Esta es la historia de una imagen.
La imagen de una mujer pálida y frágil y terrible y hierática.
Junio de 1981. Bobby Sands acaba de morir. Hay disturbios en Brixton. Enoch Powell avisa del peligro de una guerra racial. Hay disturbios en Dalston, Stoke Newington, Clapham y Acton. Las «oscuras fábricas satánicas» de Blake trabajan a pleno rendimiento.
Junio de 1981. Siouxsie & the Banshees publican su cuarto álbum, Juju. Desde su formación en 1976, la banda ha estado dinamitando los preceptos del punk a base de experimentación sonora, pero también introduciendo ideas y conceptos incomprensibles dentro de la escena. Su sonido es discordante, tenso, angustiante, interpretado por músicos autodidactas y completamente enfrentado a la tradición. Varios de sus miembros fundadores son despedidos por sonar demasiado a rock. Sus discos abundan en sonidos extraños: xilófonos, cítaras, címbalos, campanillas y sonidos indescriptibles sintetizados y derramados lánguidamente a través de la muralla de flangers.
Cuando no transmite una tensión nerviosa casi insoportable, su sonido sugiere visiones etéreas y vagamente terroríficas. Su ideal, dice Siouxsie, es que las guitarras suenen como la escena de la ducha de Psicosis. La voz es gélida y suena como si estuviera sufriendo alucinaciones o en estado de hipnosis.
En sus letras, Siouxsie se aparta por completo de la política del punk para adentrarse cada vez más en los rincones oscuros de la psique: la locura y la alucinación, el delirio místico, el martirio, cacerías tribales, extraños rituales nocturnos. Su puesta en escena también es cada vez más ritualista. Siouxsie Sioux ya no es la adolescente desgarbada y frágil de sus inicios, vestida de hombre, con el pelo rapado y maquillaje estilo punk. Se está convirtiendo en otra cosa. Algo para lo que todavía no existe una categoría. Cada vez parece estar menos en este mundo. Cuando canta, parece estar oficiando una liturgia que ella misma no entiende. Canalizando espíritus de otro mundo.
Junio de 1981. Cuando sale al mercado Juju, algo se rompe. Es uno de esos momentos tectónicos, el aleteo de la mariposa que provoca el huracán. Solamente un año y medio más tarde, en el invierno de 1982, los elementos de su revolución ya serán familiares. En el Soho de Londres, la Batcave se habrá abierto como una herida de la que rezuma una oscuridad distinta.
Porque de la oscuridad del post-punk, de la violencia contenida de Wire o The Fall, de la adusta distensión depresiva de Joy Division, en 1982 ya habrá emergido la oscuridad del gótico. Y los primeros góticos ya se habrán refugiado en un mundo completamente distinto: un mundo de ritual y ceremonia, de magia y de misterio. Los conflictos políticos, la debacle de la nación, el jubileo de la reina: todo ya habrá dejado de importar, puesto que la escena gótica rechazará toda la modernidad en bloque. Igual que el movimiento gótico en literatura de un siglo antes, el rock gótico será antimoderno. Y si el gótico literario fue interpretado —en términos freudianos— como un regreso de lo reprimido por la sociedad cientificista del xix, el rock gótico que nacerá en 1982 hará exactamente lo mismo. Reivindicará el material reprimido por el inconsciente colectivo de la sociedad que lo ha gestado: la muerte y la magia. Las regiones oscuras del alma.
En 1982, legiones de jóvenes ya habrán empezado a ponerse la indumentaria gótica por las ciudades de Inglaterra, al principio casi improvisada: maquillaje mortuorio, vestuarios negros, crespones, pelo teñido de negro y cardado, camisas de chorreras, joyas religiosas, mágicas o macabras (pentáculos, rosarios, cruces ansadas, calaveras), ropa de cuero, collares de perro, parafernalia sadomasoquista, mezclada con elementos indumentarios victorianos.
Pero eso será en el invierno de 1982.
En 1981 lo único que hay todavía es Juju, el cuarto álbum de Siouxsie and the Banshees.
A finales de mayo se publica el primer single del álbum, «Spellbound», que viene acompañado de un videoclip promocional dirigido por Clive Richardson. Los dos vídeos promocionales del año anterior, «Happy House» y «Christine», ambos singles de su álbum Kaleidoscope (1980) mostraban a Siouxsie caracterizada de payaso triste, su cara convertida en una máscara trágica mientras caminaba dando vueltas a habitaciones imaginarias, con ropa de colores vivos, desvalidamente extraviada, rodeando con su gestualidad de niña a la banda hierática. Sus escasas miradas a cámara son sorprendentemente tímidas y fugaces, imposibles de relacionar con el vigor y el magnetismo escénico de la cantante.
Los célebres planos del vídeo de «Happy House» que la muestran caminando con las manos apoyadas en la pared o asomándose por la ventana son imágenes de una criatura encerrada, anhelando escapar al Otro Lado de algo.
