Desde Juegos de guerra y Tron, pasando por la reciente Virtual Revolution, hasta la próxima Ready Player One, el cine ha sabido entretenernos contándonos de diferentes maneras la historia de alguien al que un videojuego se le va de las manos. El protagonista existe previamente en nuestro mundo y de forma accidental o premeditada acaba inmerso en el juego, del que finalmente logra salir victorioso. Hasta ahí bien. Lo complicado parece ser adoptar como punto de inicio el propio universo del videojuego, convertir a uno de sus pobladores en el protagonista de la historia y que esta consiga tener algún interés. Nada, que no hay manera. El resultado oscila invariablemente entre lo mediocre y el bodrio infernal. ¿Cómo es posible? Nos encontramos con que se adaptan con éxito acontecimientos históricos, novelas, cómics, series de televisión… Ante las horas dedicadas a ver jugar la partida de otro —ayer en las salas recreativas y hoy en YouTube— se diría que con los videojuegos no tendría que ser la excepción. Desde luego no será porque no se intenta: desde la pionera Super Mario Bros se ha hecho en más de una treintena de ocasiones, la última nos llegará en unos días, Tomb Raider, que ya se había llevado a la pantalla previamente con Angelina Jolie. Es decir, estamos ante el reboot de la adaptación de un videojuego, lo que viene a ser como guardar en un tupper lo que sobre del puré con colillas que preparaba Torrente a Tony Leblanc, que aquí no se tira nada. Sea cual sea el resultado final, al menos nos sirve para recordar a continuación algunas adaptaciones de videojuegos de los últimos años y, como quien organiza una carrera de cojos, pedirles que voten la mejor o si eso es demasiado al menos que escojan por descarte.
(La caja de voto se encuentra el final del artículo)
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Angry Birds: la película
La dificultad aparentemente insalvable al adaptar un videojuego al cine tal vez esté en cómo dotar de relieve psicológico a personajes que hasta entonces no tenían más voluntad propia que un cursor, y en cómo sumergirlos en un argumento que en realidad no tiene mucho que ver con su origen. En este caso estábamos nada menos que ante una aplicación de móvil, así que los guionistas no se calentaron mucho la cabeza y optaron por inspirarse en Bichos y en general en Pixar, de manera que además de añadirle muchos mamporros y caídas al estilo de Looney Tunes para entretener a los niños, se incluyeron guiños adultos, desde homenajes a Kubrick hasta ciertas lecturas en clave política. La cinta tuvo un gran éxito de taquilla y está preparándose su segunda parte.
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Warcraft: el origen
El interés es mutuo, de manera que los videojuegos a medida que las posibilidades técnicas lo permitieron han ido también fagocitando al cine. Algunos nos quedamos aquí, pero las ciencias adelantan que es una barbaridad y ya tenemos auténticos cortometrajes como este de World of Warcraft: Battle for Azeroth. Precisamente en torno a dicha saga es la más taquillera de esta clase de adaptaciones (seguida de la citada Angry Birds), por lo que cabe suponer que sí logró atraer a los entusiastas de ese juego. Que quedaran satisfechos más allá de la minuciosidad con que el director de Moon recrea ese universo ya es otra cuestión. Como han señalado algunos críticos familiarizados con el juego, si en él pueden acumularse arcos argumentales en torno al protagonista es debido a que el jugador lo vive en primera persona y los elige y desarrolla. Pero en una narración el distanciamiento es mayor y las posibilidades de crear confusión o apatía ante lo que se nos cuente se disparan. Si uno ya se acerca a la película sin tener idea de ese universo las posibilidades de superar la primera media hora sin ahogarse en bostezos son mínimas.
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Need for Speed
Es ver a Aaron Paul en la pantalla y a medida que pasan los minutos y no dice «science, bitch!» uno comienza a ponerse nervioso, si además mientras tanto se comporta como un improbable Vin Diesel, ya es como ver a Chiquito de la Calzada dando el parte meteorológico sin perder la seriedad. No es lo que hemos venido a ver. La franquicia de estos juegos de carreras comenzó a mediados de los noventa y su título proviene curiosamente del cine, de Top Gun. ¿Cómo hacer de ello una película? Pues intercalando una historia romántica entre persecuciones de coches deportivos.
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Assassin’s Creed
La historia comienza en un laboratorio futurista situado en Madrid y eso ya despierta cierto interés, poco después la acción se traslada a Andalucía en 1492 y sabiendo cómo son los anglosajones uno puede repetir con ironía aquello de «nadie espera a la inquisición española» de los Monty Python porque efectivamente, ahí está. Desde ese momento se desarrolla atropelladamente la explicación a todo lo que pasa ante nuestros ojos, que incluye templarios, tecnología de civilizaciones perdidas, análisis del ADN, autos de fe, parkour, utopías pacifistas y qué sé yo qué más, pues va dirigida a quienes están familiarizados con el juego y los demás nos sentimos como el que entra a ver una película ya empezada o se queda traspuesto entre medias. Visualmente está muy lograda, eso sí.
