Bartleby es la librería de moda en Valencia, tienen poesía, vinos, cómics y están en Ruzafa. Nos citamos con Luci Romero y David Brieva, artífices del proyecto, para que nos cuenten cómo surgió la idea, qué tal les va y, sobre todo, para descubrir si realmente han leído a Herman Melville…
Luci, cuéntanos cómo empieza esta historia.
David y yo coincidimos en el programa de radio Café con vistas, donde David presenta una sección de cómics y yo una de literatura. Cuando me quedé sin trabajo comenté en una conversación que una de las ilusiones de mi vida era tener una librería propia, David estaba delante y se interesó por la idea. He trabajado tanto en librerías como en grandes almacenes, en el departamento de libros, así que esa experiencia la tenía. Y aunque me he formado en Historia del Arte la literatura es una de mis pasiones.
David, lo tuyo son los cómics.
El cómic es mi pasión desde que era muy pequeño, y aunque en la librería hay mayoritariamente libros, me he preocupado de tener una sección de cómic amplia y atractiva, algo que habitualmente solo se puede encontrar en establecimientos especializados. Las librerías comunes solo venden cómics populares, sin embargo en Bartleby apostamos también por el cómic especializado y procuramos que los títulos encajen con el resto de referencias que hay en la librería. Fundamentalmente, hay novela gráfica, algún europeo, algo de humor… cosas que tengan sentido junto al resto de nuestra oferta, no es el caso del comic book americano de grapa.
¿Cuándo empezó a haber cómics en las librerías?
Aún no estoy seguro de que ahora haya. Las grandes superficies empezaron a trabajarlo hace unos años, pero las librerías aún se están resistiendo a incorporarlos a su fondo editorial porque son productos culturales que han estado muy separados desde el punto de vista de la comercialización. El librero tradicional no conocía el producto, y el experto en cómic, aunque fuera aficionado a los libros, no unía ambos mundos. De hecho, en nuestro caso somos dos personas que dominan dos medios diferentes, pero precisamente en esa fusión es donde está la riqueza. Somos una de las pocas librerías que, siendo mayoritariamente de libros, tiene una sección de cómic importante y especializada.
¿Cómo organizáis los cómics? ¿Por editorial? ¿Por autor?
La novela gráfica la ordenamos por nacionalidades, luego está el álbum europeo, que es un formato en sí mismo; finalmente tenemos manga adulto, el que se llama seinen —que para mí es el más interesante— y humor.
¿Vender un cómic es como vender un libro o una revista?
Depende. Hay que diferenciar entre la librería especializada de cómic, que vende publicaciones periódicas de grapa protagonizadas habitualmente por superhéroes, y el que nosotros vendemos, que suele ser novela gráfica autoconclusiva. Cuando coleccionas cómic americano tienes un compromiso de compra mensual por cada una de las series que sigas. Comprar novela gráfica es como comprar un libro, adquieres el título que te interesa y ya te comprarás otro cuando te apetezca.
¿Qué te parece el webcómic? ¿Conoces el proyecto Panel Syndicate?
Sí, claro. Como lector de cómics me parece muy interesante. Del digital me interesa que los nuevos modelos empiecen a aportar cosas diferentes: que se integre al público, que se fusionen medios… Panel Syndicate ha tenido un éxito tremendo y ha demostrado que puede funcionar. Creo que es el camino y que en el futuro cada vez vamos a ver más de esto.
Luci, ¿qué poesía podemos encontrar en Bartleby?
Me gustaría tener mucha más de la que tengo, pero hay mucha poesía contemporánea. Actualmente podemos encontrar editoriales aportando títulos bastante jugosos e interesantes, con traducciones de autores desconocidos en España. Hay clásicos, evidentemente, pero me interesaba apostar por poesía contemporánea, cercana a mi generación en muchos casos, y así poder dar a conocer otras voces del panorama poético.
¿Tenéis todo en castellano o también hay en idioma original?
Vamos poco a poco. Queremos tener más cosas, y cada vez vamos teniendo más libros en inglés y francés, por ejemplo. Está entre nuestros proyectos, pero como somos una librería pequeña tenemos que ir con prudencia. Crecemos en función de lo que te van demandando. Y además, nos interesa tener cosas en otros idiomas porque vivimos en una ciudad y un barrio con bastante alcance turístico.
¿Y literatura en valenciano?
Sí, pero menos de la que me gustaría. Ten en cuenta que somos de Córdoba y Gijón respectivamente, por nuestros orígenes está claro que no vamos a abrir una librería especializada en valenciano [risas].
¿Por qué asociáis «preferiría no hacerlo» con el nombre de una librería?