El siguiente vídeo promocional de la banda, «Israel», publicado a principios de 1981, la muestra todavía más ensimismada, en un escenario a oscuras, agitando desganadamente una pandereta mientras recita con aire mecánico las estrofas del tema, un extraño e hipnótico himno sobre el poder mágico del cántico, donde huérfanos perdidos en la nieve entonan sortilegios para deshacer el hielo y convertir sangre en vino. Y con los fragmentos rotos de su legado, canta Siouxsie, esos seres extraviados componen escenas de viejos sueños olvidados de reyes y príncipes. El estribillo invoca melancólicamente el nombre de Israel una y otra vez mientras ella se pregunta si nacerá por fin su ansiado mesías. («In Israel / Will they Sing Happy Noel»).
Ya no hay nada remotamente punk, ni apenas post-punk, en «Israel». Ya no queda nada de las diatribas de John Lydon contra el amor y la felicidad, del socialismo de The Clash, del libertarismo raggamuffin de P.I.L., de la obsesión de Joy Division por J. G. Ballard y la deshumanización ni de los chistes macabros sobre sangre y sexo de Throbbing Gristle.
O tal vez sí. Tal vez sea todo lo mismo, pero contemplado desde ese Otro Lado al que Siouxsie parece estar intentando fugarse una y otra vez.
En «Israel», en todo caso, no hay desencanto. No hay «oscuras fábricas satánicas». Lo que hay es fe. Atavismo y encanto.
El vídeo de «Spellbound» se inicia con una secuencia de imágenes oníricas. La canción es una historia de paranoia y visiones: una voz llama entre los barrotes de la cuna, una risa retumba al otro lado de las paredes. El resultado es el mismo: perdemos el control de nuestra voluntad y nuestros actos («estamos en trance / hechizados»), siguiendo los pasos de baile de una muñeca de trapo. Todo es una ilusión, canta Siouxsie, pero una ilusión de la que no se puede salir: no hay diferencia entre la ilusión y la realidad: el hechizo es la única realidad. «Y no te olvides / cuando tus mayores se olviden / de decir sus oraciones», canta Siouxsie en el momento más perturbador de la canción.
El vídeo arranca con la imagen de Siouxsie gateando y fundiéndose con un gato negro, el animal familiar por excelencia de la brujería. De ahí pasa a un grupo de figuras, los miembros de la banda, corriendo a través de un bosque, el lugar de lo ignoto, de la ausencia de racionalidad. Enseguida es obvio que su carrera obedece a una persecución: corren entre los árboles echando vistazos nerviosos por encima del hombro hacia su perseguidor. Cuando por fin cae la noche en el bosque, y cuando más exhaustos parecen los corredores, se materializa por fin un perseguidor: una criatura envuelta en telas rojas, con la cabeza de un dragón ceremonial chino.
Por medio de la persecución, el vídeo representa el tema de la maldición y de la amenaza, imposibles de sacudirse de encima, con la sencillez alegórica de una obra de teatro kabuki. La cabeza de dragón de cartón piedra reafirma la imaginería del álbum, dedicado tanto a los sueños y las imágenes del inconsciente como a su reactivación por medio de rituales y máscaras. Pero no es esta representación lo más fascinante del vídeo, sino las imágenes que se alternan con ella y que muestran a Siouxsie Sioux interpretando el tema.
El concepto es perfectamente convencional dentro del videoclip musical: Siouxsie baila y canta. Lo fabuloso es cómo lo hace. Mientras la cámara gira lentamente a su alrededor, ella permanece literalmente en trance, mirando al frente, articulando las palabras mecánicamente. Al mismo tiempo, mueve las manos trazando una serie de gestos misteriosos, más sutiles al principio y más enérgicos a medida que avanza la canción, hasta convertirse en verdaderos sortilegios, sigilos mágicos, indiferente a la cámara, con su maquillaje egipcio, su melena cardada y su extraña indumentaria en tonos amarillos y negros, sin apartar ni una sola vez la vista del frente, imposiblemente hermosa, recitando, ensimismada, en su mundo, en Otro Mundo.
No creo que la música popular en su historia entera haya generado muchas imágenes tan hipnóticas como el baile de Siouxsie Sioux en el vídeo de «Spellbound». Si se lo compara con otro vídeo tan legendario como el de «Wuthering Heights» de Kate Bush, los parecidos son tan espectaculares como las diferencias. Bush también ejecuta una danza de su propia invención, y también en el bosque, pero sus movimientos son familiares, igual que su estrategia. Sin dejar de mirar a cámara, se esfuerza por seducirla con un estilo abiertamente sexual, poniendo en juego su feminidad y su fragilidad embriagadoras. Las imágenes son perfectamente comprensibles desde una óptica del rock de los setenta. Todavía se entiende dentro de la misma secuencia que Grace Slick, Karen Carpenter y Patti Smith.
