Siempre creímos que teníamos algo diferente. Algo que el público se llevaría consigo en su corazón (Jerry Siegel).
El superhéroe más famoso de la historia cumple ochenta años. El escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster crean al mítico personaje en 1938, en el número 1 de la revista Action Comics, dando origen a toda una industria editorial basada en héroes con poderes sobrehumanos que todavía hoy pervive.
El «Hombre de Acero» se ha convertido en un autentico icono pop de fama universal (no hay mejor certificación para demostrarlo que ser el tema central varios lienzos de Andy Warhol), ha protagonizado películas, series de televisión, musicales de Broadway, seriales radiofónicos y se ha convertido en juguete para los niños durante generaciones.
Todos creen conocer bien al personaje de Superman, pero ochenta años de historia dan para mucho, y lo cierto es que esconde un importante número de sorpresas.
La primera de ellas se remonta al origen de este superhombre, ya que sus autores tuvieron que reinventarlo en tres ocasiones, antes de alcanzar el éxito con su encarnación definitiva.
Una idea y tres personajes
El primer Superman nace en 1932, cuando el escritor Jerry Siegel usa por primera vez dicho término en un relato de ocho páginas, ilustrado por Joe Shuster, cuyo título es «The Reign of the Super-Man», que ve la luz en el tercer número del fanzine Science Fiction: The Advance Guard of Future Civilization. En esta ocasión, el personaje es un villano en vez de un héroe; y, aunque posee habilidades sobrehumanas, poco tienen que ver con el Hombre de Acero que todos conocemos.
Un segundo intento se produce un año después. Esta vez, el personaje sí es un héroe, e inspirándose en Popeye, de Elzie C. Segar, se dota a Superman de una fuerza análoga a la del famoso consumidor de espinacas. Por lo demás, es completamente humano, y su indumentaria corresponde a la de un joven de la época, es decir, camiseta y tejanos.
Y por fin, a la tercera, va la vencida. En una noche del verano de 1934, todas las piezas del rompecabezas parecen encajar en la cabeza de Siegel. Superman es el último superviviente enviado a la Tierra desde un planeta moribundo llamado Krypton, y, dado su origen extraterrestre, el personaje goza de increíbles poderes.
Shuster se entusiasma con la idea y comienza a traducirla en imágenes. Con rapidez, se diseña el icónico traje azul, la capa y botas rojas, así como una insignia amarilla y negra en el pecho. Ambos creadores coinciden en que dicho emblema no es lo suficientemente atractivo, y deciden incluir una gran «S» roja en su interior, inicial del nombre del personaje y del apellido de los padres de la criatura.
Así, se crea una indumentaria que se convierte en el modelo a seguir por los superhéroes posteriores. Su principal fuente de inspiración se encuentra en los forzudos de circo, cuyas vestimentas incluían las mallas ajustadas y pantaloncillos cortos por encima de ellas. Concretamente, es muy probable que Siegel y Shuster tuvieran en mente a Zishe Breitbart, un popular artista cuyo espectáculo pudieron ver en Cleveland durante su infancia. Breitbart doblaba barras de hierro con sus manos y era conocido entre el gran público por apodos tan sonoros como «The Superman of the Ages».
Satisfechos con el resultado gráfico, los creadores del Hombre de Acero imaginan más detalles: una doble identidad Clark Kent/Superman, una novia llamada Lois Lane, enamorada del superhéroe pero que apenas tiene ojos para el anodino Kent, etc. En pocas palabras: ¡Superman acaba de nacer!
Pero, como bien saben ambos autores por desengaños anteriores, una cosa es crear un cómic y otra muy distinta publicarlo. Tras ser rechazado en varias editoriales, el proyecto vuelve a hibernar.
Por fin, el 10 de enero de 1938, el sueño se hace realidad. Vin Sullivan, editor de Detective Comics (conocida popularmente como DC), ha visto las viejas historias de Superman y decide que el personaje es el adecuado para la nueva revista que tiene en mente.
Encarga a Siegel y Shuster trece páginas del héroe, pero el plazo de entrega es tan corto que los autores deciden reaprovechar lo ya creado, cortando viñetas para adaptarlas al formato de comic-book que tiene la revista.
En junio de 1938 aparece en el mercado el número 1 de la revista Action Comics. El personaje se convierte en un éxito inmediato.
