Voy a comenzar proponiéndoles un pequeño juego: cierren los ojos.
¿Ya?
Vale, ahora vuélvanlos a abrir porque si no lo hacen se van a perder el resto del artículo. Bien, usen la mente y viajen a un lugar tranquilo y sereno; quizá es un saloncito con un cómodo sillón en una tarde de otoño, tal vez un prado apacible a la sombra de un árbol. Es un día manso y plácido, y ustedes lo están viviendo de manera plácida y mansa. Leen un libro, miran cómo las nubes se hacen y deshacen suavemente en formas reconocibles, se dejan arrullar por el sol de poniente o por el susurro de las hojas que acaricia la brisa del verano.
Cojonudo, ¿verdad? Pues ahora imaginen que la facción militante de un colectivo de tunos-mariachis aparece de la nada y les dedica una versión techno de «Clavelitos» a base de trompetas, panderetas, bandurrias y un coro de cincuenta vuvuzelas.
Pues eso, exactamente eso, es lo que les sucede cuando caminan por la mezquita de Córdoba y, entre su delicado bosque de palmeras rojas y blancas, se encuentran de repente con el espacio desproporcionado y obtuso que es la catedral cristiana. Y por eso debería desaparecer.
Desafortunadamente, una orden de alejamiento expedida por la Dirección General del Patrimonio del Estado me impide acercarme a menos de cien metros de cualquier bola de demolición. Eso sí, en cuanto dicho mandato expire, allá que me iré a lomos de una excavadora Caterpillar de veinte toneladas, dispuesto a reconquistar lo que nunca debió ser perdido.
Y cuando llegue ese momento espero que me acompañen porque, créanme, en este asunto yo tengo la razón. O las razones.
1. Porque no debemos confundir lo antiguo con lo valioso
Es tan notorio como descorazonador: vivimos inmersos en una dictadura de la arqueología. Que me aspen si conozco los motivos de esta gradual deriva hacia la idolatría de lo antiguo, pero coincidirán conmigo en que, como sociedad, le damos más importancia a un váter del siglo I a. C. que a una construcción contemporánea. Nos da igual si el edificio moderno es bellísimo y de enorme calidad y eficacia; es que en esos restos arcillosos cagaban señores romanos, oiga. No sé ustedes, pero yo tiendo a echarle la culpa a Indiana Jones y su manía de intentar que cualquier objeto perteneciese a un museo.
Pues no, miren, un objeto antiguo es antiguo e inherentemente nada más que antiguo. El tiempo que haya pasado desde su creación no es condición necesaria ni suficiente para que dicho objeto sea catalogado como valioso. Puede ayudar, sin duda, pero el valor de un objeto viene determinado por circunstancias propias y esencialmente independientes de su edad histórica. A saber, y en orden de prelación: que sea único, que sea importante y que sea bueno.
Me dirán, «pero señor pedante, un váter de hace dos mil años es muy importante para entender cómo era y cómo se comportaba la civilización romana». Pues sí, lo es, y además, seguro que era un aparato que funcionaba a la perfección, esto es, un buen váter; y sería valioso y digno de ser conservado si no existiesen otros doscientos iguales en los sótanos y los cimientos de cada ciudad europea. Evidentemente, si apareciese una cloaca romana en una excavación de la China interior, ese objeto tendría un valor incalculable, entre otras cosas porque sería único; y sí, debería estar en un museo.
Ahí reside uno de las principales carencias de la catedral cristiana de Córdoba: ni es única ni es importante. Por supuesto, cualquier edificio —como cualquier lugar u objeto— es ontológicamente único; pero a mil kilómetros al noroeste, el maestro Mateo y el maestro Esteban pusieron fin al románico en la catedral de Santiago de Compostela, un edifico extraño, híbrido y yuxtapuesto, y también delicado y monumental. A setecientos kilómetros al norte, el maestro Enrique y Juan Pérez construyeron la catedral de León y llevaron el gótico al límite de la desmaterialización. Apenas a ciento treinta kilómetros al este, Andrés de Vandelvira levantó la catedral de Jaén, que es una de las mejores construcciones del Renacimiento; y no del Renacimiento español, de cualquier Renacimiento.
Y al lado, justo al lado, a la distancia de un parpadeo de la catedral cristiana, la mezquita entiende a Córdoba como no la entiende nada en el mundo.
2. Porque la catedral de Córdoba no entiende a Córdoba
Así es y así debemos afrontarlo: la catedral de Córdoba es un mal edificio. No hay que tirarse de los pelos ni proferir indignados alaridos ni desvanecerse entre sofocos de incredulidad; la catedral de Córdoba es un edificio tan malo como lo es la transformación de San Pedro del Vaticano o cualquier edificio de Santiago Calatrava. Quizá incluso peor.
Y es que para que un edificio sea bueno debe reunir ciertas características. Entre otras: que sea eficaz, que funcione bien y que respete su propia naturaleza espacial, constructiva y formal. Eso sí, para que un edificio sea malo es suficiente con que incumpla alguno de estos requisitos. El problema es que la catedral de Córdoba los incumple todos. De entrada, es un edificio profundamente ineficaz y de funcionalidad más que dudosa; y ya hay que ser inútil para que una construcción religiosa, cuya solicitación programática es enormemente laxa, funcione mal. Macho, solo tenías que atraer a los feligreses hacia la nave y sentarles mirando a la capilla mayor. Pues nada, mal. Resulta que los feligreses, estando la nave enfrentada al bosque de columnas de la mezquita, ni se enteran de dónde está la catedral hasta que se dan de bruces con ella.
Además, resulta que el edificio maltrata su propia esencia espacial y formal, porque no sabe ni lo que es y se tambalea entre indecisiones constructivas. Seguramente podríamos achacar estos problemas a la idiosincrasia cultural de la época. Pero ¿de qué época? Porque Fernando III de Castilla, que era un señor muy cristiano —se convirtió en San Fernando, ni más ni menos—, decidió, tras la reconquista de la ciudad en el siglo XIII, que la antigua mezquita sería la nueva catedral; pero para la conversión, aparte de instalar la silla del obispo, apenas ordenó realizar un par de leves modificaciones en el edificio árabe. Así, tan feliz, la catedral ofició el culto católico rodeada de la espacialidad islámica. Y durante tres siglos, oiga, sin que nadie se sulfurase por ello.
La cosa se torció a finales del siglo XV, cuando al obispo Íñigo Manrique, que también era un señor muy cristiano pero bastante más cazurro que sus antecesores, se le metió en sus cristianos cojones que lo de la espacialidad árabe era una mandanga y que allí, justamente allí, en medio de la mezquita, había que meter la altura y la luz de las catedrales góticas castellanas.
Y saltó la liebre.
