Cine y TV

Los espías emocionales o por qué Counterpart es la mejor serie de estos momentos

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Counterpart (2018– ). Imagen: HBO.

(Este artículo no contiene spoilers importantes de la trama)

Lo primero que llama la atención de Counterpart (Starz y distribuida en España por HBO) es que no está ambientada en los Estados Unidos, sino en Berlín. No se trata de una opción (como ocurre en la quinta temporada de Homeland), sino de una obligación: en el universo creado por Justin Marks es en la capital de Alemania donde se encuentra el paso fronterizo entre nuestro mundo y una realidad paralela. La caída del Muro provocó una escisión entre ambas dimensiones. A partir de aquel momento los destinos de cada pareja de dobles comenzaron a diverger. Y en el otro mundo empezaron a brotar amenazas y epidemias: un horizonte de Apocalipsis.

A todos los fans de Fringe (FOX: 2008-2013) nos suena ese panorama. En efecto: la serie de J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci encontró una mina dramática en la existencia de un universo paralelo, también bajo amenaza por culpa de las acciones irresponsables de los de este lado. Tras perder en un accidente a su hijo Peter, Watler Bishop —enfermo de hybris— osó robarle a su versión del otro lado a su propio Peter, provocando una voluntad monstruosa de venganza, además de un desequilibrio cósmico. No solo estaban Walter y Walternative, también el resto de protagonistas tenían su versión alternativa. Pero en Fringe la estructura episódica —deudora de X-Files—, la sucesión de casos paranormales, boicoteaba la posibilidad de explorar en serio las diferencias psicológicas entre cada pareja de personajes. Y sus causas.

Counterpart, en cambio, gracias a la ausencia de casos, lo apuesta todo a las relaciones personales. Howard Silk, el protagonista, es un gris funcionario de la institución que gestiona las relaciones entre ambos mundos. Su vida es particularmente rutinaria en el momento en que empieza la serie, porque su mujer ha sufrido un accidente y se encuentra en coma: él pasa la jornada laboral haciendo un trabajo administrativo absurdo, a veces juega a go con un amigo, y todas las noches va a visitar a su esposa y a leerle, con la esperanza de que pronto despierte de su letargo. Todo cambia cuando conoce al otro Howard. Si uno es apocado, el otro es  bravo. Si uno ha sido incapaz de ascender, el otro controla una red de agentes entre ambas realidades. Y aunque los tiroteos, las persecuciones y el complot van generando un jardín de senderos que se bifurcan, pronto nos damos cuenta de que la ciencia ficción de Counterpart no es especulativa, sino emocional. Finalmente, lo que todos recordamos de Fringe es justamente la historia de amor entre Peter y Olivia y la redención de Walter Bishop, memorablemente interpretado por John Noble. Con la lección aprendida, Howard Silk es fabulosamente encarnado por J. K. Simmons, un actor extraordinario que sostiene con dos interpretaciones, gemelas pero llenas de matices distintos, el peso de la ficción. Del mismo modo, sobre todo a partir del capítulo cuarto, lo que más nos interesa de Counterpart es por qué los Howard son tan distintos; por qué en un mundo sigue casado con Emily y en el otro está separado; por qué Howard y Emily en un plano son padres y en el otro no.

En la fórmula narrativa de la nueva serie de Starz el éxito está en la osadía del segundo elemento sumado. A Fringe como marco le añaden Rubicon (AMC, 2010) como atmósfera y género. Porque el fin de una guerra fría condujo a una nueva guerra fría y, en ella, los protagonistas se mueven a ciegas, intentando identificar los nodos de una conspiración en marcha. Estamos ante una serie de espías en un contexto de ciencia ficción. Como en Rubicon, aunque ocurra en el presente, la fotografía y el vestuario remiten a los años setenta y ochenta. Y nuestros personajes se encuentran empantanados en una cotidianeidad muy novela de Kafka. Sordidez, archivos, trámites, un paso subterráneo con aspecto de ruinas arqueológicas, una aduana de tecnología retro: el espionaje de Counterpart —como el de su precedente— está exento de glamur.

Merece la pena detenerse en la topografía del pasaje. Quienes van de un mundo a otro están unos segundos a solas: entre ambas garitas de migración hay una galería subterránea excavada en la roca, con una pasarela de escaleras polvorientas, por la que caminan a sabiendas de que en el otro extremo se accede a la realidad melliza. Sin efectos especiales. Sin luces alógenas. Sin ascensores o portales interdimensionales. Los personajes caminan por un túnel y llegan al otro mundo. Un túnel más cercano al imaginario del Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne que al de Interstellar. Un túnel cavernoso y uterino que representa el cordón umbilical que une a cada persona con su doble.

