Uno de los más recurrentes, fatigosos y antiguos debates políticos en España es el que gira alrededor de la cuestión de la plurinacionalidad y los rasgos diferenciales de las distintas culturas que alberga. Las nacionalidades llamadas «históricas» son fácilmente reconocibles por lo que en realidad las distingue: la lengua. Pero, más allá del bilingüismo, ¿nunca se han preguntado en qué se diferencian realmente catalanes, vascos, o gallegos del resto de españoles? Es decir, si obviáramos bailes o cocinas regionales… ¿Qué es eso de la cultura o los pueblos? ¿La mentalidad, actitud, o «forma de ser» propia de las colectividades existe, o es un invento del nacionalismo decimonónico bigotón alemán?
Parece asentada desde siempre la idea de que los catalanes son un pueblo trabajador e industrioso: se han escrito montones de ensayos sobre su cercanía a los europeos del norte y su superior habilidad para los negocios, carácter inherente que habría propiciado el milagro industrial catalán de los últimos dos siglos; argumento que se está empleando incluso para pronosticar el éxito de una futura independencia. El caso es que los hechos históricos son palmarios, y por esa vía podríamos deslizarnos fácilmente a abrazar estas tesis: Cataluña ha sido el pilar de la Revolución Industrial española durante dos siglos, y su prosperidad económica, comparada con el fracaso de la mayoría de las demás regiones hispanas, incontestable. ¿Pero se debe realmente a un «ADN» diferente, o hay alguna otra explicación menos esencialista?
Para rastrear el origen real del mencionado milagro, es necesario retroceder hasta el invierno de 1713-14, en plena Guerra de Sucesión, momento romántico-mítico-sísmico para el nacionalismo catalán. El ejército del duque de Berwick sitia Barcelona y el intendente general de Felipe V, el francés Orry, tiene unas cuantas preocupaciones. Por una parte, financiar el acuartelamiento invernal de los soldados, evitando que recurran al pillaje sobre el terreno. Tal eventualidad podría complicar mucho la campaña militar, como quedó demostrado durante la Guerra dels Segadors, setenta años atrás. Por otra, aplicar la norma número uno de cualquier juego de mesa, ya sea en la de un casino de pueblo, o en teatros bélicos de operaciones a escala mundial: «quien pierde, paga».
No solo se pretendía cargar con los costes de la guerra a los vencidos, sino que se trataba de corregir lo que por entonces se veía como un agravio fiscal en buena parte de los reinos peninsulares. Hacia mediados de la época de los Austrias, la contribución de los territorios de la Corona de Aragón a financiar el aparato de la monarquía y su monstruoso imperio americano ascendían a seiscientos mil pesos sobre dieciséis millones, menos de un triste 4%. La Diputació y la Generalitat ingresaban más del doble que la Corona en Cataluña, lo que les había permitido financiar la guerra de 1641 contra el rey. ¿Cómo se había llegado a esta situación?
En realidad, para comprenderlo, hay que hacer un pequeño esfuerzo y borrar ideas preconcebidas sobre inmutabilidades históricas. Durante los dos siglos Habsburgo, la Corona de Aragón era uno de los reinos más pobres y menos poblados de la monarquía hispánica. Además, en virtud de sus fueros tradicionales, cada petición de aflojar el bolsillo por parte del Austria de turno era peor que una visita al dentista, por lo que si podían tirar sin la calderilla aragonesa, mejor. Total, Castilla, Nápoles, o Flandes daban mejores dividendos con menos esfuerzo. Cualquiera que se diese una vuelta con la máquina del tiempo por allí dudaría muy mucho en calificar a los catalanes de la época como emprendedores empoderados moviéndose fuera de la zona de confort: las crónicas de oficiales reales y viajeros los describen como pendencieros, orgullosos y «prestos a tirar de espada». El campo catalán estaba plagado de bandidos liderados por una baja nobleza empobrecida, mientras solo la ciudad de Barcelona mantenía cierto dinamismo a pesar del hundimiento del Mediterráneo como ombligo comercial mundial, lo que correspondería con las cifras disponibles, que indican un estancamiento demográfico y económico de Cataluña durante prácticamente todo el periodo.
El problema viene cuando, a mediados del XVII, Castilla no puede seguir sosteniendo sola el esfuerzo de la política internacional y los ojos se vuelven hacia la España oriental, hasta ahora poco molestada en cuestión de dineros. Orry está preparando, además, una modernez importada de Francia: un impuesto directo único y homogéneo que sustituiría a las múltiples cargas existentes. Pero también se concibe como proporcional a la riqueza disponible, por lo que es imprescindible conocer a cuánto asciende esta.
El encargado de sacar adelante el marrón será don José de Patiño, gallego nacido en Milán —no solo los de Bilbao nacen donde quieren—, superintendente general de Cataluña, y, por tanto, aplicador a su vez del Decreto de Nueva Planta. Se trataba de confeccionar un censo que contabilizara las tierras catalanas, los oficios de la población, y los importes de las rentas para gravarlos con su correspondiente impuesto.
La tarea era difícil, porque implicaba clasificar los diferentes tipos de tierra para tasarlos en función de su calidad o unificar las tropocientas medidas y pesos locales. También era necesario conocer en qué trabajaba cada uno (para encasquetarle un impuesto personal del 8,33%). Para llevar a cabo este catastro, en cada localidad se constituiría una comisión de expertos que rellenaría las llamadas «encuestas generales», un cuestionario sobre las propiedades y terrenos (redactado en catalán, obviamente). Este concepto revolucionario y afrancesado introducía un grado importante de equidad y racionalidad fiscal, a la que la corona se encargó de encasquetarle un cupo de un millón y medio de pesos.
Este contrasentido se cargaba de un plumazo la mentada proporcionalidad… ¿Para qué el esfuerzo de averiguar tantos datos sobre la riqueza real si al final se imponía una cuota fija? En realidad, se trataba de sortear un problema habitual en cuanto al cobro de impuestos: el fraude. Efectivamente, en cuanto las administraciones locales veían aparecer por el horizonte algún funcionario de fuera preguntando por sus bienes, tendían sistemáticamente a responder a la baja y ocultar lo que podían, ya sea mintiendo sobre la calidad o sobre el tamaño de las tierras. El cupo permitía distribuir la carga fiscal como los alcaldes y gentes importantes de las villas quisieran, mientras aportaran el importe completo.
