Un grupo de trajeados caballeros —y un disidente en chándal— se reunía alrededor de la mesa de una cafetería para hablar de pollas grandes y su relación con la tonadilla pop. El señor Marrón afirmaba ante sus contertulios que el «Like a Virgin» de Madonna era una oda a los penes descomunales, o el relato de como una chica se topaba con un amante que compartía herencia genética con los caballos y acababa evocando una juventud donde tenía los interiores más estrechos. Aquel señor Marrón y el recuento de pitos («—Dick, dick, dick, dick, dick, dick. —How many dicks is that? —A lot») que arrastraba su verborrea era la presentación en sociedad de un desconocido Quentin Tarantino con una Reservoir Dogs donde ejercía de actor, guionista y director. Y aquel diálogo inicial atrapaba firmemente al público con el truco de reinventar de manera divertida el significado de un elemento pop universalmente famoso. La del señor Marrón era una lectura simpática pero fantasiosa, porque Billy Steinberg y Tom Kelly, letristas originales de «Like a Virgin», lo que pretendían era hablar sobre una relación amorosa tan emocionalmente profunda como para hacer sentir al implicado que era algo novedoso. Madonna agarró a Tarantino en una fiesta y le regaló el álbum Erotica con un mensaje escrito a mano en su portada: «Quentin, trata sobre el amor, no sobre pollas».
La conversación sobre la rigidez vaginal de Madonna funcionaba porque se basaba algo tan común como el no acabar de interpretar con certeza lo que trata de decir un artista. Una situación que en el medio musical, un mundo abonado con letras crípticas y licencias poéticas rendidas a encajar en una melodía, se convertía en un terreno plagado de neblinas. Al fin y al cabo Duran Duran escribió una canción sobre la industria discográfica y todo el mundo interpretó que estaban cantando sobre penes. La propia banda reconocería que titular al tema «Big Thing» e incluir estrofas que hablaban sobre la fricción probablemente no había ayudado mucho.
De amores
El exitoso «Where the Wild Roses Grow» que interpretaban a medias Nick Cave y Kylie Minogue a menudo era observado como una hermosa y romántica balada para bailar arrimados, acaramelados y a paso lento. Algo curioso al tratarse de un tema inspirado en una canción tradicional sobre un psicópata que asesinaba a la antojada, pero también al pertenecer el corte a un disco llamado Murder Ballads y llegar acompañado de un excepcional videoclip que mostraba a Cave lavándose sangre de las manos en el río donde flotaba el cadáver de una recién asesinada con cara de Minogue en stand-by. La «Jeanny» que cantaba Falco también se malinterpretaba como una carta de amor cuando en realidad describía a un abusador sexual y asesino persiguiendo a su víctima, y exactamente lo mismo ocurría con el «Sexy Type Thing» de Stone Temple Pilots que tenía poco de sexy y mucho de escarbar en la cabeza de un violador. El «Dance Me to the End of Love» de Leonard Cohen vestía apariencia de apasionada canción de amor, pero según el propio Cohen trataba sobre el Holocausto y la inspiración le había asaltado al leer que en algunos campos de concentración obligaban a un cuarteto de cuerda a tocar temas clásicos junto a los crematorios mientras las los prisioneros eran incinerados.
