Leí una anécdota sobre un famoso cocinero de vanguardia al que unos periodistas llevaron a probar las hamburguesas y patatas fritas de una famosa cadena de comida rápida. Supongo que los periodistas esperaban que el reputado cocinero escupiese con cara de asco y se levantase indignado echando pestes sobre la hamburguesa que acababa de morder, pero el tipo sencillamente dijo: «Está buena.»
No hace falta ser Alberto Chicote para entender que ese tipo de multinacionales de fast food no ofrecen el mejor alimento disponible. Hasta un inepto culinario como yo sabe que es fácil cocinar en casa algo que en realidad sabe mejor que esas hamburguesas, pero también es obvio que esas cadenas de comida rápida son grandes empresas que han estudiado la respuesta de la gente ante ese producto que, en efecto, sabe bien.
En cierto modo, haciendo esta comparación, puedo entender a la gente que sale del cine emocionada después de haber visto Bohemian Rhapsody porque la película es exactamente eso: un buen producto que sabe bien. Está lo suficientemente bien hecha como para cumplir su cometido de satisfacer al cliente, pero es un plato de comida que se parece demasiado a otros platos de comida que ya hemos probado antes. Toca las teclas precisas que su público espera que toque. Con suma habilidad, pero careciendo por completo de imaginación. Es tan creativa como un vídeo conmemorativo de Facebook y prácticamente igual de profunda. Los estadounidenses tienen una expresión perfecta para esto, by the numbers: en sus manuales militares había ilustraciones con las diferentes posturas que un soldado debía adoptar con su arma reglamentaria. Hacer algo «según los números» es no salirse un pelo de lo que dice el manual.
Bohemian Rhapsody es una película que estaba imaginando en mi cabeza antes de ir al cine, repasando mentalmente los tópicos habituales en este tipo de biopics musicales. Y vi en pantalla lo que había imaginado, porque adopta todas las posturas del manual y jamás se sale de ellas. No es que yo sea adivino, es que casi todos los biopics musicales que salen de Hollywood —y si usted ha visto muchos de ellos, supongo que estará de acuerdo conmigo— suelen estar cortados por el mismo patrón, como presentaciones de PowerPoint sobre la vida de un músico. Ya saben: el momento en que alguien idea el fraseo inicial de una melodía legendaria (check!), la discusión en el estudio de grabación (check!), el jefazo de discográfica que no entiende la genialidad de lo que tiene ante sus ojos (check!), la referencia a las drogas y el sexo (check!), el inicio del concierto en que no se sabe si va a ir bien pero después va muy bien (check!), etc. Los guionistas quieren incluir ciertos momentos que hay que incluir porque le suenan a casi todo el mundo y porque sirven para crear en el público un momento de identificación: el espectador reconoce tal escena o tal anécdota y eso le genera una sensación de realismo. En Bohemian Rhapsody está todo ahí, «según los números».
A quien espere algo más profundo le puede producir la sensación de que los guionistas han sido tan perezosos como un escolar haciendo un trabajo sobre Napoleón. Pero yo no creo que hayan sido perezosos, porque el guion no está mal, sino que han ido completamente a lo seguro. Han ido tanto a lo seguro, pero tanto que la película parece un tráiler de dos horas (por más que sea un buen tráiler). Ese es el problema de este subgénero. Una película pensada para el conocedor de Queen no dejaría de ser una biografía, cierto, y aún tendría que pasar por un mínimo de «obligados», como dicen los músicos. Pero esa hipotética película para conocedores no consistiría en una enumeración mecánica de momentos célebres en la carrera de Freddie Mercury, sino que podría obviar esos datos básicos que todo seguidor ya conoce y arriesgar un poco con el enfoque. El ejemplo perfecto de lo que hablo es Bird, de Clint Eastwood. Recuerden, una película sobre un músico al que poca gente escucha, Charlie Parker, pero escrita sabiendo que el oyente de Parker no necesita que se lo den todo masticado porque ya conoce las líneas básicas de su biografía. Eso permitió a Eastwood evitar el efecto PowerPoint y conseguir algo más artístico y más duradero, que aún hoy es considerado una obra maestra.
