Ocio y Vicio Videojuegos

Pokémon Go o el día que todos nos volvimos gilipollas

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Fotografía: Voltordu (CC).

Oliver Stone se asomó por la Comic-Con 2016 de San Diego para promocionar su película Snowden, un biopic basado en la figura de Edward Snowden protagonizado por Joseph Gordon-Levitt. Lo curioso del asunto es que durante la presentación del film que ofreció el director junto a Gordon-Levitt, Shailene Woodley y Zachary Quinto, alguien le preguntó por su opinión sobre el juego de realidad aumentada Pokémon Go aprovechando la alarma que había causado un fallo de seguridad que aparentemente permitía al programa de Pikachu y compañía acceder a toda la información del usuario en Google.

La cuestión no estaba demasiado fuera de lugar: por un lado se trataba de la Comic-Con y ahí el visitante más normal tiene dos carreras convalidadas como entrenador Pokémon, y por otra parte la privacidad en el mundo digital era un tema que rozaba con la vida y obra de Snowden, un hombre a quien la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense le quiere comentar cuatro cosas por filtrar documentos ultrasecretos sobre programas de vigilancia. El director de Platoon se quedaría a gusto comentando su percepción del fenómeno: «Realmente no es gracioso porque lo que está ocurriendo es un nuevo nivel de invasión, la búsqueda de beneficios es enorme en este caso, enorme. Nadie ha visto nunca en la historia del mundo algo como Google. Es la empresa que más rápidamente ha crecido, la más grande y más exitosa que ha existido nunca. Y ellos han invertido una enorme cantidad de dinero en lo que es la vigilancia, la recopilación de datos. Están recopilando datos de cada una de las personas que está en esta habitación para adquirir información sobre lo que compras, lo que te gusta y tu comportamiento» sentenciaba Stone antes de apuntar al juego en sí mismo. «Y Pokémon Go encaja dentro de esto. Está en todas partes, es lo que la gente llama vigilancia del capitalismo, es un nuevo nivel. No tiene como objetivo sacar beneficios en un principio, sino obtenerlos al final. Porque crea una conciencia propia y se cuela en todos los rincones del mundo hasta que manipula nuestro comportamiento, y empezamos a actuar de otra manera, algo que ya ha sucedido en internet». Lo mejor llegaba al final: «Y sinceramente, veréis una nueva forma de sociedad robot donde ellos sabrán cómo vas a comportarte y crearán un patrón que encaje contigo y te guíe a otro tipo de comportamiento. Es lo que ellos llaman totalitarismo».

Oliver Stone en la Comic-Con sopesando la posibilidad de abrir de una vez un blog sobre chemtrails. Foto: Gage Skidmore
Oliver Stone en la Comic-Con sopesando la posibilidad de abrir de una vez un blog sobre chemtrails. Fotografía: Gage Skidmore (CC).

Pablo Hasel, el rapero condenado en abril de 2014 a dos años de cárcel por enaltecimiento del terrorismo (en una sentencia polémica por provocar debate: ¿el chico estaba realmente alabando el terrorismo o solo pretendía tocar los cojones siendo muy bestia?) se asomó a Twitter el 25 de julio para soltar la siguiente proclama en la red social: «Que haya más personas buscando pokémones que luchando contra los desahucios lo dice todo de esta sociedad enferma». Sor Lucía Caram, tuitstar y monja, por ese orden, escribía algo muy en la línea de Hasel un día antes: «Si en lugar de “cazar moscas” o “pokémones” ocupamos el tiempo en buscar soluciones y hacer el mundo más bonito para todos. ¡Todos ganaremos!».

Durante un concierto en Lille, Francia, la cantante Rihanna decidió advertir a la audiencia sobre la idoneidad de dejar de lado el teléfono móvil durante el show, y lo hizo gruñendo un bastante directo «No quiero veros escribiendo a vuestros novios o novias. Y no quiero ver a nadie cazando pokémones sobre esta perra que tenéis delante». Casi al mismo tiempo y en otro lugar del mundo Beyoncé se encontraba en pleno concierto cuando uno de sus fans subió a Instagram un vídeo donde una espectadora se mostraba más concentrada en atrapar a las criaturas digitales que en prestar atención a la estrella que tenía a escasos metros.