Así, a trancas y barrancas, y con gran esfuerzo, la encuesta salió adelante con numerosas imprecisiones en los datos, mientras el excesivo cupo asignado se rebajó sucesivamente tras las protestas de los borbónicos catalanes, funcionarios reales y algunos informes como el de Ametller, fijándose en novecientos mil pesos en 1718. El impuesto se pagaba en función de lo declarado en el documento, y en 1720 se recaudaron setecientos cuarenta mil pesos. La impresión general en Cataluña era de excesiva carga fiscal mientras que en Madrid se tenía la idea de que la base impositiva olía a gato muerto. Vamos, exactamente lo mismo que ahora, trescientos años después. En 1735, Antonio de Sartine puso orden en las cifras y reformó el catastro, precisando la información —llamadas «recanaciones» o repetición de mediciones— y simplificando el impuesto personal, cambiando ese complicado porcentaje por una cantidad fija. A partir de aquí, en Cataluña el impuesto directo quedó inalterado durante más de un siglo.
Pues bien, esto que nació como una imposición y un castigo ejemplar, que en sus inicios resultó fuente de polémica al aumentar la hasta entonces escasa contribución monetaria catalana, se convirtió con el paso del tiempo en el factor clave del boom económico de aquel territorio concreto. ¿Cómo? Pues por la vía de la desidia y el fraude, como viene siendo habitual en tierras hispanas. Dadas las complicaciones de recabar información en el siglo XVIII, durante todo un siglo los pagos se hicieron a partir de la encuesta de Sartine; por lo que, a medida que aumentó el capital catalán, el impuesto fue quedando desactualizado hasta convertirse en una cantidad muy modesta. Por otra parte, ante la falta de comprobación periódica, las ocultaciones y mentiras gordotas adquirieron diversas formas… total, mientras se llegase al cupo, qué más daba. Es muy curioso el caso del propio contador principal de 1787, que realiza el cálculo del fraude en el impuesto de su propia vivienda y acaba concluyendo que paga un 16% de lo que debería. ¿Y qué hacía la Corona?, se preguntarán. Pues nada. Lo cual, seguramente, obedezca al aumento de lo ingresado por los impuestos indirectos a medida que la economía catalana se ponía cachas.
En otras palabras, y números aparte, el catastro favoreció la aparición de los elementos imprescindibles para un precapitalismo como Marx manda: permitió a la población acumular unos ahorros y fomentó la roturación de nuevas tierras y diversificación de los cultivos. ¿Por qué? Pues porque las tierras de baja calidad pagaban menos impuestos y quien más y quien menos se las ingenió para sacarles partido como fuera. El resultado fue más que evidente: a final de siglo la población de Cataluña se había duplicado, y sus ingresos se disparaban estratosféricamente.
Es cierto que la administración borbónica aplicó la receta mercantilista de Colbert completa y tomó medidas muy favorables al comercio: la eliminación de los aranceles interiores (excepto los «vascongados», pero esto daría para otro artículo), la prohibición de importaciones extranjeras y el permiso para el tráfico americano directo sin pasar por Cádiz son, sin duda, medidas que facilitaron el proceso de industrialización catalán. De todas formas, la barra libre al mercado americano no se produce hasta 1776, por lo que el origen de tanta prosperidad es otro: todas estas ventajas habrían sido desaprovechadas si no hubiera habido productos que exportar, y para cuando llegó el momento los catalanes partían ya con ventaja. La exportación de aguardiente, que se elaboraba en las tierras del Baix Ebre, o de frutos secos, fue un éxito total tanto en el resto de España como en América y zonas de Europa. Hacia mediados de siglo, en el municipio de Sant Martí de Provençals, una zona pantanosa cerca de Barcelona, empiezan a consolidarse las fábricas de la industria clásica precapitalista: la textil. Los «prados de Indianas», telas estampadas sobre algodón que imitaban estilos de la India, se convirtieron en producto protegido por la corona.
Como se puede deducir con las cifras en una mano y la documentación en la otra, el secreto del éxito catalán radica en las medidas adoptadas por la nueva administración borbónica, aun siendo estas, en algunos casos, involuntarias. Pero así se escribe la historia en muchas ocasiones, mediante efectos insospechados de decisiones pensadas para otros menesteres. Y en general, en cosas aburridas de números, economía e impuestos. Lo que parece demostrar la evidencia es que son precisamente las famosas «libertades» catalanas o, por decirlo de otra manera, el entramado de privilegios medievales que Generalitat/Diputación defendían a capa y espada, los que supusieron un bloqueo para el despegue económico del país. Resulta algo sorprendente la cabezonería de las élites catalanas de 1713-14 en su inútil aferramiento a un estatus que, aparte de estar perdido ya por aquellas fechas, mantenía el atraso del territorio. Salvo si atendemos a intereses de clase, claro está: para unos cuantos era enormemente ventajoso, y ejemplos de cerrilismo conservador en la aristocracia tenemos miles desde los romanos.
Esta asunción resulta especialmente incómoda para la historiografía de tendencia nacionalista y determinados presupuestos políticos de partida, así que las opciones disponibles son muy pocas: dado que es innegable tal crecimiento una vez suprimidas las antiguas instituciones, el único argumento restante para explicarlo sin renunciar al propio sesgo es atribuirlo a la superior capacidad innata de los catalanes para el trabajo y la productividad; recurso utilizado sin pudor ni rigor incluso por profesionales del ramo.
Pero aún hay cuestiones pendientes que no aclaran del todo este desmentido. Si el catastro fue tan accidentalmente beneficioso para un desarrollo económico, alguno se preguntará por qué no se extendió por Castilla, convirtiendo a España entera en un país preparado para la era industrial. El caso es que sí se intentó: el marqués de la Ensenada proyectó la traslación del de Patiño a todo el reino en 1750. Se llegaron a realizar pruebas piloto en la provincia de Guadalajara y se preparó su implantación a gran escala: un esfuerzo tremendo que, finalmente, hundió la nobleza castellana, cuyo poder no necesitaba de instituciones propias. Con la caída del marqués, la oportunidad se perdió, y nunca sabremos cuán distinta habría sido la historia de España. En cuanto a los demás reinos orientales, la diferencia esencial con el caso catalán se debe a que, si bien se impuso un impuesto único (el equivalente), no se realizó censo de ninguna clase; por tanto, la nobleza aragonesa y valenciana repartió las cargas como le salió del pirri, igual que en ocasiones anteriores recayendo en los mismos. Hasta 1845 no se estableció un impuesto directo proporcional en toda España.
