Nani Castañeda (Granada, 1974) y Miguel Haro formaban parte del grupo granadino Mama Baker cuando decidieron crear en 1994 los Niños Mutantes junto a Juan Alberto Martínez, un amigo que acudía con frecuencia a sus ensayos.
Con motivo de la 37 Feria del Libro de Granada, viajamos a la capital del antiguo reino nazarí para encontrarnos con Nani. Durante más de dos horas recorremos con él las vivencias de uno de los grupos más veteranos de la escena indie y charlamos sobre música y libros. Nani es batería, exlibrero, escritor y organizador de la 37 Feria del Libro de Granada. Un hombre comprometido con la cultura en general y la de Granada en particular, haciendo de esta feria un referente nacional, pero, ante todo y como él dice, es un «Mutante».
Tras más de veinte años de carrera, ¿os queda algo de «niños» o hablamos de «padres» Mutantes?
Somos padres mutantes, sin ninguna duda, porque todos en la banda ya somos padres. Solemos decir que hemos cambiado mucho, que ya no somos los que éramos cuando teníamos diecinueve años, pero en la esencia Miguel, Juan Alberto, Andrés y yo somos los que éramos cuando nos conocimos. Musicalmente intentamos no perder nunca esa frescura de cuando éramos unos jóvenes Niños Mutantes para no convertirnos en «maduros mutantes», musicalmente hablando [risas].
Niños Mutantes empezaron tocando con Mama Baker. ¿Os han perdonado por fagocitar el grupo?
No [risas], rotundamente no, siguen muy dolidos y quieren matarnos casi todos los días que nos ven. Hay quien lo llevó mejor en su momento y quien lo llevó peor. Hay miembros que entendieron que una de las dos bandas tenía que morir y desgraciadamente le tocó a Mama Baker. Tuvieron mala suerte con las discográficas. Ahora se reedita Lunar por el 20 aniversario, en vinilo, una edición preciosa y los han llamado para tocar en Órbita. Será un concierto maravilloso. Es verdad que hubo ahí una herida que tardó en cerrarse.
Sois amigos desde el instituto, sin embargo, habéis estado a punto de reventar hace poco…
Son muchos años en la carretera, con muchos buenos momentos y muchos malos momentos que se van acumulando, y un día reventamos por las circunstancias vitales de cada uno, las necesidades que cada uno tiene en su vida y que a la vez hay que poner encima de un tapete de una mesa e intentar combinarlas con la banda. No es nada fácil, son horas y horas de furgoneta, horas y horas de viajes en avión, de estudio, de ensayo… y al final somos cuatro personas, cada una con su forma de ser. A veces saltan chispas. Esto es algo que pasa en todas las bandas, en todos los grupos y les pasa a todos los artistas que llevan más de dos o tres años juntos en la carretera. Lo que ha llamado tanto la atención de Mutantes es que nosotros hicimos un comunicado de prensa explicando que habíamos estado a punto de disolvernos y que era muy importante para nosotros el disco Diez, porque había significado la reunificación otra vez del grupo a nivel sentimental y musical.
Pero aparentemente nada hacía presagiar el derrumbe, ya que veníais de celebrar el XX aniversario con un concierto con los amigos.
Seguramente nos superó Mutanciones, son muchos años soñando con hacer una Riviera llena, un sold out así, el hecho de que más de veinte bandas nacionales y alguna extranjera como Nada Surf hicieran canciones en homenaje a nosotros, que vinieran a tocar con nosotros, fueron muchos meses de tensión, de preparación, de ensayos con unas bandas y con otras, y veníamos muy agotados. Nos lo pasamos muy bien ese 16 de abril, pero acabamos extenuados y nos hizo retrasar la composición de Diez, en el que estábamos trabajando, un año entero y en el fondo no nos gustó, no nos sentó bien y simplemente nuestros nervios llegaron al máximo posible de tensión y reventaron. Una semana después de aquello, nos reventó todo.
¿Cómo conseguisteis recuperar el equilibrio?
Miguel, que es un tío inteligente, dice que tenemos que ser conscientes de que todos tenemos una vida y que nuestro proyecto en común es Niños Mutantes, y es verdad. Cuando somos capaces de hacer esa reflexión interna, es cuando podemos seguir con esto y respetarnos unos a otros porque tenemos que ver que cada uno tiene sus necesidades y que las necesidades de uno no son superiores a las de otro. A veces caemos en «es que lo mío es más importante que lo tuyo», y no es verdad, lo tuyo, sea lo que sea, para ti es tan importante como para mí lo mío. Hemos logrado que todos seamos conscientes de que nuestras vidas nos importan mucho pero que todos tenemos que ceder espacio al proyecto común que es Niños Mutantes.