Desde el principio nos gustó el contrasentido que supone. Y al abrir la librería queríamos hacer muchas cosas, no parar quietos y ese aspecto que tiene el personaje da mucho juego. Es un «preferiría no hacerlo» mientras estás intentando hacer todo lo que puedes. Además ya hay una editorial con ese nombre y la librería ya tocaba.
[Bartleby, el escribiente de Herman Melville narra la historia de un empleado ejemplar al que un buen día su jefe le pide que examine con él un documento. Bartleby le contesta: «Preferiría no hacerlo» y no lleva a cabo la solicitud. A partir de entonces y sin motivo aparente, a cada nueva petición de su superior contesta con la misma frase].
Y el barrio…
Ruzafa tenía librerías de segunda mando y modelos mixtos donde se combina restauración y libros, pero no tenía una librería como tal.
¿De dónde salió lo de combinar vino y literatura?
El vino lo hace todo más interesante [risas]. Nosotros en Bartleby hacemos muchas actividades y el vino las acompaña y enriquece. Aunque es un elemento distintivo de la librería lo consideramos secundario, nosotros lo que tenemos son libros. Hay una selección de vinos muy cuidada, no hay un tirador de cerveza.
Cuando entra un cliente, ¿se puede pedir una copa de vino o está reservado solo para las actividades?
Claro, todo el que quiera la puede pedir. Si quieres una ahora yo te la pongo.
En estos tiempos de Amazon, Black Fridays y Cyber Mondays… ¿qué hay que hacer para vender libros en una librería?
Recomendar mucho y bien. La función de sugerir y aconsejar al cliente es fundamental en una librería, sigue existiendo, y no perderá relevancia con el paso del tiempo. Ser prescriptores y saber recomendar. Y nuestra gran apuesta son, sobre todo, las actividades. Hacemos muchas. Tenemos una media de tres a la semana, aunque en ocasiones llegan a ser muchas más. Con las actividades y los eventos creamos comunidad y generamos un movimiento necesario para que la librería esté viva.
Fernando Iwasaki dice que leer un libro en digital es como beber vino en tetrabrik.
Para nosotros también es así, depende de los hábitos de lectura y de las generaciones. Entiendo que para las nuevas generaciones quizás ya no sea así.
¿Se puede encontrar en Bartleby Cincuenta sombras de Grey?
Si lo pides sí, aunque no lo encontrarás expuesto. Como es lógico, no nos negamos a traerle a la gente el libro que quiera, pero habitualmente no tenemos muchos best sellers. Obviamente, el servicio lo ofrecemos. Hacemos una selección muy cuidada de lo que exponemos en la librería, y hay ciertos libros que por gustos personales no van a estar.
¿Qué editoriales os gustan?
¡Eso es como preguntar si tienes tres hijos y cuál es el favorito! Hay muchas. Pero no solo las independientes o las nuevas, sino que hay editoriales que llevan muchos años y que tienen un catálogo tan espectacular que lo tendría entero en mi casa, como Acantilado. Otras que llevan menos tiempo, como Gallo Nero o Sexto Piso tienen catálogos que te hacen salivar. A un librero eso no se lo puedes preguntar.
¿Qué te parece cómo funcionan las grandes editoriales a la hora de mandarte novedades que no quieres?
Estás tocando un tema delicado. En nuestro caso y después de mucho negociar, hemos conseguido que nos envíen solo las novedades que nos interesan.
Así que se puede hacer.
Cuesta mucho, pero lo hemos conseguido.
¿Cuánto tardasteis?
Lo intentamos desde el principio, porque teníamos muy claro qué es lo que nos gustaba y qué queríamos vender. Pero el juego está en que le has de decir que no te mande lo que no quieres y a la vez decirle que funcionas, que le sales rentable vendiendo lo que tú quieres. Si no, no tienes nada que hacer. Tuvimos que demostrar que con un catálogo coherente con lo que queremos ofrecer vendemos igual y desde entonces las grandes distribuidoras no nos atosigan. Le pusimos freno. Es que si no al final descapitalizan a las pequeñas librerías, por eso cierran tantas librerías, aparte de que se venda menos. Es un problema grande.
Habladnos de las actividades.
Hacemos de todo. Por ejemplo, cada mes cambiamos la exposición que tenemos en la pared.
¿Vendéis lo que exponéis?
Sí, claro. Algunas se venden mejor que otras, pero está todo a la venta.
¿Cuál es vuestra actividad favorita?
Un amigo nuestro es director de teatro y creó una obra especialmente para nosotros, y la representábamos cada mes. Esa actividad estuvo genial. Y nos gustan mucho aquellas en las que se mezclan varios campos.
