Existe entre algunos soviéticos la costumbre de equiparar las políticas llevadas a cabo por sus Gobiernos con los llamados Pueblos Potemkin. La política lingüística no es una excepción: en este contexto, Потёмкин —dígase [patiomkin]; la «o» en sílaba pretónica se pronuncia [a] y la «ë», con los dos puntitos arriba, suena [io], en fonética de andar por casa— se utiliza para explicar que los objetivos marcados por dichas políticas se cumplieron, pero que también se cometieron errores y aparecieron dificultades y resentimiento. Conozco el síndrome de Pueblo Potemkin por profesores de ruso educados en la Unión Soviética cuya lengua materna no es el ruso, personas que paradójicamente encarnan el éxito de la política lingüística soviética a la vez que su fracaso, pues huyeron de su tierra a la primera oportunidad. Que en sus familias no se usara el ruso como lengua vehicular tuvo que ver con que los educaran para no dejarse adoctrinar ni sucumbir al nacionalismo que fue refugio, pasaporte y motor de existencia de muchos otros. En sus casas se hablaba letón, ucraniano, moldavo, una de las ciento cinco lenguas de la Unión Soviética —les enseñaron esa cifra en la escuela— y, en el extranjero, han dedicado buena parte de sus vidas a enseñar ruso.
El Pueblo Potemkin se usa como símbolo de cualquier cosa que se presenta como éxito pero que en realidad no existe, o es más bien un desastre. El origen de la metáfora se encuentra en la visita que realizó la zarina Catalina II a la península de Crimea al poco tiempo de habérsela arrebatado a los turcos, en el último cuarto del siglo XVIII. El mariscal Gregorio Potemkin, que había dirigido las operaciones para conquistar Crimea, quería mostrar a la zarina la prosperidad de la península, pero lo cierto es que estaba devastada por la guerra. Sin embargo, la zarina vio una Crimea próspera, con pueblos recién construidos que evocaban bienestar y riqueza. La vio de lejos, pues el mariscal se empeñó en que no se acercara a las poblaciones, aduciendo que no era conveniente que la zarina se mezclara con el vulgo, con las gentes que alegremente les saludaban desde lejos. La zarina regresó a San Petersburgo contenta e impresionada por la labor que estaba desempeñando el mariscal en la nueva provincia del Imperio. Lo que no sabía es que este la había engañado orquestando una genial maniobra para que ella viera la misma población repetidamente: cuando la zarina se cansaba de mirar el pueblo y seguía su camino hacia otro pueblo, un auténtico ejército de operarios desmontaba los edificios y trasladaba el pueblo entero a otra ubicación, justo a tiempo para que, cuando llegara la comitiva, la zarina lo viera y pensara que se trataba de otro pueblo. Fue en 1787.
Ciento setenta años después, Gabriel García Márquez —en un viaje que realizó junto a dos amigos por Europa del Este— creyó ver un cúmulo de Pueblos Potemkin nada más pisar Ucrania: «En las aldeas adornadas con motivos de amistad universal los campesinos salían a saludar al tren. […] Las aldeas parecían alegres y limpias, pero las casas dispersas en el campo, con sus molinos de agua, sus carreteras volcadas en el corral con gallinas y cerdos —de acuerdo con la literatura clásica— eran pobres y tristes, con paredes de barro y techo de paja». Los primeros soviéticos que vio García Márquez llevaban el síndrome de Pueblo Potemkin en su ADN.
Setenta y pico años de sovietización lingüística
La Unión Soviética fue pionera en usar deliberadamente la política lingüística para conseguir otros objetivos políticos que formaban parte de uno más ambicioso: la construcción de ese imperio que llamaron Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Durante más de setenta años, los distintos Gobiernos implementaron políticas que cambiaron el uso de la lengua en cada república de la unión. Los dirigentes soviéticos sabían que la lengua cuenta, que es una parte crucial de la identidad de los individuos, de la identidad que el Estado atribuye al individuo y, por tanto, de la propia identidad del Estado. Decía Goethe que Dios dota de lenguaje a los hombres para que estos puedan ocultar su pensamiento; de esta máxima la política lingüística soviética extrajo, para que no hubiera ambigüedades, el verbo poder, y así cohibió el pensamiento de los individuos intentando que calara un input ideológico transmitido cada vez con más frecuencia en la lengua representativa de la ideología de la nueva nación, el ruso. Desde Lenin hasta Gorbachov, los Gobiernos consiguieron poco a poco sus objetivos con las políticas lingüísticas desarrolladas, que a veces fueron contradictorias o confusas: al mismo tiempo que las lenguas autóctonas de las repúblicas se consideraron en un principio útiles para crear un sentido de identidad en cada república —asumiendo el peligro potencial de la creación de micronacionalismos—, la tendencia fue promover una lengua única, el ruso, para la creación de una nueva nación-Estado unificada e industrializada, un imperio en el siglo XX.