Siouxsie Sioux ya no pertenece a esa secuencia. En su caso, el corte seco del punk ha funcionado a la perfección. De hecho, su expresión hipnotizada de Cesare de El gabinete del doctor Caligari pertenece a una tradición posterior, que todavía no existe en 1981: la tradición que un año más tarde se llamará rock gótico, igual que su gestualidad. De hecho, sus encantamientos con las manos se convertirán en una señal clásica del ritual musical del rock gótico, replicados hasta el infinito por sus oyentes/adoradores. De hecho, cualquiera que sepa algo del mundo antiguo, reconocerá sin problemas esa expresión y esa gestualidad. El hecho de que no pertenezcan a la tradición del rock no quiere decir que sean nuevas, ni mucho menos. El trance del que habla la canción es el trance de la sacerdotisa. Su actitud no puede ser más teatral, pero pertenece a una modalidad primitiva del teatro, cuando se fundía con la música y el éxtasis colectivo.
En el vídeo de «Spellbound», Siouxsie está recreando el drama sagrado.
Todo el que haya asistido a conciertos de rock gótico sabe que se trata de una experiencia distinta al concierto de rock convencional. El famoso componente cuasi-religioso del concierto gótico funciona en ambas direcciones: por un lado, los espectadores actúan como acólitos de una ceremonia sagrada, con vestimentas que replican las de sus ídolos, tatuajes esotéricos, expresiones de trance, los ojos a menudo cerrados mientras trazan encantamientos con las manos o levantan los brazos como si veneraran a algún dios sumerio o lovecraftiano. Por otro lado, los músicos actúan con idéntica teatralidad, vestidos con atuendos radicalmente alejados de la vida cotidiana y del mundo moderno, sin dirigirse al público ni mirarlo, como separados por una barrera mágica, en Otro Mundo.
Casi todos los grupos góticos promovieron la idea de la sala de conciertos como iglesia, llegando en algunos casos (The Mission, Fields of the Nephilim) a decorar sus escenarios y telones de fondo con simbología esotérica, sigilos o incluso elementos decorativos de la arquitectura gótica o de altares de iglesia. Muchos de ellos también aprovecharon el fanatismo y la actitud de veneración de sus grupos de fans y «se apropiaron» simbólicamente de ellos mediante el recurso de ponerles un nombre tribal («eskimos», «gatherers») y constituirlos en secta oficial.
El elemento grotesco que tiene este tipo de performance para una mirada ajena a la escena gótica tiene que ver con ese particular pacto que se establece entre el músico gótico y su audiencia: que en lugar de un concierto de rock se está celebrando una ceremonia pagana. A su vez, esto recuerda y olvida el hecho de que el concierto de rock siempre ha sido una modalidad de ceremonia pagana, que en su versión gótica se limita a hacer explícita esta naturaleza.
En sus momentos más espectaculares, el drama escénico del rock gótico tiene este elemento casi neuróticamente enfático: los conciertos de los inicios de Virgin Prunes, por ejemplo, con Gavin Friday y Guggi saliendo a los escenarios disfrazados de cadáveres o de pacientes de manicomio, manipulando muñecas macabras, candelabros y toda clase de parafernalia. O bien los conciertos de Bauhaus con Peter Murphy y sus músicos maquillados como vampiros. Una de las fuentes explícitas de su representación es la tradición del relato gótico y de horror, desde sus inicios a finales del siglo xviii, los relatos de vampiros y muertos vivientes, pasando por Machen y Lovecraft, hasta las teatrales y antirrealistas producciones de serie B de la británica Hammer Films.
Si la muerte es uno de los polos de la representación de lo reprimido que esgrime el rock gótico, el otro es la magia y la tradición oculta. El anticristianismo de muchas de las bandas góticas, su espíritu de confrontación o simplemente su búsqueda de una tradición radicalmente distinta a la cultura imperante hicieron que el ceremonial escénico derivara hacia el ocultismo. Muchos de los músicos góticos trascendieron el simple interés estético por la filosofía oculta y se adentraron en su estudio y en su práctica. Ya en 1981 Lisa Kirby de Blood & Roses iniciaba sus conciertos con lecturas de Aleister Crowley. Bandas como Killing Joke estaban integradas casi en su totalidad por integrantes de sociedades ocultas. La glosolalia de Lisa Gerrard está explícitamente arraigada en la magia y la religión primitivas y en el éxtasis eleusiano, mientras que a partir de los noventa prácticamente todo el mundo implicado en la escena gótica, a medida que esta perdía popularidad, acabaría también más o menos implicado en la Wicca.
