La lectura es un hábito sobrevalorado. Al menos, un hábito del que no se cuenta toda la verdad al presentarlo como imprescindible para el desarrollo intelectual. Porque por cada obra maestra nos encontramos mucho pasto para culturetas, porque por cada libro entretenido tenemos que pagar con unos cuantos mediocres, porque por cada genio tenemos que aguantar a no pocos poetuchos… por todo esto, resumamos diciendo que la literatura no solo consiste en embriagarse de párrafos inolvidables o sufrir stendhalazos inesperados; la literatura consiste, también, en aprender a convivir con el bodrio de manera más o menos constante. Ahora bien, una cosa es convivir con el bodrio y otra es que nos hagan pasar dicho bodrio por obra maestra de la literatura universal, por luz para nuestra ceguera humanística. A eso hemos venido a este texto: a desenterrar mitos del imaginario, a golpear la intocable piñata de los libros de oro con pies de barro. Supongo que esta lista de títulos sobrevalorados hará temblar los cimientos de más de un gusto literario firmemente construido, pero dejen que este que ahora teme por su vida conteste con una frase de Séneca: «El verdadero héroe en una obra literaria es el lector que la aguanta».
El guardián entre el centeno
La mítica obra de Salinger por la que el propio Salinger quiso esconderse durante años para no ser preguntado. Pero la realidad es que ese es el mismo Salinger que se bebe la orina propia mientras se niega en rotundo a mantener relaciones con su esposa. Seamos sinceros: esa figura, la del creador de la novela, es casi más atractiva que su mítica obra. El guardián entre el centeno tiene dos problemas principales. El primero tiene que ver con la expectativa creada. Una novela que cambia la vida de tanta gente, que consigue que esa misma gente peregrine hasta la casa de ese misterioso Salinger, tiene que ser una especie de Biblia. Y luego, nada, apenas un par de metáforas bien construidas pero ninguna guía espiritual, nada que moldee almas como la del asesino de John Lennon, que al ser capturado llevaba consigo el dichoso librito. El segundo problema es la edad. Holden Caulfield aguarda entre el centeno para que los adolescentes no se despeñen por el barranco de la madurez. Luego es una metáfora adolescente para lectores adolescentes. Leída por un cincuentón quizás resulte, cuando menos, anacrónica.
El alquimista
Uno puede pretender que su obra venda millones de ejemplares a lo largo y ancho del planeta, vale. Uno puede pretender que su obra venda millones de ejemplares siendo un libro de autoayuda, vale que vale. Lo que ya no tiene perdón es que se pretenda buscar la gloria literaria con un libro de autoayuda cursi. Un pastor andaluz buscando «el tesoro que todos tenemos sobre la faz de la Tierra». Es tan repelente que hasta le coloco comillas pese a no tratarse de una cita literal (aunque sí utiliza esas palabras para definir la columna vertebral de su argumento). Además, disfraza toda su obra de una especie de misterio que luego no nos lleva a ninguna parte. Me recuerda a esas series norteamericanas que te mantienen en vilo semana a semana durante cinco años para acabar «nadeando». Autoayuda cursi y misterios absurdos… casi nada.
Los pilares de la tierra
Nótese que el título de este artículo habla de «libros sobrevalorados», es decir, el texto no quiere sentenciar que estas obras sean malas, sino que la opinión general es exagerada ponderando sus méritos. Este tocho de Ken Follet, de hecho, no es malo. Yo lo definiría más como una novela mediocre, ni fu ni fa, o algo así. El principal problema reside en el ritmo narrativo. En ocasiones es lento, pesado, tedioso, con descripciones arquitectónicas que te conducen a la más simple de las construcciones: un puente para el suicidio; en otras ocasiones es rápido, diría que es tan rápido que no existe, pues pasa por alto años, terrenos, personajes… un sinsentido novelístico que está pidiendo a gritos que Tolstói, Galdós o algún maestro canónico del género resucite para liarse a escopetazos. Eso sí, mantiene la eterna dicotomía entre el bien y el mal: los buenos son muy buenos y muy desgraciados; los malos son malísimos y muy suertudos. Del final no hablo porque me he prometido no colar spoilers… pero, si el editor me dejara, terminaría este párrafo con unos puntos suspensivos de esos decepcionantes.
Tokio blues
Aparece Murakami, ya se le esperaba. Y además aparece su primera novela, la más celebrada (precisamente por esto último aparece). De nuevo, y como pasa con casi todo en esta vida, el problema lo encontramos en la expectativa. Título de una canción de los Beatles («Norwegian Wood»), argumento tejido sobre las revoluciones a las que el mundo se apuntó sistemáticamente durante los años sesenta, melancolía y tristeza en las primeras páginas… Sin embargo, los personajes van desnudándose poco a poco y, cuando ya han conseguido mostrar lo que ocultan, el lector descubre que se trata del exhibicionismo de la nada. Es decir, todo lo que auguraban se queda flotando en una superficie muy sugerente, pues al hundirte (a eso hemos venido aquí, a hundirnos) tienes la sensación de que podían haber mostrado mucho más, haber ahondado más en las miserias que les mueven. A ver, no digo yo que psicoanalice al personaje como Dostoyevski cien años antes, pero a una novela le pido no solo que ocurran cosas, sino también que me explique por qué ocurren. O que lo sugiera, no sé. Permitan que haga nuestra una frase que Ortega escribió para Baroja, y que ahora le dedicamos aquí al japonés: «De cada página suya parece querer levantarse un arte novísimo que al volver la hoja vemos caer en tierra como un gran pajarraco de alas muy cortas».
La campana de cristal
Soy muy fan de Sylvia Plath. Quizás esté entre mis cinco o diez escritores favoritos. Sin embargo, en esta especie de autobiografía, pareciera como si la maravillosa poeta hubiera escrito con los pies, con su genio habitual lejos, hasta casi hacerse imperceptible. Quizás sea porque estemos acostumbrados a su simbolismo brutal, a su manera de arrojarnos a las pupilas sus confesiones con un lenguaje poético inigualable. Claro, cuando ese simbolismo y ese lenguaje salen de la poesía para no llegar o llegar mal a la prosa, todo pierde sentido. Sylvia, si me estás leyendo desde alguna parte, perdóname; pero vale más un verso tuyo que las trescientas páginas de tu novela más conocida.
El hobbit
Es cierto que el fenómeno Tolkien se ve influido, para bien o para mal, por el pantagruélico banquete que la industria de Hollywood se ha pegado a su costa durante los últimos años. Pero no es menos cierto que El hobbit es el menos tolkieniano de los libros tolkienianos, y que más tiene de cuento que de gran novela. Cuentan que había escrito el texto para uso y disfrute de su hijo, pero la realidad es que el juez de la obra fue un niño de diez años por orden del editor (¿debió de ver este un excesivo infantilismo en la obra?). De cualquier manera, el lector no tiene más que comparar la profundidad de El señor de los anillos y, sobre todo, de su gran obra, El Silmarillion, para darse cuenta de que nos enfrentamos a una obra menor dentro del universo que supo construir J. R. R. Luego, insisto, vino América para equiparar la trilogía con el pequeño cuento (al menos en extensión, quizás también en el tono), pero hasta el más fanático de los fanáticos de Tolkien sabe que la comparación es burda y cruel.
Poeta en Nueva York
Vamos con las polémicas. Adorando a Lorca como lo adoro, decir que este libro está sobrevalorado me duele en el alma. Pero es que aquí la valoración ha de hacerse comparando con la propia obra del poeta. Poeta en Nueva York se mueve por ese terreno surrealista que ya entonces pisaba la moderna Europa, escapando de lo que había elevado al todavía joven Lorca a los altares de la literatura: la mezcla entre el personalísimo mundo del granadino y el mundo popular, es decir, la mezcla entre la palabra lorquiana y la tradición. En su Romancero, en su Cante jondo o en sus sonetos (género elitista por naturaleza) puede masticarse esa tradición popular que se pierde en su obra póstuma. De algún modo, las tragedias universales que golpean a Yerma o a la familia de Bernarda Alba se difuminan entre el lenguaje exagerado que nace de su pasión por Nueva York. Es cierto que cualquier palabra del poeta de Fuentevaqueros es siempre mágica, y que incluir este título junto a otros de esta lista es un crimen, pero algo me dice que el día que Federico, ya intuyendo el trágico desenlace de aquel agosto del 36, le confió el manuscrito de Poeta en Nueva York a José Bergamín, sabía muy bien que con aquel pecado de juventud mucho había del nuevo Lorca y poco del antiguo. Yo, me temo, echo de menos al segundo.
