Una mañana cualquiera, pongamos a las dos de la tarde, te despiertas incrustado en un rincón desconocido de tu cama, entumecido, con la boca seca y todo el peso de la noche anterior sobre la nuca, y mientras caminas rígido pero inclinado hacia el cuarto de baño, como una balanza mal calibrada, te das cuenta de que parte de tu equilibrio se ha quedado inconsciente sobre la almohada. De que tu mundo, que unas horas antes viajaba feliz a la deriva, ahora está escorado y hace aguas. Te duele al mirar. Te duele al pensar. Tienes la sensación de que estás fuera de eje, como si te hubieses levantado una fracción de segundo después de ti mismo y no fueses capaz de alcanzarte. Crees que te salvará la ducha. O el café. O medio litro de zumo de naranja y un milagro con forma de pastilla de ibuprofeno. Pero la evidencia al final te vence y terminas desplomándote sobre un bote salvavidas en una esquina del salón, bajo una manta, sujetándote con las manos la cabeza, que no es la tuya, y confiando en salir vivo del naufragio.
No entiendes cómo ha podido pasar. La resaca, como la infidelidad o la deserción, es una clase de traición insospechada. Puedes esperar la deslealtad de tu socio, de tu equipo de fútbol, de tu candidato político, pero nunca del alcohol. Juntos conquistasteis el mundo la noche anterior. Fue el aliado que cabalgó a tu lado y el amigo que te arropó tras la batalla. Y todo para, al día siguiente, apuñalarte por la espalda. Solo un traidor te da tanto hoy para arrebatártelo todo mañana.
Porque en el fondo uno siempre cree que la suerte del revólver le será favorable. Que la bala será para otro. Que las copas que tantas alegrías le brindan una noche no regresarán al día siguiente para cobrarse el favor. Pero cuando menos te lo esperas, quizá incluso el día que menos habías bebido y pensabas despertarte fresco y entero para aprovechar el domingo sin hacer nada, la resaca surge de detrás de alguna cortina y te noquea en un sofá mientras por tu mente circula un único pensamiento: ¿pero qué carajo bebí anoche?
Qué es el garrafón
Me comentaba un amigo hace unos días que hay locales en los que prefiere evitar las copas y pedir cerveza porque la experiencia le dice que en esos garitos se sirve garrafón. «Al menos si me tomo un par de cervezas estoy seguro de qué estoy bebiendo. Vete tú a saber qué me ponen en realidad si les pido vodka o ron». Todos nos hemos fijado reglas así en alguna ocasión y sabemos lo que es sentir al día siguiente nuestras sienes palpitando al compás de los tambores cuando las infringimos. Cuántas veces hemos lamentado no haber sido un poco más prudentes a sabiendas de que hay sitios donde pedir un cubata es lanzar una moneda al aire. «Estoy seguro de que en último bar me dieron garrafón». Es el mantra con el que arrancan los domingos de muchos mientras mentalmente tachan de la lista el nombre del tugurio en cuestión.
Tendemos a creer que el alcohol que nos sirven en algunos locales es distinto al que nos sirven en otros. Si uno siempre bebe lo mismo no tiene sentido que a veces la resaca pase de largo sin hacerle ni un rasguño y otras veces, sin embargo, se ensañe y lo arrincone a bofetadas, sin compasión. Probablemente esto sea cierto, pero no porque en algunos de esos sitios se haya adulterado el alcohol.
De hecho, en España el garrafón murió con los años ochenta. Durante esa década imprudente en la que Dolores todavía se llamaba Lola, las inspecciones llevadas a cabo por las autoridades en bares, pubs y discotecas reflejaron que el 38% —se dice pronto— de las botellas analizadas contenían un producto adulterado que no se correspondía con el etiquetado. La probabilidad de no estar bebiendo lo que se había pedido sino cualquier porquería ajena a control previo alguno era aproximadamente de una entre tres. No me extraña que al día siguiente algunos creyesen que mil campanas sonaban en su corazón. Eran arritmias.
En la actualidad, el total de botellas adulteradas que se detectan en las inspecciones ronda el 1%. Las graves sanciones impuestas a los hosteleros y la tipificación de estas prácticas como delito contra la salud pública provocaron que manipular y rellenar los envases dejase de parecer un negocio rentable. Pero, sobre todo, el fraude comenzó a perder sentido cuando la proliferación de marcas baratas y la aparición de la denominada gama baja convirtieron el garrafón en un producto todavía menos competente que el alcohol legal.