Junten las piezas. Es exactamente la misma razón por la que el decorado plano y abotagado que Carlo Maderno levantó en la basílica de San Pedro es tan espantoso; porque destruyó la planta en cruz griega de Miguel Ángel para colocar lo que había en cualquier palacio renacentista. El mismo despropósito que vemos en las colosales inmundicias que construye Calatrava; aterrizan como ovnis dondequiera que les digan —y les paguen—. No pertenecen a su lugar sino a la palurda ignorancia de su creador. Y como su creador no entiende el sitio donde va a parir, los edificios tampoco lo entienden.
Una catedral gótica castellana pertenece al gótico de Castilla de igual manera que la mezquita de Córdoba pertenece a Córdoba. A una ciudad que descansa en el llano del primer Guadalquivir, con las faldas de la sierra en la lejanía. Un lugar donde la luz es horizontal, el tiempo es horizontal y el espacio es horizontal.
3. Para recuperar el espacio
Dos hectáreas. Ochocientas cincuenta columnas. Trescientos setenta arcos que son las hojas de un palmeral infinito. Una sola laja de aire rodeando cada milímetro de mármol y cada pieza de ladrillo bicolor y cada incisión en la madera del artesonado. Un único espacio invisible, imposible, inabarcable. El espacio horizontal. El espacio del horizonte.
Así era la mezquita que terminó Almanzor en el siglo X. Y así debería haber seguido siendo.
No crean que esta opinión es una cosa novedosa de intelectuales posmodernos. Qué va, durante la primera mitad del siglo XVI, muchas fueron las voces que se alzaron contra el destrozo de la mezquita. Canónigos locales y próceres de las altas esferas municipales se opusieron con virulencia a la nueva catedral. Desgraciadamente, si Íñigo Manrique era bastante más patán que los obispos que le precedieron, sus sucesores establecieron varias plusmarcas en la disciplina de zafiedad artística sobre ruedas. Así, pese a las opiniones contrarias, se emperraron en que el dios de Castilla —o sea, el verdadero Dios— estaba en las alturas y por tanto, había que levantar una nave muy alta y con mucha luz, no fuera a ser que los cordobeses se perdieran entre tanta horizontalidad. El asunto se enconó de tal manera que el propio Concejo de la ciudad emitió varios edictos penalizando a quien fuera que participase en su construcción, desde maestros canteros hasta albañiles. Al final tuvo que interceder el emperador Carlos V para decir que sí, que se dejasen de movidas, que se construyese la nueva catedral y a otra cosa mariposa.
Cuando el arquitecto Hernán Ruiz el Joven concluyó la obra a mediados del XVI, la nave era un pastiche entre gótico, renacentista y manierista. Además, como la estructura del edificio árabe tampoco podía resistir grandes elevaciones, el nuevo edificio no es ni alto ni bajo, ni horizontal ni vertical, ni chicha ni limoná. Eso sí, masacra el espacio de la mezquita como una bayoneta impregnada en curare destriparía el terso vientre de la Venus de Botticelli.
Desconozco si Carlos V estuvo muy atareado con sus cosas y sus mariposas, pero estoy seguro de su lamento por no haber dejado las palmeras de la mezquita en paz. Tras su primer paseo por el nuevo edificio dijo: «Habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes».
Ojalá hubiese recuperado el espacio. Ojalá hubiese podido dar marcha atrás en el tiempo.
4. Para recuperar el tiempo
Porque el tiempo es espacio y el espacio sin tiempo no existe. Y el espacio de la mezquita es horizontal porque el tiempo de la mezquita es horizontal.
La catedral suena con sus procesiones y sus paseos. Vocifera con tacones y con zapatos. Berrea en un ruido blanco como la nieve en la pantalla de un televisor estropeado. Una cacofonía insufrible de caminos y recorridos y miradas perdidas, alzadas, atravesadas.
El tiempo de la mezquita era un tiempo descalzo y quieto. Un tiempo que había parado el reloj y, en silencio, apenas existía, congelado dentro de su propia densidad. La mezquita de Córdoba parecía susurrarnos el proverbio afgano que reza: «Ustedes tienen los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo». Por desgracia, los hombres que levantaron la nueva catedral eran más grises que los hombres grises de Momo, y sus relojes se llevaron por delante todo el tiempo y todo el espacio, descuartizándolo entre lanzas de luz y cubriéndolo con una estrepitosa maraña de sombras.
5. Para recuperar la luz
En 1933, Junichiro Tanizaki fue a cenar al restaurante Waranji-ya de Kioto. Allí descubrió, para su pesar, que habían sustituido los candelabros de las mesas por lámparas eléctricas. Le dijeron que los comensales encontraban la luz de las velas demasiado oscura, pero que si prefería un candelabro, se lo proporcionarían. Cuando escribió El elogio de la sombra lo contó así: «… entonces fue cuando me di cuenta por primera vez de que esa luz incierta era la que de verdad realzaba la belleza de las lacas japonesas».
La luz incierta. El elogio de la sombra.
La luz de la catedral de Córdoba quiere ser certera pero es borrosa, quiere ser aguda pero es aletargada, quiere ser limpia pero es una mancha. Y lo que es peor, aunque fuese limpia, aguda y certera, tampoco pertenecería a la mezquita; y ni siquiera a Córdoba. Porque la luz de la mezquita, como la de la ciudad, es la luz de llano del primer Guadalquivir. Una luz horizontal, que es la luz más incierta.
La luz horizontal no arroja sombra pero se define, precisamente, por esa sombra. Única e idéntica en todos lados, es el epítome de la igualdad. Es incierta porque no se ve, porque apenas palpita leve como una neblina, porque solo asoma si se la mira donde está tapada.
Si entran en la mezquita y son capaces de aislarse de la grosera contaminación de la catedral, quizás sean capaces de verla; flotando brumosa entre todas y cada una de las columnas, anegando los arcos, llenando los artesonados y los mosaicos como un velo líquido. Y agazapada detrás de las celosías del Patio de los Naranjos, convertida en pura sombra, esperando el momento de reclamar la valía, la comprensión, el espacio y el tiempo que nunca debieron arrebatarle.
Me parece interesantísimo su punto de vista, y lo comparto desde la primera vez que la visité en el año 1992, en aquel momento y sin ningún tipo de conocimientos arquitectónicos, me pareció una aberración que alguien en su sano juicio y con el mínimo sentido de la estética y la armonía hubiese destruido un lugar tan bello y mágico como la mezquita.
Sr. Pedro Torrijos, ¿Cree que algún día tendremos una sociedad lo suficientemente avanzada culturalmente, que devuelva la Mezquita a su estado original por criterios de justicia artística, sin que una manada de integristas religiosos monte una cruzada?
Y porque no devolverlo a la iglesia primera cristiana que destruyeron los arabes para iniciar la construccion de su mezquita utilizando las piedras de la primera?
La historia no se escribe destruyendo obras sino respetandola y explicandola paraque se entienda el pirque, cuando y como ocurrieron las cosas. Uno siempre puede crear una historia virtual utilizando trozos reales y olvidando otros.
