualquier cosa. Como en los chakras, los algoritmos, el etiquetado de productos BIO o sin gluten, o el poder transformador de Salvini, Macron o Pedro Sánchez.
La carga de la prueba cuando se trata de demostrar algo reside en quien afirma la existencia de ese algo. Por esa regla de tres, los duendes, hadas, etc también existen, porque no se ha demostrado su inexistencia. Es un imposible metafísico. Por tanto cabe recurrir a Ockham y su famosa navaja: en ausencia de otras pruebas, la explicación más sencilla es la válida. Aparte del analfabetismo de la mayoría de la población por aquel entonces, hay que contar con el combustible que mueve más al ser humano: el miedo (inculcado o impuesto). Las consecuencias de no adscribirse a un determinado credo o religión te excluían de la sociedad en el mejor de los casos, cuando no te pasaban por la piedra.
Solo un apunte. La sociedad antigua no es una sociedad monolítica. Admitía el pluralismo de jurisdicciones: pero en cuestiones de orden público, la jurisdicción Romana había impuesto su superioridad. Por eso el Sanedrín necesitaba el apoyo de Pilatos para ejecutar a Jesús. Los romanos ejecutaban a los asesinos, ladrones, rebeldes contra Roma, pero no a los blasfemos. Si Jesús fue ejecutado fue porque Pilatos quería evitar la rebelión de la provincia. Su decisión, en cambio, permitió el nacimiento del cristianismo, y en último término, el fin del Imperio. Esto es simplemente para apuntar que el Derecho, como opuesto del miedo, no está ausente en la época de Jesús. Es más, ese Derecho se consideró el máximo exponente de la justicia durante los mil años que lo siguieron, aunque solo sea porque los relatos medievales veían en Jesús la plenitud de los tiempos. La verdad es que aún hoy decimos que nuestros derechos son herencia del romano, por eso los relatos oscurantistas del pasado y de la antigüedad están cargados de los prejuicios eurocéntricos de la edad moderna y los estados nación.
Buen aporte histórico-jurídico, ¿pero qué coño tiene que ver con lo que he dicho? Es como si hubiese preguntado la hora y tú me contestas que hace un día cojonudo.
Matiza tu idea de que «el miedo (inculcado o impuesto). Las consecuencias de no adscribirse a un determinado credo o religión te excluían de la sociedad en el mejor de los casos, cuando no te pasaban por la piedra.»
que por otra parte tampoco veo qué tiene que ver con el analfabetismo o no de los galileos, o con Ockham, ya puestos.
¿De verdad es necesario abundar en algo tan evidente como la idea del miedo como motor de la religión en cualquiera de sus manifestaciones?
Mira. No discuto tu anticlericalismo. Es más, lo comparto. Lo que pasa es que yo extiendo mi escepticismo a cualquier orden normativo. Dices que el miedo es el fundamento de la religión. Yo creo que el miedo es el fundamento de cualquier orden jurídico. O por lo menos, la amenaza de la violencia del uso de la fuerza (por hablar de kelsen y tal). Así que respondiendo a tu pregunta: sí, probablemente puedas abundar más en la idea de coercitividad de la norma. Y de paso actualizarte con algún que otro filósofo menos iusnaturalista o medieval que Ockham. No se puede ser tan progresista y anticlerical y citar a un fraile franciscano.
No soy dogmático, si una persona (clerical o no como el bueno de Guillermo) tiene un momento de inspiración y produce un aforismo válido, no hay por qué desecharlo.
Como quieras, sólo que el aforismo de Ockham tampoco es que haya sido especialmente útil en el desarrollo de la ciencia moderna.
Siempre me ha hecho gracia el que las religiones, sobre todo la cristiana se apoyen en el credo de que lo importante es CREER, es la FE. Como argucia la verdad no se puede discutir, cuando sabes es todo es un cuento inculcas a la gente que lo importante es creerte el cuento para salvarte..
la religion siempre al arrastre del conocimiento: cuando ya no podia quemar a la gente que decia que la tierra no era el centro del universo, o que era plana, o que la mujer no era menos, o que no venimos de una costilla,… cuando ya no puede tapar los hechos sonrie, te mira y te guiña un ojo diciendo: «lo importante es creer, es el mensaje». Si claro porque no intentasteis tapar durante cientos de años la patraña que os montasteis! ahora lo importante es el mensaje.
Un ultimo apunte: porque para DIOS lo mas importante es que creas en el? no seria lo mas importante ser buena gente con los demás y cuando te reúnas con el en su plano metafísico celestial compruebes que existe? le importa un carajo a un ser omnipotente y omnisciente que creas en el o no? porque hace 2000 años el tio se presentaba continuamente con voces, arbustos, visiones, angeles y ahora le da vagancia?
ainssss
El artículo es (como nos tiene acostumbrados el autor) muy bueno.
El mito es, dos mil años después, cojonudo. Sigue siendo muy poderoso. Fascinante. Pero como dice el amigo Pablo, exige fe. Y a día de hoy, cuando afortunadamente la gente ya no es analfabeta, si no tienes esa, no deja de ser un cuento. Que por otra parte, son una cosa muy necesaria.
Espero impaciente la continuación.
Pero incluso como mito tiene unas contradicciones y lagunas que lo invalidan. Están mejor construida la mitología griega o, por poner un ejemplo contemporáneos, la marveliana.
No, hombre no… Mire, yo no soy creyente pero nunca se me ocurriría decir que la mitología marveliana es superior a la cristiana, porque la mitología marveliana no deja de ser, parafraseando a Nietzsche, mitología griega plebeya -y muy simplificada, valga la redundancia-. Por no hablar de sus contradicciones… Bah. Si el cristianismo ha funcionado durante dos mil años habrá que analizar por qué, y la explicación de que ha sido por imposición no lo explica todo… Desde luego, yo rechazo de plano que haya funcionado ‘porque lo quiere dios’, pero lea mejor, lea con más respeto lo que el autor del artículo, o comentaristas como Escéptica, más que afirmar, se preguntan, intentan comprender.
Quizá la represión,muertes, guerras, odio, destrucción y diásporas que la religión, en cualquiera de sus variantes, ha provocado durante la historia te aporte alguna pista de por qué ha perdurado tanto tiempo. Incluso hoy día en los países islámicos apártate del islam, y me lo cuentas (si no te han lapidado o encarcelado). La imposición, el miedo y la ignorancia han sido los ingredientes fundamentales, no necesariamente en distintas dosis. A la mitología marveliana no cabe atribuirle ninguna muerte ni persecución (más allá del loco que asesinó en un cine vestido de Batman), pero no hay unas estructuras de imposición y represión organizadas.
Sin religión, o con otra religión, me temo, hubiese sido lo mismo, y en el siglo pasado hay alguna prueba de ello… Es un arma, o se usa como un arma, como casi todo en este mundo, por los unos contra otros y los otros contra los unos. Aunque este texto va de otra cosa -otra mitología-, creo que pone bien en claro algunas de las razones por las que ese tipo de pensamiento existe: https://www.elinfiernodebarbusse.com/2018/11/una-joya-de-la-mitografia-la-luna.html
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Cuando este 25 de diciembre ceneis con los vuestros, y Salgáis en noche vieja para celebrar el 2019, acordaos de este cuento que tanta risa da hoy en día ?. Ni el cesar, ni Napoleón ni el rey del imperio más grande jamás habido ha dejado semejante huella en el mundo. No es cuestión de inteligencia, ciencia o historia, es fe, es Dios.
Gran argumento. Si no existieran las vacaciones de Navidad habría periodos de descanso igualmente, como los hay en la laica Francia. Respecto a las borracheras de Año Nuevo hay muchos más motivos para darle a la botella. Si ese es todo tu arsenal de motivos para seguir subvencionando la religión, flaco favor le haces. Con 2 citas del gran Hitchens se desmorona el tinglado como un castillo de naipes: «Lo que se afirma sin pruebas puede ser igualmente descartado sin pruebas». «Afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias».
Dicen que asistir a un exorcismo disipa todas las dudas sobre el señorío del Cristo sobre toda dominación. ¿te valdría como prueba extraordinaria?
No, prefiero ver cómo se convierte el agua en vino. La de gilipolleces que hay que leer.
Gracias Dani por demostrarnos que la grosería, la mala educación y la intolerancia no son exclusivas de los creyentes, sino que afectan por igual a los no creyentes.
Tras 40 años de dictadura nacionalcatólica donde se entregó la educación a los curas, donde la Iglesia perpetró y encubrió una red de bebés robados a madres «descarriadas» para entregárselos a «familias ejemplares» y pudientes, donde se abusó y tapó sistemáticamente de niños por parte de los siniestros ensotanados, todo añadido al yugo que la religión lleva ejerciendo desde hace 2000 años, ahora resulta que cuando se dicen las verdades a la cara los maleducados somos los ateos y librepensadores, quienes más han sufrido en épocas pasadas por culpa del dogma. Pues encantado de serlo y de que a usted le moleste.
No culpes a Dios por los pecados (q por si alguien no lo sabe, significa en arameo error) de los hombres, lee la biblia y verás que esos q has nombrado y muchos otros hipócritas son los que de verdad deberían tener miedo. Yo no quiero molestarte de verdad t lo digo, pero si hay algo bueno que conozco prefiero compartirlo a callármelo, yo también me considero un libre pensador. Un saludo.
Todo es ataque para ti compae.
Da igual, como tu hay millones de personas, como yo otros tantos, cientificos de mas alto nivel tambien estan divididos, no hay argumentos razonables para tu convencerme a mi o yo a ti. Eso si, si no has leido la biblia(el nuvo testamento) enterito, leelo, porque uno no puede recahazar lo que no conoce si no es por ignorancia.
Osea que tu debes haber leido y estidiado todos Los textos de todas las religiones y sectas del planeta, desde la cientologia hasta los poemas epicos nórdicos, para poder decir que el dios de la biblia es el verdadero (luego ya a ver cuál de las 35.000 denominaciones del cristianismo es la auténtica ya es otra historia)
Pues que continúa siendo el libro de relatos, cuentos y fábulas, que es y siempre ha sido.Hay que tener la fe del carbonero para tragarse su contenido porque a sí lo han decidido otros por ti.
Por pura vergüenza y sentido del ridículo no deberías mencionar en la misma frase la religión y el libre pensamiento, so pena de incurrir en una de las más flagrantes contradicciones. Pocos términos se me ocurren más antitéticos. Me remites a la obra de ficción más chapucera, contradictoria y poco rigurosa (lo cual tiene delito siendo ficción) para validar tus argumentos. Bravo. Pensaba que tendríais mejores argumentos para vender vuestra mercancía, pero ya veo que no y el patrón se repite invariablemente. Si eso es todo lo que podéis aportar los creyentes (la Biblia como prueba) en un mundo donde la ciencia, el conocimiento y la razón avanzan a pasos agigantados, mientras vosotros seguís anclados casi 2 milenios atrás, es que la cosa va bien.
Dani, con respeto se lo digo: se opina muy cómodamente sobre los mitos y supersticiones desde la posición de alguien que vive en una época en la que la escolarización es obligatoria. Comprender el mundo anterior a eso, comprender las limitaciones en la transmisión del conocimiento requiere un cierto grado de distanciamiento, también de humildad. Ni usted ni yo hubiesemos ido a la escuela por propia voluntad, ni probablemente nuestros padres lo hubiesen hecho, repito, de no ser obligatorio. ¿Es usted maestro?¿Contribuye usted a la transmisión cultural? Vaya, ¿qué profesión de carácter científico o técnico ejerce, si no es mucho preguntar? No me parece por su tono que haga nada de eso, así entienda que no es tan sencillo, no lo dé tan por sentado, y sobre todo, no piense que la ignorancia del pueblo es producto únicamente de la voluntad de los poderosos -aunque en buena parte lo sea-. Los mitos de los mayores les ayudaron a caminar por el mundo ( y algunos los usaron para imponerse sobre sus coetáneos): intentemos entender ese mecanismo, sobre todo porque reflexionando sobre ello igual hasta llegamos a entender nuestros propios mitos -que los tenemos, aunque sean distintos-.
Soy profesor de enseñanza secundaria, rama de Informática. Y sí, soy consciente de que la religión ha movido y mueve a mucha gente, pero no estoy dispuesto a concederle mayor estatus que el de la homeopatía: un placebo emocional en el mejor de los casos. Insisto en que no tengo ningún problema con ello, salvo que esté infiltrada en estamentos clave como la educación y tenga que sufragarla con mis impuestos. Los vicios que se los pague cada uno.
Ok, en eso estamos de acuerdo.
Justo lo que señala no deja de ser apropiación de celebraciones anteriores para imponer la nueva religión a los paganos. La dimensión empresarial y de maquinaria de poder del tinglado. Precisamente con la fe, no tiene mucho que ver.
Estoy con usted. A pesar de carecer del don de la fe, les aseguro a todos que cuando asisto a la representación de esta, para mí, la historia más grande jamás contada, no me da ninguna risa y sí erizamiento del vello y carne o piel, o como se diga, de gallina. En esta fábula se halla todo lo que mantiene en vilo al ser humano desde que tuvo uso de razón y resulta asombroso de qué manera, a través de cientos y cientos de generaciones, mucho antes de ese año cero, se han ido destilando todos nuestros miedos, anhelos y esperanzas cristalizando en esta, bajo mi punto de vista repito, mejor historia que ha existido.
