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El Chivi: «Creo que mis canciones son un canto a la libertad»

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José Córdoba, el Chivi. El Chivi, José Córdoba. Estas son las dos caras de nuestro entrevistado. Un cantautor que ha tenido que pasear por lo extremo, lo sórdido y lo sexual para hacerse un hueco en ese mundo que llaman de la canción. En su haber está el título honorífico de haber sido un fenómeno viral casi antes de que los fenómenos virales existieran tal y como los conocemos. Con sus canciones, los adolescentes de finales de los noventa y principios de la década del 2000 crecimos descubriendo pinceladas de poesía entre los escombros de la moralidad más laxa. Una pluma ágil, unas canciones que dicen cosas que te excitan o te incomodan, tal vez al mismo tiempo. Un artista luchando por colocar su nombre entre nuestras listas musicales mientras convive con un pornoautor que se le esconde por dentro.

En los escolapios te conocían.

No es que me conocieran, es que me imagino que el psicólogo que había cuando yo era pequeño se jubilaría, y pusieron a otro psicólogo que fue a verme a un concierto, y al final de la actuación se acercó y me pidió una firma para sus compañeros de los escolapios. Y yo le dije: «Pues yo estudié en los escolapios». Y me dijo: «Pues que sepas, como hay varios colegios en Madrid, que en este colegio, en la calle tal, tienes muchos seguidores». Dije: «Ha sido mi colegio, estudié allí toda la vida. EGB, BUP y COU».

Llegaste hasta a ser delegado de la clase y todo.

Era delegado pero cuando era más niño. He sido buen estudiante, y buen niño, pero luego fui un cabrón, era el que imitaba a los profesores y les traía por el camino de la amargura. Pero era muy formal y muy buen niño. Me decían: «De cualquier otra persona podríamos haber pensado que hiciera estas canciones, pero de ti nunca nos lo hubiéramos podido imaginar».

¿Y alguno de tus profesores se llevó alguna desilusión?

Cuando yo estudiaba eran casi todos laicos ya. Había pocos curas. Pero de los curas que había y me habían dado clase… Mientras yo repartía discos de regalo en la sala de profesores hubo algunas caras un tanto extrañas.

Además cantaría todo el mundo «Radikal».

Claro, era la época justo del primer disco. «Radikal», «El abuelo es gay»… todas estas canciones. Pero luego he tenido la suerte de que han querido ir a verme. Mi profesor de Historia me llevó a la clase que iba a dar en ese momento él, y dijo: «Hoy os va a dar una clase magistral un antiguo alumno, que tenéis que aprender mucho de él». Y dijo: «No sé si del tema musical tenéis que aprender demasiado, pero como estudiante, sí, porque fue un gran estudiante». Y a partir de entonces todos los chicos se daban la voz: «Este es el Chivi». Y estoy muy orgulloso de haber sido escolapio, yo aprendí mucho y bien en ese colegio.

Y a tus vecinos les gustan mucho tus canciones, ¿no?

Eso lo vamos a obviar [risas].

Siguen siendo vecinos.

Claro, siguen siendo vecinos. Vivo con mi novia ya, pero siguen viviendo en el bloque de mi madre. Pared con pared.

¿Quién es José Córdoba?

José Córdoba es una persona de lo más normal. Una persona a la que le gusta lo que le gusta a la gente normal: el fútbol, el cine, el teatro, salir con los amigos… de lo más normal. Que no destaca por nada especialmente.

Eso es ya una manera de destacar, porque hay muy poca gente que lo reconozca. ¿Quién es, entonces, el Chivi?

El Chivi es un personaje que ha creado José Córdoba para cantar un tipo de canciones que le daría cierto reparo que se cantasen con su nombre normal, como José Córdoba. Cuando yo empecé a hacer ese tipo de canciones, de cachondeo, bizarras, mis amigos, que me llamaban Chivi por esa época, porque llevaba perilla, empezaron a decirme que me pusiera un nombre artístico para cantar, y qué mejor nombre que con el que me apelan mis amigos: Chivi. Y me pareció un nombre divertido, así que… Chivi es esto: un personaje que yo he creado para subirme en el escenario y cantar estas canciones.

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¿Cómo ve José Córdoba a Chivi?

Ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo, que siempre se dice esa frase, hay algunas canciones del Chivi que me parecen aberrantes. Sobre todo las primeras, que eran canciones que yo escribía para mis amigos sin pensar que las iba a grabar en un disco, y que iba a escucharlas un público que no solamente eran mis amigos, que iba a dar conciertos con ellas y a hacer giras, cantando en directo. Hay canciones que obviamente yo hacía para ellos y ahora me parecen superfuertes y con frases, además, que me hacen preguntarme cómo he podido escribir eso.

¿Han podido hacerte daño en algún sentido?

No, daño no, pero me producen incluso cierto pudor. Eran canciones que no tenían ningún tipo de censura, porque yo con mis amigos el lenguaje que usaba era así. Tenemos confianza unos con otros como para decir todo tipo de bestialidades cuando estamos juntos. Yo creo que son también parte del éxito de cómo empezó el Chivi. Eran canciones frescas, que el tío no se corta ni un pelo, dice lo que piensa y lo que se le viene a la cabeza.

Lo que le sale de la punta del boli.

Eso es.

¿Alguna vez te has mirado en el espejo y has pensado: estoy hasta los cojones de este disfraz? Acabas de decir que el Chivi es un personaje.