¿Podemos decir que Diez es un «disco purgante», en el sentido de que os ha hecho sacar todo lo bueno y malo que llevabais dentro?
Totalmente, es una catarsis total, porque las cosas se pusieron muy feas y nos dimos cuenta de que durante unos cuantos meses lo que más nos unía en nuestras vidas era la música y las discusiones se acababan cuando llegábamos al ensayo y nos poníamos a trabajar en las canciones, podíamos debatir sobre la canción, pero no lo llevábamos a una discusión más allá de la propia música. Lo que nos une y lo que nos ha hecho superar ese momento chungo de Mutantes ha sido el trabajo en Diez, hacer música juntos. Es un disco muy importante para nosotros.
En este último disco elegís de productores a Abraham Boba y César Verdú de León Benavente, recuperando «la fuerza» de los primeros discos…
Como veníamos un poco quemados por todo esto que pasó, decidimos que una de las cosas buenas que podíamos hacer era cambiarlo todo. Igual que en el fútbol se echa al entrenador porque no puedes echar a veintidós tíos de una plantilla, ya que no podemos echarnos a nosotros mismos decidimos cambiar a nuestros «entrenadores», que son los productores, nuestros diseñadores, el equipo que trabaja en promoción para nosotros… Cambiamos casi todo menos a los cuatro Mutantes originales y nos ha ayudado mucho.
El hecho de meter a Abraham y a César fue justamente pensando en que nos volvieran a meter los dedos en el enchufe y olvidarnos un poco de los discos más pop, más redondos, que llevábamos haciendo en los últimos años, que nos han colocado en una situación privilegiada y nos han hecho crecer mucho, pero no nos apetecía repetir. Como artistas necesitamos sentir que no nos estamos repitiendo continuamente.
¿Os ha costado salir de vuestra zona de confort?
No nos ha costado porque era lo que queríamos, queríamos salir de la zona de confort, justamente era lo que deseábamos y creo que hemos tenido buenos aliados en ese sentido porque Abraham y César nos han llevado por el mal camino, por el camino del riesgo, por el camino de ponerte al filo del abismo. Un ejemplo muy gráfico es que yo hice una comprobación de medias de velocidades de las canciones en los discos anteriores y en el disco nuevo, y habíamos subido entre quince y veinte puntos la media. Eso demuestra que, efectivamente, hemos ido a putearnos a nosotros mismos.
¿Crees que habéis alcanzado vuestro punto álgido de madurez?
Creo que sí, aunque espero que sigamos evolucionando y avanzando y que seamos capaces de hacer un disco número 11 para que nos reconforte y nos haga felices. Nos sentimos muy en forma musicalmente hablando y seguimos teniendo las mismas ganas de componer que antes.
Habéis vuelto con un nuevo mutante, Alonso de Napoleón Solo, que os ayuda en los directos… ¿Qué aporta al grupo?
Alonso nos aporta riqueza musical. Nosotros ya tenemos la energía, tenemos la capacidad de que las canciones y el grupo suenen muy contundentes, y Alonso pinta y colorea, aporta musicalidad sobre nuestra base rítmica, sobre nuestra base más rudimentaria de la canción, y este disco hubiera sido muy difícil de llevar al escenario solo con Andrés en los arreglos. Alonso le quita mucha presión a Andrés y le da libertad. Nosotros lo llamamos el «Manuel de Falla del indie» [risas].
¿Cómo fue meterse en la piel de Lorca para hacer «FGL»?
Fue difícil porque llevo toda mi vida queriendo hacer una canción homenaje a Lorca. Soy bastante obsesivo con el tema de Lorca, de hecho, hoy en la Feria del Libro vamos a hacer una cosa que yo tenía muchísimas ganas de llevar a cabo y es que vamos a ver el último capítulo de Lorca, muerte de un poeta, lo vamos a ver en la Huerta de San Vicente y con el actor que hizo de Lorca, Nickolas Grace, que ha venido de Londres expresamente para estar con nosotros esta noche, e Ian Gibson, que era guionista y biógrafo. Para mí Lorca es una figura que está siempre ahí, que descubrí justamente con esa serie de Juan Antonio Bardem que me permitió encontrarme con un Lorca diferente al que a mí me habían contado y, lo que es más importante, con una Granada diferente, una Granada de los años veinte-treinta, que al principio era muy progresista y que acabó siendo muy conservadora y muy loca, tanto, tanto que mataron al propio Federico. Me apetecía mucho hacer esa canción y decidí empezar por homenajear Poeta en Nueva York, con algunas frases del poema «Danza de la muerte», me fascina la figura del caimán, la arena, el mascarón y el miedo, y la canción la planteé como si Lorca le hablara a la ciudad. Está hecha en primera persona, es Lorca el que habla. Era muy arriesgado, pero al llevarla al ensayo a Juan Alberto y a los demás les encantó la propuesta sobre una canción que ya estaba hecha musicalmente hablando. Después, la gran sorpresa fue que cuando se presentó en sociedad en Granada tuvo muy buena aceptación y se ha recibido como un gran homenaje a Lorca, que además no está hecho con reminiscencias flamencas, sino desde una concepción pop, que es lo que Mutantes preferimos hacer.