Una década más tarde, Carl McCoy de Fields of the Nephilim llevaría el canon del rock gótico a su sublimación, y también a su conclusión lógica, fusionando en sus letras y en su imaginería visual estas dos tradiciones centrales: el lovecraftianismo y la tradición oculta de Crowley y Spare. Con esta síntesis, McCoy, que posiblemente sea hoy en día el último miembro en activo de la escena gótica original de los ochenta fiel a sus preceptos, marcaría paradójicamente también la esclerotización del rock gótico. Su fetichización. Su transformación en nostalgia, en repetición pura, en pase de modelos esotéricos por el circuito de festivales especializados.
Pero regresemos a junio de 1981, antes de que existiera el concepto de rock gótico. Dos meses después de que se publicara el vídeo promocional de «Spellbound», llegó a las pantallas el todavía más alucinógeno vídeo del segundo single de Juju, «Arabian Knights». El tema es una historia de misterio sobre mujeres desaparecidas e insinuaciones de rituales de sangre («Velados tras mamparas / guardados como tus máquinas de bebés / mientras conquistas más orificios / de niños, cabras y cosas / arrancadas de ojos de oveja / sin tenedores ni cuchillos»). Su mensaje se vuelve más explícito en el seno del álbum, cuyos cortes centrales hablan de sacrificios en festividades paganas («Halloween»), sacrificios humanos («Night shift», «Cut Head») y brujería («Voodoo Dolly»).
El vídeo alterna dos escenarios: un templo gótico en el que los miembros de la banda están enzarzados en un combate de espadas completamente antirrealista, una pantomima que llama la atención hacia su propia estilización. Las imágenes se alternan con planos de Siouxsie en el desierto, ataviada con una exótica túnica púrpura oriental, un pañuelo dorado atado en la cabeza y un sombrero de bruja de terciopelo con velos oscuros. Con su atmósfera de civilizaciones antiguas, espada y brujería, la autotransformación de Siouxsie en icono de veneración ya se ha consumado. De pie en su alfombra voladora, es la bruja pagana por antonomasia, la representación hierática de la sacerdotisa de lo oculto, a medio camino entre Dion Fortune, el cine mudo expresionista y los tebeos del Doctor Extraño.
Sin embargo, es en las partes del vídeo en las que Siouxsie aparece cantando en primer plano cuando chocan las placas tectónicas. Pálida y absurdamente frágil, como una diva melancólica del cine mudo, todo maquillaje egipcio, ojos, labios crueles, turbante y melena teñida de azabache, Siouxsie está en las antípodas del feísmo del punk. En las antípodas de su escupitajo a la belleza, del maquillaje de gato, el estilo skinhead y las medias rotas de las punks de Jubileo de Derek Jarman o del Contingente de Bromley, de donde ella misma salió. De hecho, su imagen es tan radiante que casi no se puede soportar. Su belleza es dolorosa. Cuando sus ojos azul pálido por fin se clavan en la cámara, después de años de evitarla, casi obligan a apartar la vista. No hay nada familiar en ellos, nada que no sea atávico ni absolutamente inalcanzable. Es la mirada del fondo de la caverna de Delfos.
La imagen de la Siouxsie-bruja de 1981, girando con sus sigilos en el vídeo de «Spellbound» o sentada en su alfombra mágica en el de «Arabian Knights», es uno de esos puntos ciegos de la representación. Una imagen mágica, numinosa. En los años siguientes, su estilo sería imitado hasta la saciedad. El mundo del rock y del cine se llenaría de sus clones. Las ciudades del mundo entero se llenarían de mujeres vestidas de negro con pulseras sumerias, cruces ansadas, palidez mortuoria, estrellas de David y maquillaje egipcio.
Si Siouxsie se convirtió en una diosa, en el patrón mismo del culto cuasirreligioso de la escena gótica internacional, y sobre todo en un modelo a imitar por millones de mujeres, fue porque su belleza era lo contrario que la belleza de las actrices, supuestamente los grandes iconos de la belleza femenina de nuestra era. La belleza de las actrices es la belleza pasiva y dócil de los objetos, de las muñecas. La belleza de Siouxsie en 1981 era el resultado de una transformación mágica de sí misma. Una vindicación y un apropiamiento mayestático de la belleza femenina, usualmente en manos de los hombres. Siouxsie Sioux inventó una nueva imagen —y en gran medida una nueva identidad— femenina, que no era en absoluto la de la estrella femenina del rock ni tampoco la de la punk iracunda que se rapa la cabeza para no ser bonita ni un objeto de la mirada masculina. Su poder de fascinación fue imitado con ansia por mujeres adolescentes y jóvenes de todo el mundo que no querían tener el estúpido look de muñeca complaciente de Debbie Harry. En 1981, Siouxsie se envolvió en telas exóticas y símbolos místicos para afirmar a la mujer atávica y sagrada del paganismo, a la «manifestación de Isis en la Tierra» de la que hablaba Dion Fortune, delicada y terrible, llena de historias oscuras y fabulosas, conectada con Otro Mundo.
