Fotografía: Begoña Rivas
Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) ejerció como coordinador federal de Izquierda Unida —partido al que pertenece desde su fundación— entre 2000 y 2008. Desde entonces ha adquirido un papel crítico dentro de la formación. Portavoz de Izquierda Abierta y médico de profesión fue el primero dentro de IU en desconfiar de la eficacia de la coalición con Unidos Podemos. Llamazares abandonó su escaño en el Congreso en 2015 para ser el candidato de Izquierda Unida a la presidencia de Asturias. Ahora advierte de que si se repite esa alianza electoral con Podemos él no concurrirá a los próximos comicios bajo las siglas de IU. El diputado asturiano impulsa junto al exmagistrado Baltasar Garzón la plataforma Actúa. Una iniciativa que no descartan transformar en partido político. Pero de momento, es otro Garzón el compañero de Llamazares.
¿Habla con Alberto Garzón?
No tengo la oportunidad de de hablar mucho con él. La relación con él es puramente formal y tiene que ver con las reuniones de los órganos de dirección a los cuales últimamente no acudo con frecuencia porque tengo la impresión de que no nos escuchamos.
¿Cuándo fue la última vez que habló con él?
Hace meses que no tenemos una conversación. Creo que fue con motivo de su visita a Asturias en uno de los actos públicos más recientes, pero no recuerdo exactamente cuándo.
En los medios se han cruzado declaraciones, Garzón dijo que el eurocomunismo cometió el mismo error que el populismo de Errejón o que el PCE fue «izquierda domesticada en la Transición» y usted pidió respeto para esas siglas.
Ya que no tenemos oportunidad de hablarlo, a veces tenemos diferencias. También coincidencias, como es lógico. En cuanto a Cataluña y el referéndum coincido con sus últimos puntos de vista. Pero con lo que podemos denominar la memoria colectiva de la izquierda no tenemos coincidencias. Creo que tiene una valoración muy superficial de lo que fue la transición democrática y el papel del PCE. Me vi obligado a defender ese papel tanto en el Pacto para la libertad como en los Pactos de la Moncloa. Para mí no hay diferencia en la lucha de la clandestinidad y la lucha en la Transición. Hubo el mismo nivel de compromiso y de concesión. La dicotomía entre épocas heroicas y épocas pragmáticas a mí me parece empobrecedora y superficial.
Garzón es militante del PCE y usted ya no, parece que tienen papeles cambiados.
Me sorprende viniendo de una persona que es el coordinador de Izquierda Unida y que al mismo tiempo se enorgullece de ser comunista. Me imagino que cuando uno es comunista lo es del proyecto del partido y de su tradición. No se puede ser de una cosa y no de la otra. Creo que la tradición del PCE después de la República es democrática y antifranquista, y también una tradición de diálogo y de concesiones políticas para cambiar este país.
Ha calificado de error de la izquierda entregar el mérito de la Transición a la derecha.
Siempre que se habla de memoria histórica, el Partido Popular la confronta con la Transición. Viene a decir que la memoria histórica corresponde a la época de la República, asimilada a la época de la República en guerra, y la memoria de la Transición es una época de logro de las libertades y construcción democrática que le pertenece a la derecha. Niego esa valoración de la historia. Ni la República fue la época de la guerra, hubo una parte muy importante de construcción democrática y es nuestro antecedente fundamental. Reprocho a la democracia española que no se haya identificado con esa república civil, pero en la Transición quien más aportó, quien más luchó y quien más cedió fue la izquierda. Quizás porque no tenía más remedio, porque la relación de fuerzas era favorable al posfranquismo, puede que sí. Pero sin esa generosidad de la izquierda probablemente habría llegado el final del franquismo pero no de la dictadura. Probablemente no hubiera habido una ruptura democrática, tan solo el reformismo de Arias Navarro.
En los noventa tomaron fuerza las tesis revisionistas de que la guerra civil fue para librar a España del estalinismo y la democracia había llegado gracias al franquismo. Como réplica, aparecieron libros que explicaban lo contrario, como ¿Atado y bien atado? de Álvaro Soto Carmona o Disidencia y subversión de Pere Ysas. Uno sobre la debilitación del franquismo hasta que sus representantes desertan de él y el segundo sobre el papel de la oposición democrática, que fue un actor de gran influencia pese a su fragilidad. Sin embargo, ahora desde la izquierda lo normal es encontrar las tesis de que la Transición representa la continuidad con el franquismo.
No tiene nada que ver. De las cuestiones que más me alejan de esa cultura política que ha sido asumida acríticamente por la dirección del PCE y la de IU es la interpretación de que hubo continuidad entre franquismo y democracia. No hay ningún historiador ni ningún ciudadano que haya vivido ese momento de cambio que considere que es una continuidad. Fue una ruptura, una discontinuidad evidente entre una dictadura es verdad que agonizante, pero muy fuerte y que siguió asesinando hasta sus últimos estertores, y una democracia con derechos y libertades con una Constitución. No tiene nada que ver y quien dice que hay continuidad no sabe lo que es una transición democrática. Porque si la continuidad se entiende por la continuidad del régimen capitalista la continuidad la tenemos hace ya tres siglos. Primero hubo un contexto autoritario y luego una democracia débil, pero con libertades, división de poderes y una Constitución que muestran un camino muy diferente al que seguía la dictadura.
Luego hay hipotecas que la democracia paga por la fuerza del régimen dictatorial, las que tienen que ver con la memoria histórica y con el hecho de que la democracia sea incapaz durante décadas de reponer y reparar la memoria de los republicanos y antifranquistas, tiene que ver con la inserción de España en el marco internacional de la OTAN, este era un condicionante importante de la dictadura, y otro que todavía estamos pagando, el modelo autonómico. Inicialmente los ponentes de la Constitución pretendían un modelo cuasi federal, no era la España integral de la República pero avanzaba en un sentido federal, y sin embargo en el último minuto, lo describe muy bien Sole Tura, aparece el artículo destinado a la unidad de la nación española para diferenciarla del reconocimiento de las nacionalidades.
Creo que esas hipotecas hay que reconocerlas, pero los grandes problemas de este país no son hipotecas de la dictadura, sino hipotecas de la democracia. Gobiernos democráticos de mayoría absoluta que fueron incapaces de fortalecer socialmente a este país o sus instituciones, nos hemos quedado con una democracia aminorizada o jibarizada. Me llama la atención que se achaque la responsabilidad de esto a quienes no tenían una relación de fuerzas favorables para cambiarlo, que tuvieron una lucha heroica por la democracia, y no se reproche a aquellos que teniendo todo en sus manos no quisieron tomar decisiones en el sentido de mejorar la democracia de este país. Poner la vista tan atrás por una parte es injusto y por la otra exculpa a los gobiernos de mayoría absoluta, que generalmente han sido de Felipe González.
Garzón ha admitido en un informe presentado ante la última asamblea política y social de Izquierda Unida que la formación ha perdido visibilidad dentro de la coalición con Unidos Podemos.
Creo que es un diagnóstico tardío y equivocado. En sentido médico, apela a los síntomas pero no a la enfermedad. El problema no es si somos más o menos visibles, es de estrategia y táctica. La gran cuestión aquí es la decisión equivocada que adoptamos fruto de nuestra propia debilidad de coaligarnos con Podemos. A partir de esa coalición perdemos un millón de votos de ambas formaciones, que no se sienten representados. Y en consecuencia la táctica adoptada por parte de IU ha sido la del izquierdismo, es decir, situarse a la izquierda de Podemos, situarse a la izquierda de la izquierda para ser visibles. El problema es que en la confrontación de Pablo Iglesias con Íñigo Errejón, Iglesias gira a la izquierda e IU se queda sin espacio político. Ahora mismo, a la izquierda de Pablo Iglesias no hay nada.
El error de estrategia es considerar que somos el mismo proyecto susceptible de representar a dos electorados. Yo creo que no. Dije en campaña que la unión no sumaba, restaba. No es que no nos vean, es que nos hemos situado en un lugar muy poco reconocible.
Pero con los resultados de las primeras elecciones, las de diciembre de 2015, IU estaba en el grupo mixto.
Eso es entrar en la lógica de Alberto. La cuestión es si la estrategia y la táctica son adecuadas. Yo creo que en estos momentos hay un electorado huérfano como consecuencia de esa estrategia de IU. Ese electorado con una cultura de izquierdas que no se ve representado por el antagonismo entre el PSOE y Podemos está muy preocupado y muy decepcionado. Esperaban que de esa situación política, después de muchas luchas y resistencia al gobierno de Mariano Rajoy, hubiera una alternativa política y han visto cómo Rajoy continúa en el Gobierno. Sorprendidos. Incluso pensando que hubo una oportunidad de quitárselo. Y con ese izquierdismo que se está mostrando ahora tampoco se identifican, porque IU y antes el PCE lo que siempre han sido es una izquierda seria y pragmática que quiere influir en cambiar la vida política.
¿Podemos no es izquierda seria?
A veces ni ellos mismos se consideran de izquierdas. Creo que son una parte de la izquierda, pero Podemos atiende más al gesto y la sobreactuación que a cambiar la vida política de los ciudadanos. No sé si es una cuestión de seriedad o de que les sobra soberbia. La tradición de IU y el PCE es la de reconocer su dimensión y tratar de aprovecharla para hacer girar la política del país hacia la izquierda.
Hay un estudio de Sánchez Cuenca que dice que donde más respaldo electoral tenía IU más votantes perdió en las elecciones del 26J.
IU en primer lugar tiene que plantearse una autocrítica. Y luego hacer una reflexión de cara a las próximas elecciones, que son municipales, de cuál es la mejor fórmula para sumar. No digo para recuperar el electorado de IU o ampliarlo, me refiero a para que gane la izquierda. Discrepo de que la mejor forma de sumar de la izquierda sea antes de las elecciones.
Coincide usted con Íñigo Errejón, está contra las sopas de siglas.
A veces hay sopas de siglas coherentes y otras no. En las próximas elecciones, las locales, no se ha presentado Podemos y sí se ha presentado IU con otras alianzas. La pregunta es si IU va a romper esas alianzas para verse respaldado solo por el paraguas de Podemos. A mí me parecería un error. Cometeríamos la misma equivocación de las generales ampliadas. Hay que apostar por conseguir el máximo número de votos para la izquierda y después sumar culturas que son diferentes. Presentarse separados y luego sumar concejales para obtener mayorías.
Pablo Iglesias ha dicho que gracias a él IU «huele mejor».