El «Every Breath You Take» que Sting entonaba en The Police se suponía una tierna balada cuando en realidad era una historia tenebrosa sobre un acosador espiando todos los movimientos de la persona que deseaba, y lo cierto es que hasta el mismo álbum que contenía la canción (Synchronicity) resultaba inusualmente oscuro para ser un producto pop con la radio como ecosistema natural. «Crash Into Me» de David Matthews Band parecía una pieza romántica pero narraba las fantasías de un pervertido voyeur acechando a una mujer a través de la ventana. «I Will Possess Your Heart» de Death Cab for Cutie también disfrazaba como canción romántica la historia de otro stalker. El estribillo de «You’re Gorgeous» de Babybird (You’re gorgeous / I’d do anything for you) lograba que muchos pasasen por alto que el que lanzaba piropos era un fotógrafo que trataba a las mujeres como objetos. Sarah McLachlan le daría la vuelta al tema de los acosadores psicópatas al escribir «Possession», una historia cuyos versos narraban una relación de acoso desde el punto de vista de un fan obsesionado con la cantante. Lo inusual es que estaba basada en hechos reales y acabó acarreando consecuencias delirantes: en 1994 un seguidor de la cantante llamado Uwe Vandrei la denunció solicitando un porcentaje de loas regalías generadas por el tema al asegurar que McLachlan había utilizado en la letra extractos de las cartas que él mismo le enviaba. Vandrei también declararía que estaba como una puta cabra, vivía obsesionado con la artista y la perseguía a escondidas. El juicio contra la cantante comenzó a retrasarse, en parte para mantener la seguridad de la propia McLachlan, que ahora tenía a un zumbado declarado detrás de ella, pero el fan fatal se suicidaría antes de pisar tribunales. A pesar de todo esto, cuando la audiencia escucha «Possession» suele interpretar que el narrador es una mujer, que de ese modo los hechos son menos graves y que en realidad todo es una exaltación del amor.
Johnny Rzeznik de Goo Goo Dolls explicaba que su éxito «Slide» narraba un embarazo accidental entre adolescentes y giraba en torno al aborto y mientras tanto el resto del planeta percibía una canción romántica. Conociendo el significado real del tema lo más incómodo acabó siendo descubrir que el propio grupo interpretaría una versión mutante, retitulada «Pride», en el mismísimo Barrio Sésamo a la vera de Elmo.
Otro de los equívocos clásicos suele ser el confundir a qué coño (no literal) le canta el artista. Pocos parecían entender que en «Me and my Girlfriend» de Tupac la novia era una pistola, que los Beatles no le cantaban aquello de «Got to Get You into my Life» a una persona sino a la marihuana o que aquel príncipe al que Placebo se refería en «My Sweet Prince» era la heroína. Billy Joel dedicaba el odio vertido en «Laura» a un familiar insoportable y no a una exnovia, como era creencia popular. En algunos casos ni siquiera el autor lo dejaba claro: Kurt Cobain aseguraba que «Heart Shaped Box» había sido inspirado por anuncios con niños con cáncer, pero el resto del mundo opinaba que la canción hablaba exclusivamente de Courtney Love. Según la propia Courtney Love la canción estaba dedicada a su coño (literal), y eso mismo recordó a Lana del Rey de manera pública cuando esta última hizo una versión del tema. The Kinks se merecen una mención de honor porque su exquisita «Lola» sonaba en los oídos pocos familiarizados con el inglés como una canción dulce en honor a una dama llamada Lola, pero en realidad detallaba el encuentro entre un jovenzuelo y un travesti en una disco del Soho londinense.
La banda R.E.M. no ocultaban su incomodidad cuando descubrieron que «The One I Love» provocaba arrumacos y cariñitos entre la audiencia. A Peter Buck aquello le producía escalofríos porque el objetivo de la canción no era precisamente ensalzar el amor y mucha gente parecía no escuchar más allá del primer verso, algo que era todo un logro porque la letra solamente tiene tres versos junto a un estribillo y no resulta demasiado difícil darse cuenta de que Michael Stipe no está cantando al amor sino a una manipulación diabólica del mismo. El propio Stipe la definía como «Increiblemente violenta, brutal y horrible […] Está bastante claro que habla sobre utilizar a la gente una y otra vez», pero tras unos cuantos años en los que las ondas de radio contemplaron cómo centenares de personas se la dedicaban a sus amores el cantante dejó de preocuparse: «Siempre he sentido que mi trabajo está muy abierto a la interpretación personal. Así que probablemente es mejor que a día de hoy la gente crea que se trata de una canción de amor». A Buck entretanto las parejas se le acercaban mucho para decirle que aquella era su canción y él contestaba con un «¿ESO es tu canción?».