Pero la persona que realmente se cubriría de gloria con todo esto sería José Aranda en una columna del diario Ultima Hora Mallorca con un texto que arrancaba con un «Me enoja hablar de Pokémon Go […] publicitar esta basura de juego aparentemente inofensivo.» para continuar con un indescifrable «porque si alguien cree que inventar y desarrollar un videojuego en el que por arte de manipulación de masas tavistokiano cientos de personas se ven obligadas a concentrarse en un mismo lugar y a la misma hora —léase el Central Park en Nueva York por ejemplo, o el Parc de la Mar en Palma— es que no entiende nada de esto» [Nota personal: ¿si alguien cree qué? El texto está transcrito tal cual pero parece que le falta algo, es como si en su cabeza centellease una idea pero se la olvidase por el camino]. Lo genial sería el remate de la diatriba, porque conforme Aranda iba pillando carrerilla la cosa se desmelenaba hasta hacer mención a guerras futuristas a través de televisores de plasma y poderes X que podrían aniquilar a la población aprovechando que las gentes se concentraban en masa en lugares concretos para cazar pokémones. Hasta que al final el columnista decidía hasta bajarse los pantalones y hacerle el amor a la Ley de Godwin metiendo en la maleta todos sus traumas contemporáneos: «… las teorías libertarias, libertarias y anarquistas de principios del siglo XX teorizaban acerca de cuestiones como el aborto, el amor libre, la defensa de los animales, la eutanasia o el vegetarianismo —ideas, algunas, por cierto, de Adolf Hitler—, todo eso acabó en la miseria moral en la que nos encontramos en la actualidad». El fin de fiesta de la columna era directamente espectacular y remataba un discurso fantástico y demencial en el que se podía escuchar un «pollavieja hace buen caldo» entonado por un coro de góspel si uno pegaba la oreja a la página del periódico: «Por eso no nos extraña ver a mujeres que son capaces de abortar tras ocho meses de gestación porque “les daba pereza” hacerlo antes. O abandonar al marido, estar con el amante, dejar al amante, volver con el marido, y encontrar otro amante».

El día que Nintendo nos enseñó a jugar

La editorial Héroes de Papel cobija en su catálogo los dos volúmenes de La historia de Nintendo, un par de libros de Florent Gorges que permiten descubrir que los orígenes de la empresa, en el muy lejano 1889, estaban enfocados hacia lo lúdico pero alejados de los contornos pixelados: Nintendo comenzaría fabricando cartas y juguetes clásicos mucho antes de convertir la pantalla del televisor en una ventana a otros mundos. Años más tarde la compañía se asentaría en el mundo del videojuego con una mentalidad empresarial muy japonesa, estricta consigo misma y el oficio. A causa de ello los juegos de producción propia resultaban minuciosos y rotundos: errar un par de milímetros en una partida podía implicar que un estereotipo de fontanero se precipitase al abismo, pero dicho error era siempre culpa del jugador porque el programa estaba afinado con precisión de relojero.

Nintendo gozaría de un éxito importante con la venta de hardware: NES, GameBoy (y casi todas las portátiles hasta llegar a la New Nintendo 3DS actual), SuperNES y Nintendo 64 tuvieron éxito entre mercados y jugadores. Su GameCube tuvo menos suerte de la deseada y el extraño experimento que era el Virtual Boy se enterró en cal viva al poco de nacer. La famosa Wii apostó por un marketing arriesgado que promocionaba la consola como un producto para toda la familia y arrasó vendiendo toneladas de unidades a personas que no jugaban habitualmente a videojuegos. A su sucesora Wii U le ocurriría todo lo contrario: en Nintendo no supieron venderla con claridad y el público creería de manera errónea que aquello era una Wii con una tablet acoplada, algo que provocó unas ventas situadas muy lejos de unas expectativas demasiado optimistas. Tras el tropezón, Nintendo necesitaba un nuevo tipo de táctica para reflotar y realizó un movimiento inesperado: anunciaría que el desarrollo de apps para el mercado del teléfono móvil. Era un paso extraño porque gran parte del valor de la compañía se basaba en tener un catálogo de videojuegos (las sagas Zelda o Mario) que solo era posible disfrutar en sus máquinas, y que probablemente resultaban mucho más incómodos en cualquier otro soporte que no fuese el original. Pero el plan de Nintendo no era trasladar los brincos entre champiñones al smarthphone, sino crear aplicaciones paralelas que introdujesen a cierto público en el mercado de las consolas. En marzo de 2016 la compañía lanzaba Miitomo, una red social protagonizada por los avatares que utilizaban los jugadores en las consolas de Nintendo. Un programa que gozaría de un éxito absurdo durante sus primeros días de vida, medio planeta se lo descargó gracias al boca a boca, pero murió con la misma rapidez con la que había crecido: dos semanas después de su nacimiento la aplicación había perdido a la mitad de sus usuarios.

Tras aquella incursión en el mercado móvil Nintendo encargaría el desarrollo de una aplicación llamada Pokémon Go a la compañía Niantic, una empresa que tenía cierta experiencia en la realidad aumentada al ser responsables de un exitoso juego llamado Ingress, que utilizaba el GPS del móvil para dibujar el escenario de la acción. Pokémon Go se estrenaría en julio del 2016 presentando una mecánica sencilla: utilizando el GPS del móvil, la aplicación sitúa al jugador en una especie de Google Maps plagado de pokémones, donde el objetivo consiste en atrapar a las criaturas, visitar poképaradas para recoger diferentes objetos (entre ellos las pokéballs necesarias para llevar a cabo la caza) y frecuentar gimnasios donde los animalillos digitales que el usuario ha capturado se pelean con los de otros jugadores. La gracia del asunto está en que todos los puntos de interés estaán situados en localizaciones reales, y para interactuar con los mismos es necesario salir de casa y desplazarse físicamente hasta sus proximidades. Los pokémones, el objetivo real de tanto trekking, brotan de manera aleatoria a lo largo del mapa y por eso mismo las posibilidades de encontrar un mayor número de criaturas dependen de lo largos que sean los paseos del jugador.