El sí de las niñas
También hay espacio para la literatura hispánica en esta lista más allá de Lorca. Hablemos del género dramático, que ya se ha rozado con el autor granadino. El sí de las niñas es, probablemente, la obra teatral de más éxito si nos atenemos a la fría realidad de los números. Nadie acierta a dar una cifra exacta de la cantidad de público que fue a comprobar que la fama de Moratín no se sustentaba sobre exageraciones, aunque se habla de decenas de miles de espectadores. Es más, salgamos del puro éxito mercantil, pues otras obras hubo después de no poco éxito: la propia tragedia lorquiana ya citada, las obras de Galdós que acababan con el autor trasladado hasta su casa a hombros («¡Que viva Galdós, pero que viva más cerca!», solían decir), los nobeleados Echegaray y Benavente o la escalera de Buero. Por eso, abandonamos ese éxito popular para hablar de la trascendencia literaria: ninguna obra trajo consigo una repercusión tal como para ser prohibida por la Corona, como para aparecer en un Episodio nacional galdosiano con todo su esplendor, como para dar por cerrada la Ilustración española (muy tenue esta, dicho sea de paso). Ahora, con la perspectiva de los siglos algo perdida, no se comprende cómo una obra tan plana puede alcanzar semejante cota de trascendencia. Si tuviera que elegir un adjetivo para ella, me debatiría entre aburrida y simplona. Típico enredo romanticón que se soluciona a última hora. Lento, poco ingenioso… No me extraña que Moratín se retirara del ruedo dramático con esta obra.
La colmena
Esta novela lleva consigo varias cargas. La primera: es aceptada mayoritariamente por los lectores (no tanto por la crítica) como la gran obra del quizás más prestigioso novelista español del siglo XX, Nobel mediante. Es cierto que Cela es poliédrico y que resulta difícil aupar un solo título habiendo tantos y tan diferentes, pero qué carajo: una página de su familia Pascual Duarte entierra en la mediocridad todo este tocho. La segunda carga: es cierto que retrata la sociedad de posguerra, una sociedad gris y pútrida, con ese sello personal que siempre gastaba don Camilo José; pero, puestos a ahogar al lector, prefiero otras sociedades de posguerra como la de Nada de Laforet o cualquiera que haya salido de la tinta de Delibes. Tercera: si vas a retratar a una sociedad de posguerra, no retrates solo a la clase media-baja. Habla también de la aristocracia, del bando que desfiló el 19 de mayo del 39. No dibujes solo los hilos rotos, Camilo José, y traza también las manos que los manejaron.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Neruda es, probablemente, uno de los diez poetas más importantes de nuestra lengua. Pero nótese que a menudo en esta lista se cuelan obras de los grandes genios de la literatura por compararse con otras de su misma producción y quedar claramente escaldadas. Es el caso de los Veinte poemas de Neruda, de aquel primer Neruda algo cursi y empalagoso. El problema no es tanto de esta obra, que contiene diez o doce versos memorables, como de, insisto, la comparación con el resto de su producción. Y es que ese Neruda juvenil, meloso y zalamero se irá convirtiendo en un poeta de verdadero tronío, con, por ejemplo, ese canto a lo pequeñito, de tono popular machadiano, que son las Odas elementales, o con esa gigantesca obra, esa historia de América en verso, que es el Canto general, o en ese surrealismo maravilloso que se respira en Residencia en la tierra. Sin embargo, pareciera que el único Neruda que hoy sobrevuela el imaginario es aquel primer poeta simple, cuyos versos (alguno que otro, más bien ripioso) adornan hoy más carpetas que antologías de postín.
Murakami donde brilla es en los cuentos e historias cortas. Como novelista, gusta más la forma que el contenido, la ambientación onírica fantástica. Me hace tanta gracia el que lo pone al nivel de Nabokov como el que lo pone al de un Dan Brown.
Creo que cada uno tiene su lista. De ésta habría coincidencias con la mía, pero no son 10 solamente, ni tienen porque ser las mismas para todos.
Incluiría en la lista libros como Rayuela o Cien años de soledad. Hay escritores que presumen (esa es la palabra) de que no les gusta Dostoievski (Marías, Nabokov, Ferlosio). «sobrevalorada» quiere decir «no me gusta tanto como dicen». El temaes un poco tonto, ¿no?
Y faltan en la lista varios discos de wilco, tom waits, ryan adams, jeff buckley, leonard cohen y bob dylan
¿Discos de vinilo o de cd?
Si el trabajo del ingeniero de sonido está bien hecho no existe diferencia apreciable alguna. Quien diga lo contrario miente por puro postureo cultureta rancio de tres al cuarto.
Me has leído la mente.
No sé cuántos discos habrás escuchado de los mismos, de cualquiera de los que mencionas, pero seguro que en tu vida no has tocado tres notas o acordes en cualquier instrumento que se precie y mucho menos cantar… que fácil es soltar lastre sobre la obra de los demás.
Siempre espero algo de injusticia en cualquier lista porque la que yo haría también lo sería (injusta), pero incluir aquí una obra maestra como Poeta en Nueva York… Y no se justifica con las dudas de Lorca al entregarla porque eso es, simplemente, la inseguridad de cualquier genio ante una creación donde se ha expuesto al máximo. Y si no que les pregunten a Brod y Kafka.
… ¿lastre?
En nuestra opinión (tenemos abierto un vivo debate sobre el tema) falta en la lista El Principito, obra sobrevalorada donde las haya.
Totalmente de acuerdo con vosotros.
Jamás. Si no se comprenden bien los mensajes y la ternura de El principito, mala suerte, pero no es una obra sobrevalorada, y por mucho que la vanaglorien y exageren siempre cumple las expectativas, si se es un lector avispado.
Estoy de acuerdo. Para mi, mucho mejor Alfanhuí, que parte de esa misma mirada mágica/infantil sobre el mundo, pero de lectura más difícil por lo alambicado de la prosa y porque para muchas palabras hay que tirar de diccionario.
Nunca leyó usted esta obra a un niño? No tuvo pues la experiencia de ver cómo se le iban agrandando los ojos, monsieur Henri.
Sí, en efecto, yo lo probé, pero no se le abrían; se cerraban de sueño muy rápido. Este puede ser el secreto del éxito de este papelucho mal dibujado: mucho padre con ganas de que el crío se duerma para ver el furgol
Sorprende la soberbia y altanería de los defensores de El Principito, una obra que pretende ser una elegía de la humildad y sencillez.
A Lorca cuesta mucho quitarle el aura mítica y el autor de esta lista parece pedir perdón en cada palabra por el ligerísimo roce que le da. Sin embargo la crítica a Lorca puede ser muy dura y muy bien fundamentada. Borges, por ejemplo, lo despachó diciendo que no le gustaba la poesía visual.
¿Entonces una crítica bien fundamentada es decir que no te gusta? Carlos Boyero te encantará como crítico imagino
Que el gran Borges criticara la poesía de alguien tiene delito…
Lorca es un poeta menor en comparación con Rubén Darío
Entré deseando -secretamente- ver escrito el título de Rayuela. En las clases de Literatura Hispanoamericana nadie parecía compartir mi opinión. ¿La habré leído mal? ¿Soy la única persona de la tierra que odia al protagonista? ¿La única que no entiende el porqué de la segunda mitad de la novela? Me fastidió profundamente unas vacaciones en la playa -mi lugar favorito de lectura-. Y, para colmo de males, mi pareja me odia por odiarla. Cuánto dolor innecesario, Cortázar. Con lo que me gustan sus cuentos.
¿Segunda parte? Yo no pasé de las primeras 100 páginas y reconozco que también esperaba encontrarla en esta lista. Al menos en eso estamos de acuerdo mi novia y yo
Estoy de acuerdo, me gusta mucho el Cortázar cuentista, pero no soporto Rayuela.