Desde su fundación en 1922 hasta su ocaso en 1991, la Unión Soviética fue un país multilingüe, multiétnico, enorme, y, a la vez, con elementos unificadores. García Márquez, impresionado, contaba esto así: «Cuando en la península de Chukotka son las cinco de la mañana, en el lago de Baikal, Siberia, es la medianoche, mientras en Moscú son todavía las siete de la tarde del día anterior. Esos detalles proporcionan una idea aproximada de ese coloso que es la Unión Soviética, con sus ciento cinco idiomas, sus doscientos millones de habitantes, sus incontadas nacionalidades de las cuales una vive en una sola aldea, veinte en la pequeña región de Daguestán y algunas no han sido todavía establecidas y cuya superficie —tres veces los Estados Unidos— ocupa la mitad de Europa, una tercera parte de Asia y constituye en síntesis la sexta parte del mundo, 22 400 000 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de Coca-Cola». El censo de 1989 recoge unos ciento cincuenta idiomas y ciento treinta grupos étnicos repartidos entre las quince repúblicas —Estonia, Letonia y Lituania en el Báltico, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán en Eurasia, Azerbaiyán, Georgia y Armenia en el Cáucaso, las eslavas Ucrania, Bielorrusia y Rusia, y finalmente Moldavia, que es rumanófona—. Otros estudios lingüísticos, sin embargo, por esas mismas fechas contaron casi doscientos idiomas; el ruso, el mayoritario, era la lengua materna de algo más del cincuenta por ciento de la población.
Inicialmente, la intención fue respetar las diversas lenguas de la unión y tratarlas con igualdad. La política nacional de Lenin, aunque no siempre se implementara, garantizaba el derecho a usar la lengua materna, la autóctona. Se trataba posiblemente de un gesto político, de un intento de reconciliar a los no hablantes de ruso con el régimen soviético. Tuvo un impacto positivo; el Gobierno invirtió en investigación enviando a lingüistas a hacer trabajo de campo para estudiar lenguas minoritarias, crear sistemas de escritura y desarrollar materiales pedagógicos y diccionarios. Desarrollaron una política tan detallada que el censo distinguía entre народнocть [narodnost], palabra derivada del sustantivo «pueblo» que hace referencia sobre todo a la etnia, y национальность [natsionalnost], traducible por ‘nacionalidad’. Los conceptos, relacionados, podían en la práctica repercutir en los derechos lingüísticos de la gente. La etnia venía determinada por la lengua materna, mientras que la nacionalidad la otorgaba la etnia declarada, aunque careciese de lengua; por ejemplo, un ucraniano que trabajara en Nóvgorod declararía ser de nacionalidad ucraniana, pero al no hablar ucraniano sino ruso, su etnia sería la rusa. Y así es como el Gobierno obtendría un ucraniano rusificado, un ucraniano convertido por obra y gracia de la política lingüística en ruso, expandiendo la etnia rusa y el uso de la lengua. Aun así, las buenas intenciones continuaron y hasta el final de la era soviética se siguió pagando a lingüistas para que fueran a lugares remotos a describir las lenguas minoritarias, consideradas —acertadamente— patrimonio del Imperio.
Pasó el tiempo y los líderes del país, en particular Stalin y luego Jrushchov, se sirvieron cada vez más del idioma ruso como fuerza unificadora de los diferentes pueblos, o etnias, del Estado. Algunas lenguas empezaron a escribirse con alfabeto cirílico, hecho que justificaron arguyendo que la ortografía latina no era la adecuada para representar el sistema fonético de dichas lenguas. Así fue como decidieron que en Moldavia se escribiría el moldavo —también llamado rumano, una lengua romance bastante parecida al italiano— con alfabeto cirílico. Lo del moldavo es solo un ejemplo entre algunas otras ideas brillantes. La otra medida estrella fue establecer que el ruso fuera la lengua vehicular de la enseñanza y las lenguas maternas o autóctonas se convirtieron en simples asignaturas —no es descabellado, sigue pasando en todo el mundo (ha pasado y pasa en Cataluña)— y, en algunos casos, se suprimieron completamente del currículum. La desaparición de la diversidad fue un hecho, parte de una política que también tenía como objetivo que desaparecieran las clases sociales y que a García Márquez le pareció muy efectiva: «La desaparición de las clases es una evidencia impresionante. La gente es toda igual, en el mismo nivel, vestida con ropa vieja y mal cortada y con zapatos de pacotilla. […] el hecho es que ellos creen que viven bien y en realidad viven mal». El Gobierno centralizado del Partido Comunista ya había conseguido que la unión fuera más que nominal y Stalin «controlaba personalmente las construcciones, la política, la administración, la moral privada, el arte, la lingüística, sin moverse de su oficina». Llegada la era Brézhnev de la década de 1970, el proceso de rusificación de las diversas etnias de las regiones del Báltico, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central se había completado en gran medida y el ruso se había convertido en la lingua franca de todas las repúblicas.