¿Te acuerdas de los primeros conciertos en los garitos de Granada? ¿Avisabais a los amigos para llenar el local?
Me acuerdo de que los conciertos en la época en que yo empezaba en Granada eran posibles y ahora no lo son, desgraciadamente me acuerdo de eso. Es un desastre de la Junta de Andalucía que hay que cambiar cuanto antes.
Pues imagínate que eres presidente de la Junta de Andalucía, ¿qué harías para favorecer la cultura?
Para empezar, la ley de espectáculos que es un verdadero despropósito y una vergüenza. Evidentemente, promocionaría cualquier actividad cultural dentro de unos horarios que respeten al vecindario y el descanso de los demás. Cuando hablo de cultura, lo digo en su amplio sentido: la música, el teatro, los monólogos… Si no se empieza ensayando, si no se empieza interpretando en pequeños establecimientos, es imposible que los artistas salgan adelante. Con la exposición al público se avanza y se consigue el éxito, porque lo primero que hace una banda y los artistas en general es actuar para sus familiares y amigos. La situación es una locura, estamos en una comunidad culturalmente riquísima en la que las actuaciones están prohibidas por ley, y eso no puede ser.
¿Cuál es el sitio en donde más te haya gustado dar un concierto?
Nosotros siempre decimos que el concierto ideal es una sala grande llena. Ni una sala muy pequeña, ni un festival enorme con sesenta mil personas. Hay algo en la gente que va a verte a una sala, que va a verte a ti solo, que cuando está llena hace que pasen cosas muy intensas. El concierto más emocionante de nuestra vida, por ahora, fue probablemente el de la Riviera con Mutanciones. Un día nos reunimos con nuestro mánager, que además es nuestra discográfica, a finales de 2016, para planear qué íbamos a hacer en los próximos años, en los próximos discos, y nos dijo: «No os preocupéis, que el plan ya lo tengo yo y es este». Nos enseñó las primeras cinco versiones de Fernando Alfaro, Lori Meyers, Napoleón Solo, y algunos más y nos quedamos muertos. No lo sabíamos, estuvo callado durante año y pico y ya estaban en el estudio todos, La Habitación Roja, Sidonie, Second, Rufus, Nada Surf, Dorian… Había un montón de gente que estaba preparando su versión para tenerla a finales de año y publicarla a primeros del año siguiente, y la verdad es que nos dejó pasmados. Que te hagan un homenaje es bonito en sí, pero que veintidós compañeros del sector hagan una versión para ti, porque te respetan y te tienen cariño, es brutal.
«Como yo te amo»… todo un himno.
A nosotros nos encanta Raphael y lo hicimos bastante antes de que se pusiera de moda el indie, mucho antes del Sonorama. De hecho, cuando hicimos la canción de «Como yo te amo» nos llovieron las críticas de los modernos de la época, porque esto fue a finales de los noventa o a principios del 2000, y todavía los indies eran indies recalcitrantes, eran como una secta de modernos que se miraban a los pies en los conciertos, y resulta que, después de llevarnos todas las críticas del mundo, la versión cada vez tuvo más éxito, cada vez congregó a más público y al final Raphael acabó siendo uno de los ídolos de todos los indies de España, y acabaron llevándolo al Sonorama y tocamos con él en el escenario «Como yo te amo», momentazo total.
Con más de veinte años a la espalda, sois los «veteranos indies del panorama español». ¿Cómo ves el futuro de la música? ¿Se puede vivir de ella?
Se puede vivir de ella, hay bastantes compañeros nuestros, incluidos nosotros, que vivimos de la música, pero no es nada fácil, es un país complicado y en el rock alternativo aún más. En nuestro segmento hay cinco o seis bandas que viven claramente de la música, cinco o seis artistas, a lo sumo diez, y el resto lo tiene crudo, no es nada fácil. Hoy en día las plataformas de streaming hacen que haya mucha gente escuchando tu música pero poca luego quiere pagar por verte en directo, y también los festivales son un arma de doble filo; por un lado, son la plataforma que ahora mismo nos está dando a todos de comer y son una opción de ocio muy buena para la gente porque es barata y está bien el hecho de poder ver a tantos artistas juntos, pero, por otro lado, cuanto más tocas en festivales, más público te restas a ti mismo en las salas.
¿Los grupos emergentes lo tienen más fácil ahora con las redes sociales que vosotros?
