Los enfrentamientos entre la Generalitat de Cataluña y el Gobierno de Madrid se han convertido en el principal problema político de España. La sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, que anuló catorce artículos del Estatuto, aprobado en el Congreso de los Diputados y refrendado por los ciudadanos, fue un desatino que provocó la ruptura del consenso democrático existente ya bastante deteriorado. Desde entonces, la incapacidad del Gobierno central por admitir la realidad plurinacional de España y el radicalismo del Gobierno catalán no han hecho más que empeorar la situación. El resultado es que cerca de la mitad de la población catalana está apostando por la independencia.
Este contencioso no empezó hace siete años. Hay una larga historia de varios siglos de luchas sociales y políticas que han ido forjando una identidad cuya esencia ha sido la salvaguarda de la lengua. La defensa de la identidad catalana no ha impedido, sin embargo, a destacados políticos progresistas compartir a su vez este sentimiento con el de la pertenencia a España. Estanislau Figueras y Francesc Pi i Margall, por ejemplo, fueron los dos iniciales presidentes de la Primera República española (1873), que intentaron construir una España federal.
Compartir identidades ha tenido muchos frutos. El recobro de la democracia, tras cuarenta años de dictadura franquista, fue el resultado de una tarea colectiva en la que participaron ciudadanos de todos los territorios en la defensa de los mismos valores. La Constitución de 1978 diseñó un modelo federal (denominado Estado de las autonomías) que a pesar de sus limitaciones ha propiciado el mayor periodo de progreso de España y Cataluña. John H. Elliot, el hispanista que mejor conoce la historia de España, ha señalado en el Foro Cataluña en Expansión que «Cataluña ha tenido los mejores años de su vida hasta 2008». Y subrayado que «hay que insistir en los éxitos para crear un ambiente en el que se puedan repensar los problemas actuales».
El presente conflicto coincide con otros asuntos muy graves como la crisis financiera internacional, la proliferación de guerras en Oriente Medio, el drama de los refugiados o los riesgos de desintegración de la Unión Europea. El reduccionismo que supone la exacerbación del conflicto entre Cataluña y el Gobierno central revela la insuficiencia del independentismo ante la relevancia de los desafíos que afrontan las sociedades modernas. Urgen respuestas al desempleo, la pobreza, la inseguridad, el cambio climático o el superpoder de las multinacionales.
El sentimiento identitario ha experimentado una gran evolución a raíz de los cambios demográficos, económicos y políticos. Solo entre 1959 y 1975 llegaron a Cataluña 1,4 millones de hombres y mujeres de otras regiones españolas. Ese último año, el 38,4 % de la población catalana había nacido fuera de su territorio. Sin ellos Cataluña no sería lo que es.
En el aspecto económico, durante las últimas décadas, bancos, industrias y empresas de servicios han pasado de ser compañías catalanas a convertirse en sociedades españolas multiplicando sus capacidades. España es su mercado y espacio de expansión natural, que ha potenciado su despliegue internacional, especialmente en América Latina. A su vez, la entrada de España en la comunidad europea en 1986 ha desarrollado también un creciente sentimiento de pertenencia europea. Para muchos ciudadanos lo más natural es compartir un sentido de pertenencia plural. Se sienten tan catalanes como españoles y europeos o de otros países al mismo tiempo.
Lo más práctico es emprender una reforma constitucional con la máxima aceptación de los ciudadanos. Distribuir competencias y recursos de forma justa entre todos los niveles de Gobierno con especial atención a las ciudades. Y aplicarse en resolver los asuntos que de verdad inquietan a los ciudadanos.
Pues no sé, pero parece que como más del 70%de la población de Cataluña piensa que este tema tiene la importancia suficiente como para ser votado. Y como poco un 40% quiere la independencia (48.5%de los votos en la autonómicas hace casi 2 años).
El autor además parece ignorar datos como que a mayor formación más apoyo a la independencia. U otros que señalan que el principal motivo en el unionismo en Cataluña es «sentirse español» con un 51%. Entre independentistas,»sentirse catalán» como principal motivo no alcanza el 20%. Revise el autor sus ideas, por que en buena parte lo que hay es personas que creen que para tratar estos temas «que sí son importantes» es necesario disponer de un estado propio.
Quizás entienda entonces el autor qué pasa con la CUP y qué está pasando estos días con Els Comuns. Por qué se escindió el PSC, o por qué ERC tiene tantos votos.
«a mayor formación, más apoyo a la independencia»
No será más bien a mayores intereses por nivel económico?
No olvide que la cuestión es quitarse de en medio a los pobres que les roban.
Máximo los más ricos estan contra la independencia (circulo ecuestre, circulo de economia, etc..).
Quien nos fastidia es el estado y las elites que lo dirigen y se benefician, con sus politicas centralistas y extractivas.