De forma previsible, la historia del rock ha ocultado en gran medida la prominencia durante su década más oscura de Siouxsie Sioux. En su lugar ha canonizado a otros músicos con menos talento e indudablemente con menos carisma (Robert Smith, Ian Curtis). De haber sido un hombre, nadie le podría haber arrebatado esa primacía a Siouxsie. Su gesto, su operación mágica, sin embargo, eran demasiado peligrosos. Amenazaban, entre otras cosas, la estructura de poder entre los géneros que siempre ha promovido el rock.
Esta es la historia de una imagen. La imagen de una mujer pálida y frágil y terrible y hierática. Siouxsie acabaría perdiendo sus poderes. Se convertiría en una mera sombra de su talento, en una parodia de sí misma, como todo el movimiento gótico. Aplastada por las ruedas del rock, convertida en una diva más.
Sin embargo, en junio de 1981 le bastó una sola mirada a cámara para deshacerlo todo.
Voy a soltar una maldad, sin ella no hubiera existido Ana Curra…
Otra cosa que agradecerle…
¿quien es?
Enhorabuena Javier por tu artículo, lo he disfrutado mucho y me ha traído grandes recuerdos. Un saludo
Mira que llamar a Robert smith e Ian curtis personas sin talento o carisma y señalar a debbie harry de ser una muñeca complasiente y estupida, mientras que a siouxie le atribuyas una imagen que no se puede soportar y tener una belleza que duele… Pues no se pero creo que dejaste que tu lado fan te ganara y eso le resto rigor y calidad a tu artículo,tal vez si para la otra dejarás de lado tu pasión por el artista y lo pudieras abordar de un modo más ecuánime ganarías puntos… Para mi sioxie al igual que diamanda galas y otras artistas del estilo exageran en sus aspiraciones y se toman muy en serio tanto que caen en el giñol y la falsa pose,creo que en un inicio se quisieron hacer un hueco en la música y esa fue su marca distintiva pero al final esa pose los acabo devorando al grado que ahora son anacronicos, no imagino a alguien viviendo asi su día a día… Espera si a sean penn en la peli en la que hiba de robert smith.
estoy de acuerdo,y hablo como fan numero 1 de Siouxsie desde el 1976-excelente el articulo y «destruido» por los insultos-si son-a Debbie Harry,Robert Smith y a Ian Curtis
Totalmente de acuerdo. Menospreciar de see modo a Robert Smith, o tildar de munequita complaciente a la gran Debbie Harry echa por Tierra este articulo enteramente.
Siouxsie grande, no, grandísima ¿Por qué compararla con Smith, Curtis o cualquier otro? Quiero destacar las guitarras -que en este artículo parece que la música es lo de menos- de Siouxsie & the Banshees: la (excelente) de John McGeoch y también la de… sí, Robert Smith.
Excelente artículo. Para mi, la mejor época de la música pop. Es una pena que se haya perdido todo y que nada de eso interese a los jóvenes.
https://joydivisionandme.blogspot.com.es/
Aquí lo llamábamos rock siniestro, rock gótico hace cuatro días que lo llaman así. Pequeños castores.
Bueno… rock gótico no, pero música gótica lo escuché yo en la presentación que hicieron del single «Midnight Summer Dream» de Stranglers en el programa de Catalunya Ràdio «Plàstics dràstics» que de vez en cuando nos traía algo decente. Creo que hablamos de 1983. ;-)
O 1982, no recuerdo exactamente el año de edición del álbum pero por ahí andaba…
Buen artículo, ojalá algunos se animen a escuchar este trabajo que, cosas de la vida, posee la participación en guitarras de-oh no, señor periodista- Robert Smith.
Me equivoqué en lo escrito anteriormente, dos años después sería tal hecho. Lo siento señor periodista.
Raro que no se mencione a Adam Ant con el que empezó a dar conciertos a finales de los setenta.
Perdón… Robert Smith músico con menos talento y carisma?? No doy crédito. El comentario para mí echa por tierra este artículo. Robert Smith impulso a los Banshees y a Siouxie, fue guitarrista de la banda en los discos más relevantes, el articulo ni lo menciona. En fin. Ver para creer.
Y no nos olvidemos de la colaboración con Steve Severin en Blue Sunshine!
Qué discazo ese primer álbum de The Glove!!!! Temas como «Looking-glass girl» aún me erizan el vello de todo el cuerpo. :-)
Que Robert Smith impulsó a los Banshees?? Será al revés. él se crió a los pechos de los Banshees, él se creó a sí mismo como la versión masculina de siouxsie a nivel estético, él NO grabó los discos mejores de los banshees ni los más emblemáticos, grabó los peores: Join Hands y Hyena y no fue más que un guitarrista suplente de los conciertos, la gloría de The Cure llegó después de Hyena y de la época baja de los Banshees. Y el autor del artículo sólo da su opinión, que Siouxsie le parecía mejor y con más talento y que la fama mundial se la llevó Robert Smith cuando The Cure no inventaron para nada el gotiqueo. Son bastante más pop de lo que fueron nunca los Banshees, cuya música era tirando a difícil.