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Prince of Persia: las arenas del tiempo
Jake Gyllenhaal es un actor muy apreciable y tiene buen criterio en la elección de sus papeles, pero esta es la excepción a ambas reglas. En una cinta que por su estilo podría definirse como un Piratas de Persia lo vemos deambular sonriendo, como si no supiera bien qué ocurre a su alrededor pero no quisiera desentonar. No está hecho para la comedia de acción. Por lo demás la película es fiel en sus escenas de acción al juego de plataformas aparecido a finales de los ochenta y continuado unos años después.
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Lara Croft: Tomb Raider
El guion apenas se esforzaba en hilar las escenas de acción que tenían lugar en diferentes partes del mundo, pero daba igual. El ritmo era trepidante y nos mostraban a Angelina Jolie en su mejor momento, en una historia que difícilmente pudo defraudar a nadie porque no era posible acudir a verla con muchas expectativas. Por la misma razón un reboot tampoco puede temer demasiado quedarse a la sombra del original, aunque resulte algo descorazonador percatarse de la clamorosa falta de ideas de un Hollywood que ya tiene que recurrir a refritos de cintas de la década anterior.
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Silent Hill
Como estamos viendo los géneros de acción y aventuras monopolizan las adaptaciones de juegos que suelen estar destinados a poner a prueba los reflejos del jugador, cabe destacar por ello que aquí estemos ante una cinta de terror.
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Resident Evil
Pocas franquicias han resultado tan explotadas y de tantas formas imaginables como esta en torno a una diabólica corporación en un mundo posapocalíptico. Tras una saga de seis películas en torno a esta aguerrida cazadora de zombis los productores están preparando un reboot, así que van a ordeñar el producto hasta que no quede una gota más.
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Pixels
Llegamos casi al final y no hemos mencionado aún a Uwe Boll, el gran agujero negro de las adaptaciones al cine de videojuegos. Se toma tan en serio ser un director nefasto que ha logrado recibir críticas como «La peor película del año, la idea de que pueda existir algo peor que ella es el único terror genuino que puede ofrecer» o «Sientes que te estás volviendo más idiota solo con verla». Sus recaudaciones en taquilla causan el mismo asombro, con Postal, por ejemplo, logró la proeza de recaudar menos de la centésima parte de su presupuesto. Y es que el negocio no está en la recaudación sino en las subvenciones, algo que algunos productores españoles también saben bien. De hecho lograr buenas cifras en las salas le exigiría devolver las ayudas, de ahí su empeño en explotar el filón de los videojuegos. Pixels afortunadamente no es de él, pero su pretensión de llevar al cine ¡simultáneamente! juegos de la prehistoria informática como Donkey Kong, Frogger, Pac-Man, Asteroids, Space Invaders o Tetris hacía temer lo peor. Pero no resultó tan mala como cabía esperar e incluso tuvo un considerable éxito comercial.
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Doom
En las antiguas salas recreativas las monedas que uno llevaba se agotaban pronto, así que una buena forma de aprovechar el tiempo era mirar cómo jugaba alguien, a ser posible dándole algún consejo que no necesitase. Algo así como un jubilado de los que miran las obras en estado larvario. Doom fue uno de los primeros y más recordados juegos de disparos en primera persona y la adaptación al cine hay que reconocer que es exactamente eso mismo lo que ofreció a los espectadores: ver la partida de otro.
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«Portal: No escape» https://www.youtube.com/watch?v=4drucg1A6Xk
Más calidad en 7 minutos que en toda la lista.
También mejores que cualquiera de la lista: el «Ace Attorney» de Takashi Miike y «Al filo del mañana» (no basado en ningçun videojuego pero homenajeando su espíritu como ninguna otra película)
¿Casi 300 votos en la encuesta pero ningún comentario? Como se nota que es un tema espinoso, nadie quiere «retratarse» con su respuesta. Pues yo me mojo, he votado por la de Prince of Persia; de todas ellas es la que creo que estaba más lograda como película además de ser del todo irrelevante que el espectador conociese que se basaba en un videojuego. Por si sola era una película de aventuras muy a la antigua usanza la mar de resultona. Vale que quizá no era una película de la altura de otros trabajos que realizó Jake Gyllenhaal, pero ese actor puede estar agradecido de no haber terminado protagonizando un auténtico bodrio como han sido muchísimas otras pelis «basadas» en videojuegos.