… no creas. Más siglos duraron las creencias del Antiguo Egipto y hoy de ellas solo queda lo que se ha perpetuado, precisamente, con el cristianismo. De Ra, y Amón, y Osiris, y Anubis y el resto ya no se acuerda ni dios.
Estas son las «fake news» que venden ahora, que el Jesús histórico es el que «yo» me invento y no el de la Biblia.
En primer lugar, mis felicitaciones al autor del artículo por lo bien documentado que está su y la claridad con que comunica lo que los expertos conocen del Jesús histórico.
En mi opinión el éxito del cristianismo tiene que ver con dos aspectos que afectan al Jesús histórico y al Cristo místico respectivamente. Vamos por partes.
El Jesús histórico, lo que se conoce de él, tiene dos cosas que llaman mucho la atención: que es coherente y consecuente con lo que predica. Y precisamente parte de lo que predica, es decir, sus ideas político-religiosas. Tanto sus condenas de la riqueza como la esperanza que suscita en la otra vida encajarán como un guante en el empobrecido Imperio Romano que desde el siglo II, y sobre todo a partir del IV, está poblado por miles, millones de desgraciados. Mucho más pobres, y menos libres, que los esclavos de antaño. El ambiente está bien descrito y documentado en el primer volumen de Los enemigos del comercio, de Escohotado. Esto sin obviar las grandes personalidades que abrazaron este credo, como san Ambrosio, san Agustín, etc. Pero el grueso de los creyentes no eran intelectuales sino gente llana.
Vamos con el Cristo místico, espiritual. Un vistazo breve a la historia que se nos cuenta del galileo nos revela su paralelismo con otros dioses salvadores del Mediterráneo, sobre todo en Lucas, Mateo, y por supuesto en Juan, como bien recuerda el autor. Es el famoso esquema mitológico de Osiris-Dioniso, el dios-hombre que nace de forma milagrosa, muere y resucita, etc. Los Misterios fueron la parte de la religiosidad antigua más íntima, especial y respetada, la que estaba más arraigada en el inconsciente colectivo de las gentes del Mediterráneo que fueron receptoras del mensaje de Pablo. Ese mensaje tenía muchas posibilidades de triunfar.
A mi juicio, el entrecruzamiento de los dos aspectos que he comentado, a los que hay que sumar el momento capital en que la Iglesia se alía con el poder temporal (con Constantino en el siglo IV) explican de modo satisfactorio el éxito del cristianismo sin necesidad de considerar que un hombre llamado Jesús fuera Dios.
Por otra parte, para mí personalmente, un mito es mucho más que una simple ficción y considero que Cristo es tan real, o más, que cualquier persona de carne y hueso. Su ejemplo me enseña que es posible morir para nuestro antiguo yo y resucitar como personas nuevas, despiertas al misterio de la vida. En cierto sentido Jesús sí era Dios, pero como lo somos, creo, cada uno de nosotros. Es decir, que llevamos la semilla de lo divino en nuestro interior.
Hay varios tipos de aproximaciones a un texto como este:
Algunos lo ven como una confirmación de sus dudas y un excelente argumento para cuestionar la fe de los católicos. Se sitúan en una especie de púlpito (ateo, por cierto) y desde allí aprovechan de reírse de los miles de millones de seres humanos que han dado algún crédito a la historia de Jesús.
Otros se sienten atacados y no dudan en acusar los más mínimos errores cometidos por el creador del artículo para desacreditar las dudas que, sensatamente a mi juicio, se ciernen sobre la historia de Jesús.
Otros, miran con cierta mirada de superioridad a los que no disfruta del Don de la fe. Sienten cierta desazón y pena por aquellls que no creen en Jesucristo ya que, para ellos, la falta de fe equivale a una falta de sentido de la existencia misma.
No participo de ninguna de esas posturas. Más bien miro con impotencia cómo es que, inevitablemente, estos análisis nos hacen se caer en conflictos poco edificantes para todos, sucumbiendo a la misma retórica binaria en la que la religión ha separado a los seres humanos desde siempre: la tensión entre creyentes y no creyentes.
En mi caso, encuentro muy interesante el texto, pero no me mueve un centímetro en mi adhesión al mensaje cristiano. Ese que habla del amor al prójimo, de respeto y caridad.
Es muy probable que Jesús no haya existido, no al menos de la forma en que lo cuenta la biblia, pero aún así adheriré y defenderé siempre al hermoso mensaje del Nuevo Testamento, ya sea que el autor de la historia de Cristo haya sido el propio Jesús o perico los palotes.
Muchas gracias por regalarnos este artículo. Quedó a la espera de la siguiente entrega!!
Hola,
Este es uno de los pocos comentarios que ha merecido la pena leer en las 6 entregas que han salido hasta el momento que escribo esto,
Que tengas un buen dia,
Que en el Nuevo Testamento en griego Jesús sea denominado como «tecnós» es nuevo para mí. Y también que pudo haber sido carpintero como su padrastro. En este rincón literario siempre se descubre algo de estimulante. Con respecto a la fe, me permito recordar que antes de esa entrega con voluntad y raciocinio a lo fantástico, estuvo y estará presente la intuición. Siempre. Y la intuición de algo superior es común a todos los hijos de mujer, sea ateo o creyente. Aquellos «creen» que no es necesario un dios para explicar la realidad, los otros sí. Pero en este tipo de silogismo hay una verdad que no se puede evitar: las intuiciones pueden ser erradas. La intución de que el Sol giraba a torno de la tierra duró bastante y a más de uno le costó la vida. No veo nada de criticable en aquellos que profesan la fe, todo lo contrario, pues conlleva en la mayoría de los casos, un código moral, código que la cultura libre también «dona». Asimismo, hago notar que en diversas investigaciones neurológicas que han pasado desapercibidas, cuando a un creyente o a un ateo se les presentan situaciones que atañen a la fe, las partes del cerebro que se activan son siempre las mismas. No hay una zona del cerebro recóndita y misteriosa. Gracias por la lectura.
Lo bonito de esta historia, es que nunca se sabrá si es verdad o un invento, para unos es cuestión de fe y para otros es cuestión de lógica y nunca se pondrán de acuerdo, pero seguirán discutiendo el tema toda la vida. Siempre será un misterio.
Claro claro, no hay más ciego que el que no quiere ver (o mejor dicho, leer). Dime un argumento por el cual Jesucristo es distinto a Papá Noel a nivel histórico y riguroso. Cuando no hay argumentos se recurre a la estrategia del calamar, diluyendo entre un marasmo de inexactitudes la posibilidad de la existencia aferrándose al cómodo y homeopático «si hay tanta controversia, algo habrá», cuando lo que ha habido es un monopolio, abuso e imposición de la religión a lo largo de los siglos.
Menudos comerciales de venta esos primeros cristianos, que consiguieron colocar a un pobre mindundi como referente moral y espiritual por todo el mundo. Olé.
Llamar mindundi a alguien que fue tan bueno te define. Si, te define a ti.
No conozco, tal vez exista, pero yo no lo conozco, un texto anterior al evangelio de Marcos, en el que los pobres, enfermos, tullidos y marginados de la sociedad tengan el protagonismo que ahí tienen… Si quiere una explicación a por qué funcionó tan bien, esa podría ser una de ellas. Porque ni en el momento de mayor prosperidad del mundo antiguo dejó nunca de haber una inmensa mayoría de pobres sin derecho alguno, y, de haber vivido nosotros entonces, tenemos el cien por cien de posibilidades de haber integrado esa clase social, a no ser que usted tenga varios de esos larguísimos apellidos compuestos de la clase alta o descienda de Hércules, y entonces igual el pobre mundundi nos resultaba más simpático, cercano, tendríamos menos distancia crítica, etc. Desde la comodidad de un hogar -que no hemos levantado con nuestras manos-, con una calefacción -cuyos misterios técnicos se nos escapan fuera del ámbito de usuario- y todas las ventajas tecnológicas que disfrutamos por el simple hecho de haber nacido en este tiempo es fácil burlarse de los antepasados.
Una cosa que muchos no saben es que el islam reconoce a Jesús como ru-alá «el aliento de Dios» y como el único ser que está en cuerpo y alma en el cielo. Dijo esto al rey de abisinia: «De Mahoma, enviado de Dios, a An-Nadjachi, rey de los abisinios. »Te dirijo las alabanzas de Dios, fuera del cual no hay otro dios, el Soberano, el Santo, el Pacifico, el Protector y Socorredor. Y doy testimonio de que Jesús, hijo de María, es el Espíritu de Dios y su Verbo, que ha concebido en María, la Virgen, la Virtuosa, la Inatacada, que lo ha llevado por efecto de Su Soplo, así como había creado a Adán con su propia mano».
Existe la misma distancia, a grosso modo, entre la escritura de el Coran y Jesucrito , como entre la de esta y la declaración de derechos humanos. En el coran pueden citar lo que quieran, no compartieron época.
Loa humanidad está siempre pronta a creer en narraciones fantásticas. Los golpistas catalanes lo saben. Y lo aplican. Por eso hay dos millones de catalanes que les siguen. Es la fuerza imparable del relato, cuanto más increíble es más creyentes consigue
Hombre, ya faltaba el nacionalista español acordándose de Catalunya en un artículo sobre Cristo. Sobre Cristo!!
El artículo es estupendo, por cierto.
Cerca de Tu casa seguro venden narices rojas a Tu medida! Se Te puede hacer algún ingreso si hace falta.
Por criterio de Filología Crítica y Filología Histórica, los únicos relatos mesiánicos de Cristo (en griego: Ungido, Rey o Mesías), no judíos sino helenísticos, de autoría reconocida y datados, con series históricas y referencias concretas, son unas cuantas cartas de Pablo de Tarso (actual Turquía) y segmentos de Hechos (o Actas) de Lucas, un «griego» de Asía Menor (actual Turquía) secretario de Pablo. La literatura restante del Nuevo Testamento de Jerónimo (año 383) y excluida del canon de Anastasio (siglo IV) (ver Bart Ehrman: Los Cristianismos perdidos, los credos proscritos del Nuevo Testamento, 2003) son incongruentes entre sí y alteran la idea mesiánica de Pablo. La versión crítica «Biblia de Jerusalén» en su introducción a los 4 evangelios reconoce que no tienen valor histórico. Ver pdf SINCRETISMOS EN EL HELENISMO TARDÍO: DIVERSOS CRISTIANISMOS
La huella de Jesús es imborrable. Ni siquiera la Iglesia Católica, aunque lo ha intentado, ha podido borrarla.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Su mensaje ha perdurado por su contenido, haya habido copias de los evangelios haya habido lo que haya habido. El vino con una promesa. El que no quiera seguirla o creerla que no lo haga , pero que no nos quiten a los demas el derecho a hacerlo. He experimentado a Jesus y a Dios en muchos momentos de mi vida , y eso , no me lo quita a nadie y se lo debo a Dios hecho hombre. Esta sociedad esta mas perdida que nunca, solo interesa razonarlo todo y buscar la razon para todo y no nos damos cuenta que los que no somos Dios somos nosotros! y que el misterio de la vida jamas podra ser desvelado por el ser humano.
Agradecida a Jesus estare , ahora y siempre por los siglos de los siglos , Amen, A jesus no hay que creerle , hay que sentirle.
Lucas 11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Te aconsejo que leas a Richard Dawkins o que veas la serie Cosmos, tanto la antigua como la nueva. Luego hablamos del misterio de la vida.
Necesitas mas fe que ella para creer en la teoria evolutiva y su seleccion natural que no puede probarse porque necesitarias millones de años…
el derecho a NO creer es lo que eliminaba la iglesia catolica quemandote en la hogera, fustigandote , torturandote hasta la muerte. el derecho a creer lo habeis tenido desde que dejasteis de ser perseguidos, hace unos 1600 años, hasta que os convertisteis en perseguidores
Cont. sobre pdf SINCRETISMOS EN EL HELENISMO TARDÍO: DIVERSOS CRISTIANISMOS (ver): Hay literatura de evangelios en versiones de tragedia griega, como lo 4 del Nuevo testamento editados por Jerónimo el año 383, pero con incongruencias del procedimiento dramático de inmolación entre ellos. Hay distintas versiones de nacimiento del hijo de Dios en Nazaret o en Belén, en el mismo texto llamado «Mateo». En «Marcos» y «Juan» no hay nacimiento de «hijo de Dios» sino su «adopción» ya mayor de edad, mediante un espíritu en forma de paloma. Hay evangelios menos helenistas y más judaicos, como el «de los ebionitas», que no proclaman un hijo de Dios, ni hay drama trágico de «pasión». En Hechos, de Lucas, con mayor referencia histórica, se refleja una secta sedentaria judía junto al Templo de Jerusalén; lo contrario de una secta itinerante de la lejana Galilea. cont.