Debe ser que no tengo buen olfato porque IU me pareció siempre la fuerza política más combativa y honrada del panorama político español. Como en otras organizaciones políticas, sindicales y empresariales ha habido ovejas negras, pero sería de un idealismo estúpido pensar que no podía suceder. El ser humano es como es y cuando más cerca se está del poder mayor tentación de corrupción hay, pero a mí IU siempre me pareció una organización comprometida y limpia. Pablo Iglesias no tiene derecho a hacer esa valoración de IU. Lo que busca Iglesias es estigmatizar a una organización y caracterizarla como «vieja». Pero hay organizaciones viejas con voluntad de renovación que rejuvenecen y organizaciones nuevas que por no tener esa misma voluntad envejecen rápidamente.
Dijo que una entrevista concedida al diario El Mundo que las nuevas formaciones políticas deberían escuchar más a los «abuelos cebolleta».
Sí, porque yo escucho a la gente. Y no la escucho en reuniones, donde impostamos siempre los discursos. Yo la escucho en un bar o en una cafetería. Tengo la suerte o la desgracia de que se me reconoce por la cara y la gente se dirige a mí. Unas veces para elogiarme y otras muchas para hacerme reproches, eso me permite tomar el pulso a la situación de mi electorado, incluso de otros. Entre las primeras y segundas elecciones, cuando decidimos ir en coalición, me encontré una parte importante de los activistas, no los electores, que no compartían esa estrategia. Me decían: «yo el voto os lo voy a dar tapándome la nariz, pero no voy a hacer campaña por vosotros». Esto me llamó mucho la atención porque las campañas electorales son una filfa en comparación con la campaña que hace un activista. No hablo del activismo «porque soy un joven inquieto», no, hablo de activista que lo son porque tienen autoridad moral y la gente les escucha. Cuando detecté esto intenté hablarlo con mis compañeros, no se me escuchó. Y ahora creo que si seguimos sin escuchar a esta gente al final no van a ir a votar.
Creo que Alberto se aprovechó de una situación que debería haberle convertido en una persona más sensible. La organización depositó en él una enorme confianza en un momento muy difícil de cambio político y creo que convirtió esa confianza en un cheque en blanco.
Subieron un 74% en las elecciones de 2011 y en algunas encuestas llegaron a marcar el 15% de los votos ¿cree que había posibilidades de crecer más si no hubiese aparecido Iglesias?
Creo que sí. IU tenía un potencial de incremento importante porque se estaba convirtiendo en la fuerza en la que se politizaba la indignación. A partir del momento en que aparece Podemos la indignación cambia de bando y adopta la representación de Podemos que es mucho más fácil que la mochila que lleva IU de política, ideología y cultura. Creo que hubiéramos crecido, pero sí es verdad que una parte del 15M no se hubiera sentido representada por IU. Gran parte del camino de la ruptura con la vieja representación política IU ya lo había hecho, pero bajó los brazos demasiado pronto. Consideró que la crisis de la vieja fórmula bipartidista les incluía. Pero yo estoy convencido de que no. Siempre combatimos el modelo bipartidista y esa coincidencia en el centro. No debimos resignarnos a formar parte de la vieja política.
Garzón fue una de las caras visibles del 15M, igual habría acabado en Podemos de haber nacido antes esta formación.
No voy a hacer historia ficción, pero sí es cierto que una parte de IU dio por amortizada IU en el momento en el que apareció la posibilidad de Podemos.
Pero que lo dé por amortizado el coordinador federal…
Todos somos responsables. En las europeas de 2014 una parte de IU no percibió la importancia de Podemos y lo menospreció. Ese fue un factor importante del descalabro. Luego otra parte consideró que IU no era ya un vehículo adecuado. Ya no hacía falta un aggiornamento, sino una revolución interna. Esos son los que consideran que sin Podemos no vamos a ninguna parte; yo creo que los dos están equivocados. Creo que IU pudo seguir una senda propia de buena colaboración con Podemos pero sin arrojar por la borda todo lo que significa IU, que no se circunscribe a la actual dirección. El gobierno de IU no es propiedad de Alberto Garzón, es depositario de una voluntad histórica, incluso de gente que ha dejado de vivir, y tiene una gran responsabilidad.
¿Cuál es el estado de la democracia interna en IU?
Hay más democracia que en el resto de fuerzas del país. De hecho, a veces hay democratitis y lo llevamos a un punto que se confunde la pluralidad con la bronca. Eso ha sido letal para nosotros. Que nos seamos capaces de defender nuestras posiciones sin cuestionar a la mayoría o de defender nuestras posiciones sin cuestionar la legitimidad de las decisiones que tomamos, pues nos va mal. No nos queremos mucho a nosotros mismos, nos tratamos muy mal y eso ha sido un factor más en nuestra crisis.
¿Se incluye usted en el lote cuando habla de estos comportamientos?
Sí. Estoy convencido de que formo parte de esa cultura, de menospreciar lo nuevo, de llegar tarde al cambio. De subordinarse al cambio y considerarlo lo guay del Paraguay y de la organización y de la cultura que no acepta fácilmente estar en minoría y gestiona las diferencias mediante la bronca. Es la cultura de la izquierda, la de la tentación dogmática y la sectaria.
Ya en 1996, Carlos Taibo escribió en Izquierda Unida y sus mundos que en el proceso de designación de listas había una «oscura lucha de grupos de presión» que derivó en la «marginación» de los movimientos sociales independientes de la coalición.
No solo ocurrió la marginación de la pluralidad que representaban los movimientos sociales, sino que la pluralidad política y la de género. Cada vez que ha habido una batalla en Izquierda Unida han sufrido las cuotas que favorecían la representación femenina. Se impone el debate interno, a si son galgos o podencos, a debates mucho más interesantes como la sostenibilidad del crecimiento, el feminista o el pacifista. Todo eso que podía haber vivificado y revitalizado el proyecto de la izquierda del siglo XXI se ha visto agostado por esas batallas internas, que eran peleas tácticas para la toma de poder. La batalla típica de si somos amigos o enemigos del PSOE, la de la minoría de edad frente al hermano mayor, y las batallas internas de posición han tenido muy malas consecuencias para IU.
Julio Anguita apostó fuerte por la coalición con Podemos, Manolo Monereo entró en las listas.
No es un debate nuevo en IU. El debate entre la izquierda pragmática y la antagonista forma parte de las dos almas de IU. Una quiere utilizar los votos para dirigir al país hacia la izquierda y la otra entiende que estamos en un proceso revolucionario y hay que tomar el Palacio de Invierno. Esas dos almas han convivido en IU, no le veo problemas, pero antes era mayoritaria la izquierda seria, pragmática, y ahora el alma que podemos llamar antagonista, izquierdista, que espera mejores momentos para cambiar la política del país y así nos va, que seguimos teniendo el Gobierno de Rajoy por mucho que anunciemos el paraíso para las próximas elecciones.
¿Pablo Iglesias le ha hecho daño a la izquierda española?
No lo creo. La aparición de Podemos y de Pablo Iglesias ha sido un soplo de aire fresco para la izquierda española. Ha sido fundamental para que haya más pluralismo en la izquierda, al menos dos fuerzas más equilibradas, pero yo creo que han sido las decisiones de la propia IU las que han limitado su espacio. Nuestros propios errores.
¿Corre IU el peligro de acabar como UPyD?
IU corre el peligro de acabar como una corriente de Podemos. No estamos ya muy lejos. Somos una corriente de opinión ahí dentro donde solo tienen presencia el coordinador y sus partidistas.
Pasemos a Cataluña. Una parte del independentismo está basada en el nacionalismo, lo cual pertenece al terreno de los sentimientos y eso no admite discusión. Pero también hay independentistas que denuncian que el Estado actualmente está diseñado, monarquía incluida, para favorecer o servir a determinadas empresas radicadas en Madrid.
Eso me parece una excusa. Es una excusa de formaciones políticas de izquierdas para sumarse a una deriva que no es propia, que no es de izquierdas, que es nacionalista e independentista. Porque no se compadece en absoluto con la realidad. Si bien me parece legítimo y ha sido el discurso de una parte del nacionalismo, el discurso del agravio económico y político, mezclar ese discurso nacionalista con uno anticapitalista para justificar el apoyo al independentismo me parece una trampa. Creo que la izquierda es internacionalista. Puede tener componentes catalanistas, así ha sido siempre la izquierda catalana, pero llegar a una deriva nacionalista o independentista no lo comparto.
No estamos ante un choque de burguesías. Es una estrategia política del nacionalismo que ve que su estrategia anterior ha tocado fondo y en el periodo de la crisis económica tiene que emplear el discurso de la independencia. Creo que es instrumental para el nacionalismo, así ha aumentado su apoyo, por un lado con el agravio del Estatut, con responsabilidad directa del PP, y la torpeza de las clases dirigentes de este país de responder a una demanda federalista que existe en Cataluña con continuas ofensas al catalanismo. Pero creo que lo que hace el independentismo, al igual que hizo el nacionalismo escocés, es aprovechar el factor de la pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones y la deslegitimización de la política. En unos lugares ha tomado la deriva del populismo fascista, como en Hungría o en Polonia, y en sitios con conciencia nacional toma la deriva de la independencia. El cóctel de los agravios y la insatisfacción con el modelo de Estado, con la situación económica y la falta de respuesta de las instituciones, es lo que hace que en estos momentos exista esa deriva que, a mi modo de ver, no es realista: establecer un Estado sin clases, sin diferencias, idílico. No creo que el Estado catalán vaya a ser muy diferente del Estado español. Que el catalanismo de izquierdas se sume a esto, que en términos médicos lo calificaría como delirante, no se corresponde en absoluto con la realidad de los hechos. El estado que se configure en Cataluña tendrá las mimas contradicciones, las mismas limitaciones y los mismos agravios que hoy puede tener el Estado español.
¿A Rajoy le interesa mantener ese incendio en Cataluña, que no se apague el fuego?
El bucle nacionalista le interesa a los dos nacionalismos. Esa especie de torbellino por el cual se van todas las ideas políticas. Se deja de hablar de diferencias de clase, de diferencias de género, cesan las ideas, la política, y solo queda la identidad. La identidad nacionalista española frente a la identidad nacionalista catalana. Se recuperan viejas batallas que en este país dieron lugar al carlismo o a otro tipo de diferencias históricas. Es muy perjudicial para la política porque mientras sucede esto nos olvidamos de lo que pasa en realidad, lo que sufre la gente día a día con el retroceso de los derechos laborales y los derechos sociales. Estamos perdiendo la vida política.