Si se restituyera la mezquita a su estado original, seguramente tampoco le gustaría los que les gusta esta recreación romántica del XIX que tenemos ahora..
Juan, Los musulmanes no destrozaron, ni arrebataron la basílica Visigoda en el S. VIII…la comprarón…dicho esto, decir que particularmente, el arte lo entiendo como una suma continua, o como un mestizaje…igual que cuando se quiere a una persona, se le aprecia con su parte negativa, en el arte es muy dificil delimitar que esta bien y que esta mal, y más aún con una obra de mas de 1 milenio de antiguedad, depende de varios contestos coyunturales y temporales…la Mezquita de Córdoba, se debería entender como un saturado colage, Aun reconociendo que fue un gran error, la construcción de la Catedral…es hora de reconciliarse con el pasado.
Perdón es «contextos»
No la compraron. Establecieron tributos para mantener una parte dedicada al culto crisitiano hasta que se cansaron y destruyeron la basílica visigoda.
Pues porque no era, ni de lejos, tan bella como lo es o fue La Mezquita. Esa es la primera de las cinco razones que cita el artículo, Juan.
La existencia de una basílica visigoda en el solar que ocupa la mezquita de Córdoba es una hipótesis historiográfica tradicional que no ha sido acreditada por la arqueología.
Me ha gustado el articulo, sobre todo cuando hace referencia al «elogio de la sombra» y me complace observar la admiración que el articulista hace de la Mezquita. Para los cordobeses la mezquita ademas son muchas otras cosas. Desconozco cual es la intención del texto, pues claro está que no pretende la destrucción real del añadido cristiano. Observo aquí multitud de comentarios, algunos de ellos no faltos de razón pero parece que nadie tiene en cuenta que la superficie de la mezquita supera los 20.000 m2 frente a los aproximados 7.000 (estimación media) de cualquier catedral peninsular, uno de los motivos por el cual, creo yo que no se decidieron a destruirla y otro ya más evidente porque la catedral es un acto de soberbia de los triunfadores (curiosamente siglos después) sobre un edificio al que de ninguna manera posible tenían medios en la época de superar. Creo que en ningún caso sería partidario de eliminar la catedral, ni trasladarla pues si ya es mediocre en sí misma imaginense como seria si no tuviera el espectacular cerramiento actual. Lo que no saben aquí muchos de los que opinan y eso si que habría que defenderlo de todos los modos posibles, es que desde un sector reaccionario de la gerarquía eclesiástica local (la que ha borrado el nombre de «mezquita» hasta de Google) que tiene en mente y existe un «proyecto real» de hacer reformas para adecuarla a ritos actuales (mas soberbia y autoritarismo despreciando a todos los cordobeses y al patrimonio de la humanidad) pretendiendo eliminar o transformar, partes del milenario espacio. Volviendo al tema se subsanar parte del daño hecho en el pasado si estoy en cambio de acuerdo de trasladar, lo que definir como mediocre seria un calificativo, todas las capillas mortuorias y añadidos periféricos o sobre los arcos de entrada que dan al patio, para volver a recuperar el sentido y uso arquitectónico como edificio singular.
No nos detengamos en la Mezquita de Córdoba. Si condenamos a la piqueta cualquier añadido posterior a un edificio construido en un estilo anterior deberíamos derribar el palacio de Carlos V en la Alhambra, quemar las sillerías levantadas en el siglo XVII en la nave principal de las catedrales góticas y convertir en escombros los añadidos barrocos a la fachada de Santiago. Para empezar.
No está criticando el añadido por ser un añadido, lo está criticando por feo y desajustado. En ningún momento plantea el autor que haya que condenar a la piqueta los añadidos, sólo los malos y nefastos añadidos, que son nefastos por feos, no por añadidos. ¿Habría alguna posibilidad de que se entendiera?
Exacto. Hay que leer con detenimiento.
Me apunto a lo de derribar todos los coros y trascoros barrocos metidos con calzador en las catedrales góticas. Son ejemplos supremos de barbaridad y ultraje a las obras de arte.
De hecho, si recostruyesen la catedral de forma que quedase acorde con el entorno no habria critica… El problema es que son dos monumentos que se ven independientes, cuando no lo son, y eso no suma al conjunto
Para no ofender sensibilidades de los cristianos de Córdoba, lo mejor sería mover la catedral a un solar nuevo, piedra a piedra, como se ha hecho con otros edificios singulares.
No creo que las sociedad pre-escasez estén nunca preparadas para separar las componentes artísticas y/o arquitectónicas de las capas de significado político, estratégico, religioso o emocional que tienen los objetos construidos.
Sinceramente, tampoco creo que sea completamente necesario que se produzca tal separación y, pese al titular y al tono del artículo, ni siquiera que se devuelva la mezquita a su estado original. Con que el público sepa lo bella que era y lo nefasta que es la catedral, yo ya me doy por satisfecho.
Un saludo.
A gustos colores, parece que le molesta más por la gente que está alrededor que por el edificio en si. Si tiraramos todos los edificios que no le gustan a unos pocos quedarian pocos en pie.
Como dice el primer comentario será difícil no encontrarse enfrente el griterío sin criterio. Ahí los tiene : a gustos colores (sic). Nunca he conocido una frase tan estúpida, capaz de justificar cualquier cosa. Pues claro que hay libros, enciclopedias y bibliotecas enteras sobre el gusto y sobre el color, faltaría más. He tenido la suerte de encontrar algún momento de paz en los restos de la mezquita de Córdoba al igual que en alguna pequeña iglesia románica del Norte de España, una paz distinta, un silencio con acentos diferentes ninguno mejor que otro, pero cada uno en su sitio
Sin criterio para usted, el criterio está explicado, pero si se queda en lo primero que lee o no tiene comprensión lectora lo que le ocurre es que saca una conclusión erronea, por lo que no es que la frase sea estúpida, es usted el estúpido por no leer las cosas antes de criticarlas
Te han dado una buena colleja, masm. Y ahora, no lo dudo, agotarás tu repertorio de frases hechas e insultos.
jajajja, quien recurre al insulto?, fíjese bien quien es el primero en hacerlo, así que mejor no defiendas a tu amigo que ha entrado de malas maneras y es quien se lleva la colleja puesta, parece que usted también quiere una, ya que su comentario no aporta nada
La Mezquita de Córdoba, igual que todos los edificios tienen una trayectoria. A lo largo de esa trayectoria sufren modificaciones que nos hablan de las distintas funciones que les ha dado la sociedad segun sus necesidades o conceptos estéticos. Así pasa en la Mezquita, pero también en la Aljaferia zaragozana, en la Alhambra o en la propia catedral Compostelana. Las restauraciones en estilo (tirar todo aquello que no se encuadra dentro del estilo canónico y reconstruirlo como debiera haber sido) además de ser típicas de regímenes con cierta tendencia autoritaria, son en sí mismo un engaño, una falsedad difícil de argumentar desde cualquier punto de vista que no sea el de la fantasia historicista. Además, metidos en harina, habría que decidir si solo se tira la catedral, o ya de paso también la ampliación del Almanzor, que comparado con el sector Omeya, no es tan armónica. Al final nos ponemos a tirar… Y seguro que hay algún arqueólogo que le viene bien un solar para completar el plano de Cordvba.