¿A qué llamamos garrafón entonces? Visitando una pequeña destilería cuyas señas no tengo permiso para revelar, su propietario me condujo a una sala de catas donde tuve oportunidad de probar algunas de las bebidas espirituosas que allí se elaboran. Estuvimos degustando su ginebra, su whisky, su vodka y su ron, y aunque al notar el intenso ardor en la garganta uno se daba cuenta de que podría entrar de un momento a otro en combustión espontánea, reconozco que el sabor no era en absoluto desagradable. «El precio de venta en exportación de una botella estándar de cualquiera de estos productos —comenzó a explicarme el empresario— es de un euro, a lo que habría que sumar los impuestos especiales del alcohol en el mercado doméstico». Me pareció increíble. Que el precio de venta de aquellos licores fuese de un solo euro significaba que el coste de elaboración, incluyendo la botella, el tapón, la etiqueta, la cápsula, la mano de obra, el prorrateo de los demás gastos fijos y variables y el propio contenido del envase, sería como máximo de unos setenta céntimos, asumiendo que el margen de beneficio fuese al menos de un 30%. Le pregunté, claro, cómo era posible fabricar a tan bajo coste, y su respuesta sonó como un portazo dolido pero orgulloso: «Porque aquí hacemos garrafón. Legal, pero garrafón». Es decir, alcohol legal y no adulterado pero de baja calidad.
Qué es el alcohol etílico de origen agrícola
La clave de todo este asunto es el Reglamento (CE) 110/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la definición y designación de las bebidas espirituosas, en cuyo Anexo II se establece cómo deben ser elaboradas cada una de las cuarenta y seis categorías —y, en su caso, las diferentes subcategorías— que se pueden comercializar en la Unión Europea.
Cuando uno pide un vodka, por ejemplo, lo habitual es pensar que se le está sirviendo un aguardiente resultado de la destilación de patata o de trigo u otros cereales. Y algunas veces es así, pero en ese caso es imposible que la copa esté en el rango más bajo de precios. Y en ocasiones, aun tratándose de una marca de las denominadas premium, tampoco lo será. Aunque tradicionalmente el vodka sea un destilado de cereales o patata, el reglamento europeo permite que se elabore mediante alcohol etílico de origen agrícola. Es decir, etanol derivado de cualquier materia prima presente en la agricultura. Y cuando digo cualquier materia prima, digo cualquier materia prima.
En realidad, el Anexo II del reglamento permite que la gran mayoría de las bebidas espirituosas —se salvan, por ejemplo, el ron y el whisky— sean elaboradas a partir de esa clase de alcohol etílico que, como tal, no es muy distinto al que se usa para desinfectar heridas o fabricar colonia. Así, se considera ginebra el alcohol etílico de origen agrícola aromatizado con enebro. Y ni siquiera ha de ser enebro. Se permite que se utilicen preparados aromatizantes, naturales o no, siempre que tengan sabor a enebro. Para entendernos: en el caso de un licor de hierbas basta con usar alcohol etílico de origen agrícola, rebajarlo con agua, añadir un tinte, jarabe de glucosa para endulzarlo y esas sustancias aromatizantes. O lo que es lo mismo: de orujo de uva y hierbas aromáticas, nada de nada.
En una visita posterior a otra destilería —esta vez se trataba de una de las más potentes de España—, su dueño y presidente de la compañía, después de casi dos horas de charla y paseo por sus instalaciones, me confesó: «No hay uva suficiente en Galicia para producir ni siquiera la cantidad de licor que elaboramos nosotros». Cuando le pregunté dónde estaba entonces el truco, contestó: «Ya casi nadie destila lo que se supone que se debe destilar. Hoy en día todo es, sin más, alcohol etílico de origen agrícola».
Los motivos son obvios. Al realizar una petición ficticia de oferta a una de las principales empresas productoras de alcohol etílico de origen agrícola de la península ibérica, su departamento comercial me respondió estableciendo un precio de 0,89 euros por litro de alcohol, que cumpliendo lo previsto en el reglamento europeo tiene un grado alcohólico mínimo de 96% vol. Por lo tanto, rebajándolo con dos terceras partes de agua obtendríamos tres litros de una bebida alcohólica indeterminada de 32% vol., que bastaría con aromatizar y aumentar de grado con etanol hasta alcanzar los 37,5% vol. obligatorios para poder decir con todas las de la ley que se trata de un litro de ginebra. Y por un coste de unos treinta y pico céntimos de euro. ¿Es o no es un buen negocio, este del gin-tonic?