No, creo que es exactamente igual de difícil, porque ahora todo el mundo puede tener sus discos en internet, pero ¿cuántos de ellos llegan a la radio?, ¿cuántos llegan a dar el salto de tener su disco publicado? Al final el problema es el de siempre, es que de todos los grupos que hay en las redes, de todos los grupos que graban maquetas, que ahora ya no son maquetas porque están directamente en internet, ¿cuántos llegan a dar el salto de la difusión oficial, nacional, en fanzines, en radios, en revistas especializadas? El problema siempre sigue siendo el mismo: cómo intermediar entre las bandas emergentes para colocarlas en el sitio que se merecen de difusión y de comunicación.
También has escrito un libro, Mutante, por la gracia de Dios. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue una experiencia tensa y bonita. Durante un tiempo estuve haciendo diferentes artículos para diferentes medios y al final me animé a recopilar todos esos artículos, y a escribir un poco más sobre mis vicios en el rock y cómo es la ciudad de Granada y hablar de varios discos míticos para mí, y la verdad es que me gustó mucho. Tengo pendiente todavía no sé si mi primera novela o mi primer ensayo sobre algo, porque esto es un libro un poco especial, no es novela ni ensayo, es una especie de memoria biográfica sobre mi experiencia en la música y algunas cosas más. Una frikada.
¿Cuáles han sido los bateristas que más te han influido?
No soy nada fan en ese sentido, no me he fijado jamás demasiado en los demás baterías. No me sé las marcas de baterías de nadie, yo no tengo cinco baterías, tengo solo una, no tengo siete cajas, tengo solo dos… Para mí lo importante no es mi instrumento, es tener un grupo con el que poder expresarme, con el que poder escribir letras y con el que poder hacer canciones con las que la gente se sienta identificada. Aparte de eso, soy batería, pero no al revés. No soy baterista y luego me gustan grupos, soy un tío de un grupo al que le gusta tocar la batería, que es diferente. Dicho esto, seguramente David Lovering (Pixies), y los baterías de Sonic Youth, The Cure o Pink Floyd, son los bateristas que más admiro. Casi siempre por su originalidad y sencillez.
¿Qué es para ti el indie? ¿Son los Mutantes indies? ¿Se puede llevar más de veinte años siendo indie?
El concepto Indie viene de los años setenta en Estados Unidos e Inglaterra, y significa que eras independiente respecto de la industria musical tradicional americana y británica de los años cincuenta, sesenta y setenta. Empezaron a surgir discográficas independientes de esa gran industria musical, de esos Virgin, de esos B.M.P… Indie significa independiente de la gran industria, y nosotros, por tanto, somos indies totalmente, porque jamás hemos estado en una multinacional.
Al final es una postura creativa, tú puedes ser indie estando en una multinacional, siempre y cuando te dejen libertad absoluta creativa. Por ejemplo, Los Planetas son el paradigma de los grupos indies, porque lo son y siempre han estado en una multinacional. Hay una parte de la etiqueta que se refiere a lo musical que también implica que, aunque estés en una multinacional, no eres David Bisbal, nadie te hace las canciones y nadie te dice cómo te tienen que hacer las fotos. Nadie te impone ninguna norma creativa. Por eso se considera indie a Love of Lesbian, o a Vetusta Morla… porque son gente que han surgido desde la independencia creativa, independientemente del soporte económico, porque al final todos tenemos soporte económico, da igual si te lo presta una multinacional que si te lo presta una independiente.
¿Cómo es el proceso creativo de los Mutantes? ¿Juan Alberto, como abogado, marca la estrategia?
Pues no, Juan Alberto la verdad es que es supergeneroso, él evidentemente es el alma creativa de Niños Mutantes, pero suele llegar con bocetos muy rudimentarios al ensayo, bocetos melódicos a la guitarra acústica que ha hecho en su casa, con algunas melodías o armonías vocales, pero no suele traer las canciones muy cerradas y, por tanto, se produce un trabajo muy intenso de los cuatro Mutantes en el ensayo haciendo las canciones, montando y quitando partes, buscando otras nuevas. Juan Alberto busca nuevos estribillos, puentes y estrofas en los propios ensayos, y nos hartamos de trabajar los cuatro con Juan Alberto. Él es un músico al que no le gusta llevar nada muy cerrado, eso sí, como buen abogado pelea estupendamente bien sus preferencias en cada canción y en cada parte, y tiene un peso específico en las decisiones por ser el creador. Nosotros le vamos proponiendo cosas, unas gustan y otras no. Lo discutimos y seguimos buscando. Resumen, somos muy democráticos en la creación.
Eric, batería de Los Planetas, dice que «una ciudad sin ruido es una ciudad muerta». ¿Cómo ves a Granada?