Superman a la conquista de América
Cartas enviadas por los lectores a la editorial confirman la fascinación que América siente por el nuevo personaje, y DC se prepara para dar a todo el país justo lo que demanda: más aventuras del Hombre de Acero.
Así, Superman da el salto a los periódicos en forma de tiras de prensa, se crea una nueva colección que lleva el nombre del personaje y se lanza una auténtica campaña de merchandising, asociando su imagen a todo tipo de productos: desde camisetas a alimentos y golosinas, o juegos y muñecos.
El éxito de Superman lleva a otras compañías rivales a lanzar sus propias versiones del héroe, que mayoritariamente terminarán ante los tribunales, teniendo que hacer frente a una denuncia por plagio.
Así, Will Eisner, antes de convertirse en el padre del concepto moderno de novela gráfica y de dar vida al detective de cómic Spirit, crea para Fox Publications al personaje de Wonder Man; Harry Fiske hace lo propio para Master Comics con Master Man; y Bill Parker y C. C. Beck crean al Capitán Marvel/Shazam para Fawcett Comics.
De todos ellos, solo este último gozará de amplia popularidad, llegando incluso en algunos momentos a superar en ventas al propio Superman.
Ante semejante proliferación de personajes, DC hacer lo propio y comienza a diseñar nuevos personajes inspirados en su superhéroe más rentable.
Así, en 1945 se crea a Superboy para la colección More Fun Comics, que pasa a tener título propio a partir de 1949. Se trata del propio Superman en sus años de adolescente en Smallville.
Krypto, el superperro aparece en las páginas de Adventure Comics en 1955. Su historia es singular: Jor-El, padre de Kal-El (nombre krytoniano de Superman), emula a los cosmonautas rusos con Laika y decide hacer una prueba, lanzando a Krypto al espacio antes de poner en órbita a su propio hijo.
No es el único animal que huye del moribundo planeta natal de Superman, ya que también está Bepoo, un mono que, literalmente, se cuela en la nave que trae a Superman a la Tierra.
Otra superviviente del planeta Krypton llegada a la Tierra en otra nave espacial es Kara Zor-El, conocida como Supergirl y prima carnal de Kal-El, cuyas aventuras aparecen de forma regular en Action Comics desde 1959, continuando en su propia colección a partir de 1972.
Por si esto fuera poco, tiene un hermano krytoniano llamado Lerik Zor-El y un gato llamado Streaky que, al estar expuesto a la Kryptonita X, adquiere poderes similares a los de los kryptonianos, sumándose así a la larga lista de las supermascotas.
Hay que contar también con todos los villanos kryptonianos desterrados en la Zona Fantasma y con los habitantes de la ciudad de Kandor.
Así las cosas, los kryptonianos siguen siendo multitud, y la conocida frase escrita por Siegel en la primera aparición de Superman donde se le describe como el último hijo de Krypton resulta ser, a estas alturas de la historia del personaje, una auténtica falacia.
Pero no todo van a ser seres sobrehumanos de procedencia extraterreste, también hay colecciones protagonizadas por colegas de profesión de Clark Kent, como la intrépida periodista Lois Lane y el simpático fotógrafo Jimmy Olsen.
Así, Superman’s Pal, Jimmy Olsen nace en 1954. Se trata de una colección pensada para jóvenes y adolescentes de las décadas de los cincuenta a los setenta, y en ella se ve rejuvenecer al héroe de Krypton, creado en la ya lejana fecha de 1938.
El Hombre de Acero se ha quedado un poco oxidado en lo que a diversión se refiere y para solucionarlo está su mejor amigo, Jimmy Olsen, dispuesto a enseñarle cómo se divierten las nuevas generaciones. Junto a él, Superman baila en fiestas donde suenan las canciones de The Beatles, juega al béisbol o participa en combates de lucha libre.
Lois Lane es la protagonista de otra colección titulada Superman’s Girl Friend, Lois Lane, creada en 1958. En ella, la reportera del Daily Planet dedica todos sus esfuerzos a enfrentarse a su «archienemiga» Lana Lang, novia de Superman durante su adolescencia y principal competidora a la hora de lograr el amor del Hombre de Acero.