Una película como Bird era lo que alguien como Freddie Mercury hubiese merecido, porque Freddie era más Hollywood que el propio Hollywood. Su biopic no debería parecerse a otros biopics porque él era, como su personaje dice en la propia película, «Freddie fucking Mercury». Pero una película como Bird también es algo arriesgado que los productores evitan como la peste (Eastwood se la tuvo que financiar él mismo, sabiendo que los críticos estarían encantados pero que no iría a verla ni Dios). Bohemian Rhapsody, por el contrario, va siempre con el piloto automático, así quien conozca bien la historia va a tener la sensación de estar contemplando una colección de postales o un documental dramatizado. Es irónico que Bohemian Rhapsody no tenga nada de rapsodia y no sea nada bohemia. Al contrario, es una recopilación lineal de «grandes éxitos», previsible por completo.
Previsible no es sinónimo de malo, sin embargo. Bohemian Rhapsody es una buena película y ni tan siquiera sus defectos son exclusivos de ella, sino que son los mismos que aquejan a casi todos los filmes biográficos de artistas famosos. Se ofrece la información masticadita y telegrafiada para que ningún espectador se pierda; eso era de esperar, pero suele ir en detrimento de la personalidad propia de un largometraje. Y no, no estoy queriendo adoptar la postura esnob de afirmar que quien no conoce la historia de un artista no tiene derecho a que se la cuenten de forma asequible. ¡Al contrario! Contar historias de artistas de forma asequible es lo que intento hacer yo aquí muchas veces (Queen fue uno de los primeros grupos sobre los que escribí aquí) así que eso me parece bien. Entiendo que esta película no está pensada para el fan acérrimo del artista, sino para el público en general. Conozco a gente que es capaz de tararear de principio a fin los dos primeros álbumes de Queen, pero ese no es el público objetivo de este largometraje. El público objetivo de este largometraje, en su inmensa mayoría, jamás ha escuchado los dos primeros álbumes de Queen. Quiere oír los grandes éxitos y quiere emocionarse, que me parece bien porque yo también he visto películas sobre personajes cuyas vidas no conocía mucho. Al espectador que no conoce la vida de Mercury, una biografía sencilla (y diría que simplona) le emocionará, a poco que el drama esté medianamente conseguido, y aquí está muy conseguido. Bohemian Rhapsody es como la Ray de esta temporada: bien hecha, una interpretación central sobresaliente… pero en unos años nadie la considerará una obra maestra, porque es básicamente un producto industrial. La película me ha gustado, pero no la veo haciendo historia.
Dicho todo esto, Bohemian Rhapsody obtiene muy buena nota si la comparamos con otras películas similares. Está en la línea de Straight Outta Compton, que también era previsible (aunque no tanto), y estaba también muy conseguida. Y, por suerte, está muy alejada de aberraciones como aquella protagonizada por Outkast en la que destrozaban al que precisamente era el mayor ídolo de Freddie Mercury: Jimi Hendrix. Así que esta no es la reseña biográfica que Freddie Mercury merecía, pero tampoco es el producto mediocre que podría haber sido. Es un producto simple pero que funciona, como la hamburguesa de la que hablábamos al principio.
Lo mejor con diferencia, lo único que de verdad me ha sorprendido y ha excedido mis expectativas es el actor principal, Rami Malek, porque su retrato de Mercury es todo lo convincente que podría concebirse. Partamos de la base de que Freddie poseía un carisma único, que solo hubo un Freddie como solo hubo un Elvis o solo hubo una Marilyn Monroe. Y partamos de la base de que Rami Malek palidece en comparación con Freddie. Como dice la compañera y sin embargo amiga Olga Sobrido, si usted viniese de otro planeta sin saber quién fue Freddie Mercury y comparase imágenes de esta película con filmaciones reales de Queen, el Freddie de la película le parecería el auténtico, mientras que el Freddie verdadero le parecería la exageración hollywoodiense: demasiado carismático para ser el real. Pero lo era. A Freddie, pues, no se lo puede reproducir, solo se lo puede intentar imitar. Pues bien, el trabajo de Malek, siendo una imitación, está hecho con alma y creo que merece todos los elogios que está recibiendo por el amor que parece haberle dedicado al papel, el respeto con el que ha enfocado el personaje y el talento con el que ha captado los matices más básicos de Freddie. Es el actor, en buena parte, quien lleva el largometraje sobre los hombros y lo hace encarnando a uno de los personajes más difíciles de encarnar que existen. Es verdad que no es Freddie, es un Freddie falso. Pero es el mejor Freddie falso posible.