Cont. y fin: referencia pdf SINCRETISMOS EN EL HELENISMO TARDÍO: DIVERSOS CRISTIANISMOS (ver). La secta que en Hechos aparece junto al Templo de Jerusalén, no son antijudíos, y en los últimos caps aparecen enviando a Pablo al Templo el año 57, donde es reconocido y linchado por contrario a la Ley de Moisés. Rescatado como ciudadano romano es llevado al palacio del gobernador romano en Cesarea, de donde es enviado a Roma por petición de Pablo al emperador Nerón. Según Hechos, Pablo desparece sin rastro varios años antes del incendio de Roma en tiempos de Nerón. Flavio Josefo da información (no interpolada de versiones católicas) de una secta judía de Santiago Menor «hermano de Jesús», junto al Templo para el año 62. Y el jesuita Ludwig Hertling, en Hist. de la Iglesia, además reconoce que Agustín de Hipona (siglo V) inventó la leyenda de las «10 persecuciones». Las «historias» apologéticas en el origen del catolicismo (siglos IV-V) hasta cristianizaron al Emperador Constantino e inventaron el legendario Edicto de Milán. Desafortunadamente repetido en introducciones de obras del siglo cuarto por editoriales de cierto Credos
Ni del Cristo divino ni del histórico encontramos certeza de su existencia. De lo que sí las hay es que del cristianismo emana todo el pensamiento occidental. No ha habido nada que no provenga de él. Ya lo dijo Nietzsche. Algunos ingenuos dicen: » Cristo fue el primer comunista». Deberían decir: «El marxismo y el liberalismo son los últimos cristianos»
Es sorprendente que cada vez que algo pone la figura de Jesús de Nazaret en la actualidad de los medios, sobre todo artísticos, (pues en otros ambientes sigue estando presente por encima de modas y vaivenes culturales) surjen los detractores con pretensionrs cientificas a poner en cuestión su figura y, sobre todo, las consecuencias de creer en El. Está claro que el musical que va a estrenarse en los próximos días, con el título de «33» es el detonante, en esta ocasión.
Podría decir muchas cosas sobre la pretendida cientificidad del artículo, y algunas más sobre la intencionalidad del mismo, pero dejaré una cita del propio Evangelio: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.» La cita es del capítulo 24 de Mateo.
Todo este ruido mediático intentando desacreditar y hasta ridiculizar la fe pasará: El permanece.
Esta es mi convicción desde la fe.
Dígalas, hombre, díga esas muchas cosas que se podrían oponer a la cientificidad del artículo… si las tiene. Porque su forma de hurtar los argumentos es la típica del que pretende simular que los tiene cuando en realidad carece de ellos.
Hola, amigos. Me parece excelente que alguien bien documentado aborde un tema de tanta importancia como la figura histórica de Jesús, base de la fe cristiana. No voy a entrar ahora en la discusión de algunos de los puntos de la exposición que dependen de los estudios consultados y valorados por el autor. Solo algún comentario en general para destacar que no se puede tener un concepto tan desprestigiado de la historia, de los historiadores y de su manera de afrontar la narración de los hechos. A estas alturas, los estudiosos están en condiciones de saber con bastante aproximación hasta qué punto es fiable un relato. También habrá que acudir en muchas ocasiones al sentido común y a la coherencia entre verdades admitidas en general con respecto a la historia y las que se refieren a los relatos del Nuevo Testamento. En términos generales, lo que muchas veces nos parece ficción hoy, contiene un fondo de verdad que es mucho más fuerte de lo que pensamos. En particular, la interpretación del Evangelio de San Juan, que se pensaba estaba muy alejado de la realidad, en algunos de los relatos se ha comprobado su exactitud minuciosa. Por ejemplo, en el relato de la curación del paralítico de la piscina probática. Además, hay códices que se aproximan mucho a los mismos hechos, que hay que tener en cuenta. Que las miles de divergencias entre manuscritos se refieren a unos pocos pasajes de poca importancia doctrinal. En fin, no estaría mal echar una ojeada a la profunda reflexión de Isaiah Berlin sobre la historia como ciencia.
Le invito a que vea más allá de lo que ha leído. Le felicito por la documentación y el realizado, sin embargo le falta conocimiento propio del que no han leído la Biblia (Antiguo + Nuevo Testamento).
Y no solo son datos, nada tiene sentido pero si tanta gente ha dado su vida por esto, ha de tener un sentido. Jesucristo es real y que no lo conozca no quiere decir que no exista.
Todo lo que unos y otros decís de Jesús de Nazaret, puede, igualmente, atribuirse a cualquier fundador o fundadores de otras religiones, de las mas de cuatro mil religiones que hay en el mundo… ¿Y, todas, dicen de si mismas que son la ‘verdadera’, lo cual es un absurdo.
La verdad es que nadie puede demostrar que Dios exista y, también, que nadie puede demostrar que Dios no existe.
Y si Dios existe es igual al Espacio.
Por otra parte, si Dios, que es Único, pues si hubiera mas, ya no serían Dios, según se define. Repito si Dios es Único, debió de decirle a todos los fundadores de religiones, lo mismo… y como ello no es verdad, pues está mas que claro, que fueron los hombres los que asumieron lo que les dio la gana, diciendo que era Dios el que lo decía. Por otra parte, si Dios es el Creador de todo lo visible e invisible, entonces, Dios querrá a todo lo creado por igual, sea una piedra, un árbol, el agua, el aire… y cualquier animal, incluido el humano. La primer mentira y ‘gorda’ es lo de la creación de Adán y de su costilla, a Eva… ¿Para qué seguir…? Salud.
J.A.Rielo, para tí, de Rudolf Bultmann: Neues Testament und Mythologie (traducido: Jesucristo y la Mitología). Es un téologo luterano, acepta que se trata de actos de fe, no de imaginarios legendarios. Un obispo anglicano, John Robinson: Honest to God (traducido: Sinceros para con Dios) explica que no se trata de un conocimiento racional de una experiencia sensorial o histórica, sino de un sentimiento. Es literatura de editoriales españolas, y que circuló en España en los años sesenta, cuando hubo una cultura filosófica muy desarrollada entre los universitarios, lo mismo que de mayor conciencia social de los fenómenos culturales (y políticos).
Para estos autores cristianos conocer es dudar, preguntar, cuestionarse, como San Manuel Bueno, de Unamuno, como Juan de la Cruz o Teresa de Avila.
Pero el toque lo da Feuerbach: Das Wesen des Christenthums (traducción: La esencia del cristianismo), la creencia es objetivación de una idea de sí mismo. Hay más con Nietszche y Freud, pero Feuerbach es más claro.
La editorial Herder de los jesuitas, y Sígueme, me parece que de los dominicos de Salamanca, publicaron mucha literatura de esta en los años sesenta.
J.A.Rielo: Me interesó tu honestidad de cuestionarte, frente a la simpleza circulante de la autoafirmación y negación de la duda. Un saludo, Manuel
Me pareció muy buen artículo, digno de ser recomendado dentro de un curso de historia de las religiones.
No obstante, lo que faltaría sería un buen apunte bibliográfico y algunos pies de página que sirvieran para refrendar con más autoridad lo expuesto.
Esperemos que en la próxima parte se pueda remediar.
Muy buen articulo de historia. Le animo a escribir otro capitulo histórico, que podría titularse:
Abū l-Qāsim Muḥammad ibn ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muttalib ibn Hāšim al-Qurayšī: Mahoma histórico
Los que, tras leer este artículo sobre la evidente existencia de un Jesús histórico, cuya convivencia provocó un cambio en los que le acompañaban, llegan a la conclusión de que todo fue una falacia bien vendida, podrían jugar en el mismo equipo de los que niegan el holocausto o los que creen que la tierra es plana.
Luego, más allá de la cuestión histórica está el tema de la fe y ahí si que es necesario creer en los milagros para que mensajes del tipo: amad a vuestros enemigos o perdonar al que te gustaría darle dos hostias, se sigan transmitiendo de padres a hijos dos mil años después.
Acabábamos, comparar hechos demostrados como la redondez de La Tierra o el Holocausto con esa sarta de contradicciones, añadiduras a conveniencia, modificaciones y rectificaciones que es la Biblia y los relatos religiosos. La debilidad de tus argumentos es asombrosa. Si esa es la carga de prueba que puedes aportar la desaparición del cuento de la religión (afortunadamente) está cada vez más próxima.
Todos los expertos en la materia dan por demostrado, basándose en el historiador judío Flavio Josefo, y los escritores romanos Tácito, Suetonio y Plinio el Joven, por no hablar de los escritos bíblicos de Pablo de Tarso, coetáneo de Jesucristo, que hubo en el siglo I de nuestra era un tal Jesús, que fue bautizado por Juan el Bautista y que predicó su evangelio. Y eso ni más ni menos es lo que está diciendo Ra, para el que tenga compresión lectora. Que hubo un Jesús histórico, que además es de lo que va el artículo.
Eso que das por cierto es mentira, porque no hay ningún caso de personaje histórico de cuya existencia no haya ni una sola prueba fehaciente de sus coetáneos. Como apunta el artículo, las primeras menciones a Jesucristo datan en el mejor de los casos 30 años tras su teórica muerte. Blanco y en botella. Lo demás invención, leyenda y patraña.
Pablo de Tarso nació en el año 10 de la era cristiana. Un poquitin coetáneo, ¿no?
Pablo de Tarso escribe de oídas…
Algo hay que decir.
Por eso, siendo coetáneo canta un poco de más que no escribiera nada hasta 30 años después de su muerte y, como dice Kilgore, de oídas. Pero tú sigue creyendo, no soy quien para decirle a un creyente que no crea, como no soy quien para decirle a un niño que crea en Los Reyes Magos.
No se trata de creer o no creer. Se trata de hechos. Te vuelvo a repetir, todos los expertos coinciden en que hubo una persona llamada Jesús que fue bautizada por Juan el Bautista, que predicó su evangelio y que fue crucificado por blasfemo. Hechos, Va a resultar que tú sabes más que todos los expertos, Hace un rato decías que no había pruebas de sus coetáneos. Ahora que se te ha demostrado que Pablo de Tarso era coetáneo sales con que tardó 30 años en escribir, como podías haber dicho cualquier otra cosa. Por mí puedes seguir con tu murga. No voy a ser yo quien le diga a un niño que no siga con su rabieta.
A ver, en ese «todos los expertos» con el que te llenas la boca (nada de concreción, solo generalidades como los malos tertulianos), ¿quiénes hay? Déjame adivinar: teólogos, curas, meapilas e intereses de parte. Por la misma regla de 3 te podría citar decenas de expertos que refutarían esa vaga afirmación. ¿Dónde están los hechos a los que aluden esos «expertos»? ¿Me puedes aportar una sola prueba fehaciente que no se contradiga con la pléyade de contradicciones, añadiduras y plagios de textos orientales y mesopotámicos que valide ese argumento tan maximalista? ¿Por qué se tiene constancia de la civilización egipcia, sumeria, asiria, mesopotámica, hitita, china, incluso del paleolítico etc., muy anteriores a los hechos referidos, y en cambio hay tal distorsión y controversia con un personaje tan supuestamente importante? Dices que salgo con que Pablo de Tarso tardó 30 años en escribir sobre Jesucristo para invalidar mi argumento de que no había pruebas de sus coetáneos, ¿de verdad eres tan obtuso para validar algo que alguien escribe de oídas 30 años después de la supuesta existencia de ese algo, cuando lo que pudo oír el amigo Tarso únicamente tenía como fuentes fiables la tradición oral de una población analfabeta de pastores en medio de un desierto? Me vuelvo a remitir a Hitchens: «Afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias». «Lo se afirma sin pruebas, puede igualmente descartarse sin pruebas».
PS: Los Reyes Magos no existen.
Es significativo que cada vez que te pones a «dialogar» con alguien tienes que soltar improperios y desprecios de todo tipo. Destilas bilis, chavalote. Queda claro que tipo de personaje eres. ¿Quieres nombres? Michael Grant, James H. Charlesworth, Bart Ehrman…
Ya lo dice este mismo artículo, si es que te lo has leído: » los historiadores actuales suelen coincidir en que existió un Jesús y que su figura no fue un invento».
Pero no sé para qué me molesto si los vas a tildar de meapilas sean teólogos, historiadores o lo que sea. Como desprecias a una fuente como el historiador Tito Flavio Josefo, por no ser coetáneo, aunque pudo perfectamente tratar con personas que sí vivieron en la época de Jesús, pero cuando se te cita a Pablo de Taso, este sí coetáneo, ahora el problema es que escribió 30 años después, como si ese fuera un problema, como si eso no fuese una práctica de mucha gente que escribió en la vejez.
Por no hablar de Tácito, Suetonio o Plinio.
Todos hablaban de oídas, según tú, pero oh, casualidad, partiendo de distintas fuentes todos hablan de lo mismo.
Por cierto, ser pastor, pobre y analfabeto no significa falta de credibilidad. Eso tiene un nombre y se llama clasismo.
Ahí te dejo ladrando y soltando espuma por la boca. Y no te preocupes que los Reyes Magos se acuerdan de todos los niños, aunque sean unos repelentes niño vicente. Seguro que este año te echan algo, no pierdas la esperanza.