Hay que decir que, años después de que la colección desaparezca, Lois Lane se lleva finalmente el gato al agua y, tras cincuenta y ocho años de noviazgo, consigue arrastrar al altar al esquivo kryptoniano en Superman: The Wedding Album (1996).
Superman en la radio, el cine y la televisión
En apenas un par de décadas, DC había copado el mercado de comic book norteamericano con diversas colecciones en torno al Hombre de Acero, pero lo cierto es que, consciente del potencial del personaje, también apuesta desde el primer momento por darlo a conocer en ámbitos que van más allá del papel impreso.
Así, en febrero de 1940 se estrena el primer serial radiofónico, titulado Adventures of Superman, emisión que comienza con una frase cuya popularidad ha perdurado hasta nuestros días:
¡Más rápido que un avión, más poderoso que una locomotora, invulnerable a las balas! ¡Mira, en el cielo! ¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es SUPERMAN!
El serial añade personajes nuevos que posteriormente darán el salto a los cómics, como Perry White, el director del Daily Planet, y el fotógrafo Jimmy Olsen.
Otro hallazgo del serial es la famosa kryptonita, aunque en realidad dicho mineral ya existía bajo el nombre de «Metal-K» en el guion y bocetos de una aventura en papel de Superman. En ella se descubre el auténtico talón de Aquiles del superhéroe, y además Lois Lane averigua la identidad secreta del Hombre de Acero. DC considera que el personaje no debe evolucionar tanto, y decide que la historia no se publique.
Sin embargo, el Metal-K va a resultar muy útil en el serial radiofónico. Bud Collyer, el actor que interpreta la voz de Superman, no ha podido tomarse ni el más mínimo descanso desde que ha comenzado la emisión de Adventures of Superman. Productores y patrocinadores no quieren ni oír hablar de la posibilidad de grabar un episodio sin la presencia del Hombre de Acero, por lo que la voz de Collyer resulta imprescindible, o casi…
Con un inteligente giro de guion, el Metal-K reaparece rebautizado como kryptonita. Bajo sus efectos, Superman habla con una voz más gutural, que transmite que el personaje está herido o enfermo; es decir, que puede ser interpretada por un actor distinto a la estrella del programa.
Por supuesto, la idea de la kryptonita cala entre los oyentes y da el salto a los cómics, donde se le saca jugo hasta límites difíciles de imaginar.
Así, existen diversas variedades de kryptonita y cada una de ellas tiene un efecto particular en la fisiología extraterrestre de nuestro héroe. Sin ser exhaustivo, se pueden nombrar unas cuantas. La más común es la verde, que debilita a Superman, pudiendo llegar a matarle en caso de una exposición prolongada. La carmesí resulta ser más selectiva y solo le priva su superfuerza, mientras que la llamada «lenta» elimina su supervelocidad. También está la X que da a los terrestres poderes similares a los del Hombre de Acero; y la dorada, que elimina los superpoderes de los kryptonianos de manera permanente. Incluso existe una variedad rosa, cuyo disparatado efecto consiste en que, por un breve periodo de tiempo, transforma al kryptoniano heterosexual en homosexual.
Pero, probablemente, la más sorprendente de todas ellas, dada la espectacularidad de sus efectos, es la kryptonita roja. Básicamente, posee la capacidad de alterar la forma física y el comportamiento de Superman.
Bajo sus efectos, el kryptoniano sufre mutaciones tan curiosas como transformarse en un hombre hormiga, en un niño, en un gorila, en un gigante que, emulando a King Kong, trepa a lo alto del Empire State, en un diablo rojo con cuernos, en un obeso Superman de toneladas de peso, etc.
Tras triunfar en los cómics y la radio, DC se plantea el salto a la gran pantalla y, para ello, contratan a los hermanos Fleischer, creadores de Betty Boop, de las animaciones de Popeye, y autores a partir de este momento de los diecisiete cortometrajes sobre Superman producidos entre 1941 y 1943.
Un acuerdo con la Paramount garantiza que se estrenen en todos los cines de América. En una inteligente jugada de marketing, Clark Kent y Lois Lane aparecen en una viñeta del número 32 de Action Comics acudiendo a una sala de cine en la que se está proyectando una de estas animaciones.
La misma compañía distribuye posteriormente dos seriales de imagen real sobre el Hombre de Acero titulados Superman (1948) y Atom vs Superman (1950), cuyo papel principal es interpretado por Kirk Alyn.