Al inicio de la perestroika de mediados de los años ochenta, al menos la mitad de los ciudadanos de la URSS decían ser bilingües con ruso y un porcentaje significativo de gente había abandonado su lengua materna. Перестройка [piristroika] es una palabra derivada del prefijo пере-, traducible por ‘re-’ y el verbo строить, ‘construir’, que significa ‘volver a construir’, ‘reconstruir’ o ‘reconstrucción’, pero poco se podía reconstruir ya. Según un censo de los años noventa, sesenta y tres de las lenguas de Rusia —solo del nuevo Estado de Rusia— estaban en peligro de extinción. Hoy, diez han desaparecido, seis están amenazadas, siete en proceso de sustitución, ocho moribundas, otras ocho casi extinguidas y nueve están inactivas, según la clasificación de los datos que hace la web Ethnologue. Luchar contra esta hecatombe lingüística forma parte del desafío al que se enfrentan los Estados surgidos del colapso de la Unión Soviética: la monumental tarea de revertir más de setenta años de políticas lingüísticas centradas en la lengua rusa en detrimento de las lenguas autóctonas. En muchos casos el proceso es irreversible, pero en otros las lenguas salen a la calle a conseguir hablantes y volvemos a hablar de política lingüística, que siempre, siempre, forma parte de un objetivo político superior. Es como si dependiendo de quién gobierne las lenguas tuvieran unos derechos, pero no las personas.
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Bibliografía
García Márquez, G. 2015. De viaje por Europa del Este. Barcelona: Penguin Random House.
Grenoble, L. A. 2003. Language policy in the Soviet Union. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers.
[…] las lenguas maternas o autóctonas se convirtieron en simples asignaturas —no es descabellado, sigue pasando en todo el mundo (ha pasado y pasa en Cataluña).
Y en Valencia. Cuando yo estudié la EGB se daba todo en castellano, y el valenciano tenía las mismas horas lectivas que el inglés – valenciano como lengua extranjera… en Valencia.
Dos curiosidades del ruso:
a) Cuando estudiaba ruso me chocó que para «alemán» hay dos palabras: germaniy (germano, la palabra culta) y otra que es la habitual : «nemetskiy». En los diccionarios está junto al verbo nemeti = callarse. Me lo aclaró un filólogo ruso. Cuando Catalina la Grande (igual que aquí con Carlos III) se animó a muchos alemanes para que fueran a repoblar regiones de Rusia. Luego la URSS les formó la «República autónoma de los alemanes del Volga». A estos alemanes la gente se dirigía preguntándoles lo que fuera, y ellos que no sabían ruso ¿queé iban a hacer? callarse. De ahí su nombre en ruso «nemetskiy» el que se calla.
b) Hay un diccionario etimológico insuperable con todo el vocabulario ruso obra de un filólogo de origen … alemán.
Qué interesante. Gracias ?
Lo soviéticos hicieron lo correcto, unificar, lo coherente con su ideología, el marxismo, que es jacobino.
Las veleidades nacionalistas de eso en que lo que se ha transformado el «comunismo» (con comillas y muchas) en esta época posmoderna sustituye la unificación por el fraccionamiento y por autodeterminaciones de los ricos con respecto a los pobres, que puede ser cualquier cosa menos marxista.
«La otra medida estrella fue establecer que el ruso fuera la lengua vehicular de la enseñanza y las lenguas maternas o autóctonas se convirtieron en simples asignaturas —no es descabellado, sigue pasando en todo el mundo (ha pasado y pasa en Cataluña)— y, en algunos casos, se suprimieron completamente del currículum.»
O no entiendo bien la frase o es precisamente al contrario.
En Cataluña, el español se hace casual en la escuela, minoritario, potenciando el catalán, para deteriorar la unidad española y hacer patria catalana, fraccionando la nación política. Justo lo contrario del ruso y la URSS: predominio del ruso para construir patria soviética y unificar la nación.
URSS: nación política versus etnias; Cataluña: nación etno-lingüística frente al Estado. En el primer caso, progreso; en el segundo, regresión.
Un nacionalismo separatista que objetivamente beneficia a la burguesía catalana a costa, principalmente, de los trabajadores del resto de España, y sobre los hombros de las clases populares catalanas, o ingenuas y erradas o manchadas de supremacismo.
Que haya mucho supuesto comunista entre los indepes no debe hacer perder la idea de que en realidad no saben hacer la O con un canuto y si estos sujetos vieran a un comunista de la extinta URSS o a un comunista español de los que se bregaron contra el franquismo, los calificarían ipso facto de fascistas, imperialistas o turcos o con el insulto definitivo de «español».
Claroooo, hombre. Promocionar el castellano sobre los españoles: bien, progreso. Promocionar el catalán sobre los catalanes: mal, regresión. Si lo hace España (o Rusia) está bien, si lo hace Cataluña (o Estonia) está mal.
Solo me ha dejado una duda, ¿está bien porque España (o Rusia) son más poderosas mientras que los rivales a extinguir son más débiles, o se debe a que su raza es superior mientras que los demás son miembros de razas y culturas inferiores?
«Lo soviéticos hicieron lo correcto, unificar, lo coherente con su ideología, el marxismo, que es jacobino.