No. Chivi… me ha dado muchísimas cosas buenas, casi todas buenas, he podido conocer España haciendo conciertos, he podido conocer a mi público, al que le gustan las canciones, del cual he hecho amigos a lo largo de estos años, y sobre todo he tenido la satisfacción de hacer lo que me gusta, de hacer canciones de humor, que creo que es algo bastante complicado. Escribir canciones de humor y hacer reír a la gente es una satisfacción: ver que hay gente que se lo pasa bien, que se olvida de sus problemas durante el tiempo que dure el concierto, y se está riendo y está con la sonrisa en la boca, es una de las cosas por las que sigue valiendo la pena hacer canciones del Chivi. Estar hasta los cojones… no. Sí me ha dado cosas malas, pero no como Chivi en sí, sino por causas ajenas a lo que es el personaje. Yo creo que lo único negativo que he tenido en estos años ha sido que se colocaron una serie de canciones a mi nombre en internet, que tenían tintes racistas, y yo estaba en una discográfica pequeña y no tenía medios para llegar a las televisiones, a los grandes medios, para desmentirlo y para decir: «Oiga, estas canciones las han colgado a mi nombre pero no tienen nada que ver conmigo ni con mis ideas», porque mis canciones hablan de sexo, de cosas surrealistas, de burradas, son canciones que critican sobre todo el Gobierno del PP, critican a los pijos… siempre desde una postura del cachondeo. Ni yo soy una persona homófoba ni racista, y que te tachen de eso es bastante duro, sobre todo cuando no lo eres y cuando eres todo lo contrario. El que se diga: «Es que eres un racista al hacer canciones de estas», y caérseme conciertos por eso. Llamarme el dueño de la sala: «Esto no lo podemos hacer porque ha venido gente y nos han dicho que eres un racista». Si yo fuera así, pues no me importaría, pero como soy todo lo contrario… Creo que mis canciones son un canto a la libertad, y que desde luego con esas ideas en otra época me hubieran fusilado. Es lo único negativo que me ha dado Chivi, todo lo demás ha sido positivo.

¿Por lo que podemos asegurar que José Córdoba no es racista?

Todo lo contrario. Soy una persona a la que le gusta la multiculturalidad, vivo en Lavapiés, que es el barrio multicultural de Madrid, el más étnico… he tenido una novia colombiana durante años. Ni mis ideas ni mi persona tienen nada que ver con esas canciones que colgaron a mi nombre. Es jodido sobre todo por eso, porque no tengo los medios para defenderme y poder decir que yo no soy así. Y luego que vaya gente a los conciertos a escuchar esas canciones y me digan: «Oye, no has cantado esa canción». Y tener que decir que no es mía, y que me digan: «Pero por qué, pero si mola un montón». Y tener que decir: «Pues a mí me repugnan esas ideas, y me parece detestable lo que dice esa canción». Igual a algunos les parece muy gracioso, pero a mí me parece algo detestable. Pero es lo único, y pesan más las cosas positivas que me han pasado.

¿Y sabes por qué te dieron la autoría de esas canciones?

Las colgaron a mi nombre porque yo fui uno de los primeros cantantes en internet que colgó sus canciones. Entonces colgar una canción con el nombre de Chivi era sinónimo de que la gente se la iba a descargar y la iba a escuchar. Y no sé cómo surgió que colgaron un par de canciones racistas. Además de eso… la del negro ni siquiera es una canción racista, uno hasta se tiene que informar de lo que han colgado. Efectivamente, esta es de un tío argentino que a lo que se refiere, igual que aquí a los del Atlético de Madrid se les llama vikingos y a los del Madrid, indios, y a los del Barça culés, pues no sé si los del River, o el Boca, se les llama negros de la cabeza grande. Y el argentino les llama negros a unos que no son negros ni nada… a un tipo de gente de allí, de hinchas. Y ni siquiera es una canción racista, pero aquí la gente la cogió como si fuera racista. A mí lo que me sorprende es que «no, no somos un país racista», y joder, esa canción es de las más escuchadas que hay. Es acojonante.

¿Cómo ves el panorama musical en España?

Lo veo con tristeza porque sobre todo soy una persona a la que le gusta la música, y la gente que quiere dedicarse a la música lo tiene complicado, por no decir imposible ahora mismo. Es tristísimo que ahora mismo unos amigos que forman un grupo en su barrio para tocar y quedan para ensayar no puedan salir de su barrio o de su ciudad a hacer conciertos porque no hay apoyo de pequeñas discográficas. Han cerrado prácticamente todas las pequeñas y las medianas. Las grandes no quieren a nadie que no sea un producto.

Un muñeco.

Un muñeco, sí. Un grupo que les funcione dos años, tres años a lo máximo, y a los tres años sacar a otros y que no les funcionen exactamente por la música que hacen, sino por la cara bonita que tienen. Es así de crudo. Es que si Pablo Alborán fuera un tío como yo y cantase esas canciones, a lo mejor no se comía un colín.

«Tú, y tú, y tú, y solamente tú…», eso igual te llega al alma aunque no fuera guapo.

Y creo que Pablo tiene muy buena voz y canta muy bien. A mí no me gustan precisamente sus canciones, pero es un tío que tiene voz y tendrá talento, seguramente. Pero creo que si tuviera otro tipo de físico, le hubiera sido mucho más difícil. A lo mejor también habría llegado, pero habría sido mucho más difícil. Porque últimamente lo que sale es eso, productos para chavalas jovencitas. Que está muy bien que haya estos productos, pero lo triste es que solo hay eso y nada más. En los años ochenta y en los noventa había eso, pero también había otros grupos detrás que estaban empezando.