Así que todo parece indicar que fueron otras circunstancias que no tienen nada que ver con un espíritu colectivo propio y diferente las que permitieron que prácticamente solo Cataluña estuviera en condiciones de afrontar una industrialización homologable a otras zonas europeas cuando llegó el momento. Atribuirlo a virtudes inherentes a los grupos humanos, las culturas o los individuos no es ni más ni menos que al proceso de construcción de un mito, por el cual buscamos explicaciones a hechos contrastables. Y del mito vienen las creencias, las mentalidades y las cuñadeces. En realidad, más allá de considerarlo un absurdo o demonizar al personal, se trata de algo profundamente ligado a la condición humana y su psicología. Si en el plano individual cada uno forja una historia particular sobre sí mismo, sobre lo que cree que es, y con ella va por el mundo, en el colectivo ocurre exactamente igual: en la medida en la que nos identificamos con otro grupo de personas, tendemos a crear historias sobre cualquier clase de conjunto de humanos con rasgos comunes. Historias positivas (aunque no siempre) que nos hagan sentir reconocidos y valiosos. El problema no es creerse el mito, sino usarlo indiscriminada y acríticamente como ariete para finalidades espurias. Pero como se decía en Conan: sociólogo, esa… esa es otra historia.
La verdad es que no sigo el razonamiento del articulista. Si ponen un impuesto nuevo, por mucho que luego se defraudase (lo cual no dudo) ¿cómo el impuesto facilita la acumulación de capital?
Dicho de otro modo. Sin ese impuesto, ¿no se habría producido igualmente esa acumulación de capital? Si, digamos, solo pagaban el 16% y podían acumular el 84% restante. ¿No hubieran acumulado más capital sin impuesto alguno y acumulando el 100%? (Conste que estoy a favor de los impuestos necesarios y equitativos)
Por otra parte, yo no he oído nunca nada sobre la superior capacidad innata de los catalanes. En Catalunya han prosperado catalanes de pura cepa y recién llegados de otros puntos de España y del mundo. Lo que hay en Cataluña es una mezcla de factores geográficos y culturales (en el sentido antropológico del término) que favorecieron este despegue económico y que aún hoy explican un comportamiento económico diferenciado respecto a otras zonas:
– cercanía a Francia y por tanto permeabilización a corrientes de pensamiento y económicas europeas
– Salida al mar con los importantes puertos de Barcelona y Tarragona
– tradición de comerció marítimo al menos desde la Edad Media
– agricultura minifundista
No soy un erudito y probablemente sabrá el autor más que yo, pero me chirrían algunos argumentos
Totalmente de acuerdo: en Cataluña, afortunadamente, no se habla de etnia o ADN (como sí nombra el articulista), porque es imposible en una tierra de paso. Es una cuestión cultural y de entorno. No puede ser casualidad que haya sido así desde hace dos siglos.
Pues para no hablar de etnias, Oriol Junqueras puso una columna diferenciando a «españoles» y «catalanes»: http://streaming.ajgirona.org/pandora-NEW/cgi-bin/Pandora.exe?xslt=ejemplar;publication=Avui;sort_publication=avui;day=27;month=08;year=2008;page=002;id=0002205130;collection=pages;url_high=pages/Avui/2008/200808/20080827/20080827002.PDF;lang=ca;encoding=utf-8
Hace mención a las conclusiones de un estudio hecho en Rotterdam. No da su opinión, e incluso avisa de que no se cree a pies juntillas estos estudios. Si este es tu argumento, es que estás vacío de ellos… Y reitero: es absurdo hablar de etnias diferenciadas. Solo parecen hacerlo gentes como el autor de este artículo, qué casualidad…
JJS da su opinión y legitimiza el estudio al hacerlo en una columna de opinión, le da importancia; eso se llama editorializar. Segundo, su frase final es: «Mentre que els espanyols presenten més proximitat amb els portuguesos que amb els catalans i molt poca amb els francesos. Curiós…». Para no darle importancia, está usando un recurso con el Curiós…; si además nos atenemos que, qué casualidad, el nacionalismo nace con las teorías Darwinistas,
Te regalo otro: Heribert Barrera, ERC y medalla de honor del parlamento de Catalunya, autor de frases como «En América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos», «se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético»; también dijo:«antes hay que salvar a Catalunya que a la democracia» ; ‘Cataluña desaparecerá si continúan las corrientes migratorias actuales; «el bilingüismo implica la desaparición de Catalunya como nación»
Si esta es la izquierda, ¡cómo será la derecha!
Evidentemente, a impuesto cero mucho mejor, pero esto no es realista y menos en el siglo XVIII. La cuestión clave del Catastro es el censo, porque es el mecanismo que impide que este impuesto termine como los otros: con las administraciones locales haciendo recaer todo el peso del pago sobre los campesinos. El sistema de cupo favorecía esto, y la evitación, más la desactualización del Recuento, facilitan pageses con dinero para invertir.
Por lo que respecta a factores geográficos o culturales, mi propuesta es que no son tan importantes (quizá el minifundio, habitual en zonas accidentadas). La tradición mercantil catalana decayó durante más de dos siglos. Sobre las corrientes de pensamiento y economía francesa, pues es precisamente lo que Felipe V impone. De hecho, la población de la Corona de Aragón era, «culturalmente hablando», bastante antifrancesa por definición. El puerto de Barcelona, como digo, es lo único que permite diferenciar la situación catalana de la aragonesa, un páramo durante siglos.
El impuesto facilita la acumulación de capital en el sentido que, en una misma economía donde todos los agentes deben pagar 100, si unos pagan 16 y declaran que son 100 tienen 84 para otras cosas. Mientras el resto sigue pagando los 100 que les toca (más o menos, claro). Y que conste que si la culpa fue del Borbón de turno que pasó de revisar las cuentas, bien por los catalanes de entonces.
Yo no sé usted, pero yo sí me he hartado de oír esa superior capacidad innata de los catalanes, más trabajadores y europeos y cosmopolitas y muchos adjetivos molones más. Por oír, he oído cosas incluso más alucinantes como que fueron la primera democracia del mundo (olviden Atenas, amigos).
Pero, puestos en harina. Allí y en cualquier parte se prospera con las condiciones adecuadas y la inversión necesaria. Sean nativos de pura cepa o recién llegados (o no tan recientes). Y no olvidemos las políticas apropiadas, sobre todo si se protegen contra extraños. Ya sé que en la mente de muchos Castilla es un secarral, pero pasaban cosas extrañas como cientos de miles de ovejas que daban la mejor lana europea. Hasta que cierto día ya tal.