Las veleidades nacionalistas de eso en que lo que se ha transformado el “comunismo” (con comillas y muchas) en esta época posmoderna sustituye la unificación por el fraccionamiento […]»
De eso nada. El jacobinismo es una ideología (ultra)nacionalista. La «unificación» del comunismo es la misma que hizo el imperio romano en Europa o el imperio español en América: imponer SU lengua y SU nación y exterminar a las que había originalmente. El comunismo soviético (o el chino, o el vietnamita, o el coreano, o el español) ha sido nacionalista desde su concepción, no es que se haya vuelto nacionalista con el tiempo. Si eso, se ha hecho menos nacionalista, reconociendo el derecho a existir de los demás y renunciado a su derecho a «unificarlos» a las bravas.
A ver, si usted es un etnicista, imbuido de pensamiento romántico e irracional, y no lo sabe, ni Jot Down ni la Academia lo van a arreglar. Cada cultura, una comunidad política: atraso: Deutschland, Deutschland, über alles…
El que se cree lo de las razas superiores, puras, separadas y metidas en una cueva es usted y la gente como usted, quienes miran la lengua, el color, la religión y la etnia, no los que atendemos a la nación política que trasciende los paletismos y pensamos que los ciudadanos de un Estado deben ser iguales más allá de sus rasgos identitarios.
Y el comunismo no es nacionalista (qué asco), sino centralista en el Esatdo e internacionalista; y decir que el jacobinismo (la primera izquierda que ha existido) es ultra-nacionalista entra directamente en la incultura porque no sabe distinguir conceptos políticos. Haga un esfuerzo y discrimine conceptualmente entre nación política, nación étnica y Estado.
Racionalidad y progreso frente a irracionalidad y cavernas. Y el folklore (catalán, corso, andaluz, murciano o uzbeko) para los fines de semana.
«(…) Así fue como decidieron que en Moldavia se escribiría el moldavo —también llamado rumano, una lengua romance bastante parecida al italiano— con alfabeto cirílico».
En Galicia pasa algo parecido: las convenciones ortográficas del gallego desde 1981 (y ortofónicas, si nos ponemos a escuchar la TVG) son las convenciones ortográficas y ortofónicas del español.
La mención a Cataluña ES muy desafortunada, por falsa…. salvo que se interprete al revés. La lengua del Estado (unificadora) se trata como lengua extranjera; la lengua vehicular es el catalán. Si les parece exagerado, los invito a que se den una vuelta por cualquier centro docente de Cataluña, cualquiera, sea de educación infantil o de Doctorado, público o privado. Y, a lo mejor está muy bien -no entro en juicios- pero, desde luego, está muy alejado de la política lingüística de la URSS.
El artículo dice: «ha pasado y pasa en Cataluña».
Ha pasado = hubo un tiempo que el catalán era simple asignatura y la lengua vehicular de la educación era el castellano.
Pasa = ahora es al contrario. El castellano es asignatura y el catalán la lengua vehicular.
La intención de este ejemplo es que pensemos que ese tipo de política lingüística es habitual, ni mucho menos casos aislados. En la URSS fueron pioneros.
Mi opinión está al final del artículo: «es como si dependiendo de quien gobierne, las lenguas tuvieran unos derechos, pero no los hablantes». (Creo que se entiende que no me parece bien una política lingüística extrema en ningún caso).
Pioneros para unir, no para separar.
Es una diferencia sustancial.
Yo aprendo a conducir y llevo a mis hijos al colegio en el auto; o bien utilizo el vehículo para secuestrar a mi vecino.
No es lo mismo.
La cuestión no son los hablantes o las lenguas; son el estado y la nación.
Sra. Galarza, ¿ha escrito el artículo basandose en lo que ha oído por ahí? ¿Lo ha investigado?. La política lingüística de la URSS era muy diversa y diferente en cada República Socialista Soviética porque era un Estado muy asímetrico. Un ejemplo: la RSS de Lituania, donde hasta los más comunistas eran nacionalistas, tenía la competencia de educación y la lengua vehicular en la escuela era exclusivamente el lituano. El ruso se aprendía como lengua extranjera de manera intensiva desde pequeño, como ahora el inglés aquí, pero en Lituania nunca fué ni lengua vehicular, ni lingua franca en la calle. La única excepción del ejemplo lituano eran las escuelas del Ministerio de Defensa, del Ministerio del Interior a donde acudían hijos de militares, funcionarios,etc. y luego las escuelas de los trabajadores de las centrales nucleares (Ignalina).Sobre estas escuelas minoritarias la RSS de Lituania no tenía competencias educativas. En un sistema asimétrico como la URSS la política lingüistica era muy diferente en una RSS con un 40% de rusófonos como eran la RSS de Letonia o la RSS de Ucrania, en donde el ruso era la lengua vehicular incluso para los no nativos,.que en una RSS como Lituania con sólo un 6% de rusos (casi todos militares o funcionarios) en donde nunca fue lengua vehicular de la enseñanza. Ah! Y la RSS de Lituania no era la única RSS donde el ruso no era lengua vehicular.
Parece que ha leído algo sobre García Márquez de paseo por la URSS y el resto cogido con pinzas. Me parece un artículo bastante amateur con grandes lagunas en el tema que trata, varios tópicos por superar y razonado con un llamativo títular.
Grenoble, L. A. 2003. Language policy in the Soviet Union. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers.