El día que Pokémon Go se convirtió en noticia

Advertencia de tráfico en Florida. Fotografía: Cyclonebiskit (CC).
Advertencia de tráfico en Florida. Fotografía: Cyclonebiskit (CC).

Tras su aterrizaje en el mercado del teléfono móvil, Pokémon Go se transformó en un éxito descomunal de manera instantánea. Con una cantidad disparatada de descargas y usuarios el fenómeno se tradujo en media humanidad paseando por las calles, con el teléfono en una mano en busca de un bichejo extraño al que lanzarle las pelotas, y la otra mitad de la población contemplándolo todo con la boca muy abierta por resultar todo el asunto algo mucho más divertido de observar que de jugar gracias a la, en apariencia, infinita cantidad de noticias absurdas y disparatadas que producen los monstruos de bolsillo.

Durante las primeras semanas de vida de la aplicación una chica llamada Shayla Wiggins, natural del Wyoming más rural, descubrió un cadáver en el río mientras peinaba la zona en busca de pokémones de agua, y algo muy similar ocurriría días más tarde en un parque de San Diego donde tres mujeres, que también se encontraban en plena cacería, acabarían encontrando el cuerpo de un hombre sin vida entre un par de arbustos. En Missouri un grupo de atracadores utilizaría los puntos de interés del juego como lugares donde acechar a posibles víctimas, y en California la casualidad quiso que un par de marines a la caza de poképaradas acabasen ayudando a la policía a capturar a un presunto asesino. La guionista de cómics Kate Leth compartiría una disparatada anécdota con forma de chiste sucedida en torno a un gimnasio Pokémon. Un hombre dispararía a un grupo de jugadores al confundirlos con posibles ladrones. Otro acabaría buceando en un estanque por no mirar dónde ponía los pies y un par más se caerían por un acantilado. La aplicación ayudaría a una mujer de Queens a descubrir que su pareja le ponía los cuernos (el hombre había cazado uno de aquellos seres en el interior de la casa de su exmujer).

El fenómeno social se extendería hacia diferentes hábitos de la vida diaria: las compañías de viaje comenzarían a ofrecer packs especializados que permitían recorrer rutas con pokémones a la vista, los bares aprenderían a anunciar en sus pizarras a los viandantes las criaturas disponibles en las cercanías y, en las webs de anuncios, un puñado de listos alquilarían sus paseos para atrapar monstruos a gente con menos tiempo libre. Lugares como Auschwitz se verían obligados a prohibir el uso de la aplicación y Niantic acabaría eliminando las poképaradas y gimnasio en los alrededores del Monumento de la Paz de Hiroshima. En Irán la Corte Suprema de los Espacios Virtuales (se llama así de verdad) ha decidido vetar el juego hasta tener claro de qué va el asunto. Un tal Michael Baker pasaría de ser un loser desconocido a una leyenda moderna cuando alguien le apuñaló en el hombro y en lugar de ir a buscar ayuda decidió continuar su misión de caza y captura de pokémones. Kohei Uchimura, un gimnasta japonés que mataba las horas muertas en las Olimpiadas de Río 2016 dándole duro al juego de Niantic, acabó convertido en titular al descubrir que no se había cambiado de tarifa de datos al salir de su país y su factura del móvil bailaba cerca de los cuatro mil quinientos euros. En la ciudad de Vaughan, Canadá, un helicóptero perseguiría a un coche de movimientos erráticos y conducta sospechosa para acabar descubriendo que estaba tripulado por cazadores de pokémon que habían decidido hacer la ronda sobre ruedas, un malentendido que acabó con un inusual comunicado oficial de la policía:

Finalmente ocurrió lo inaudito: los trucos para el juego se convirtieron en noticia en el medio periodístico cuando La Vanguardia apuntó cómo evitar perder las pokéballs en su sección de tecnología como si aquello fuera el rincón de trucos de la Hobby Consolas.

El día que todos nos volvimos gilipollas

De repente la población comenzó a dividirse entre los que salían a la calle a intentar atrapar a toda la fauna virtual y los que calificaban a los primeros de idiotas sin remedio y a la app en un detector de gilipollas. Llegó a alcanzarse un punto en el que despreciar el juego era la opción socialmente inteligente, aceptable y parecía obligatorio calificar de infraseres a los que jugaban en las calles, como si lo de caminar mirando el móvil lo hubiesen inventado las huestes de Pikachu y la gente no llevase años decorando las farolas con los dientes por andar ojeando redes sociales, whatsapps, porno gonzo y trivialidades diversas en la segunda pantalla. Más disparatado sería observar que los fans originales de la saga Pokémon (que lleva en el mercado desde 1996 en forma de RPG exitoso) empezaban a renegar de los jugadores de Pokémon Go al considerarlo un producto paralelo, casual y tontorrón que funcionaba como una aplicación para hacer deporte disfrazada y no tenía la profundidad del juego en el que se inspiraba.