El desamor era otro de los malentendidos habituales: el clásico «You Are my Sunshine» de Jimmie Davis, aquel tema que llegó a ser canción oficial del estado de Luisiana, en realidad hablaba de un miserable abandonado por la pareja amada. El célebre «Hey ya!» de OutKast parecía tan alegre y animado —parte de la culpa la tenía aquel videoclip con André 3000 multiplicado— que casi nadie se paraba a escuchar una letra que hablaba de una relación extinguiéndose. El «I Will Always Love You» de Dolly Parton que Whitney Houston versionó para su guardaespaldas no era una declaración de amor sino el anuncio de una ruptura. El hecho de que un puñado de fans de U2 hicieran sonar «One» durante sus bodas era algo que a Bono le chirriaba bastante: la canción era una conversación amarga entre dos personas irreconciliables.
El apunte más chalado es el de Bonnie Tyler y el imperecedero «Total Eclipse of the Heart», una balada que funciona como una bomba a la hora de atronar karaokes y como un imán en el momento de contaminar pistas de baile en reuniones de exalumnos. La auténtica autoría de los versos corresponde a Jim Steinman, un cocinero de hits que había escrito letras para Meat Loaf, Celine Dion, The Sisters of Mercy o Boyzone. El caso es que a la hora de enfrentarse a lo de parir una canción de amor para Tyler el trovador se acordó de que tenía guardado al fondo del cajón algo mucho mejor: una canción de amor entre vampiros: «Su título original era «Vampires in Love», porque yo estaba trabajando en un musical sobre Nosferatu. Si se escucha la letra se descubre que las frases corresponden a un vampiro. Trata de la oscuridad, de su poder y del amor en las tinieblas».
Sex & drugs
John Lennon escribió «I Am the Walrus» como un sinsentido fabricado con el propósito de ser absurdo y todo el planeta sonrió discretamente y se dio codazos creyendo que en realidad estaba hablando de meterse droga en cantidades colosales. Con «Lucy in the Sky with Diamonds» ocurría algo similar por mucho que Lennon negase que tuviese algo que ver con ir hasta el culo de ácido y afirmase que se inspiraba en un dibujito que había garabateado su hijo Julian. Ayudaba poco el hecho de que las iniciales de la canción fuesen LSD y que la letra invitase a buscar a una chica de ojos caleidoscópicos entre flores gigantes de celofán y conserjes de plastilina con corbatas hechas de espejos.
El «Perfect Day» de Lou Reed sonaba hermoso, y se acabaría convirtiendo en una de aquellas canciones que sirven para inyectar buen rollo incluso a anuncios de la PlayStation 4 donde los colegas se matan entre sí, pero en ella Reed en lugar de evocar tardes soleadas en el parque relataba la jornada de colocón de un drogadicto. También más de uno tarareaba su pegadizo «Walk on the Wild Side» sin observar que la letra retrataba a la fauna del The Factory de Andy Warhol e incluía entre los versos felaciones transgénero. El cantante de Third Eye Blind vendería su «Semi-Charmed Life» como una respuesta a «Walk on the Wild Side» y muchos solo veían una cancioncilla pop en un tema cuyo espíritu era «esnifar speed y recibir mamadas». Siouxsie Sioux tendría que explicar que el «Candyman» de Siouxsie and the Banshees no iba sobre camellos y droga sino sobre un desalmado que abusaba de niños.
A la candorosa «Puff the Magic Dragon» le ocurriría algo bastante simpático desde mediados de los sesenta: todo el mundo quería creer que aquella historia sobre un dragón de fantasía en realidad hablaba de fumar toneladas de marihuana. Sus creadores se aburrirían de aclarar durante años que la pieza solo evocaba infancias perdidas y no porros liados.
Perversiones
Los Beastie Boys resolvieron reírse del espécimen de lerdo fiestero y universitario perpetrando «(You Gotta) Fight for Your Right (to Party)» a modo de sátira de los cabeza huecas americanos. Pero el público que adoptaría la canción como credo resultaría ser el mismo al que los neoyorkinos estaban intentando arrojar los dardos. Mike D lamentaría públicamente que el éxito de su canción hubiera acabado alimentando unos valores sobre los que la banda pretendía orinar. Y para avivar más el agravio, a finales de los noventa N.Y.C.C. atormentó con una versión del tema cuyo videoclip sería el representante perfecto del no has entendido nada. Diez años después la banda de country pop Big & Rich atronaría con su propia cover, una desgracia de canción que añadía al dolor la insensatez de cambiar en la letra de la canción un «Now your mom threw away your best porno mag» por un «Now your mom threw away your best country mag», como si esto último realmente fuera un agravio para cualquier persona cuerda.