Pero el último sondeo del CEO catalán indica que un 67% de catalanes sí que irían a votar si hay referéndum el 1 de octubre, esta preocupación al menos en Cataluña sí está en la calle.
Yo diferencio claramente la independencia de la participación democrática en un referéndum. Creo que para dar una alternativa en estos momentos a la cuestión catalana va a ser ineludible la participación en una consulta. Otra cosa es si es un referéndum de autodeterminación, eso se tendría que discutir. Sería una consulta al pueblo de Cataluña y es ineludible. La cuestión es cómo se llega a esa consulta. En estos momentos vamos camino de un nuevo fracaso, una nueva consulta en falso que va a ser muy negativa para Cataluña y que no dude Rajoy que también va a ser muy negativa para España. Porque va a enquistar los dos nacionalismos y va a hacer muy difícil una solución democrática.
Creo que hay que ser muy claros. Ni se va a solucionar por la vía penal, al contrario, se empeora, ni tampoco el referéndum es únicamente una movilización, estamos ante una apuesta de una institución del Estado por dar una alternativa al margen de sus competencias. Eso se enfrenta fundamentalmente con política, que es lo que ha faltado a lo largo de todo este tiempo. Pero no creo que Rajoy esté inactivo, al contrario, está muy activo a través de una vía judicial y penal para acabar con cualquier aspiración de los nacionalismos que conviven en España. Y la pregunta es ¿y quién está activo para que haya una vía política? Muy pocos, creo que el federalismo está muy vivo en Cataluña pero muy poco en otras zonas del Estado. Esa es la gran asimetría que se vive en este país.
Está sobre la mesa la posible aplicación del artículo 155 de la Constitución, algo que de momento ha descartado el presidente del Gobierno. No obstante, el Ejecutivo va a vigilar semanalmente que el Govern no utilice dinero del Fondo de Liquidez Autonómica para sufragar el pretendido referéndum del 1 de octubre; si lo hacen cortará el grifo. ¿No es esa una forma de intervenir competencias?
Sí. Ahora el Gobierno está haciendo una intervención preventiva en Cataluña. Es uno de los pasos en falsos que ha dado. Primero dijo que lo iba a dejar en manos del Tribunal Constitucional, luego echó mano de la justicia ordinaria para inhabilitar a Artur Mas y a Rigau y ahora interviene las cuentas creo que al margen de la ley y con una decisión de la comisión económica que no tiene ninguna autoridad para ello. Es una sobreactuación del Gobierno en esta materia y probablemente una torpeza. Lo mismo que por parte de Turull fue otra torpeza intentar establecer una relación entre el 3% y el referéndum. Si alguien quiere estropear la legitimidad del referéndum no tiene más que asociarlo a la evolución de la situación interna de la antigua coalición.
Dice que no está nada claro que la consulta pueda denominarse referéndum de autodeterminación. Lo cierto es que cuando se redactó la carta de las Naciones Unidas esta cuestión se expresaba de forma un tanto laxa porque no todos los Estados y todas las fronteras tienen el mismo origen. Sabemos que el contenido mínimo de ese derecho es que la colonización y el imperialismo están prohibidos, que no se puede discriminar o marginar en un Estado por razones de lengua, raza o religión. Pero en el contenido máximo, donde no está nada claro ¿cuál es su interpretación sobre el derecho de autodeterminación? ¿Todo pueblo tiene derecho a su Estado propio? Es complicado porque los derechos emanan de los Estados, no de las naciones. Ni siquiera está legislado en ninguna parte qué es una nación o un pueblo.
No es un derecho ontológico, es decir, no existe al margen de la realidad. Existe en contextos, no es lo mismo el derecho de autodeterminación al final de los imperios coloniales que en estos momentos del siglo XXI. Tiene una interpretación política con esos límites, el fin de la colonización pero también la preocupación por el fraccionamiento de los Estados soberanos. Pero no estamos ante una discusión meramente legal. Es una discusión política. Los que creemos que podemos convivir en un mismo Estado pedimos una fórmula para seguir haciéndolo, no para separarnos. Por lo tanto, consideramos que hay que incluir la consulta y el ejercicio del referéndum en ese proceso para llegar a un acuerdo y convivir. La separación no es una solución, en nuestra opinión.
En la elaboración de la Constitución defendimos el modelo federal con Solé Tura, pero se quedó a medio camino. Hubo enormes resistencias desde entonces y hasta ahora y esperemos que eso se pueda concretar y que, por una parte, permita decidir al pueblo de Cataluña y, por otra, convivir a todos los pueblos del Estado. No es un camino fácil, pero desde luego no es un camino penal ni unilateral. Eso de que me voy a hacer independiente porque yo quiero pero al mismo tiempo le tengo miedo al código penal español es una contradicción en sí misma.
Pedro Sánchez está también por reconocer la plurinacionalidad del Estado.
En la medida en que otro partido más incorpora el modelo federal y reconoce la plurinacionalidad de nuevo a mí me parece que es un buen paso. Pero en la reforma del Estatuto de Cataluña ya lo defendimos. Lo incluimos en la exposición de motivos y nos lo tumbó el Tribunal Constitucional. Ahora tiene que haber una reforma constitucional para que eso quede blindado. Evidentemente, ya no vale con que aparezca en la declaración de motivos, tiene que formar parte del texto constitucional.
Cuando se hizo el Estatut en IU hubo discusión. Se tomaron posiciones. A Felipe Alcaraz y Rosa Aguilar no les convencía. Usted, cuando se dijo desde Cataluña que había que «limitar la solidaridad», apareció públicamente para rechazar esas intenciones. Ahora no parece que en la izquierda se debata y se tomen posiciones sobre una cuestión importante: si el Estado en su configuración territorial es un redistribuidor de riqueza.
En la deriva de un debate únicamente en términos de identidad, en la afectividad y los sentimientos, que aunque sean importantes, han llegado a marginar el papel racional de la política. En el debate de identidades también hay uno sobre igualdad y desigualdad y sobre equilibrio y desequilibrio. Creo que eso debería estar encima de la mesa. El debate de identidades ha creado un prejuicio en cuanto al debate más profundo, el territorial.
La muestra está en el acuerdo del cupo del País Vasco. La aportación por población es el doble de lo que hay en Cataluña. Esto debería haber motivado un debate del fondo de compensación interterritorial, de algún mecanismo al menos. Pero no ha habido nada. Porque estamos todos alineados, o con el nacionalismo español o con los de llamémoslos de los pueblos de España. Creo que hay que empezar a esponjar un poco, pluralizar el debate, que pueda haber una vía federalista comprensiva con el nacionalismo español, que evidentemente existe y va a existir, que tiene una mala fama pero también hay un nacionalismo español unido a la República que tiene todo el derecho a desarrollarse. Y la otra parte de los nacionalismos debe contribuir a un Estado plural. Por eso se nos pasan estos aspectos muy importantes.
También, el veto que se produce a los nacionalismos —sobre todo el que hace el Partido Popular— está esterilizando el debate. Todo lo que venga de Cataluña es una propuesta nefanda. Pues no es así.
¿Se cree el nuevo izquierdismo de Pedro Sánchez?
Es lo que dice el colectivo que ha ganado las primarias y lo que dice él. Creo que el PSOE se sitúa en la tradición de la socialdemocracia europea y aprende de sus errores y viene a rectificar o enmendarlos. Me refiero a los errores de la democracia consociativa con la derecha europea que nos ha llevado a Maastricht, primero, y luego a la actual situación de las políticas de austeridad. El PSOE se ha situado como el centroizquierda, o la izquierda del centro, yo aspiro a que se sitúe en la socialdemocracia.
¿Se equivocó Podemos al no respaldar el pacto de gobierno de PSOE y Ciudadanos?
Se equivocaron ambos. El PSOE poniéndole tantos peros a Sánchez para llegar a un acuerdo. Me recordaron a Aznar, con lo de que no podía llegar a un acuerdo con aquellos que se hubiesen relacionado históricamente con los nacionalistas. Sus propios compañeros se lo pusieron muy difícil. Pero la actitud de Podemos tampoco favoreció el acuerdo. Vio como una afrenta el trato con Ciudadanos, aunque también es verdad que se lo ofrecieron como plato precocinado.
Podemos en ese momento debería haber hecho un esfuerzo para favorecer un gobierno, aunque fuera de centro-izquierda y controlarlo desde el parlamento. Es lo que nosotros defendimos hasta el final, preferíamos esa fórmula a un gobierno de Mariano Rajoy con una pretensión de control desde el parlamento. Y digo esto porque la experiencia me ha demostrado que el margen de maniobra de un gobierno en minoría es muy amplio, este año por ejemplo hemos tenido más indultos que el año anterior. Solo en seis meses.
¿Usted se arrepiente de haber votado a favor de la investidura de Zapatero en 2004?
No, no me arrepiento. Cualquiera que viviera la época de Aznar lo tiene que entender. Es el mismo distanciamiento antipolítico que con respecto a la Transición democrática. A mí no se me ocurre trasladar mis valores de hoy a un momento histórico de hace treinta años. Entonces hubo unas relaciones de fuerzas y unas sensibilidades que hoy no existen. Esto es lo mismo, pensemos en Aznar, Irak, el Prestige… ni a Esquerra ni a nosotros se nos pasó por la cabeza abstenernos en aquella votación. Lo que queríamos era tumbar el periodo de Aznar y con ello no le dábamos un cheque en blanco a Zapatero, solo le dimos los dos primeros presupuestos hasta que modificó el sistema fiscal y empezó a llegar a acuerdos con Convergencia y otras fuerzas de la cámara.
Había que transformar las grandes manifestaciones contra la guerra en una consecuencia política. Si no lo hubiésemos hecho habríamos creado una gran decepción. Ahora estamos en peligro de cometer ese error. Toda la esperanza, ilusión e indignación del 15M esterilizarla con una mala política y una gran decepción.
¿Se puede revertir?
Cada vez es más difícil. Ya han sacado el primer presupuesto. El escenario financiero del segundo. Tienen tres años de la legislatura, va a ser muy difícil. Pero para todo esto hace falta otra relación entre las fuerzas de izquierda, hace falta más colaboración y un programa de mínimos.
Zapatero en 2004 tenía en el programa una reforma fiscal muy ambiciosa, pero no la llevó a cabo. ¿Ese incumplimiento no fue clave después con los recortes?
Sí. En la época PP lo clave fue lo de que todo el suelo fuese urbanizable y en la época del PSOE fue que bajar los impuestos era de izquierdas. Esas dos decisiones eran letales. La primera nos convirtió en una burbuja y la segunda convirtió la financiación pública en deuda pública que luego se tradujo en recortes.