A dicha saga le sigue Superman and the Mole Men (1951) y la serie de televisión The Adventures of Superman (1952-1958), ambas protagonizadas por George Reeves, hoy tristemente célebre por su muerte acaecida en extrañas circunstancias, tal y como narra el film Hollywoodland (Allen Coulter, 2006).
La pequeña pantalla se convierte en la casa del superhéroe, a través de series de animación de corte infantil como The New Adventures of Superman (1966).
El personaje vuelve al cine con el filme Superman (Richard Donner, 1978), que cuenta con estrellas de la talla de Marlon Brando, Gene Hackman o Glenn Ford, pero, sobre todo, lanza a la fama a un actor prácticamente desconocido hasta la fecha: Christopher Reeve. La saga cuenta con tres secuelas, cada una de ellas de calidad y éxito comercial inferior al título que la precede.
El Hombre de Acero goza de una renovada popularidad en las últimas décadas gracias a series de televisión como Lois y Clark (1993-1997), Smallville (2001-2011), o Superman la serie animada (1996-2000), pero su regreso a la gran pantalla se hace de rogar, al ser desplazado por Batman, otro personaje de la franquicia que encadena un éxito de taquilla detrás de otro.
Finalmente, lo hace de la mano de Bryan Singer con Superman Returns (2006), y otros títulos recientes como Man of Steel (Zack Snyder, 2013), Batman v Superman: Dawn of Justice (Batman y Superman: El amanecer de la justicia, Zack Snyder, 2016), y Justice League (La liga de la Justicia, Zack Snyder, 2017).
Homenajes y plagios en la gran y la pequeña pantalla
No quisiera cerrar el tema de Superman en el cine sin hacer mención a diversas imitaciones, surgidas a la sombra del éxito de las películas del Hombre de Acero.
Quizá el más conocido de todos los personajes televisivos que se basan en Superman sea Super Ratón, un dibujo animado creado en 1940 por el estudio Terrytoons.
Este roedor obtiene sus poderes de una alimentación rica en supernutrientes, y acostumbra a despedir cada programa con la popular frase: «Hasta luego, amigos. No olviden supervitaminarse y mineralizarse».
Cuando Hollywood anuncia a bombo y platillo que está rodando Superman (Richard Donner, 1978), otros productores intentan aprovechar el revuelo mediático de esta superproducción y realizar su propia versión del superhéroe.
Así, el avispado director de cine fantástico de serie B Juan Piquer Simón pone en marcha el rodaje de una de las películas más kitsch de la historia del cine español: Supersonicman (1979). El atuendo del personaje no camufla demasiado el plagio, ya que se limita a invertir los colores del uniforme del Hombre de Acero. Sus poderes también serán muy similares, e incluso tendrá un punto débil que en esta ocasión no es la kryptonita, sino la exposición a determinados ultrasonidos.
Para terminar de relacionar a ambos personajes, en el lanzamiento internacional de la película se utiliza la siguiente variante de la mítica frase del Hombre de Acero: «¿Es un pájaro?, ¿es un avión? ¡No, es Supersonicman!».
Aún disimulan menos en Bollywood, que estrena su versión de Superman (V. Madhusudhan Rao, 1980) sin tan siquiera cambiar el título. Como se puede imaginar, esta cinta protagonizada por el galán de cine hindú Taraka Rama Rao Nandamuri es muy poco fidedigna respecto al personaje original creado por Siegel y Shuster, salvo en un aspecto muy concreto: el baile.
En los cómics Clark Kent ha dado muestras en repetidas ocasiones de ser un consumado bailarín, y lo cierto es que en la gran pantalla se ha aprovechado muy poco esta habilidad; con la excepción de esta película, donde se canta y baila a rabiar.
Además de los plagios, hay que citar numerosos homenajes y parodias. Bugs Bunny y Daffy Duck (el Pato Lucas) han vestido el uniforme de Superman en algunos de los episodios más divertidos de los Lonney Toons, Goofy ha hecho lo propio para Disney, y el grupo de humor británico Monty Python le dedica un sketch titulado «Bicycle Repair Man» en su popular programa de televisión.