Pedro no tiene mucha cultura musical. Robert Smith ha dicho muchas veces que él fue influenciado por la música de Siouxsie. Un ejemplo, entre otros, dijo Smith que el lado ecléctica de su álbum de la cabeza en la puerta (1985) que se inspiró en el álbum Kaleidoscope (1980) con una gran cantidad de diferentes estilos y colores diferentes en el mismo. En este vídeo, se selecciona el álbum Kaleidoscope Siouxsie en sus 5 discos favoritos con baja Bowie.
https://www.youtube.com/watch?v=-qOiXal5ow0&t=811s
La próxima vez que Pedro, le dice antes de hablar
La nota venía fantástica hasta el final, Robert Smith con menos talento??? Ian Curtis tal vez no vivió lo suficiente pero ROBERT SMITH?????????
De puristas anda el mundo lleno, querido Javier.
Excelente artículo, pero coincido con otros comentarios que te ciega su admiración al menospreciar a Curtis y a Smith. A cada uno lo suyo.
Adoro a Siuoxsie, a su banda, y a toda la música «rock siniestro» (así lo conocíamos como bien indica Jordi en su comentario), que disfrutamos en los maravillosos ’80.
Sigo repasando sus temas, ese concierto en el Albert Hall de Londres con la guitarra de Robert Smith no tiene precio, Pero no con nostalgia, si no con la alegría de haber vivido y disfrutado, siendo actor y espectador de una época memorable para el mundo de la música que, a muchos, nos agrandó las orejas y las entendederas musicales, para seguir apreciando temas y bandas alejadas de los circuitos más comerciales.
Actuaron en Spiral, bajo una carpa de circo en una noche, a la luna de Valencia, donde tenía nuestros corazones entregados, más que en otros rincones de España.
La verdad es que me maravilla la capacidad de algunas personas para llenar páginas con elucubraciones metafísicas.
En el caso de Siouxsie su forma de bailar y cantar obedece al afán de distinguirse y crear estilo propio dentro del panorama británico postpunk.
No es mas ni menos que un intento de salir del mainstream en que se habia convertido el punk combativo en el inicio del tatcherismo.
Ella lo hizo a través de una estética determinada, que como todas las estéticas subyacentes al rock o pop consiste básicamente en lograr ser más original que los demás.
Así pues las interpretaciones e inferencias sobre los videoclips son divertidas, pero probablemente el autor se ha extralimitado en buscar tanta simbologia y relaciones con magia, submundos telúricos y demás parafernalia.
Si algo persiste en el mundo de la música es la parafernalia que acompaña a cualquier grupo.
Aunque The Sisters of Mercy no eran puramente góticos tienen algunas canciones, como Burn o Fix que son una delicia.
Exceptuando las críticas a Smith , Curtis y Harry, la nota es excelente. Es cierto que se ningunea a Siouxsie y se oculta que el primer álbum de los banshees es anterior a Joy Division; pero creo que Smith, Curtis y Harry tambien son grandes personalidades de la música con mucho talento.
Robert Smith e Ian Curtis con menos carisma…ufff…eso es mucho aventurar. También echo de menos la omisión de The Glove en tan extenso artículo(mitad Banshees mitad the cure) o al papel de Smith como guitarrista con Siouxsie…pero interesante artículo, no obstante. Se agradece mucho por ejemplo la mención a Fields, un grupo tantas veces olvidado y magnífico.
Bueno, Pedro, tampoco es para tanto lo que hizo Smith por los Banshees, más bien fue al revés, y solo grabó un disco, el Hyena, creo que del 83 (sin contar el Nocturne en directo donde sí tocaba).
Lo que sí me hace gracia es eso de que en el 81 no había nada; parece que el autor no ha escuchado ni Seventeen Seconds ni, sobre todo, Faith de The Cure, que casualmente es de abril del 81 mientras que Juju es de junio del 81.
Me encanta Siouxsie y creo que es una figura importantísima en el post punk y en la música siniestra (de hecho, tras la gira del 79 donde Robert Smith tocó la guitarra con los Banshees y se le ofreció un puesto que rechazó, Smith cambió su estilo musical y personal muy influenciado por la actitud musical que había en el grupo) pero como dice Sibaritadeoriente creo que le ha vencido el lado fan.
Lo que no creo es que Siouxsie se tomara muy en serio; viendo los vídeos me da la sensación que se lo tomaban todo a coña; una actitud muy punk, por otro lado.
Robert Smith fue el guitarrista de Siouxsie en dos etapas: Una anterior a 1981 (hacia el 77-78; en Wikipedia se encontrará seguramente la fecha exacta) y otra después —ya con The Cure consolidada— para sacar adelante una gira tras la salida —ajetreada— del anterior guitarrista. Lo hizo por la admiración que sentía por su música y por su amistad con Steve Severin.