-Acerca de sus factores geográficos, corríjame si me equivoco pero ya estaban ahí cuando los barones catalanes tenían que buscarse las lentejas en otras tierras y sirviendo a otros reyes, castellanos y franceses. Ya estaban cercanos a Francia cuando el feudalismo medieval y cuando el centralismo ilustrado, ¿seguro que permeable? Las corrientes de pensamiento llegaban sobre todo en libros, no en discursos ni fábulas. Y los libros llegaban tanto en carruaje (frontera terrestre) como en barco. Quizá por eso la universidad más importante de España hasta la era moderna estaba en Salamanca. Así que no me convence esa posibilidad que, por lo visto, no tuvieron aragoneses, navarros y vascos.
-Un puerto importante con salida al mar fue Barcelona. Sin ninguna duda. También Lisboa. Y Sevilla. Y Coruña. Y Santander. Y Cádiz. En muchas épocas muy superiores a Barcelona cuando el Mediterráneo dejó de ser el centro del mundo. Incluso antes del descubrimiento de América Barcelona dejó de ser el primer puerto de Aragón siéndolo Nápoles y Palermo. Y como estamos hablando de una época posterior, pues tampoco lo veo.
-La tradición de comercio marítimo también fue algo muy importante, aunque eso no explica el comportamiento económico diferenciado. Verá, Cádiz fue nodo marítimo crucial desde Tartessos hasta 1810. Miles de años que no supusieron un comportamiento económico diferenciado como puede verse hoy día. La misma tradición, corregida y aumentada, la tuvo Portugal. Y tampoco.
-La agricultura minifundista podría haber sido un argumento interesante si la tierra hubiera sido de quienes la trabajaban, y no de remensas y gentes alquiladas por grandes familias con muchos terrenitos dispersos. Más que nada porque eso no es próspero si no lleva detrás industria que lo aproveche. Y para una industria aprovechable se necesita inversión. Una inversión que es más fácil si en vez de pagar 100 pagas 16.
Gracias por los contraargumentos. En cuanto a la «superioridad» me refiero a que no creo que la encuentre en libros o estudios serios. Obviamente en tuits y declaraciones políticas puede encontrar de todo. También de la otra parte.
Los factores geográficos son una ventaja según el contexto histórico. En la Edad Media el centro de actividad económica estaba en el Mediterráneo. Luego en América, y con la Revolución Industrial en el continente europeo. Simplifico mucho, pero usted me sigue ¿no?
El minifundismo, el derecho civil catalán, el mayor peso relativo de la burguesía frente a la nobleza latifundista y también la supresión de aduanas interiores y de la prohibición de comerciar con América… Son muchos factores los que intervienen como para reducirlo todo al fraude fiscal. Como dice alguien más abajo, si fuera por eso, toda España sería hoy el paraíso en la Tierra
la CORONA de CASTILLA hizo BANCARROTA los años (1557), (1597), (1575), (1607), (1647), (1652) y (1666)
MENTIRA detrás de MENTIRA: el CADASTRO multiplicó X 7 los IMPUESTOS que ya pagaban los CATANES, FELIPE V destruyó 17 % de las casas de BCN, prohibió el comercio con INGLATERRA y HOLANDA socios de los catalanes, la INDUSTRIALIZACIÓN de CATALUNYA es ASINCRÓNICA (1714) y CASTILLA introdujo la CORRUPCIÓN en el PRINCIPADO de CATALUÑA: Felipe V hace que los cargos políticos se compren en vez del SORTEO «insaculación» que hacían los catalanes hasta entonces.
El razonamiento del articulista es muy sencillo, consiste en atribuir el mérito del desarrollo económico de la Catalunya derrotada en la Guerra de Sucesión al bando vencedor. Lo mismo que quienes cuentan las bondades económicas de la dictadura que sufrió España en el siglo XX. Si no lo sigues es simplemente porque no se sostiene.
El argumento de la “superior capacidad innata de los catalanes para el trabajo y la productividad” era el argumento esgrimido por quienes, no entendiendo el mayor progreso que se daba en Catalunya, se dedicaban a crear fabulas simplonas para ahorrarse el esfuerzo de analizar y comprender el fenómeno. Y esos no eran los “engreídos” catalanes, sino quienes debían procurar el mismo desarrollo para todo el reino.
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Interesante artículo, no obstante inconcluso y a veces contradictório.
Un contra-argumento: Si lá ventaja econômica durante siglos se consigue por errores de hacienda que duraron 80 anos,…. por esa lógica hay regiõnes de Espana que deveriam estar construyendo ahora mismo Estaciones Espaciales y coches voladores.
El dinero no lo es todo: lá sociedad, con la formacion, y sumado a los recursos; son lá clave de todo avance en la historia humana.
Invito al senor a continuar investigando mas profundamente para que tenga asi una vision transversal de lá situacion.
Sugerencia: investigue lá llamada Escola Catalana, y su impacto en la Cataluna y Espana de los siglos 19 y 20. Se llegara gratas sorpresas… y espero modelos a los que seguir en un futuro próximo.
La «sociedad» es la base como se organiza todo, y el reparto de los dineros la determina en buena parte. Sí, es un poco materialismo histórico, lo reconozco.
O sea, que la tesis del artículo es que Cataluña es la que es porque (según el autor) tuvo facilidades… ¡hasta 1845, oh! Han pasado casi dos siglos desde entonces, pero al autor eso parece no importarle. Tampoco aclara lo de las tierras: si se las ingeniaron para aumentar la productividad, ¿dónde está la ventaja que les dieron? Mete citas del siglo XVII, pero no del XVIII antes de la industrialización («los catalanes, de las piedras hacen panes»), que es de cuando realmente habla el artículo. Ah, y tremendo lo de que tres siglos después estamos igual en percepción de impuestos: el déficit fiscal no es una cuestión de carga impositiva, sino de la inversión estatal posterior. No tiene nada que ver con lo del artículo.
Interesante punto de vista, per me temo que incompleto. Antes de 1714 la nobleza catalana tenía sus privilegios, sí, pero ¿más o menos que las demás?. Algo debía haber cuando los borbones calificaban al régimen de República efectiva y cuando la defensa de estas mismas leyes e institucines tuvo un amplio apoyo popular ( y no, no me he leído Victus).