Estamos luchando por que Granada no sea una ciudad muerta sino que sea una ciudad viva, justamente por eso constituimos Granada Ciudad del Rock, para intentar defender la música y a las bandas emergentes para que puedan tocar, para que cambiemos esas normas y esas leyes, y para que haya un sitio estable donde puedan expresarse.
¿Volverías a ser músico? ¿Qué te ha aportado esta profesión? ¿Y qué te ha quitado?
Sí. No creo que me haya quitado nada la música, si acaso me ha quitado puestos de trabajo en los que yo podría estar ganando más dinero, pero con el tiempo estoy feliz tanto con el trabajo que tengo como con la música y lo que me aporta a todos los niveles. Volvería a ser músico, sin ninguna duda, y la música creo que me ha salvado de destinos mucho peores.
¿Y si un hijo tuyo te dice: «Papá, quiero ser músico»?
Pues estaré encantado. De hecho, tengo un empeño especial en que tanto Bruno como Daniela sean artistas. Mi hija toca muy bien el piano y tiene mucho talento musical. No sé lo que harán, porque no les quiero imponer nada, pero creo que acabarán haciendo algo muy artístico y estaré encantado.
Vuestro público ha ido creciendo con vosotros… Ahora incluso pueden ir a veros los hijos de vuestros primeros fans.
Sí, de hecho, se da bastante esto. Hay gente que va a los conciertos con los hijos que acaban de nacer o con hijos que tienen veinte años porque ellos ya tienen cincuenta. Estamos llegando a la segunda generación de público, cosa que emociona mucho, la verdad.
De vuestra discografía, ¿cuál es el mejor disco para ti?
Yo creo que nuestro disco más redondo es Las noches de insomnio, pero también creo que le sobran un par de canciones. Me parece que tiene canciones muy grandes y es un disco que hicimos sin ninguna pretensión, porque habíamos dejado a nuestra discográfica habitual. Empezábamos con Ernie en Galicia y lo hicimos a ver qué pasaba, sin pensar en nada más, y de ahí salió Las noches de insomnio, que tiene varias canciones que han cambiado la vida de la banda.
Una vez te escuché decir que, si quitaban Radio 3, te exiliabas del país. ¿Qué ha supuesto en vuestra carrera R3?
Todo, sin Radio 3 no estaríamos aquí, ni nosotros ni nadie, ni Vetusta Morla, ni Lori Meyers… El primer pasito de todas las bandas de este país es sonar en Radio 3. El día que cambie eso me cabrearé mucho y, si me puedo exiliar, me exiliaré.
Gonzalo y Mariajo de Bora Bora nos contaron cómo os lo pasáis el día de Reyes con los más pequeños, un concierto que se ha convertido en tradición y del que os sentís muy orgullosos. ¿Cómo empezó?
La verdad es que fue una idea de Gonzalo y de Mariajo, que nos llamaron para hacer un concierto navideño. Al principio era simplemente por promocionar la tienda, cuando ellos abrieron el primer año, y como son muy amigos nuestros les dijimos que sí, pero rápidamente ellos lo mejoraron y dijeron: «Hemos pensado que, si venís de verdad, por qué no lo hacemos de Navidad en Navidad y que los niños se puedan llevar un regalo», y por tanto se inventaron esto de llevar un regalo para otros niños para poder entrar en el concierto. Y la verdad es que el primer año fue una pasada, los niños se lo pasaron tremendamente bien, los padres también y nosotros mejor. Entonces decidimos que «la costumbre es ley», y es una ley universal, ya que Mutantes toca en Navidad en Bora Bora y los niños más desfavorecidos se llevan regalos gracias a los que pueden pagarlos por ver el concierto.
Un artista, ¿nace o se hace? ¿Qué opinas de los concursos tipo Operación triunfo o La voz?
No es nada fácil contestar. Yo no creo que sea artista de nacimiento, no lo creo. Me he formado como artista porque siempre me ha encantado expresarme, poder escribir, y cuando se me presentó la oportunidad de ser músico, la cogí y estaba encantado de la vida, porque me entusiasmaba la idea de poder transmitir cosas al público. No me siento artista de nacimiento, pero es verdad que tienes que tener talento.
Eric, que estuvo en la FLG presentando su libro, comentó: «Todo el mundo puede aprender a tocar la batería», y es verdad, hacen falta paciencia y ganas. Esto lo puedes aplicar al violín, al piano, a la guitarra y al laúd… Ahora bien, luego está el tío que, por nacimiento, ese violín lo va a tocar mejor que nadie del planeta, sí, pero es que esa persona puede que sea el mejor del mundo tocando el violín y que no tenga ningún talento artístico, porque el virtuosismo no siempre significa arte. A mí, los mejores virtuosos de la guitarra del mundo no me dicen nada, me dice mucho más un Joey Santiago en una canción de Pixies, haciendo el bárbaro y sonando a gato chillando. Personalmente, me transmite mucho más, y no eran virtuosos de sus instrumentos, sin embargo, como conjunto eran magníficos haciendo canciones.