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Yo escuchaba a Pedro Guerra, que no es de los guapos oficiales. A lo mejor hoy lo tendría más difícil, ¿no?

Puede ser. Es mi opinión, que seguramente no tendré razón, pero creo que la música se ha vuelto un producto. Las discográficas han dejado de creer en la música porque su negocio era vender discos y no se venden, y cuando eso pasa, dejas de creer y de apostar por lo que es tu negocio, y se han pasado a los artistas que están consagrados ya, a mantenerlos y dedicarse al negocio de los conciertos, que es lo que realmente da de comer a los cantantes. Te hablo de cantantes como Alejandro Sanz, Sabina o gente consagrada ya. Mantenerlos y que den conciertos que sean negocios.

Como José Córdoba, que me conste, has sacado un disco, Estado natural, con unas letras muy trabajadas. ¿A quién se parece José Córdoba componiendo?

Hombre, tengo muchas influencias de Joaquín Sabina, que como letrista es el que más me gusta. Pero escucho todo tipo de música. Me gustan mucho los clásicos como pueden ser Serrat o Aute, que son ya gente que se pueden considerar clásicos. Y me gustan mucho los nuevos, Pedro Guerra, Ismael Serrano. Como Chivi, a la hora de hacer canciones, Javier Krahe, que falleció va a hacer un año. Me parece uno de los genios y pioneros haciendo canción de humor en España, trayendo lo que llevó Brassens a Francia. Y siguiendo esa estela de hacer canciones era un maestro escribiendo. Ya te digo, me gusta todo tipo de música. Sobre todo me gusta la música clásica y la ópera, que es lo que más escucho, pero vamos, escucho desde AC/DC, Springsteen, U2. Música en general.

Música clásica y ópera.

Nunca ha habido en mi casa afición a la música, a ningún tipo de música, y cuando tenía catorce años, empecé a hacer una colección de esas de los kioscos. Me compraron mi primer equipo de música, con el compact-disc, que entonces era algo muy novedoso, el no va más, pero decían: «Esto es sobre todo para escuchar música clásica». Y empecé a hacer una colección, iba todas las semanas al kiosco a comprarlo y me empecé a aficionar poco a poco, es algo que me ha llegado y que me emociona siempre que lo escucho. Me gusta todo tipo de música clásica, desde la barroca hasta la contemporánea, y la ópera, que llegué a ella más tarde y me costó más entenderla.

Dime una ópera y una obra clásica.

En música clásica y ópera es de lo poco en que me puedo considerar un pequeño experto. No un grandísimo experto, pero de lo poco que puedo decir, porque he leído mucho sobre ello, además de escuchar. En ópera sobre todo mis dos autores preferidos son Puccini y Richard Strauss. La ópera de Richard Strauss que me encanta es El caballero de la rosa, y la escena de la entrega de la rosa es de mis preferidas. Y el conjunto que hay al final de voces femeninas me gusta especialmente. En música clásica, si tuviera que quedarme con dos o tres compositores, serían Chaikovski, me gustan también las sinfonías de Shostakóvich, y los de siempre, Mozart y Beethoven me encantan… Bach me parece un genio.

¿En ópera eres wagneriano o de Mozart?

Me gusta todo tipo de ópera. Pero soy más wagneriano. Mozart me parece que tiene unas óperas muy pesadas, porque es muy repetitivo. Claro que tiene melodías buenísimas, pero Wagner son palabras mayores. Fue el que innovó todo. Fue quien inventó la ópera moderna. Hacía el libreto y la música: todo. El concepto de obra total. Wagner era el rey de Baviera. Se montó el teatro solo para él, para que se estrenaran sus obras. Y me gusta mucho la ópera francesa: Massenet, GounodBizet, etc.

¿Y la zarzuela?

La zarzuela me encanta. Es la gran olvidada. Creo que hay zarzuelas que musicalmente superan a muchas óperas y la gente no las conoce. Doña Francisquita, o La Dolores de Bretón. El gato montés de Penella, que es una maravilla. Es una de mis grandes aficiones, la música clásica y la ópera.

Estás preparando un disco nuevo a nombre de José Córdoba.

Lo he terminado de grabar, estamos empezando las mezclas, y la masterización, que es lo que queda, y he tenido la suerte de poderlo grabar con uno de los grandes productores, además de ser un regalo trabajar con él, porque es una persona a la que admiraba. Admiraba su trabajo, sus producciones: José Antonio Romero. He podido grabar con músicos de Sabina, como Jaime Asúa y Mara Barros que han hecho los coros, Antonio García de Diego, que ha venido con la guitarra en una de las canciones… José, que ha grabado las guitarras en todo el disco, Anye Bao, que es el batería de Estopa. Ha sido un lujo y un regalo, de esos que te da la vida, poder grabar el disco con ellos. Y que a José le gustase el proyecto y dijera que sí… ha sido un regalo. Sale en octubre, se va a llamar Polos opuestos, que es el título de una de las canciones. Y estoy como loco con él, como un niño con un juguete que acaba de abrir. Es ahora mismo lo único que escucho, mi disco, las mezclas… una y otra vez, y esperando a que llegue la mezcla definitiva.

¿Te ves comiendo de la música?