Como extranjero que visita frecuentemente Barcelona, sospeché desde el inicio que el catalán no es una simple asignatura y el español la lengua oficial de la enseñanza, de otra manera, para uno que solo conoce el español, entendería algo cuando voy y necesito información. Por supuesto que es justo que hablen el idioma de sus madres, pero en esta cuestión me parece que han montado una gran mentira. Lo demás aspectos políticos los desconozco. También sospeché al inicio de esta lectura que terminaríamos hablando de Catalunya.
Catalunya, no, Cataluña, si hablamos/escribimos en español.
Del mismo modo que si habláramos/escribiéramos en catalán, diríamos Osca, Saragossa o Cadis, y aquí paz y después gloria.
Y sí, el artículo está escrito para ese asunto, lo que pasa es que es flojete y, aprovechando, se le daba una tarascada a los soviéticos. La cuestión, como se ha dicho antes, es que precisamente la política de la URSS fue para la unidad, lo contrario de la política catalana, que es para la separación.
Por favor Máximo, mira que insinuar que este artículo es insidioso, ¿cómo puedes decir eso?
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Excelente artículo. Cualquier parecido con la lengua castellana o Spanish haciendo algo parecido con muchas culturas en Sudamérica es pura coincidencia. Me pregunto.
Lo de Cataluña, como dicen muchos, o es mala redacción o una mentira palmaria. El castellano, la lengua de pongamos un 50% de la población se ningunea en educación y espacios públicos oficiales. Hasta multan por rotular en ella, cosa que dudo muuuuuuucho que pasara en la URSS.
En respuesta a José le diría que tiene razón. Pero eso pasó desde la Independencia y no antes. Las nuevas repúblicas (omitimos a Cuba, Chile y Argentina, siempre más «europeas») promovieron el español como elemento unificador. Los virreinatos españoles hasta llegaron a promover lenguas indígenas. Por ejemplo, en el caso del quechua, su uso se extendió entre los nativos no quechuohablantes (si se dice así) para tener una lengua franca para la evangelización.
El castellano es lengua materna del 66% de la población de Cataluña. En Cataluña la lengua materna si es castellano se proscribe. El es uniformizar puertas adentro y separar puertas afuera. Además siendo el catalán un idioma muy básico en el que por ejemplo el pasado simple se construye conjuntando el verbo ir + verbo infinitivo, sin siquiera declinación, y que además tiene un vocabulario paupérrimo; su influencia sobre los castellaparlantes de Cataluña es más que perniciosa. En Cataluña no existen en condicional, el subjuntivo y el imperativo es un tiempo de eruditos. Ir y venir son lo mismo, y mi sobrina latinoamericana de 4 años tiene más vocabulario que el universitario promedio.
¿No existen el condicional, el imperativo y el subjuntivo? El resto de lo que has escrito, igualmente falso
El artículo dice: “ha pasado y pasa en Cataluña”.
Ha pasado = hubo un tiempo que el catalán era simple asignatura y la lengua vehicular de la educación era el castellano.
Pasa = ahora es al contrario. El castellano es asignatura y el catalán la lengua vehicular.
La intención de este ejemplo es que pensemos que ese tipo de política lingüística es habitual, ni mucho menos casos aislados. En la URSS fueron pioneros.
Mi opinión está al final del artículo: “es como si dependiendo de quien gobierne, las lenguas tuvieran unos derechos, pero no los hablantes”. (Creo que se entiende que no me parece bien una política lingüística extrema en ningún caso).
Aquí en España se confunde todo, es como el mundo al revés. Vamos a ver, la URSS era un imperio gigantesco que fagocito pueblos y naciones e impuso su idioma. España es un pequeño país, que para vertebrarse adopto un idioma común , el español, para tener un idioma común a todos los españoles. Es muy distinto; y lo de ahora, es lo de la URSS pero en enanismo, es decir, las regiones están imponiendo sus idiomas regionales por encima del común, una locura incomprensible y que se pagara con la disolución del país y la irrelevancia total a nivel internacional, amen de pobreza, atraso, peligro de guerras internas, en definitiva, balcanización.
¡Jajajaja! buenisimo el comentario… «no, lo de comparar el español y España con la URSS es una tontería porque España es un país pequeño y la URSS era un imperio (Felipe II, vete a la playa a tomar el sol)» para a continuación decir que lo de Catalunya es lo mismito que lo de la URSS ¡jajaja!
El curso de comprensión lectora en el cole ¿ te lo saltaste, verdad?
La palabra clave, antes de la frase que destacas es » enanismo» y el concepto que encuadra el ejemplo se introduce con » mundo al revés» pero si no lo ves, que quieres que te diga, vuelve al cole chaval.
«Y en Valencia. Cuando yo estudié la EGB se daba todo en castellano, y el valenciano tenía las mismas horas lectivas que el inglés – valenciano como lengua extranjera… en Valencia.»