En el musical Burlesque Christina Aguilera paseaba el vozarrón por una colección de temas entre los que se encontraba en famoso «The beautiful people» de Marilyn Manson. El problema es que la versión haría cagar ladrillos al propio Manson: la que en su origen era una pieza en contra de la belleza esculpida por los medios se transformaba en el film en una chorrada que celebraba el famoseo y la belleza sinsustancia, además de sonar horrible. Lo de Ana Belén con el «Piano Man» de Billy Joel era una mutación consciente en la que la cantante decidía pasarse por la bóveda de la victoria la letra original para canturrear una que no tenía nada que ver: mientras Joel relataba su experiencia como pianista y repasaba la fauna de un bar, Ana Belén no dejaba de dar la tabarra a un teclista viejo y tristón de corazón roto. Alguien decidió convertir el «Gangnam Style» en banda sonora para despedidas de soltero jugando con la ventaja de que a nadie le interesaba el significado real del original. Lenny Kravitz versionó «American Woman» de The Guess who transformando una puya hacia la Norteamérica militar en una canción mucho más básica sobre lo buenas que están las chavalas americanas. Los globos de Nena en «99 Luftballons» serían coloreados de rojo en la adaptación inglesa («99 Red Balloons»), y aunque su traducción intentaba mantener la historia antibelicista original, una guerra provocada accidentalmente por unos cuantos globos al vuelo, lo haría utilizando recursos más poéticos que a la propia Nena no le harían ninguna gracia.
Política
Cuando The Cure sacó su primer single a lo mejor iba provocando, porque titular una canción «Killing an Arab» era ligeramente arriesgado y resultaba muy inocente creer que nadie se iba a ofender con eso. Aunque lo cierto es que Robert Smith estaba intentando recrear de manera poética un pasaje de la novela El extranjero de Albert Camus donde, spoiler, se mataba a un árabe. Al ser un tema ligeramente espinoso el propio grupo acabaría solicitando a las emisoras de radio que no programasen la canción, y cuando se publicó en el 86 el recopilatorio de singles, titulado Standing on a Beach, se incluyó en el mismo la advertencia de no utilizar dicha canción con fines racistas. La banda mutaría la letra hasta un «kissing an arab» para los directos.
Angela Merkel trató de hacerse con los derechos para utilizar el «Angie» de The Rolling Stones durante las presentaciones de su carrera política en 2005. No lo lograría porque a Mick Jagger y compañía el asunto no les hacía demasiada gracia, pero al margen de eso o la mujer no escuchó más allá del título o nadie se atrevió a decirle que los versos «But Angie, ain’t it time we say goodbye / With no lovin’ in our souls and no money in our coats» igual no eran la mejor de las maneras de embellecer una campaña electoral. El Partido Nacional Británico, una formación de extrema derecha, utilizó en su página web la canción «If You Tolerate This Then Your Children Will Be Next» de Manic Street Preachers, una idea poco lúcida teniendo en cuenta que la banda era de marcada ideología izquierdista, que la canción trataba sobre los galeses que se ofrecieron voluntarios para luchar contra Franco en la guerra civil española (el propio título de la canción nacía de un póster republicano) y que incluía un explícito «If I can shoot rabbits then I can shoot fascists» en su letra. Sony forzó al Partido Nacional Británico a eliminar la canción de su feudo digital —el partido político ni siquiera tenía los derechos— y cuando la formación descubrió hacia dónde apuntaba el contenido del tema acabó escupiendo una nota de prensa para asegurar que todo había ocurrido por error y que ni los Manic Street Preachers ni su música tenían nada que ver con ellos.