La primera como apuntaba antes fue durante el 79-80, una gira que compartieron juntos y Robert cubrió el tránsito entre John McKay y John McGeoch (¿porqué todos los guitarristas de los Banshees se llaman John?) e incluso se le ofreció a Smith entrar en la banda, pero se quedó con The Cure y redirigió su sonido hacia otros territorios muy influenciado por ese periodo en el que estuvo con The Banshees.
En la segunda R.S. ya formó parte de la banda (genial el videoclip de Dear Prudence) al encontrarse The Cure en un «momento extraño» de su carrera tras la salida de Gallup en el 82 y al abrir su sonido en parte a la electrónica (obligado por se un dúo), pero es que en esa época Smith anda buscando algo ya que formó The Glove, estuvo en Banshees y nunca dejó The Cure, años prolíficos.
Pero sí, un poco de Wikipedia ayuda mucho.
Pedro, Siouxsie And The Banshees registraron un título electrónico roca en 1980, que era un tubo de radio. «Red Light». Pasaron tres años antes de la caminata. Robert Smith no ha iniciado los Banshees a la electrónica.
https://www.youtube.com/watch?v=r9AfAB9Dqv8
Pedro, Siouxsie And The Banshees registraron un título electrónico roca en 1980, que era un tubo de radio. «Red Light». Pasaron tres años antes de la caminata. Robert Smith no ha iniciado los Banshees a la electrónica. ventiladores de Cure son a menudo sin educación.
https://www.youtube.com/watch?v=r9AfAB9Dqv8
Red Light de Siouxsie (1980) fue 3 años antes de The Walk de The Cure (1983), ignorante!
Erasercut, when the river sounds something takes and I do not think anyone understood a pepper of what you say.
(Yes, I have used google translate, just as you)
«Electrónico roca» means «boulder electronic»… And «ventilador» means «ventilator», not «fan».
Buen articulo. Pero falta la famosa anécdota de la lavadora del libro de John Lydon «No Blacks, No Irish, No Dogs», que muestra a Siouxsie menos «diva esotérica» y más como cualquier hija de vecino.
Buen artículo hasta llegar a donde se menosprecia a Robert Smith e Ian Curtis que han sido igual o más importantes que Siouxsie ( la cual me gusta muchísimo). Sigo sin entender la razón por la que para ensalzar a alguien hace falta menospreciar a otros artistas ( que en mi opinión son superiores).
pues porque según en la opinión del autor del artículo, la superior es ella, tan simple como eso, sólo es SU opinión
He leído con atención esta maravilla de artículo, en el que no faltan referencias importantes y poco usuales acerca de la cultura gótica, el rock gótico y algunas de sus bandas representativas, panorama musical underground de los primeros 80, brillantes comentarios acerca de Siouxsie Sioux y su trayectoria. Sin embargo, discrepo completamente de la opinión del autor al referirse a personajes tan emblemáticos como RS o IC. Si nuestra amiga Susan no ha tenido su merecido lugar en la historia, simplemente basado en su género, me parece también discutible. En todo caso, creo que no podemos olvidar el hecho de que la banda de Siouxsie jamás logró un rotundo éxito comercial. Y quizá tampoco lo buscaba, sobre todo en su primera época. Siouxsie and the banshees me parece un grupo mucho más interesante que otros de su época. Y de pronto más interesada en la exploración y en la experimentación, que en llegar al número 1 de las listas de éxitos. Allí podría estar la respuesta. Una cosa más: a nivel musical, the creatures me parece incluso superior a los banshees :)
Otro gran álbum. Gracias por mencionarlo porque en mi modesta opinión lo merece. Se adentra aún más en sonidos tribales y rituales. Personalmente, me encanta.
Siouxsie de lo mejor , sin olvidar a los Banshees
Genial articulo!!! Tu descripción de los videoclips de Siouxsie me ha hecho recordar las horas y horas que pasaba de adolescente con mis amigos adelantando y rebobinando los VHS que tenia grabados con esos videos, mis favoritos siempre fueron «Spellbound» y «Candyman», disfrutando con su música, y fijándonos en todos los detalles de sus peinados, maquillajes y posturas.
Mil gracias!!!!
¿Enfrentado a la tradición? Nadie puede negar que Siouxsie fueron un soplo de aire (oscuro) fresco y figura fundamental, pero está claro que siguen «tradiciones», la raíz de esos sonidos distorsionados está en la Velvet y en gente como los Deviants; el lado oscuro fue explorado por Nico y Peter Hammill, con y sin, VDGG, que ya estaban haciendo cosas casi góticas años antes; por último no podemos olvidar el krautrock, Spellbound lleva un pedazo de ritmo motorik que indica lo mucho que les gustaba gente como NEU! o Faust. De hecho ella suele citar a la Velvet y a CAN cómo máximas influencias. No confundamos la hagiografía con la historia.
