Arte y Letras Cómics

1988, el año del fin del mundo

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Imagen: Planeta Cómic.

En un momento en el que la ciencia ficción de los ochenta está más viva que nunca, Brian K. Vaughan decide tirar de nostalgia y desarrollar Paper Girls. Lejos de presentar una premisa rebuscada, el argumento del cómic es simple: un grupo de chicas de doce años que trabajan como repartidoras de periódicos ven como una serie de seres extraños invaden en la mañana de Halloween su pequeño pueblo. La trama, conociendo al autor que fue guionista y productor de la serie Perdidos, se irá enrevesando en cada número. Pero esto no es un punto negativo, sobre todo cuando Vaughan cuenta con más de diez premios Eisner en su colección.

¿Son extraterrestres? ¿Provienen de otra época? ¿Por qué han desaparecido casi todas las personas de Cleveland? Estas y otras muchas incógnitas se irán planteando, a la par que resolviendo, en cada nueva entrega. Pero es el lector el que irá, junto a las protagonistas, desentramando el misterio a lo largo de las páginas. Nadie más sabe, ni parece querer saber, qué está ocurriendo. Las chicas, lideradas por la rebelde Mac, serán las heroínas de la historia.

Los Goonies, Cuenta conmigo, E.T. el extraterrestre o La guerra de los mundos son claras referencias para Paper Girls, un cómic que busca innovar manteniendo la esencia original de estos ya clásicos del cine de aventuras y ciencia ficción. Y lo logra. Aunque al principio pueda parecer que se está ante una nueva historia de adolescentes en apuros que se convierten en héroes. Pero Vaughan es muy dado a crear giros inesperados y a dar una vuelta a cualquier situación, hasta el punto de convertir lo cotidiano en sorprendente. Paper Girls, como no podía ser de otra forma, es una prueba de ello. Prueba de que aún se puede contar lo mismo y seguir impresionando.

Pero la historieta no tendría la misma fuerza si no fuera por las marcadas referencias que hay hacia aquellos años. El cómic tiene un claro público objetivo: aquel que vivió en los ochenta. Ya solo su título, que hace alusión al clásico juego de Atari Paperboy, aunado a las conversaciones de las protagonistas, donde las series del momento o los videojuegos son una constante, es una clara declaración de intenciones. Pero hay más. No solo de aquella época se alimenta la obra, un hecho que genera nuevas preguntas tanto en el lector como en las protagonistas.

Junto a Vaughan hay otro nombre que no se debe olvidar: Cliff Chiang. El dibujante estadounidense, que logró destacar con su trabajo en Wonder Woman, es el encargado de hacer que las ideas del guionista cobren vida en cada página. Con un estilo claro y alejado del exceso de detalle, cada viñeta logra sintetizar al máximo la trama. Es más, en ocasiones, el dibujante se permite el lujo de trastocar la disposición de estas a su voluntad y obliga a tener que cambiar la posición del cómic para poder leer de forma correcta lo que ocurre. Lo que en otros casos sería bastante arriesgado, aquí es un soplo fresco para la dinámica de la narración.

Otra pieza fundamental de la obra es el colorista Matt Wilson, sobre todo por el gran peso de su trabajo. Hay momentos en los que el color marca el ritmo y hasta el tiempo narrativo. Es más, hasta el número 10, las portadas tienen una tonalidad predominante, comenzando con el amarillo y concluyendo con el gris. Una curiosa forma de marcar dónde empieza y dónde acaba el arco argumental de la obra.

Cada número de Paper Girls concluye con un cliffhanger, algo muy típico de los seriales de aquella fecha y que en el mundo del cómic, pese a ser un recurso manido, sigue funcionando muy bien. En sus páginas finales se pueden encontrar una serie de cartas falsas enviadas al supuesto Sindicato de Repartidores de Periódicos Estadounidenses, que mediante ironía y humor retratan los hitos y la actitud de ese tiempo. Porque no hay que olvidar que Vaughan plasma la década de 1980 desde una visión actual, permitiéndose así criticar ciertos aspectos de aquella época.

El cómic, publicado en Estados Unidos por la editorial Image, ha llegado traducido a España de la mano de Planeta Cómic en formato grapa. Todo un acierto de edición para mantener el estilo habitual de los cómics de los ochenta.

Reseña extraída del libro Anuario de Cómics Esenciales de 2016, disponible en nuestra store y en nuestra red de librerías.

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