«Tomorrow Belongs to Me» es, en apariencia, un himno nazi de cierto éxito que ha sido versionado por bandas antisemitas en conciertos de esos donde un montón de gente se siente muy especial por gritar white power. Lo gracioso del asunto es que en realidad la cancioncilla de exaltación a la aria madre patria se trataba de uno de los temas de la obra Cabaret y había sido escrita con la intención de imitar a un cierto tipo de himno patriótico, algo que lograba con tanto éxito como para acabar siendo confundida por los propios nazis como auténtica. Los autores de aquel falso cantico eran John Kander y Fred Ebb, dos judíos.
No has entendido nada
Janis Joplin escribió «Mercedes Benz» como un canto en contra del consumismo. Y años más tarde Mercedes Benz utilizaría la canción para vender coches. El «Material Girl» de Madonna estaba pintado con ironía de la de verdad, no la de una bio de Twitter. El «Safety Dance» de Men Without Hats, contra todo pronóstico, no iba sobre una guerra o sexo seguro como se presuponía, sino sobre bailar haciendo el idiota. The Vapors negaron infinitas veces la leyenda urbana que aseguraba que «Turning Japanese» trababa sobre la masturbación y su posterior orgasmo con ojos achinados. «Today» de The Smashing Pumpkins contenía la frase «Today is the greatest day I’ve ever known» y muchos creían que aquel era un buen día para Billy Corgan cuando en realidad estaba cantando sobre el suicidio. «Live in the Fast Lane» de los Eagles acabó usándose como bandera de la vida loca que la propia canción condenaba. El ganador por incomprensión total podría ser el pegajoso «The Riddle» de Nik Kershaw, un tema cuya letra ni siquiera tenía sentido para el autor: la insertó en la melodía por rellenar con algo y ahí quedó el asunto. «Losing My Religion» de R.E.M. no iba tanto de sentimientos religiosos como de corazones rotos. Se dice que a Joe Strummer, de The Clash, casi le da algo al enterarse de que una bomba de la guerra del golfo llevaba escrito un rock the casbah, el título de su más famosa canción antimilitar.
En 1985 la apolillada asociación Parents Music Resource Center acusaría a Twisted Sister de promover una cultura de la violación y el sadomasoquismo a través de letras como las de «Under the Blade». Pero la PMRC quedaría en ridículo al actuar como un padre desorientado ante la colección de discos de su hijo adolescente porque en «Under the Blade» Dee Snider realmente estaba cantando sobre el pánico del guitarrista Eddie Ojeda ante una futura operación quirúrgica.
A Bruce Springsteen le corresponde el honor de haber engendrado una de las canciones más malinterpretadas de la historia. Su «Born in the USA» es una de esas obras de las que la mayoría de la población tiene una idea popular equivocada, y es que, en lugar de ser un himno patriótico sobre los gloriosos Estados Unidos, el tema era una crítica con mucha bilis sobre el trato del país a los veteranos de Vietnam (en un principio la propia canción se iba a titular «Vietnam»). La culpa del malentendido parecía tenerla la gente que solo prestaba atención al estribillo o aquellas portadas del single y del álbum.
Pero el auténtico ¿qué-cojones? lo provocaba el tema «Vamos a la playa» (oh oooh oh) del grupo italiano Righeira, una desfachatez nacida de ese sumidero fabuloso de caspa pop que es el género del italo-disco que venía cantada en español y acabó extendiéndose como la peste por los chiringuitos veraniegos más grasientos del país. La sorpresa llegaría al escuchar con calma la letra y descubrir que hablaba de una explosión nuclear en medio del océano que jodía el ecosistema y acababa dejando el agua radioactiva y fluorescente.
>
Spoiler: están cantando que VAMOS A MORIR TODOS.
How many dicks is that?
La ocurrencia de Tarantino con «Like a Virgin» era simpática y servía para demostrar que el legado pop en ocasiones resulta tan moldeable por el público como para que este acabe reformulando su significado. Y a lo mejor el hecho de dejar volar la imaginación sin pruebas reales puede acabar convirtiéndose en un ejercicio fascinante: para algunos libertinos aquella «Ebony and Ivory» de Stevie Wonder y Paul McCartney no era un tema que elogiase la integración racial utilizando como símil las teclas de un piano, sino un recordatorio musical del sándwich que ambos músicos podrían haber confeccionado en la cama con alguna groupie.