Cómo se distribuye
Es un buen negocio, pero sus beneficiarios no son los hosteleros, sino las fábricas y sus distribuidores. Cabría pensar que los productores en realidad se ven perjudicados por esta forma de elaborar bebidas espirituosas porque obliga a todos ellos a competir por abajo. Peleando el céntimo. Y eso es lo que ocurre en el caso de las gamas bajas y marcas blancas, ya que el tipo de consumidor que busca en los hipermercados ginebra a cuatro o cinco euros siempre preferirá la de cuatro antes que la de cinco. No es su calidad lo que le preocupa. Sin embargo, la ganancia del productor en estos casos, teniendo en cuenta los impuestos especiales del alcohol y el IVA, suele ser nula. A veces, incluso, la venta se produce a pérdida. Podría parecer una locura querer participar en un mercado así, pero en realidad es una estrategia comercial con la que las fábricas logran introducir en las principales cadenas de supermercados y grandes almacenes sus primeras marcas, con las que generan cuantiosos beneficios, a cambio de regalar grandes cantidades de alcohol de gama baja en forma de marcas blancas. Tú tienes mi famosísima ginebra —y no otras— en tus stands y yo a cambio te regalo esta porquería que puedes vender a cuatro o cinco euros y será todo ganancia.
El problema comienza cuando las fábricas introducen en las botellas de sus principales marcas el alcohol de baja calidad, haciéndolo pasar por una gama media o incluso premium. Fue aquel empresario que había declarado «aquí hacemos garrafón» quien me explicó que, además, elaboraban alcohol para una marca muy famosa. Recibían las botellas ya etiquetadas, las llenaban con su producto, las cerraban, las precintaban, y la famosa marca se encargaba de colocarlas en el mercado como si hubiesen sido fabricadas en su célebre destilería. El único inconveniente es que el cliente podría darse cuenta de la diferencia, y es aquí donde entra en juego la complicidad del distribuidor, lo que explica que a veces estemos convencidos de que en algunos locales no nos han servido nuestra ginebra de siempre, sino garrafón.
Un conocido barman de Ourense, que trabaja en uno de los locales más conocidos de la plaza Mayor, me explicaba con detalle el sistema. Las empresas de distribución —algunas empresas de distribución— compran el alcohol de gama media o alta de una determinada marca por un precio, y el alcohol de gama baja, que viene en una botella idéntica, por un precio inferior. Sin embargo no pueden ofrecer al hostelero precios distintos para el que aparentemente es el mismo producto, así que los venden por la misma cantidad, obteniendo un beneficio mucho mayor por las partidas de alcohol de peor calidad ya que a ellos les han costado menos —y cuyos costes de producción también han sido inferiores, beneficiándose por tanto también los productores—. Para minimizar las posibles quejas de los consumidores se sigue una táctica de venta basada en el target. Consiste en colocar las botellas que contienen el mejor alcohol en los locales de primera hora, donde el cliente puede advertir la diferencia con mayor facilidad, y vender el «sucedáneo» a los pubs y discotecas que empiezan a funcionar de madrugada, cuando los paladares son menos exigentes a causa del alcohol ingerido con anterioridad. De esta forma, uno puede pedir lo mismo y pagar lo mismo —o incluso más—, y tratarse sin embargo de productos distintos pero cuyo envase es exactamente igual.
Acusar al camarero de haber servido garrafón es inútil. Ni los propios dueños de los locales saben que les están vendiendo alcohol de baja calidad, por lo que es normal que atribuyan la diferencia de sabor al mal funcionamiento del lavavajillas o a los hielos, cosa que además también suele ser verdad. No obstante, es probable que en algunos locales sean conscientes del enredo y se llegue a un acuerdo en el precio con el distribuidor, repartiendo entre todos la ganancia. Una amiga que trabajaba de camarera suele comentar que su jefe, dependiendo del cliente, le decía que sirviese de las botellas de la estantería de abajo o de la de arriba, diferenciando entre las botellas A y las botellas B. Pero en estos casos es muy difícil distinguir la especulación de la realidad. No puedo afirmar a ciencia cierta que la causa de esa discriminación sea la connivencia entre el hostelero y el distribuidor. Aunque, personalmente, y siendo quien es la persona que me lo cuenta, me lo creo a pies juntillas.
