Recuerdo como en cierta ocasión un compañero del instituto expresó su deseo de leer «un libro que explique todas las cosas». Me sorprendió porque era alguien que no desaprovechaba la oportunidad de suspender cada asignatura que se le pusiera por delante; no leía ni lo imprescindible para pasar de curso, pero anhelaba leer el libro definitivo que lo explicara TODO. Tal vez simplemente sentía curiosidad por comprender el mundo que le rodeaba pero no tenía la paciencia suficiente como para ir desentrañándolo poco a poco a base de leer, escuchar y contrastar lo aprendido. Y no le faltaba razón. Es una tarea que requiere muchísimo tiempo y desanima al más predispuesto.
Vivimos rodeados de propaganda, es decir, de mentiras y medias verdades contadas para influir en nuestro juicio y expresadas siempre, cómo no, con la mayor convicción y seriedad. Pero si descontamos la mala fe, aun así la memoria es creativa y siempre habrá un largo trecho entre lo que oigamos y lo que contemos cada uno de nosotros, pues estamos sometidos a sesgos de los que no somos conscientes. Puede que incluso se logre sortear la mala fe y los sesgos inconscientes, pero la información a la que se acceda simplemente sea errónea o haya quedado obsoleta. Todo esto suponiendo, claro, que haya alguien ahí fuera que realmente quiera ayudarnos a comprender algo… Haber acudido a unas cuantas conferencias y charlas me ha hecho constatar que quienes más se prestan a protagonizarlas menos tienen que decir, pues serían más avaros con su saber en caso contrario: aquel que logra competencia en un ámbito lo último que desea es facilitar la tarea a potenciales rivales. De hecho, lo primero que hace un autodenominado experto —muy especialmente en las llamadas «ciencias sociales»— es construir cercas en torno a su área de conocimiento y reaccionar airadamente ante la presencia de intrusos, elaborando un idiolecto que más que facilitar la comunicación con sus iguales permita crear la ilusión en su entorno de decir cosas muy profundas, no en vano resultan incomprensibles.
En ocasiones el cercado ni siquiera alberga nada en su interior, pues como dijo el psicoanalista Jacques Lacan en un insólito arranque de sinceridad: «Nuestra práctica es una estafa, fanfarronear, hacer pestañear a la gente, deslumbrarla con palabras rebuscadas». Al fin y al cabo todo el mundo tiene un estómago que alimentar y hacer creer que se posee un saber único es una forma de garantizarse el sustento. Respecto a los periodistas, solo sobreviven en esta jungla quienes más audiencia o clics logran, y lo más sensacional rara vez casa con lo realmente ocurrido. Por último, en cuanto a los ensayistas, cualquiera que los haya frecuentado ha tenido alguna vez la sensación de que el autor tenía una idea que pudo haberse desarrollado plenamente en treinta o cuarenta páginas, siendo las doscientas restantes el relleno necesario para que el ejemplar pueda venderse por veinticinco euros.
Pero no todo está perdido. A veces pueden encontrarse libros que ayudan a comprender la sociedad, las instituciones, las costumbres, el comportamiento de quienes nos rodean… Libros que te provocan algo así en el cerebro: ahora ya vemos patrones en la realidad, el fondo que conecta islotes que creíamos nada tenían que ver entre sí, ese amenazador valle de las sombras por el que caminamos a tientas comienza a tener perfiles reconocibles. Naturalmente cada uno tiene los suyos y pueden ser clásicos de la literatura o de la historia del pensamiento, pero dado que el saber es acumulativo me gustaría centrarme en algunas obras de ensayo contemporáneas que saben sintetizar la tradición previa con la mayor claridad, aquellas al alcance de cualquiera con un mínimo de curiosidad y que, de reencontrarme con aquel compañero de clase, me encantaría poder recomendarle.
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Armas, gérmenes y acero, de Jared Diamond
¿Por qué los europeos conquistaron América y no al revés? A veces las preguntas más sencillas pueden dar lugar a explicaciones fascinantes que requieren combinar conocimientos de paleontología, biología, geografía, historia y economía. Así ocurre en este libro ganador en 1998 del premio Pulitzer. Combinar semejante caudal de conocimiento requería un espíritu multidisciplinar como hay muy pocos, pero al fin y al cabo Diamond fue primero profesor de Medicina, desarrolló una carrera científica como ornitólogo, aprendió doce idiomas, pasó mucho años en Nueva Guinea con tribus alejadas de la modernidad y bordeando a otras jamás contactadas antes (de todo ello habla en otro libro, El mundo hasta ayer) y actualmente es profesor de Geografía en la UCLA. Eso es aprovechar el tiempo.