Por otro lado, recuerdo algun estudio de cómo por ejemplo muchos ayuntamientos tuvieron que vender las tierras comunales para pagar los impuestos durante los primeros años tras la guerra. Esto cuadra mucho con la intención de Felipe V de castigar y de que los vencidos pagaran el coste de la guerra. Y por ineficiente que fuera Hacienda cuesta entender que este escenario fuera la clave de la futura prosperidad. Salvo la supresión de las aduanas internas…las cuáles favorecen al que tiene algo que vender a los demás. ¿Pero eran industrias de nueva creación o partían de una base ya existente?
Ya se ha apuntado el papel de los minifundios y la tradición mercantil y creo que el autor haría bien en añadirlos a su modelo.
Ciertamente, los argumentos se contradicen. Estafar un impuesto te permite una acumulación de capital que te lleva a un despegue económico que no se produce en otras regiones donde ni pagan el impuesto.
Algo no cuadra, explíquese mejor.
Ah, y otra cosa. Ojo con acogerse a Marx y acabar blandiendo hegelianismos. Para ese viaje, you know my friend… no alforjas needed.
Claro! Los tacaños catalanes engañaban al fisco, mientras tanto, todos toditos, el resto de los españoles pagaban religiosamente sus impuestos. Y yo me lo creo
Y lo de Guadalajara,si se intentó por todos los medios, que me expliquen porqué no funcionó.
Y el Oro de las indias no dió para tanto. O también se lo gastaron los catalanes?
Menuda sarta de patrañas sin sentido. O sea que tener unos impuestos bajos es mejor que no tenerlos. ¿Porque motivo? Si no hay impuestos, ¿no hubiesen tenido los catalanitos más renta? O es que al tener un mini impuesto, ¿comprendimos de repente que debiamos ahorrar?
Este póst me parece esperpentico. Ya vino un historiador españolista a decirnos cuál fue nuestra historia y porque debemos dar las gracias a los reyes borbones que nos masacraron. Ahhh, no…, que nos pusieron un mini impuesto y eso nos hizo acumular más renta, tener más hijos, nos hizo montar el comercio de aguardiente y la protoindustria de las telas. Claro, y nos las ingeniamos para cultivar las tierras infertiles gracias al mini impuesto. Qué bueno. Y en Castilla no se pudo poner porque el catastro no prosperó. Me cachis…
Y luego el historiador nos habla de cuñadeces. Pues no había visto hacia tiempo unas tesis más sesgadas para defender que los catalanes tenemos que dar las gracias a esa España que nos niega el pan y la sal desde hace tres siglos.
¿O es que acaso el historiador y su historiografia pretenden justificar el genocidio, la ocupación y los decretos de nueva planta como un bien necesario, que nos saco de la desidia y el atraso? Casi se parece a las loas al general Franco y su cruzada nacional contra la republica. Yo, desde luego, no entiendo como los historiadores españoles de verdad todavía se creen estos cuentos de la vieja. ¿O no será que es que deben ir al son que mandan los tiempos para poder comer caliente y menospreciar a los catalanes siempre vende en las tierras de la meseta castellana? Dios, qué país….
Eduardo,
te quedas corto.
Hay que agradecer a los historiadores (?) españolistas que enseñen la luz a los pobres catalanes. Y que tanta opresión y expolio les ha sido beneficioso.
amén
«Genocidio» debería ser nuestra ley de Goodwin particular cuando hablamos del Tema
El articulista tiene razòn al sostener que los catalanes no eran seres superiores y que el catastro fue muy beneficioso a Cataluña, pero tiene errores numerosos en la exposición. el catastro se copió de Aragón (contribución) y Valencia (equivalente), y sí se hiciero catastros presicos. Pero hubo otros factores a favor de las manufacturas catalanas: la supresión de las aduanas rebajó los costes de las manufacturas en el interior peninsular al menos un 25%, además permitió el contrabando de productos franceses y el saqueo de las materias primas aragonesas con lo que hundió las manufacturas de la Tierra Alta de Teruel y Castellón, que eran mucho más extensas e importantes. Felipe V además redujo el número de festivos en Cataluña en relación a España, con lo que las manufacturas de Cataluña resultaban más productivas. más productivas. Además llenó Barcelona de contratos para la provisión de víveres y pertrechos militares, como ha demostrado Mercader Riba, lo que enriqueció a muchos burgueses que luego reinvirtieron en indianas. Y para acabar, la sentencia de Guadalupe de 1486 había preservado para los campesinos la mayor parte de la renta de la tierra, de modo que cuando el crecimiento llegó en el siglo XVIII la propensión al consumo aumentó más que en otros lugares. el lector tiene más datosw en mi libro «La península comercial», Marcial Pons, Madrid 2012.
No se cita la implantación de las aduanas por parte de la monarquia del mediadps del xviii para proteger la incipiente industria vasca y catalana frente a la tmbién incipiente industrialización del resto de los países europeos vecinos y menos vecinos, que aceleró el desarrollo de las dos zonas industrializadas próximas a europa. Dde toos modos , resulta muy interesante el análisis histórico.
A pesar de que los nacionalismos me dan el mismo miedo que al articulista, no creo que la deriva fiscal de un reinado centrista sea la causa de un mayor despegue de la economía catalana.
Existen otros factores que históricamente han determinado el despegue industrial catalán, como son la cercanía con Francia, salida al Mediterráneo, prohibición de negociar con las colonias del nuevo mundo o la división territorial, el hecho de no tener grandes latifundios en manos de ducados ayudó considerablemente a aumentar la productividad de las tierras catalanas.
Bastante simplista para ser de esta revista.
Achacar el auge económico de una región entera exclusivamente a la evasión fiscal (de un impuesto que no existía) y a unas pocas medidas políticas (algunas de ellas incluso inintencionadas) de un gobierno central (y centralista), me parece tan incompleto, tendencioso y supersticioso como achacarlo a un tema racial.