La película en conjunto también es bastante respetuosa, aunque dudo que a Freddie, que era extraordinariamente celoso de su intimidad, le hubiese gustado ver ciertos asuntos tratados en la pantalla. Eso sí, el guion, por más facilón que sea, que lo es, evita caer en ciertas trampas y es elegante en cuanto al tratamiento de la historia. No se hila con sutileza, pero tampoco se pegan brochazos gordos. La visión general que ofrece es inofensiva y ningún fan de Freddie se sentirá incómodo viendo cosas que no quiere ver. Hasta el melodrama, también estereotipado hasta la médula, es desgranado en las dosis justas y resulta efectivo. Lo dicho: esto es una hamburguesa en la que no sobra ni falta sal. Si lo que usted quiere es fast food, esto es de la mejor fast food que circula por ahí.
Hasta se han tomado el trabajo —admirable por el esfuerzo, pero innecesario— de confeccionar una muy buena imitación del concierto de Queen en el Live Aid para terminar la película (¡Oh! Spoiler). Me parece muy correcto despedir la historia en un momento álgido sin recurrir a meter el dedo en la herida de la enfermedad de Freddie. Y me parece correcto elegir el Live Aid como punto álgido. Es decir, si me pongo a escuchar un directo quizá prefiero algo como el Live Killers, pero qué demonios, he visto todo el Live Aid entero y, como se dijo en su época, Queen se merendaron al resto del cartel sin excepción, sobre todo gracias a Mercury, que salió y reinó con esa facilidad sobrenatural tan suya. Una vez conocí a alguien que llevaba desde los sesenta trabajando en giras de los grupos de rock más legendarios que puedan ustedes imaginar (hablo de Rolling Stones, The Who, Pink Floyd, Led Zeppelin) y aún recuerdo la frase literal que me dijo con la mirada perdida en un horizonte de fascinación: «Freddie Mercury es lo más grande que he visto nunca sobre un escenario».
Para mí no tenía mucho sentido poner al esforzado Malek a fotocopiar aquellos momentos. Respeto mucho el esfuerzo técnico e interpretativo, pero yo hubiese terminado la película con la filmación del verdadero concierto, que muchos espectadores jóvenes quizá no han visto nunca. Pero supongo que los productores temían que el espectador recordase el nulo parecido físico entre Malek y el Freddie real, o el hecho, evidente al segundo, de que Freddie poseía cien mil veces más carisma que el actor. Entendámonos: los productores de estas películas de vocación tan comercial no confían en la inteligencia de su público y piensan la gente saldría de las salas diciendo: «Sí, el chico lo hace bien pero no se parece en nada a Mercury» y eso arruinaría su visionado. Pero joder, ¡ya sabemos que Malek no se parece en nada a Mercury! Y de verdad creo que al espectador poco familiarizado se hubiese emocionado aún más viendo al verdadero Freddie, a Freddie el Grande, ofreciendo ese concierto en pantalla grande. En cualquier caso, quizá pienso así porque esos veinte minutos finales se me hicieron eternos. Aun reconociendo que son una fantástica recreación visual, he visto el concierto tantas veces que la imitación se me atragantó. Pero esto es cuestión personal y no impide que entienda que emocione a quien nunca haya visto el concierto real (que, de todos modos, está sonando).
Así que tenemos una película biográfico-musical convencional hasta decir basta, un montón de secuencias tan bien confeccionadas como previsibles y una interpretación central extraordinaria. ¿Es la película recomendable? En general sí, aunque depende mucho de quién sea usted y de cuál sea su relación con Queen y con la figura de Freddie Mercury.