Quién se encarga del control
La Administración autonómica es quien lleva a cabo la verificación del etiquetado y quien fiscaliza el cumplimiento de la normativa correspondiente en materia de presentación e indicación de los ingredientes utilizados, siendo la Administración estatal quien controla el grado alcohólico y el régimen de elaboración y precintado. También se realizan, como es lógico, inspecciones de sanidad, industria y trabajo, pero estas en nada afectan al tema que nos ocupa.
La Administración autonómica, sin embargo, se encuentra maniatada a la hora de llevar a cabo su labor, ya que la normativa sobre designación y etiquetado de bebidas alcohólicas contenida en el Reglamento (CE) 110/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, complementada por el Real Decreto 164/2014, en ningún caso obliga a los productores a incluir en la etiqueta qué materias primas se han utilizado en la elaboración y tampoco permite que se utilicen adjetivos que determinen una categoría que designe una calidad superior. Así, en el caso de un licor de hierbas, por ejemplo, no podemos saber si se ha usado o no orujo, si se ha endulzado con azúcar o edulcorantes industriales o si su color y sabor se deben en realidad a tintes y aromas químicos. En el peor y en el mejor de los casos, en su etiqueta pondrá «licor de hierbas». En México no permiten que una bebida se denomine tequila a no ser que se haya usado al menos un 51% de aguardiante de agave. Aquí, si se usa un 20% de aguardiente de uva —el resto puede ser el indeterminado alcohol etílico de origen agrícola— se concede la Denominación de Origen. Así estamos.
En el caso del control realizado por el Estado, este se articula a través del departamento de Aduanas e Impuestos Especiales, dependiente de Hacienda, y aunque su esmero por garantizar que el alcohol utilizado en la elaboración se encuentre en todo momento vigilado y no tenga un origen desconocido o ilegal es superlativo, tampoco se evita la comercialización de alcohol de baja calidad como bebidas alcohólicas de gama media o alta. La labor de Aduanas es notable, pero está encaminada más bien a evitar que no se use alcohol sin declarar para así conseguir que se devenguen y satisfagan las cantidades exactas en concepto de impuestos. Y teniendo en cuenta que el tipo impositivo previsto en la Ley 38/1992 de Impuestos Especiales es de 913,28 euros por hectolitro de alcohol puro, lo que los consumidores pagamos como impuesto del alcohol en una botella de whisky, vodka, ginebra o ron de 40% vol. asciende a casi cuatro euros. A lo que habría que sumarle el IVA, para cuyo cálculo se tiene en cuenta también el propio impuesto. Es decir, es un 21% del resultado de la suma del valor del producto más el impuesto del alcohol. Por lo que, en realidad, pagamos el impuesto de un impuesto. Una jugada redonda para el Estado, sin duda.
Para que se hagan una idea, de los doce euros que puede costar una botella de ron en el supermercado, la mitad de su precio son impuestos. La mitad. Resulta evidente quién se frota las manos aquí con el negocio del alcohol. Habría que estar loco para obligar a los productores a que en el etiquetado incluyan las materias primas que se destilan, los edulcorantes artificiales, los tintes y los preparados químicos aromatizantes y que algunos consumidores empiecen a negarse a pagar veinticinco o treinta euros por algo que es igual que la marca blanca de cinco euros que hay en el pasillo de al lado. Sería como cargarse a la gallina de los huevos de oro.
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Lo que bebemos, en definitiva, es alcohol. Alcohol de origen indeterminado y baja calidad si se trata de una gama baja y a veces también si se trata de gamas medias o altas, pero alcohol legal al fin y al cabo. La resaca es solo su rastro. Es el monte fatigado y humeante que queda al amanecer tras los excesos nocturnos de las llamas. Una cicatriz pasajera que te recuerda la hazaña insensata. Propia de un héroe absurdo. Estoy seguro de que si la conoces volverás a frecuentarla. Pero cuando te estés lamiendo las heridas, mareado, preguntándote qué carajo bebiste anoche y maldiciendo el garrafón que te sirvieron en el último bar, no lo olvides: no son gigantes, mi señor, sino molinos.