Debe ser bonito eso de tener varias identidades como los superhéroes. Igual los que pensamos que tener una nacionalidad debería servir para que te den una educación, te curen cuando estás enfermo y tener un pasaporte para moverte por ahí, estamos equivocados. Si a todo ese pack le unes una de las legislaciones en derechos civiles más avanzadas del mundo igual la que te ha tocado no es tan mala.
Lo demás son querer privilegios. Insultar a los demás acusándolos de robarte, cuando en realidad tienes a los ladrones en casa. Inventarse agravios (los que manejan el cotarro) o hacer caso a mentiras interesadas (de esos mismos que manejan el cotarro). Empecinarse en repetir una y otra vez que no nos dejan votar, cuando se vota lo mismo que todos los demás (claro que si uno se considera diferente, piensa que puede tener otros derechos, los privilegios mencionados).
Y al final, si no me dan esos privilegios, parcelo la finca y listo, sin pensar que la finca no es mía y encima tengo un montón de gente que vive en ella (la mitad) que no comulga con esta piedra de molino.
En fin, más de lo mismo.
Entre la alta burguesía, hasta donde yo sé, el apoyo a la independencia es nulo, o casi: La Caixa, Banc Sabadell, Gas Natural, Círculo Ecuestre y patronales varias, Almirall, Freixenet, Godó y un montón más se oponen claramente a la independencia. Por lo tanto lo del interés, por lo menos en las altas esferas aplica claramente del lado unionista.
En cuanto a quitarse los pobres, si Ud. conociera ni que fuera un poquito a las CUP, seguro que no habría escrito esta frase tan desafortunada. ¿O es que todavía no se ha dado cuenta que el independentismo está muy imbricado con los movimientos asociativos y sociales y está claramente escorado a la izquierda?
Lo de que el independentismo está muy imbricado bla bla bla, si no me diera pena, me daría risa. No por falso, sino por irrelevante.
Las CUP, je, pues sí que los conozco. A alguno literalmente vestido de guerrillero, zumbado y con mando en plaza. Yo es que soy muy clásico, y eso de que se solidaricen conmigo separándose de mí y rompiendo la caja única de la seguridad social, no lo entiendo, será que, como no soy catalán, soy cortito.
La imagen de David Fernández con la zapatilla y Rato será muy simbólica y adecuada, pero no se olvide que no lo es menos la del mismo personaje lamiendo el trasero de Pujol, cuando este acudió al Parlamento.
Por cierto, esa gente se dice, en gran parte, anarquista. Es el primer caso en la historia en que unos soi dissant anarcos trabajan para montar un estado. Aunque cuando caes en la cuenta de que más que libertarios o izquierdistas infantiles son carlistas del XXI, te lo explicas mejor.
Por último, sí, la mayor burguesía catalana puede que sea más «unionista» ( el capital no tiene patria, eh?), pero la burguesía con expectativas, media y media alta, sí es la que objetivamente está por y para la indeindependencia. Esos son los que directamente pretenden el expolio de Cataluña para sus intereses. Ay, ahí las CUP son palmeros de «su» burguesía y traidores de clase.
Hay personas que piensan que romper un estado es algo banal. No tienen ni idea.
Por ejemplo no me gusta el modelo de privilegios que representa la monarquia, o puede estar interesado en definir y gestionar las infraestructuras, la enseñanza la edeucación y otras cosa. Vamos me parece una cosa maja el principio de subsidiaredad y la seción voluntaria de toma de decisiones a niveles superiores y escoger a quien lo cedo
Antes eras nazi o fascista a partir de una identidad homogénea. Hoy en día ese pensamiento se abre a la pluralidad. Da igual que seas un alcalde negro de un pueblecito, un magrebi musulmán reponedor o un fontanero ucraniano, mientras hables catalán o te integres a través de la ideología indepe. Pero no lo olvidemos, siguen siendo etnicistas, de nuestro mundo posmoderno, eso sí.
la etnia catalana, ya me dira usted cual es. Y que pasa en Portugal o en Valladolid con la gente inmigrante? o tu problema es precisamente que la gente que se incorpora en nuestra sociedad utilice el catalán como medio de socialización.
Cuando una persona se incorpora a un sociedad (sirve también cuando alguien se incorpora a un equipo deportivo), se integra en la misma asumiendo en mayor o mernor grado hábitos que le afectaran a su personalidad y a la vez su personalidad tambien afectara a sus convecinos.
Me resulta tremendamente aburrido leer argumentos como que hay cosas más importantes en las que pensar (como el suyo), o que ningún estado democrático ha hecho jamás algo parecido, o que la constitución no permite hacer referéndums de esta índole.
Su argumento en concreto es bastante hilarante. Si cree usted que hay cosas más importantes en las que pensar, por qué no está usted escribiendo sobre ellas en vez de escribir sobre la independencia?