La percepción del asunto resultaba paradójica: los padres que llevaban años quejándose de cómo los videojuegos evitaban que los niños respirasen el aire del exterior ahora se defecaban en un juego cuya razón de ser era salir de casa, patear mucho y visitar poképaradas que el juego ubicaba en zonas de interés, lugares conocidos de cada barrio, monumentos, edificios históricos o iglesias.

Werner Herzog. Imagen: Erinc Salor
Werner Herzog. Fotografía: Erinc Salor (CC).

Y entre todo esto apareció Werner Herzog, director y fundador del nuevo cine alemán, mostrándose sincero y despreocupado con el asunto que parecía traer a todo el mundo de cabeza: en una entrevista para The Verge, al ser cuestionado sobre el fenómeno respondería: «No sé lo que es Pokémon Go y todas esas cosas. Estás hablando con alguien que hizo su primera llamada a los diecisiete años, con alguien que por razones culturales no tiene teléfono móvil». A lo mejor la posición de Herzog, la de no hablar de algo si no tienes ni puta idea, era la única coherente y la que nadie se molestaba en haber considerado. Quizás Pablo Hasel y sor Lucía Caram tenían poca fe en la capacidad del ser humano para la multitarea y por eso confundían velocidades y mantecas al relacionar con una lógica infantil asuntos que nunca han sido excluyentes. Probablemente Rihanna andaba un poco quemada de las giras y Oliver Stone a estas alturas ha logrado perfeccionar su técnica a la hora de moldear gorritos con papel de plata. Lo de José Aranda directamente no tenía explicación, porque todo el mundo sabe que si en el futuro un denominado (gesto con los dedos de abrir comillas) «poder X» (gesto con los dedos de cerrar comillas) quiere acabar con la población el truco no consiste en apuntar los misiles hacia el lugar donde brotan los pokémones legendarios, sino hacia el estadio donde se celebre la final futbolística de turno. En el fondo todo este asunto de mirar por encima del hombro a los jugadores y considerarlos una masa borrega tiene pinta de adoptar la forma de un señor muy ofendido que se burla de aquellos chavales que se entretienen enfundándose en cosplays, pero que al mismo tiempo no considera un problema pintarse la cara con los colores de su equipo y atornillarse el sombrero de bufón para animar en el estadio.

A lo mejor es que todos nos hemos vuelto gilipollas y acabamos de descubrir antes de ayer que lo que persigue una compañía es el éxito de su producto. A lo mejor ahora está bien visto condenar a alguien por sus hobbies y culpar a un juego por invitar a jugar.

A lo mejor es verdad que Pokémon Go funciona como un detector de gilipollas.

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33 Comentarios

  1. De Pokémon Go lo que más me sorprende (y que creo no se ha discutido mucho) es la capacidad de dirigir a masas de miles y miles de personas a un mismo punto. No digo que el «poder X» vaya a dirigir a las masas a un punto para aniquilarlos, pero sí para sacar provecho (obviamente). Donde vivo (en Asia) el otro día ya anunciaban una quedada de fin de semana (todo el fin de semana) en un sitio específico, donde se crearían muchísimos gimnasios o súper gimnasios o como se llamen, con lo que habría miles de pokémones pululando. ¿Dónde era la quedada? En unos grandes almacenes, donde miles de chavales (y no tan chavales) han pasado dos días cazando gamusinos (perdón pokémones), pero también comprando comida, muñecos pokémon, llaveros pokémon, libros pokémon, etc. etc. ¿Cuánto pagó ese centro comercial al «poder X» para que esos miles de sanos chavales pasaran todo el fin de semana en su mall y no en otro? Si esta moda no se pasa y los sanos chavales siguen así de obsesionados, el poder de movilización de dicho «poder X» será realmente brutal. Algo nunca visto antes, creo, y ahí es donde harán una fortuna, moviendo las masas de sanos chavales cazadores de pokémon a donde lo desee el mejor postor.

    • Ahora parece que viciarse a un juego como Pokemon Go es nuevo. Lo que pasa es que los juegos antes estabas encerrado en tu casa, pasabas horas con la nintendo, la play o el ordenador y como no estaban en la calle, no tenía el efecto notorio que tiene Pokemon Go. ¿Qué pasa? Que se ve en las calles que a la gente le gusta jugar, y ya empiezan los gilipollas de turno a soltar chorradas de «deberías buscar trabajo», «a tu edad…», etc. Una persona hace con su tiempo libre lo que le da la gana, ya puede ser estar jugando, viendo la tele, pasear, o ir a ver un partido de fútbol. Es lo mismo. Pero claro, quejarse de lo desconocido o de lo que no es tu de tu agrado, es mucho más fácil.

      Por cierto, existe un juego llamado League of Legends que es el juego más jugado del mundo. Chavales se pasan horas encerrados jugando enfrente de la pantalla porque les apetece. ¿Para cuándo otra estúpida opresión por parte de las generaciones «adultas» pero no maduras contra ese sector?