Efectivamente así fue cuando ambos lo estudiamos, y a mi ya me parecía completamente inútil su estudio. Actualmente empleo el ingles de forma prioritaria en mi trabajo, y siempre he pensado que las horas de Valenciano, Música, Plástica, Religión y Educación física se deberían haber empleado en Matemáticas, Naturales e Ingles. Supongo que es lo que tiene ser pragmático y de ciencias.
No crea que no entiendo su punto de vista. Si yo fuera Valenciano parlante querría que mis hijos estudiasen en Valenciano. Tener líneas en Castellano y en Valenciano me parece un acierto, y lo más respetuoso para ambos colectivos.
Pero claro, sin discriminación positiva no vamos a ningún lado hoy en día, así que para garantizar un futuro saludable para una lengua, qué mejor que imponerla sobre otras. Así llegamos al modelo de inmersión catalán, que en la Comunidad Valenciana no se ha podido imponer, de momento, por lo que se ha optado por un termino medio, el trilingüe, en el que, no nos equivoquemos, todos perdemos, o al menos nuestros hijos. Nadie, repito, nadie, asimila conocimientos con la misma facilidad en un idioma que no es el suyo. Estamos lastrando el rendimiento de nuestros hijos en aras de un supuesto dominio lingüístico que no es tal. La tozuda realidad es que el nivel de ingles de los niños sigue siendo bajo, y el que el profesor les hable en inglés en plástica no va a cambiar eso. Eso no es inmersión. Y aunque hubiera una inmersión real y efectiva, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar para conseguir ese dominio de ingles y valenciano? ¿El retraso formativo en el resto de materias justifica el sacrificio? Para mi no.
«Actualmente empleo el ingles de forma prioritaria en mi trabajo, y siempre he pensado que las horas de Valenciano, Música, Plástica, Religión y Educación física se deberían haber empleado en Matemáticas, Naturales e Ingles. Supongo que es lo que tiene ser pragmático y de ciencias.»
Supongo que no, porque yo también soy de ciencias y no opino lo mismo. Yo también uso el inglés en el trabajo, aunque con los compañeros me comunico casi exclusivamente en valenciano. ¿Adivina qué idioma nunca me ha resultado de utilidad en el trabajo? ¿O usted conoce a alguien que en su currículum ponga «español nativo» en la sección de idiomas?
Si el valenciano le parecía un idioma completamente inútil de estudiar se debe exclusivamente a que todos los valencianoparlantes nos vemos abocados a aprender castellano, así que usted puede vivir su vida sin usar el valenciano para nada mientras que yo no puedo hacer lo mismo: hay más de un millón de personas monolingües en castellano – o que no saben valenciano aunque sepan otras lenguas.
Tener líneas en valenciano y en castellano es un acierto… siempre y cuando ambos caminos acaben con ciudadanos capaces que hablar en ambas lenguas, cosa que solo consiguen los que estudian la línea en valenciano. Si hubiese amplias regiones de Valencia con población monolingüe en valenciano, quizá no parecería tan inútil, especialmente si vive en una de ellas.
El caso es que aquí todo el mundo defiende lo maravilloso que es tener una lengua común para todos los españoles, y qué buena idea es, pero el problema es que una vez que se tiene una lengua común empiezan a aparecer «Luctores» a montones en los territorios con lengua propia: gente que vive en territorios oficialmente bilingües pero que ven una tontería aprender esa otra lengua teniendo una común y que harán lo posible – mediante votos a partidos afines, manifestaciones o demandas judiciales, lo que haga falta – para que sus hijos tampoco tengan que perder el tiempo sabiéndola, y si es posible, que no lo haga nadie.
Así es como se pasa del derecho a hablar en castellano, que es indiscutible, al privilegio de «que nadie hable en valenciano en mi presencia / que nadie me obligue a aprenderlo / que nadie pretenda que lo hable yo» que, que yo sepa, no está recogido en parte alguna de la constitución.
Para más referencias, «El nacionalismo lingüístico», de Juan Carlos Moreno Cabrera.
Extraordinario. Los valencianoparlantes se ven abocados a hablar español en España. Dramático. Espeluznante.
En Valencia, uno no puede prescindir de hablar castellano, pero sí de hablar valenciano. Caigan rayos y truenos sobre el Reino de España, fascista, imperialista y turco.
«Si el valenciano le parecía un idioma completamente inútil de estudiar se debe exclusivamente a que todos los valencianoparlantes nos vemos abocados a aprender castellano, así que usted puede vivir su vida sin usar el valenciano para nada mientras que yo no puedo hacer lo mismo: hay más de un millón de personas monolingües en castellano – o que no saben valenciano aunque sepan otras lenguas.»
Si un francés (británico, alemán, italiano…) lee esto, se monda. ¡Un millón de españoles que no hablan valenciano, aunque puede que sí otra lengua! ¡Dios mío, se puede tolerar tamaño sufrimiento!
El mundo no es un dibujito de Disney. El valenciano no va camino de tener 600 millones de hablantes en el planeta, ni es el segundo idioma de EEUU, ni se habla de modo oficial en veinte Estados.
El mundo no se gobierna para puñados se gobierna para masas.
Por no hablar de la sacralización y el pensamiento mágico: la «lengua de la tierra»… Es que entra uno en Valencia y se nota como la tierra le habla y hay que comer arròs al forn.