En los noventa, en Asturias, usted rompió el pacto con el PSOE y por primera vez ganó el PP en el Principado.
No era fácil hacer otra política porque en aquel momento recuerdo que estaba en juego también la alcaldía de Málaga para IU pero, al contrario de lo que se interpretó, no fue Julio Anguita el que ordenó que no llegásemos a acuerdos. Hubiera respetado nuestro acuerdo como respetó el de Madrid, pero en nuestro caso el factor fundamental fue la reconversión industrial. Estaban llevando a cabo una reconversión dura de la minería y estaba poniendo en venta la principal siderurgia del país. Eso nos llevó al desacuerdo y a que gobernara en minoría la derecha. Si tengo que hacer una reflexión, mi decisión, la de IU de Asturias supuso una ruptura de una suerte de antropología política. Hay que ser muy cuidadosos cuando se rompe con esa antropología, que significa que tomes la decisión que tomes no debes permitir que gobierne un partido más a la derecha. Eso lo pagamos al cabo de un tiempo, no necesariamente en Asturias pero sí en otras partes. Lo de las dos orillas lo hemos pagado.
Tras las generales del 96, en las que no hubo acuerdo entre PSOE e IU y llegó al poder Aznar, IU fue bajando elección tras elección hasta perder en 2000 un 50% de votantes.
Un acuerdo hubiera sido lo lógico en el 96. Creo que sí que tuvo que ver con la pérdida de votos. En IU hay un votante antagonista con la derecha y también con el PSOE, pero dentro del voto también hay una parte pragmática que pretende que su voto sea útil para cambiar la vida política del país. IU siempre se ha movido entre estos dos apoyos electorales, su Escila y Caribdis. Si nos escoramos mucho hacia un lado sufrimos una sanción. Yo creo que desequilibrarse como hicimos en el 96, como lo estamos haciendo ahora —o como lo pude hacer yo, no pretendo eludir la crítica— es lo que provoca situaciones de debilidad y crisis internas.
Sin embargo, el punto más bajo del partido llegó en 2008, cuando usted era candidato y coordinador general, bajaron un 99%.
Bueno, yo llegué en 2000 cuando ya había una perspectiva de bajada. Tuvimos la gran esperanza de que después de las movilizaciones contra la guerra de Irak o de protesta por el Prestige, en las que fuimos muy activos, eso se tradujese en un mejor resultado electoral, pero no fue así. Quien capitalizó esas manifestaciones fue la alternancia entre PP y PSOE. Nosotros nos vimos muy condicionados por el voto útil y el sistema electoral español. En cuanto a la gestión pecamos de ver solo como adversario al PP y no supimos diferenciarnos del PSOE, que iba a nuestra rueda en el pelotón y finalmente nos desalojó prácticamente en las elecciones.
En 2004 también fueron muy importantes los atentados que hubo en los prolegómenos de las elecciones. Está estudiado que cuando esto sucede el votante se inclina por el bipartidismo. Un momento final en el que cambian doscientos mil votos que para IU son seis o siete escaños.
¿No pagaron haber estado en el Pacto de Lizarra y en el gobierno con el PNV?
Siempre tuvimos una posición compleja.
Es lo que te encontrabas cuando hablabas entonces con socialistas y les decías que el sistema electoral fagocitaba a IU, replicaban que en realidad IU había bajado por estar en el gobierno vasco en aquellas circunstancias. Usted dijo que era «la única fuerza no nacionalista en un gobierno nacionalista».
Probablemente nos costó muy caro ese compromiso con la paz. Adquirimos un compromiso excesivo para nuestra dimensión. Ese compromiso era más propio de un partido de gobierno o mayoritario en la oposición antes que a una fuerza minoritaria como éramos nosotros. Jugamos peligrosamente y perdimos.
En Extremadura IU también permitió gobernar a Monago, del PP.
Estuve en desacuerdo con esa decisión, lo dije públicamente. Yo era partidario de que votasen aunque fuese tapándose la nariz y luego hacer oposición al PSOE, pero los compañeros lo llevaron a votación y una gran mayoría de los militantes decidieron que no y que había que abstenerse. Entonces no tuve más remedio que aceptar la democracia interna, lo cual no quita que piense que es un error. Igual que ahora acepto estar en el mismo grupo parlamentario que Podemos, pero pienso que es un error.
En Asturias lo hemos vuelto a ver. Lo ha explicado con profusión el periodista Luis Ordóñez, de La Voz de Asturias. Dijo que el resultado del entendimiento del PSOE e IU es el salario social, de los más elevados y duraderos de España en una comunidad que no es de las más ricas. Sin embargo, cuando Podemos ha rechazado que haya ese entendimiento, el PSOE se ha echado a los brazos del PP y el resultado esta vez ha sido la rebaja en el impuesto de sucesiones.
El salario social de Asturias es el tercero del país por detrás de Euskadi y Navarra. Un derecho universal y subjetivo, el que ha aprobado ahora Cataluña. La lectura que hace es correcta. Ha sido una gran frustración. Esperaba que mi vuelta a Asturias significase una mayoría de izquierdas, y así ha sido. Entre PSOE, Podemos e IU tenemos una mayoría de calle, que no es fácil porque luego en las generales ganan PP y Foro. Pero la pena es que hemos desperdiciado esa mayoría en peleas internas. Desde el principio hubo un antagonismo entre el PSOE y Podemos y nosotros nos hemos encontrado en medio. Tenemos mejor relación con Podemos, pero en términos de gestos no coincidimos con su actitud antagonista, el no porque sí. Y nos encontramos en una situación muy incómoda, media legislatura ya así.
Ahora estamos lejos de la resignación de Javier Fernández, que ha vuelto a Asturias derrotado de su experiencia estatal. Se le ve con melancolía por lo que pudo haber sido y no fue. Pero también estamos alejados de la posición de Podemos de la vendetta por la vendetta. Están esperando a derrotar al PSOE y gobernar, el PSOE es para ellos el partido a batir. Nosotros no lo compartimos.
Después de dos años no hemos podido ni aprobar una ley de regeneración democrática, que era nuestro gran objetivo ni aprobar también una ley de garantías de servicios y derechos sociales mínimos, a ver si lo logramos en la segunda parte de la legislatura hablando con unos y otros. No perdemos la esperanza.
¿Por qué siempre se divide la izquierda española?
No aprendemos del pasado. Es nuestra principal debilidad, nosotros mismos. Deberíamos maximizar coincidencias y minimizar las diferencias, primero dentro de las organizaciones, que empezase en la propia casa, y luego reconocer el pluralismo de los demás, que no son necesariamente unos traidores, izquierdistas que hacen una política derechista. Tenemos que reconocer que formamos todos parte de una misma izquierda aunque haya diferentes sensibilidades. En Portugal lo han entendido y están gobernando, no creo que nosotros seamos muy diferentes.
La Plataforma Actúa a la que pertenecen Baltasar Garzón, Cristina Almeida o usted mismo defiende esas tesis. La necesidad de llegar a un pacto a la portuguesa para desplazar al PP del Gobierno, pero ahora mismo esa izquierda tendría que incluir a los nacionalistas, tal y como está planteada la correlación de fuerzas. Comentaba usted antes de que ERC se abstuvo en la investidura de Zapatero en 2004, ahora hablar con ERC lo han convertido en un tabú.
Hay que superar los tabúes. En estos momentos la posición de ERC no es la misma que cuando el Estatut, pero tenemos que superar esos tabúes. Diré algo más, que en estos momentos es heterodoxo, creo que hay que convencer a Ciudadanos de que su abrazo al PP es el principio de su final. Van por mal camino, intentar gestionar el declive del PP les contaminará y liquidará. La izquierda tiene que ir con la izquierda nacionalista pero yo no despreciaría a Ciudadanos, que en cuanto a regeneración democrática hay muchos puntos en los que estamos de acuerdo. Ahora la comisión de investigación de la policía política ha salido adelante con la abstención de Ciudadanos. No es el comienzo que queríamos, hubiéramos preferido que fuese más ambiciosa, que se abriese con un apoyo mayor, pero ya es un paso.
Pero la comisión se ha cerrado un poco de forma…
Abrupta.
Las conclusiones son que había una policía política y las consecuencias prácticas son ninguna.
No he leído las conclusiones a fondo, estuve en la comisión de investigación del 11M y dábamos puntos por los que debería cambiar el Ministerio del Interior. Se dijo que no podía haber policías sin un destino cierto, y es lo que han hecho. Tener policías destinados en la Casa Real que en realidad estaban destinados a espiar. La conclusión final dirá que no se utilice a Asuntos Internos en servicios de información externa. Imagino que las conclusiones irán al pleno, se aprobarán y le llegarán al nuevo ministro del Interior. Una cosa es estar en el Gobierno y otra en el Parlamento. Los que decían que el Parlamento iba a gobernar e iba a haber un Gobierno parlamentario en España no saben nada ni de parlamentarismo ni de gobierno. El Gobierno gobierna y tiene muchos mimbres en sus manos para hacerlo. Espero que pasado un tiempo algunos se den cuenta, especialmente Ciudadanos, que no se va a comer un colín si el Gobierno de Rajoy sigue adelante, igual que les pasará en Madrid, que se ponían como ejemplo de la regeneración democrática y las ranas del estanque no dejan de croar. Alguien reflexionará sobre para qué sirve su voto de regeneración democrática.
¿La Plataforma Actúa se va a convertir en un partido político?
No está decidido ni está descartado. Es una plataforma de intervención política, que quiere que haya diálogo entre las fuerzas de izquierda. Ser una voz de los electores sin voz, que se sienten huérfanos de una izquierda consecuente y seria. Pero no tenemos decidido qué vamos a hacer en el futuro. Nos preocupa el presente porque además la vida política puede cambiar completamente en días. Nos preocupa que en esta legislatura se pueda crear una alternativa al PP que pueda desalojarlo del poder mediante una moción de censura. Y nos preocupa un acuerdo programático básico que pueda ser el próximo programa de una izquierda alternativa. Eso es lo que vamos a trabajar.
¿Usted se imagina concurriendo a unas elecciones con unas siglas que no sean las de IU?
En estos momentos no lo imagino. Pero si en unas elecciones no concurre IU yo me sentiré libre para adoptar mis propias decisiones. En las segundas elecciones hice campaña, pero ahora no me veo haciéndolo de nuevo. No la haría con total seguridad.
Si Unidos Podemos repite usted no estará.
No estaré en esa candidatura.