Y el Cortázar cuentista hay que leerlo en sus libros originales, evitad absolutamente la recopilación por temáticas que sacó por aquí Alianza en cuatro tomos, que se hace insufrible -como pretender conocer a Los beatles escuchando sus canciones agrupadas por géneros, para entendernos-. Y de esos libros de cuentos, Final del juego y De cronopios… sí creo que justifican suficientemente la fama del autor.
Y sin embargo hay una novela de Cortázar que es muy buena y le da mil vueltas al manual para intelectas residentes en París. Se trata de Los Premios, la recomiendo, es tan buena como muchos de sus cuentos.
Yo lo leí en mis inicios, a los veintitantos, y me pareció correctilla. Ahora que he pasado por Dostoyevski, Proust, Kafka, Camus, etc, me parece apenas pasable. Sin embargo, me atrevería a decir que está sobrevalorada.
Pero ¿y qué tendrá que ver el odiar al protagonista con que la obra sea mejor o peor? Me parece una crítica pueril.
Hace años fui a ver una peli de John Waters con una chica monísima que, a la salida, me dijo algo como «no me ha gustado mucho… es que los personajes no tienen nada que ver conmigo». La taché de mi lista mental al segundo.
Es un argumento más de tantos. Pero claro que tiene que ver que un personaje insufrible conduzca la novela hacia una sucesión de despropósitos. Obviamente, quien ha escrito la novela es su autor, no el personaje. Como digo, para mí, porque esto es un artículo de opinión y los comentarios son, igualmente, opiniones, el personaje me dificulta muchísimo la lectura de esta novela porque se me atraganta enormemente: por su forma de ser, su forma de actuar, su forma de pensar, etcétera. Un poco gratuito eso de calificar mi opinión de pueril, ¿no crees? ;)
No eres la única. Comparto tu dolor. Cosa más pedante no he visto, para eso me pillo un manual de jazz para dummies.
Rayuela es simplemente insufrible, llena de tics pseudoliterarios.
A mí Rayuela me fascinó cuando la leí en el verano de 1990. Es la obra que me abrió los ojos a la literatura. El verano siguiente leí Ulysses, de Joyce, en mi otra lengua materna. Hace no muchos años hice sendas relecturas, mucho más saludable la de Joyce que la de Cortázar. Quizá Rayuela no haya envejecido tan bien pero es una gran novela. Hace un año leí Los premios, su primera novela. Me gustó tanto que le regalé el ejemplar a una chica que estaba leyendo Pedro Páramo en el tren de Cartagena a Madrid. Tenía otro ejemplar en casa, en un tomo junto a otras obras de Cortázar.
¡¡SÍÍÍÍ!! Rayuela, la Biblia del cultureta. En un momento te la vendían con la bolsa de trapo con la cara del Che y unas sandalias.
No eres la única. Yo también detesto Rayuela. Todos sus personajes me parecen repulsivos, tan esnobs como el mismo Cortázar, y la historia no tiene ni pies ni cabeza (con o sin el famoso tablero). Mis amigos que idolatran ese mamarracho sólo atinan a decirme que si no me gustó es porque no la entendí. Pero cuando les pido que me explique el gran significado oculto de la novela, me responden que es algo muy complejo, o se van con frases hechas como que es un cuestionamiento del tiempo y del lenguaje o alguna tontería así. Traducción: ellos tampoco le vieron pies ni cabeza pero no quieren que nadie se dé cuenta.
Joder, ¿como puedes poner a Coehlo en la misma lista que a Tolkien o Salinger? Por más que el Hobbit o el Guardián entre el centeno te parezcan menores, que para gustos colores, al menos tendrás que reconocer que son literatura. Menudo homenaje le has hecho a Coehlo. Lo siento pero no puedo tomarte en serio. Menos guasa.
Ha sobrevalorado a Cohelo.
No puede ser tan difícil escribir bien «Coelho»! Por cierto que se pronuncia «Coello» y significa «conejo» en la lengua de nuestros vecinos (tan lejos y tan cerca) portugueses.
POR FIN lo dice alguien…!
has puesto por escrito lo que iba pensando al leer el artículo
si es que a ver… se mezclan churras con merinas eh?…
A mi, sin embargo, la novela que más me ha decepcionado es La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares.
Tan bonitamente escrita como previsible y falta de ritmo. Aunque tampoco es que nadie la considere una obra maestra en serio, es un libro a lo Borges del amigo de Borges.
A mí también. No entiendo como Borges la alababa. Es solo la descripción de las alucinaciones de un personaje evidentemente enfermo. No traspasa el umbral de la patología para llegar a convertirse en literatura. Por eso resulta cansina y agobiante.
Quizás no entendí el cuento, pero pienso que «La invención de Morel» no trata de una psicopatología del protagonista, sino exactamente de eso, de la invención por parte de Morel, un personaje que habitó en la isla años antes del protagonista del relato, de un determinado artilugio, del que no puedo dar más detalles por no hacer spoiler.
Pepe, yo no digo que el tema sea la patologia del personaje sino que la novela no logra hacer creer que las vivencias del personaje no sean más que eso, simples alucinaciones. Es decir, que hay lectores -como yo- a los cuales no les resulta más que eso, sin que el texto logre avanzar a otro plano lo cual habría sido, dado el comienzo o planteamiento, ciertamente interesante.
Ah, ahora ya te entiendo. Pues sí, realmente es un relato corto que no va más allá de esa ocurrencia de la «invención», a mi también me dejó bastante frío.
La invención de Morel no me dice gran cosa. El sueño de los héroes, en cambio, es una maravilla absoluta. La releí hace poco y me volvió a gustar casi tanto como la primera vez.
En mi modesta opinión creo q cualquier lista sobre gustos es injusta por subjetiva…porque ya se sabe «para gustos, colores». Lo que realmente enriquece es la variedad. Así que yo seguiré leyendo esté o no esté en la lista de los mejores, peores o no.
¿Cuál me ha decepcionado? La divina comedia, no pude aguantar tanta fantasía.
jajajaja, para fantasía la biblia
¿El arte que me gusta y que me convence es el «bueno»? ¿El que me desagrada y aburre el «malo»?
Touché! Ahí le has da’o
No llego a comprender el propósito de una lista semejante, como no sea el tener que escribir sibre algo, sí o sí.
Un completo absurdo.
Casi totalmente de acuerdo
Sí nunca has sentido tu alma hundirse en la más absoluta miseria mientras la desgana y el tedio te consumían por fuera, es normal que no te guste La Campana de Cristal.
Coincido con el autor sobre todo en Los pilares de la Tierra. Para mí le sobran la mitad de las páginas – a partir de la mitad ya me parecía estar leyendo siempre lo mismo – , amén de la nula profundidad psicológica de los personajes ( en efecto, los buenos son muy buenos y los malos muy malos, y además se vé enseguida dónde está cada uno )
Decir que me pasa lo mismo con la mayoría de las obras de Follet que he leído, no son todas, por supuesto.
De hecho, nadie en su sano juicio (hablo de critica literaria mas o menos sera) considera Los Pilares de la tierra como una obra maestra: digamos que la apreciación generalizada de la novela es, básicamente, la que nos dice el artículo: mediocre, pero bien facilita y trabajada para hacerte pasar de página. Con el aroma y parte del encanto naif del folletín de aventuras, y relleno de enciclopedia no muy bien resuelto, pero que a muchos lectores les (nos) gusta, por la sensación que da de ademas de entretenernos, estar aprendiendo algo.
En cualquier caso, Los Pilares lo que no está es sobrevalorado…
Ya que hablas de crítica liiteraria seria, ¿ puedes recomendar alguna web ? yo conozco varias paginas de gente que comenta lo que ha leido, pero no acaban de gustarme, no me dá la sensación de que sepan mucho más que yo ( que tampoco soy un experto, ni mucho menos )
Una que no he podido terminar es La montaña mágica. Lo siento, pero los chismes que se cuentan los pacientes en un balneario suizo no consiguieron despertar mi interés.
que pasa con La Montaña Mágica. acabe hastiado de Hans Castorp y sus pretendidas aventuras amorosas.
La Broma Infinita?