Así que acaba habiendo miles de «Valhues» tan peligrosos o más que los «Luctores» y hay que tener cuidado con ellos.
Después dicen que los independentistas somos supremacistas, etnicistas, y nazis… menudo tufillo lo de los «puñados», «sacralización», «pensamiento mágico», «cuidado con ellos»…
Al igual que muchos de los comentarios de por aquí, se confunde lengua con ideología, como si no hubiera catalanoparlantes unionistas y castellanoparlantes independentistas. El problema de fondo sigue siendo el mismo: la lengua minoritaria es prescindible, no es riqueza, da igual que desaparezca, no sirve para nada… y así, de paso, a ver si nos cargamos la enseñanza y a ese par de millones de tozudos que quieren irse porque no ven respeto a su lengua y su cultura. Con lo fácil que seria que la disfrutaran en su casa los fines de semana, calladitos y encerrados!
«porque no ven respeto a su lengua y su cultura.»
Pues deben estar ciegos y sordos. Dése un paseo por el resto de los países del planeta, a ver qué se encuentra.
Victimismo y sentimiento de superioridad por la lengua (o cualquier otro elemento folklórico). No proyecte.
https://elpais.com/cultura/2018/10/19/actualidad/1539961025_771429.html
John H. Elliott: “El principal error de los independentistas fue vivir en una realidad virtual”
» Dése un paseo por el resto de los países del planeta, a ver qué se encuentra»
Pues no sé, así de repente, Reino Unido, Canadá, Bélgica, Suiza… paises que han solucionado de manera muy diferente sus tensiones internas… y si no ve que el problema principal es de respeto, y que de ahí viene todo, yo no lo voy a convencer.
El sentimiento de superioridad por una lengua que lo que se pretende es que domine toda la sociedad no lo veo por ninguna parte…
Y ya que enlaza el artículo de Elliott:
«Pregunta. El sentimiento de agravio es una constante en su libro. ¿Ha sido algo equiparable en Escocia y Cataluña?
Respuesta. Ha sido más fuerte en Cataluña, aunque en Escocia también ha existido. El victimismo ha existido en los dos, pero han tenido muchos más motivos para sentirse así los catalanes que los escoceses. Quizá después de la rebelión de 1745 y su posterior represión hubo una rabia extendida en algunos sectores de la sociedad escocesa, pero el modo en que el Gobierno británico les ha dejado manejar sus propios asuntos no les ha dado muchos motivos para esa rabia.»
Sinceramente, pienso que la diferencia es la excusa del sentimiento de superioridad. Todo es diferente. Puestos en esa onda, nosotros los andaluces somos la leche de diferentes respecto a cualquier otro español. Y los murcianos abrumarían a cualquiera de diferentes que son. Y todos somos españoles, también.
Mi familia de Bretaña en Francia ES abrumadoramente diferente, en sentido cultural, al resto de franceses; el estado francés no le llega al español a la suela del zapato en ese tipo de reconocimiento y, sin embargo, los bretones, en su inmensa mayoría, no tienen esos problemas políticos de la diferencia, son franceses y bien orgullosos
La insistencia en la diferencia es la pretensión de superioridad. Los derechos culturales reconocidos en España dejan en mantillas a Francia, EEUU o Reino Unido. Lo que quiere el «diferente» que insiste en ello es tener MÁS.
El independentismo catalán se infló tras 2011 por lo que todos sabemos, el desvío nacional populista de la crisis, bien dirigido por el timonel Mas, tras el terreno abonado durante lustros por el tahúr Pujol, impulsado desde arriba a base de subvenciones y coimas, permitido esto por los partidos nacionales de gobierno a izquierda y derecha para obtener el complemento necesario en las épocas de mayoría simple y con el oxigenamiento constante de la izquierda no gobernante española, con una mezcla de mala fe, complejo de inferioridad e ignorancia culpable.
Elliott es un británico que siempre zumba respecto a España. (Tienen bemoles las leccioncitas europeas: los británicos, los que suspenden cada vez que quieren la autonomía norirlandesa; los alemanes, que tienen prohibidos los partidos separatistas; los belgas, un país fallido… En fin….). Pero tiene la inteligencia suficiente para reconocer en la última respuesta lo definitivo
«P. ¿Y cuál fue el principal error de los independentistas?
R. Asumir que la independencia era posible en el mundo del siglo XXI, vivir en una realidad virtual.»
O sea, olvídese, olvídense. Jamás serán independientes, primero porque no pueden; segundo, porque no deben, todas las «diferencias» son mandangas para rebañar más dinero, viven mejor que el resto, ejercen su cultura, sólo quieren MÁS.
Desembarácense de sus políticos y de sus élites vividoras nacionalistas, de verdad: sus hijos y sus nietos se lo agradecerán.
Articulo interesante pero con dos pequenos errores: la fecha de fundacion de la URSS es 1922, no 1917 y Azerbaiyan forma parte del Caucaso (como Armenia y Georgia), no es un pais de Asia central.
¡Gracias! Tomo nota y corrijo.