¿Le dará pena ir a unas elecciones sin las siglas de Izquierda Unida?
Me dará mucha pena. A mí me gustaría terminar mi vida política en IU, empecé en el embrión de IU y quiero seguir en y con. Pero si IU no quiere sobrevivir yo no me voy a suicidar con IU. Yo no voy a suicidar a toda una cultura política que no se merece desaparecer.
Usted empezó el comunismo en 1981, eran los tiempos de la guerra de Afganistán, con Breznev anciano, luego llegarían Andropov y Chernenko, la gerontocracia en su máxima expresión, no tenía el comunismo muy buena imagen entonces…
Yo entré inmediatamente después del golpe del 23F. Para reforzar a unos de los partidos que consideraba que eran garantes de la Transición democrática que habían querido abortar. Llegué junto con todo un colectivo universitario que veníamos de la izquierda y teníamos una revista, Bocetos, Universidad y Sanidad a debate. Todos esos entramos en el PCA y luego yo ingresé en IU. Pero yo nunca viajé a ningún país del este, no los he conocido hasta muy recientemente. Para muchos comunistas españoles el este no era una referencia. Al final del franquismo la referencia era la lucha democrática de los comunistas españoles en la clandestinidad y luego fue la defensa de la democracia frente al golpe del 23F.
Hizo un máster en Cuba.
Estudié allí Salud Pública.
¿En qué se diferenciaba Cuba de esos países del Este que no eran referencia?
La diferencia era radical, aunque del este solo sabía cosas por referencias. En Cuba yo quería conocer un sistema sanitario que todavía no existía en España, especialmente en materia de salud pública, y allí saben bastante de eso. Su sistema es reconocido por la OMS. Fue una experiencia muy enriquecedora en lo profesional y en el sentido político vi sus avances y también sus carencias.
Para mucha gente esas carencias justifican una enmienda a la totalidad del régimen.
Se equivocarían. La democracia tiene una parte de derechos civiles y otra parte socioeconómica y ambas son muy importantes. La socioeconómica que ha avanzado mucho en Cuba y en otros países socialistas no justifica las insuficiencias en derechos civiles. Existe la esperanza de que esos avances den como resultado una democracia política pero no siempre es así. No hay más que ver el caso de China.
En 1988, cuando es nombrado coordinador general en Asturias, empezó enfrentado a Gerardo Iglesias, que ahora es sobre todo un referente ético.
Cuando entré, Gerardo era el secretario general del PCA, y lo hice en un colectivo gestionado por Gerardo. Me enfrenté a él fue cuando volvió a Asturias, ante el intento por parte de una dirección que ya no era la del PCA, que había protagonizado los primeros años de la transición y ahora querían volver a tomar la dirección cuando conmigo habían entrado sectores profesionales y universitarios que no creíamos que deberían ser desalojados. Gerardo quería ser candidato al Congreso por Asturias y yo apoyé a otra candidatura, la de Manuel García Fonseca, un sociólogo que era el presidente de la Universidad Popular de Asturias y esta era nuestra candidatura. Nos enfrentamos por eso, no por otras razones.
Hay una serie de declaraciones suyas antiguas muy curiosas. En 2002, «una parte muy importante de los jóvenes que no van a votar están construyendo su conciencia crítica y una profunda renovación de la izquierda. En el futuro algunos se incorporarán a la política. Estas prácticas renovarán la política y harán más fuerte a la izquierda». ¿Esto no es Podemos?
Esperaba que fuera con nosotros, pero no fue así. Además en esas fechas intenté hacer un giro ecopacifista en IU y fue mi fin. Se consideró que era un giro verde poco menos que herético y acabó con nosotros. Estuve acertado en ese caso y también en el más reciente con respecto al resultado de la coalición de IU con Podemos, en el famoso dos más dos no son cuatro.
Le dijo a Zapatero que la reforma territorial que planteaba se iba a ver desbordada por la realidad plurinacional de España.
Soy muy enfático.
En 2003, dijo que hay que «feminizar» la política, esto está en el ADN discursivo de Podemos.
Me parece que la izquierda tiene una deuda histórica que tardado en tratar. La izquierda pronuncia más que realiza. En la renovación tanto de género como ética nos queda un trecho muy largo por recorrer.
La primera vez que entró al Congreso de los diputados alguien le dijo que recordase que era solo un hombre, que era humano.
Es un cuadro que ahora está en la escalera del fondo, antes estaba junto a las secretarías. Es un cuadro de los comuneros, el del ajusticiamiento. Me llevaron allí, no me acuerdo exactamente de quién, un compañero de la izquierda, y me dijo: «Recuerda que eres mortal». Es igual que cuando a Churchill le preguntaron si los que había enfrente en el parlamento eran los enemigos y contestó que no, que esos eran los adversarios y los enemigos estaban detrás [risas]. Esto fue similar, era un chaval, me vi impresionado por el oropel de la institución y me dieron esa recomendación, que se me bajase un poco el ego. Por encima de la corrupción, la soberbia es uno de los pecados capitales de la política. Tenemos problemas para administrar nuestro ego, que en política se agranda con los medios de comunicación y en realidad eres más contingente, al revés de lo que pasaba en Amanece que no es poco [risas].
Una pincelada.
La Ley 193/1963, de 28 de diciembre, sobre Bases de la Seguridad Social es el germen (pese a quien pese) del actual sistema de protección social que disfrutamos en España. Guste o no, la Seguridad Social en España se instauró bajo el régimen franquista («pan y circo, el seiscientos, pisos de protección oficial, vacaciones en la playa, buenos hospitales, y así tenemos contento al rebaño»). No sé qué vio este señor en su master en Cuba que no hubiera en España, pero en fin, desde 1963 ha existido por estos lares un sistema de protección social bastante decente. Lo sé porque nací en uno de esos hospitales inaugurados por el régimen.
Don Gaspar, por otra parte, se lamentará de la pérdida de identidad de IU a causa de Podemos, pero recordemos que él logró la proeza de conseguir para IU sólo un escaño (el suyo) en las elecciones generales de 2008. Si eso no es pérdida de identidad que venga Lenin y lo vea.
Una cosa es nacer en el hospital y otra que el hospital te ponga un marcapasos, te arregle una rodilla hecha trizas o te dé la quimio gratis. El germen, dice, qué gracia.
El sistema de seguridad social nació durante el franquismo, la vivienda de proteccion oficial etc etc
De hecho los jueces se estan apoyando en una ley franquista (actualmente derrogada) para que los que compraron sobre plano puedan volver haber al menos parte de su dinero.
Debes recordar que dentro de los que un cuadrado politico el ultra nacional catolicismo, no tanto como el fascismo o el nacional-socialismo esta muy proximo a las corrientes marxistas, lenilismo, stalinismo…
Ambas clases de movimientos autoritarios se basan en una base de voto obrero que atraen en base a politicas paternalistas.
ESto sí que es «una pincelada» acertada, y no como la que hace Arcimboldo mas arriba.
Por cierto, es muy curioso ( o no ): alguien que, en una entrevista a un político de izquierdas, se molesta en escribir un comentario para decir que fué Franco quien puso la Seg. Social. Muy revelador.
Glups, perdón, mi comentario es respuesta al de Jorge ( 29-7-17, 11:46 )
Muy matizable tu afirmación. Lo que se hizo en el franquismo en 1962fue una ley d bases que realmente reunificaba una serie d seguros sociales que ya existían desde principios d siglo X X. No le quito mérito,pero haciendo política ficción es probable que precisamente por culpa del propio franquismo España consiguió ventajas sociales con mucho retraso en relación al otros países d su entorno.
Desde luego quien realmente universalizó y mejoró la seguridad social d la forma en la que hoy es reconocida en el mundo fueron los gobiernos d felipe González
Camarada Gaspar,en otro tiempo,eras mi candidato a la presidencia,comparto muchas ideas contigo, pero no termino de entender tu posición sobre la unidad de la izquierda, dentro de la diferencia de máximos,entre por ejemplo un comunista cómo yo y digamos un transversal de significantes flotantes,en lugar de pedagogía de la lucha de clases y los ideales del estado de personas con igualdad de oportunidades y derechos,esos que reconocen el poder del capital y entienden la guía de Marx adaptada a nuestro tiempo,claro que si es más fácil ese significante vacío, pero contra el capital, por los derechos de la ciudadanía, son aliados,yo imagino mi trinchera con un Sr Tardà, un Iñigo Un Iglesias Gaspar Alberto y hasta en puntos programáticos de mínimos un Sánchez,por tanto no compartiendo las tesis de Podemos y las formas,se de la calidad de aliados frente al cleptocratico clientelar poder del ediondo entramado contra la separación de poderes, contra el pueblo, destruye jueces Honrados cómo Garzón o Rosell y empoderan evasores fiscales que son los que se pide en conversaciones grabadas para salir impunes por parte de esa ralea, que supuestamente y según la corrupta Indra han ganado.
Toda la razón compañero. La izquierda, por muy crítica entre sí y plural que sea, debe mantenerse unida, pues el sistema electoral favorece la unidad (bien lo sabe la derecha). Si se habla de pragmatismo de voto, de utilidad de la izquierda, solo se dará combatiendo unida.
Las entrevistas en Jotdown suelen ser entretenidas e interesantes aunque no conozcas al personaje o incluso no te caiga bien, pero esta es de las primeras realmente aburridas que no aportan nada nuevo.
Como siempre en este tipo de personajes, creen tener la verdad absoluta sobre como debe ser la izquierda, que no tiene nada que ver con su vecino. Y así va España, un país absolutamente de izquierdas dominado por la derecha ya que esta alcanza entendimientos aunque las posiciones estén mucho más distanciadas.
Que votantes de UI dejaran de votar a Unidos Podemos por considerarse más a la Izquierda que el nuevo partido muestra exactamente el problema grave de la Izquierda Española. Por el otro lado nunca verás un franquista taparse la nariz al votar al PP por considerarlo «demasiado de centro».
Pero eso sí, Llamazares critica a la vez que UI dejara de lado su sector de extremo izquierda y que Podemos/UI no hayan facilitado un gobierno PSOE&Ciudadanos. Que no falten las contradicciones.
Interesante como se ve un país desde adentro, desde afuera (de España) este suena a un país bastante conservador…
Ah, no es coherente dejar de votar a Pdms desde IU cuando se unieron en UP , pero venir a reventar a la formación de izquierdas en las europeas Sí fue un favor a la izquierda… Vale.
Seré muy inconsecuente pero no me apetece apoyar ni votar a peronistas ni troskistas. Ambos sectarios, dando lecciones de unidad.
