Música

Si no tuviera tus palabras

Canadian singer-songwriter Leonard Cohen is seen during a tribute in Gijon, northern Spain October 19, 2011. Cohen will be awarded with the 2011 Prince of Asturias Award for Literature in a traditional ceremony on Friday in the Asturian capital. The awards have been given out annually since 1981 to reward scientific, technical, cultural, social and humanitarian work done by individuals, work teams and institutions. REUTERS/Eloy Alonso (SPAIN - Tags: SOCIETY ENTERTAINMENT)
Fotografía: Cordon Press.

«Si no tuviera tus palabras me sentaría a escribir». Has venido tú, muriéndote, para que vuelva a abrir una página en blanco. Después de muchos intentos decidí dejar que lo hicieran los que saben hacerlo y, a partir de ahí, algunos cohetes despegaron hacia las estrellas y otros quedaron para siempre guardados en hangares de papel.

No puedo hacer un recorrido enciclopédico de tu vida ni de tu música. Sí, he leído tu biografía, ese libraco tan gordo y que tanto me gustó que me regalaron pocos años atrás y que me hizo descubrir las calles, las nieves, las islas, los hoteles, las drogas, las religiones, las mujeres que dieron forma a la persona difícil, compleja, atormentada, hombre entre los hombres, que fuiste. Sí, también eres el único músico del que he comprado todos sus discos de estudio, aunque algunos los escuche muy poco y ni me importe a ti ni a mí. Nunca he tenido esa capacidad de recuerdo tan literal de lo que me gusta para poder escribirte algo de ese tipo. No puedo ni quiero hacerlo, pero creo que un lugar como este en el que no se anuncie que has dejado de existir y se te dediquen unas líneas, se convertiría automáticamente en un lugar habitado por salvajes. Algunos quieren creer que eso todavía no ha ocurrido, así que hagámosles un favor e intentemos, de nuevo, evitarlo.

Cuando me lo anunciaron, lo tuyo, me quedé frío. Seco. Tuve un pensamiento estúpido: América se lo ha cargado votando a ese monigote megalómano, pensé. Creí que un golpe anímico de ese calibre había sido el tiro de gracia para tu delicado estado de salud. No. Moriste antes de eso, espero que inmediatamente después de sonreír. Espero.

Leo en mi mente fragmentos de tus inquietudes musicales y me convenzo de que alcanzaste cierto tipo de de paz fundada en el amor, en el arte y en la ironía, que te permitió vivir tus últimos años con una calma apasionada, ya algo más lejos de aquellas depresiones tan recurrentes, que compartiste y nos regalaste con tus últimos conciertos. Se te notaba. Te vi, sí, la última vez que pasaste por Madrid. Fue precioso, fue sorprendente y di las gracias por haberme dejado los cuartos y haber estado delante de esa iguana con sombrero en la que te habías convertido con el paso de los años. No quiero empezar a refunfuñar y decir que ya no hay otros, ni habrá, como tú, aunque lo crea.

Pocos artistas hay que me importe que se mueran. Algunos hay, sí. Tú no es que hayas muerto y no pueda disfrutar más de nuevas canciones; no es que ya no vaya a encender el lector de discos con otro álbum teniendo esa sensación de morbo reverencial al esperar comprobar los nuevos límites humanos de la dorada profundidad vocal que alcanzaste; no es que no vaya a leer más a un eterno infante que aprendió mucho, pero que continuaba acuciado por las grandes y eternas dudas humanas; no es que no vaya a volver a vivir la misma sensación infantil de abrir un sobre de cromos esperando encontrar dentro tarjetas llenas de voces, poesías y filosofía. No es solamente eso. Lo duro y verdaderamente jodido contigo es que siento que ha muerto una persona ejemplar, de las que ya no sabemos si quedan, de las que no dicen más que verdades. Te has muerto y el mundo se nota más vacío. Me dan igual las espirales económicas, las majaderías políticas, los viejos sentimientos salidos de las entrañas más oscuras que vuelven a estar sobre todos nosotros en este futuro brillante plagado de pantallas, márketing y poses torcidas. Tú ya no estás y te echo de menos, amigo mío.