En los concursos de talentos, es evidente que, cuando haces un talent show, lo que quieres es ganar dinero gracias al que está haciendo ese concurso, es lícito y lo hacen las televisiones como algo normal, ya sea de cocina, de costura, de magia, de voces o de lo que sea. A mí eso no me parece mal, lo que me parece fatal es que, a la vez que se hace un Operación triunfo, no haya un programa similar de música en directo de todo el rock y pop alternativo que se han hecho en este país en los últimos treinta años, con canciones enormes y con gente que está llenando plazas de toros y que no acceden nunca a los medios de comunicación masivos, que es una cosa que no se entiende. Eso ha de cambiar y debería normalizarse para que todos pudiéramos vivir mucho mejor de la música como artistas y para que el público pueda escuchar todo lo que hay y elija libremente sin exclusivos criterios mercantilistas.
¿Cómo mezclas la labor en Niños Mutantes con la Feria del Libro? ¿Cómo surgió el que gestionaras la Feria del Libro?
Cuando no me podía ganar la vida con la música, decidí ganármela con los libros, que es uno de los mayores errores que he cometido en mi vida, porque, si no te la ganas con la música, ¿para qué cojones intentas ganártela con los libros? Hay que ser torpe dos veces. Pues yo me empeñé en ser torpe dos veces y fui muchos años librero, tenía una librería en Granada que se llamaba Oxford Street. Ahí hacía de todo, a nivel pequeñito: hacía presentaciones de poesía, hacía gestión cultural dentro de mi librería y luego pasé a hacerlo para Librería Babel de Granada, la más grande junto con Picasso, y estuve muchos años inventándome cosas muy raras dentro de las librerías, haciendo conferencias, charlas, magia… de todo.
Luego lo dejé durante un tiempo en el que me dediqué mucho a Mutantes y hace cuatro años me llamaron. Había un coordinador anterior que lo dejó y alguien se acordó de mí, como gestor cultural y como librero, me llamaron y les dije que sí, que encantado. Había más candidatos, pero al final se decidieron por mí y la verdad es que lo agradezco mucho. Llegué con la misión de cambiar la dinámica de la feria y en ello estamos.
La Feria está creciendo, cada vez hay más casetas, la gente está contenta. ¿Qué has aportado o qué tiene la Feria del Libro de Granada diferente a lo que tienen otras más hérmeticas como la de Sevilla?
[Risas] Hicimos una cosa muy importante, que era pensar en la Feria del Libro como en una fiesta de los libros, una fiesta cultural, nos olvidamos de los libros un momento para pensar en cómo podía convertirse esto en un evento cultural de máximo nivel y además multidisciplinar. Yo soy un tío un poco raro, soy músico, pero a la vez soy amante de los libros y, a la vez que soy amante de los libros de ensayo y de literatura, soy un amante del ensayo científico, porque hice hasta 1.º de Farmacia y luego me cambié a Historia, pero se supone que yo era de ciencias. Soy un enamorado de las dos culturas y se me ocurrió meter dentro de la FLG al Parque de las Ciencias y el Instituto de Astrofísica de Andalucía, donde están algunos de los mejores astrofísicos de Europa. Ellos alucinaron con mi propuesta y se atrevieron a venir. Que la ciencia esté dentro de la FLG la hace muy especial.
Por otra parte, me dije: «Tengo que aprovechar mis contactos y hacer un ciclo de música en el que vengan los mejores músicos de España a hablarnos de sus libros y a enfrentarse a la gente en la FLG, y debería ser un éxito», y, claro, lo fue.
Por último se nos ocurrió otra cosa: hacer un concierto en el que las entradas se adquiriesen comprando libros en la feria. No hicimos exactamente eso, pero de esa idea surgió el programa Cultura por Libros, a través del cual cada año ofrecemos unas dos mil entradas para los diferentes eventos culturales y turísticos de la ciudad a los que se puede acceder comprando libros en la feria.
Todo esto lo juntas en una coctelera, lo remueves, lo abres y sale la nueva Feria del Libro de Granada, que se ha dinamizado de una manera bonita y muy potente gracias a todo ello.
¿Tenéis contacto con otras ferias del libro o algún gremio que os una?