Hay que escuchar a la gente que vive en cataluña para entender bien el asunto. Os invito a escuchar esto : https://www.youtube.com/watch?v=rQG8ejxh9aM
Veamos, la inmersión lingüistica es un modelo de exito educativo y de cohesión social (que no tiene nada que ver con la independencia y la fractura entre indepes y unionistas).
La inmersión es lo unico que garantiza que las sociedad no se vea dividida entre los catalanoparlantes y los castellanoparlantes, (os gustan dos frentes? pues imaginaros 4) de Catalunya todos salimos de la escuela con un castellano excelente, por no decir mejor, que en algunas comunidades monolingües.
El porqué para algunos es un drama que sus hijos sepan hablar un catalán y un castellano de manual por igual se lo dejo a los fanáticos, no hay razon lógica alguna.
Les duele a los algunos castellanoparlantes (minoria absoluta los que se sienten de este modo), pero tanto ellos como sus hijos y nietos saben hablar catalán y castellano ; lo hablan y escriben tan bien como uno de Madrid. El tema de fondo es otro : la esperanza de que volviendo a reducir el catalán en las escuelas a mera anecdota se vuelva a la situación previa a la recuperación del idioma a partir de los 80 en que los que el catalán de facto empezaba a entrar en una via de extinción lenta y las cifras porcentuales de catalanes que sabian escribir y hablar el idioma empezaban a ser ridiculas … en esto llegó el modelo de inmersión y literalmente les destrozó en tres decadas un laborioso trabajo de siglos.
Me mondo con lo de los malvados rusos tan distintos de los agentes del estado español y sus escasos intentos (Plan Quintana de 1821) y de ahi en adelante es un no parar de decretos reales y del gobierno de prohibición de la lengua catalana, ya ven que no me voy al famoso Decreto de Nova planta de 1714.
A proposito, puedes rotular enj castellano, la ley exige que este como mínimo en catalán , asi que no existe esa imposibilidad de rotular un negocio en castellano, sin embargo si ha existido la prohibición legal de rotular en catalán en Catalunya, que santos cojones tienen algunos de verdad.
1940 Circular sobre el «Uso del Idioma Nacional en todos los servicios públicos» por la cual se prohíbe el uso del catalán. Orden ministerial que prohíbe el catalán a las marcas comerciales. Prohibición del catalán en el cine.
1941 Los Juegos Florales de Barcelona quedan prohibidos por lo que se celebran en el exilio en diversas ciudades de Europa y Latinoamérica con el nombre de Juegos Florales de la Lengua Catalana. Desde 1971 se celebraron de forma clandestina en Barcelona y se volvieron a celebrar de forma pública hasta 1978.
1944 Decreto que aprueba el nuevo Reglamento notarial según el cual necesariamente hay que hacer las escrituras en castellano.
1945 Orden Ministerial que obliga a bautizar los barcos en castellano. Nueva ley de educación primaria que sólo permite enseñar en castellano.
1947 Suspendidas las ediciones de Marià Manent por estar en catalán.
1948, 25 de diciembre, la censura prohíbe informar de la muerte de Pompeu Fabra y no se admiten las esquelas en los periódicos.
1952 Se secuestra la revista Aplec. El gobernador de Barcelona, Felipe Acedo, le dice a los editores: ¿Ustedes creen que hemos hecho la guerra para que el catalán vuelva a ser de uso público?
1953 Se prohíbe en Valencia la revista Esclat por estar en valenciano, aunque se acaba publicando en la clandestinidad.
Se prohíbe la edición de una novela de Miquel Llor por estar escrita en catalán.91
1956 Reglamento de prisiones: Los presos solamente pueden hablar en Castellano.
1961: Nuevo Reglamento de Telégrafos por el cual se prohíbe el catalán.Ya estaba prohibido desde 1941.
No se crean que esto termina en el 78, desde entonces se han elaborado mas de 500 decretos de minorización de cualquier lengua que no sea el castellano.
«No se crean que esto termina en el 78, desde entonces se han elaborado mas de 500 decretos de minorización de cualquier lengua que no sea el castellano.»
Pretender que Cataluña está hoy en una situación de opresión cultural es directamente un delirio.
Pero pasear a Franco constantemente tiene eso, que se queda alguno parado en 1975, en el franquismo, mientras el mundo gira.
Luego, también hay perlas como esta
Decreto 1433/1975, de 30 de mayo
por el que se regula la incorporación de las lenguas nativas en los programas de los Centros de Educación Preescolar y General Básica
http://www.filosofia.org/hem/dep/boe/19750701.htm
Por cierto, para rematar, y usted lo sabe (y le dará mucha pena, lo entiendo) ese buen puñado de normas que cita lo aplicaba, entre otros, todo ese grupito de catalanes de pata negra, franquistas hasta la médula, muchos de ellos alcaldes, procuradores en Corte y cargos en general de la dictadura y que eran los abuelos de sus actuales dirigentes políticos.
Curioso. Hasta finales del siglo XIX el rumano se escribía con caracteres cirilicos por influencia del clero ortodoxo. Se impuso la grafía latina por un afán de modernización y de emulación con Francia