Estos son mis principios y si no tengo otros.
¿No es rebonico cuando los partidos de izquierdas españoles prefieren devorarse a si mismo en vez de luchar juntos contra la derecha?
Como exvotante de IU, y me refiero a cuando IU todavía se parecía algo al ya extinto PCE, me pareció nefasto que los actuales dirigentes de esa coalición decidieran integrarse en Podemos, ya que siempre tuve claro que esa integración era el abrazo del oso, una estrategia a la medida de Podemos en su línea de querer aglutinar a toda la izquierda. Y en eso siguen, por cierto, con la ayuda inestimable de Pdr Snchz, el increíble hombre menguante.
Me pareció mal la integración porque significaba tirar por la borda todo lo que de válido o rescatable había tenido el PCE, partido en su día de trayectoria más que cuestionable tanto en la guerra civil como luego en la persecución de sus propios miembros (las famosas purgas) pero que, a la vez, fue el único partido que trató de plantarle cara al franquismo y que fue, en el exilio, el que puso en marcha, allá por los 50, el plan de reconciliación nacional, cuyas líneas básicas me siguen pareciendo válidas, a pesar de los años transcurridos.
Ése era el PCE con el que me identificaba, y conmigo creo que algunos más, y ése es el PCE que se fue diluyendo. Porque aquel PCE nunca le habría hecho el caldo gordo al nacionalismo, ya que no confundía el federalismo con la confederación o los simples reinos de taifa: aquel PCE era un partido inequívocamente nacional, español, y no se avergonzaba de ello. Aquel PCE podía entender la ecología pero no la ecobobería, o podía ser defensor de los derechos de las mujeres sin caer en memeces de género y génera.
El problema es que ese PCE ya no existe pero, en contra de lo que dice o sugiere Llamazares, a ese PCE no se lo cargó Alberto Garzón. En todo caso, AG es el último clavo en el ataúd, o, ya que Llamazares es médico, AG es el síntoma pero no la causa.
La causa es que la izquierda clásica, que se pasó décadas anunciando que el apocalipsis del capitalismo estaba al caer, se encontró con que el cataclismo no se producía, que los países capitalistas, mejor o peor según los casos, lograban sacar las cosas adelante mejor, mucho mejor en realidad, que los países del ‘socialismo real’ y que iban integrando las reformas de corte más o menos social sin mayores problemas. Es decir, la izquierda se fue viendo cada vez menos como la alternativa al capitalismo de mercado.
Hacía falta una puesta al día y entendieron que el ecologismo y la teoría de género podían servir de acicate, pero eso es tanto como querer atajar una colitis recetando laxantes. El comunismo no deja de ser una especie de religión laica, con sus dogmas, sus autos de fe y demás, y la ecología (no confundir con el oficio de ecólogo, que no deja de ser un científico) y la teoría de género (que no el feminismo) son a su vez otras tantas religiones laicas, de nuevo con sus dogmas incuestionables, sus santos y sus réprobos, etc, etc. Y si a una religión, en lugar de darle un baño de realidad, sólo le das aún más dosis de superstición, eso a lo único a lo que conduce es al desvarío o, como diría un castizo, a ir como pollo sin cabeza.
Y esta entrevista es una prueba, con un Gaspar Llamazares dando vueltas a ideas que no pasan de ser ocurrencias y que, por tanto, no llevan a nada. A nada constructivo, quiero decir: a lo que sí llevan es a debatir sobre el sexo de los ángeles pero eso ya es otra cosa. Insisto, Alberto Garzón no me dice nada, me parece un cero a la izquierda (perdonen el chiste fácil) y un pelele en manos de Pablo Iglesias, pero, vaya, como se decía antes, quien por su gusto se condena que al infierno vaya a quejarse. Pero es que no me parece que con Llamazares las cosas hubieran ido mucho mejor. Como algún lector ha recordado, a Llamazares el cabe el dudoso honor de haber dejado a IU con un solo diputado. «Es que la ley electoral española es muy injusta»: en efecto, la ley electoral es muy perfectible y eso mismo dije yo durante años, pero es que con esa misma ley electoral resulta que no uno sino dos partidos hasta hace poco inexistentes, Ciudadanos y Podemos, han irrumpido con fuerza en el panorama político y no parece que ninguno de los dos esté camino de desaparecer; más bien, todo lo contrario. Luego, había algo más que ley electoral para explicar por qué IU era llamada por muchos Izquierda Hundida.
No me gusta nada Podemos, tanto por su deriva dictatorial-revolucionaria (si un partido de centro o de derechas coqueteara con un régimen dictatorial como lo hace esa gente, aquí andaríamos a golpe de manifa sí, manifa también), como por su insufrible altanería y su ignorancia (ambas suelen ir de la mano), del mismo modo que el PSOE, que parecía que levantaba cabeza con la gestora, vuelve ir de culo, cuesta abajo y sin freno.
Malos tiempos para la izquierda, que está enferma de infantilitis y de bronquitis (por el gusto de cierta muchachada por la bronca), y conste que me parece lamentable porque si nadie es capaz de plantarle cara en serio a alguien tan mediocre como Rajoy, mal va la cosa.
Interesante punto de vista pero tu mismo muestras varios de los problemas por los que Rajoy sigue en el poder (especialmente en tu último párrafo).
Me gusta como defines el comunismo como una religión porque tiene mucho de cierto, donde además han habido demasiados «profetas» que lo han entendido y transformado como han querido.
Podemos y Ciudadanos no son más que ejemplos del cansancio de la ciudadanía con los partidos clásicos (IU incluido), si se mantendrán ahí se verá, pero sus actuales estrategias y progresión no son demasiado positivas.
Uno de los mayores retos de P.Iglesias (que ya ha destrozado) era el convertirse en el Aznar de izquierdas, y acercar posturas tanto con IU como con el PSOE. Lamentablemente mientras el PSOE se autodestruía, estos se sacaban los ojos entre ellos.
Lo peor de Podemos y de Iglesias en particular es que no han entendido que un país no lo puedes cambiar en dos días (almenos una generación), ni que Pablo Iglesias nunca será presidente del gobierno, su función debía ser mucho más importante, construir un nuevo partido, desgastarse él mismo mientras la «casta» se deja en evidencia y permitir que en un futuro no muy lejano, la nueva izquierda opte a mayoría absoluta.
Personalmente tu último párrafo es bastante sorprendente, que te consideres del PCE, pero no te guste Podemos (relación con régimen dictatorial? Pero realmente te puedes creer eso?) y que hables de la gestora como la salvación del PSOE, me deja simplemente estupefacto.
Realmente te consideras de Izquierdas? Porque esa gestora que tanto admiras es la que le ha dado la presidencia a alguien tan mediocre como Rajoy.
Quizás un día la clase obrera española se levantará sin ver fantasmas, y dejará de apuñalarse por la espalda, o quizás no…
Gracias por tu comentario, Yam.
Lo que comentas sobre Iglesias, el tiempo necesario para hacer algo coherente y demás, tendría sentido con otra persona. Con él, no: tiene un ego descomunal, es aquello de ‘el que se mueva no sale en la foto’ pero elevado a la enésima potencia y muestras sobradas de ello ha dado estos años. Realmente se ha creído lo del asalto al palacio de invierno y en eso está. De ahí toda la agitación, todo ese discurso apocalíptico, como si viviéramos el fin del mundo y eso. Se vio claro cuando la moción de censura y comparando la situación actual con la de 1980, poniendo aquello como claramente menos grave. Teniendo en cuenta que tengo edad suficiente para haber vivido en directo y con un cierto conocimiento de las cosas aquello y esto, digo categóricamente que Podemos exagera; o miente, directamente, a sabiendas. Pero, bueno, lo llevan en los genes, entienden que si no es tensando la cuerda y presentando el peor de los mundos posibles, la gente no les haría demasiado caso. Allá ellos, yo no les compro esa mercancía, justamente porque sé lo que fueron aquellos años y sé lo que son éstos: éstos no son Jauja, ni muchos menos, pero poner como menos graves aquéllos es un insulto, por ejemplo, a las 80 o 90 víctimas mortales que dejaba ETA año sí, año también, amén de heridos, lisiados de por vida, gente que tenía que salir por pies, etc. etc.: ya sólo por eso mienten Pablo Iglesias y su claque. Y no es ése un asunto menor.
Y en cuanto a mi pertenencia al PCE, si te fijas en lo que escribí, me declaro exvotante de ese partido y creo que dejar claro por qué dejé de votarlos. Sobre si el régimen de Maduro y sobre si me creo que es una dictadura, lo afirmo de forma categórica: es un dictador, como lo fue Fidel Castro, y lo malo es que para cuando deje de gobernar ese país, habrá dejado tras de sí un reguero de muertos, como hacen todos los dictadores. Y en cuanto a si me considero de izquierdas, dejémoslo en que me considero un desencantado que de veras querría que lo hicieran mejor, pero no veo que vaya por ahí la cosa. Por eso voté en su día por UPyD, que fueron la única oposición seria durante un par de legislaturas (no había sino que ver los nervios que se agarraba Rajoy con Rosa Díez, mucho peor que con cualquier otra figura de la oposición), pero aquello acabó como acabó. En fin…
Sobre mi contradicción por preferir esa gestora tan terrible que dices, no sé, tú mismo dices que Iglesias no está preparado para gobernar, que hay que esperar un tiempo. ¿Y entonces? Porque el ‘pacto’ que le propuso a Snchz es una broma de mal gusto, con todos los ministerios y puestos clave para Podemos, teniendo ese partido bastante menos escaños, y Snchz de Presidente florero. Vaya, el muchacho es guapito, a qué negarlo, pero, coño, no es serio. Iglesias, igual que hizo con IU, va en plan todo para mí, irse comiendo a sus adversarios y quedarse él con el monopolio de la izquierda, y el PSOE, con razón, no se quiso dejar engullir. ¿Que eso implica dejar gobernar al PP? Cierto pero eso al menos le deja un margen de recuperación al PSOE para volver a ser un partido fuerte. O al menos ésa era la idea: los militantes ya dejaron claro que lo que quieren es tirarse de cabeza al abismo de la manita de Podemos. Pues nada, que lo disfruten, el hostión va a ser de lo más colorido.