No. Nunca he hecho música pensando en ganar dinero. En principio porque soy una persona que no da valor al dinero, creo que el dinero es para divertirse y gastárselo con la gente que quieres. Y no seré el más rico del cementerio, creo que eso es una gilipollez. Como nunca he hecho música para dedicarme a esto, siempre me lo he tomado como un hobby, pues nunca he pensado en hacerme rico con la música. Que si llega, pues mira qué bien. Sobre todo me serviría para viajar, que es lo que más me gusta… viajar con mi novia, y con mis amigos, con la gente que quiero. No sé si me veo viviendo de la música o no, pero es algo que tampoco me importa. Me importa en el sentido de cómo está ahora de mal el trabajo, y que dedicarme a lo que yo he estudiado, al derecho, es complicado ahora mismo, pero, bueno, solo por eso, no por ganar más o menos dinero con la música.

Las letras de tus canciones están llenas de pollas, de coños, de enanos sodomitas, de embarazadas en celo, de lumis, de carcas que van a misa, etc., pero de vez en cuando hay algunos destellos de historia, de filosofía, de pensamiento profundo… ¿es porque te sale, o porque lo quieres meter para que se vea que además de pollas y coños hay más?

Eso es porque lo quiero meter ahí. Yo quiero que en todos los discos haya algunas canciones que en el fondo están protestando por algo que no me gusta de la sociedad. Ya en las primeras maquetas, la canción de los pijos, es una crítica al pijerío… no a la gente que lleva ropa de marca, sino a la forma de ser. «Porque yo soy hijo de papá y soy así y qué guay es todo» [tono afectado]. Esa gente me parece que está vacía, que no tiene nada. Puede tener el dinero de papá, pero no tiene nada en la cabeza, ni grandes intereses, ni conoce cosas que hay que conocer de la vida.

Pero esta entrevista es para Jot Down. ¿Tienes algo en contra de las camisas de cuadros y las barbas  y las gafas sin cristales?

[Risas] No tengo nada en contra de las maneras de vestir.

Es que si no, tendríamos que censurar.

Mientras haya una higiene y una limpieza…

Eso no lo podemos asegurar porque no los conocemos a todos.

Lo que quiero decir es que siempre hago crítica, por ejemplo a la telebasura. Crítica con dureza a la nadería absoluta, que es una manera de abducir a la gente para que no piense y solo se preocupe de lo que no se tiene que preocupar.

Pero los programas de telebasura son los más vistos.

Sí, sí. A mí no me gustan. Ojo, lo critico y lo veo también. Para criticar algo hay que verlo, y saber de lo que estás hablando. El otro día estuve con una periodista, y canté una canción que se llama «Nos hemos vuelto locos», que habla de la telebasura, y le decía: «Ojo, que yo te estoy criticando esto, pero yo soy una maruja que veo Sálvame y veía Crónicas marcianas». Para criticarlo hay que verlo. Y creo que sí, que puede estar muy divertido en un momento dado, pero que todo se reduzca a eso, eso es lo que me parece mal. Que llegue un momento en que todo se reduzca a si fulanito se ha acostado con menganito, o si le ha puesto los cuernos a fulanita. Hago crítica por ejemplo en canciones como «Salsa rosa», o la canción de la prima de riesgo, que es un relato de España, con sus cosas buenas y sus cosas malas, y el momento que estamos pasando ahora mismo. Canciones que he escrito a lo mejor hace cuatro o cinco años, siguen estando vigentes, por desgracia. Y más que nunca. Intento que en mis canciones, además de caca-culo-pedo-pis, haya algo más. Que en el disco haya dos canciones que sean un divertimento, que solo sean para jiji jaja, pero siempre quiero que haya algo más. «Mi princesa», que es cuando se casaron Felipe y Letizia, es una canción protesta pero hecha con respeto. No hay por qué insultar a nadie para dejar claras mis ideas republicanas, en este caso. Un poco de todo.

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¿Cuáles son los autores o grupos inexcusables para José Córdoba a día de hoy?

Hombre, yo es que no soy nadie para dar consejos, pero para mí la obra de Joaquín Sabina se debería de estudiar en los colegios. Sobre todo en un curso sobre cómo escribir canciones deberían estar Sabina, Serrat y Aute, que son los tres pilares de la canción de autor en España.

¿Y de la nueva hornada?

Luis Ramiro me parece un genio. Le conozco personalmente, estuve viéndole hace tres semanas o así en Libertad 8. Creo que ha ido mejorando a pasos agigantados. De su trayectoria, este último disco me parece buenísimo. Marwan me gusta también. Andrés Suárez, Antílopez, que se dedica al humor, también… muy bueno. Y creo que hay nuevas generaciones que son muy, muy buenos.

Todavía hay futuro, ¿no? Hay gente que viene apretando fuerte.

Sí, todavía hay futuro. Lo incomprensible es que, por ejemplo, Luis Ramiro no esté tocando ya en el Palacio de los Deportes, por ejemplo. Que tiene mucho éxito, pero para mí es ahora mismo de los que más valoro. Creo que tiene unas letras y una música excepcionales.