Muy buen artículo, aunque a estas alturas dice pocas novedades, en cambio la parte final cronológica es bastante simplista y desacertada, quiero decir que es muy limitada y judaizada, véase por ejemplo un ensayo titulado «LA PLURIFORMIDAD DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO «, donde se describe minuciosamente muchos de los cristianismos que corrían vigentes y paralelos durante los primeros trescientos años de nuestra era en los siglos I al III…
Por otro lado, y como de costumbre, se hace alusión al «mensaje de Yeshua» en un 0,5 % y de manera judaizante, es decir: falsa; no olvidemos que dicho mensaje era secreto, y escondido siempre en «parabolas»…
Querido Dani … tanto tú como yo sabemos que no nos vamos a convencer…¿Qué te parece si hablamos de otras cosas? Me gusta leer esta revista, me parece cojonuda por muchos motivos, pero sobre todo porque consigue que dos tipos desconocidos que piensan diferente, puedan dar su opinión tras leer un artículo que por el número de comentarios en comparación con otros, parece que levanta el interés incluso de los que no creen en nada. Espero que las cosas te vayan bien.
Hablamos de otras cosas cuando se trate de otras cosas. El objeto de este artículo está bastante claro. Yo no pretendo convencerte, pero como persona leída, crítica, formada y de ciencia, me parece estupendo que creas en cuentos de hadas, aunque a mí se me antoja un imposible metafísico. Mi vehemencia obedece a que esas patrañas me cuestan dinero, están infiltradas en estamentos clave como la educación (al que pertenezco) y a la cantidad de sangre, odio y crímenes que la religión ha perpetrado y sigue haciendo a lo largo y ancho del mundo, con la anuencia de otros poderes fácticos.
Dani, gracias por intruirnos con tu sabiduria y tu luz. Ya sabes, nosotros somos personas iletradas, necias, incultas y de letras (y por tanto gilis-admirable el uso que haces de la dicotomia ciencia-letras que tanto daño ha hecho a los sistemas educativos)
De nada. Y por cierto, soy persona de ciencias pero con una infinita pasión por las artes y las letras, lo que no excluye que me guste el arte religioso, por poner un ejemplo, aunque sepa distinguir que está basado en una mentira, como la mitología de Juego de Tronos o El Señor de los Anillos.
Bueno, ya estamos resucitando viejos debates trasnochados. El Jesús histórico y el Cristo de la Fe es de los años 70, ya ampliamente superado. Simplificando, se trata de dilucidar si Jesús es Dios como afirma la Iglesia católica o no. Todo este debate lo cierra magistralmente el primer tomo escrito de Jesús de Nazaret de Benedicto 16. Cuando uno lee esas páginas se da cuenta de que, como decía san agustín, la religión cristiana no pertenece al campo de los mitos sino al de la razón. Se ve que el misterio de Jesús de Nazaret no es algo irracional sino que puede ser perfectamente lógico creer en él. Si es mentira que Jesús es Dios entonces yo sería el primero enmofarme de ello pero, y si es verdad?
Que gran artículo.
La historia del cristinanismo primitivo y la conformación del canon clásico de textos y creencias es una historia fascinante, que muchos aficionados a la historia se pierden por prejuicios religiosos
Parece que todos aquí hablan del Jesús de Nazaret sin hacerlo del de Belén. ¿Son el mismo o diferentes?
El cuento chino de su existencia ha durado mucho tiempo porque el analfabetismo ha reinado sobre el género humano a lo largo de su historia, pero hoy día está claro que ni fue ni se le espera.
Amçen.
Excelente artículo. Es una pena que muchos de los que lo comentan vean la fe como un «don», cuando es todo lo contrario. Que triste.
La fe en sí no es más que el anhelo profundo de que haya un propósito último en todo esto, porque si no, las cosas que me ocurren, ¿qué sentido tienen?
Desde este punto de vista el debate sobre si hay un principio director del universo o no posiblemente no tiene fin, pero no deja de ser útil e interesante para mostrar las diferentes perspectivas vitales de cada cual.
Ahora bien, comúnmente lo que se expresa como fe significa una renuncia a la razón y al análisis, un atajo conveniente para explicarnos el mundo. Muy de acuerdo en que esto, no es precisamente un don sino todo lo contrario. Es curioso como muchas veces en este tipo de debates parece que hay que apelar a la razón (¡o a la ciencia! anatema) con timidez, como pidiendo disculpas, como si ser racionalista fuese algo a ser denostado.
No está claro que todo pueda ser cognoscible por medio de la razón, al fin y al cabo nuestro intelecto es limitado (que entiendo que es una de las razones por las que hay gente que infiere que debe existir un intelecto ilimitado, esto es, Dios). Pero si esto es utilizado como excusa para dejar de utilizar la razón, que es el instrumento más poderoso para descubrir de qué va todo esto que nos rodea, aquellos que carecemos de «fe» (en el sentido tradicionalmente religioso que se le suele dar) pues no podemos aceptarlo como algo bonito ni mucho menos salvador: es una rémora.
Aún si la razón no lo alcanza todo, es la única herramienta de la que disponemos para entender el mundo que nos rodea, y ese entendimiento es lo único que nos puede llevar a tomar decisiones informadas y por tanto correctas con un mayor grado de probabilidad. Por supuesto, esto es la visión ideal, que ya sabemos que al bajarla a tierra se cometen muchos errores en nombre de la razón, pero no creo que sea necesario recordar cuántos se comenten en nombre de la fe. Lo que esté más allá de la razón… pues entonces es que tampoco la fe lo alcanza, porque simplemente se convierte en una caja en la que cada uno coloca lo que le da la gana ¡porque en el fondo no sabemos lo que hay! (y «sentir», lo siento mucho, no es sinónimo de «saber»): fe en Jesús como personaje real tal y como lo cuentan los Evangelios; fe en Jesús como personaje histórico y no mágico pero con enseñanzas valiosas; fe en el cristianismo como una filosofía vital positiva de la que la figura de Jesús es solo una personificación; fe en que hay alguien que me ama incondicionalmente y se preocupa por mí, por mucho que la cague en mi vida; fe en que hay algo que transciende, aunque no sepamos ni qué es ni cómo se manifiesta… La fe es la conveniencia suprema, por eso tiene tanto éxito. Me pregunto cuánta gente habrá alcanzado la fe en cualquier credo sin que a) se la hayan inculcado de niño o b) atraviese momentos difíciles. Apostaría a que el porcentaje es mínimo.
No me cabe duda que el cristianismo y las demás religiones contienen mensajes valiosos y positivos y entiendo que han servido como vehículo de ideas morales provechosas a lo largo de los siglos, pero la insistencia de envolverlas en una parafernalia de magia, ritos, normas, mantras y relatos a toda luz fantásticos, que a lo mejor tenían sentido en el siglo I; y sobre todo la de mantener dicho envoltorio como elemento nuclear de la fe (porque si no, los credos e Iglesias se llamarían escuelas de filosofía), es lo que me lleva a rechazar religiones, fes, y casi todo lo que las rodea. Sin negar su importancia histórica ni quitar el que estudiarlas como fenómeno sea necesario, importante y ameno, como hace el artículo.
De modo que si la fe es la creencia en que hay un sentido último para el universo, pero sin materializarla en un mito concreto, que no deja de tener la misma validez que los mitos de cualquier otra cultura; y no hace que dejemos de querer usar la razón para investigar y preguntarnos cómo funciona ese universo y tratar de paso de mejorarlo sin aceptar cortapisas doctrinarias arbitrarias, bienvenida sea: yo apuesto por mi propia respuesta a la pregunta sobre el propósito, aceptando que puede no ser la correcta y que personas mucho más inteligentes que yo pueden apostar por la contraria.
Todo lo demás, dicho desde el respeto pero sin dejar de expresar una opinión, es, en el balance global y sin discutir lo que aporte individualmente a cada persona que experimenta su fe, una apología de la ignorancia y un producto de la inercia histórica.
Una cosa es la fe y otra el sentido de la vida. La fe, en el catolicismo, es la idea absurda y grotesca de que el creer en los dogmas catolicismo sin dudar ni pararse a pensar, es en sí algo virtuoso. Es un mecanismo que la Iglesia utiliza desde hace siglos, muy similar a las ideas de Orwell de un gobierno totalitario imponiendo ideas como «la ignorancia es fuerza» o «la esclavitud es libertad». A base de repetir estos lemas, mucha gente se los llega a creer.
El sentido de la vida es otra cosa y en principio no tiene por que tener ninguna relación con la fe.
Bravo!
Yuri estaría de acuerdo.
Bravo. Si yo supiese expresarme, este es el texto que hubiese querido escribir…
Hágame caso: Vd. ya conoce la existencia (o probable existencia) de elementos no cognoscibles para la mente humana; ya conoce, con un margen de error menor al de la media, su posición en el cosmos, en esta escalera infinita. Aférrese a la razón, al amor y al arte durante los años de vida que le quedan en el planeta Tierra.
Me queda claro que existencia de ese señor es tan demostrable y creíble como la de Robin Hood, Arturo Pendragón o Aquiles.
Más o menos y me gustaría que no fuera así, pero…
Un caso similar es el de Popeye, aunque de Popeye hay mucha mayor certeza de que está basado en un personaje real, un marino pendenciero del pueblo del autor del comic. Pero aún así no tendría sentido decir que que Popeye realmente existió (el Popeye que adquiría poder sobrehumano comiendo espinacas, cuya novia era Olivia etc.). De la misma forma no es sensato afirmar que Jesús existió (el de los milagros y los sermones) por mucho que parte de su historia mundana pueda estar basada en personajes reales.
Demuestra que Dios no existe. Ser creyente o ateo son solo creencias, no seguridades. Demuestra cómo el amor brota de la materia (quizás algún día la ciencia pueda demostrar cómo la materia brota del amor, que es la realidad). Lee sobre física cuántica. Luego hablamos
Que no hagas trampas con argumentos tan pedestres, que cuando se afirma la existencia de algo la carga de la prueba está en quien realiza la afirmación. Que partes de un argumento capcioso por el cual se justificaría la existencia de cualquier ser imaginario: «Como no se ha demostrado que las hadas y los duendes no existen, entonces es posible que existan». Tener que explicar las cosas por reducción al absurdo es como tratar con niños.
El clásico artículo repetido desde hace décadas que coge lo que le interesa del NT y lo que no le interesa lo descarta: si le interesa que Jesús nació en Nazaret, el NT sí vale como fuente; si no le interesa que Jesús profetiza su muerte, no vale como fuente (entonces Jesús sufrió un «encontronazo» con las autoridades al llegar, de casualidad, a Jerusalén) y así hasta la saciedad del lector que busca la tesis definitiva: «Jesucristo es algo que se inventó alguien sobre el año 100» Amén y gloria a la diosa razón y a sus sacerdotes ateos. Como dice el autor, «suponemos que hay informaciones que no debieron de ser manipuladas durante la transmisión oral». Por supuesto, no fueron manipuladas las que me convienen para demostrar mi tesis. Las que no cuadran con mi tesis, fueron manipuladas. Es obvio. Quizá Yeshuá no se llamaba así. A lo mejor se llamaba Genaro. En fin, nada nuevo bajo el sol. Y todavía hay lectores que dicen que el artículo es «magnífico» Mis respetos.
«Más que interesante» fue mi valoración, Ricardo. Pero tal como yo lo veo, es más bien un pretexto (el artículo) para pensar y decir cada uno la suya, no para creer a pies juntillas en él y decir amén a todo.
El artículo condensa la labor de décadas de investigación histórica, y como tal, es magnifico. La investigación histórica no selecciona «lo que interesa» sino lo que razonablemente se puede deducir. Y ofrece un destilado de información que es la mejor aproximación posible a la realidad, que por supuesto hay que coger con pinzas, pero como bien explica el artículo, lo que «realmente ocurrió» forma parte del pasado y no es posible experimentar en primera persona.
Anonio, ¿por qué te comes la «t»?
A lo mejor no se come la «t», se come la «m» ;D
Jorx, la creación del canon obedece expresamente a reaccionar ante el «canón personal» que se hizo Marción en el siglo II.
Un saludo.
Jesús, fue un gan HOMBRE, al estilo de Sócrates u otros personajes humanos sabios y excepcionales de todas las épocas que surgen de vez en cuando,.—-Y ya está.—-!!!
Hola, amigos. Siguiendo un poco el debate apasionante sobre el tema de Jesucristo, me permito recomendarles mi libro «El interlocutor encontrado. Diálogo con Fernando Vallejo, sobre su obra La puta de Babilonia». De él traslado algunas conclusiones que, por supuesto, están sometidas a discusión como todo lo demás.
«Si como dice el teólogo Hans Kung, tenemos una confianza razonable tanto con respecto a los rasgos fundamentales de su carácter, condición, circunstancias geopolíticas, culturales y religiosas del Jesús histórico, podríamos llegar a una serie de conclusiones de enorme importancia y trascendencia para el cristiano, que son las que expongo en el presente libro, y que se podrían resumir, a manera de avance, de la siguiente manera:
1.Existió el hombre Jesucristo en la Palestina que conocemos mediante los datos fundamentales que nos proporcionan los Evangelios y otros documentos históricos de la época comos los recogidos por el historiador Flavio Josefo y los historiadores romanos Tácito, Suetonio y el prócer romano Plinio el Joven, cónsul en la región de Bitinia.