    • ¿Poder de movilización nunca visto?¿En serio?¿Cuánta gente salió a la calle cuando España ganó el mundial de fútbol?

      ¿No has visto un centro comercial situado justo al lado de un estadio de fútbol?¿Por qué en ciertos torneos de tenis ves un coche dentro de la cancha, en alguna esquina de las gradas?¿No hay publicidad a raudales en todo evento de masas?

      El «poder X» se llama Niantic, la desarrolladora del juego. Y por supuesto que toda empresa que vende productos de consumo quiere ligarse a ella. Como cualquier empresa también querría ligarse al Real Madrid, al Barcelona, a Bolt, Phelps…

      • Me viene a la cabeza las colas que se formaban por fuera de los centros comerciales esperando comprar la nueva versión del Iphone. Sin embargo esas colas y movilizaciones en masa de los que pasaban la noche no tenían tanta repercusión de gente avisándonos de su «peligrosidad».

  2. Pingback: Pokémon Go o el día que todos nos volvimos gilipollas

  3. Las conspiraciones son los padres

    Sí, sí, gorritos de papel de plata y Oliver Stone es un conspiranoico y nadie controla lo que hacemos en internet y los gobiernos tampoco nos vigilan y todo es muy bonito y muy genial. ¡Si los frikis están saliendo a la calle! ¡Es que nos quejamos de todo!

    https://theintercept.com/2016/08/09/privacy-scandal-haunts-pokemon-gos-ceo/

    Dale a tu hijo de seis años un smartphone y que él instale las apps que le dé la gana, y que al hacerlo acepte unos términos de uso que aunque leyese no entendería y en virtud de los cuales una multinacional va a controlar todos sus hábitos y movimientos. ¿Qué podría salir mal?

  4. El garrulo atómico

    Gilipollas hay en todos los lados. Si nos miramos al espejo encontraremos uno. Borregos, idem. Gente lanzándose a la calle a buscar unos seres virtuales da lo mismo porque uno puede ser gilipollas y borrego de múltiples formas. Aquí el menda es otro de los gilipollas y borregos que acabo menospreciando a los gilipollas y borregos del Pokemon Go. ¿Nos controlan? Probablemente. ¿Google monitoriza lo que hacemos en internet? Lo mismo. Pero al final la masa de gilipollas y borregos en que nos hemos convertido sigue teniendo la última palabra, ¿no?

  5. Como se suele decir, en el punto medio está la virtud. No es ningún sectreto que las grandes corporaciones que manejan el mundo digital (Google, Facebook, etc) emplean mucho dinero en observar y en «cazar» nuestras opiniones, gustos y hábitos de consumo con el fin de que la rueda siga girando. Internet es un gran negocio (el más grande de todos los tiempos) y ningún movimiento es inocente o escapa de la lógica de obtener el máximo beneficio. También es evidente que los millones de datos que se obtienen no van a parar precisamente a la basura, y que son muy valiosos a la hora de crear estados de opinión o «encaminar» nuestra conducta de una manera sutil. Nada que no se haya hecho o intentado antes, sólo que ahora la tecnología permite que el proceso sea mil veces más rápido. La lógica de la industria del ocio y su influencia en el comportamiento son temas sobradamente estudiados, de modo que tener presente esta correspondencia no tiene nada que ver con la teoría de la conspiración. Es aquí donde reside la parte más inquietante de esta nueva etapa del consumo, y es por eso que desenvolver una conciencia crítica capaz de elegir y analizar en todo momento es más importante que nunca.
    Ahora bien, como no vivimos en una cueva y también tenemos derecho a disfrutar de nuestro tiempo de ocio como queramos, la maraleja de este asunto es la de siempre: tener inteligencia para saber usar las cosas y no dejar que las cosas nos «usen» a nosotros. Cualquier producto es susceptible de acabar convirtiéndose en un vicio, de modo que el mayor ejercicio de resistencia que podemos hacer es observar el fenómeno como lo que es: un juego para disfrutar y para pasar el rato. Ni qué decir tiene que la culpa de que la gente no sea reivindicativa no la tienen ni un videojuego ni el fútbol, sino que obedece a razones mucho más profundas. Teniendo en cuenta como está la mediocridad-ambiente, es mucho más placentero ponerse a cazar pokemons que ver como la gente sigue votando a los Corruptos Go una y otra vez.

  6. Lo que le molesta a la gente no es el Pokemon Go en si, sino la alienación que eso produce, tener que ir por la calle esquivándolos (porque sino te corres te chocan y encima no son uno o dos como pasaba con las redes sociales, ahora son literalmente hordas de zombies…), genera un rechazo social, por el nivel de escapismo de los usuarios, esa radical evasión de la realidad que los rodea.
    No sería un problema si es solo un entretenimiento momentáneo, ahora ya cuando pasan horas inmersos en la pantalla el asunto empieza a enviciarse, termina siendo un símil de una jubilada en un tragamonedas, antes al jugar en casa uno los podia controlar pero ahora ganaron la calle.
    Y al parecer también esta empezando a influir en su educación, aquí en mi país (Argentina) una maestra de secundaria utilizó (o “tuvo que utilizar”) el Pokemon Go para explicarle genética a sus alumnos, y acá transcribo sus palabras:
    “Le puse de título ‘pokegenética’, les hablé de ‘poke-ejercicios’, y lo pudieron hacer”, concluyó: “Siempre intento buscar algo que les llame la atención, ya no se puede dar clases como antes, dictando y esperando que ellos presten atención. Hay que buscar cosas que les interesen para dar las teorías”…bueno, sin comentarios.
    Aunque creo que es algo pasajero, porque esquemática y motrizmente es un juego muy simple y repetitivo, lo que genera rutina y de ahí el aburrimiento…veremos como evoluciona.