Alejandro Martín. Arqueólogo.
Decier que la frase que utiliza para opinar es una estupidez no es insultarle es cuestionar su criterio. Al barro se tira usted solito al no distinguir una cosa de otra. No se ofenda, hombre… abajo la Catedral!!!!! (era broma)
Gracias. He querido decir eso mismo desde q visité la mezquita con 12 años y la catedral me horrorizó. No creo q jamás ocurra, pero la idea de tirar abajo la catedral tiene todo mi apoyo.
Esta pataleta es la misma del que se queja de que la catedral románica de Santiago ha acabado disfrazada y arruinada por la fachada del Obradoiro.
Por no mencionar que la propia mezquita de Córdoba podría considerarse un destrozo de la Basílica de San Vicente, que estaba antes allí.
Remito a la razón 1 del artículo: lo antiguo no es lo valioso.
La magnífica Catedral gótica de Sevilla (la mayor de estilo gótico del mundo) se pudo levantar porque un terrremoto destruyó la mezquita.
Quizá la solución hubiera sido destruir la mezquita islámica y Córdoba podría tener también una señorial catedral gótica como la de Sevilla.
El problema es que a diferencia de la leyenda negra que muchos excretan a diario por sus venenosas bocas, el rey Fernando III como la mayoría de los reyes cristianos que hicieron la reconquista, eran reyes cultos y tolerantes y apreciaban la belleza del arte islámico dejando a un lado los sectarismos.
Si Fernando III hubiera sido como el autor de este artículo hoy no podríamos apreciar ningún resto de la antigua mezquita cordobesa
Le felicito por su explicación, totalmente acertada desde mi punto de vista, por su lógica y coherencia.
Amigo, no se esfuerce, el tema no es si es bella o es fea, el tema es el sectarismo y el odio hacia la religión cristiana del autor del artículo. A mi me parece que este artículo de opinión es feo y no debería aparecer junto a tantos y muy buenos artículos, por lo que pido que lo eliminen, porque afea mucho el conjunto.
En cambio Fernando III si que destruyó mezquitas para hacer sobre éstas iglesias, las iglesias fernandinas.
Los países crean su propia y artificial historia eligiendo los relatos a resaltar y las leyendas que escuchar. Reconstruir un monumento o no, y cómo hacerlo, depende exclusivamente del objetivo histórico y político. Que la Catedral este dentro, como el palacio de Carlos V en la Alhambra, responde al relato español de reconquista, además para eso fueron construidos. Así cómo los griegos reconstruyeron el partenon tal y como les venia mejor, sin minaretes ni torres de iglesia, en España el relato esta claro. Además los edificios se mantienen y reconstruyen constantemente, así que està bastante claro que las elecciones en el cómo hacerlo dependen del porque y para que. Eso pienso
Por eso mismo, le daría la importancia en la historia de España que merece la mezquita, reescribiendo un poco mas el relato, pero solo por verla completa trasladaría la catedral a otro lugar
Como patrimonio cultural de la humanidad veo difícil su destrucción. Como aficionada de la posmodernidad , podemos interpretar este conjunto de edificios como señal inequívoca de la diversidad y el mestizaje de culturas. Las luces y las sombras, lo obvio y lo oculto, polos opuestos … un sinfín de significados que hacen de la Mezquita Catedral un lugar con más de 1,5 MM de visitas…
La catedral es un engendro ciertamente y es verdad que afea la mezquita, pero tenemos tantos engendros arquitectónicos en España y nadie habla de restituir esos edificios a su estado original apelando al espacio, a la luz o al tiempo horizontal… Más me parece a mí que esta pasión por agarrar la Caterpillar tiene bastante de rollo ideológico memórico histórico
Si no sabéis apreciar la historia de España, es vuestro problema.
Para empezar, las catedrales abundan y siempre son igualmente aburridas e insulsas. Supongo que como la vida de las personas que pretenden derribarla.
Por otra parte, pienso que para categorizar a un monumento de ‘engendro’ habría que mirarse uno mismo ante el espejo, observando sus propios defectos y virtudes, incluido su trayectoria y evolución.
Finalizando, la mezquita de Córdoba se quedará, pese a quien le pese; seguid parloteando sin sentido y apoyando a la mayor criminal de guerra y terrorista, la Iglesia Católica.
Además, en este país, existen actualmente problemas de gran gravedad como para dedicarle tiempo a este tipo de estupideces.
Sin ánimo de ofender, permítame parafrasear lo que usted dice: «…pienso que para categorizar a un monumento de aburrido e insulso …».
A eso me refería, Rosa, que el autor del artículo habla de razones estéticas como el tiempo horizontal o la luz incierta y yo coincido en que -en el conjunto de la mezquita- la catedral es un desastre arquitectónico… pero deja sin mencionar una SEXTA razón que me parece es la que marca aquí la diferencia para querer agarrar la Caterpillar
Pero, bueno, qué demonios!! Parece que como muchas otras cosas en la vida hay que estar de un lado o del otro, a tenor de los comentarios. Entonces cuente con mi martillo señor Torrijos. Hagamos que lo se construyó por la fuerza, en un ejemplo palmario de política de tierra quemada, se destruya por la misma fuerza. Porque además nuestra razón contará con la misma legitimidad de los que perpetraron semejante mamotreto
Ya vemos sus motivos «inteligentes» para querer destruir algo historico. Le animo a que vaya con el martillo a demolerla, a ver si hay suerte y le pillan con las manos en la masa y así tenemos un chalado menos suelto.
La ironía está lejos de su alcance. Cuidado que en cualquier tropiezo la estulticia le da caza en su carrera por intentar explicar a los demás su visión del mundo
Todo lo contrario, en todo caso se tropezaría usted con su estulticia, ya que yo no pretendo explicar mi visión del mundo a los demás ni intento venderla como si pretende usted
Pero que no, se debe derrumbar el edificio entero para encontrar y recuperar el valor de la iliberri vándala que se ubicaba precisamente en esa colina y que debido a la arbitrariedad de los visigodos que llegaron después se apropiaron de las construcciones convirtiéndolas en tosco templo de una religión extranjera. O mejor aún, ¿que mejor obra arquitectónica que los bosques prístinos en que vivieron los Iberos, y que finalmente sucumbieron ante los bárbaros romanos que construyeron tantas detestables obras?. Un poco de rigor y menos tremendismo.
Con argumentos estéticos se puede justificar cualquier cosa, incluso un crimen. A ver si nos obcecamos un poco menos, y si no comprendemos algo, hagamos ejercicio de tolerancia, y de respeto.