El artículo sería almenos informativo, y bastane interesante de hecho, si no pretendiera concluir un efecto evidente a partir de unas pocas causas. La historia son números, sí, también es geografía, sí, y es clima y cultura y muchas otras cosas, entre ellas, cómo también se sugiere de forma tímida en el artículo, a la pura aleatoriedad de los acontecimientos. La certeza es que Cataluña prosperó económicamente, y la tuviera o no anteriormente, eso imprime en la población una autoconcepción de sí misma, sí, diferente a las otras, aunque sea un simple producto de la suma de factores tales cómo la cercanía geográfica, una lengua y pasado comunes o la dominación cultural de sus élites burguesas. El materialismo histórico es muy hábil (y ágil) para encontrar causas, pero también peligroso si lo que se pretende con él es justificar una «realidad» (cómo en su momento fue peligrosa la justificación darwinista de la dominación racial). ¿Por qué? ¿Era malvada de per se esa concepción? Creo que eso supondría una esencia, por lo tanto, humildemente descarto la hipótesis. Más bien diría que era interesada y carecía de la trascendentalidad que se le suponía.
Si dejamos que nuestra propia concepción histórica (o episteme) se anteponga a los hechos, corremos el riesgo de darle una importancia y una intención de trascendentalidad que, seguramente, le va a quedar muy grande. Y puede ser peligrosa si se usa para ejercer un dominio u orden, inisto, ni más ni menos peligrosa que una justificación racial (que por otro lado, nunca he visto postular ni en broma ni en serio en los sectores nacionalistas en Cataluña). ¡Saludos!
El artículo es poco riguroso, y no voy a repetir las críticas realizadas.
No tiene en cuenta la diferencia del derecho civil catalán y español, tampoco el uso de monedas diferentes que salvó a la corona de Aragón de la inflación de Castilla que penalizaba a las manufacturas, ni la inexistencia de una gran nobleza latifundista…
En fin que empiece de nuevo porque el artículo no tiene por donde cogerse
¿Derecho civil catalán y «derecho civil español»?
¿Por d.c. español se refiere usted al aragonés, al navarro, o a cuál?
Pues el que se apliba exclusivamente en Cataluña, obvio.
Lo que el Dr. Garcia viene a decir es que el proceso de acumulación originaria en Cataluña se basa en una diferencia respecto a la transferencia de rentas de un territorio en relación con otros provocada por la desidia de la Corona que no se ocupó de establecer en ese territorio una fiscalidad eficiente y equivalente al conjunto de los territorios peninsulares. Para «armar» esta discutible tesis se parte de dos enfoques teóricos que han tenido su origen en historiadores de influencia marxista, Maurice Dob, primero, y Roberto Brenner después. Pero, coincidiendo en que los rasgos del carácter no explican nada, aunque haya habido algunos historiadores, y «economistas», españoles más que catalanes, empelados en esta tesis, a la cuestión fiscal le corresponde lo que le corresponde, más bien poco como explicación del crecimuento. En cualquier caso, la idea del Dr. Garcia sobre la acumulación originaria, tal como el la entiende, es de A. Smith, «previous acumulation», ahorro/inversión, no de K.Marx, para quien la acumulación primitiva consiste en el proceso de proletarizacion. Respecto a la segunda referencia teórica, que R.Brenner emplea para explicar como los «Bill of Enclosure» tuvieron consecuencias no previstas ni deseadas en la Inglaterra de Enrique VIII, en este caso viene traída muy por los pelos. El nacionalismo catalán, que se forjó y se sigue forjando sobre mitos e historias realmente pintorescas, no se desmonta con la cuestión de Patiño, se requiere algo más de esfuerzo que el que dedica Alejandro Garcia, sobre todo para no reforzar aún más el independentismo que parece le preocupa y con razón. Supongo que su «teoria» proviene o tiene algo que ver con la existencia de lo que fueron los «puertos francos» o lo que son hoy día los «paraisos fiscales» en los que se disfruta de fiscalidad mínima y eso atrae capitales, aunque yo no he visto a ninguno convertido en potencia industrial, más bien todo lo contrario.
Que quiere que le diga. Obviar el derecho catalán y la institución del «hereu», que no existia en otros puntos de España me parece un gran error. La gran ventaja de esta institución es que las propiedades no se dividian, como si ocurria en el resto de províncias, empobreciendo a todos.
El dinero del hereu, que digamos que tenía un trabajo fijo, servia para financiar al resto de los hermanos que así podian instalar industrias o aventurarse en otros menesteres (las américas por ejemplo)
Y no, no son más trabajadores, ni menos espavilados (defraudando) que el resto.
El hereu no es exclusivamente catalán. Por ejemplo en Aragón la casa (las propiedades de la familia) también pasaba al primogénito.
Completamente de acuerdo. Ambas cosas, el derecho sucesorio primando la primogenitura (como en otros lugares del norte de Europa), y lo dicho por el articulista, explican el despegue de la economía catalana en los siglos XVIII-XIX. Y con los nacionalistas, catalanes o de cualquier otro lugar, no se puede argumentar. Su territorio son las creencias, no el contraste y análisis de los hechos.
Por cierto, los latifundios en muchos rincones eran debidos a la necesidad de los herederos de vender la propiedad, ya que esta no daba para subsistir. Los nobles (o los adinerados) compraban las propiedades (minifundios) ampliando sus terrenos.
La figura del hereu, impedía estos movimientos.
Y, aunque pueda parecer injusto, ser «hereu» no era un chollo. Este estaba obligado a cuidar de sus padres y del resto de familia.
Aunque compro todas las premisas del autor – los catalanes no son ni más industriosos ni más listos ni mejores que nadie – me parece que para artículo de Jotdown se queda muy corto, no solo en extensión sino en profundidad.
Por una parte, como ya han señalado muchos comentaristas, no se ve claramente cómo un aumento salvaje de los impuestos – el autor habla de 600.000 pesos cuando los Austrias y 900.000 con los borbones, pero yo he leído en otras fuentes diferencias de 3:1 o superiores tras la implantación de los decretos de nueva planta – puede mejorar la capacidad de ahorro de la gente, sobre todo porque diga lo que diga el autor los impuestos siguieron pagándolos los mismos: la nobleza y el clero seguían exentos en los nuevos decretos. Tampoco se entiende cómo si esto es así solo pasó en Cataluña y no en ninguna otra parte.
Y en la parte, digamos, sentimental, el autor ya se decanta por una perspectiva proborbónica y castellanocéntrica tan mítica como la del nacionalismo catalán al que ataca. Para empezar lo que del ejército de Felipe V trató de evitar el pillaje del territorio austracista (no solo catalán) es una mentira como un piano; en la guerra dels segadors la táctica de tierra quemada llevó al ejército castellano a separarse en bandas de forrajeadores que podían ser emboscadas y aniquiladas por las fuerzas locales, al igual que le pasaría al ejército napoleónico cien años después, así que Orry trató de dirigir el saqueo de forma coordinada y compacta. Hacerlo mejor, vaya, no dejar de hacerlo.