Por ejemplo…
El gourmet solitario es un cómic japonés que habla de un comerciante que come en diferentes sitios y observa a la gente alrededor de la comida. Hicimos una charla sobre la obra y, después, en una taberna japonesa del barrio, hicimos una cena en la que se degustaban los platos que aparecían en el cómic. Amazon no puede competir con este tipo de actividades.
¿Música también?
Hacemos sobre todo conciertos acústicos, y eso es lo que nos es más fácil mezclar con otras cosas: amenizamos una exposición con un concierto, alguien dibujando mientras toca una orquesta de jazz…
¿Apoyáis a las editoriales de la zona como Grafito Editorial o la revista infantil Xiulit?
Si en la zona hay alguien haciendo algo interesante, va a tener aquí una presentación asegurada. Tanto Grafito como Xiulit han presentado aquí.
¿Qué os parecen estos dos proyectos?
Grafito es un proyecto un poco extraño, porque tienen una línea editorial un poco dispersa. Editan lo que les gusta, sea de quien sea. Y hasta ahora los proyectos que han sacado son interesantes. En el primero dan a conocer a Agustín Ferrer, un dibujante espectacular al que no conocía nadie. Y el segundo, Chorizos, que lo presentaron aquí, es muy bueno. Una sátira política brutal.
Es muy difícil hacer una revista de cómics para niños en valenciano como Xiulit. Hay muy poco cómic juvenil e infantil en España, y este tipo de proyectos son necesarios. La mayoría de lo que llega es francés. Ahora la editorial Bang está sacando una línea infantil espectacular y Dibbuks lleva ya mucho tiempo haciéndolo, pero hace falta más cómic infantil y juvenil.
¿Qué te parece que Grafito venda directamente sin distribuidores?
Me parece un modelo interesante para los pequeños editores. Para ellos es muy difícil trabajar con un distribuidor: cobran un porcentaje alto y se da el famoso efecto bola de nieve.
¿Qué es ese efecto?
Los distribuidores compran una cantidad determinada al editor y luego lo distribuyen. Pero eso no quiere decir que esté vendido, así que mucho tiempo después esos libros pueden volver. Y cuando vuelven quizá el editor no tiene el dinero para hacer la devolución. Y eso significa que tienen que sacar un nuevo libro. Te metes en una dinámica comprometida. Lo que están haciendo muchos pequeños editores es prescindir del distribuidor, que es muy útil para llegar a muchos sitios, pero no te asegura que tus libros estén bien posicionados y colocados en las mesas y en los escaparates. Así, prefieren trabajar directamente con los libreros eligiendo unas cuantas librerías. No me parece un mal modelo.
¿Os pagan los distribuidores por colocar los libros de forma destacada?
Con las grandes superficies no sé cómo funciona, pero con nosotros desde luego no va así.
¿Qué os parece la iniciativa por parte de la Universitat de València de celebrar un congreso de «Cómic y Compromiso Social»?
Estuvimos allí, y es una demostración palpable de que el cómic es cada vez es más relevante en lo académico. Cada vez interesa más como sujeto de estudio. Cómic y compromiso social parece una denominación ambigua porque engloba mucho de lo que hablar: memoria histórica, enfermedad, inmigración… En este caso lo que hicimos fue liarnos la manta a la cabeza e ir allá a vender. No era difícil porque es una temática de la que tenemos abundantes títulos. Por ejemplo, están El arte de volar, Los surcos del azar… Hace un tiempo se hubiera hecho con literatura de compromiso social y ahora se hace con cómic. Está más de moda.
¿Y aquí tenéis hueco para fanzines?
Tenemos mucho y muy variado. El fanzine es una revista amateur. No desde el punto de vista del acabado, sino de la no profesionalización. Y puede ser de cualquier cosa. Lo más conocido es de cómic e ilustración, pero puede ser de poesía…
¿Qué eventos culturales echáis en falta en Valencia?
Acabas de tocar un tema sensible. Hace muy poco se ha frustrado lo que iba a ser un salón del cómic grande, que iba a ser muy parecido a Ficomic, el de Barcelona. No se han vendido demasiados stands y de momento lo han retrasado. Está claro que falta, desde hace muchos años, un salón del cómic grande en una ciudad que tiene muchos autores de cómic… Mira, acaba de entrar uno a la tienda, el señor Lalo Kubala. Esta es una ciudad con muchos autores de cómic e ilustradores de prestigio internacional.
¿Y en literatura? ¿También hay muchos autores?