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Cómo funciona la mente, de Steven Pinker
En el siglo de Hobbes se pusieron de moda los mecanismos de relojería de forma que en su filosofía describía al ser humano como una máquina. En el siglo XIX, con la máquina de vapor en apogeo, las metáforas freudianas sobre la psicología se articulaban en torno a presiones que eran liberadas aquí o allá como el vapor generado en una caldera. En la segunda mitad del siglo XX y XXI era inevitable por tanto que el cerebro pasara a ser descrito como un ordenador. Así es precisamente como Steven Pinker la denomina en esta obra: teoría computacional de la mente. Si bien sus explicaciones sobre conexiones neuronales son un tanto farragosas, lo verdaderamente interesante llega en la segunda mitad del libro. Vivimos en la era moderna con cerebros de la Edad de Piedra, nos dice, y tras elementos tan diversos como los celos, la guerra, el lenguaje, el amor filial o la música pueden encontrarse las huellas de la selección natural. El cine, la literatura, las tiras cómicas le sirven de ejemplo para este libro que fue finalista del Pulitzer, aunque el anteriormente mencionado le arrebatara el premio. Se complementa muy bien con el siguiente que publicó Pinker en 2003, La tabla rasa.
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El hombre desnudo y La mujer desnuda, de Desmond Morris
Si de acuerdo a las enseñanzas clásicas tan necesario es el cuidado del cuerpo como de la mente, lo mismo cabe decir de la importancia de comprender su funcionamiento. Morris pudo haberse limitado a pasar a la historia por la exposición de cuadros pintados por chimpancés que realizó en Londres en 1958, pero este zoólogo británico se dedicó desde entonces a la divulgación científica, poniendo especial interés en estudiar al ser humano como un animal más. En sus libros El hombre desnudo y La mujer desnuda se detiene en cada una de las partes de nuestro cuerpo, explicando su origen evolutivo y la manera en que ha sido adornada u ocultada, así como el significado que se le ha atribuido en diferentes culturas.
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Matanza y cultura, de Victor Davis Hanson
Desde la batalla de las Termópilas entre los griegos y el Imperio persa hasta la conquista de México por las tropas de Hernán Cortés, ha habido una serie de momentos decisivos que han condicionado el devenir de Occidente. Pocas veces se han narrado mejor que en este libro, que además analiza con detalle las causas y consecuencias que tuvieron.
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Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado
De un periodo tan amplio como el que se inicia con el cristianismo y llega hasta la Revolución francesa se ha escrito muchísimo y desde todas las perspectivas imaginables. Merece la pena destacar esta obra por su erudición y por la claridad con la que logra exponer el vínculo entre las creencias y los valores de una sociedad y su estructura económica, como ya hizo anteriormente Max Weber en su clásico La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
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Trilogía del Tercer Reich, de Richard J. Evans
La Segunda Guerra Mundial cambió el planeta de arriba a abajo en todos los órdenes. Si en un televisor sin sintonizar percibimos el eco del Big Bang, basta conectarlo con casi cualquier canal para que percibamos el de aquella guerra. Una miríada de películas y documentales sobre la guerra y el nazismo va amontonándose en nuestra memoria, así que se hace necesaria una narración fundamental en la que encajen todos ellos. De todos los libros que he leído sobre el tema, yo diría que la descripción más rigurosa, matizada y atenta a todas las variables es la formada por La llegada del Tercer Reich, El Tercer Reich en el poder y El Tercer Reich en guerra, muy bien escrita por el profesor de Cambridge Richard J. Evans. Una monumental obra de más de dos mil setecientas páginas en total, calificada por los principales historiadores de ese ámbito como «brillante», «obra maestra» y «magistral», que nos permite comprender qué pasó y por qué ahora el mundo es así.