Pero nada en este planeta requiere de una reinvención más urgente (y absolutamente fantasiosa) de significado que el «Gavilán o paloma» de Pablo Abraira, ese hit arrebatador embalado en un bigote fantástico que hablaba de seductores novatos cazando pajarillos. La intención de Abraira era narrar cómo un galán se tropezaba con una loba tapizada con pelaje de cordero, pero resultaba muchísimo más divertido sospechar que aquello era un affaire travesti donde ni el protagonista tenía mucho de gavilán ni la pareja demasiado de paloma. Y sobre todo imaginar que el artista se estaba marcando una «Lola» a lo The Kinks al cantar sobre la sorpresa de un chaval despistado que se llevaba a una chica a la cama y acaba descubriendo que el ligue calzaba un manubrio importante.
No dejabas de mirar, estabas sola
completamente bella y sensual,
algo me arrastró hacia ti como una ola
y fui y te dije hola, qué tal.
Esa noche entre tus brazos caí en la trampa
cazaste al aprendiz de seductor
y me diste de comer sobre tu palma
haciéndome tu humilde servidor.
Amiga,
hay que ver cómo es el amor
que envuelve a quien lo toma
gavilán o paloma.
Pobre tonto
ingenuo charlatán,
que fui paloma
por querer ser gavilán.
Fui bajando la cremallera de tu vestido
y tú no me dejaste ni hablar,
solamente suspirabas te necesito,
abrázame más fuerte, más…
al mirarte me sentí desengañado
solo me dio frio tu calor
lentamente te solté de entre mis brazos
y dije: estate quieta por favor.
Pablo, córtate un poco.
Pingback: No has entendido nada: edición musical
«El relato de cómo una chica se topaba con un amante que compartía herencia genética con los caballos y acababa evocando una juventud donde tenía los interiores más estrechos.» Un poquito rebuscado para decir que el tipo tenía un miembro muy grande y por tanto la chica se sentía como si fuese virgen.
El uso es el mensaje, y el autor que aprenda
Mencionar una de las canciones que más utilizan las parejas como canción de amor en sus videos de boda «It Must Have Been Love» de Roxette, cuya frase se completa «…but it’s over now».
Todo el mundo piensa que la famosa La chica de Ayer de Nacha Pop habla de amor pero para mí es la historia de un tío que empieza a engancharse a las drogas. De hecho, Antonio Vega dijo que escribió esa canción mientras hacía la mili en Valencia y también que fue en esa época cuando empezó a consumir drogas. Todo encaja. Y en Cataluña, es habitual que en las bodas se pinche el Boig per tu como si hablara de amor, cuando habla del alcoholismo. En fin, cada uno entiende lo que quiere.
Sau decía que era una canción sobre la luna. Hasta entonces siempre había creído que Boig per tu era sobre una persona que había muerto (sé molt bé que des de aquest bar jo no puc arribar a on ets tu).
Pero lo del alcoholismo es nuevo para mí. Y en cualquier opción no es para una boda, no.
Jamás había oido la teoría del travesti para ‘Gavilán o paloma’, pero es desternillante escuchar la canción teniendo aquella en mente.
Muy bien, gran artículo. Creo que lo de Lola de The Kinks está muy claro, no hay lugar a dudas la intención de su letra, similar en su contexto a The Killing of Georgie de Rod Steward, A quick One de Who o Holly Porter de Mick Ronson. Otras populares canciones que son a menudo mal interpretadas: Monkey gone to Heaven de Pixies, Golden Brown de Stranglers, Lazy Sunday de Small Faces, Baby Lemonade de Syd Barret, etc… Los Beatles merecerían un artículo aparte, creo que son los maestros de las letras con doble sentido.
Siempre escuche que la canción entre dos tierras de héroes del silencio versaba sobre un moco
Magnífico.