100% de acuerdo. Pura paja virtuosista. Está para la novela como Yngwie Malmsteen para la guitarra.
No suelo dejar libros sin terminar, pero Infinite Jest lo tuve que aparcar en la página ciento setenta y algo tras tropecientos epígrafes del tipo Year of the Depend Adult Undergarment. No digo que sea una mierda, pero definitivamente DFW no es para mí.
El nombre de la rosa, libro, me aburrió un poco también en sus descripciones. Eso sí, luego se hizo una magnífica película.
Hay pa’ quitarte el derecho al voto por lo que acabas de comentar.
El nombre de la rosa, en mi opinión, es una excelente novela de intriga con una tesis doctoral dentro, imagino que es eso lo que llamas descripciones.
Es que son dos libros en uno que se van turnando. Una parte es una magnífica novela de intriga y otra es un catálogo de tesis sobre el mundo que, efectivamente, de primeras se hace muy cuesta arriba, pero que con los años y las lecturas se descubre como una delicia nabokoviana de referencias cruzadas, intertextualidades, parodias, diálogos entre épocas… de las cuales servidor pilla un diez por ciento, con suerte, pero que un conocedor de los temas y textos clásicos tratados yo creo que ha de disfrutar como un niño.
Totalmente de acuerdo. Hay pocos libros que haya dejado a m días. Este de Eco es uno de ellos. No llegué a la trama porque me aburrió tanta descripción.
A vuelapluma, el Ulises de Joyce, Paradiso de Lezama Lima, Narciso y Goldmundo de Hesse y Por quién doblan las campanas de Hemingway.
Y el Quixote de Cerbantes.
Magnífico artículo para èpater le bourgeois, que supongo que es la intención del articulista. La argumentación de crítica literaria es penosa; confundir «Los pilares de la tierra» con «Poeta en Nueva york», o al menos asimilarlos a lo mismo, demuestra la intención meramente provocadora del comentarista. A este paso mañana comparamos a Pérez Reverte con Cervantes.
Aquí el único que ha confundido o equiparado esas dos obras que usted menciona es usted mismo. Quienes tienen un mínimo de nivel de comprensión lectora entienden perfectamente de qué va el artículo y que cada uno de los elementos listados está ahí de forma totalmente independiente al resto con los cuales no se comparan ni equiparan en absoluto. Usted pretendía quedar como el más listo de la clase y le acaban de poner de rodillas ante la pizarra y con las orejas de burro dibujadas por encima.
Por qué no?
¿Asimilarlos o similarlos?
Excusatio non petita..accusatio manifesta.
El Proceso, de esos libros que te echan para atrás y hasta antipático, se supone que el protagonista simboliza una situación , entonces no hay nada en el personaje que te haga interesarte por él. No pude pasar de las cincuenta primeras páginas. No fue una lectura por obligación de un temario de literatura, sólo curiosidad.
Eso va con tu gusto y, seguramente, con el momento en que la hayas intentado leer (conceder únicamente 50 páginas me parece muy poco crédito para Kafka). En definitiva, no categoricemos ni generalicemos. A mí El proceso me pareció una obra maestra, cargada de simbolismos pero con una historia que me atrapaba y muy redonda aunque Kafka no le hubiera dado un final. Gustos…
Yo empecé El proceso y tuve que parar por los queísmos que cometía el traductor (no recuerdo el nombre). Busqué la otra edición que tenía, de letra mucho más pequeña, pero vi que el traductor era Miguel Sáenz, y me lancé a sus brazos, por así decirlo. Una buena traducción siempre ayuda, y Sáenz es excelente para la literatura en lengua alemana. Otro traductor que me parece una garantía es Ramón Sánchez Lizarralde, cuando quiero leer a Ismaíl Kadaré.
Muchas gracias, es verdad. Importa, y mucho, que la traducción sea buena.
El proceso, obra maestra, lo más parecido a plasmar una pesadilla en un libro. Tuve una depresión y los libros que tenía a mi alcance eran El proceso y El almuerzo desnudo.. casi me corto las venas :) Por suerte apareció una amiga con El profeta, de Khalil Gibran, literalmente me salvó la vida.
Para gustos, colores, eso ya se sabe de entrada, y si no te gustó el tokio blues o el catcher in the rye y a mi me gustaron mucho, no hay nada que decir (o sí, que la argumentación crítica del artículo es nefasta), pero no veo como viene a cuento meter obras de nivel tan dispar. Si me coges obras maestras y descartas algunas, lo entiendo. Si coges novelas menores y descartas algunas, lo entiendo. Pero esa mezcla de grandes obras con libros malos (o, almenos, libros que serán olvidados cuando pase su moda) no tiene ningún sentido, solo hace pensar que el articulista no tiene ni pajolera idea de literatura
Hablas de que los gustos son respetables pero luego hablas de novelas malas. Muy coherente, tú. Por lo demás, gran texto. Agita el debate.
Exacto.
Exacto a Amba, quería decir.
¡¡Yo, defendiendo a Cela!!
Ni voy a entrar en discutir La valoración de La Colmena, pero no me cabe la menor duda de que Cela era un escritor, que quería publicar y no un mártir.
Retratar con realismo y amargura también a los vencedores nos hubiera privado de leer La Colmena. Simplemente. Póngase usted en el Madrid de los cuarenta, señor mío.
También, creo, tiene algo que ver, el hecho de que Cela fuera fascista, y afín al régimen.
Y además, parte del mundo en el que viven los que luego serán los vencedores sí sale en San Camilo… que es otra gran novela -sí, yo también tengo que defender en esto a Cela, al menos a cierto Cela-.
«A toda fuerza de sobrevaloración se opone una de minusvaloración que conduce finalmente a un punto de equilibrio.» Arthur P. Dante.
Yo le añadiría este orolario a la cita de Dante:
– «En caso de la que la fuerza de minusvaloración proceda de un español y hacia algún conciudadano suyo, el equilibrio no se alcanza ni llegando a los más profundos abismos de la ignominia.»
Es de cosecha propia, aunque no es que requiriese mucho esfuerzo precisamente llegar a esa conclusión a base de observaciones empíricas por doquier en la Red.
Lo felicito ;-).
Magnífico texto. Original, divertido y, ya desde la subjetividad, muy acertado.
Faltan y sobran, pero es buena idea remover el vaso.
Discrepo en meter a Salinger y a Murakami en el asunto. Aplaudo lo de Coelho. Lo de Lorca no va muy descaminado. El de Neruda, pase, pero es que si un tipo te suelta ciertos versos con diecinueve o veinte años, pues se le perdona casi todo. A Moratín, el pobre, no creo que lo hayan sobre valorado mucho.
A ver, el problema de este artículo es que está mezclando clásicos con obras que no lo son. El alquimista no es un clásico (y coincido en que está sobrevalorado), El sí de las niñas por el contrario sí lo es. Los títulos de la lista con los que no estoy de acuerdo son El guardián entre el centeno, El Hobbit, Poeta en Nueva York, El sí de las niñas y La colmena. La fama de esos libros es por algo, si se estudian en las clases de literatura es por algo. Es cierto que hay que revisar el canon, pero veo motivos de peso para que esos libros se mantengan en él. El guardián entre el centeno es mucho más que una historia para adolescentes, y precisamente conozco a varios cincuentones a los que les gusta.
El sí de las niñas, aparte de ser una buena obra, planteó un problema típico de la época y reflejó opiniones importantes, hoy en día sigue siendo merecedor de estudio. Cuidado, que si hablo de mis gustos personales no es precisamente de mis libros favoritos, pero entiendo su valor, hay que leer las cosas del pasado con los ojos de ese momento, y además contextualizar. Y con respecto a que es la obra de teatro de más éxito de la literatura española por el público que acudió a verla y por su trascendencia literaria, bueno, ¿qué pasa con Fuenteovejuna, por ejemplo? (que no estoy diciendo que sea esa). No se puede afirmar algo así tan a la ligera, se necesitan datos.
Sea como sea, para hablar de obras sobrevaloradas, habría que separar los clásicos de los que no lo son, y a la hora de comentarlas, desde luego los motivos tienen que ser mucho más sólidos que los de este artículo, que son básicamente opiniones personales. Totalmente de acuerdo con El alquimista, Los pilares de la tierra y Tokio Blues, aunque este último me gustó cuando lo leí, pero es cierto que no pasa de una novela de entretenimiento, aunque tenga aspectos interesantes.