Que no haya autores no quiere decir que no puedas montar un festival de literatura para traerlos. No se monta el Valencia Negra porque aquí haya ochenta autores de novela negra, al contrario, montan un festival, traen a autores y montan actividades en torno a ese género. En literatura no hay nada. No digo que haya que equipararse a Madrid o Barcelona, pero… Incluso la feria del libro es muy pequeñita.
El año pasado participasteis en ella. ¿Es rentable esta feria del libro?
Sí, son quince días en los que la gente sale, ofreces un descuento, es un espacio bonito al aire libre… Sí, se nota. Hay mucho movimiento.
¿Por qué creéis que hay esta carencia en Valencia? ¿Han de unirse más las librerías? ¿Falta apoyo del Ayuntamiento?
Igual que han ido saliendo estas iniciativas como Valencia Negra, la de artes escénicas o la de arte que se hace cada dos años, poco a poco se va viendo que faltan esas cosas y se van poniendo en marcha esas iniciativas. En Valencia hay mucha actividad cultural. Este fin de semana, por ejemplo, en Las Naves hay un festival de música dedicado a la mujer. No creo que sea porque nadie ha visto que falta eso, sino que no se ha dado el momento justo para hacerlo. Han faltado medios.
¿Se lee ahora más o menos que antes?
Que se lee más es una obviedad. El quid de la cuestión está en el cómo. Ahora todo el mundo está leyendo continuamente: en el móvil, en el ordenador, en la tableta… pero libros…
¿La competencia del libro quizá es entonces el Candy Crush o las series de televisión?
No tiene por qué. Puedes ver series de televisión y leer.
Pero el tiempo de ocio es el que es. Si estás viendo Juego de tronos no estás leyendo.
Si te gusta leer hay tiempo para todo. Yo leo y veo series de televisión. Hay que repartir el tiempo, pero se puede.
¿Pirateáis las series?
Piratas, claro. Pero estoy a dos días de hacerme el bono de Netflix. Estaba esperando a la opción de poder ver las cosas cuando yo quiero y como yo quiero pagando. Netflix va a ser una buena bofetada para todos aquellos que decían que la gente no quiere pagar.
No tenéis página web, establecéis la relación con vuestra comunidad principalmente a través de Facebook y Twitter.
En su momento estudié algo de esto, y tenía muy claro que hoy la relación con la comunidad pasa en gran parte por las redes sociales. En Facebook vamos camino de seis mil seguidores y en Twitter unos dos mil trescientos. Hoy es básico no solo escribir en Facebook, sino comunicarte, hablar. De hecho se comunican mucho con nosotros por Facebook.
¿Puedo reservar un libro por Facebook, por ejemplo?
Y por Twitter. Más que por e-mail.
Luci, recomienda un libro a los lectores de Jot Down.
Hace muchos años fui a una presentación de un libro y estaba Vila-Matas. Habló de un libro de una poeta llamada Elizabeth Smart, que Lumen había editado en castellano hacía muchos tiempo. Sentí curiosidad y empecé a buscarlo, pero no lo encontraba. Lo encontré en inglés y era prosa poética muy difícil. Al año siguiente descubrí que Periférica lo había traducido recientemente. Se llama En Grand Central Station me senté y lloré. Es un libro de prosa poética, en parte autobiográfico, y a mi me marcó mucho leerlo y descubrirlo.
Luci, ¿y una editorial?
Me está llamando mucho la atención, y lo digo por lo peculiar del catálogo, La Felguera. Tienen ensayos muy interesantes y particulares. Pero digo esa como podría decir otras muchas que me gustan.
¿Y tú, David?
Voy a irme hacia la ciencia ficción, y lo que más me ha gustado últimamente es Aama, de Frederik Peeters. Es un autor con un recorrido muy interesante, porque el primer cómic que tiene es uno que se llama Píldoras azules, que habla de su relación con su novia, que tiene sida, y cómo lidian con la enfermedad. Luego pasa a hacer una ciencia ficción bastante íntima con El lupus, y este Aama es una ciencia ficción de aventuras de la que a mí me ha gustado toda la vida: lúdica y de descubrimiento de nuevos mundos. Son cuatro volúmenes publicados por Astiberri y le gustará a cualquiera a quien le guste la ciencia ficción. Y como editorial diría Fulgencio Pimentel, que lleva un tiempo sacando cosas interesantísimas, todo cómic bastante diferente, como Arsène Schrauwen o Frank.
Ya tocaba una librería de Valencia en esta sección.
Habrá que ir a echar un vistazo, no tiene mala pinta.
He descubierto Bartleby hace poco y ya he ido un par de veces. Puedo decir que es genial. La selección de libros está muy cuidada y se nota!
No lo dudéis, valencianos. Luci y David son muy majos y tienen muy buen criterio literario.
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