Es una ciencia —replicó don Quijote— que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas… (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra)
El caballero de la triste figura se refería a aquí a la ciencia de la caballería andante, la mayor ciencia del mundo. A mí me encanta sobre todo la última parte del párrafo citado, claro, la que asegura que a cada paso necesitamos las matemáticas. Lo siento, es mi debilidad. Supongo, eso sí, que nuestro hidalgo se refería a astrónomo en lugar de astrólogo. No sé si alguna vez fueron sinónimos pero actualmente mientras que unos son científicos, los primeros, los otros no son más que charlatanes que se aprovechan de la falta de cultura científica de la gente. Por otra parte, lo de dar razón de la fe (ya sea cristiana o la que sea) no es demasiado científico, ¿eh? Como dijo, Pat Condell, la fe no es que trascienda la razón sino que la esquiva. Pero entiendo que nadie va a tomar la definición de don Quijote como buena a la hora de describir qué es la ciencia. Aunque, claro, luego lees cada cosa que, vamos.
Bueno, que me derivo. Yo venía a anunciar que pueden ir afilando sus plumas (o engrasando sus teclados) porque se ha convocado el segundo concurso DIPC de divulgación (el tercero organizado desde esta su humilde casa). Creemos que la ciencia es cultura y necesitamos a más caballeros y caballeras andantes dispuestos a «caminar» por entre las páginas de Jot Down y Next Door, llevando la ciencia, la de verdadc no la de la caballería andante, allá hasta donde nuestros clics nos lleven, sabiendo que por el camino nos encontraremos con aparentes molinos modernos y alternativos que serán, la mayoría de las veces, gigantes embaucadores que quieren estafar a aquellos incautos que no posean unos rudimentarios conocimientos de este arte de la ciencia.
Vamos, que pueden participar, hasta el 31 de mayo, enviando un trabajo original e inédito bien de divulgación científica, bien de narrativa en el que la ciencia tenga un papel protagonista. Pueden consultar las bases aquí, pero desde ya les digo que hay un primer premio de mil euros y un segundo de trescientos. Además de la publicación de las obras así premiadas en esta casa y en Next Door.
Pero eso no es lo mejor. No. Lo mejor es que el premio se entregará en Sevilla, ciudad de la que no estoy segura de que nuestro afamado complutense tuviese buen recuerdo, pero que es chiquita a la vez que acogedora y cálida. Sobre todo lo segundo. Sobre todo en agosto. Eso significa que si ganan alguno de estos dos premios, además de contribuir como quijote o quijota (ya, ya sé que no viene quijota en en diccionario de la RAE pero ese es su problema, de la RAE) en la lucha contra la incultura general, la organización corre con los gastos para que puedan venir a recoger su premio a esta ciudad junto al Guadalquivir.
Como la ocasión lo merece y para que la entrega de premios goce de la pompa y la circunstancia propias de tan magna hazaña, la de ganar el concurso DIPC de divulgación, esta se hará durante la celebración del tercer evento Ciencia Jot Down, durante los días 17 y 18 de junio del año que nos ocupa.
Este es un evento de entrada gratuita para todo el mundo que quiera pasar dos días escuchando hablar de ciencia y no es necesario inscribirse, salvo que quieran recibir información adicional del evento. Al igual que en las dos ediciones anteriores, lo que sí habilitamos es la fila 0 en la que pagando cincuenta euros contribuyen a la realización de este evento, recibirán un lote libros editados por Jot Down valorados en esa cifra y podrán asistir a la cena (bufet) del viernes si le apetece charlar con los divulgadores invitados y asistentes a la misma.
Casi se me pasa: los divulgadores invitados. Está mal que yo lo diga porque estoy en el comité organizador, pero lo voy a decir: tenemos un cartel de lujo para esta ocasión, como ya lo tuvimos en las ediciones anteriores. Contaremos con las charlas de Antonio Martínez Ron, Juan González Meneses, Enrique F. Borja (aka Cuentos Cuánticos), José Cervera y Susana Gaytán. Estos cinco caballeros andantes nos llevarán por caminos que transitan desde alucinaciones en las estrellas, pasando por la inquietante persecución de las cifras de π, cruzando a través de las ideas locas de la física, eligiendo una píldora en Matrix hasta llegar a la neurociencia del buen humor. Además de estas cinco charlas nos sentaremos a hablar en dos mesas redondas. La primera sobre podcasts de ciencia con la presencia de Catástrofe Ultravioleta, La Buhardilla, El Radiocospio, El Noveno Planeta y Los 3 Chanchitos. Sí, nos hemos arriesgado mucho con esta mezcla, nos va la aventura. La segunda mesa versará sobre el siempre animado tema de la energía nuclear y esperamos que sea suficientemente (radio)activa. Tienen el programa aquí con todo esto y algunas sorpresas más.
Venir o no venir, no es esa la cuestión. La cuestión es que si le gusta la ciencia y quiere pasar dos días entre divulgadores y aficionados a la misma en una ciudad de la que se dicen aquello del color especial, esta es su oportunidad. No se haga el loco, como Hamlet o don Alonso, que le esperamos con los brazos abiertos.
Nos vemos en poco más de un mes. Y me hace mucha ilusión.
Pues sí, antes, allá por el siglo XVI el astrólogo era astrónomo, y químico y buscador de la piedra filosofal.
Alguien tan perro como Isaac Newton estudiaba la refracción de la luz y la forma de conseguir oro del plomo.
Son muy recomendables las novelas de Neal Stephenson del Ciclo Barroco: Azogue, La Confusión y El sistema del mundo.