Tirar edificios antiguos? Es una aberración, aunque les parezca feo o antiestético. Son vestigios del pasado y en su época tuvieron un porqué para ser construidos. Conozco Córdoba, España y me gusta tal como es. Es un patrimonio de la humanidad y nadie tiene el derecho de derribarlos ni con el pensamiento.
Ya ves, Pedro, la cazurrería se prolonga hasta nuestros días. Los cazurros de hoy no han entendido nada y se aferran al criterio de antigüedad (aunque en el mismo artículo lo desautorizas) para realizar ruborizantes comparaciones entre una obra única y una basílica que ni siquiera sabemos cómo era. Cazurros que, realmente, intentan disfrazar de academicismo lo que no es más que una argumentación ideológica.
la Mezquita de Cordoba es de los pocos, por no decir el único, edificio monumental del mundo a este nivel que no cree controversia en el visitante cuando se acerca a descubrirlo, por muy poca cultura arquitectónica que se tenga, a poco que se sea algo observador, con la mente limpia de escrúpulos políticos/religiosos, la barbaridad catedralicia en el corazón del edificio es evidente. Tan evidente como que hay quien defiende la Basílica de San Vicente que había en el solar que ocupa ahora la Mezquita y que como todo el mundo ha podido apreciar era de mucho valor arquitectónico que la Mezquita…….
Nah, que se quede allí. Para mayor vergüenza de los burros que cometen estas aberraciones.
Una sensación parecida la produce una visita al Coricancha de Cuzco, el gran templo inca sobre el que encasquetaron un horrible monasterio. Lo que pasa es que el humillado es el monasterio.
Pues algo parecido pasa en Córdoba.
¿Acaso no te das cuenta de que esa Catedral fue el humilde salvoconducto que hizo que la Mezquita llegase sana y salva hasta nuestros días? ¿No te das cuenta de lo excepcional que resultó el comportamiento de los cordobeses en aquellos oscuros tiempos medievales? Todo un ejemplo de sensibilidad, tolerancia y astucia. Llamas aberración a lo que fue la quintaesencia de la habilidad y la sabiduría. Otros, llevados por el odio y la soberbia del vencedor, no hubiesen dejado piedra sobre piedra.
En fin, tu artículo es bonito, pero también anacrónico. No puedes juzgar a gentes de otros tiempos con criterios actuales; eso es tan patético como un legionario romano consultando su reloj de pulsera.
Desde Córdoba te digo que la grandeza de Córdoba está en eso, en ser universal… de todos y de nadie a la vez.
Y vale, te admito que me ha quedado algo grandilocuente el remate del comentario…
El problema surge cuando «no es de todos» sino de una organización religiosa que se ha apropiado de ella como única propietaria por, sencillamente, una inmatriculación, sin respetar la opinión y el derecho de sus verdaderos propietarios: la ciudadanía
Sobre un patio del templo de Luxor se asienta una mezquita. Recordemos que en ese patio se descubrieron numerosas estatuas de dioses que ahora se exhiben en el museo de la ciudad. Esa mezquita, a pesar de aposentarse sobre dicho yacimiento de estatuas, nunca se ha derribado. Den ejemplo en su país (Egipto) y echenla abajo y luego vengan a aconsejarnos que derribemos las catedrales en el nuestro.
Cierto, hay tantas catedrales góticas en España que porque no tirar unas cuantas para rehacer más mal que bien lógicamente la catedral románica que había antes, que leches destruyamos la capilla del Condestable para recuperar el equilibro espacial de la catedral de Burgos. Siempre recordaré a mi padre proponiendo la destrucción de la catedral de Tarragona y parte del centro de la ciudad para reconstruir el templo romano, que por supuesto era mucho más singular (sobre todo ahora claro) y muco más elegante que una catedral gótico llena de asimetrías y vulgar en un continente con cientos de ellas. Demos gracias de conservamos suficiente de la catedral, cuando la lógica histórica nos dice que por cuestiones de estilo (no de religión) lo más natural hubiera sido que se derribase para construir una gótica, renacentista o neoclásica igual que se derribaron miles de iglesias góticas y románicas para ser reconstruidas en estilos más modernos. La insensatez del autor es, de no ser impostada, de la categoría de quienes derribaron el mercado de les Halles en París para hacer una plaza insulsa o el propio de la Latina en Madrid. En el espacio de la mezquita hay suficiente de los dos edificios como para que poder disfrutar de ambos.
Por cierto, alguien puede decirme cuando aparece por primera vez registrada y escrita la famosa fracesita de Carlos V sobre la mezquita.
Siendo cordobés siempre pensé que la catedral de Córdoba es pequeña y sin sentido. Como dice el autor ni chicha ni limoná. Puestos a escoger preferiría una como la de León o como la de Reims. Pero no estamos en Castilla ni en la Marne francesa, sino que estamos en Córdoba, un crisol de culturas. Y ahí, descubrí de pequeño, es donde está la gracia y originalidad de la mezcla del edificio. El edificio es hijo de su tiempo y entonces se las gastaban así. Y esa es su suerte. Si la mezquita no tuviese embutida una catedral en «to su jigo», hace siglos que hubiese sido arrasada. No corrió la misma suerte el palacio de Medina Azahara que, a pocos kilómetros de su hermana, hubiese aguantado el embate de la humanidad con sólo haberle puesto un parroquia adosada de tres al cuarto. No entiendo la diferencia con la misma idea que el autor de este artículo refiere en otro de hace unos dos años titulado «Si van a Granada y solo pueden ver una cosa, visiten el Palacio de Carlos V en la Alhalmbra», donde afirma: «Así, el Palacio de Carlos V salva a la Alhambra».
Por la boca muere el pez
Es que en ese artículo defendía los valores arquitectónicos del palacio y en este pone de relieve la mediocridad de la catedral. En fin, los valores del añadido….
Partamos también del hecho que, sin caer en la idolatría de lo viejo, la mayoría de los edificios modernos son un puto asco del que sólo se enamoran los arquitectos. Los cuales se suelen caracterizar por un ombliguismo inmoderado, un mesianismo acorde con aquél, un desprecio supino hacia cualquier necesidad que no sea la suya propia de expresar su concepción deformada del arte, un solipisismo suicida y un mal gusto que pretenden disfrazar de sublime superioridad intelectual y artística. Creo que me apuntaría a cualquier iniciativa destinada a dinamitar tanto horror comercializado bajo la etiqueta «contemporáneo». Y sí, llámenme inculto, ignorante y atorrado, que me da igual. Y, por cierto, cualquiera con un mínimo de conocimiento sabe que lo de Córdoba no es una mezquita, pues éstas fueron concebidas desde siempre como gran espacio techado en el que reunir a la «Umma» a la hora del rezo y la prédica. Lo de Córdoba es un templo arriano, decorado, eso sí, siguiendo una clara influencia cultural del Levante; templo del que primero se apropiaron los musulmanes y más tarde los cristianos.