Y una última reflexión, más filosófica que otra cosa: hablas al final de clase obrera. Ese concepto tenía su razón de ser en el XIX y hasta la mitad del XX, con un modelo productivo industrial y demás. ¿A día de hoy? Me temo que hoy lo que impera es clase media, hecha de funcionarios de mayor o menor escala, asalariados de pequeñas empresas, gente que se monta sus negocios on-line, autónomos que tratan de salir adelante con sus Pymes mientras el gobierno (éste y los del PSOE) lo asfixian a impuestos, etc. etc. ¿De veras crees que aquella clase obrera y esta composición social actual son la misma cosa? En fin, ahí lo dejo.
Un teleoperador que trabaja 30 horas a las semana por 600€ ¿no es clase obrera? Un autónomo que tiene que currar todo el día, fines de semana incluidos, para ganar 1500€ al mes, ¿no es clase obrera? Un ingeniero que tiene que currar poniendo copas en verano ¿no es clase obrera? Pues sí… pero nos creímos que por currar delante de un ordenador y no en la mina dejamos de ser clase obrera y nos pasamos a la clase media, y así nos va. Ni la clase media existe ya, al menos no toda la clase media que se hace llamar así, ni por supuesto somos unos privilegiados por poder montar los negocios online.
Uno que afirma haber sido del PCE pero votó a UpyD. Eso sí es desencanto, y lo demás son tonterías.
Me parece muy comprensible. Con la(s) izquierda(s) que hay ahora, estoy pensando seriamente en votar a la derecha. A ver si con unos años más de travesía del desierto se aclaran.
Claro, claro. Las izquierdas que hay ahora dejan mucho que desear, puede que tengas razón.
Pero, ¿ y las derechas ? ¿ a tí te parece que es mejor votar Pp o Cuñadanos ?
Yo creo. Gaspar, que tu lugar, hoy, está en el PSOE. Ya ocurrió con Cristina Almeida, Antonio Gutierrez, Rosa Aguilar…. No pasa nada, ahora se autoproclaman de izquierdas no te preocupes.
Yo estoy hasta los huevos de la exquisitez de los partidos de izquierda y la de los propios votantes. Todos creen que tienen el maná de la verdadera izquierda y esto se convierte en la batalla de «yo era del mítico PCE, ¡la izquierda pura!» , «yo soy de Podemos,¡la única izquierda renovadora!» A mi personalmente, me la sopla tanto purismo y tanta intelectualidad.Si la izquierda la lidera Podemos es por pura practicidad, porque aglutina, no por el ideario que es calcado al de IU. Así que dejémonos de debates absurdos y seamos prácticos. Estamos en una situación de emergencia social y, sinceramente, cada vez más lejos de crear una sociedad que se acerque siquiera a aspirar a la utopía. Con crear un país decente, donde se cumpla la ley ya estaríamos siendo revolucionarios que te cagas. Así que pacten unos mínimos básicos y echen a la derecha choriza de una vez. Y toda este debate de la exquisitez lo dejamos para los simposios y las conversaciones de bar entre estudiantes de ciencias políticas.
Amen!
Y yo que pensaba que el tío de mi esposa era el último comunista sobre la tierra.
Pau, creo que el ideario de IU no tiene demasiado que ver con el de Podemos. IU es, o fue, un conglomerado rojo y verde, con una base marxista y proveniente del comunismo democrático y pragmático. Podemos se nutre del postmarxismo de Laclau, el populismo y el potaje ideológico y dialéctico. Nada que ver. Triste ver como Garzón ha errado completamente en su estrategia.
Incurres justamente en lo mismo que pone de manifiesto Pau…la misera de la izquierda es lanzarse manuales ideológicos a la cabeza hasta descubrir quién la tiene más grande, que si Marx, que si Lenin, que si Laclau…claro que si no fueron capaces de ponerse de acuerdo para crear un frente común ante las tropas franquistas en la guerra civil, qué podemos esperar ahora…
Al final se trata de poder, de quién, cómo, cuándo y dónde detenta el poder, y me temo que es una debilidad humana que afecta independientemente de la ideología, si bien la derecha nunca se ha avergonzado por ello.
La izquierda integra es la que no para de dividirse en plan metástasis por la cosa contestataria y revolucionaria de ser íntegra desintegrándose. ¿Se acuerdan de aquello de » No nos moverán» que cantaba la progresía mundial? Pues eso, no se movieron pero el resto del mundo sí. Pero en fin, ya empieza pronto la liga.
Con cariño que os tengo: ¿qué ha pasado con la maquetación? Es tan ancha la línea que me pierdo en el universo. ¿Y el verde ese de arriba de hospital?
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Izquierad Unida esta muerta, no existe, se la comio Podemos desde que su lider Garzon, vendio la formacion para que le dieran una silla en el Congreso, esoes IU, una silla en el Congreso a las ordenos de Pablo Iglesias. «Por un plato de lentejas».
¡Mmmm…! ¡Y qué buenas que están, con su choricito y sus patatitas…!
Que pena que lo más granado del Partido Comunista, tenga que ser fagocitado por el malagueño Garzón el malo a su vez subsumido en PODEMOS. Ambos “jefecitos” Pablo Iglesias y Alberto Garzón, excrecencias del califa cordobés Julio Anguita que se dedicó a cortocircuitar al PSOE haciendo pinza con Aznar y a destruir lo mejor que había hecho el PC en España desde la llegada de la democracia.
Julio Anguita, el único hombre honrado de la política española que he conocido.
¿Lo conociste bien?, ¿crees de verdad que el resto de hombres que han hecho política en España son deshonestos, por no decir corruptos?, ¿todas las mujeres que han gestionado la res publica lo han sido? En fin cosas del maniqueísmo y del simplismo. Con pocos argumentos se rebaten las pretendidas verdades absolutas.
¿Y tú lo conociste bien? ¡Si tienes algo malo que decir sobre él, hazlo aquí, sabihondo!
«¿Usted se arrepiente de haber votado a favor de la investidura de Zapatero en 2004?
No, no me arrepiento. Cualquiera que viviera la época de Aznar lo tiene que entender. Es el mismo distanciamiento antipolítico que con respecto a la Transición democrática. A mí no se me ocurre trasladar mis valores de hoy a un momento histórico de hace treinta años.»
Pero sí se permite juzgar la guerra civil, su entorno político, social y cultural, con los valores de hoy…. Así es imposible creerle ni una palabra.
No, no lo conocí personalmente, ni a Gaspar Llamazares conozco tampoco. Sí conocí y bien a Gerardo Iglesias, menos bien a Nicolás Sartorius, Santiago Carrillo y a muchos otros dirigentes del PCE. He conocido y conozco a muchísimos políticos, no por ello soy mejor ni peor. Y sabihondo, probablemente tengas razón, ya desde niño leía a Marx, Lenin y demás. Empecé mi militancia a los doce años. Así que de comunismo y más concretamente de política española y Canaria, conozco un poco. Aunque el insulto gratuito, sobra y sólo suple la carencia de argumentos.
Obviamente mi comentario era en respuesta del anterior. Disculpen el error.
Sí, ¡ahora intenta arreglarlo! Te has metido con Architrion sin venir a cuento, así que muy listo no serás…
Lo que hace falta es dejarse de izquierdas ni derechas ni todas esas etiquetas retrogadas que sólo sirven para dividir a las personas. Puede haber diferentes opiniones respecto a algo, temas que son más calientes como aborto, pero al final de cuentas, ¿Qué es lo importante? Que la gente viva bien. Gaspar parece un tipo coherente con sus ideas aunque no coimparta todas, creo que todos y todas nos deberiamos centrar en todo lo que nos une ( hablo como sociedad acabando con estas etiquetas) y que de una vez haya alguien que haga las cosas con sentido común, nada más. PSOE ,PP, etc etc han demostrado que no están a la altura de la grandeza de este país y de nuestro pasado. El futuro pasa por debatir como hacer mayores los lazos con nuestros hermanos latinoamericanos, cómo recuperar el sitio que deberiamos tener por toda esa gente que a lo largo de la historia dio su vida porque hoy nosotros en vez de ser un pais europeo pequeño, seamos un referente cultural. Mientras sigamos perdiendo el tiempo en luchas internas absurdas, independentismos artificiales que no van a ningún lado, etc no vamos a progresar.
Pues a mi Gaspar Llamazares me parece un tipo coherente, por cómo piensa y por como actúa. Y eso ya es mucho en estos tiempos donde abunda la mediocridad política (el cinismo, el simplismo, la arrogancia, los «significantes vacíos», la charlatanería).
Ojalá les vaya bien en su iniciativa con Baltasar Garzón y Cristina Almeida. Muchos seguimos huérfanos en la izquierda, entre un PSOE desdibujado y con crisis, y un Podemos con mucho discurso y poca efectividad.
Totalmente de acuerdo. Me parece de los pocos políticos que además de coherente mantiene sus ideas e ideales a lo largo de su carrera política.
La izquierda, a la que pertenecí, se ha quedado sin discurso con el ‘triunfo’ del capitalismo. No tiene un modelo alternativo. No se atreve a proponer, p. ej., la prohibición de especular y el cierre de las bolsas de valores, lo que significaría el fin del capitalismo. Y encima ahora se ha vuelto nacionalista, lo peor. Pero como siempre se puede caer más bajo, en breve reivindicará ‘el hecho religioso’, las ‘patrias’ (Maduro, qué grima das) y demás zarandajas de la derecha: dios, patria e impuestos bajos
Ante lo cual, uno se ha pasado a votar al único partido que reivindica la racionalidad: C’s
Diga usted que sí, por eso, cuando hace falta, funciona como colchón y blanqueante del PP. La racionalidad del statu quo.
Los colchones son estupendos para descansar y no crisparse. El PP es el demonio, aunque eso ya lo sabíamos.¿ Y el PSOE y Podemos-IU son el colmo de la racionalidad? ¿Su no-status quo es lo que necesita el país? Pues estamos aviados
1 Que sí, que es el demonio y muy feo además, pero el «racionalismo» lo acaba apoyando. Por activa y pasiva, además.
2 Y a mí qué cuenta de PS y Pdms? He dicho yo algo a su favor? Pues eso.
3 Ser de derechas no es malo, ni siquiera en la versión ‘converso’. Lo que es muy cansino es justificarse siempre en el racionalismo y la sensatez. Como si el resto de la ciudadanía (ja) estuviera formada por animalescos orates.