En este mes de febrero de 2018 Counterpart es exactamente lo contrario de Altered Carbon (Netflix). Esta es ciencia ficción expansiva, barroca, ciberpunk, de cuerpos intercambiables; aquella es ciencia ficción introspectiva, minimalista, de espionaje, con los cuerpos individuales y mortales como protagonistas, llenos de estratos. Mientras que la de Laeta Kalogrides ocurre en 2384, la de Justin Marks tiene lugar ahora. Gracias a una dislocación de la mirada, gracias a un desplazamiento del foco desde los Estados Unidos hasta Berlín, mientras nos cuenta las investigaciones y los desencuentros de dos familias de espías emocionales y paralelos, nos da pistas para interpretar la nueva guerra fría, la del siglo XXI, con sus hechos alternativos, el cambio climático y Vladimir Putin, desenfocado, al otro lado de la frontera.

Los datos de audiencia no prometen nada bueno. Rubicon fue cancelada en su primera temporada y Fringe consiguió llegar a la quinta con muchísimas dificultades. Al elegirlas como padre y madre,Counterpart se convierte en parte de una tradición serial que hace suyo el lema de Samuel Beckett: intentarlo, fracasar, fracasar mejor. Esperemos que el fracaso dure varias temporadas y sea inolvidable. De momento, con su mezcla de física cuántica y novela de espías, estamos ante la mejor serie de estos momentos. Lo que no es poco en un ecosistema de competencia feroz y tendencias tan, pero tan pasajeras.

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Counterpart (2018– ). Imagen: HBO.

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4 Comments

  1. Maestro Ciruela

    Básicamente, estoy de acuerdo en todo lo que expone, Sr. Carrión; estoy atrapado por esta serie y el motivo es la excepcional labor de ese grandísimo actor que es J.K. Simmons que junto a Mandy Patinkin, forman el dúo de intérpretes que me hacen ver cualquier cosa en la que ellos aparezcan. Pero también le digo que esta serie va a ser absolutamente minoritaria porque no la va a entender ni dios y sé de lo que hablo ya que esto es lo que le está ocurriendo a un servidor. Desde que apareció «Origen» y también la susodicha «Fringe», la cosa se ha ido complicando mucho para los espectadores, a los que casi se les exige saber física cuántica como usted apunta además de saber leer entre líneas una barbaridad. Recuerdo ya hace muchos años, que los críticos de cine se cabreaban como monas porque el director «subrayaba», sin necesidad alguna según ellos, sus intenciones que ya eran suficientemente claras para cualquiera con dos dedos de frente que viera su película. Pues bien, ahora creo que el péndulo se ha desplazado demasiado hacia el otro lado ya que es casi imposible distraerse un segundo pensando, «A esta la ví en aquella serie inglesa que…» porque te puedes perder en un berenjenal del que no sacar nada en claro más adelante. Reconozco que voy bastante perdido con el tema de los dobles y los pasos de un lado a otro; por suerte, Simmons marca las diferencias tan bien entre los dos clones que siempre sé cuál de ellos es al instante. A pesar de que hay momentos en los que no me entero de casi nada, la serie me tiene atado como ya he dicho más arriba. Por algo será…

    • Gondisalvo

      Muy de acuerdo con el tema actores. El me parece excepcional. La serie la he dejado de ver por compleja , a pesar de lo atractivo, a priori, del argumento, la estetica, fotografía y lo mencionado del reparto. Demasiado «opresiva» para mi. No se si la retomare en algun momento. Mientras lo decido, sigo con Black Mirror. La cuarta temporada. Excelente, como las otras tres…casi todos los episodios. Salud.

    • Almudena

      Me adivinó el pensamiento, Maestro! Me ocurre cada vez más y eso que tampoco es que sea muy mayor (37). Ahora se hacen cosas estupendas pero que es cierto que exigen bastante del espectador. Me ha divertido mucho tu comentario! Besos!

  2. Yo estoy enganchadísima. Es de esas series que te hacen desear que llegue el lunes para verla! Cuando escribo esto ya solo queda un capítulo. Se me ha hecho corta. Deseando ya la 2º temporada.
    Grandes actores. La trama, si no intentas entender cada frase, no me parece tan compleja. De lo mejor del año de momento.

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