Pues el brutalismo tiene un aire de cierto encanto, no resulta bucólico, ciertamente, pero es «cool» en cierto sentido, mira hacia el futuro más que hacia el pasado, un futuro un tanto inquietante, pero eso precisamente lo hace también atractivo.
Habría que tirarlo todo. Eso antes era campo. Y nada supera al campo.
di que si pedrito, como la naturaleza no hay «na «
Y…Por qué no tirar toda la bazofia Arabe que rodea la catedral? No entiendo ese enamoramiento morisco, ni le veo tanta belleza, ni espiritualidad. Mejor tirar toda la mezquita para que resplandezca el templo cristiano. Ya estamos del Islam y de todo lo que nos ha traído hasta la cocorotina!
No te equivoques, una cosa es la opinión sobre el Islam (comparto la tuya) y otra las obras artísticas que cualquier cultura ha dejado. La Mézquita es única, sublime, una obra de arte inmortal y universal, y como tal debe de ser preservada, como un museo de arte y arquitectura que refleja una época de la historia.
Ojalá personas como usted, desaparezcan de la mano de estas infantiles ideas.
Si no le gusta sus antepasados, su historia y cultura, quizá, usted deba cambiar de residencia hacia la Alemania Nazi o algún régimen por el estilo.
Despreciamos a parásitos como usted.
CONTRA LA INTOLERANCIA Y EL FASCISMO!!!
Jajaja.. En increíble como los intolerantes acusan a los que no piensan como ellos, de lo mismo. Rosa rosa, hazte ver ese odio que tienes, te hará mal…
Sí señor, bien dicho.
Lo mismito que están haciendo los del ISIS con el Patrimonio de la Humanidad que cae en sus manos.
El principal valor de la Mezquita de Córdoba es histórico y ese valor es inmaterial e invaluable. Así que ahí se queda.
Tampoco El Escorial tiene ningún valor arquitectónico. ¿Lo derribamos también?
Si es por eso hay que derribar casi toda España.
No se ponga histérica y mírese su nombre y su apellido. Si usted se llama Rosa y se apellida Sanchez, Pérez, Rodriguez, Gutierrez, Gómez es porque algún antepasado suyo echó a los musulmanes de este país. El fascismo hoy día es ponerse del lado de los musulmanes.
Yo soy uno con apellido de esos ez y sé que mis antepasados tenían nombre o apellido árabe. Hay un lío con estos temas en España! España era musulmana, casi enterita. Cualquiera preferiría vivir con universitarios y avances tecnológicos que con los asturianos del siglo x. No hay color. Tú lo harías hoy de nuevo (pasar al islam) si es visigodo Cristino te viene con la boina y el musulmán con aristóteles bajo el brazo
Me parecería bien que se acometiese una obra que eliminara la actual Catedral y restaurara la Mezquita original en la forma más fiel posible… De la misma forma me gustaría que Hagia Sofia de Estambul eliminara sus horrendos paneles con textos del Corán y restaurara muchas de las pinturas y mosaicos bizantinos que fueron dañados o eliminados, además de tumbar los almínares que se pueden ver por miles en todas partes, por ejemplo en las principales ciudades europeas… y son cada vez más altos.
Estimado Pedro:
No puedo leer el artículo más que con horror por la frivolidad con la que ha sido escrito. Razones siempre van a haber para destruir un bien cultural. Las mismas que tenían los bolcheviques cuando destruyeron la catedral de Moscú para construir una piscina municipal o las que tendrán los radicales del DAESH para destruir templos pre-islámicos. Afortunadamente para nosotros. Por suerte la catedral está protegida por la UNESCO que no permitiría una animalada como la que propones sin consecuencias para España. Desafortunadamente estos artículos pueden animar a radicales islámicos a cometer atentados y después justificarse tranquilamente diciendo que incluso los cristianos están en contra de la catedral. Esa sí es su responsabilidad como articulista y espero que la tenga bien presente antes de escribir artículos tan irresponsables.
Es un artículo sobre arquitectura, no sobre geopolítica. Y brillante, por cierto.
La prepotencia de unos se alía con el papanatismo del resto, para machacar lo que haga falta: una mezquita, un barrio, una ciudad…. generalmente en nombre de grandes principios y con las mejores intenciones.
No es exclusivo de tiempos pasados, ni de gobiernos absolutistas. Está pasando ahora mismo. En Barcelona, sin ir más lejos, llevamos cien años construyendo un parque temático para japoneses en el corazón del Eixample. Con gran éxito de crítica y público. Y sin licencia de obras!!..
señor Pedro,
entiendo su cabreo.
ahora intente entender el mío.
lo que era el puente romano de Córdoba lo han convertido en lo que parece un escenario de Juego de tronos, nuevo y reluciente, comodo para los turistas, pero que a una parte de los cordobeses nos parece un crimen.
me gustaría que me contestara
saludos
angela
Hola,
Entiendo su cabreo y, en cierta medida lo comparto, pero si le soy sincero, pienso que los enfados son, en general, artefactos emocionales improductivos. Yo tampoco estoy realmente tan cabreado con la catedral de Córdoba —más allá del tono semihumorístico del artículo—, pero intento que el público entienda cómo sería la mezquita sin ella dentro.
Quizá lo mejor para el puente romano sea enseñar de alguna manera cómo era antes de la rehabilitación, aunque sea para no perderlo de la memoria.
Un saludo.
Córdoba debe recuperar la Mezquita para la ciudadnía, las iglesias o catedrales fuera de ese bellísimo reciento.
Solo odio, solo recalcar el anticlericalismo, solo pensar en destruir, nada de pensamientos positivos, nada de olvidar la guerra ni de pensar en una España unida frente al reto del futuro. Por eso la mayoría de los españoles tiembla en pensar que algún día alcancéis el poder. Pero este es un país libre y democrático, y aunque seáis una amenaza latente al bienestar de la nación hay que soportar estoicamente vuestra infelicidad manifiesta. Dais miedo.
¿ Olvidar la guerra ? mira, yo tengo una hipoteca con un banco, voy a ir a decirles que me la perdonen, ¿ te imaginas a dónde me van a mandar ?
Ese tema no se puede olvidar, mal que nos pese, porque aún quedan muchos cadáveres en las cunetas, cuyos familiares no han podido encontrarlos, ¿ te parece bien ?. Para eso se hizo la ley de memoria histórica, que por supuesto el Pp se la está metiendo por el arco de triunfo.
¿ Sois una amenaza al bienestar de la nación ? mas bien a mí me parece lo contrario, la amenaza es el gobierno del Pp, con su reforma laboral, con su gobierno para los ricos, con sus recortes en sanidad y educación, con la creciente desigualdad social, etc.