Háblame del desencanto. En muchas de tus letras se trasluce un poco de desencanto con la vida, con el sistema, con la economía, con la política…

Yo creo que es normal para quien viva lo que estamos viviendo, aunque no me gusta que me pueda el desencanto en las letras que escribo, se refleja lo que está pasando. Cómo está la política, los refugiados, el terrorismo, la sinrazón de matar por matar, de la violencia porque sí que hay en el fútbol ahora mismo, por ejemplo. Gente que sale a la calle a pegarse con otro. Yo, que soy en el fondo una persona muy pacífica, aunque mis canciones puedan ser violentas, no me he peleado nunca, y creo que por encima de todo tiene que estar la palabra y el entendimiento antes que la fuerza bruta. Creo que es una locura lo que está pasando con la violencia, gente a la que le gusta la violencia. Luego dicen: «no, es que es culpa de los videojuegos». Yo creo que es culpa de la sociedad, que está enferma. Y que cada vez hay gente que está más enferma. La gente que va a pegarse porque sí es gente que tiene un problema y serio.

¿Crees que hay salida, o esto huele demasiado a siglo XX?

Pues no sé qué decirte. Me gustaría pensar que sí hay salida, y que las cosas pueden cambiar, pero yo creo que mucha de la culpa de lo que está pasando es de un sistema educativo en el que estamos educando a las nuevas generaciones en unos valores y en unas ideas que no son las que deberían. Yo creo que a nuestros padres, y el fútbol ha existido desde hace muchísimo tiempo, nunca se les pasó por la cabeza salir a pegarse con otros solo porque son de un equipo contrario. O de liarla como los antisistema, y quemar coches que son de gente que a lo mejor ha pedido un crédito para poder pagar, que son curritos, y salir a quemar coches y a liarla parda. Yo creo que eso a la generación de nuestros padres y nuestros abuelos les parece impensable.

En aquellas generaciones no era muy recomendable salir a protestar…

Ya, bueno. Pero de lo que hablo es a nivel global, no solo nuestro caso. Guerras sí ha habido, pero es que guerras sigue habiendo. Es verdad que media España mató a la otra, pero fue por obligación, no por salir a buscarlo. Fue porque se enfrentaron los dos bandos y se dieron de hostias, pero no salieron a pegarse, y te tenías que ir al ejército a un bando sí o sí. Esto no es salir de tu casa a buscar pelea. La violencia no era como ahora, que es salir a buscar gresca con alguien sin conocerle y sin saber cómo piensa. Había una pelea entre dos bandos que pensaban distinto. No creo que haya unas grandes diferencias ideológicas entre los hinchas de Rusia y los de Inglaterra. Pegarse solo porque es hincha de otro equipo… En aquel caso, se estaban jodiendo unos a otros, y hubo un momento en que estalló. Pero no creo que los hinchas de Rusia estén jodidos por los hinchas de Inglaterra todos los días.

Yo de pequeño quedaba con los del pueblo de al lado para tirarnos piedras.

A mí es que eso no me entra en la cabeza.

Eso se hacía habitualmente.

Yo creo que es un problema educacional. Creo que se está educando en unos valores equivocados.

¿Y no te da miedo que tu discurso sobre los valores se interprete como un discurso de derechas, conservador?

Yo es que educaría a la gente en la no violencia, no creo que eso sea un discurso ni de derecha ni de izquierda. Se trata de respeto a los demás.

Me refiero por la frase que utilizas.

Sí, entiendo. Pero lo que defiendo es que se respete, nada más. A mí me han educado así. Soy del Madrid y puedo estar con una persona del Barcelona y no se me ocurre darle una hostia solo porque sea del Barcelona. Pero es que no se me pasa por la cabeza. No puedo entender a un tío del Madrid que se pegue de hostias con uno del Barcelona solo porque es de un equipo de fútbol diferente. Igual que creo que salir a quemar coches y contenedores y liarla parda no me parece que sea la mejor manera de hacer una protesta. Creo que una protesta no puede perjudicar a los comerciantes, por ejemplo, que tienen su negocio y les están fastidiando. A mí me parecería bien que jodan a los políticos, que son los que realmente tienen la culpa, pero coño, ahí no hay huevos.

Chivi empezó en internet e internet estuvo a punto de matar al Chivi. Has dejado claro que no eres racista, pero ¿has tenido problemas con el feminismo de las redes?

Es curioso, pero no.

¿No te consideran un machista?

No me consideran un machista. Solo he tenido problemas por canciones que no son mías, pero por mis canciones, no. Yo creo que mis canciones no es que sean machistas, es que están escritas desde la óptica de un hombre, de un tío. Si lo hiciera desde el punto de vista de una mujer, se me tacharía de feminista. No soy para nada machista. Yo soy quien cocina, hace la casa… de machista tengo muy poco. Y sería incapaz de levantarle la mano a una mujer… ni a una mujer ni a un hombre. No le pegaría a nadie, pero a una mujer, menos. Y sobre todo a una pareja, a una persona con la que a lo mejor ya no tienes relación o quieres romper con ella, pues rompe con ella. El maltrato es algo que se me escapa de la cabeza. Si no quieres estar con una persona, déjala, rompe con ella y punto.

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Eres licenciado en Derecho. ¿Elegiste la carrera más obscena por puro morbo o también consideraste el periodismo?

Yo querría haber sido periodista.

Lo sabía.

Pero en mi casa me dijeron: «No, que te vas a morir de hambre. Periodismo puedes hacerlo cuando termines Derecho». Y lo hubiera hecho si no se me hubiera cruzado la música en el camino en el último curso de Derecho, llegó una discográfica diciendo que podía grabar un disco, que era mi ilusión de toda la vida dedicarme a cantar y hacer canciones, y ahí ya se quedó aparcado el proyecto de periodismo.