Si es usted un fan que admira a Freddie y conoce bien su historia, sepa que esta película no le va a ofrecer nada que usted no sepa o no haya visto ya. Tampoco va a presentar datos conocidos de manera original. Bohemian Rhapsody es como un museo de figuras de cera: las figuras están muy conseguidas, Freddie es lo bastante creíble como para sorprender (y el tipo que hace de Brian May parece un puñetero clon del auténtico Brian May), pero, ¿qué aporta? Nada nuevo. Es un entretenimiento ligero hasta el punto de que puede usted ahorrarse el precio de la entrada. Es más: si es usted un fan acérrimo de Queen no se me ocurre motivo especial por el que recomendarle que vaya a ver Bohemian Rhapsody. Salvo, quizá, que tenga mucha curiosidad por comprobar si los elogios hacia el actor principal son merecidos (e insisto, lo son).
Si, en cambio, usted no conoce mucho a Queen y quiere profundizar en la banda o en la fascinante figura de Mercury, diré que la película tiene buen ritmo y mantendrá su atención durante dos horas. Supongo que le emocionará por momentos. Bohemian Rhapsody es una buena manera de empezar a saber algo sobre la vida de Mercury. No es la mejor manera, habiendo tantos documentales y libros, pero por algún sitio hay que empezar.
Y si a usted no le interesa lo más mínimo la música de Queen o la figura de Mercury, bueno, vive usted en el error, pero cada cual es libre. Como en ese caso usted irá a ver la película no por lo que cuenta sino para comprobar sus valores cinematográficos, sepa que no le aburrirá, pero no espere nada que vaya mucho más allá de un producto palomitero. Muy trabajado, de cierta calidad, bien interpretado, escrito con habilidad, pero palomitero. Le recordará mucho a otras películas del mismo subgénero y le parecerá tan superficial como otras películas del mismo subgénero. Creo que la frase que mejor resume esta película es lo que decía una de tantas canciones maravillosas de Queen: «Deja que te entretenga».
No había pensado en que hubiera sido mucho mejor dejar como final el concierto ORIGINAL del Live Aid, cosa que suscribo por completo.
Gracias.
Pues menos mal que no te han hecho caso por que vaya coñazo ir al cine a ver un concierto de hace mas de 20 años.
«Y si a usted no le interesa lo más mínimo la música de Queen o la figura de Mercury, bueno, vive usted en el error, …»
Encantado de vivir en el error. Queen siempre me ha parecido el grupo más sobrevalorado de la historia (o uno de los más). Representan todo lo que detesto en la música: pomposidad, artificio, grandilocuencia, aparatosidad…
Dani, cuando dices «pomposidad, artificio, grandilocuencia, aparatosidad» ¿Qué género musical crees que estás describiendo? Si aciertas, sabrás que justamente el rock como género musical no es lo tuyo. Lo cual no está mal, ni mucho menos.
Ah claro, ahora va a resultar que CCR, Nirvana, Beatles, Pixies, Ramones etc. no son Rock porque está claro que ese concepto es patrimonio de Queen…Menos condescendencia por favor, que tenemos una edad…
Vamos, no desprecio lo que dices. Pero en tu descripción inicial estas describiendo una buena tajada de lo que es el rock. No despotricaré en bandas y solistas porque es arrogante. Parafraseando a Borges, es posible que no seas tú quien esté a nivel de Queen, sino que, probablemente sea Queen quien no esté a tu nivel. Quizás luego, le darás una oportunidad, jaja
No opino con prejuicios, escuché a Queen mucho y me parecieron siempre la misma cosa artificial, tipo Héroes del Silencio si buscamos un paralelismo patrio. Con esa descripción no pretendo describir una buena tajada de lo que es el rock, en todo caso se puede aplicar al heavy (género en el que por cierto empezó Queen). Para mí el rock está indisolublemente ligado a Buddy Holly, Chuck Berry, Ricky Nelson, CCR, The Doors, Rolling Stones, Muddy Waters, Little Richard, Velvet Underground etc. quienes distan muy mucho de esa ristra de apelativos que dediqué a Mercury y sus secuaces. Podrás decir que algunos de estos que he referido (Doors, Velvet) se ajustan a alguno de esos adjetivos, pero bajo mi punto de vista encajarían mejor en «experimentales», lo que los diferencia de aquellos drásticamente. Una cosa es experimentar y buscar nuevos caminos, y otra lo que hizo Queen (respetable, pero a mí me suenan a plástico, y el rock es una cuestión de piel)
Totalmente de acuerdo contigo, y aplaudo el ejemplo de CCR, que eran la antîtesis de Queen: cuatro tipos de apariencia bastante sencilla que se dedicaban a hacer grandes canciones, sin grandilocuencias, muchas no pasaban de los tres minutos. Por otro lado, es cierto que Freddy Mercury era un muy buen «frontman» como dice Jorge, era muy carismâtico, pero deberîamos plantearnos si ese tipo de «frontman» le ha venido bien a la mùsica, porque cuando uno ve un concierto de un grupo o cantante de moda se encuentra con mucho espectâculo, un gran envoltorio y poca cosa dentro. Casi todas o todas las supuestas canciones mîticas de Queen eran esto ùltimo, y si no fuera por el carisma del lîder y su forma de ser transgresora no creo que hubieran sido conocidos.