Si no fuera por la Catedral, con toda su pesadez, hoy no existiría la Mezquita. Es una simple cuestión de solidez constructiva. La Mezquita es preciosa, pero estando situada en una zona de riesgo sísmico moderado-medio, hoy ya no la disfrutaríamos si no estuviera apuntalada por el mamotreto cristiano posterior. La Catedral es fea en comparación con la Mezquita, pero es su apoyo imprescindible.
Lo que hay que hacer es proteger el valioso bien que tenemos, el conjunto de la Mezquita-Catedral con toda su Historia (con hache mayúscula), y explicar a nuestros hijos, nietos y a todas las futuras generaciones lo que pasó y, sobre todo, _por qué_ pasó.
El que escribió este artículo no entiende lo más básico y fundamental: no importa cómo sea, lo que importa es lo que representa.
No tiene usted idea de arquitectura amigo Pedro, se pierde en el detalle. Para empezar, la genialidad diferenciativa de la mezquita de Córdoba con respecto al resto de sus congéneres en todo el mundo musulmán proviene precisamente de la convivencia con la catedral. Es un fusión única en todo el mundo, no existe otra mezquita que contenga en sus adentros una catedral cristiana. Y para terminar, y no comenzar un debate extensivo sobre los elementos tangibles y no tangibles de la arquitectura, si su postura es la de intervenir en el patrimonio para deshacer, a su capricho, determinados trazos de la historia, cuénteme cómo conseguirá engañar al visitante para que lo que usted fisicamente pretenda reconstruir en lugar de la actual catedral, consiguiendo así los efectos lumínicos y espaciales que busca, no aparezca en los libros de historia como una destrucción de patrimonio sustituida por un pastiche fuera de época. No vaya a ser que nuestros futuros tataranietos le hagan la misma critica a usted que la que usted le hace a los antepasados cristianos que construyeron la catedral en su día, con la diferencia de que entre usted y ellos, hay casi 500 años de cultura.¡Y qué 500 años!
Sinceramente, pensaba que el artículo acabaría con un giro argumental y habiendo sido todo lo anterior una ironía. Pero no! Simplemente es un «flipe» de artículo. Quiero pensar que busca únicamente la polémica y la atracción de lectores a esta revista.
Sin ánimo de personalismos, no sé si el escritor sabe algo de historia (parece informado), arquitectura, o patrimonio cultural.
Un edificio no se puede valorar por el valor estético de una de sus épocas constructivas. Todos los edificios históricos son resultado de muchas intervenciones a lo largo de su historia. Y todas las épocas son igualmente importantes (por mucho que unas sean más «bonitas» que otras). Muchas nos parecen erróneas (y sí, nos puede parecer que la Catedral daña la imagen de la mezquita), pero, humildemente, no somos nadie para juzgar lo que nuestros antepasados hicieron por A o por B razones. La mezquita-catedral de Córdoba no sería lo que conocemos sin la Catedral, de hecho, sería histórica y patrimonialmente mucho menos interesante, reconocida y atractiva.
Como se ha dicho anteriormente, ¿porqué no rescatar la Illiberri Vándala en la que se asienta la Catedral? ¿Porqué no derribar la fachada del Obradoiro que oculta el Pórtico de la Gloria en la Catedral de Santiago de Compostela? ¿Porqué no derribar la inmensa mayoría de iglesias españolas que se asientan sobre iglesias y ermitas de épocas anteriores (muchas de ellas arquitectónicamente mucho más interesantes)?
Se trata de divulgar, contar, enseñar, explicar y conocer TODAS las épocas constructivas de éste (u otro) edificio. Esa es la tarea. Es la única forma de preservar la historia de TODAS las culturas que han pasado (en este caso) por Córdoba.
En resumen: Conservación del Patrimonio Cultural.
ASUSTA. Que haya este tipo de pensamientos en pleno siglo XXI. Por suerte es poca la gente que piensa en estas aberraciones. Habrá que seguir concienciando.
p.d. todo esto lo dice un profesional de la conservación del patrimonio, y, por si alguno le interesa (viendo la deriva religiosa que algunos quieren darle al asunto), ateo.
Eres un zafio insultador. Gente así sólo reflejan incultura y estupidez. Por cierto, ¿que tiene que ver Sevilla en éste entuerto?
No hay que tener síndrome de Diógenes, pero solo los bárbaros tirarían la catedral de Córdoba. Hay mucho desierto para añadir columnas a las mezquitas.
A mi lo que me parece una aberración es que pongan clavos y tornillos, etc en la mezquita catedral para poner altavoces, focos etc,
que se dañe una obra arquitectónica bastante singular.
Yo respeto el islam y el cristianismo, soy ateo tengo que decir, y en mi no cabe las creencias sino la ciencia (que es otra forma de creencia). Y lo que veo habitualmente es que esto es como el fútbol si eres de un equipo, el otro es malvado; y no simplemente puedes disfrutar del juego de un equipo ( en el caso de que te guste el fútbol, que no es mi caso)
Yo quiero que el mundo sea más bonito de lo que es, y quiero estar rodeado siempre de gente guapa porque me gusta la hermosura… Así que me convertiré en luchador y Guerrero contra la fealdad, destruiré lo feo y protegeré lo bello por qué para eso soy el adalid de la hermosura. Cómo se le queda el cuerpo?
O sea: que se mueran los feos. El problema es que, a menudo, el sentido de la belleza solo es una moda puesta en solfa por la siguiente generación. Lo que es hasta saludable porque sino aún seguiríamos construyendo dolmenes. No entendemos algunos estilos porque no estamos en la cabeza de los que los construyeron. Solo los barbaros, como el Isis, no entienden eso y demolen Palmira.
Excelente. Este mismo texto en su criterio, podría también extrapolarse al Palacio de Carlos V de la Alhambra, Granada.
Y, utilizando el mismo tono, unas pinturas rupestres son una puta mierda de dibujos no?que las raspen y alicaten toda la cuevaaaaaa…vengaaa, eso si con azulejos de mondrian
Habría una razón para no demolerla: que puedan escribirse artículos como este cada veinticinco años.
Catedral y mezquita.
https://www.academia.edu/14082104/Catedral_y_Mezquita
Me parece muy buen artículo de ciencia ficción.
Eso pienso yo,porque los cristianos no demolieron la mezquita,como solían hacer los árabes con los templos visigodos,y construyeron una catedral inmensa. Fue una pena la verdad.
Una maravillosa exposición. Todos dicen (y todos rebaten) que importan más las personas que las catedrales, el individuo que la nación, la persona que el género, y los otros todos dicen que importa más el credo que la masa, la humanidad que la nación, el sobre todo que el en especial. Pero si hablamos de catedrales, creo que usted habla en paisano. Ir a ver algo musulmán y también y sobre todo a su manera, algo que nunca fue cristiano, algo que tiene un lenguaje esotérico y místico y poético e intelectualmente distinto y encontrarse un Macdonalds, una iglesia cristiana, una sinagoga judía, un templo budista, o un altar profano, irrespetuoso y trivial… hace que uno pierda la fe en la ética moral, intelectual, religiosa, artística y hasta del montón. Hay que ser cutre y aprovechado para ir a marcar el árbol ajeno.