¡El comentario más coherente de todos! Menos mal…
De acuerdo en el tema de la contextualización, que suele olvidarse.
¡Saludos!
Totalmente de acuerdo con tu comentario, especialmente en lo que se refiere a que es una lista basada exclusivamente en opiniones personales. Sería mucho más interesante una lista basada en criterios objetivos -si es que los hay- que tuvieran en cuenta no solo el valor literario de las obras, sino su contexto histórico. Si hablamos solo de opiniones personales, cada lector podría dar una lista igual de válida que esta de obras sobrevaloradas.
No se pueden tener criterios objetivos para valorar la literatura. ¿Se acuerda de aquella escena al principio de «El club de los poetas muertos» en donde el profesor les hace arrancar una página del libro; pues eso. Se puede hablar de muchos aspectos, conceptos y detalles que contenga una obra literaria, pero no se puede establecer de ningún modo una escala objetiva para valorarlos dentro de ella. Irremediablemente la valoración de una obra literaria (así como de cualquier otra obra de arte) contendrá opiniones personales subjetivas. Por eso una versión de la Ley de Goodwing dice que en cualquier discusión encarnizada sobre arte, la probabilidad de que alguien diga «pues a mi me gusta» como argumento tiende a 1 con el paso del tiempo.
No se esfuerce; no malgaste su tiempo; sus sabias palabras caen en un saco roto. Nadie parece entender que la literatura no admite una métrica con que valorar las obras. En cualquier discusión encarnizada, no solamente alguien dirá «pues a mí me gusta», sino que tarde o temprano el debate se hundirá en el fango con términos como «bueno, malo, mediocre, sublime, entretenido, aburrido…».
De hecho a mi no me gusta discutir de ningún arte por eso, no sirve de nada. Yo sé lo que a mi me gusta por que he disfrutado con ello; y pueden ser obras que mucha gente considere sublimes o una auténtica porquería. Da igual, son lo que a mi me ha gustado y no tengo que justificarme ante nadie; pero tampoco usaré el «pues a mi me gusta» como argumento para convencer a nadie de que cambie sus planteamientos. Si leo temas de este estilo es simplemente para recopilar menciones a obras a las que a lo mejor les echo un vistazo para formarme mi propia opinión. Leyendo un libro por semana y viviendo 100 años no pasaríamos de los 5.000 títulos (y luego están tantas otras artes que disfrutar…). Así que al final más nos vale hacer lo que nos de la puñetera gana a cada cual mientras nos llene y pasar olímpicamente de lo que otros digan.
Una conclusión que añado a la cuenta que haces de los 5.000 libros es lo saludable que resulta abandonar un libro, da igual en las primeras páginas o a mitad del mismo, cuando un libro me susurra «bórrame», sea la razón que sea, soy inclemente. Cuando era más joven no lo hacía y me costó leerme muchos tochos que por aquí se nombran. Craso e inútil error.
Muy saludable, pero, lamentablemente, uno tiene que leer muchos libros —alrededor de cien, aproximadamente— para darse cuenta de lo que Vd. plantea. En ese tiempo, en ese bagaje lector, la mente del consumidor cultural percibe la grandeza del lugar en que se halla.
Amén
Me parece que la idea del artículo es generar polémica, justamente por lo que tu mencionas, colocar a Lorca en la misma canasta que Coelho es mezclar el c… con las tetas, separemos clásicos de best sellers
Gracias, de acuerdo, el criterio de selecciòn es un yerro.
No sabía si incluir este libro en la lista por no estar segura de si era un «obra universal», pero al verla en internet definida como «una de las grandes novelas de este siglo» me atrevo a incluirla:
OLVIDADO REY GUDU de Ana María Matute. Un tostón sin pies ni cabeza demasiado infantil para leerla con más de 20 años y demasiado enrevesada para leera en la adolescencia.
Estoy de acuerdo contigo. La leí hace unos meses, bueno, no pasé de 100 pgs. o poco más. Aventuras medievales y fantasía que en su día tal vez fueran muy innovadoras, pero hoy causan risa.
Pues yo me la leí de un tirón en una mañana. No sé si la releería, pero eso lo hago con muy pocos libros.
¿Más de 900 páginas en una mañana? ¿Y te enteraste de algo? Cuesta creerlo. Si es verdad, bien por tí campeón.
Carlos Mayoral, te has lucido con este articulo. El «Salvador Sostres» de la crítica literaria. Polemizar por polemizar, sin ningún argumento crítico sobre la obras. Lamentable.
Es su opinión. Para gustos… Los colores.
Felicidades a todos los participantes en el foro ¡ leéis ! leemos.
Me sumo a tus felicitaciones.
En mi lista tendría que estar sin duda «La ciudad y los perros», de Vargas Llosa.
¿No le gustó? Pues mi recuerdo de ella es que es lo único de Vargas Llosa que le he leído que tiene carne y sangre, que no es algo meramente bien acabado. Pero debería volver a leerla algún dia, eso es verdad, porque de ello hace como veinte años e igual ahora no la veo igual…
Siempre me ha dado exactamente esa sensación leyendo a Vargas Llosa, que no tiene sangre en las venas. Sin embargo me sorprendió bastante que empezase a tenerla en obras recientes: El paraíso en la otra esquina y El sueño del celta me gustaron mucho.
Hay obras que son para leerlas a una edad determinada, si lees a Kerouac con 60 años también te parecerá una chorrada, y no creo que esté sobrevalorado. Decir eso de Lorca es de juzgado de Guardia, sobretodo metiéndole en el mismo ranking que a Paulo Coelho. Para sobrevalorado Hemingway.
Cierto. Leí Los vagabundos del Dharma con más de 30 y me pareció una tontería sobre universitarios snobs; El guardián entre el centeno tampoco me dijo nada a esa edad; en cambio idolatraba a Herman Hesse en mis atormentados veintitantos y ahora me parece casi insoportable (exceptuando El lobo estepario que llevo 20 años releyéndolo)
la has cagado, Coelho en una misma lista con Salinger, Tolkien o Lorca? Hay círculos del infierno donde se leen perpetuamente sus libelos. Es como comparar Breaking Bad con el programa de Ana Rosa, porque los dos salen en la tele. Felicitaciones
Un símil muy adecuado.
Gozoso artículo. El Guardian en el Centeno y Lorca, sobre todo. Gozoso que alguien les ponga en sus sitio. Gracias.
Una cosa es hacer listas de autores sobrevalorados y otra hacerla de libros. Creo que serían agravios comparativos en el terreno de los autores poner a Follett y Coelho a la altura de Tolkien, Plath, Lorca o Neruda. No obstante, ya en el terreno de las obras, estoy casi de acuerdo con la lista. Pero hay dos excepciones.
Una: Tolkien escribió El Hobbit como un cuento, y El Señor de los Anillos iba a ser su continuación. Estaba desvinculado de todo su universo posterior (El Silmarillion y sus mitos de la Tierra Media), y cuando el Señor de los anillos se convirtió en otra cosa, y de paso el puente entre el Hobbit y todos esos cuentos inconclusos que conformarían la crónica de la Primera Edad, un libro que originalmente no tenía esas pretensiones se convirtió en otra cosa. Yo no diría que está sobrevalorado, sino que está erróneamente encasillado. Si somos capaces (y nos lo ponen difícil en estos tiempos de películas y grandes sagas) de leerlo de modo aislado, es una excelente novela de aventuras plagada de elementos míticos y de referencias literarias: una obra maestra para los niños, que era el público para el que se pensó.
Mi otra discrepancia es con Los pilares de la tierra. Ken Follett como autor ya he dicho que lo veo sobrevalorado al lado de otros que aparecen; pero esta obra suya es un excelente novelón, con una técnica de folletín aplicada con gran maestría. Follett tiene una magnífica técnica, que pone al servicio de obras muy entretenidas (y me he leído casi todas), y que podría aprovecharse en una producción de más aliento. No creo que nadie valore los Pilares como una obra maestra de la literatura universal, sinceramente; por tanto, no creo que esté sobrevalorada. En cambio, es una buena novela de entretenimiento, en la que cada capítulo se acaba con ganas de empezar el siguiente de inmediato. En su género, es una gran obra.