¿Y cuándo descubre uno que tiene una voz agradable y que puede hacer canciones?

No considero que tenga una voz agradable. Ni tengo una gran voz ni soy un virtuoso. Rasco la guitarra. La música me ha gustado desde siempre, desde muy pequeño. A hacer canciones empecé con trece o catorce años. Canciones, obviamente, que no eran Chivi, que llegó cuando estaba en la facultad. Uno no descubre que sirve para hacer canciones. Yo escribo canciones, y no sé si sirvo o no. Cuando sí me di cuenta de que lo que hacía tenía sentido, fue cuando el público empezó a ir a los conciertos y a tener los discos y a escribirme e-mails y mensajes por Facebook diciéndome que le gustaban las canciones. Y piensas: a lo mejor no estoy equivocado haciendo canciones y tiene sentido dedicarme a esto.

¿Dónde te ves dentro de diez años?

Dentro de diez años  me gustaría verme en la Tercera República Española.

Me duele preguntártelo, pero… ¿has olido alguna bolsa de basura alguna vez, has follado con difuntos, tu abuelo fornica con efebos de falos fabulosos? ¿Eres un provocador o un iluso?

Un provocador.

Y un poco iluso, ¿no?

Bueno, sí. Decir todo eso sin haber practicado ninguna…

¿Te sigue hablando tu abuelo?

Mi abuelo murió cuando yo tenía dos años, o un año y medio. Mi abuelo fue legionario… imagínate si hubiera escuchado «El abuelo es gay». Mi madre siempre me dice: «Pues le hubiera gustado, porque eras su nieto»; soy hijo único, nieto único… y habría claudicado. Al que tiene un nieto, se dedique a lo que se dedique, le va a parecer bien.

Un provocador, entonces.

Soy un provocador. Además, me gusta provocar porque lo que detesto profundamente son las personas moralistas. Y la falsa moral. Mis canciones son un poco para provocar, para meter el dedo en la llaga a esas personas que son tan biempensantes y «Ay, esto tiene que ser así porque siempre ha sido así». Las canciones, en general, son un canto a la libertad, a todas esas cosas que no podíamos decir hace años, pero que sí podemos decirlas ahora. Probablemente las hubiera dicho hace cincuenta años y me habrían fusilado, siempre se lo digo a mi madre. Mi madre es una persona muy tradicional, hija de legionario, trabajó en el ABC, pero trabajó en máquinas, en la imprenta, no era periodista… pero viene de una familia tradicional. Cuando discuto con ella de política, que me dice: «Es que antes no había tanta delincuencia». Y le digo: «Lo que no había antes era libertad. Es que tú ten en cuenta que a mí a lo mejor me habrían fusilado solo por cantar estas canciones». «No es para tanto», dice [risas]. Sí, seguramente habría estado en la cárcel. A ella le gustan mis canciones, a pesar de ser tan tradicional y de otra época.

Te voy a lanzar unas cuantas palabras y tú eliges una: izquierda, derecha, arriba, abajo o Kafka.

Yo me quedo con izquierda. Izquierda y con la gente de abajo.

¿Has percibido la erótica del escenario y la guitarra?

Poco. Me hubiera gustado percibirla más, pero claro, mis canciones no dan para enamorar a las quinceañeras. Todos los que nos dedicamos a cantar, y ya lo decía Serrat, «era para tocar el culo a las tías». O algo parecido. Pues claro, yo también, joder. Los que no hemos sido muy agraciados teníamos que hacer algo diferente para intentar follar, coño [risas]. Así de claro. Ahora menos, gracias a la música mucho menos, pero siempre he sido una persona muy tímida, muy callada, y la música me ha servido para abrirme y para dejar ese escudo de timidez y abrirme un poco a los demás. Y claro, yo empiezo a hacer canciones para eso, para la chica que me gustaba, para hacerle llegar esa canción con esa cinta… para esas cosas. Hombre, sí me ha servido, alguna vez me ha servido. No tantas como habría querido, pero bueno… Pero sí que me ha servido para conocer a la chica con la que llevo nueve años, y seguramente va a ser la definitiva. No seguramente, seguro. Y la conocí gracias a la música. Para qué vamos a pedir más.

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¿Trabajas las composiciones o eres de los que las lees en un rincón oculto de tu cabeza?

Yo soy muy de flashes, de ideas que me llegan a la cabeza, melodías. Suelo trabajar las dos cosas a la vez, me llega ya con letra y música. Y sobre esa melodía que me ha venido y esas dos o tres frases, trabajo y hago las canciones. Soy muy vago, escribo rápido pero soy muy vago. A lo mejor entre canción y canción me tiro meses sin escribir, me tiene que pillar la inspiración.

¿Cuál de tus canciones te da más pudor?

Me dan pudor frases en canciones. Por ejemplo, en «Radical», cuando digo lo de beber de los pechos de las embarazadas, son frases que me digo: «Cómo he podido escribir esta burrada». Era un chaval cuando escribí esa canción, un descerebrado.

No lo veo tan mal.

Hombre, violar a premamás…

Eso sí está feo.

Ya solo la palabra violación es feísima. Y es más, hay trozos de esa canción, por ejemplo lo de follar con una enana y hacerla reventar… eso lo cambio en los conciertos. Ahora digo otra cosa, me da pudor decirlo ahora.

¿Con qué edad la escribiste?

