Con setenta y siete años recién cumplidos el pasado domingo, acaba de fallecer víctima del cáncer uno de los actores más prolíficos, versátiles y queridos que ha dado el cine. John Hurt deja tras de sí una filmografía de más de doscientos títulos, varios de ellos excepcionales, y fue tan entusiasta en su trabajo que a lo largo de este año serán estrenados en las salas otros cuatro más. Por todos ellos recibió dos nominaciones a los Óscar y ganó cuatro premios BAFTA, además de ser nombrado miembro de la Orden el Imperio Británico. Su potente voz era muy conocida por sus intervenciones como narrador en documentales y programas televisivos, se casó en cuatro ocasiones y desarrolló a lo largo de su vida otra faceta paralela como pintor. Aprovechó el tiempo. Curiosamente, de niño su madre no le dejaba ir al cine al considerarlo un entretenimiento vulgar, pero su fascinación por la liturgia de la iglesia en la que participaba y sus papeles en las obras teatrales de la escuela le introdujeron el gusanillo de la actuación para seguir los pasos de su admirado Alec Guinness. El director del colegio, mostrando un considerable ojo de águila, se rio de esa pretensión y pronosticó que nunca tendría una oportunidad. Lo cierto es que a partir de los años sesenta le empezaron a llegar en abundancia, primero en el teatro y luego en la televisión y el cine, donde demostró un gran interés por personajes atormentados que no consiguen integrarse en la sociedad… y que siempre acababan muertos. Era algo de lo que le gustaba bromear en las entrevistas y en su cuenta de YouTube llegó a incluir esta peculiar selección. Recordaremos ahora alguno de sus papeles más significativos para que voten por su favorito o añadan algún otro de su larga carrera.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
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El funcionario desnudo
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Aquél inglés en Nueva York a quien Sting dedicó su canción —y que aparecía en el propio vídeo— era el escritor, actor y modelo Quentin Crisp, cuya devoción por el travestismo le impidió combatir en la Segunda Guerra Mundial cuando intentó alistarse y le llevaría a cultivar desde entonces el escándalo como modo de vida. Tiempo después publicó su autobiografía, titulada El funcionario desnudo, que lo catapultó a la fama y logró una adaptación en esta película por la que el actor ganó su primer premio BAFTA. Curiosamente cuando Hurt era niño, debido a sus delicados rasgos físicos, los papeles que a veces le ofrecían en el teatro escolar eran de chica, lo que influyó en que aceptase el que consideró desde entonces uno de sus mejores papeles.
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Calígula en Yo, Claudio
La voz es el cincuenta por ciento de la actuación, decía en las entrevistas, y en esta declamación de corte shakesperiano se la escuchamos atronadora e imponiéndose en el escenario. Esta miniserie de la BBC, en la que inicialmente no estuvo interesado en participar, ha ido adquiriendo con el paso del tiempo la altura de un clásico de la televisión.
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Max en El expreso de medianoche
El reconocimiento en el cine de Hollywood le llegó con este personaje de un inglés adicto a la heroína encerrado en una cárcel turca, por el que obtuvo una nominación al Óscar como actor secundario.
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Kane en Alien
Su nombre estará para siempre asociado a la ciencia ficción, aunque no tenía un interés específico por este género y de hecho se sentía incómodo en esa clase de rodajes por la parafernalia de efectos especiales que traen consigo. Pero ahí lo tienen, protagonizando en Alien una de las escenas más icónicas de la historia del cine, que luego parodiaría en La loca historia de las galaxias.
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Joseph Merrick en El hombre elefante
Resultaba imposible reconocer aquí a John Hurt, pero ahí lo teníamos bajo ese monstruoso aspecto. Sorprendentemente la película no se llevó ninguno de los ocho Óscar para los que estuvo nominada (entre ellos el de mejor actor), aunque el tiempo de todas formas la ha situado en la posición que merece. Una historia profundamente conmovedora y bastante fiel a unos hechos reales que ya contamos aquí.
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Winston Smith en 1984
La distopía ideada por Orwell resultó tan imaginativa, lúcida y profética que forma ya parte de nuestro lenguaje político contemporáneo, de nuestra forma de interpretar y criticar lo que vemos. De las diferentes adaptaciones a la pantalla que ha tenido la novela probablemente esta es la mejor, estrenada el año al que hace referencia al título y con nuestro actor como protagonista.