Por otra parte, si los reinos de Aragón contribuían poco al erario público, menos recibían. Si los catalanes de hoy en día se quejan del déficit de 16.000 millones con el estado aún más motivos de queja habría entonces – la inversión total del estado en Cataluña, salvo que hubiese guerra, era de cero absoluto. Es mucho más probable que los habitantes de Castilla pensasen que sus impuestos eran excesivos que que pensaran que los de los catalanes eran muy bajos; eso, en todo caso, lo pensaba la nobleza que tras expoliar Castilla hasta dejarla seca puso sus ojos en los demás reinos de las Españas, ante lo que estos dieron la respuesta al conde-duque de Olivares que cualquier tipo con dos dedos de frente le habría dado: «tu puta madre en bragas».
Los castellanos se fueron por hordas a morir en Flandes como los americanos en Vietnam: preguntándose qué cojones se les había perdido a ellos allí. Lo cierto es que en aquellos días España era un conglomerado de pueblos representados por un mismo monarca (al igual que pasaba en muchos otros futuros estados-nación de Europa), pero esencialmente cada cual vivía por su cuenta.
No fue el modernismo borbónico la causa del despegue económico de Cataluña: fue la saña anticatalana de Felipe V. En 1700, España era una monarquía feudal. En 1715 era una monarquía absolutista. Como ir de Málaga a Malagón. Dice el autor que las mejoras implantadas por los borbones en Cataluña fracasaron en otras partes por el boicot de nobleza castellana, porque ese es el verdadero quid del asunto; al masacrar vengativamente a aquellos que se alzaron contra él, toda la aristocracia austracista catalana fue purgada, mientras que los botiflers se mudaron a Madrid. El resultado fue que Cataluña quedó «purgada» de nobles en casi un 90% y eso permitió el surgimiento de la burguesía, pieza esencial del capitalismo posterior. En Castilla la aristocracia bien, muchas gracias, retrasando el reloj del progreso desde el siglo V, siempre al pie del cañón.
En otras palabras, las purgas anticatalanas de Felipe V permitieron el despegue económico de Cataluña al igual que el intento de genocidio del pueblo judío de Hitler acabó con el nacimiento del estado de Israel. No espere estatuas de Felipe V en Barcelona ni de Hitler en Tel-Aviv, sin embargo.
«Retrasando el reloj del progreso desde el siglo V» … Gran Slogan para el PP en las próximas campañas y le seguirán votando. La Castilla del Lazarillo sigue viva por los siglos de los siglos … da igual que nos meen encima, mientras tengamos honra, un mendrugo y podamos dárnoslas de hidalgos sin pegar palo al agua … ya vamos tirando. Para qué mirarnos a nosotros mismos si tenemos un catalán al que demonizar y, si le va mejor que a nosotros, el mérito es de los centralistas por sus amorosos impuestos y leyes.
Excelente, tu comentario.
Interesante, aunque veo bastantes agujeros históricos y de razonamiento: 1) la dicha (pre) industria tèxtil catalana es muy anterior al siglo XVIII (buscar censos de un par de siglos antes y ver a qué se dedicaban en ciertas zonas y ya aparecen teixidors, filaters, paraires, etc) 2) la desidia impositiva borbónica lo era en toda España, no sólo en Catalunya, aunque en el resto no favoreció en nada 3) el comercio con América de final del SXVIII favoreció a la incipientes ‘fortunitas’ ya creadas a expandirse y en el siglo siguiente a crecer muchísimo. Y lo mismo, el resto de España ya comerciaba con América mucho tiempo atrás, y no produjo nada.4) la baja población de Cataluña no se debía a su carácter ‘pendenciero’ sinó a ser la zona de la península que más efectos tuvo la peste negra y la crisis posterior del Mediterráneo, que hundió los reinos de ultramar y toda la Corona Aragonesa litoral, por no hablar de las 2 guerras civiles catalanas que asolaron el país durante bastantes años (casi un siglo)
La diferencia principal entre Cataluña y el resto, creo, se basa en el dinamismo del pequeño propietario y en el excedente de ‘cabalés’ que el campo generó y que en Barcelona encontraron una manera de generar fortuna. Lo mismo que hemos vivido incontables veces posteriormente con las diferentes oleadas de inmigración forastera.
Como escuece la verdad Histórica (en Mayusculas) al «pensamiento único catalino» ja ja ja
Historiadores españolistas ja j aj aja, debe ser que todos los historiadores universales deben ser españolistas ja ja ja ja (estáis enfermos de fustracion histórica, sois como una secta que os creéis vuestras propias mentiras)
Todo era un remanso de buenas y críticas formas hasta que llegó el Españolisto Pepero a demostrar lo ignorante, rencorosa y envidiosa que es la plebe hispana.
No, llegó el catalan de «España nos roba» (mayor robo español el del catalan Jordi Pujol expresidente de vuestra gran «nación» ja ja ja ja) a desvirtuar la historia:
Nunca fuisteis nación, (jamas lo series) jamas tuvisteis bandera propia ( la actual copiasteis la estrella a Cuba, y las barras todo mundo sabe por activa y por pasiva que pertenecen al Reino de Aragón al cual estabais sometidos vosotros como Condado)
Ah! si la lengua….. por ello sois o queréis ser lo que jamas fuisteis, y eso os provoca mucha frustración, lo se pues viví allí 4 años, y el fondo es ese, frustración por ser unos segundones en todo con respecto a Madrid, capital de España, Castilla si fue Reino e Imperio. así que por favor no pretendas a base de manipulaciones burdas de la Historia (con mayúsculas) creeros lo que jamas fuisteis.
Ah, que no vote PP (aunque descalificar a alguien por sus ideas políticas en lecciones de Historia da una gran idea de por donde vais) voté Unidos Podemos ja a ja ja (la verdad Histórica no atiende a colores políticos, eso os lo deberían enseñar en vuestra escuela catalanista)
Tan erróneo como excluirte de lo hispano ya que tu Rey Jaime I de Aragón ya así te nombraba como súbdito que erais pues jurabais vasallaje a él vuestro Conde y decía así vuestro Rey Aragones;
Durante la Edad Media, por derivación de Hispania, se llama españoles a todos los reinos cristianos peninsulares, por ejemplo, Jaime I de Aragón en sus crónicas se refiere a sus conquistas para la «mayor gloria de España».