2.Que los portentosos hechos que allí se atestiguan sobre curaciones, resurrecciones y otros fenómenos extraordinarios, nos pueden lleva a pensar razonablemente que la figura histórica de Jesucristo era mucho más de lo que aparecía física e históricamente.
3. Que podemos plantearnos y resolver afirmativamente la pregunta sobre la condición sobrenatural y divina de Jesucristo, vuelto a la vida después de muerto y presente de muchas maneras en una institución llamada Iglesia, compuesta por las distintas ramas que profesan la fe en Jesucristo, Dios y hombre.
4. Que no es vana la esperanza de todas esas comunidades cristianas en el retorno de ese Jesús Dios y hombre resucitado, cumbre y meta, consumación y gloria del mundo, de la historia y de la creación entera».
No creo que se puedan equiparar desde el punto de vista histórico, como la hace el autor del artículo, el caso de Rómulo con el de Jesucristo, a manera de introducción. Por otra parte, no se puede leer la Biblia como si fuera un solo libro puesto que se trata de 72 libros, 45 del AT y 27 del NT. Entre la redacción del primero y el del último hay una distancia en tiempo de unos mil años, lo cual significa que hay una profunda diferencia en géneros, estilos, informaciones, influencias, intenciones, objetivos, etc., tan notable que leerlos como si se tratara de uno solo implica falsear la Biblia entera. Que es lo que lamentablemente está sucediendo en el caso de mucha gente que ignora los principios más elementales de la interpretación crítica. Por ejemplo, que a estas alturas alguien argumente que el Génesis está equivocado porque habla de una creación en siete días o que Adán y Eva comieron de la manzana y fueron expulsados del paraíso por un ángel como si se tratara de hechos históricos, es un tremendo error que mucha gente no solo sigue cometiendo sino que invalida cualquier otra comprensión de la Biblia.
Magnífico artículo. Sintetiza muy bien lo que se estudia en una asignatura orígenes del Cristianismo que se dé en una universidad seria desde criterios científico sin contaminaciones místicas cristianas. Si acaso se echa en falta redundar en la condición de Jesús como lo opuesto al amor y el pacifismo: un líder de carácter militar que busca la prometida liberación de Israel a través de la violencia y la matanza de romanos, algo muy evidente a través de una lectura lógica de los Evangelios. Excelente trabajo, mi enhorabuena y agradeciendo por difundir de una manera tan clara.
Hola, amigos. Pregunto a Francisco de Paula; ¿Jesús, opuesto al amor y al pacifismo? ¿Jesús, líder de carácter militar que busca la liberación a través de la violencia y la matanza de romanos? ¿De dónde saca el corresponsal una interpretación tan retorcida y contraria a cualquier lectura racional del texto evangélico?
Jesús se deja crucificar, ne rehusa los tormentos, las calumnias; no abre la boca ante Herodes; no se defiende ante Anás y Caifás; le dice a Pedro que meta su espada en la vaina; le dice a Pilatos que su reino no es de este mundo; pregona que es bienaventurado el manso de corazón; recomienda dejar la venganza en manos de Dios; les dice a los discípulos que si les pegan en una mejilla que pongan la otra; recomienda perdonar a los que nos persiguen y calumnian…Etc., etc.
¿De qué lectura lógica habla el corresponsal?
Una duda como profano en arte. El retrato de San Marcos en 1495 ¿está bien datado? me parece demasiado románico para ser de esa fecha.
Pero vamos que soy un lego que visita El Prado de vez en cuando y se cree cultureta.
Gracias
Aquí falta Pini Vulpini dando bocados de zorra.
Hola, amigos. Me gustaría aportar algo más al debate. Cuando hablamos de fe, no siempre nos referimos a la fe religiosa y menos aún a la fe en Dios o en Jesucristo. También tenemos un primer nivel de fe en el que para la mayor parte de nuestras creencias nos movemos con naturalidad. Por ejemplo. Nadie que viva hoy ha conocido a Napoleón Bonaparte. Sin embargo, no creo que nadie se atreva a negar su existencia. ¿Por qué? Porque tenemos fe en que los documentos de que disponemos (retratos, escritos, testimonios, relatos, etc. ) son auténticos y verdaderos. Pero nos toca recurrir a la fe porque nunca lo podremos comprobar personalmente. En el caso de Jesucristo, pasa lo mismo. Hay una primera fe que se fundamenta en la validez de los testimonios que de él nos han llegado. ¿Son auténticos, son verdaderos, se nos han conservado tal como salieron de sus autores? No quiero entrar en estas cuestiones. Solo les recomiendo, entre muchas otras, la obra de CÉSAR VIDAL que se titula «Por qué soy cristiano» y está publicada por Planeta.
De manera pues,que hay una fe que podríamos llamar humana, sin la que no
podemos vivir, porque hasta los principios básicos de la ciencia nos toca aceptarlos por fe, ya que no nos podemos dar el lujo de comprobar su veracidad por nosotros mismos, como la gravitación universal, la relatividad o la teoría cuántica. Ya el pasar a una fe religiosa es bien distinto y entra la inteligencia y la voluntad de creer. Razones tenemos de sobra. Creer depende de cada uno.
Comparar la existencia de personajes históricos como Napoleón, del que existen sobradas pruebas, con ficciones como Jesucristo es simple voluntarismo y un patético intento por equiparar la historia con la leyenda (tengo fe en que existen los documentos de Napoleón ergo tengo fe de las patrañas de copia y pega que son los testimonios recogidos en los Evangelios y la Biblia, bravo…). Como ya dije antes, si ese es el mejor argumento que los creyentes podéis aportar, la cosa va bien encaminada para que la religión desaparezca algún día.
Tu estas pidiendo argumentos o pruebas, y no los vas a encontrar. Nadie ha encontrado asi a Dios, desde esa actitud de soberbia (o eso es lo que parece cuando escribes).
Realismo, se llama realismo. No tengo nada en contra de que la gente crea, insisto. Salto cuando se intentan pasar por verdades cuentos de hadas que encima tengo que sufragar contra mi voluntad. Mientras no me cueste un céntimo, cada uno que crea en Yahvé, Alá, Indra, Budha o el palo de una escoba. Me la refanfinfla.
Les recomiendo la lectura del libro El Caso de Cristo de Lee Strobel si quieren aclarar estas dudas, con pruebas científicas, prueban que si existió, murió y resucitó.
Solo agregar, Cristo nos ama, ama a todo el mundo, solamente vino para demostrar eso, su amor.
Saludos.
Por si a alguien le interesa mi conclusión de la biblia es la siguiente: Jesus no fue, es, sigue vivo 2000 años después como este artículo demuestra, es un hombre, único hombre que viene De Dios, por eso es su hijo, único hombre bueno, su vida es la misericordia y el amor De Dios a nosotros, y es a la vez el último mensaje de Dios, para que de una vez por todas creamos en El con la fe de un niño y de corazón y no solo d palabra y con normas y rituales como se había venido haciendo.. a la vez es la extensión a todo el ? y no solo a un pueblo elegido. Tener fe no se si es un don, yo creo que es una elección y que s puede trabajar y no es algo restringido a unos pocos por cuestiones de inteligencia, todos pueden tenerla???. Animoooo, no es fácil!
La misa es el domingo a las 12 normalmente, en la iglesia. Aquí se viene a razonar y argumentar, no ha hacer proselitismo barato. No, evidentemente no nos interesa, y si eso es lo que infieres de la lectura del artículo te recomiendo que lo vuelvas a leer o mejores tu compresión lectora.
Fascismo puro y duro. Es curioso que sean los que más critican a la iglesia su totalitarismo y su intolerancia los mismos que más intolerancia y totalitarismo demuestran. Por no decir falta de respeto hacia las creencias, opinions y sentimientos de otros.
Claro, después de 2000 años de intolerancia, fanatismo, guerras, opresión, yugo y sumisión, ahora va a resultar que los ateos y librepensadores, que en épocas pasadas fueron perseguidos (y todavía hoy en determinados países lo son) somos el problema. Es curioso cómo cuando uno está acostumbrado a acaparar y hacer de su capa un sayo, se la coge con papel de fumar cuando le abren los ojos. Te vuelvo a repetir que respeto las creencias de cada cual, siempre y cuando no tenga que pagarlas. Como esto no sucede, soy vehemente contra todo lo que representa la religión. Si esta se ocupase de sus asuntos y se circunscribiese a su ámbito (templos) no solo no habría problema, sino que desaparecería por la inevitable secularización de las sociedades occidentales. El cuento solo les vale en países subdesarrollados.
Por lo demás, la libertad de expresión no debe tener límites, a mí no me ofende quien se meta con mis ídolos: si quieres poner a parir a Kurt Cobain, Jim Morrison, Hitchcock, Buñuel, Djokovic, Italo Calvino, Marjane Satrapi, Kundera et al. hazlo con total libertad, no me voy a ofender, y eso que de ellos sí hay constancia.
Dani parece el seminarista rebotado de la película de La Vaquilla, o peor, un cuñado de izquierdas. Y no es sólo que utilice la excusa de ser ateo y libre pensante para decir idioteces e insultar, es que además se le ve el plumero. Dani querido, hablar de países subdesarrollados en pleno siglo XXI y juzgarte superior a ellos es solo racismo colonialista. Vas de progresista pero te has quedado en los discursos de los años 60, tío. Pareces del Vaticano II.
Gracias por tu argumentación cargada de superficialidad y vaguedades. ¿Me puedes indicar dónde he insultado? Quizá debieras revisar el significado de ese verbo.
Con mucho gusto. Para la RAE, insultar es «ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones.» Tú, has llamado meapilas, patéticos, obtusos, proselitistas baratos, entre otras cosas, a todos los que no están de acuerdo contigo. Y ya, para cubrirte de gloria, te has puesto a hablar de países «subdesarrollados»: una de las expresiones más tristemente racistas y ofensivas del colonialismo del siglo XX. ¡Y además vas de librepensador y progresista! ¿De verdad me vas a decir que tus intervenciones han sido el paradigma de la argumentación profunda, pausada y sofisticada? Piénsatelo.
Se ofende quien tiene la piel fina. Entiendo que cuando se desmontan patrañas por muy arraigadas que estén duela, pero soy un ferviente defensor de la libertad de expresión. Cuando hablo de meapilas y proselitismo barato no creo estar insultando, sino describiendo una realidad palmaria. No entiendo por qué a un niño llegado un momento se le ha de decir (edulcoradamente y con razón) que los Reyes Magos son los padres y en cambio a un adulto hecho y derecho se le tenga que tratar con una condescendencia propia de Mr. Wonderful. Respecto a que hay países subdesarrollados, creo que vuelves a confundirte y además atribuyéndome superioridad y racismo nada menos. No me ofende porque la ignorancia es atrevida. Es un hecho que hay países donde la religión mantiene a la población en un estado de opresión y yugo insoslayable, y que eso indefectiblemente provoca que sestén muy por detrás de otros en materia de derechos, leyes, servicios etc. Es tan elemental que me sorprende tener que explicar algo tan evidente.
La ofensa, en todo caso, necesita un sujeto activo.
No insistas. En los índices de las organizaciones mundiales se hablaba de países en vías de desarrollo o economías emergentes (subdesarrollados nunca ha sido aceptable). En los últimos diez años, se ha revisado esta clasificación por inútil y nociva, y por perpetuar estereotipos en los que el hombre blanco es el nuevo salvador. Los nuevos índices siguen clasificaciones regionales con menor carga de valor. Algunos hablan de global south and global north pero esa distinción sigue siendo bollocks. El problema está en usar una escala de valores para decir que los demás son inferiores en la escala que tú mismo has inventado. Pero vamos, si de verdad te interesase un análisis en profundidad, que no parece ser el caso, no habrías soltado una patraña tan grande como que la religión es causa de pobreza de los países. Recuerda que el dólar sigue diciendo In God We Trust.
Jajaajjajajaja. Que la religión es la causa principal de atraso y pobreza en los países es un hecho irrefutable. Que haya excepciones (EEUU) no lo invalida. Pero vamos, invocar el «In God We Trust» del $ poco tiene que ver con los gurús de Silicon Valley que son los que apuntalan la economía estadounidense, y es tan lábil como mirar el reverso de las monedas y los lemas de las banderas de todos los países islámicos y muchos sudamericanos donde se cita a la religión como fuente directa de inspiración, con los resultados económicos que conocemos.
La religión luterana sí que tuvo influencia en el devenir económico de los países nórdicos, al anteponer la ética del trabajo sobre todas las cosas, pero es una reminisencia del pasado que poco tiene que ver con la secularización imperante en el mundo protestante. Las fuerzas motrices de la economía son básicamente el talento, la constancia y la creatividad. Arrimar al ascua de la religión esas características es otro patético intento de esta de apropiarse de lo que no es suyo, como ha hecho a lo largo y ancho de la historia, verbigracia la Navidad, como ya se ha mencionado antes, que no es sino una apropiación obscena de las saturnales romanas que celebraban el solsticio de invierno.
La irrefutabilidad es contraria a la idea de ciencia (K. Popper).