Con quien más contacto tengo ahora mismo es con la gente de la Feria del Libro de Almería, que además lleva también la de Málaga, con Manuel, de la Librería Sintagma de El Ejido, que tenemos los dos más o menos los mismos criterios. A él le gusta mucho mi modelo de feria y está llevando allí algunas cosas nuestras. Ahora está llevando a músicos, que vienen aquí primero y reciclamos a Almería, e intentamos compartir autores cuando podemos. Este año ha empezado a promoverse una Asociación de Ferias del Libro de España, pero no pude ir a un congreso que hubo en Sevilla en marzo, porque estaba muy liado con la Feria del Libro de Granada. Tenemos un grupo de e-mail en el que se está informando y proponiendo acciones. Está motivado por la Feria del Libro de Madrid y ya veremos en qué queda la cosa, pero puede ser interesante que compartamos algunos criterios, propuestas e información, y hagamos fuerza común.
Una de las cosas que más me gustan de la Feria del Libro de Granada es el «Tres Festival». ¿Qué respuesta está teniendo ese evento dentro de la Feria del Libro?
Una de las primeras cosas que hice cuando me nombraron director de la Feria del Libro de Granada fue llamar a mi amiga Olga Cuadrado, directora de la Biblioteca de la Fundación Tres Culturas de Sevilla, y le dije que me acababan de nombrar director de la Feria del Libro de Granada y, como ella es una grandísima gestora cultural, le dije que tenía que ayudarme a que colaboraran ambas instituciones. Ese primer año no hubo mucho tiempo, pero hicimos una charla muy bonita de uno de los grandes autores argelinos, Rachid Boudjedra, y empezamos a darle vueltas a ver qué podíamos hacer conjuntamente. Coincidió con que a Olga se le ocurrió hacer un encuentro específico de autores del Mediterráneo y, por el coñazo que yo le estaba dando en aquellos días y meses, tras algunas reuniones con el Ayuntamiento y Granada Ciudad de Literatura UNESCO, la dirección de la Fundación Tres Culturas decidió hacerlo en Granada. Estamos encantados y muy agradecidos a la Fundación por poder tenerlo aquí.
Este año habéis tenido un buen cartel con Slavenka Drakulic, Alessandro Baricco, Muñoz Molina… es un nivelazo. ¿Esto lo hacéis cada dos años?
Sí, es bianual, la Fundación Tres Culturas lo hace cada dos años en Granada (esperamos que siga haciéndose en Granada), y lo hace coincidiendo con la Feria del Libro, pero lo hace en el Centro Federico García Lorca, de forma diferenciada, en su propio espacio, y solo compartimos algunas charlas y acciones. Para nosotros es una bendición. Hace unas horas ha estado aquí sentado Alessandro Baricco firmando libros, y para mí es todo un honor tenerlo ahí firmando a sus lectores gracias a Tres Festival. Compartimos encuentros con lectores, clubes de lectura, algunas de las mesas redondas del festival se hacen en nuestro espacio central de conferencias e intentamos que haya mucha fluidez y ayudarlos en todo lo posible.
En Granada, cuando hay un incremento de expositores, buscáis la manera de incrementar el espacio. Por ejemplo, en la Feria del Libro de Sevilla siempre están limitados y nunca quieren hacer crecer la feria. ¿Vosotros contáis con todo el apoyo del Ayuntamiento en ese sentido?
Sí, pero este año hemos tenido muchos problemas porque hemos tenido ochenta y un stands, que es el récord de la Feria del Libro de Granada. Esto ha provocado que los participantes que están en zonas nuevas tengan menos visitas y estén vendiendo menos, porque la gente no está acostumbrada a esas nuevas zonas. Granada es como es, una ciudad pequeña en la que todo el mundo pasea por la carrera de la Virgen, por Puerta Real, pero poca gente se para en la plaza del Humilladero, ha habido varias circunstancias un poco extrañas. La carpa de las ciencias, que está ahí mismo, se llena todos los días, pero la gente no se recicla y va a las casetas de libreros y editores que hay allí, es una cosa un poco rara, tenemos que estudiarla y mejorarla. Lo que no parece lógico es limitar el número de expositores en una Feria del Libro que cada vez tiene más demanda. Así que hay que reflexionar sobre cómo plantear la ubicación en próximos años.
En la Feria del Libro de Santander no permiten editoriales y al final es una feria con ocho casetas. El gremio de libreros no permite que haya editoriales, ¿eso no va en contra del cliente?
Desde mi punto de vista, sí. Creo que los libreros serían felices si se hicieran las ferias del libro solo para librerías, pero yo creo que eso es un error, nosotros no estamos aquí defendiendo solo a las librerías, estamos aquí defendiendo la lectura, los libros y la importancia que el libro tiene como transmisor de cultura y conocimiento. Estamos aquí para defender que la gente siga informándose y pida esa información a través de los libros, y no solo en las librerías, sino en cualquier medio de difusión de la lectura, animación a la lectura, conocimiento literario, cultural, humanístico, científico… nuestra misión como FLG es defender todo eso para una sociedad mejor.