Huelga decir que, con el boom de internet, el número de parodias se dispara entre los internautas, evidenciando que la figura de Superman sigue muy presente en el imaginario popular de nuestro tiempo.
Superman y otros mitos de norteamerica
Cómics, radio, cine y televisión convierten a Superman en uno de los iconos más queridos del país, y DC decide hacerle coincidir en sus aventuras con otros mitos de la época. Así, en las páginas de Superman aparecen stars invitadas tan conocidas como el cineasta Orson Welles, el cómico Jerry Lewis, o el cantante y actor Pat Boone.
Pero sobre todos ellos destacan dos personalidades cuya implicación en las aventuras de Superman es mucho más estrecha: el presidente John F. Kennedy y el boxeador Muhammad Ali.
Respecto al primero, se inician contactos entre DC y la Casa Blanca para que Superman se sume al Programa de Aptitud Física del presidente Kennedy, cuyo objetivo principal es (cito textualmente el texto de las páginas del cómic): «ayudar a inspirar a los niños de América a estar en mejores condiciones físicas».
Con el trabajo acabado y listo para entrar a imprenta, el país se paraliza conmocionado con la noticia del asesinato de JFK. Lyndon Johnson decide seguir adelante con la idea como homenaje póstumo a su antecesor en el cargo y, así, Superman’s Mission for President Kennedy se publica en el número 170 de Superman.
Pero si existe una aventura mítica del Hombre de Acero junto a una personalidad norteamericana es, sin duda, el número especial Superman vs. Muhammad Ali que se publica en 1978.
DC ha entrado en contacto con Ali, que se muestra dispuesto a participar en el proyecto con solo dos condiciones: ocuparse personalmente de escribir los diálogos de su personaje y que este, en algún punto de la historia, debe deducir que Superman y Clark Kent son la misma persona.
La editorial acepta y encarga el trabajo a uno de los autores más en boga de la época: Neal Adams, que realiza un espléndido trabajo y la que es, sin duda alguna, una de las mejores portadas que jamás ha tenido un comic-book.
En ella se muestra un ring de boxeo con ambos púgiles (Superman y Ali), y al público que abarrota las gradas ante tan portentoso evento. Entre los asistentes muchas caras famosas como The Jackson Five, Frank Sinatra, The Beatles (junto a Yoko Ono y Linda McCartney), Andy Wharhol, Peter Falk (muy popular en aquellos años por su papel del teniente Colombo) o Raquel Welch.
Algunos artistas como Woody Allen o John Wayne quieren recibir una compensación económica por el uso de su imagen en dicha portada. La solución de la editorial para no pagar y evitar problemas judiciales consiste, simplemente, en colocarles un poblado bigote que camufle ligeramente su identidad.
También aparecen políticos como los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter; figuras del deporte como Don King, Pelé o Jim Bouton; y una autentica troupe de dibujantes de DC, con nombres tan conocidos como el propio Neal Adams, Gil Kane, Sergio Aragonés, Joe Kubert, Wallace Wood o Bernie Wrightson.
Actualmente DC ha lanzado otros proyectos especiales relacionados con el deporte, aunque ninguno ha tenido la relevancia de este. Entre estas nuevas propuestas destaca el especial The Justice League Goes Inside the NBA All Star 2014, núm. 1 (2015), en cuyas páginas Superman y otros miembros de la LJA coinciden con los jugadores de baloncesto Ernie Johnson, Charles Barkley, Kenny Smith y Shaquille O’Neal.
Superman en España
No quisiera terminar estas líneas dedicadas a la historia de Superman sin hacer un somero repaso a algunos aspectos curiosos relacionados con la recepción del personaje en nuestro país.
En la actualidad ECC Ediciones ha dado el relevo a Planeta DeAgostini, que editaba las colecciones de Superman desde 2005. Con anterioridad lo habían hecho Norma, Zinco, e incluso las míticas Editorial valenciana y Bruguera.
Pero las ediciones más curiosas del Hombre de Acero son las más antiguas. Aparece por primera vez en 1940 de la mano de Hispano-Americana de Ediciones S. A., bajo el confuso título de Ciclón, el superhombre.