Aprende Historia.
aprenda historia usted. ¿Desde cuando Cataluña estuvo sometida al Reino de Aragón? El reino de Aragón era un estado junto al principado de Cataluña y otros estados, que formaban la Corona de Aragón. Cada uno con sus leyes propias, etc. etc….
Si miras la wiki en inglés (que no está manipulada como la otra), verás que indica que era una monarquía compuesta:
«was a composite monarchy, also nowadays referred to as a confederation of individual polities or kingdoms»
https://en.wikipedia.org/wiki/Crown_of_Aragon
Por cierto, le dejo aquí el juramento de Felipe V
1702: Felipe-V-de-Castilla jura respetar y cumplir las Constituciones Catalanas (y así pasa a ser también Felipe-IV-de-Cataluña) donde se afirma: “La Nación catalana es la reunión de los pueblos que hablan el idioma catalán. Su territorio comprende Cataluña con los condados del Rosellón y la Cerdaña, el Reino de Valencia y el Reino de Mallorca (…) Los tres pueblos que forman la Nación catalana tienen una Constitución política propia y están federados entre sí y con el Reino de Aragón. Cataluña es el Estado político formado, dentro de la Confederación, por los catalanes del Principado y de los condados del Rosellón y la Cerdaña. El Principado de Cataluña es libre e independiente”.
1706: el archiduque Carlos de Austria jura respetar y cumplir las Constituciones Catalanas (y así pasa a ser Carlos-III-de-Cataluña), que además añaden (en el capítulo 61): “Limita Cataluña al Norte por Salsas y a Poniente por el Cinca”.
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Jajaja
Querido Alejandro, debe ser el primer caso en la historia que una carga fiscal es el motor de la economía. Y como en el resto no tuvo éxito la imposición de la carga por ende no despegó igual.
Jajaja ¡es ud imaginativo como pocos!
Imposible teorema. Dedique su tiempo a mejores empresas.
De acuerdo con Jaume. Otro factor es la autoexplotación de las familias, tanto en el mundo rural como en el urbano del siglo XVIII (y antes). Las personas emprendedoras aprovecharon las coyunturas y actuaciones estatales como es muy lógico. Pero «una nación es una voluntad en el presente». La nación «histórica» tan solo explica de dónde procede dicha «voluntad» en determinados casos.
Gracias borbones por la guerra y tontos los austrias por no sacar provecho a los catalanes! Porque encima no tenían derecho a comercio con las indias, con lo que habría sido doble negocio! Me ha faltado la referencia a Jordi Pujol, pero si lo entiendo bien, es gracias al fraude que los catalanes hacen dinero,,,
Viva Lazarillo de Tormes y la familia Pujol!
En fin, suerte de Victus ;)
Tanto fraude que Jorge Fernández Díaz se tiene que inventar los casos de corrupción….
El otro día vi un vídeo en youtube de Giménez Losantos con un contertulio –también ilustre historiador, como el Dr. García– en el que se desgranaba con una plétora de argumentos ciertamente voluptuosos, como el idioma valenciano era una lengua romance con una evolución independiente del catalán y de cualquier otra lengua.
El artículo es una sucesión de datos inexactos o falsos directamente, no tiene ninguna rigurosidad. Pretende a partir de la historia explicar el por que de la situación política actual. Una vergüenza que cualquier historiador puede refutar, son tantos los aspectos a corregir o puntualitzar que merecen un artículo. Solo le faltaba transcribir las conversaciones grabadas para demostrar que sólo hay un ADN legal y justo, mientras que los catalanes somos lo peor. Hay que ir con cuidado gente como usted es peligrosa.
Si Ernest Lluch levantara la cabeza!!!!
al final habra que dar gracias a que nos conquistaron, nos mataron y nos saquearon
Me sorprende que entre los muchos argumentos que aparecen en el articulo y los comentarios, en ninguno se citan las verdaderas causas que producen una expansion economica. Dichas causas han estado especialmente presentes en el caso de Cataluña y son: Mercado, Capital y Mano de Obra.
Mercado: Todo el territorio español y ademas los de las colonias del imperio estaban a disposicion, con la ventaja de que el proteccionismo aduanero velaba por evitar la competencia exterior.
Capital: Buena parte de los excedentes del resto del pais se invirtieron en Cataluña para aprovechar las condiciones favorables de fiscalidad y productividad del territorio.
Mano de Obra: Cuando la local no fue suficiente se recurrió a los inmigrantes del resto de España.
El resumen es que la denostada España proveyó las 3 premisas en que se basa el crecimiento economico.
La pregunta que se haran muchos es por qué otras regiones no aprovecharon las mismas oportunidades y aqui sí que hay que mencionar el egoismo y ceguera de las clases dirigentes de este pais para quienes ha sido preferible fomentar el desarrollo de regiones lejanas que hacerlo en la suya propia: es mas sencillo caciquear y mangonear un paisanaje pobre que lidiar con una sociedad desarrollada y reivindicativa en cuanto a salarios, condiciones laborales y servidumbres de todo tipo.
Por supuesto los catalanes tienen su mérito en el proceso, las leyes, el hereu y la acumulacion previa al proceso capitalista, entre otros. Tambien ayudó la enorme combatividad catalana a la hora de defender sus «derechos» aunque ellos fueran agravios comparativos para el resto del pais. El resultado, como en el caso de los vascos, ha sido una especie de «apaciguamiento» por parte del poder central a base de prebendas y hechos diferenciales con el objetivo inalcanzable de mantenerlos contentos.
En todo caso el despegue catalan y vasco no hubiera sido posible sin los 3 elementos cautivos citados y todos ellos vinieron del resto de España. Chapeau para ellos que se lo supieron currar y oprobio para el poder central y las élites que no quisieron hacer lo mismo en el resto del pais.
En cuanto al victimismo del «España nos roba» se explica por lo anterior lo cual no exime que sea calificado como vergonzoso y ruin ya que la realidad es que no solamente no se les roba sino que han sido beneficiados durante siglos por aquellos a quienes insultan.
TTQR.
este artículo rezuma anticatalanismo por los cuatro costados.
O sea.. ¿Los catalanes acumularon capital porque les putearon con un impuesto por derecho de conquista? Venga hombre, por favor…
No será por su estratégica situación? sus dotes para el comercio? la multiculturalidad? No hombre no.. como va a ser por eso… los catalanes se hicieron ricos porque los putearon.
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