    • Aquí el problema principal es que a la gente, especialmente los españoles, nos encanta hablar de todo, dando igual nuestro conocimiento sobre el asunto.
      Escuchar a gente hablar de Pokemon Go, como el causante de que millones de personas solo tengan ojos para la pantalla de su aparato es estar muy alejado de la realidad. De lo único que se puede acusar a Pokemon Go es de sacar a la calle a legiones de jovenes que se pasaban más de 5 horas diarias al frente de la pantalla de su ordenador/consola.
      Es un hecho que la tecnología nos está aislando, cada vez tenemos menos necesidad de socializarnos, de conocer nueva gente, etc..
      Es una realidad que los jovenes de hoy en día pasan una cantidad extrema de horas delante de su videoconsola totalmente aislados de la sociedad. Pokemon Go no ha cambiado los hábitos de estos jovenes, únicamente propone como requísito para progresar en el juego, salir a la calle y caminar lo máximo posible (para poder abrir los «huevos» que te permiten conseguir nuevos Pokemons).
      La realidad es que Pokemon Go, ha ofrecido una idea brillante que ha maravillado a cientos de millones de personas. Pero a la vez ofrece un juego bastante simple, donde parece díficil que la gente siga jugando 1 o 2 meses después. Parece difícil que una vez acabado el verano la gente siga hablando de Pokemon Go… los jovenes volverán a sus casas y dedicarán más de 100 horas en pasarse el nuevo Final Fantasy o más de mil horas tratando de convertirse en una estrella de cualquier juego online.

      El problema realmente serio de Pokemon Go es la cantidad inmunda de datos que almacenan de cada jugador. Encima se ha demostrado que las dos primeras semanas, todo nuevo jugador acepto en los términos y condiciones que Pokemon Go tendría acceso a TODA la información de cada usuario (eso significa acceso a todos los e-mails, mensajes o fotos en redes sociales). Cada país debería investigar que hace Nintendo con estos datos e incluso demandarles o sancionarles.

  7. ¿El artículo de Aranda está online?

  8. Vamos, a aquel que buscaba pokemones en la vía del metro, no le surgió un súbito atarantamiento tras descargarse la app, pues la idiotez nunca es gen recesivo. Así como aquel que sugiere a los jóvenes salvar a los leprosos en lugar de ver porno (emborracharse, ver fútbol, etc.) no es un espécimen novedoso entre los idiotas que siempre han existido.
    Me choco en la calle con un jugador o con miles (cerca a mi casa hay un parque con laguna que tiene miles de jugadores todos los días), pero no me desagrada. Siempre he salido a caminar de noche mientras escucho música, y casi siempre las calles eran desoladas, ahora uno se encuentra a esos extraños jugadores ensimismados con sus móviles pero con la sonrisa a flor de labios… Si algo tan inocente alegra a la gente no hay por qué ir de Torquemada. (Sí, sí, sí, es una estrategia de negocio nada inocente sino en busca de ganancias y blablablá, pero por ahí no va el asunto.)
    Por mi parte no he descargado el juego ni pienso hacerlo, pero solo porque de niño nunca me atrajo el anime de Pókemon (por lo que ahora soy semianalfabeto de memes).

  9. Mira que estar jugando al pokemon go, cuando podrían estar haciendo algo mas útil y mejor visto como es rezar, ¿Donde vamos a ir a parar?

  10. Grandioso titular!! Definitivo de una sociedad enferma y de sus epifenómenos.

  11. Mhaneshao

    Trabajo 8 horas diarias arreglando problemas informáticos de mis compañeros (sí, soy informático), No soy un niño, tengo 49 años y SÍ, CAZO POKEMONES
    ¿Por qué soy gilipollas? ¿Porque la gente que no juega o bien no le gusta o bien no entiende el juego? NO es ninguna razón.
    A mi no me gusta fumar y considero que el tabaco es perjudicial para la salud. Por eso, no voy a llamar gilipollas a millones de personas que fuman. Y, no me digan que el tabaco no es un gigantesco negocio y que no es adictivo.
    Y, para acabar, me encantan los deportes y entre ellos el fútbol. Pero en muchas ocasiones, actitudes de ciertas personas que acuden a estos eventos deportivos dejan muchísimo que desear, causando muchos perjuicios a mucha gente. Y, recuerdo, el fúlbol también es un gran negocio, además de deporte.