No olvidemos que si no llega a ser por la construcción de la catedral, la mezquita hubiera sido derribada hace siglos. Dejemos de derribar y aprendamos a cohesionar. La catedral fue la culminación de una época de imposición cristiana, pero salvó esta maravilla de convertirse en un solar donde hoy existirían apartamentos de lujo o un Carrefour y más en Andalucía donde la ordenación del territorio ha brillado siempre por su ausencia,
El problema que arrostra la Mezquita de Córdoba en los últimos tiempos no es tanto la inevitabilidad de las intervenciones arquitectónicas del pasado como los intentos actuales de modificar el ADN del edificio, su desislamizaciòn interpretativa. Para ello se están escribiendo libros, se editan folletos y se está preparando un centro de interpretación dentro del obispado.. El fin es demostrar que el arte islámico andalusi no es original, sino una copia del cristiano romano-bizantino. Sólo un detalle que explica todo el mecanismo: en el folleto de mano que entregan hablan de «intervención islámica» a la propia mezquita, lo que indica que pretenden inocular la idea de que SIEMPRE FUE UN EDIFICIO CRISTIANO al que durante un periodo se le hicieron modificaciones para el culto islámico. Con el tiempo es posible que esa visión que divulga el obispado acabe siendo la canónica ante el silencio de las autoridades académicas y políticas.
Si alguien tiene interés en conocer el tema más a fondo recomiendo un libro de reciente publicación en la red titulado «CATEDRAL ANTES MUERTA QUE MEZQUITA».
Totalmente de acuerdo con usted. Hay un proceso dirigido desde el obispado para reinterpretar ideológicamente el edificio como lugar de culto cristiano previo a la creaciónn de la mezquita, por lo que su condición catedralicia actual sería la recuperación de ese valor original. Esto es una mitificación basada en la hipótesis de la existencia de una basílica visigoda en el solar de la mezquita emiral, que no tiene fundamentos arqueológicos. Al día de hoy, la arqueología dice que en ese solar no hubo espacios sacralizados cristianos. Lo demás es literatura.
Imagino que para tomar la decisión de eliminar la catedral habría que hacer una consulta popular, pues me aterrorizaría que tal decisión se dejara en manos de «expertos», por supuesto guiados por criterios «objetivos» y para nada influidos por motivos ideológicos.
La Mezquita de Córdoba a llegado a nuestros días porque pasó a ser catedral, al igual que Santa Sofía de Constantinopla sobrevivió al mutar en mezquita. ¿Habría que eliminar los minaretes y demás añadidos otomanos a esta joya única del arte bizantino? A mi juicio sería una barbaridad, pero reconozca que mi opinión solo es una más.
Saludos
Yo soy Cordobes, cuando era ninho todos los anhos iba con el colegio a la Mezquita, he vuelto a ir ahora que soy adulto y cada vez que voy me horroriza mas la cantidad de capillas que cada anho siguen construyendo. La gran mayoria de cordobeses queremos la catedral fuera de la mezquita y que vuelva a su estado original, a demas la iglesia se beneficia de un donativo obligatorio que no tributa. Hay personas que hablan de que antes habia una iglesia, pero arqueologicamente nunca la han podido demostrar. La Mezquita tiene que pertenecer a la ciudad y no a la iglesia. Perdona por las faltas de ortografia, pero desde mi teclado no puedo poner tildes ni nh ya que estoy exiliado en el extranjero.
He de admitir por adelantado que no soy experta, ni mucho menos en lo que se concierne a este tema.
Muy apesar de ello, soy estudiante de arquitectura, apenas en mi primer ano, y he de admitir que la mezquita catedral de cordoba es para mi, de los edificios de mayor interes.
Comparto ciertos aspectos de lo que usted refleja en su articulo, sin embargo he de admitir que considero que la verdadera belleza de la catedral mezquita de cordoba se esconde en su complejo pasado. Los varios cambios de religion y devocion en este lugar le dan un toque de especial. Considero que es un ejemplo brillante de como dos religiones tan distintas y tan similares a la vez pueden convivir. Destruir la catedral tendria consequencias gravisimas, ante todo por lo que la mezquita catedral simboliza.
Opino que mantener la catedral es un ejemplo de convivencia en conjunto.
Siento si esto no tiene mucho sentido, y siento la falta de tildes en mi comentario (mi teclado es extrangero y pues no tengo como poner tilde a mis palabras), tambien siento si lo que digo no tiene ni piez ni cabeza.
Gracias!
El artículo parte de varios errores. La catedral sí que tiene valor histórico, tanto que no hay otra catedral en toda Córdoba, y tiene también valor artístico, ( menor sin duda que la Mezquita, pero lo tiene) Además de la enorme singularidad que supone esa intersección artística y cultural, entre cristianismo e islam dentro de un mismo espacio. La historia también se escribe destruyendo, y destruir es parte de la historia, pero en este caso sería de la mala historia, de la que no habría que repetir. Por supuesto estoy en contra de las intervenciones de la iglesia católica que están desvirtuando el espacio, pero derribar la catedral, me parece una barbaridad se mire como se mire, fruto de un mal análisis y un mal diagnóstico.
Completamente de acuerdo contigo. La catedral es parte fundamental del valor que tiene el monumento. La mezquita no es sin catedral y la catedral no es sin mezquita. Debemos dar valor a lo que lo tiene, y pensar que en Córdoba tenemos nuestra mezquita tan bien conservada por el uso, mejor o peor, que se ha dado a lo largo de los años sobre ella. La catedral no es aquel «mordisco» que se le dio a la mezquita, la catedral es parte fundamental de la historia de ella y elemento que realza gratamente el valor de la misma como monumento único.
Yo comparto la crítica sobre la sobrevaloración de todo lo arqueológico. Respecto a la ineptitud de la catedral… ya es más difícil. Para que un edificio sea bueno, dice, debe ser «eficaz, que funcione bien y que respete su propia naturaleza espacial, constructiva y formal». Pero esto no es más que una redundancia para decir que el arquitecto QUIERE que el edificio se adapte bien a su función, que se adapte bien a su función y se vuelva a adaptar bien a su función. Retórica. A cambio, no se consideran otras posibles razones, de orden ideológico por ejemplo, y que exigieran simplemente joder la mezquita: es cosa de moros y la anulo porque puedo, quiero y para mayor gloria de mi nombre. Esa razón le daría un VALOR histórico completamente original en el plano arquitectónico, pues no creo que haya muchos casos semejantes. ¡Pues ya!
Solo una palabra: DINAMITA
La mezquita de Córdoba es un modelo de integración de dos religiones monoteistas. Si se hubieran seguido ese modelo, por las dos partes, la humanidad se habría ahorrado mucho dolor, miseria y destrucción que, parece, es lo que sigue interesando a mucha gente.