HAY HAY MAYORAL, MAYORAL… A TU EDAD NO HAS TENIDO MUCHO TIEMPO PARA PROFUNDIZAR EN CIERTOS TEXTOS… TU COMENTARIO SOBRE EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO ES, EN TODO CASO Y COMO MÍNIMO, DE UNA IMPRECISIÓN ALARMANTE. LEE MÁS TRANQUILO Y ADVIERTE LA GRANDEZA DE LOS TEXTOS. SE NOTA QUE ES VERANO Y EN LAS PUBLICACIONES ESCRIBE CUALQUIERA…
yo añadiria una novela de Vargas Llosa, que si está sobrevalorado como autor. La tía Julia y el escribidor, me pareció una de las peores novelas que he leído.
Bueno, calma, la tal Julia, està mala. Ha leìdo las buenas? Que no le gustan? Tiene derecho. Y todo autor a no escribirlas todas buenas.
Tu artículo sí que es digno de figurar entre las grandes obras maestras de la crítica. Al igual que los de Homer Simpson en el episodio en que hizo de crítico gastronómico. Magnífico. Enhorabuena!
Y puestos a completar la comparación… A Homer lo intentan liquidar con un cocinero-asesino que pretendía matarlo con una bomba alimentaria en toda regla. ¿Nos imaginamos como podrían planear su asesinato, los autores y editores airados con el crítico, de forma análoga que a Homer usando recursos del propio «medio»? ¿Intentarían cortarlo en finas lonchas con cantos de papel? ¿Muerte por aplastamiento al caer una librería que contuviese todos los «ladrillos» que haya criticado? ¿Atropellamiento con una furgoneta de reparto de Amazon que lo estampase contra una caseta de la Feria del Libro de Madrid? ¿Obligándolo a escuchar sin descanso una lectura dramatizada en serbo-croata de la Broma Infinita? XD
El almuerzo desnudo.
Menudo ñordo infumable. No sé qué debió suceder para que de lo publicaran al colega. Seguramente les invitó a alguna cosilla.
Por el sólo hecho de incluir a Salinger y a Muramaki la lista me merece ser leída. Echo de menos al sobrevaloradísimo Auster
y Ian McEwan? Saturday, poe ejemplo?
Convertir en dogma las ideas personales es poco serio. Decir que el Guardián entre el centeno o Poeta en Nueva York son obras sobrevaloradas es tan absurdo como mezclarlas con El alquimista o Los pilraes de La Tierra. Pero puesto que se trata de gustos personales, la polémica sobra. Como el artículo este en cuestion, si vamos a eso.
Me permitiría añadir a otro autor, en mi opinión, muy sobrevalorado del que apenas salvaría dos o tres obras: Carlos Fuentes.
Se han olvidado de incluir en la lista la obra entera de Hemingway.
Cela, tan vilipendiado por no encajar como personaje en ciertos cánones políticamente correctos, me parece un escritor cojonudo: La familia de Pascual Duarte, La colmena, Mazurca para dos muertos, etc.
Y a mì, y a mì, muy impresionada y agradecida de haberlo leìdo.
El crítico literario: uno de los diez empleos más sobrevalorados del mercado laboral
Me parece que de lo más acertado es la crítica de Tokyo Blues, un relato absurdo de personajes que quieren parecer interesantes y no son más que una pandilla de menos capitaneados por el protagonista
No sé como puede sobrevalorarse algo que nadie serio ha valorado jamas, que yo sepa. Jamás vi a nadie serio creer que El alquimista o Los pilares de la tierra son grandes obras de la literatura universal.
Ya. Pero carlos Mayoral tenía ganas de insultar
Muy bueno, asì es. Que dos malos libros, o en fin, entretenidos para algunos a los que gusta esta especie de literatura. Y poner a Lorca y a Salinger, a Cela y a Neruda, a Tolkien también, pues su imaginaciòn sì que tiene mérito amén de buenos pasajes, es de juzgado de guardia.
No me olvido de » La insoportable levedad del ser «. Lo único soportable es su título.
jajaja A mí me encanta Kundera, pero es verdad que es un autor que tiene su ritmo, hay que estar preparado para encontrarte con mucha digresión en medio del relato. Personalmente su estilo me gusta mucho, siempre que esté inspirado, porque tiene algunas mucho menos inspiradas que esa. Se puede decir que aún tuviste suerte :-D
Pepe, he leído toda la obra de Kundera y te juro que la encuentro insoportable, tiene obras buenas , regulares y malas. Pero » La insoportable levedad del ser » no es cuestión de tiempos, es cuestión de echarle y sino que le pregunten a Piqué.
No sé tú, pero yo me la leí —me refiero a «—La insoportable levedad…»— viviendo en los intestinos de una dictadura de corte comunista y, creeme que me resultó reveladora. Quizás me la leí en el lugar adecuado, en el momento oportuno.
Phenomeno
Aunque para gustos…
Si dices que los pilares de la tierra es «mediocre», esa es la palabra exacta que te califica a ti asesorando sobre libros.
Léela otra vez con calma y después nos ilustras.
Tolkien precisamente escribió el Hobbit como un cuento para niños, por lo demás bastante de acuerdo
Es más, si mal no tengo entendido, escribió «El señor de los anillos» por lo popular que se hizo «El Hobbit» y porque la gente le suplicaba que siguiera la historia de Bilbo, pero de muchas maneras él siempre prefirió «El Hobbit».
Estamos bien, en una misma lista el alquimista y Neruda.
No entiendo como se puede meter en la lista de autores sobrevalorados a Coelho o Follet, nadie los sobrevalora, se sabe que son escritores de bestseller y punto, es como meterse con Dan Brown o con «50 sombras de Grey», como que no tiene ningún mérito. Termino nombrando un tocho infumable que sí debería estar en la lista: «La montaña mágica» de Thomas Mann. Después de leer durante 1.000 páginas como se prepara día tras día la cama un enfermo de tuberculosis para poder tomar el aire pero no resfriarse, cualquier otra obra te parecerá de un ritmo vertiginoso.
Me sorprende el análisis de Tokyo Bues. Es evidente que los personajes sufren depresión. Y eso no tiene que tener explicación necesariamente. También me sorprende que califique a El Silmarillion como «la gran obra» de Tolkien, cuando no es más que una recopilación de relatos hechos por su hijo, el cual escogió los le dio la real gana. El Silmarillion que Tolkien tenía en mente no se ha publicado jamás, ni se publicará porque quedó inconcluso.
Con «Los pilares de cristal», nuestro ínclito Carlos Mayo. se echa la gran farolada de ser un exquisito conocedor de la escritura
Y al final, tras tanto comentario, la cosa ha quedado como en el principio.
Alguién dijo Bolaño?
Bolaño es ahora increíblemente famoso, cosa que no entiendo. Yo llegué a comprarme tres libros suyos – de cuyos nombres no me acuerdo – y me deshice bastante pronto de ellos. Simplemente no me convenció.
Ahora que escribo esto se me ocurre que mucho de la popularidad de un libro parece ser solo un efecto de una inteligente mercadotecnia.
Es interesante plantearse porqué una obra se hace popular, ya sea a nivel de superventas como de valoración por parte de la crítica. En el primer caso suelen ser razones bastante particulares, por ej. el éxito de «El Código da Vinci» surgió porque la gente entendió que se estaba revelando la verdad sobre la vida de Jesucristo (cuando era una fantasía bastante manida y que ya había aparecido en otros libros con anterioridad).
En el caso de sobrevaloración unánime por parte de la crítica, las razones se me escapan. Pero creo que los críticos también obedecen a modas, y lo que en unos años tiene una crítica positiva unánime, en otros años son obras completamente olvidadas, y al revés.
Estoy de acuerdo q hubo una burbuja Bolaño, sobretodo cuando murió y se publicó el tocho 2666. A lo mejor hay gente q le encontró el puntillo. Yo me quedé en la página 150 pidiendo reanimación cardiopulmonar. Aún así, recuerdo con mucho agrado del mismo autor «La literatura nazi en América».