Cuanto más hablas, más evidente resulta que tu discurso no pasa del small talk más básico y los tópicos más ingenuos. Sólo puedo recomendarte que leas más libros. Cuando quieras te hago una lista con un poco de Max Webber, ya que hablas de protestantismo y mercado, un poco de historia de los imperios coloniales y estudios comparados de religión, para que aprendas a distinguir un burro de un obispo y no vuelvas a meter a los países islámicos (¡ y sudamericanos!) en el mismo saco, un poco de teorías económicas que te enseñen argumentos más sofisticados que los sacados de un libro de autoayuda, quizá con algo de teorías institucionales y variedades de capitalismo (porque no me queda muy claro qué entiendes tu por el modelo nórdico), y, en fin, cualquier cosa que necesites.
No estoy seguro de que sea necesario seguir discutiendo hasta que hayas terminado de leerte y entender todo.
Gracias, con tanto paternalismo y condescendencia acabo de ver la luz. Maestro, ¿eres Dios? Por fin te encontré, ahora creo, creo!!!
Eres muy divertido. En cada uno de tus comentarios, te has regodeado en tu superioridad moral e intelectual de ateo libre-pensante. Todos menos tú saben pensar. Cuando eres tú el acusado de (evidente) chiquitez intelectual, todos los demás son los paternalistas. ¿Ves la gracia? Pero, insisto, intenta leer alguna vez libros de más de cien páginas, y que tengas un buen día.
Si decir que la religión está basada en un relato de ficción lleno de patrañas, contradicciones e invenciones supone superioridad intelectual, entonces admito orgullosa y ufananente ser un Übermensch. Leo muchos libros de extensiones variadas (Ulises i.e.), pero no deberías asociar calidad con cantidad, recuerda el aforismo de Gracián. No delates tus complejos de inferioridad midiendo el tamaño de los libros que lees, podría interpretarse como metáfora sobre la escasez de ciertos atributos físicos. Ya sabemos que has leído la Biblia y que eso te autoconcede el dudoso privilegio de prescribir ladrillos. Si te hace ilusión, cuélgate la medalla digital del «lector más mejor».
Tengo culo y tetas. Y sí, el tamaño sí importa.
Yo también, pero los atributos físicos no discriminan por sexo, igual que «lector» es inclusivo por no plegarme a la dictadura de lo políticamente correcto.
Tus atributos me la soplan. Tu problema es que eres más dogmático que cualquier creyente. Hace ya muchos años, cuando empecé a escribir mi tesis doctoral, obviamente fuera de España, mein Doktorvater me dijo que el primer paso para hacer ciencia es cuestionar nuestros prejuicios y conocimientos previos. También los que defendemos con más vehemencia. Yo no te obligo a creer (y yo apenas creo en nada), pero tú no puedes presentar tu opinión como la verdad absoluta. No puedes escudarte detrás de frases lapidarias pero totalmente vacías de significado, en ideas procesalistas más que verdaderamente científicas sobre la carga de la prueba. No estás hablando de ciencia, estás sentando tu dogma. Y al hacerlo, invalidas tus propios argumentos para hablar de ciencia y religión, religión y política, religión y cultura. ¿Cómo vas a poder hablar de la contribución de la cristiandad a la idea de Europa si no sabes que la bandera europea que diseñó Heitz se inspiraba en la corona de la Virgen de la catedral de Estrasburgo? ¿Cómo vas, además, a hablar de arquitectura sin hablar de religión? ¿Cómo vas a hablar de Copérnico sin decir que era cura? ¿Cómo vas a hablar del Estado social sin hablar de la democracia cristiana?
Me da mucha pena que, en España, una persona que se considera científica y se dedica a la educación solo pueda terminar una discusión hablando de quién la tiene más grande.
Como solo te interesa leer lo que se amolde a tus prejuicios vuelvo a repetir (por si estás en el gallinero o eres persona dura de mollera) que me interesa la religión como fenómeno histórico, así como las derivadas artísticas, bien sean pintura, arquitectura o escultura que implica. Es más, como docente abogo por la introducción de una asignatura optativa que se llame «Historia de las Religiones». Con lo que no trago es con enseñar a rezar o inculcar la divinidad del cosmos y la transustanciación del agua en vino y demás gilipolleces que en pleno siglo XXI debemos padecer en la educación española. Que vayan a catequesis, pero claro, no iría ni Dios (nunca mejor dicho). La entrega de la educación a los curas fue una nefasta concesión de Franco que todavía tenemos que aguantar. Y resulta que criticar eso me convierte en un dogmático. Pues encantado de ello oiga.
Pero qué pesadez con Franco. ¿No había católicos antes de él? ¿Es que Franco inventó a los jesuitas? ¿Es que la educación religiosa en otros países también fue una imposición franquista? ¡No se puede ser tan paleto! Si dices que te gusta la historia de las religiones, pues tendrás que entender por qué religión y educación fueron de la mano en la historia de Europa: universidades, escuelas, órdenes dedicadas a la enseñanza. Y una explicación que reduzca todo a iglesia como poder opresivo pues no sirve fuera del parvulario. La ciencia permite los matices. Los crédulos solo permiten el blanco y negro.
¿Pero qué tendrá que ver eso con que la religión sea un constructo humano basado en patrañas que por sentido común no debiera sufragarse a costa del erario, salvo lo concerniente al patrimonio histórico-artístico?
No sé. Tú eres el que ha traído a cuento Franco. Tú sabrás a qué viene.
¿ Pero por qué volverte solo contra la religión como constructo humano cuando todo el contexto político-social-económico (y últimamente hasta biológico) es denunciado como constructo humano perpetuador de abusos de pode ?
Se ve que no estás muy puesto en Foucault y post-estructuralismo. O en cualquier cosa que vaya más allá de Franco y qué malos son los curas.
Encima de la cúpula de la basílica de San Pedro de El Vaticano (Roma), centro espiritual de la religión católica, hay un pararrayos.
Mateo 16:15
Nihil novi sub sole
Bueno, yo no diría que es sólo un cuento para gente analfabeta (como he leído por aquí…) Yo soy Ingeniero de Telecomunicación, tengo un máster y otra serie de estudios…y soy cristiano. Digo ésto para que conste que conozco el mundo de la ‘ciencia’ y además tengo fe, la cuál, como se ha dicho por aquí, es posible que sea un don que Dios da a quien quiere o quizá a quien se lo pide («Pedid y se os dará, buscad y hallaréis» Mt 7,7). Creo en Jesús, creo en Dios Padre y considero que me han ayudado a lo largo de mi vida a través de su Espíritu en momentos muy complicados.
Después de una juventud bastante licenciosa, con muchos golpes y altibajos, llegué a un momento en el que me senté a reflexionar, a meditar… Empecé a leer el Evangelio (y la Biblia después), comencé a asistir a misa los domingos y aquello transformó mi vida a mejor de manera bastante notable. Vi como se solucionaban algunos problemas, mi vida poco a poco iba mejorando en muchos aspectos… Hoy puedo decir humildemente que soy feliz (algo que no podía decir antes de todo este proceso, que ha durado varios años y continúa) tengo un trabajo, considero que tengo una vida normal y tengo unas relaciones personales mucho más satisfactorias que las que tenía antes. Y de todo esto doy gracias al Señor, porque fue Él quien me ayudó, quien me redimió y me perdonó con su misericordia.
Respóndeme a una pregunta como hombre de ciencia que eres, algo bajo mi punto de vista incompatible con la religión. Según tus creencias entonces, ¿crees que el mundo tiene poco menos de 6000 años de antigüedad? Es un sí o un no, sencillo.
El hecho que haya algunos locos que creen que todo lo que dice en la Biblia es sagrado, no impide que personas inteligentes y cultas encuentren a Dios. Si Dios estuviera en contra de la ciencia, o no habría ciencia o sería un dios malvado. La realidad es que las posibilidades que nos da la ciencia estaban desde el inicio de nuestra andadura y solo necesitan ser descubiertas. El que vea una contradicción entre Dios y la ciencia está muy equivocado. Gracias a la ciencia nos hemos podido deshacer de conceptos muy absurdos que las religiones difundían sobre Dios. Gracias a la ciencia y gracias a Dios por permitirnos ser libres y tener influencia sobre nuestro entorno.
Es tan fácil desmontar tu argumentación… Vamos a ver, si Dios quisiera que el ser humano descubriera la ciencia porque es buena, ¿qué hay de la eugenesia nazi y problemas éticos derivados de la clonación etc. que se darán cuando esta última sea una realidad? Cuando no podéis demostrar nada equiparáis ciencia y religión en un patético intento de lavarle la cara a esta última y dotarla de una legitimidad que en ningún momento se ha ganado.
Yo tb soy doctor en Ciencias, Daniel.
Te responderé de una forma bastante contradictoria y en consonancia con la fenomenologia (Husserl, Edith Stein). también apunta a una Gran razón por la que se debería de dar de nuevo toda la
importancia a la enseñanza de las humanidades
Que el mito de Adán y Eva materialmente no haya ocurrido, no resta nada de veracidad.
Dos citas que arrojan luz a esta idea. Antes de Jesucristo era preciso que hubiera un Héctor ( no es literal pero aparece en el hombre eterno, Chesterton) y del mismo autor qie espero con todo mi corazón ver pronto entre los cánones de los cristianos (Santo): los cuentos no nos enseñan que los dragones existen, sino que se puede luchar contra ellos.
Como no le resta veracidad me imagino que aplicarás el mismo razonamiento a los dioses del paganismo y los duendes. ¿O lo que intentas decir es que hay que permitirse creer para sobrellevar la existencia? No gracias, pero no gracias. Hay suficientes cosas bellas reales en la vida como para someterse a patrañas mal construidas. Para eso prefiero la ficción o las leyendas históricas.
Hola Alejandro, ¿no es algo contradictorio compaginar tus creencias cristianas y tus conocimientos de ciencia? Dices que «conoces» el mundo de la ciencia, pero inmediatamente dices que «tienes fe», lo cual es contradictorio (si es que realmente conoces lo que es la ciencia). O sigues el método científico o crees en las cosas «porque sí» (fe). Si has leído este artículo podrás observar que según el consenso de los historiadores la mayor parte del Evangelio es inventado, y el Jesus que pudo existir se parecería muy poco a cómo sale retratado, hasta el punto que no tiene sentido decir que «Jesus existió». Pudo existir alguien que dio lugar a un culto que con el tiempo tomó la forma que conocemos actualmente, pero Jesucristo es claramente un mito. Y teniendo todo esto en cuenta ¿cómo se puede dar un salto de fe y «creer»? ¿como se puede hacer tal cosa? Sería como si yo ahora decido creer que Superman existe. ¡Pero si ya SE que es un personaje inventado! (aunque esté basado en mitologías previas). Entiendo que una persona inculta a la que le han inculcado una religión desde pequeño tenga fe, pero una persona de ciencia… ¿no causa esta disonancia cognitiva ningún problema? (Pregunto sin ningún animo de ofender pero con verdadera curiosidad)
Gran observación, sí señor. Un ejemplo palmario de que hay que tener fe, pero con las cosas de comer no se juega…
Por otra parte, a un servidor, aunque de fe va muy escaso, le pasa como al querido Maestro Ciruela. Toda la historia alrededor del personaje le parece una de las mejores que se haya escrito, formado o inventado. Y aunque me he leído cuatro retales sueltos, me parece que la Biblia contiene pasajes literariamente muy hermosos. Aunque seas ateo del todo.
Y Dani, sosiégate que te va a dar algo.
Bueno, leo el artículo con detalle y me parece muy bien explicado e interesante. Luego me pongo a leer los 120 comentarios y me sorprende las posturas tan extremas que se desprenden.
En mi humilde opinión, el problema no es q hubiese existido o no Jesús. Lo que me parece más relevante es la perversión que siempre se hace de un mensaje objetivamente interesante y por así decirlo, bueno.
Uno lee el nuevo testamento, el kapital de Marx, las ideas luterana o incluso el coran contextualizandolas y realmente lo que sorprende es que son bienintencionados para la época en la que se escribieron. Por ejemplo hablar del amor al prójimo en un contexto en el que predominaban religiones con mensajes violentos fue un cambio radical como lo fue intentar mejorar las condiciones de los trabajadores por Marx en la Inglaterra posterior a la revolución industrial.
¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que el hombre es el que pervierte, tergiversa y manipula textos bienintencionados hasta hacerlos irreconocibles por absurdas luchas.
Creo que se puede sacar buenos ideales de estos textos sin ser creyente y saber separar el mérito del texto en sí de la perversión de sus ideas que otros han hecho de ellas.
Lo de su doctrina del amor esta claro que es algo bueno. Lo que no entiendo es la tesitura en la que vivimos y la sensación de estar en concurso donde se premian a unos con el cielo y se castigan a otros con el infierno. Sobre la tesitura, me refiero al planeta tierra, lleno de seres vivos donde existe una lucha fraticida por la dominación de unos contra otros. Esto sobre todo se ve en el mundo animal del que nos servimos, matandolos para nutrirnos. ¿Es este mundo creado por el Dios del amor?. ¿No es todo supercontradictorio?. ¿Jesus dijo algo de amar a los animales?