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El cuentacuentos
¿Podía haber mejor voz que la suya para narrar viejos cuentos junto a una chimenea? Así lo supo intuir Jim Henson en esta serie de los ochenta que permitía a Hurt dar rienda suelta a su vena histriónica.
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Garrick Ollivander en Harry Potter
Los papeles de anciano mago, científico o profesor fueron siendo cada vez más frecuentes en su filmografía con el paso de los años, como vimos en este personaje que aparecía en Harry Potter y la piedra filosofal y en las dos partes de Harry Potter y las reliquias de la muerte.
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Profesor Trevor en Hellboy
En el profesor Trevor Bruttenholm tenemos al habitual científico excéntrico que desata fuerzas incontrolables tan frecuente en la ciencia ficción y los cómics de superhéroes. La Alemania nazi estaba desarrollando planes para adueñarse de poderes sobrenaturales con los que dominar el mundo, y para contrarrestarla Trevor consigue poner al servicio de los aliados a este demonio, que será desde entonces como un hijo para él.
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Adam Sutler en V de Vendetta
Aquí lo teníamos encarnando a su exacto reverso de 1984, convertido en un dictador totalitario que leía la cartilla a sus sufridos subordinados desde una pantalla gigante.
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Arthur Seldom en Los crímenes de Oxford
Como lector aficionado de filosofía y doctor honorario por varias universidades—además su padre fue matemático antes de convertirse en clérigo— debió sentirse muy cómodo en este papel. Una película española con un plantel de estrellas internacionales nada habitual y que en su día resultó bastante incomprendida.
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Harold Oxley en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
En estos tiempos de incertidumbre en los que se desmoronan tantas cosas que dábamos por supuestas, nos queda al menos un axioma universalmente aceptado: esta es la película menos buena de la saga. Qué le vamos a hacer. Al menos Hurt podía decir con la frente bien alta que no fue culpa suya, pues su intervención estaba sin duda entre lo mejor de la película.
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En «1984» está simplemente inmenso. En «Alien» borda el corto papel de Kate, el más valiente y curioso [sic] de la Nostromo. En «El Topo» y «los crímenes de Oxford» lo borda también. Era bueno el jodío..
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He votado 1984, aunque después de mucho pensarlo. By the way, revientapechos es con v de violín.
Tiene un papel pequeño pero memorable en «heaven’s gate» de cimino, gran película incomprendida en su día
De acuerdo con Alicia, casi sin palabras define ese personaje desencantado.
Les faltó el papel protagónico que hizo en la película animada «Watership down» en la que su magnífica voz dio semblante a Hazel. ¡Vale la pena verla!
Todo es exquisito: desde el calígula más espeluznante y perversamente interesante que se podía crear hasta el nunca marginal malvado de «El abogado más chalado del juzgado». Esa presencia imperturbable, ¡que le dieran primeros planos interminables! Esa retorcida capacidad para hacer inteligentes a los malos y peligrosos a los buenos, es decir, para no perder la atención del espectador, era espectacular. Y su voz. Y su mirada, a la que siempre se le puede encontrar otra lectura. Una maravilla sobre dos patas.
‘Yo, Claudio’ fue un clásico instantáneo, no precisó el paso del tiempo. Vamos, desde el minuto 1.
Yo incluiría Tusk, de Kevin Smith. Esta soberbio.
Me da igual lo que puedan decir los puristas, pero está soberbio, increíble e incluso fuera de todo calificativo su papel «en nombre de la paz y la cordura». Por si todo lo nombrado fuera poco John Hurt es el 8º Doctor, el Doctor Guerrero en Doctor Who. Un hombre abrumado por la responsabilidad, un hombre que sólo buscaba la paz y «líbrame señor de la ira de los mansos» porque desató el infierno contra el invasor. Alguien que puede poner fin a una guerra que puede condenar a todo ser viviente en el universo pero al precio de un doble genocidio. Su imagen con la mirada de las 2000 yardas por momentos, a la vez que lo ves empuñar un rifle (¡él! ¡el hombre que sólo usa un destornillador!) o romper un batallón dalek cargando con su Tardis… Es John Hurt el que convierte «El día del Doctor» en una obra maestra de la televisión.
Me falta Mr. Hadden de la película Contact. Por lo demas me quedo con Winston Smith ya que 1984 esta tan de actualidad últimamente.
el narrador de cuentos marco mi infancia ,memorable !
¡Gracias!