    Un saludo

    • Borja Lopez Cabrera

      muy de acuerdo yo soy también informatico tengo 20 años y he leido esto y has sido muy sensato algunos piensan que el hecho de hacer concenctraciones o hacer cosas como estas no vuelven gilipollas y nos volvemos «zombis» que van invadiendo la calles como si de una pandemia se tratase no puedo evitar alegar en mi defensa de que la aplicación como muchas de las cosas la culpa no es de ellas si no de como se utilizan si nuestra mente no esta preparada para lo que nos viene es porque realmente estamos a muchos años de ver lo tecnologico como algo normal sin caer en adicciones

    • Lease el articulo hasta la ultima frase. Y si no entiende la ironia, yo se la explico.

      • Que va a entender. Además, no le crea, seguramente no tenga 20 años. Cuando uno tiene 20 años, su facebook refleja «otras» imágenes, comentarios, lugares de trabajo, amigos…

        Y el suyo, refleja TODO ESO, de un niño de 12-14 años.

        Y con 20 años, es IMPOSIBLE ser informático, minimo 22-23.

        Entonces,,, ¿Qué va a entender este?

  12. Pikatxuman

    Perdone usted pero eramos zombis gilipollas, en españa campeones del mundo de la especialidad, mucho antes de la llegada del pokemon go ese.

  13. Pasa lo mismo con el fútbol, la gente se vuelve violenta y GILIPOLLAS por
    ver una pelota botar.

  14. En un juego como cualquier otro el jugador lo hace por su cuenta y no molesta a nadie. Lo cual no lleva a ninguna queja, cada cual a lo suyo. Yo juego al ajedrez y no molesto a nadie, no he logrado que me enganche otro juego, con excepción en su momento, del Tetris. Vale, ya soy veterano, pero bueno cada uno a lo suyo. Lo único que me molesta de este juego es que, mientras estoy trabajando, en mi escritorio aparecen bichos de estos y algunos de mis compañeros me incluyen en la foto con un fkn Pokemon y la andan enviando por ahí. En todo caso, el juego, si tiene algo molesto es que es un poco invasivo con los no jugadores. Me imagino que en el futuro será mucho peor. Pero comparando esto a que tendremos que conducir entre coches sin chófer, como anuncia Ford, esto se queda en nada. La tecnología probablemente irá haciéndonos cada vez más tontos por no utilizar nuestras propias habilidades. Esto es casi imparable. Lo que digo de los coches sin chófer es además peligroso. Tengo la suerte-desgracia de ser informático y como conozco a quienes hacen las aplicaciones y programas todo esto da cada vez más miedo.

    • qwerty_bcn

      Habla de coches, cuando la «pasta» y la «revolución» seguramente este en los camiones. En el transporte de mercancías sin mano humana, etc…
      Por lo poco que he leído sobre el tema, la reación de los responsables de la DGT es un poco «¿Qué me estas container? y «Eso no va ocurrir jamás». España, siempre a la vanguardia y a verlas venir de frente.

      Sobre si un uso excesivo de IA’s va a hacernos mas «tontos», no lo creo. Al menos no «mas tontos» de lo que ya somos (y siempre hemos sido). La gente que viaja en metro, bus, avión, ¿es mas tonta? No saber como funciona un ordenador, una tele de plasma o la tecnología GPS, ¿nos hace mas tontos?

  15. qwerty_bcn

    Pokémon Go nos hizo gilipollas a todo.
    Y antes el porno en Internet.
    Y antes, las series de culto de los ’80. Y la Nintendo.
    Y antes el Punk. Y los grupos de garaje.
    Y antes Elvis.
    Y antes, Cleopatra, Cesar y Marco Antonio.
    Siempre hay una antes y un después.
    Siempre hay generaciones que lo saben TODO y generaciones absurdas. Idiotas en su juventud. Que no saben vivir, ni valoran lo bueno. Porqué «antes TODO era mejor». Porqué «antes» entendíamos el mundo. Estábamos en la onda. Molábamos.
    Y el tema es ese. Esta mierda ha ocurrido siempre. Y volverá a ocurrir ¿Cómo nos protegemos ante eso? ¿Seremos capaces de esquivar esa bala o cualquier día caeremos en esa misma actitud? ¿Será los juegos en 3D? ¿La realidad aumentada? ¿Una nueva ola de gente que aborrezca todo lo tecnológico?

    • (Enorme aplauso)
      Suscribo todo lo dicho. Siempre han sido lo mismo a lo largo de la Historia: los que se hacen viejos de espíritu, criticando a los jóvenes. Soy treintañero y flipo cada vez que oigo el «nosotros sí sabíamos hacerlo bien a su edad». No se dan cuenta de que los ahora cuarentones decían lo mismo de nosotros. Y los sesentones de… bueno, ya se me entiende.