Las traducciones de los nombres de los personajes protagonistas tampoco ayudan a identificar esta edición con el cómic norteamericano creado por Siegel y Shuster. Así, se puede leer que Ciclón es un ser dotado de poderes sobrehumanos que procede del planeta Cryptón. Llega a la Tierra en una nave enviada por sus progenitores Aldaberán y Liama. Se esconde bajo una doble personalidad como el periodista Carlos Sanz del diario La Jornada, que dirige Jorge Martín; y finalmente, en dicho trabajo, conoce al amor de su vida, la reportera Luisa Lane.
Para aumentar aún más la confusión, el cómic se publica íntegramente en blanco y negro, salvo sus portadas, que están impresas a todo color. En ellas, el traje de Superman cambia de tonalidad de un número a otro, pasando por todas la combinaciones imaginables menos la correcta. Así, en los dos primeros números luce traje amarillo y capa roja en su cara exterior y azul en la interna, y en los siguientes lleva el traje blanco, botas rojas, anagrama rojo y amarillo, calzón unas veces verde, otras negro o azul, y la capa roja por fuera y azul por dentro.
El segundo contacto de los españoles con Superman llega en 1952, de la mano de la editorial mexicana Novaro, que comienza a exportar sus ediciones a otros países hispanohablantes.
Gracias a ello, los lectores españoles conocieron al Hombre de Acero con su nombre original (tanto el de Superman como el de Clark Kent), así como los colores de su uniforme; pero poco más.
Por un lado, los textos se traducen con excesiva libertad respecto al original, los diálogos están plagados de modismos y expresiones propias del país hispanoamericano —que para un español resultan bastante extrañas—, y, además, salvo la ya nombrada excepción del personaje protagonista, los nombres de los personajes secundarios y topónimos se siguen traduciendo de su lengua original.
Así, Smallville aparece rebautizada como Villachica, Jimmy Olsen y Lois Lane se llaman Jaime y Luisa respectivamente, y Supergirl es conocida como Superniña.
Una última anécdota que me gustaría destacar es que, en marzo de 1964, la Dirección General de Prensa prohíbe la entrada de estas revistas en el país, al considerarlas perniciosas para la juventud.
Esta decisión resulta sorprendente y hay quien ha postulado que los censores estaban muy preocupados por la popularidad del personaje, que, dotado de tan magníficos poderes, era poco menos que la encarnación contemporánea de Hércules, el semidiós pagano. Bajo este retorcido prisma, permitir la difusión de las aventuras de Superman era casi como favorecer el pecado de idolatría.
El próximo mes de junio Superman cumplirá exactamente ochenta años y Action Comics, la revista que le vio nacer, alcanzará su número mil. Sin duda, un récord imposible de igualar en el panorama actual de comic-books de superhéroes y la prueba definitiva de que el personaje goza de una auténtica salud de hierro (¿o será de acero?).
Y en este (estupendo) recorrido nos dejamos por el camino la adaptación patria de Superman: Superlópez del insigne Jan.
Muchas gracias por los recuerdos. De pibe, tener toda la colección mexicana y a colores era un privilegio de pocos. Este heroe precursor imbatible que nace como resultado artistico del poderio de los EEUU, ha dado origen a una infinidad de imitadores. Creo que no ha quedado nadie sin que se le haya dado poderes sobrenaturales. He leído hasta las aventuras de una Superhormiga. Pienso a Patoruzú, a Obelix. Muy buen artículo divulgativo.
Muy buen artículo, aunque no haga referencia a los orígenes de este tipo de personajes, creados por judíos que habían tenido que huir de los pogroms de la vieja Europa y que encontraron en la leyenda del Golem y en la aspiración a protegerse de las persecuciones, una fuente de inspiración.
Para eso sólo hay que leer Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay , de Michael Chabon.
Los cómics antiguos de Superman tienen un encanto innegable. No me extraña que triunfaran en su época, y que el personaje haya conseguido sobrevivir tantos años.
Existe también una colección de cortos del superhéroe que se hicieron en los años 40 muy muy recomendable: https://cinelibreonline.blogspot.com.es/2015/03/cortos-animados-de-superman-de-los-anos.html
Maravilloso. un trabajo excelente! De calidad científica.
Hace años Ventura y Nieto escribieron un magnífico Supercrepúsculo de los Superhéroes. Aquí un videomontaje: https://youtu.be/gU5mRpfVwdo
Pingback: Es un pájaro, es un avión, es… ¡el octogenario Superman! – Internal News RDS