Con esa visión que tienes de llevar el libro a lo máximo posible, no contáis con promotores como la Fundación Lara o Grupo Anaya. ¿Por qué es así? ¿Es una cuestión de clientelismo? ¿No os reciben? ¿No os dan apoyo por algún motivo?
Llevo cuatro años luchando con fundaciones e instituciones que necesito que entren en la Feria del Libro de Granada, y muchas de ellas ya están dentro, sobre todo las granadinas. La FLG que me encontré no tiene nada que ver con la actual en este sentido, y les envío mi más sincero agradecimiento a todas ellas. Es vital ese apoyo porque para nosotros es muy difícil hacer un formato de feria en el que haya todos los días un autor importantísimo, ya que no tenemos esa capacidad financiera. Lo único que le falta a la Feria del Libro de Granada, seguramente, es que los diez autores más importantes del momento, nacionales e internacionales, pasen por ella, pero no tenemos esa capacidad aún.
El Festival Internacional de Poesía, ¿lo organizáis vosotros?
No, es totalmente independiente de la Feria del Libro de Granada y tiene un presupuesto propio.
¿No se ha pensado integrarlo en la Feria del Libro de Granada?
Bueno, personalmente me parecería estupendo, pero a ellos no les interesa y yo lo entiendo, porque la Feria del Libro de Granada fagocita todo lo que tiene alrededor, son días tan intensos con tantísimas presentaciones que es muy difícil estar aquí metido y no diluirte, que no parezca todo FLG; cuando, sin embargo, el Festival Internacional de Poesía de Granada tiene mucho prestigio, lleva muchas ediciones, tienen un magnífico programa y se merece su propio sitio.
Por tu conexión con librerías y editoriales, ¿cómo se está viendo el mercado, ahora que parece que nos recuperamos de la crisis?
Yo creo que si Jot Down ha sobrevivido [risas], y habéis sido capaces de vender revistas de papel en los kioscos con la que ha caído, en plena crisis, es que todas las estadísticas que habíamos preparado hace ocho años eran mentira, siempre hay un margen de error y nos hemos equivocado. El libro digital iba a acabar con el libro de papel, y puede ser que pase, pero igual es dentro de treinta años, porque por ahora no ha pasado.
Cuando yo era librero —lo dejé en 2008— ya hablábamos de esto y estuvo a punto de matarnos la crisis, pero no el libro digital, y ahora mismo, en comparación con lo que se consume en libro de papel, no tiene mucha importancia. Se vendió como una herramienta muy sencilla y muy cómoda, pero cuando tú estás en la playa con una tablet de cómodo no tiene nada, cuando sopla el viento, cuando el sol luce, cuando la arena se te mete en la tablet… Al final, un libro de bolsillo sigue siendo mucho más manejable. Y luego estamos además los que amamos ese olor del papel, ese tacto. El hecho de leer todo el rato en un mismo formato, en un e-book, hay gente que lo lleva muy bien, pero yo lo llevaría fatal.
Da igual si te estás leyendo el último ensayo de Antxon Alberdi, Los agujeros negros, o Ana Karenina, el formato de lectura siempre es el mismo y a mí eso me desespera, nunca hay una portada, nunca puedo cerrar el libro y ver la portada y releerme la contraportada, que lo hago diecinueve millones de veces con cada libro que leo. Son cosas que los que somos lectores habituales no somos capaces de superar. Fíjate el mal rollo que le tengo al digital que no he intentado nunca leer un libro en tablet. Soy el «abuelo Cebolleta» de los libros [risas].
Como apasionado de la música y como apasionado de los libros, ¿vas a escribir algo de música?
Me encantaría. A mí me gusta escribir mucho ensayo, no me veo tanto escribiendo una novela, pero sí escribiendo sobre lo que yo opino de la vida en general y de las cosas. Tengo algo empezado sobre África, porque yo viajo mucho a África, y me gustaría que esto, en vez de ser un relato de diez páginas, acabara siendo un libro —formalmente hablando—, pero, bueno, ahí estoy, lo intentaré si tengo tiempo y a ver qué pasa.
Recomienda a los lectores de Jot Down el libro que crees tú que este año merecería la pena leer.
Yo no soy un tío muy de novedades, siempre voy leyendo cosas que me apetecen en cada momento, pero voy a recomendar dos libros, uno que tardé mucho en leer y que casi me dejó en estado de shock, lo leí hace un par de años: 1984 de George Orwell. Es una novela magnífica y una predicción con más de sesenta años que poco a poco se ha convertido en realidad, y que va a perdurar siempre porque está escrita de una manera magnífica y hay un trabajo detrás de la novela impresionante. Voy a recomendar también a Stefan Zweig, que es un autor que me encanta y cualquiera de sus libros son magníficos, aunque me gusta más el ensayo que la novela.
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