Pero es cuestión de gustos. Yo disfruto una y otra cosa y me iría más por un rock que se decanta entre tipos como Leonard Cohen, Jeff Buckley, David Bowie, o incluso más recientemente Alex Turner. Si trazamos por ejemplo, un paralelo entre el Alex Turner de hace cinco o diez años y el actual con el Tranquility Base Hotel and Casino veremos una gran diferencia. ¿Cuál es mejor? Nadie lo puede decir, aunque en cuanto a gustos personales prefiero al segundo y esa descripción se ajusta más a lo que deseas. Pero no hay rock «castizo» así como no hay una raza pura o un español «puro». Déjense de narcisismos, ningún estilo de rock es «más rock» que el otro. Por esa misma razón quizás sea la mayor invención musical del siglo XX.
Aqui tenemos un claro ejemplo de «vuestra mierda es mierda, pero mi mierda favorita es la buena».
Queen tiene canciones rock buenas, pasables y malas. y tiene tambien incursiones buenisimas y horrorosas a otros estilos. Tiene un «frontman» carismatico y con talento vocal increible (pregunta a cualquier especialista), un muy buen guitarrista y un fajo de buenisimos temas (y no siempre son los que la mayoria tiene en mente)
Ahora va a resultar que Nirvana o Ramones no esta sobrevalorado, solo porque te gustan a ti. Podran ser todo lo «crudos» y llenos de «actitud» que quieras pero no llegan ni a la mitad de talento musical (y te lo dice un fan de siempre de Nirvana). Queen podrian ser todo lo pomposo que quieras pero talento habia y mucho.. otra cosa es que tu opines que no, y lo opines como poseedor de la verdad del rock
PD: y te lo dice alguien para el que me sobra espacio en un CD de 12 pistas para meter las canciones que me gustan de los Rolling, para mi ese gran sobrevalorado del rock
A mi me encanta Queen, pero reconozco q quizás algunas de sus letras estén algo sobrevaloradas (también las de Beatles por cierto) , pero en cuanto Freddy como frontman o Brian may como guitarrista es indudable que eran de un nivel altísimo.
Por cierto, Dani, sin actitud decirle que, para no gustarle, sorprende que la mayoría de sus comentarios de jot down desprendan grandilocuencia y artificio…
Guárdate la actitud y emplea la acritud. Entiendo que escribir en lenguaje «Whatsapp» omitiendo letras (q) y acentos sea lo canónico en estos tiempos de fast-food digital, pero seguiré escribiendo con esa grandilocuencia a la que te refieres, si eso supone una correcta puntuación y sintaxis.
Es evidente que escribiendo desde un móvil por desgracia salta el autocorrector y en vez de acritud me puso actitud. No se preocupe, podría ser pícaro y explicar que cuando uno se ríe de que pongan «q» en lugar de «que» sería aconsejable que antes releyese lo escrito dos párrafos más arriba donde, cito textualmente :»Queen siempre me ha parecido el grupo más sobrevalorado de la historia (o de los más)» omitiendo un «que» (o incluso aceptaríamos un ridículo «q» ) que la sintaxis pide a gritos. Si va a poner «de los más» convendrá conmigo que lo más correcto hubiera sido incluirlo justo después del más.
No se preocupe, no lo haré, además, en el fondo coincido en que tanto Queen como Heroes del Silencio son excesivamente grandilocuentes y, a veces artificiosos, aunque me gustan ambos. Todos tenemos nuestros placeres culpables ya ve.