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Postguerra, de Tony Judt
Donde termina el anterior es justo donde comienza este recorrido por la posguerra en Europa, entendida como la segunda mitad del siglo XX al completo, pues hasta ahí llegó la onda expansiva del conflicto. Mil doscientas páginas de un libro que no lo explica todo, pero poco le falta. Por él van desfilando De Gaulle, el Muro de Berlín, el IRA, los Beatles, Tito, el sindicato Solidaridad, el Real Madrid, el Partido Comunista Italiano… todo encuentra su hueco en la que fue la gran obra de un excepcional historiador que tuvo un final muy doloroso.
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La CIA y la guerra fría cultural, de Frances Stonor Saunders
Entre creerse la versión oficial de que existían armas de destrucción masiva en Irak que justificaban ir a la guerra y pensar que los reptilianos intentan controlar nuestras ondas cerebrales hay un saludable término medio de escepticismo… ¿Pero dónde situarlo exactamente? ¿En qué casos hemos de inclinarnos hacia las verdades oficiales o hacia las explicaciones conspiratorias? Si supiera la respuesta no estaría aquí contándolo, lo que sí puedo hacer en su defecto es recomendar esta obra rigurosamente documentada y atravesada por un fino humor, que nos muestra el mundo como un gran teatro donde la mentira es la norma y los intereses políticos y económicos se disfrazan bajo las causas más nobles e inocentes. Mientras tanto esperaremos a que sucesivos documentos secretos vayan desclasificándose, para que dentro de tres o cuatro décadas otra Frances Stonor Saunders nos cuente cómo nos manipulaban en 2016 desde los medios de comunicación, la clase política o, quién sabe, hasta Eurovisión.
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El cisne negro, de Nassim Nicholas Taleb
Nuestro cerebro es una herramienta tan defectuosa para conocer la verdad que tal vez fuera mejor extirpárselo: confundimos constantemente correlación con causalidad, caemos en el autoengaño mediante el sesgo de confirmación y prestamos más atención a las anécdotas que a los promedios estadísticos. Por si fuera poco nuestras predicciones se basan en lo que ya ha ocurrido y menosprecian los sucesos improbables pero altamente decisivos, a la manera del pavo que el Día de Acción de Gracias cree confiado que el granjero también lo alimentará, pues es lo que ha hecho todos los días anteriores. Ser conscientes de la incertidumbre, de que hay cosas que sabemos que no sabemos y, por encima de todo, que también hay otras que no sabemos que no sabemos. Eso es lo que nos enseña este filósofo y corredor de bolsa neoyorquino de origen libanés.
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Por qué fracasan los países, de James A. Robinson y Daron Acemoğlu
¿Qué hace que un país sea rico o pobre? Otra de esas preguntas sencillas que terminan moviendo montañas. Para responderla estos dos profesores de Harvard y del MIT respectivamente recogen lo mejor de la tradición del pensamiento económico, aplicándolo a diferentes lugares y épocas con un resultado bastante convincente.
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Las trampas del deseo, de Dan Ariely
Imagine que quiere comprarse un televisor de pantalla plana pero no tiene idea de cuál es su rango de precios. Visita una tienda y los ve por cuatrocientos, seiscientos, ochocientos euros… sí, el de seiscientos parece una opción razonable. Pero tal vez en lugar de esa tienda pudo haber ido a otra donde conocían el efecto señuelo y ve expuestas pantallas por cuatrocientos, seiscientos, ochocientos… y cuatro mil quinientos euros, caramba, aquí diría que la de ochocientos es la mejor opción, ¡hasta parece un chollo! Tal vez la de cuatro mil quinientos nunca se venda, pero en realidad su única función es hacer parecer baratas a las demás. Vivimos en una economía de mercado, se nos considera consumidores antes que ciudadanos y sin embargo nadie nos enseña esos trucos de psicología del consumo que quienes nos venden las cosas desde luego sí conocen.
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La física de los superhéroes, de James Kakalios
Las películas protagonizadas por superhéroes son cada vez más frecuentes en nuestras carteleras, pronto llegará un momento en que cualquier película de mafiosos, un biopic de Gandhi o un remake de Ben Hur también los incluirán. Así que ir al cine sin haber leído antes este libro es como presenciar un deporte cuyas reglas se desconocen, de la misma forma que nadie debería ver una película de monstruos gigantes sin estar familiarizado con la ley del cubo cuadrado. Saber qué superpoderes o mutaciones son factibles y qué inconvenientes presentan nos proporciona una experiencia mucho más enriquecedora. Ahora entenderemos qué estamos viendo y tendremos, de paso, una percepción más exacta de la realidad física que nos rodea.