Nos ayudaste y acompañaste a muchos a descubrir el amor, el cinismo, la desesperación religiosa, las noches más profundas y las palabras más altas y elegantes. Por eso me pongo el traje, mi sombrero siempre colgado en la pared, me planto delante del espejo y te hago una reverencia para desearte un paseo agradable de la mano con Marianne.

Me decía hoy un familiar cercano «Leonard nunca cantó, pero qué importa eso». Tiene razón.

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12 Comentarios

  1. Pingback: Si no tuviera tus palabras – Jot Down Cultural Magazine | METAMORFASE

  2. Cohen tenia agarrado ese segundo en el que el silencio se rompe , se debe romper para que siga siendo el señor silencio, el momento de disfrutar de su aliento , de su hálito de vida, en silencio.

  3. Es cierto cuando dices que después de su pérdida poco importan las majaderías políticas y las actitudes retorcidas e hipócritas..es como que todo da igual y es que cuando se va alguien como Leonard Cohen el mundo se despobla de esas personas que hacen al mundo más grande. Con él daba igual si no se llegaba a Marte porque con él se llegaba a cualquier parte y si, seguiremos escuchándole pero… ya nada sera lo mismo. Y me pregunto siempre cuando sucede algo así, por qué ellos son mínoría? por qué personas como él no abundan? pero reflexionando puedo llegar a entender que si hubieran muchos como él, que si estuviéramos rodeados de muchos Leonardos, andaríamos idos de tanta belleza.

  4. No hay que estar tristes. Hay personas que nos ayudan a crecer hacia la luz a pesar de estar rodeados de un mundo de mugre y materia. Tenía 82 años, no podía quedarle mucho tiempo de vida digna. Lo importante es que existió y fue un regalo. Cohen nos salvó a todos un poquito, no se puede pedir más, sólo se le puede dar las gracias.

  5. Clara Bonet

    Por extrañas circunstancias han coincidido este fin de semana dos duelos en mi casa. Por una parte la pérdida del bebé del que estaba embarazada, al que quería y del que me he tenido que despedir, y por otra parte la pérdida diferida de Leonard.
    Nos ha ayudado, nos ha sanado una vez más llorar a Leonard y al hijo que no va a nacer. Escucharlo hablar entre canción y canción en el concierto de Londres 2009, o el discurso que hizo cuando recibió el Príncipe de Asturias de las Letras han hecho muy fácil llorar al que tanto ha estado y al que no estará.
    Me gustaría tanto enseñarles a mis hijas la profunda pausada y preciosa elegancia de sus canciones, esas que le costaban años escribir. Ese esfuerzo por robar la llama, por abrir la grieta.
    Gracias, gracias, gracias, don Leonard Cohen, una vez más.

  6. Que mas se puede decir, totalmente de acuerdo contigo y que bien plasmadas todas las palabras.
    Buen viaje querido Leonard Cohen.

  7. La primera vez ke lo vi,fuè en los principios de los ochenta en Bilbao…viajamos mi exnovia ( hoy mi mujer ),desde Estella,ella no sabía a donde íbamos y no conocía a Leonardo…pero desde entonces siempre ha estado con nosotros. Noticia ke oía me la notificaba,si íbamos en el coche y sonaba,comentario al canto…alguna vez comentas con otros artistas pero con Leonardo…siempre. Tenía un Don y lo supo transmitir…kizás nunca supo lo importante ke fuè para mutxas personas,pero nosotros si lo sabemos. Gracias Leonardo ha sido un auténtico placer y honor ,haber compartido tantos momentos de nuestra existencia. Gracias Ezkerrik asko.

  8. Pingback: Resumen de prensa. Lo mejor de la semana del 14 al 20 de noviembre de 2016 | El mundo visto desde mi isla

  9. A modo de homenaje por su reciente muerte, este mi programa de radio repasa sus canciones clásicas de sus primeros tres discos, «Suzanne»; «So long Marianne», «You know who I am» o «Avalanche», con el recitado añadido de sus letras en castellano, para curiosos y perezosos y para fans de una poesía íntima, misteriosa, que revolotea sobre los conceptos y las ideas para fundirse en la experiencia de su propia vida, Cohen, in his own words…

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