Pingback: Jesús de Nazaret (I): El Jesús histórico | SER+POSITIVO
Artículo escrito con evidente intención por parte del autor de sembrar dudas sobre el Jesús de los evangelios.
La prueba de ello es que, en un texto tan sumamente largo, evita las preguntas que ayudarían a reflexionar de otra forma.
Principalmente, me refiero a ésta pregunta: Una vez muerto Jesús en la cruz, ¿Qué interés tenían sus discípulos en difundir su mensaje?
Veamos qué 3 argumentos principales tenían para NO difundirlo:
– Había muerto totalmente desprestigiado, en la cruz, como un bandido.
– Sabían que si predicaban su mensaje, ellos podían correr la misma suerte.
– No se habían cumplido aparentemente las profecías que él dijo: salvar al mundo, etc…
Y sin embargo, esa gente lo deja todo y, a riesgo de su propia vida, comienzan a predicar un mensaje que les puede llevar a la muerte. De hecho, unos cuantos de los discípulos mueren de muerte violenta.
No se sostiene una reacción así si no es que hubo algo más. Es de una lógica bastante simple y evidente.
Yo creo que ese algo más fue la resurrección, pero en caso de que no fuera así, agradecería otras explicaciones. Ruego obviar la de que sus discípulos eran todos imbéciles, gracias de antemano.
La única intención evidente del artículo es la de resumir los resultados de las investigaciones históricas serias sobre la historicidad de Jesús. No se trata de «sembrar dudas», las dudas tienen que estar de antemano en la mente de cualquier historiador serio, que no debería asumir nada que no sea demostrable. Lo que muestra falta de rigor, y por lo tanto invalida cualquier conclusión obtenida, es cuando alguien empieza a analizar cualquier asunto teniendo ya de antemano una creencia sobre el mismo. Y no miro a nadie…
Que Pablo le pida a Dios que le arregle el teclado.
Increíble, en esta época que haya «creyentes».
Jesucristo es como Harry Potter : Varios libros y muchos seguidores.
Hay muchos errores, algunos groseros. ¿Cómo puede ser que Jesús enseñara en las sinagogas, lo que significaba tener un profundo conocimiento de las escrituras, si no sabía leer? ¿Cómo lo hubieran podido entender, y luego expandir sus enseñanzas, unos apóstoles iletrados, cuando los evangelios están llenos de citas bíblicas?
Todos los apóstoles escribieron, pero en el Concilio de Nicea decidieron quemar los escritos que no correspondían con la visión que querían de Yeshua (evangelios de Pedro, de Santiago, de Felipe, de Tomás, etc, en los que se describía a Yeshua como Hijo de Dios, pero también como hombre casado con María Magdalena. Felipe, por ejemplo, es un nombre griego, luego enseñó en Grecia (donde murió) y es muy probable que supiera griego. Juan también escribió en Grecia. Los demás evangelios fueron transcritos al griego porque era la lengua de difusión en todo el mediterráneo.
Este artículo no tiene en cuenta estudios recientes en los que se relaciona a Yeshua y a los apóstoles con la comunidad esenia, que conservaba el conocimiento del mundo antiguo, no solo el hebreo.
Hola,
Soy muy ateo y tenia mis dudas sobre leer este artículo sobre el Jesús histórico pero me ha gustado mucho.
Muy interesante y ameno :)
Hola, como siempre es un placer leer este autor (E. J. Rodríguez). Me gusta como se exponen los datos en un tema tan controvertido.
Pingback: Jesús de Nazaret (II): La profecía de los mil años | SER+POSITIVO
Sobre el tema de la indignación con el leproso y leyendo el episodio en contexto, hay otra posible explicación. Y es que en esos momentos Jesús estaba rehuyendo las ciudades, en busca de cierto anonimato y retiro. Por lo que la aparición de un ‘fan’ pudo resultarle inoportuna y molesta.
Retrataría un Jesús no infinitamente piadoso (lo que explicaría el maquillaje posterior) pero, a mi modo de entender, más coherente con la forma de tratar en el resto de su biografía a marginados y enfermos.
Muy interesante tanto el artículo en sí mismo como la mayoría de los comentarios de este foro.
Vaya por delante que yo no dudo ni de la existencia histórica de Jesús ni tampoco del hecho de que su doctrina cambió el mundo tal y como se conocía hasta ese momento. Conceptos como la igualdad entre todos los humanos, la solidaridad o el perdón eran conceptos desconocidos en una sociedad egoista basada en el esclavismo y en la opresión del poderoso hacia el débil. Predicar lo que él defendió era impensable hasta su llegada y, de hecho, le costó la vida. Hoy, 2000 años después, la influencia de Jesús es innegable en nuestra sociedad. El hecho de que una persona humilde nacida en una regíon deprimida y fallecida sin honores ni reconocimiento alguno haya acabado convertida en la figura más influyente de nuestra historia es sencillamente sorprendente. Como bien apunta Al Pignolo, resulta inexplicable la determinación de sus doce primeros seguidores pero aún resulta más inexplicable que durante casi 300 años y hasta los edictos de Milán promulgados por Constantino, fueran miles y miles los primeros cristianos que dieron su vida de manera pacifica por difundir y transmitir su mensaje (recomiendo una lectura sobre las persecuciones de Decio, Valeriano o Diocleciano).
Es interesante haber leído opiniones enfrentadas sobre la divinidad de Jesús. Tengo opiniones enfrentadas sobre su naturaleza, no tanto sobre su condición de hijo y enviado de Dios (que yo no dudo en absoluto) sino sobre su caracter atemporal y sobre si fue engendrado de Dios, o cosustancial al mismo. Me hubiese gustado presenciar los debates del concilio de Nicea.
Le tengo que agradecer al autor del artículo su dedicacion y que gracias a su trabajo he podido conocer muchísimas opiniones realmente interesantes y fundadas tanto a favor como en contra de reconocer a Jesús su divinidad e incluso su existencia.
Bueno, exceptuaría los comentarios del tal Dani, que evidencian una pésima educación y falta de respeto hacia el que no comulga con sus ideas, además de una alarmante ausencia de conocimiento sobre el objeto del artículo. Lo de interpretar literalmente el AT creo que no se le ocurre ni a un alumno de primaria y zanja cualquier debate al respecto de su preparación filosófico histórica o teológica para aportar algo interesante a este foro.
En cualquier caso, y dejando a un lado la figura de Jesús, y dado que varios comentaristas se han identificado como ingenieros, físicos, filósofos, teólogos, etc… me gustaría invitar a todos (tanto ateos como creyentes) a realizar aportaciones sobre la idea de un Dios creador del Universo.
Hoy en día, existe una aceptación casi universal de que nuestro Universo tiene una edad aproximada de 13.800 millones de años y que fue creado a partir de un gran evento conocido como Big Bang, momento 0 o que marca el principio de los tiempos. El catolicismo acepta igualmente esta teoría del Big Bang (de hecho, fue desarrollada por un sacerdote) y la complementa con la idea de que la propia explosión o implosión que dio lugar al Universo se debió a una decisión de Dios, en un concepto de Dios sin género ni cuerpo, omnipresente y todopoderoso, que se identifica más con la energía que con los elementos y que resultarìa coherente con una interpretación metafórica del génesis (aunque me temo que el tal Dani andará aún en que para los católicos todos descendemos de Adán y Eva).
Para el catolicismo, Dios es eterno. Ha existido siempre, incluso antes de la propia creación del Universo, hace 13.800 millones de años.
Lo que me ha llamado más la atención es que, reciéntemente, se han divulgado en la comunidad científica teorías cíclicas sobre el Big Bang e incluso teorías sobre la posibilidad de existencia de un entorno multiuniverso, con universos sucesivos. Aún no está claro desde una perspectiva científica si nuestro universo es finito o infinito, si continuará expandiéndose, si se contraerá hasta implosionar de nuevo en otro Big Bang o si directamente se convertirá en su totalidad en agujeros negros donde el tiempo podría hasta detenerse (hace sólo un mes se ha detectado un agujero negro que gira a 0.9 de la velocidad de la luz).
Aunque muchas de estas teorías son aún controvertidas, de ser ciertas (hablo desde la perspectiva de hipotesis aún no probadas) estaríamos ante la posibilidad de existencia de universos temporalmente anteriores al nuestro e incluso teorías sobre universos que sucederán al nuestro. A mí todo ello me parece perfectamente compatible con la existencia de Dios, como ser superior, eterno y consciente que creó el mundo. ¿Qué pensáis vosotros?
Ante todo, el artículo es interesante, vaya por delante. Por otra parte, si lo analizamos con el mismo espíritu crítico que reivindica para el análisis de la figura de Jesús y del Cristianismo, se desprenden algunas conclusiones claras.
El artículo mezcla información y opinión, lo objetivo y lo subjetivo, y es un defecto grave y que hace dudar de la honestidad intelectual de su autor el hecho de que resulte muy difícil discernir los límites de cada una.
Se dice que la mayoría de la información se extrae de los textos cristianos, pues no hay otra cosa; pero las interpretaciones que da no siempre son coherentes y sí selectivas desde planteamientos determinados: Por ejemplo, el artículo es claramente judaizante: se habla de una «supuesta e indemostrada» participación; claro, e indemostrable si voy a seleccionar lo que me conviene de los textos, que en este sentido son inequívocos. Yo no afirmo que los «judíos» tuvieran o no parte en la crucifixión, lo cual por otra parte me da igual, pero si la hipótesis que se plantea aquí para su total exoneración: Jesús-Mesías era peligroso para los romanos, puede tener una base lógica, la tienen también otras posibilidades: si era un movimiento minoritario, no preocuparía mucho a los romanos; y es cierto que los judíos esperaban un mesías del tipo que aquí se describe, que los liberara del yugo de Roma, un Mesías espiritual y una liberación humana espiritual y por otras vías que las de la fuerza, no gustaría por tanto a los judíos dirigentes…
Por otra parte hay tergiversaciones groseras por desconocimiento o intención al hablar de doctrina cristiana, lo cual denota cierto tufillo anticristiano y anticatólico, pues se divide entre católicos y protestantes de una manera tendenciosa. Por ejemplo, se habla de la doctrina paulina como si la fe lo fuera todo, cito: «Aunque Pablo no deja de ser judío, empieza a defender la idea de que los gentiles no necesitan convertirse al judaísmo para optar a la salvación prometida por Jesús. Cree que es la fe en Jesús, no las «obras», el seguimiento de la ley mosaica, lo que garantiza la salvación. Su postura le hace entrar en conflicto doctrinal con el grupo cristiano original de Jerusalén, pero él continúa con sus planes. » En oposición a la obediencia a la ley, Pablo introduce el concepto de «gracia», un concepto espiritual que no coincide con la fe sino más bien con un estado personal y espiritual del individuo, es más quién no conoce el resumen de ICorintios, 13 y su virtud suprema: el Amor. Y en Pablo las obras lo son todo, las del Espíritu frente a las de la carne (los que las hacen no conocerán el Reino) recomiendo al autor una relectura de Gálatas.
Por último, el artículo denota lo mismo que casi todos los comentarios que se hacen del hecho religioso al margen del hecho religioso. Se habla del Jesús tradicional, del Jesús histórico y del Jesús real y está muy bien; pero no se habla del Jesús espiritual. Y obviando como se obvia esta dimensión, lo que se dice termina por estar tremendamente sesgado y la imagen que se da está amputada y las conclusiones que se obtienen suelen ser superficiales e inacertadas. No digo que haya que creer, pero sí hay que comprender. Y eso falta, por ejemplo cuando se habla de la reacción ante el leproso, puntualmente, y en toda la valoración general del hecho cristiano, controvertido, complejo y profundo.
Yo sólo voy a decir una cosa. Me lo estoy pasando genial tanto leyendo el articulo como vuestros comentarios, no importa en que sentido y mucho menos si coinciden con mi opinion. Magnífico debate, tan necesario en estos tiempos. Un saludo
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Todos estos debates podrían haberse evitado si Jesús , o alguno de sus seguidores hubiese escrito un libro en tiempo real y de puño y letra. Pero realmente la intención de Jesús no era la de crear ninguna nueva religión .sino la de suavizar las leyes de la religión judía que eran extremistas y por otro lado tratar de asustar y denunciar el abuso de los romanos contra su pueblo. Jesús nació. vivió y murió siendo judío. EL y sus apóstoles probablemente fueron analfabetos, por tanto, la veracidad de sus vidas se distorsionaron de boca en boca.
No habría diferencia alguna, ya que en su mismo tiempo había gente que dudaba de El, a pesar de todo lo que vieron, oyeron y experimentaron. El problema del hombre de si creer en Jesús o no, no esta en la muestra de pruebas, es en la dureza del corazón.
Lucas 1-2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Dedicatoria a Teófilo
1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido certísimas,
2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra,
3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo,
4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. hoy dia es considerado el mejor trabajo periodístico ya que lucas hace un reportaje y es en base a ello que escribe su evangelio .