Buen artículo, pero menospreciar a Robert Smith y Ian Curtis lo considero un error garrafal. Quizás Siouxie merezca más fama y reconocimiento internacionales pero esos dos señores hicieron grandes joyas.
totalmente de acuerdo,y lo mas llamativo es la falta de respuesta del autor
Gótico,nada-es pop music pura y dura y de una calidad suprema.
Ni Budgie ni Severin se visten como goths
«De forma previsible, la historia del rock ha ocultado en gran medida la prominencia durante su década más oscura de Siouxsie Sioux. En su lugar ha canonizado a otros músicos con menos talento e indudablemente con menos carisma (Robert Smith, Ian Curtis).» O sea, estoy re de acuerdo, alguien tenia que decirlo de una vez… tenes toda la razon del mundo, quitando la critica a Robert e Ian… porque todos tenemos perspectivas diferentes y nuestros corazoncitos de fans nos hacen ser impulsivos y entraríamos en una discusión sin fin jaja, pero NADIE puede negar que ella justamente se merece esa «canonización» que goza hoy en dia Robert Smith por ejemplo, porque no es mas que ella, no digo que sea menos talentoso o carismático pero porque la diferencia no??? es para pensar, obviamente, siempre tuve el pensamiento de que toda esa relación amor/odio que ella y sus compañeros tuvieron con la prensa , las compañías discográficas, los medios en general bah, desde que comenzaron, le pasaron factura finalmente…no digamos que ella es mas talentosa o con mas carisma y presencia escénica que cualquiera (aunque puede que sea cierto, que fue una reina en el escenario, lo fue, hipnótica y espontanea, y eso es difícil de superar, no hay dos Siouxsie) pero si digamos que alguien se olvido en algún tiempo hasta hoy, de empoderarla como se merece, la misma gente que endiosa a algunos, entierra a otros, y creo que toda la rebelión que Sioux encarno abiertamente con la industria misma, esa que la llevo a abrir su propio sello alguna vez para no terminar asqueada con todo, fue la misma encargada de no darle los laureles que debe tener… al final de cuentas, yo siempre leo entrevistas y cosas de los 80’s 90’s y creo que ella sabia esto… al menos puede estar orgullosa, de que siempre hizo lo que quiso y no vendió su alma de artista nunca. No tranzo nunca.
Con Siouxsie and The Banshees siempre se hablaba de Los mismos álbumes (Juju, Hyaena), y tendemos siempre a obviar un disco maravilloso como es “Tinderbox”
La última frase del artículo: «Sin embargo, en junio de 1981 le bastó una sola mirada a cámara para deshacerlo todo».
¿Qué pasó en 1981? ¿Qué se deshizo?
Hola:
Estaba buscando información sobre ella porque apenas la conocí. El artículo es magistral y me ha empujado a escuchar con detenimiento, todo.
Muchas gracias.
El artículo es excelente, pero denostar a Ian Curtis y a Robert Smith tratándose de dos músicos influyentes en la música popular de los últimos cuarenta años? Y tratar de muñeca complaciente a Debbie Harry que se enfrentó al machismo de la industria musical antes inclusive que la misma Siouxsie?
Que Siouxsie es genial y marcó un quiebre es cierto, pero discrepo absolutamente con los comentarios sobre Curtis, Smith y Harry.
Con Joy Division empezó el post punk, sin ellos nada hubiera terminado sonando como sonó, solo decir eso.
Bueno no solo lo de arriba, tengo que volver a comentar por que me dió por mirar el video de Spellbound, y tengo algunas diferencias con lo expresado en la nota, alguna vez ya lo habría visto por que me gustan mucho Siouxsie & the Banshees, y también The Creatures, e incluso el disco solista Mantaray me parece muy bueno, ahora… o yo tengo la misma sensibilidad que un chorizo (que tal vez) o el autor se ha fumado un caño de los buenos.
La indiferencia a la cámara se termina en el segundo 45 dónde la mira directamente en uno de sus giros, por otro lado esos «sortilegios, sigilos mágicos» en la primera parte con los codos pegados al cuerpo parecen una versión estilizada y lenta de los movimientos de brazos de cierto malogrado joven epiléptico de Manchester, sin contar con que los planos hacia arriba en el video mostrando las ramas de los arboles contrastando con el cielo recuerdan algunas tomas del video de 1980 de una bandita de Crowley.
A partir de 2.54 ella literalmente está revoleando un lazo como si estuviera en un rodeo yanqui.
Está muy bien el artículo, y creo igual que el autor que Siouxsie aportó mucho en la definición de una estética, pero no creo que esté denostada, ya que siempre y sistemáticamente se nombra su influencia tanto estética como musical en cuanto libro o artículo existe que trate del tema y el período.
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