Totalmente de acuerdo contigo. De la lista creo que es la única que se puede considerar buena película, además de lo que mencionas acertadamente respecto a poder verla sin necesidad de conocer el juego: se explica lo suficiente a sí misma para no depender de conocimientos previos. Aventura en estado puro, bien contada y con gracia. Las demás son un sopor de películas. En mi caso con Warcraft sin ser fan del juego me acerqué a ella con curiosidad y no pasé de la primera media hora de aburrimiento.
Yo de la de Warcraft no quise ver ni los trailers, precisamente por ser fan y jugador a fondo de varios de los juegos de la saga. Las posibilidades de salir tremendamente decepcionado eran enormes y no me valía la pena el riesgo. El problema de llevar un videojuego a la pantalla (en comparación con una novela, un comic o una mitología) es que los videojuegos están pensados para que uno se sienta el protagonista; mientras que las películas (y el resto de medios desde donde adaptan) están pensadas para contarte las experiencias de otros. Y reconozcámoslo, hay mucho videojuego ahí fuera cuyas historias son una castaña, que nos gustan por el componente de habilidad y pique que conllevan. Así que hay pocos videojuegos que tengan un trasfondo del que pueda sacarse una peli de verdad; luego encima se han de alinear los astros para que ni los guionistas, ni los productores ni la dirección destrocen el resultado. Muy complicado.
Si la pregunta hubiera sido: ¿cuál es la MÁS mala adaptación cinematográfica de un videojuego?, tengo mis dudas debandola «ganadora» sería:
– «Super Mario Bros» (con Anthony Hopkins, John Leguizamo y Denis Hopper, 1993);
– «Mortal Kombat» (con Christophe(r) Lambert, 1995);
– «Street Fighter» (con Jean-Claude Van Damme, Kylie Minogue y Raúl Juliá, 1995), o…
– «Ballistic: Ecks vs Sever» (con Lucy Liu y Antonio Banderas, 2002).
El corrector ortográfico se ha inventado un «debandola (¿?) ganadora sería:» donde debería haber puesto «si la ganadora seria:».
Well, actually: el de Super Mario Bros es Bob Hoskins, no Anthony Hopkins.
Si alguien quiere dejar este mundo de la forma más deleznable posible, recomiendo hacerse un pase de Alone in the Dark. No hace falta mucho metraje para que sangren los ojos (perdon por la ortografía, quería decir los hogos). De hecho, es curioso que aquí no se mencione ninguna cinta de Uwe Boll, todo un género en sí mismo en las películas de videojuegos… Aunque entiendo que hay que tener redaños para hablar mal de una película si el armario del director te va a retar a un combate de boxeo tras la crítica…
Corrijo, Javier Bilbao menciona al teutón en Pixels aunque aclara que no es suya.
Una forma muy elegante de decir «no pienso cometer un atentado contra la cultura permitiendo que alguien vote en positivo a semejante mierda solo por trollear, pero que sepáis que existe». En serio, está el cine de serie B, serie Z, y luego está esa cosa de Bol que insulta a esas tendencias.
Como película, de la lista… Silent Hill sin duda.
En cuanto a fidelidad… jajaja.
Que se vote la menos mala en vez de la mejor ya lo dice todo. Nunca he llegado a ver más de 5 minutos seguidos de una adaptación de un videojuego, y eso por no tener el mando a mano para cambiar de canal. Si la echan por la tele y estoy muy resacoso, puedo llegar hasta ahí.
Pagar una entrada del cine ya me parece demencial.
Warcraft, seguida de Prince of Persia. No hay duda alguna al respecto.
Si a ambas les quitas el prejuicio de estar basadas en videojuegos, te quedan unas pelis de acción entretenidas y sin más pretensiones, cosa que las hace mejores que, por ejemplo, Birdman, que ganó un oscar y no está basada en un videojuego, pero es soporífera y pretenciosa a más no poder.
La frase del titular está espantosamente mal redactada. ¿Para qué me sirve saber lo que es un complemento directo o indirecto? Pues para no meter la pata como en este caso. Correctamente redactada, sería: «la adaptación menos mala de un videojuego al cine». De nada.
Yo he votado por Angry Birds, hay un gag (yo los he llamado «golpe» toda la vida, pero lo pongo así que parece más molón) que, desde mi punto de vista, justifica toda la película: cuando los protas suben a la cima de la montaña a buscar al águila e intentan imagina como será su grito de batalla.
Si es que soy un tipo sencillo…
The house of the dead es alucinante. Es del tipo de: tan mala que es buena. El parecido con el juego se queda en el título y en que salen zombis. La gran escena de acción es inenarrable. Hay que verla.