Veintipocos, veintiuno o veintidós. Era un joven alocado. [Risas].

¿Y tu madre cuando veía esas letras?

Yo creo que mi madre a algunas canciones directamente no les ha prestado atención [risas]. Ha escuchado ruido y no se ha parado a pensar lo que dice realmente.

Y cuando tus hijos las escuchen…

No soy de tener hijos. Soy más de la práctica. Pero me daría mucho pudor que escucharan ciertas canciones.

¿Cómo reacciona la gente que conoce a José y después descubre al Chivi?

Yo creo que reacciona muy bien, porque ve efectivamente que el Chivi es un personaje, y que yo como persona soy una persona normal.

¿Te ha pasado alguna vez que te reconozcan y alucinen?

Claro. Y me dicen: «Tú no puedes ser así. No bebes, no te drogas, no eres un golfo». Y digo: «Bueno, lo he sido». Pero claro, tengo casi cuarenta tacos, canto esas canciones, pero ya no soy como cuando tenía veinte años, que era un loco, un tío alocado y sin moral.

Ahora toca responder con moral o sin ella: ¿abrazos o mamadas?

Hombre, por supuesto que me voy a quedar con las mamadas. Pero los abrazos, no solo los abrazos con la pareja, sino a lo mejor un abrazo que das a un amigo que hace tiempo que no ves…

Las mamadas también pueden ser con amigos.

[Risas]. Eso, como mucho, pajillas [risas]. Hay mucha magia en un abrazo. No solo un abrazo de amor que le das a una pareja, o una chica que te gusta, sino un abrazo con un amigo. Es un momento mágico. Las mamadas son mucha mamada, pero hay tiempo también para la ternura. Que conste que me quedo con las mamadas.

¿Sufres del síndrome del calvo cabrón, acuñado por un afamado psicólogo español?

No. Empecé a ser calvo desde muy joven y lo tengo totalmente asumido. Mi novia dice que tengo la autoestima muy alta, y que gracias a eso no me deprimo. Uno es como es, lo tengo asumido. No soy un tío como Alejandro Sanz o Bertín Osborne. Y sobre todo yo sabía que iba a ser calvo desde los veinte años, que empecé a perder pelo. Eso sí, soy un calvo con dignidad, eso de dejarme el pelo largo… ¿Soy calvo? Pues llevo el pelo corto, al cero casi, pero no me voy a poner una peluca ni voy a ser un calvo indigno de los que se peinan hacia delante. Y calvo cabrón no soy. No me afecta nada lo que me digan por ser calvo o que me llamen calvo. ¡Es lo que soy!

¿Y te deprime que alguien te diga que no le gustan tus canciones, aunque nosotros llevemos un buen rato alabándote?

Hombre, vamos a ver, es que mis canciones no pueden gustar a todo el mundo. Sería horrible. Sería Corea del Norte [risas]. Sería muy raro. Hay gente a la que mis canciones le pueden parecer una mierda, y yo lo respeto, y a mí me parecen una mierda otras cosas, y ya está. Cada uno tiene sus gustos. Había un tío que me decía que él solo escuchaba a Bob Dylan y que no había escuchado mis canciones, pero que seguro que eran una mierda. Y pensé: me parece bien. Tiene buen gusto porque escucha a Bob Dylan, que es uno de los grandes, creo que también podría escuchar a más gente, pero yo no soy tampoco de los que voy a hacerle cambiar de opinión. No le digo: «Tienes que escuchar mis canciones, que te van a gustar». Si piensas que no te van a gustar o no te gustan, ya está.

Recomiéndanos dos películas y dos libros.

Me quedo con El buscón, de Quevedo, que me gusta mucho, y con Cien años de soledad, de García Márquez. Y películas…

Dime otro libro, porque en Jot Down todos los modernos dicen Cien años de soledad.

Es que tengo un gran defecto, y es que leo poco. Es uno de mis mayores defectos, que voy a intentar corregir, lo estoy intentando ya. Lo que leo no es alta literatura, me gusta Stephen King. Sé que tendría que meterme a leer a Faulkner o a Conrad antes que a Stephen King, sé que hay escritores más interesantes que debería leer… Si tuviera que elegir otro me quedaría con Unamuno, San Manuel Bueno, mártir, que lo leí por obligación en el colegio y me gustó mucho.

Y ahora dos películas.

Ahí lo tengo más complicado porque soy muy cinéfilo. Te diría La vida es bella y La lista de Schindler, que son el mismo tema y a la vez no lo son. Son de mis películas preferidas. Y de cine clásico El crepúsculo de los dioses.

El Chivi para JD 6

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21 Comments

  1. Pingback: El Chivi: «Creo que mis canciones son un canto a la libertad»

  2. Con lo de racista, se refiere a la canción «Negros de mierda». No es una canción de Chivi, de hecho la voz del que canta ni siquiera es parecida a la de Chivi, pero en todos los P2P (eMule, Ares, etc.) aparecía con la etiqueta «Negros de mierda – Chivi», por eso se quedó con un sambenito que no le tocaba. ¡GRANDE CHIVI!