¿Os gusta algún libro?
Buena pregunta. Un poco de cordura, a estas alturas, se agradece un montón. Gracias R+sa
LOS BUENOS !
A mi me gustan muchos y he nombrado algunos, pero el artículo no va de eso, y el tema que trata el artículo me parece interesante.
Me gusta leer, pero me estoy dando cuenta en este hilo, que todos leemos auténtica bazofia. ¿Será por qué no hay libros buenos? ¿Quizá es que todos los libros son malos expepto algunas partes? Yo he leído:
Hesse: cuando tenía 22 años.
Coelho: cuando tenía 17 años
Murakami: 25 años
Cortázar: 27 años
Kerouac: 23 años
En la actualidad leo ensayos sobre globalización, economía, sociología. Pienso que cada obra tiene su momento, por edad, por experiencias, por compartir lecturas con amigos, por momento de locura o creatividad. Ahora mismo no me leería nada de lo que leí a aquella edad. Pero no por ello pienso que fueron malos, los libros siempre tienen algún momento aburrido pero eso pasa en todos.
Es la novela la que está sobrevalorada, una vez que ha perdido su lugar en favor del cine (cómo pasó con la pintura y la fotografía)
Sorry
«La sombra del viento». Lo más sobrevalorado que he leído, con diferencia.
Rayuela, La campana de cristal o el alquimista son obras de arte ….
Y ya que estamos desahogándonos, aprovecho…
Dunkerke (la película) me parece muy lamentable
Esta parida de artículo está sobrevalorada. Gran éxito del autor
Carlos Mayoral (conocido en su casa a la hora de comer) vs. Lorca, Cela, Tolkien… (escritores de obras sobrevaloradas). Ánimo, chaval!
¿Y Bolaño? Todo Bolaño. Cualquier Bolaño. Especialmente el mamotreto de los números (como diría Umbral, no es cuestión de que me levante a mirarlo…)
…»El lobo estepario», sin duda. Qué truño, por dios.
Es uno de esos libros que o te gusta mucho o no te gusta nada. Yo creo que para que te guste tienes que estar un poco loco. Pero aún así, es curioso que es uno de esos libros que a quienes nos gusta lo releemos una y otra vez, así que aunque puede que no deba ser considerado una obra maestra, está claro que algo tiene.
Para mí es un libro FASCINANTE. Lo leí por primera vez hace 20 años y vuelvo a releerlo constantemente. Me identifiqué totalmente con su personaje, Harry Haller (por suerte ya lo he superado :) El comienzo, con las notas del sobrino de la casera, desde luego es pesado y echa para atrás a mucha gente, creo que Hesse se equivocó con ese principio, conozco a mucha gente que no ha pasado de ahí. Ellos se lo pierden. Como dice en la entrada del Teatro Mágico esto es ‘solo para locos, no para cualquiera’.
Como has podido reeler varias veces esa obra, solo tiene chispas de genialidad en un mar entre un mar de sucesos e impresiones de la vida de un viejo chocho que siente nostalgia por su pasado mediocre y desea matarse, pero no tiene el valor para hacerlo.
La montaña mágica infumable, lo leí entero por puro orgullo, no me gusta dejar libros a medias. Pero sí hay un libro sobrevalorado para mí ese es»La catedral del Mar», de Ildefonso Falcones… historia repetitiva de otro tocho sobrevalorado y ya no hablemos de sus incongruencias y poca calidad narrativa… tengo la impresión de que hoy en día cualquiera puede escribir un libro… con Matilde Asensi y «El último catón» me ocurre lo mismo.Y a pesar de ello han sido libros récords de ventas… no lo entiendo… a mí me regalaron La catedral del Mar y en cuanto he podido me he desecho del «librito» y no quiero ninguno más de este señor.
No se si es el aburrimiento, pero ya quisieran los que critican escribir algo medianamente igual de bueno que lo que se critica.
Ahí, ahí.
La frase «ya que te parece tan mala, escribe tú una novela / compón una canción / dirige una película, a ver si tú lo haces mejor» está en primer lugar en mi lista de frases sobrevaloradas.
Yo soy ingeniero y si hago un puente que se cae tienes todo el derecho a decir que es una chapuza, aunque tú no sepas lo que es un tornillo. Si en un restaurante me sirven bazofia que no hay quien se coma, lo puedo decir aunque yo no sepa freír un huevo frito. Y si una supuesta obra maestra me aburre hasta dejarme dormido con el libro de la mano, puedo criticarlo aunque no sepa juntar dos letras. Otra cosa es que mi opinión sea más o menos respetable, pero una novela se escribe para ser leída, y son los lectores quienes deben criticarla, independientemente de su capacidad para escribir.
En la larga lista de libros para leer que realicé, están todos los mencionados, salvo el de Neruda y el de García Lorca. De aquel, los vericuetos que creaba su palabra poética en mi juventud, todavía me suenan. No puedo decir lo mismo sobre el de mi amado García Lorca. New York no era una ciudad para él. Otra antropología, otra arquitectura. No podría haber hallado jamás por esas calles tumultuosas a un Antonio Torres Heredia que va a Sevilla a ver los toros, yendo al Madison Square a ver el box. Él es la España profunda de los olivares y del verbo enardecido y gentil a la vez, el que abre y cierra el goteo de las emociones. Por el resultado, digamos algo caótico de la discusión, entreveo que el primero para leer tendría que ser el de Cela, después los otros que, lamentablemente, lo haré con prejuicios. Bien. No importa. Agradezco la orientación resultante de tan animada discusión. Esto también es literatura, y de la buena, porque hay una cantidad de personajes (ustedes) que ni siquiera el grande Tolstoj habría imaginado. Una pregunta al margen: A ustedes, ¿no les resulta cacofónico frases como, 1) “lo malo es que cada vez que conocíamos…” o, 2) “María, de la que lo primero que supimos” o, 3) “quiere saber más que lo que le sirven en bandeja…”? A mí me suena como un matraqueo insoportable, pero es mi idioma, el único que me describe y describe el real con cierta similitud. Propongo, para el primer caso; quedvez; para el segundo, delclo, y para el tercero quelcle. Gracias, y a la próxima.
El artículo mezcla best-sellers (todos, por definición sobrevalorados) con clásicos (que si lo son, por algo será), lo cual es una aberración. Debería haber hecho varias listas: «Diez clásicos tan universales como sobrevalorados», «Diez best-sellers tan universales como sobrevalorados», «Diez obras del siglo XX tan universales como sobrevaloradas».
Luego habla, imagino, de traducciones (El guardián entre el centeno, La campana de cristal, Tokio blues), que, visto el nivel catastrófico de la traducción en España, es muy arriesgado.
Y luego escoger «La colmena», «Poeta en Nueva York» o «Veinte poemas de amor y una canción desesperada» como ejemplos de obras sobrevaloradas es jugar a la provocación. Si «La colmena» está sobrevalorada, ¿qué decir entonces, por sólo poner un ejemplo, de la obra de Juan Benet en general y de «Volverás a Región» en particular? Y si esas dos obras maestras que son las obras citadas de Lorca y Neruda (fundamentales además en la historía de la poesía en español) están sobrevaloradas, ¿qué decir entonces de toda la obra de Cernuda o de Pere Gimferrer, por ejemplo?
Lo único que prueba el artículo de Mayoral es que conoce muy mal la literatura.
Yo tengo una trilogía de obras sobrevaloradas: Rayuela de Cortázar, Ulises de Joyce, y The Sound and the Fury de Faulkner. Seguramente muchos querrán ahorcarme por los dos últimos.
Para sobrevalorado «On the road» de Jack Kerouac. Un libro mediocre no muy bien escrito. Una total decepción para mi.
Pero que val’idez tiene tu opinión sobre libros? Quién eres tú para hacer esas valoraciones
¿Se da usted cuenta que ese mismo argumento se puede usar con usted? Algo del estilo: ¿Pero qué validez tiene su opinión sobre la crítica? ¿Quien es usted para hacer esas valoraciones sobre el artículo?