Es fácil opinar y hablar de lo que uno no conoce. Todo el mundo habla de política y la gran mayoría no tiene ni idea, por lo que unica y exclusivamente muestra su necedad por medio de sus palabras. Seguir a Jesús es por «FE» y tenemos la libre elección de aceptarlo o no. Pero si no tienes la menor intención de quererlo conocer, (es decir no tienes ni idea de quien es) mejor no comentes porque lo único que haces es manifestar tu necedad.
Pero toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que JESUCRISTO ES EL SEÑOR. Tanto si lo crees como si no. Yo te invito a que puedas conocer a Cristo y que pueda transfomar tu corazón.
Un saludo
Es increíble como das crédito a los escritos de Saulo como algo desconectado de la realidad histórica de el mismo. Siendo perseguidor de la iglesia, enemigo a muerte de los cristianos y algo pasa en su vida que lo hace cambiar, incluso a predicar la fe que tanto odiaba y al final ser decapitado por Nerón por esa misma fe. No creo que lo que Saulo encontró fue un mito que pudo mas que la religión en que había crecido y de la que estaba convencido, el conoció al Dios verdadero cuando le pregunto ¿Saulo, Saulo, porque me persigues? pero obviamente gente como usted están en una búsqueda desesperada por «desmentir el mito de Jesús». Cuanta intención en borrar un supuesto mito que grita a nuestras conciencias Dios es real, Jesús es real y a diferencia de la fabula de Roma, todavía vive y permanece!
De la muerte, la razón dice:
Definitiva.
De la razón, la razón me dice:
Limitada.
(Cita de Eduardo Chillida discurso honors causa universidad de Alicante.)
Os recomiendo su lectura y reflexión.
Falta, respecto a Pablo, el estudio sobre las «fórmulas kerigmaticas» prepaulinas, con rasgos arameizantes palestinos (1Corintios 15.3…y 11,23) en estudios importantes (E. LIECHTENSTEIN, o J. SCHMITT, en DBS)¿Quien creó esas fórmulas que Pablo primero persigue para después asumir como propias? (Galatas 1)..Lo fundamental es que, en el mundo semita, la Palabra (Dabar) no pretende informar, sino transformar y así salvar.. Por eso no va tanto a la inteligencia, sino a la conciencia que motiva la decisión libre en la línea del sentido de esa Palabra…
Me han interesado mucho esta serie de artículos sobre Jesús de Nazaret desde un punto de vista no creyente, yo lo soy y leerlo me da una perspectiva que personalmente considero enriquecedora.
Con este estilo, aunque muy pegado al análsis de los textos es el libro Guía Para Entender El Nuevo Testamento de A. Piñero, un «tocho», que analiza rigurosamente el nuevo testamento, desde el atesismo.
Os citaré y recomendaré la lectura.
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Si no existió, ¿para qué molestarse en escribir sobre Él?
Este es un buen comienzo…¿Por qué 2.000 años después nos sigue interesando? Creo que esta pregunta tendría un debate fascinante si no hubiera tanto talibán. Muchos de los que creemos, tenemos una visión crítica de los textos, y ya hemos superado la visión hegemónica, o el adoctrinamiento basado en el miedo. Muchos creyentes no creemos porque nuestra existencia necesite esperanza y esas cosas.
A mi modo de ver, lo que lo cambia todo y hace que esta historia sea todavía fascinante es que, si en Jesús se replicaron historias míticas de Dioses hechos hombres (o mujeres) tipo Osiris-Dioniso, etc… en este caso el mito hace aguas por todos lados, ya que es el Dios hecho hombre menos glamuroso de todos los tiempos con mensajes como «el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos…» o lo de «si amas a quien te ama…¿Qué merito tiene?
Creo que planteamientos así, que van en contra del sentido común, dan para dos mil años más, como poco.
Según el gran especialista en el Jesús hustórico, el Catedrático Antonio Piñero, Jesus hablaba griego https://player.vimeo.com/video/86428316 .
Texto de su web “¿Sabía Jesús griego? Muchos críticos lo niegan… Pero creo que hay argumentos suficientes para pensar que es probable al menos que Jesús hubiese manejado el griego, al menos para desenvolverse en su oficio de carpintero cuando le encargaban trabajos (en Séforis y Tiberíades) gente que solo hablaba griego. Es este un argumento de mera plausibilidad histórica, una hipótesis razonable, pero nada más.
A este argumento puede añadirse un par de textos de apoyo. A. En una ocasión unos griegos quisieren ver a Jesús, como relata Jn 12,20-21: “Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús»”. Naturalmente querían verlo porque podían comunicarse con él fácilmente: es probable que se hubieran expresado en su lengua al hablar con Jesús. Pero este no quiso recibirlos no porque no la supiera, sino porque posiblemente en paganos. Este rechazo encaja bien (criterio de B. Los adversarios de Jesús suponen que puede predicar a los griegos: Se dice en Jn 7,34-35: “Me buscaréis y no me encontraréis; y adonde yo esté, vosotros no podéis venir.» Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos?”.
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«La figura de Jesús de Nazaret es puramente literaria»
¿Existió un Jesús histórico de carne y hueso?
Sin duda alguna. Casi todos los investigadores de hoy día responden afirmativamente. Existió porque el conjunto de ‘pruebas’ o ‘argumentos’ para responder así pesan más que los contrarios. Pero una cosa es la existencia de un personaje histórico y otra, muy diferente, cómo fue interpretado o cómo se transmitió a la posteridad su figura. Ahí puede haber muchos cambios. Quienes defienden la no existencia de Jesús explican el surgimiento de los Evangelios como un intento fraudulento consciente de dar cuerpo a un mito.
Entonces, ¿cómo puede hoy afirmarse racionalmente que Jesús existió de verdad?
El argumento principal es simple: es más racional y sencillo históricamente explicar la existencia del cristianismo con todas sus consecuencias admitiendo que hubo de existir el personaje al que se invoca como fundador del movimiento cristiano, que lo contrario. En efecto, sostener que Jesús fue un puro mito literario y a la vez que ese mito fue el creador, el impulso o el iniciador de un movimiento de tal envergadura como el cristiano es un rompecabezas para un historiador de la Antigüedad al que le resulta casi imposible explicar con verosimilitud histórica este proceso.
Pero no quedan vestigios arqueológicos de su posible existencia…
Naturalmente que no, puesto que Jesús de Nazaret fue durante su vida un personaje absolutamente secundario en la sociedad del Imperio romano. Empezaría a tener trascendencia por sus seguidores unos 300 años después de su muerte. Y si buscáramos testimonios arqueológicos de los personajes de la historia antigua tendríamos que borrar al 90% de los personajes… ¡o quizás más! Un experto, incluso agnóstico, en el cristianismo primitivo y en el siglo I se reiría si se le dijera que busque restos arqueológicos de un sanador y exorcista galileo, un maestro de Ley que acabó crucificado.
Pero, ¿fue el Mesías que considera el Cristianismo?
Naturalmente también, puesto que todo lo que sabemos de Jesús es a través de documentos cristianos, los cuatro evangelios fundamentalmente, que junto con la teología de Pablo de Tarso, que reinterpreta y repiensa a Jesús, son los que forman el mesianismo de Jesús de Nazaret, a veces (o en facetas) con las que el mismo Jesús, como judío que era, probablemente no estaría de acuerdo.
¿Cómo sostiene que pudo ser el proceso de construcción del mito “Jesús”?
Fue más o menos lo siguiente: al principio, un fanático toma de la atmósfera religiosa ya existente en Israel la figura de una divinidad mítica, un salvador como tantos otros, por ejemplo un presunto mesías llamado Josué/Jesús, al que rendían veneración diversos judíos. Luego se proclama como mesías divino, añadiendo el milagro de que ha muerto y resucitado, y se consigue reunir una serie de adoradores. Posteriormente, alguno de éstos (representados literariamente por los escritores evangélicos en nuestro caso) intentan de modo progresivo dar cuerpo humano al mito, otorgándole artificial y legendariamente rasgos cada vez más concretos y atractivos, tomándolos de diversos personajes históricos. A la vez se le añaden atributos de divinidades anteriores, solares sobre todo. Al final de este proceso surge la figura de Jesús de Nazaret…, que en realidad es puramente literaria.
¿Fue Jesús el fundador del cristianismo?
El cristianismo solo nace después de la muerte de Jesús y está imbricado con la figura de su excelso seguidor que es Pablo de Tarso. La situación, pues, respecto a la fundación puede resumirse así: ni fue Jesús el primer fundador, ni Pablo el segundo, por la sencilla razón de que para fundar algo hay que pretenderlo conscientemente, y hoy día es ya consenso común que ni uno ni otro tuvieron consciencia de proponer algo nuevo dentro del judaísmo. Aunque hay que decir que el cristianismo actual se basa sobre muchos pilares y que Pablo no es el único, no es desacertado sostener que este ocupa una posición principal en la cuestión del desarrollo del cristianismo, aunque fuera involuntaria. Por tanto, el cristianismo, como fenómeno posterior al Jesús histórico, no se entiende sin Pablo de Tarso, cierto, pero más como su fundamento y condición que como su fundador estricto.
¿Hizo milagros que fueron reales?
Distingo entre exorcismos y ciertas sanaciones y milagros contra la naturaleza, como multiplicación de los panes, andar sobre las aguas. Calmar una tormenta y resurrección de muertos. Admito las dos primeras clases, porque se explican por causas naturales (hay gente muy dotada y las gentes-masas son muy crédulas) y rechazo por imposibles y no comprobables históricamente los de la última clase.
¿Qué relación mantuvo con María Magdalena?
Según el único texto que poseemos, el único, de la posible relación de María Magdalena con Jesús antes de su crucifixión y muerte (Evangelio de Lucas 8,2-3), lo único que podemos decir que fue: 1º) curada por Jesús de una grave enfermedad; 2º) que junto con otro grupo de mujeres galileas se dedicaban a subvenir a las necesidades de un grupo de varones itinerantes cuya obsesión era predicar la inminente venida del reino de Dios; 3º) No consta ni que tuviera relaciones Jesús con ella, ni que fuera estrictamente discípula, ni que perteneciera al grupo de los íntimos, y mucho menos de los Doce,ni que fuera enviada a predicar, ni que asistiera a la Última Cena, ni nada de nada. Por tanto, no tenemos textos, fiables en algún grado, para decir nada con certeza de la relación de Jesús con María Magdalena.
¿Tuvo descendencia Jesucristo?
No lo sabemos. Ni podemos afirmarlo ni negarlo. Todo el contenido de la vida oculta de Jesús es puramente legendario y fantasioso.
Definamos, a grandes rasgos, cómo era Jesucristo.
Muy judío, profundamente apegado a su religión, en nada tuvo la idea de fundar una religión nueva. Profundamente religioso, discípulo de Juan Bautista, fundador de un grupo de discípulos itinerantes encargados de predicar la inmediata venida del reino de Dios; maestro autodidacta de la Ley, exorcista y sanador, carismático, poco amigo de los romanos, sedicioso contra el Imperio Romano, profeta y proclamador del Reino. Solo al final de su vida, y probablemente por impulso de sus amigos, se proclamó y actuó como mesías de Israel, pero no como un galileo armado dispuesto a echar por la fuerza de las armas a los romanos de la tierra de Dios, sin un hombre que confiaba en el brazo divino de Yahvé, y sus doce legiones de ángeles, para proclamar el Reino. Si se la obligara a definirse con una palabra, seguramente diría: “Profeta/proclamador del reino de Dios”.
Y respecto a su vida oculta, los años perdidos, ¿qué destacaría?
Nada que sepamos como absolutamente cierto. A priori puede pensarse que estaba especialmente dotado para la espiritualidad y que probablemente era un estudioso de las Escrituras en sus ratos libres de trabajo.
Después de Jesús, ¿qué otro personaje ha influido tanto en el cristianismo?
Naturalmente Pablo de Tarso y sus seguidores.
¿Qué sabemos de los legendarios Magos de Oriente?
Nada; es una pura leyenda. Ni fueron magos en el sentido usual de la palabra, sino en todo caso sacerdotes de la religión persa, tradicionalmente pensada como fundada por Zoroastro.
¿Existieron de verdad?
Probablemente no. Los magos son un mero símbolo, tomado por el evangelista Mateo del acervo de leyendas de su comunidad. Como historia teológica significaba para Mateo la plasmación de la idea de que el mesías Jesús no era solo el mesías de los judíos sino del mundo entero.
¿Es la Biblia el libro más importante de la historia?
Sí, al menos para el mundo occidental porque ha conformado toda nuestra cosmovisión, el arte, la literatura, la historia.
¿Qué importancia tienen los Evangelios apócrifos?
Casi ninguna para informarnos sobre el Jesús histórico (salvo quizás algún dicho del Evangelio de Tomás gnóstico) Mucha para informarnos sobre la religiosidad popular de los primeros siglos, de algunas ideas e imágenes populares sobre Jesús, sobre la historia de la Iglesia y de la liturgia.
¿Por qué la Iglesia no los ha reconocido?
Porque no cumplían con los requisitos exigidos: no estaban escritos por los apóstoles directa o indirectamente (según la creencia común); no eran leídos comúnmente en todas las iglesias en los oficios religiosos, estaban compuestos muy tardíamente, era reconocido su carácter legendario; a veces no se acomodaban al depósito de la fe común.
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Existió realmente Jesús?
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