Un saludo.
Bohemian Rhapsody, es simplemente la vida de Fredy mercuri en la banda Queen, con algunas pinceladas de su vida personal, pero está muy bien conseguida….
Ni de coña. No es la vida de Freddie Mercury ni por asomo. Quienes conocemos la vida de Freddie.. Ésta peli es un despropósito de principio a fín. Anocronismos, falsedades…. Una pena
Suscribo completamente la crítica que se hace a la película. Se trata de un muy buen producto que parece hecho en cadena. Cumple su función en la industria pero no va más allá.
Malek interpreta magistralmente al ininterpretable Freddie y lleva todo el peso de una película visualmente agradable, sin más
El artículo es interesante, aunq demasiado repetitivo para mí gusto. Estoy de acuerdo q la película va a lo fácil y nos da lo que queremos los admiradores de queen.
Sin embargo la película me parece realmente buena por varios motivos:
-La interpretación de Malek es excepcional.
-El ritmo es acertado, intercalando acertadamente la acción con canciones q hacen avanzar la narración.
-El climax, no por previsible (aunq en mi opinión más previsible que la recreación sería precisamente poner el original) deja de ser perfecto.
-Sobre todo, y ante todo, al acabar la película, lo primero que te apetece es ponerte a escuchar de nuevo las canciones. Esto lo han conseguido con fans de queen, pero también con algunos, entre los q me incluyo, que actualmente estábamos en una fase de desencanto con esa música.
En resumen una película en general notable, con momentos sobresalientes.
Tu crítica es palomitera. Es un mundo libre, pero escribir como escribes y esperar cobrar por ello, es vivir en el error.
Otra opinión sobre la peli.
https://columnacero.com/m/opinion/18282/otra-noche-en-la-opera/
Creo que este artículo en si como articulo pendula entre Bird y la hamburguesa. Parece que si …pero no…y entonces no es un artículo ni Bird ( porque no es excelente)ni un artículo hamburguesa ( porque no sabe bien. O sea mas bien, no sabe «at all»).
Creo también que la película no tiene por qué ser una obra maestra. Para obras maestras está Freddie Mercury y la interpretación de Malek.
Para obras maestras también puedes ir a un museo…qué se yo…
Ahora, eso si, no sean snobs diciendo que no quieren ser snobs! Eterna insatisfacción pidiéndo otra cosa pero no se sabe bien qué : Check y double check!! ?
A mí se me pasó volando, suscribo lo de que el Live Aid original hubiera sido mejor final. Malek genial. El sonido en mi sala genial. Agradezco a la película que hay devuelto el rock a los primeros puestos de los charts de Spotify. Venir a valorar a Queen, a una crítica de una película sobre ellos mismos, me parece pretencioso, que sobra y de género bobo. Pero ya sabemos que en este país lo que se nos da bien es ir a machacar en vez de valorar y siempre aparece alguien.
Yo quería que saliera Bowie y no lo han sacado :(
Hoy he ido al parque con mi hija y me he quedado atónito al escuchar a un niño de unos 8 años cantaba a sus amigos don’t stop me now, Por la noche llegué a casa y de repente escucho a la vecina del tercero poniendo bohemia rhapsody a todo volumen.
Queen, sin duda vuelve a estar de moda.
Parto de la base de que no me interesan demasiado las vidas de las estrellas de rock o de cine, y cuánto más los conozco peor me caen. La película me ha gustado, aunque es cierto que es muy tópica. Pero tampoco es tan habitual que te entretengan durante dos horas en el cine, es lo que pedía y es lo que te da
El artículo de Emilio de Gorgot es estupendo, como siempre
Yo soy uno de los que se sabe de memoria los primeros 7 álbumes de Queen, y aún así disfruté la película.
Está a años luz de ser perfecta, pero la música lo suple todo
Qué insoportablemente dogmáticos y radicales son los fan(ático)s de cualquier cosa. La peli se disfruta, aunque no explique la verdad absoluta (quien la sepa, que hable ahora o calle para siempre), y está acercando la música de Queen y la figura de Mercury a mucha gente que la desconocía. Yo esto lo encuentro genial. Y para gustos, los colores. Me lo pasé pipa en viéndola.