Entre la habitación en la que J. D. Salinger escribía y su dormitorio, en la granja de Cornish (New Hampshire), había una misteriosa caja fuerte. Una de las personas que la vio fue Joyce Maynard, con quien el autor de El guardián entre el centeno mantuvo una relación cuando ella era apenas una muchacha de dieciocho años y él tenía cincuenta y tres. En 1972 Maynard había publicado un artículo sobre su generación en The New York Times, en el que hablaba, entre otras cosas, de lo que suponía estudiar en Yale y ser virgen, como era su caso, en un clima de apertura sexual como el que reinaba en aquella época. Salinger elogió su texto en una carta, a la que ella respondió, y a la que después siguieron otras, en las que acabarían por constatar que se amaban. Fascinada, Joyce plantó sus estudios para irse a vivir con él. Los detalles de aquella convivencia, que duró nueve meses y acabó mal, se recogen en At home in the World, traducido al español como Mi verdad, obra en la que Joyce cuenta que en 1972 lo escuchaba «escribir a máquina todos los días».
Escribía y no publicaba, y aquellos textos iban a parar a la caja fuerte. En una entrevista telefónica en The New York Times en 1974, Salinger afirmaba: «Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero escribo solo para mí mismo y para mi propio placer». El poeta Alastair Reid, y uno de sus buenos amigos, reveló en una entrevista con el Sunday Herald escocés que «hay más libros. Yo sé que existen. Me los ha enseñado. Me ha puesto un par de ellos delante de las narices». David Shields y Shane Salerno, autores de Salinger, recogen también el testimonio de un exvecino llamado Jerry Burt, que en declaraciones a Associated Press contó que el escritor le había dicho «que tenía una pila de manuscritos en una caja fuerte».
En 1980, Betty Eppes, una de las pocas periodistas que consiguió entrevistarlo, le preguntó en qué estaba trabajando por entonces. «Una cosa le diré: es mucho más relevante que nada de lo que escribí sobre Holden Caulfield». Por si hubiese dudas de que Salinger escribía y guardaba, su hija Margaret, que en El guardián de los sueños ajustó cuentas con su progenitor, señaló en una entrevista a la National Public Radio que en una ocasión su padre la dejó entrar en su estudio y le enseñó unas carpetas en las que un punto rojo significaba que el contenido estaba listo para publicarse tras su muerte y un punto verde que requería corrección.
En el breve período que convivieron, Joyce Maynard vio al menos dos gruesos manuscritos, además de numerosas notas y cuadernos sobre historias personales de la familia Glass, que ya había protagonizado sus relatos más prestigiosos. «Hapworth 16, 1924», aparecido en The New Yorker en 1965, fue el último relato publicado, pero desde entonces, y hasta su fallecimiento, siguió escribiendo incansablemente. Se supone que toda esa producción iba a parar a la caja fuerte. Pero, ¿dónde está ahora?
Shields y Salerno detallan que en 2008 Salinger asignó los derechos de autor de El guardián entre el centeno y otras obras a la Fundación Literaria J. D. Salinger. Tras su muerte en 2010, «su mujer, Colleen M. Salinger, y su hijo, Matthew R. Salinger, se convirtieron en coadministradores de la institución». Eso los obliga a cumplir dos deseos del escritor: impedir cualquier versión cinematográfica de El guardián entre el centeno, y facultar un calendario concreto para la publicación póstuma de la obra que se había pasado cuarenta y cinco año escribiendo.
Pero, ¿de qué clase de obras hablamos? Aunque los herederos se han negado a reconocer, por ahora, que esos manuscritos existen, sus biógrafos, tras nueve años de investigaciones, han documentado y verificado con dos fuentes distintas e independientes, que entre ese material inédito que Salinger guardaba en la caja fuerte, hay un libro titulado The Family Glass, que recopila los relatos existentes sobre esa saga, y añade cinco nuevos; un manual de vedanta; una novela de amor con la II Guerra Mundial de fondo y basada en la relación de Salinger con su primera mujer, Sylvia Welter; otra novela más corta, en forma de diario escrito por un agente del contraespionaje que culmina en el Holocausto. A ello aún habría que añadir un relato de doce páginas que Salinger escribió en 1942 y cuya versión original están en la Universidad de Princeton, y es uno de los primeros relatos de Holden Caulfield. «Estas obras se empezarán a publicar de forma irregularmente escalonada, comenzando entre 2015 y 2020», revelan Shields y Salerno. Ya estamos un poco más cerca de ese momento. Prepárense.
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¡Que lleguen pronto! Creo que cuando tenga «The glass family» entre mis manos me costará leerlo por los temblores de pura emoción.
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«un manual de vedanta» Perdón, pero ¿esto qué es lo que es?
Vedanta es filosofía oriental. Viene de las Upanishades, que se considera la primera filosofía oriental.
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Ya queda menos…para todo. La publicación de lo de Salinger me parece una cosa bastante extraña, como el.