La verdad es que viendo los comentarios yo me preocuparía como periodista del artículo que he escrito. Por un lado, le pedirán más artículos, tanto comentario suponen muchos clics. Por otro, me pensaría tres veces generar este diálogo torticero sobre literatura donde nada se entiende y vas viendo autores guillotinados como Cortázar (me gustan más los cuentos) o B. Casares… sin argumento alguno. Defender cada libro escrito, defenderlo en el acto individual de la lectura, y si se da el contexto poder dar información o reflexiones que amplíen su lectura…
¿Y si hiciéramos la lista de los 10 críticos literarios españoles actuales más sobrevalorados?
Yo comienzo: Mayoral…
La gente habla de libros extranjeros sin precisar en qué lengua los han leído. Sabiendo que una mala traducción puede destruir un gran libro (yo recuerdo algunas de los años setenta, como la de «Opiniones de un payaso» de H.Boll o «El lobo estepario» de Hesse llenas de frases incomprensibles), mejor abstenerse de juzgar libros traducidos, a menos que se conozca el valor del traductor (y hay muy pocos grandes traductores, muchos menos que grandes escritores). Hay también libros intraducibles, como los de Céline o Bloy, por ejemplo, cuyos estilos extraordinarios resultan triviales en español, incluso traducidos correctamente. Proust también en español es banal mientras que en francés es prodigioso.
Estoy muy de acuerdo con el autor. Todo el «best-sellerismo» del siglo, desde Stieg Larson a Harry Potter está bien representado por «Los pilares de la tierra». La cáscara sensiblera por «El alquimista», y todo Cela por «La Colmena».
Kerouac en gran medida era moda, fuera de su contexto y con cierta edad pues no. Tampoco se puede a meter a Coelho en una lista con Lorca, sería como hacer una lista musical y comparar Camela con Cohen. Otro error es confundir gusto y calidad. A mi Cela no me gusta, salvo Pascual Duarte, y de mayor no tenía mucho que contar, lo que no me impide reconocer la calidad de su prosa. Harry Potter me parece una obra que cumple sus objetivos con creces, y su objetivo es iniciar a la chavalería a la lectura, no trata de sentar catedra.
Me sorprende un poco que en la lista no esté Jonathan Franzen. Su libro «Freedom» es realmente malo. Como demasiada literatura actual, es cobarde y deshonesto, escrito de cara a la galería y con muchas ganas de no molestar mientras parece que sí se molesta. Y el final del libro, concretamente, sólo causa vergüenza ajena.
Algo sobrevalorado no significa que sea malo,sino que se valora más d lo que debería. En ese sentido estoy d acuerdo en que el Principito, Poeta en Nueva York, La metamorfosis y sobre todo El guardián entre el centeno tienen una fama desmedida. Son libros que he leído más d 3 veces y no acabo de captar su brillantez.
La colmena de cela si me parece una gran obra,que tiene más mérito al ver la dulzura con la que trata a los perdedores teniendo en cuanta sus ideas políticas.
El hobitt es un buen libro para leer a una determinada edad.
(1) Sobrevalorado es lo que no me gusta, (2) bueno es lo que me gusta, (3) soy tan brillante, culto e ingenioso que mis gustos personales son una realidad objetiva y universal.
Trabájate ese narcisismo, majo: los demás no vamos por el mundo proyectando nuestras preferencias personales como listas universales.
Totalmente de acuerdo. Decir que son «sobrevaloradas» aquí significa «no me gustan y yo estoy en posesión de la verdad». No hay ninguna justificación crítica de sus opiniones negativas.
Por cierto, para ser un buen lector hay que saber escribir, y nuestro crítico, al hablar de Salinger y sus costumbres maritales (!!!!) dice que «se niega en rotundo» (sic). ¡Chúpate esa, literatura !
El libro más sobrevalorado es la Biblia. Primero porque se toma como un libro histórico y solo es literatura. Segundo porque aunque tiene partes literariamente buenas la mayoría son malas o incluso malísimas.
El Quijote
Coincido profundamente en que Paulo Coelho y Murakami son autores sobrevalorados, pero reducir la obra de Salinger a «un par de metáforas bien construidas» me parece un comentario de un lector corto de miras, una visión sumamente simplista que se queda en la superficie de un lago helado. Para empezar, la obra de Salinger es un conjunto único e indivisible, no basta con leer El guardián entre el Centeno, se ha de leer toda su obra al completo para encontrar esa «guía espiritual» de la que hablas. Todas están relacionadas de algún modo y no se completan la una sin las otras: el paso hacia la edad adulta, la soledad, la sensibilidad oculta, la complejidad de las relaciones humanas, la hipocresía, la fe… son algunos de los temas que toca el escritor con su característico ingenio y delicadeza, como rozando un pañuelo de seda con las yemas de los dedos. Es ese estilo profesional de antaño, de los narradores que escribían golpeando las teclas de hierro impregnando el papel con tinta de verdad lo que hace aún más grande a Salinger, y no los autores actuales que dejan sus palabras en el limbo pixelado de twitter y demás redes sociales creyendo que son Dioses de la palabra y esperando el alago de su estúpido séquito de seguidores. Creo que aún te faltan muchos renglones por leer para poder formar parte del aparato crítico de la literatura.
Creo que «elegir» obras «sobrevaloradas» de todas maneras termina siendo un ejercicio muy subjetivo. Por otro lado, considero que, tal como con la música, resulta definitivamente importante el momento y el tempo en que se aprecie cualquier trabajo y que ello puede influenciar en su valoración. Sin embargo hay algunas obras que aquí se muestran que son evidentemente sobrevaloradas, muchas que no están que podrían ser calificadas como sobrevaloradas con mayor sustento y otras sobre las que se puede discrepar.
Y me permito cuestionar el criterio por el que el autor del blog sobrevalora a la novela, ya que en una parte, comentando una obra dice, peyorativamente, que esta parece más bien un cuento que una gran novela. Salvo que haya usado el término «cuento» con el significado que le damos en el Perú cuando calificamos una mentira o un embuste.
Pero es estimulante que se puedan revisar estos conceptos, públicamente. Felicito sinceramente al autor.
Pedro Páramo,para lectores fantásticos la
Totalmente de acuerdo. Sobretodo con Neruda que lo aborrezco.
Muy cierto, William Faulkner, es un escritor sobre valorado, que lo admiren los Norteamericanos.
Me ha encantado, y en general coincido, pero me ha llamado la atención un dato, que creo erróneo: el Silmarillion, la Gran Obra de Tolkien. El dato que yo tengo es que el Silmarillion fue una recopilación de escritos que Tolkien Jr rescató del estudio de su padre, ordenó, le doy una manita de barniz y para la editorial. Y que, por tanto, al no ser una novela propiamente dicha, no debe ser consumida como tal, sino más bien como un libro de consulta, para completar información. O para enriquecer la lectura. Por tanto me chirría esa catalogación de «La Gran obra de Tolkien», que para mi sería indiscutiblemente ESDLA. En cualquier caso coincido en que el Hobbit es un cuentito interesante, divertido, pero para nada es indispensable su lectura para poder leer ESDLA, que es lo que me hicieron creer (mucho antes de las películas).
Si una obra requiere de varias lecturas para captar matices nuevos a cada revisión, es que es buena. Si lo precisa para que lo esencial se comprenda por un lector que no sea filólogo o catedrático de literatura, es que algo falla. La complejidad u originalidad de una novela no es un mérito per se sino viene arropada por otras cualidades. Hendrix no era un guitarrista colosal porque ocasionalmente tocará con los dientes; yo diría que a pesar de ello.
Joder, macho, con el único que has acertado ha sido con Neruda, pero porque tiene mucha competencia de otros poetas. Y de Lorca, pues es más cutre un «verde que te quiero verde, verde, verde, verde, verde» que las pedazo de metáforas que se marca en «Poeta en Nueva York». En cuanto a la gente que pone que Dostoievski o Faulkner son cutres, que se lo hagan mirar. Y poner al Coelho en la misma lista que Cela o un filólogo como Tolkien, que crea un mundo propio y se inventa hasta un idioma para los personajes, es de risa…Hay más poesía en un pasaje de «Santuario», «El guardián entre el centeno» o «La familia de Pascual Duarte» que en mil artículos de blogueros desesperados…