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Una breve historia de casi todo, de Bill Bryson
Ya solo por el título no podía quedarse fuera de una selección así. El contenido efectivamente está a la altura de lo que promete y supone un repaso muy ameno por los conocimientos fundamentales que toda persona debería manejar sobre física, química, biología o paleontología, así como por la historia de esas disciplinas. Su autor es un personaje que merece un artículo propio y aquí se lo dediqué.
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El gran libro de la mitología griega, de Robin Hard
Desde que Herbert Jennings Rose publicara en 1928 su Manual de la mitología griega llegó a convertirse en una obra de referencia en los países anglosajones. Ochenta años después el escritor y editor Robin Hard lo tomó como referencia para ampliarlo con nueva información hasta crear este formidable tocho de casi mil páginas que alguien tan leído como Luis Alberto de Cuenca recomienda enfáticamente. Con él en la mano, asegura, «hasta podríamos presentarnos a un concurso de televisión sobre mitología con enormes posibilidades de éxito».
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La Biblia
Y el mejor para el final. No es que sea exactamente un ensayo contemporáneo, aunque por él no pasa el tiempo. Tal como ocurre con el libro anterior aquí encontraremos infinidad de historias, frases hechas, nombres y referencias de toda clase que nos resultarán familiares: por fin podremos ubicar exactamente su origen y comprender el conjunto. Leer ambos es como retroceder en el tiempo y poder contemplar una construcción antes de que explotara en un millón de fragmentos esparcidos a lo largo de toda la cultura occidental. En el caso de la Biblia hay quien además la toma en el sentido más literal como «el libro definitivo que lo explica TODO», eso ya va según las creencias de cada uno… Aunque viendo la enorme cantidad de sexo, ebriedad, violencia y locura que contiene desde luego sus autores tenían bien tomadas las medidas al ser humano.
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«Ideas. Una Historia Intelectual de la Humanidad» y «Historia intelectual del S.XX» de Peter Watson
Secundo «Historia intelectual del siglo XX», borrachera cultural e imprescindible.
Mejor que «Postguerra», sin menospreciar al imprescindible Judt, me parece «Por el bien del imperio», de Josep Fontana. Hobsbawn también tiene alguno del S.XX muy interesante.
No no no no, el libro que lo explica TODO es «La cajita infeliz», de Eduardo Sartelli.
¿Una lista de libros para comprender TODO y no hay ni uno solo que explique las cosas de las que se ocupan las ciencias naturales?
Incompleta esta lista, falta La historia de las cosas de Annie Leonard!
Aporta mucho: Der Zauberberg (La montaña Mágica) de Thomas Mann:
Interesante, como muchas otras listas; incompleta, como todas ellas.
Tengo ya dos en mi biblioteca, daremos una oportunidad a alguno de los restantes.
Enciclopedia Espasa.
Quite usted la biblia de esta lista, por amor de dios.
«Pensar rápido, pensar despacio», de Daniel Kahneman.
Me ha encantado esta sección llevo un tiempo buscando una «selección» de libros sobre esta temática!!! Gracias Javier Bilbao.
Animo por hacer «selecciones de libros» sobre TEMÁTICAS, me parece muy interesante.
Ya había leído el Armás, acero, etc.. de Diamond y me encantó.
Lo que estaba buscando!!
De la lista he leído cuatro y uno no he sido capaz de acabarlo. Anda por la estantería tratando de convencer a las arañas. De los demás, tomaré nota.
Creo que en la lista falta uno importante: “El Gen egoísta” . Las costumbres, la moral, las religiones, las sociedades… no vuelves a verlas del mismo modo, después de enterarte del trasfondo biológico.
Del mismo autor, R. Dawkins, para mí es mejor El espejismo de Dios; con él ocurre todo lo que comentas, que no ves del mismo modo la moral, las religiones, etc, y vá mucho más al grano.
Vaya lista
La decadencia de occidente, Spengler
Explica no todo, pero bastante
Una sola autora. Una sola. No sé los libros, pero la lista sirve para ver que el mundo es un patriarcado repugnante, y que seguimos empeñadxs en sólo conocer una mitad.