  3. Pingback: El Chivi: «Creo que mis canciones son un canto a la libertad» – Jot Down Cultural Magazine | METAMORFASE

  4. albert

    Barcelona, Plaza Real , hace ya bastantes años. El Chivi se disponía a dar el concierto y un presente y sus amigos estábamos tomando cervezas en la sala Sidecar.
    Aunque él diga que no es racista sus amigos sí lo parecían , y mucho.Buena ropa de casual, rapados y hasta las trancas de todo.
    No escuchamos ni una sola canción, tuvimos que salir por patas huyendo de sus colegas enfarinados que habian decidido empezar la caceria antes del concierto.
    Creo que es de las pocas ocasiones en que me he alegrado de no presenciar un concierto de «música»,
    Y echando la vista atrás me alegro aún más.

    • Joder yo estuve en ese concierto y no recuerdo nada de todo eso.

      • Es más cantó una canción en que uno de los versos decía que no era suya la canción de los 200 negros y fue uno de los momentos más aplaudidos

    • Te equivocas totalmente, conozco a Chivi y sus amigos y ni son rapados, ni salen a dar leches, ni son racistas, ni nada por el estilo. O estabas en otro concierto, o eran unos tíos que no tenían nada que ver con él, solo gente que fue a ver el concierto.

      Da gusto cómo se habla por hablar.

    • José Córdoba

      Hola Albert. Te debe parecer bonito y divertido difamar desde el anonimato. No me mezclo ni he tenido nunca amistad con la gentuza de la que hablas, es más, si lees entrevistas que me han hecho o vienes a algún concierto te darás cuenta que pienso que esa gente son basura, escoria que nada tienen que ver con mis ideas y mis canciones. Desde luego lo que cuentas es falso y deberías haberte informado más sobre mí antes de difamarme, porque que me mezcles con esa gente es un insulto para mí.

      Un saludo
      José Córdoba (Chivi)

    • Orestes

      Albert, yo he estado en algunos de los conciertos de chivi desde el primero en sidekar, habiendo comprado sus primeros CDs y creo que fui de los primeros en comprarle merchandising. De hecho alguna vez incluso nos fuimos tras el concierto a tomar algo y permíteme decirte: mientes.

    • Eso es completamente falso… vi a chivi a principios de 2000 y pude hablar con el y sus colegas…. gente correctisima culta y de izquierdas…. NO CUENTES PELICULAs

  5. Un Saludo artistazo.

    Pido cama
    Radikal
    Ya no te acuerdas de mi
    Por Dinero
    Dedicado

    Pido cama me parece una cancion tremenda.
    Gracias por todos esos momentos, que siguen vivos en el recuerdo, y en la música, que sigue sonando.

    Por cierto yo tambien estube en la Sala Sidecar de Plaza Real, que el concierto enpieza tarde por futbol, jejejejejejeje

    Un Abrazo.

  6. Chivi, o Córdoba. Uno sin el otro es imposible, series complementarias, decía Freud. Amigo y artista, grande y humilde. Conocí tus canciones de la mano de uno de mis pacientes, te escuché, me gustó, te busque y te enocontre, tu pasado y mi presente se reconocieron y desde entonces caminamos juntos, sin vernos pero sabiendo que cada uno está donde está y a disposición del otro. Sólo puedo decir cosas buenas de él, de su gran corazón bañado de terrorismo dialéctico como mejor defensa, como mejor defensa de un corazón que piensa, siente y es solidario. Algo de escolapio le quedó, no hay duda. Amigo, yo también espero verte y vernos dentro de diez años en la tercera. Abrazo infinito

  7. Pantani

    Todos mis compañeros del cole y yo, en 1 de ESO, aprendimos como un mantra aquello de «ayúdeme doctor…»

  8. Cuthbert

    Una de las bandas sonoras de mi adolescencia, y con mucho orgullo. Estuve en dos conciertos suyos y siguen siendo momentos que recordamos con los amigos.
    Un grande.

  9. Clara Bolla

    Pues yo, a este joven no le conocía de nada. ¡Qué cosas pasan!

  10. Curiosa entrevista, recuerdo q a finales d los 90 empezó a circular cómo la pólvora CD grabados cn canciones dl chivi y otro pornoautor (juanpa y la raja creo q se llamaba) cn canciones muy brutas, xro ocurrentes. Sorprende q no viva d la música cn los miles d copias pirateadas q se han hecho.

    Realmente siempre pensé q quien lo cantaba era un enfermo sexual,xro la entrevista refleja una persona normal cn sentido común.

    Hay canciones normales cómo «Mi princesa» q tienen mucha calidad,al estilo sabina.

  11. José Requena

    He vivido engañado toda mi vida. Siempre creyendo que el ‘Chivi’ era racista. No hice un ejercicio de investigación, tampoco lo he hecho ahora. He leído la entrevista, he reflexionado, y bueno, aunque creo no haber escuchado una canción de José Córdoba, me parece una persona sincera y cercana. Muy de valores esenciales. Mi aplauso por lo que me ha mostrado en el día de hoy, tanto a él como a Enrique. Y apunto y dejo pendiente el ejercicio que nunca hice. Se lo merece. Me lo merezco. Gracias.

  12. Sergio

    Ay, si hubierais conocido a Córdoba en el colegio… Los que le conocimos fuimos los primeros sorprendidos con sus canciones. «Como? Que eso lo canta Córdoba? Amos no jodas, pero si es un bendito!» era lo más repetido entre el grupo de amigos cuando alguien hablaba de las canciones del Chivi. No he estado nunca en sus conciertos, ni tengo un CD suyo, pero me hace feliz que haya podido dedicarse a algo que le llena.

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  15. David Guzmán

    ¡Qué gran entrevista! Felicitaciones. Impresionante retrato del humano detrás de El Chivi.

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