Yo quiero crear una empresa porque tengo una idea que me parece interesante y creo que tiene mercado y puede interesar a la sociedad. Si me quita la bolsa de valores, ¿dónde puedo ir a buscar el dinero para arrancar mi idea?. ¿Al ICO, donde te cobran un % altísimo poniendo como garantías lo inimaginable?. Hasta ahora lo más práctico era ir a los mercados financieros (como pudiera ser la bolsa de valores) en sus diferentes modalidades pero si tiene alguna idea mejor para lanzar una empresa se lo agradecería que me lo indicase….lo digo porque en su modelo de estado entiendo que quiere erradicar la especulación (si me dejen dinero para lanzar mi idea, el inversor está especulando que va a recuperarlo y ganar un margen) y la bolsa de valores, no se me ocurre cómo una persona como yo puede lanzarse al mercado a desarrollar su idea. Supongo que no pretenderá que la idea se la regale al estado….gratis….¿no?
El «triunfo» del capitalismo que usted declama, para mí representa la explotación y la miseria de millones de personas, la extinción acelerada de los recursos naturales del planeta, la mercantilización de toda actividad humana, la negación (y aniquilación) de todo sistema económico-socio-cultural alternativo que exista o pueda surgir, etc, etc.
Enhorabuena por su «triunfo». Espero que se encuentre en esa franja minoritaria de privilegiados «triunfadores» y que lo disfrute.
No es que sea un tipo coherente en sus ideas y análisis. Es que está a años luz política, cultural e intelectualmente de todo el panorama político y social de este país de pandereta (tan alérgico al pensamiento como dado al sectarismo y la bronca-como muestra la mayoría de comentarios a la entrevista-).
No pretendo eso, pretendo que un embrión de ‘eso’ podría ser, en mi opinión, el punto de partida para una izquierda que no sabe qué hacer: ¿cómo organizamos una sociedad más justa, dado que hemos perdido? Que lo desarrollen ellos, que yo no sé – no soy tertuliano.
Un clásico entre la gente de derechas eso de que el comunismo o el socialismo son religiones, con sus dogmas y sus apóstoles, y qué malos que son en Venezuela y bla bla.
Mientras ellos poniendo un cirio al sacrosanto mercantilismo, rezando para que los mercados y los capitales crezcan y se reproduzcan como los panes y los peces y corramos un tupido velo sobre la mayoría de dictaduras del mundo que, oh! sorpresa, no son comunistas ni socialistas precisamente.
Uno siempre ha pensado que le gustaría vivir en un país con unos derechos civiles a prueba de bomba (y por ahí, y sabiendo cómo era esto hace 40 años, se da con un canto en los dientes), con una sanidad y una educación pública excelentes ( la primera todavía es una joyita aunque se la quieran cargar descaradamente, la segunda la van convirtiendo en una mierda unos y otros por múltiples razones), y un sistema de redistribución de la riqueza justo y equitativo. Social democracia de toda la vida. Que esto fuera Escandinavia con sol.
El problema es que la derecha tiene tics atávicos muy jodidos, y la izquierda…..la izquierda vende hoy en día una mezcolanza de marxismo-leninismo rancio (a estas alturas de la película), ecologismo-pacifismo cuando conviene (si en mi pueblo hay un astillero militar o una fábrica de munición, evidentemente no), y en el peor de los casos, un nacionalismo reduccionista que roza el paletismo más estomagante, y ya no hay día que alguna comunidad autónoma, provincia, municipio, barrio o comunidad de vecinos reclame su hecho diferencial, su lengua vernácula (vigente, muerta o inventada), su derecho a convertirse en estado propio y sentarse en la ONU, y a participar en EUROVISION. Y esto último se ha convertido en el principal caballo de batalla del nuevo secretario general del principal partido de la izquierda. Como si el país no tuviera mil problemas que arreglar antes.
Luego algunos se preguntan por qué hay muchos que nos quedamos en casa uno vamos a votar.
Otro clásico de la mayoría de «opinadores» profesionales que debaten sobre la dicotomía izquierda-derecha: todo lo que se autodenomine izquierda/comunista/marxista será inmediatamente calificado de rancio, caduco o troglodita. Estas apreciaciones serán compartidas y jaleadas de manera automática por la mayoría, bien sean podemitas modernísimos sin pecado concebidos, bien sean Ciudadanos racionalísimos de extremo centro. Y es que, según el cliché marcado a fuego en el pensamiento político actual, una persona de izquierdas, socialista, comunista o marxista, es alguien que suspira por levantar bustos de Stalin en la plaza mayor y celebrar paradas militares al estilo de Corea del Norte por la Castellana.
Joder! no?, que existe vida ahí fuera, más allá de Venezuela, Cuba y el bloque del Este de los 80. Que la izquierda pragmática y democrática, sin tomas de palacios de invierno, es hoy en día más necesaria que nunca.
Si es que cuando vivamos de lleno en la distopía neocon global a la que nos encaminamos, luego nos acordaremos de todo aquello a que renunciamos por no parecer «moderno»…
Ponme un ejemplo de sociedad que haya sido desarrollada por la «izquierda pragmática y democrática». Y no valen quimeras que ya está todo inventado.
Facilisimo,ya te respondo yo,España desde 1982 a 1996 por ejemplo.
Uruguay con mujica tampoco es mal ejemplo.
Brandt, Kreisky, Palme, en menor medida Felipón…
Y Miterrand, Maertens, Soares…
De acuerdo contigo. Los izquierdistas somos, según muchos, antiguos y caducos, etc. Puede ser, del mismo modo que antes, por ej., un puesto de trabajo era para toda la vida, con seguridad social, vacaciones, un sueldo digno, derechos, etc; ahora sin embargo lo moderno es un contrato temporal – en el mejor de los casos – con suerte cotizan a la seg. social, y ni hablar de derechos sociales ni zarandajas de esas.
Sea ud tan amable de concretar dónde existe vida ‘progresista’ más allá de los paraísos que cita. Ilumínenos Jordi
Un clasico en este país, con unos problemas de comprensión lectora del carajo. Repásate el primer párrafo y luego dime dónde califica a la izquierda como retrógrada.
A lo que me niego, y me temo nos negando muchos potenciales votantes de la izquierda es a abrazar una deriva nacionalista-paleta que roza la subnormalidad. Ya se ha dicho por ahí arriba. La izquierda siempre, siempre, ha sido internacionalista. Siempre ha ido hacia el común de la gente. Mirarse el ombligo no lleva a ningún sitio. Y yo me niego a participar en ese juego miserable de mi pueblo es el más guay y los de al lado no valen nada.
Estimado Rayvictory, llevamos tres siglos de preponderancia del capitalismo en la mayor parte del globo por lo que, lamentablemente, no puedo ofrecerle una gran cantidad de ejemplos actuales. A mí entender, el Uruguay de José Mújica está realizando avances sociales notables y esperanzadores para gran parte de su población. El movimiento indigenista en toda suramérica, en general, ha representado un primer paso progresista para que unas sociedades terriblemente desiguales aniquiladas por más de un siglo de dictaduras impuestas por el gran hermano americano puedan librarse de ese yugo . Con el sustrato histórico-cultural-social de latinoamérica creo que, lamentablemente, es inevitable que surjan payasos siniestros como Chávez o Maduro que se aferren, bañados en sangre, al poder.
Más cerca, en Europa, la socialdemocracia jugó un papel más que notable en la formación de esas prósperas sociedades (con sanidad y educación públicas, universales y de calidad), después de la segunda guerra mundial, de las que usted y yo somos hijos. El giro neoliberal, de los 90 hasta la actualidad, ha traído y traerá otra cosa que no creo sea nada bueno para nuestros hipotéticos hijos.
Históricamente podría referirle ejemplos de sociedades que han tendido hacia la utopía igualitaria, desde los protoceltas de Hallstadt, pasando por Esparta y llegando a la segunda república española (antes de la llegada de la CEDA). La revolución rusa y el intento de aplicación de políticas marxistas en los países del Este europeo es sin duda una de las mayores decepciones históricas que los defensores de estas ideas han padecido. El análisis del porqué del fracaso excede a este comentario, aunque la base feudal y eminentemente analfabeta de esas sociedades seguramente no fueran el mejor campo de cultivo para el florecimiento de unas estructuras igualitarias y productivas. En definitiva, no pretendo convencer a nadie. El capitalismo/liberalismo ha sido un sistema que ha conformado, para lo bueno y lo malo, el mundo moderno tal y como lo conocemos. Los imperios británico, holandés, americano, etc. se han cimentado sobre sus postulados y eso para pensadores como Escohotado ha sido esencialmente positivo. En mi humilde opinión, esta abrumadora preponderancia ha generado una mentalidad dogmática en la mayoría de sociedades occidentales que oculta interesadamente los aspectos más oscuros de esa supuesta generación de beneficios infinita. Donde muchos ven el surgimiento de una gran nación, EEUU, otros pocos vemos trata y explotación de negros y desigualdad sin precedentes. Desgraciadamente sí que le podría hacer una lista interminable de ejemplos de sociedades «desarrolladas» por el capitalismo y los millones de personas que han sido y son explotados por cuatro chavos que no les sirven ni para comer.
La teoría marxista es cojonuda. Una utopía maravillosa. Sólo tiene un problema. Que su aplicación empírica no funciona. Cuando no le sale un estado genocida, le sale uno gobernado por un retrasaos mental como Maduro. Se empieza haciendo cola a ver si hay papel higiénico y se acaba en un gulag o cosido a tiros por uno que va de paquete en una moto.
para Jordi a las 22:35. El triunfo del capitalismo es un hecho constatable – en relación al comunismo – no algo que yo celebre, la realidad es la que es. Por supuesto, si no inventamos algo diferente, nos lleva a la ruina a todo el planeta, por lo que estoy acuerdo con ud. Mejore eso sí su comprensión lectora: hablar de triunfo no me incluye entre los triunfadores, más bien en los desesperados.
El problema de la izquierda, sobre todo tras el colapso del Socialismo del Siglo XXI en su cabecera bolivariana, es que solo ellos se tomaron en serio aquel somnífero del cómico Fukuyama, lo de «el fin de la historia». Y la historia, sea ésta lo que sea, siguió su camino… con damnificados. En particular, ellos, o si me permiten la indiscreción, ustedes, que ya sabía yo que esta entrevista iba a ser un encuentro de militantes, desafectos y revisionistas del lado siniestro de la brújula…
Guauuuu! De mayor quiero ser tan misterioso y perdonavidas como usted.
Se me han bajado los calzoncillos, pirata!
¿Te apunto en militantes, desafectos o revisionistas?
Perdonado queda. No hace falta que ladre. Ya puede vestirse ud.
La transición fue, básicamente, una bajada de pantalones por la que los asesinos no pagaban por sus crímenes y se quedaban con todo lo robado. ¿Y a qué teníamos miedo: a que Hitler y Mussolini volvieran para ayudarlos?