Pues precisamente iba a comentar algo que el colofón del artículo me ha ahorrado: que por mucho que a los músicos les joda, una vez que le pones tu mensaje en lenguaje poético y le quitas toda la literalidad no te puedes quejar si tu canción sobre pasarte el Golden Axe con una única moneda de cinco duros es interpretada como una oda al clímax provocado por el sexo anal.
Ya sospechaba que «Perfect Day» (y su intencionalidad) quedaba retratada en la película «Trainspotting», con la escena de la sobredosis del personaje de Ewan McGregor. Pero nunca había caído en la doble interpretación de «Puff» o de «Gavilán o Paloma»… y me he partido de risa solo de pensarlo. Santísima ambigüedad. O no.
El grupo Rammstein también juega mucho con el doble sentido de las palabras en sus canciones (aunque hay que entender alemán para cogerlo). Aunque con «Amerika» hace una parodia en toda regla al american life style.
No hay una lista de spotify???
Lo de malinterpretar letras en provecho propio me recuerda a «El imperio contraataca» de Los Nikis. En mitad de semejante autoparodia nacional, mucho facha de la época se ponía tierno al oír «seremos de nuevo un imperio» y disparaba el brazo para saludar como si tuviera a Paco delante.
En cuanto al «Today» de Smashing Pumpkins, cuesta creer su lectura alternativa a la vista del vídeo.
¿De la época? Pero si hoy es habitual oir a los Nikis en bares de Madrid y bodas, y todos encantados… muy pocos parecen enterarse.
Muy bueno. Los nombres de los grupos también deben de tener tela: desde que visualicé qué podría ser Pearl Jam no se me ocurre en qué otra cosa podrían estar queriendo decir que semen, semenazo, lefa, pero por lo fino. Y es que claro, montas un grupo con los colegas sin más pretensiones que pasartelo bien y tocar las narices, la cosa se te va de las manos, te pones profundo, enganchas unas melodías buenas, y ¿qué haces?¿cambiar de nombre a mitad de ascensión al estrellato y de paso que el personal se dé cuenta de por qué lo cambias? A pencar con ello.
¿de que va: this must be the place de los talking head?
O sea, que no sólo es que el españolito medio sea «negado» para los idiomas (leasé «inglés» en el 99% de los casos, es decir, canciones) y se quede -como mucho- en el estribillo «facilón», ignorando el significado del resto la letra de las canciones. …Así que ésto también pasa entre los propios angloparlantes, con canciones en su propia lengua. A lo mejor es por esa «escasa afición» de la mayoría del vulgo por ahondar en el significado real de las cosas por lo que luego salen «así de bien» las elecciones y los referenda…
Interesante artículo.
Qué bizarra me resulta la interpretación del tema «Like a Virgin» de Madonna!! ???
Steinberg y Kelly eran compositores complementarios, uno músico y el otro letrista. Lanzaron un disco bajo el nombre de iTen y no consiguieron ningún éxito, a pesar de ser un buen disco de AOR. De hecho, Heart, llevaron uno de los temas de ese disco al número uno en USA. Uno de ellos, o los dos, ahora no recuerdo, era/eran gays. Así que el tema «Like a virgin» podría hablar perfectamente sobre pollas.
Claro! Los gays solo piensan en pollas y nunca en el amor…
Impresionante articulo, me descubro, hoy he aprndido mucho, enhorabuena.
¿Sabría Clinton el significado real de la macarena cuando la usó en campaña electoral? Resultó profética.
Viva la vida de Coldplay, aún me pregunto cómo pueden usarla de canción motivadora.
Añado también la versión cotilla de estas historias. El misterioso destinatario de la canción «you’re so vain» de Carly Simon, donde tras años de elucubraciones sobre quién era el «creído», se llegó incluso a realizar una subasta benéfica donde al ganador (Y solo a él) le seria revelado el secreto.
Aquí lo cuentan muy bien:
http://www.efeeme.com/la-cara-oculta-del-rock-el-misterioso-y-vanidoso-amante-de-carly-simon/
Beetlebum, de Blur. Una canción sobre la heroína que acabó en un anuncio de champú.
‘Angie’, de los Stones, también se refiere a la heroína, no a la petarda ex señora de Bowie, como ella pregonaba.
Genial artículo!