  16. Borja Lopez Cabrera

    yo no soy fanboy pero considero que pokemon se le ha dado demasiado bombo para lo mucho que le queda a las pruebas me remito considerandome un experto y en las cosas que hacen completa la experiencia:
    -Intercambios
    -6 Generaciones
    -Obtación de la Miel (Interacción con los arboles)
    -Master Ball
    -Combates pokemon a pokemon
    -Legendarios (los legendarios iran despues de los normales es decir iran poniendo generaciones pero los legendarios mas adelante)
    -Carteles de Advertencia (que no sea solo la de gyarados)
    -Programas a terceros o cualquier otra trampa sera mas severamente penalizada con el baneo
    a todo esto decir que llevo toda la vida con pokemon y que la gente que ha jugado hasta ahora me alegro de que lo haga porque los que los sigan jugando veran mas generaciones ahora mola que lo juege todo el mundo y se aburran porque son todos aquellos nostalfags que solo quieren la primera y muy probablemente los demas pokemons son «basura» segun a ellos les parece

    • Tu no eres Fanboy ni nada, y por supuesto muchísimo menos experto, y por supuesto, muchísimo menos llevas jugando a Pokemon desde el principio porque cuando salió pokemon tu no habías articulado ni siquiera tu primera palabra.

      Dicho esto, por supuesto: NO ERES NINGÚN EXPERTO.

      EXPERTO es cualquier persona que comprase su versión primitiva de Azul o Rojo para Game Boy, y no un niñatillo que defiende a capa y espada su juguetito de moda (una APP), que DICE TENER 20 años y SER INFORMATICO, y DIGO «Dice tener» porque después de bichear tu facebook, los lugares que pones donde has trabajado, las fotos tontas que subes, y tu información y descripciones, me incitan a pensar que tienes como mucho, 14 años.

      Experto dice… si cuando salió el juego tu tenias 2 años, si supuestamente tienes 20…

      Un informático ha de tener una carrera, y dudo que si quiera haya aprobado selectividad quien no utiliza ni un miserable signo de puntuación y que escribe «juege» en es de Juegue, además de que…

      «y que la gente que ha jugado hasta ahora me alegro de que lo haga porque los que los sigan jugando veran mas generaciones ahora mola que lo juege todo el mundo »

      canta a parafraseo de quien no tiene ni idea de expresarse, porque obviamente NO ES DOCTO, es decir, no tiene estudios ninguno… informático es un Licenciado en Ingenieria Informática y no quien tiene un modulo superior – si es que lo tienes -.

      Y encimas bombardeas con un montón de cosas del universo pokemon que, simplemente: NOS LA PELA. Además, ¿curras en niantic? porque eso de prever que los legendarios saldrán los últimos, si no es porque eres directivo eres sobrino de Rappel. .. la Masterball?… que narices tendrá que ver?…

      Y para aquellos que SI SOMOS EXPERTOS, aquellos que jugamos las 2 PRIMERAS GENERACIONES (si, las otras 4 son PURE MERDE, REAL SHIT) aquellos que en 1998 ya entendíamos y teníamos raciocinio y jugábamos a nuestras game boy, decirte Borja, que Nostalfag será your father. Él, el nostal, y tu el FAG, very very FAG.

      Cuidado con la P. del pink floyd este, ofendiendo, poniéndose medallas y encima menospreciando???

      En serio niño, patético se queda corto para definirte.

      pateticFAG

      JAJAJAJAJ y querías dártelas aqui de que sabes…. pgfff ajajajajajajaja

    • Ah, y no es ser «nostálgico» sino reconocer que las dos primeras generaciones están bien, los de la tercera en adelante ya no tienen por donde cogerse.

      Si hay quienes las disfrutan, bienvenidos, pero eso es porque no tuvieron la fortuna de vivir pokemon desde que salió en 1998. Es normal que los más jóvenes sintais apego por los más nuevos.

      No es ser nostálgico, sino que como persona que ve de manera objetiva, como se alarga una saga innecesariamente, opino que las generaciones 3 en adelante no son para nada de la misma calidad que las 1 y 2…. y eso que a mi Celebi me sobra.

  17. El articulo es muy bueno. Sobre todo el titulo y el final «el día que todos nos volvimos gilipollas». Porque ese es el punto: unos «son» gilipollas por jugarlo y los otros lo «son» por predicar el fin del mundo porque la (mucha o poca, joven o madura) gente lo juegue. Como decía un colega más arriba. «Si nos miramos al espejo encontraremos uno».

  18. Pingback: A imprensa morre. Nasce o jornal online sem caráter e dispensável – Jornal do Siúves

  19. Pingback: No culpes a los Pokémon de lo que haces por gilipollas

  20. josé antonio

    Quizás esto de pokemon solo anuncia lo que queda por venir, para quedarse. Si a esto unimos el bombardeo constante de fútbol, el enganche y promoción de todo tipo de series como si estuvieras obligado a seguir al menos dos, las películas para encefalogramas planos… Todo es, como cantaría Pink Floyd, solo un ladrillo más en el muro de la gilipollez. ¿Soy el único que a veces se siente de otra época?

  21. Pingback: Cuando los jugadores sobrepasan el límite del videojuego | Otringal

  22. Pingback: 22º Diálogo Punto de Fuga: POKÉMON GO: ¿EL AGOTAMIENTO DE LA REALIDAD?

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