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El artículo dice que algunas bebidas como el Ron y el Whisky se salvan de la quema y no se producen con Etanol. En el caso del Whisky puedo entenderlo ya que sus precios de mercado suelen ser ligeramente superiores (una botella de Jack Daniels rondará los 18 euros). Sin embargo las diferencias entre las botellas de Ron de marcas famosas y las homólogas de ginebra o vodka no son apenas perceptibles.
¿Cómo puede ser esto si los fabricantes de Ron supuestamente «juegan limpio»? ¿Cómo pueden mantener los precios con productos adulterados que salen a «4 perras»?
El Ron es barato de producir, es caña de azucar y por muy poco coste sacas un alcohol decente. De ahí que por 13€ tengas un ron de bastante calidad, que en el caso de un whisky valdría unos 18. Todo esto te lo digo de oídas. Pero tengo entendido que si compras alcohol barato es decir una botella de whisky una de ron una de gin o una de vodka y todas valen 7€ la mejor o menos mala será la de Ron.
Yo, que me he bebido hasta el agua de los floreros durante años, también he experimentado los efectos del garrafón…
Sin embargo, por mi experiencia como ‘controller’ financiero junto a los sinvergüenzas de Marketing en una compañía multinacional de Gran Consumo, me cuesta creer que alguien pueda llegar a etiquetar un producto ‘b’ como ‘a’.
Construir una marca ‘a’ cuesta mucho dinero y es un activo de primer orden para una compañía, así que me resulta raro que alguien arriesgue ese valor por unos puntos porcentuales más de margen -aunque puedan ser muchos Euros al año-, porqero con esa práctica, el riesgo comercial existe.
Por ello, que una propia destilería distribuya su producto ‘b’ etiquetado como ‘a’ en un circuito de bares after hours, quizá. Pero fuera de eso, en retailers como supermercados o bares de primeras copas, lo veo improbable en compañías preocupadas por su producto.
En el último párrafo estás diciendo exactamente lo mismo que dice el articulo.
no te creas que se perjudican mucho. simplemente le echan la culpa al contrabando y la pirateria. eso es lo mismo que al menos pasaba con los levi’s. los que no superaban el nivel de calidad (por pequeños defectos como fallos en costuras o desvios en el corte del patron) se desviaban al mercado «secundario», donde se mezclaban con productos que si estaban «falsificados» y se vendían. la marca no se perjudicaba porque eran «falsificaciones». cuando compras ropa de esta (en ambulantes por ejemplo) resulta que unos salen buenisimos y otros son una mierda. pues con el alcohol lo mismo. simplemente le echas, en general, la culpa al del bar, no al proveedor.
Vaya, cómo están las cosas… Ya nada es verdad ni nada es mentira. Ya no sé si el hombre fue o no a la Luna, si Obama es negro o ruso, no tengo idea de quién mató a Kennedy y ya no hay derecha ni izquierda. Camarero…ponme otro, que de la resaca me encargo yo.
Es leer estas cosas y amar más la cerveza y el Rioja, que pagar 6€ de cubata para que te den matarratas con sabor, duele…
Lo del rioja lo dices por que no sabes la cantidad de uva de fuera que se sube a la rioja a ser fermentada y tratada como rioja, si no, no te la jugabas a decir «rioja»
Ajajajajaj
Qué viejuno suena eso de salir por la noche a emborracharse, volver a casa a las tantas y tener resaca por la mañana.
Ahora lo cool es beber por la tarde, señores.
Ufff vaya artículo. Todas las bebidas espirituosas llevan etanol, que es un tipo de alcohol, de origen agrícola, apto para consumo humano. El alcohol que no es de origen agrícola, el metanol, te deja ciego, pudiendo matarte, es el llamado «alcohol de madera». La calidad suele estar relacionado según el número de destilaciones (y sí, el ron o el wiskhy también se destilan, sólo que el ron es a partir de la caña de azúcar y el whisky a partir de cebada, compartiendo primeras fases con la cerveza) y hay un número mínimo de ellas por ley.
Claro. Una cosa es que el alcohol sea etanol. Pero que cuando uno bebe ginebra, por ejemplo, esté bebiendo etanol destilado de cualquier cosa y aromatizado con preparados con sabor a enebro, o cuando uno bebe un licor de mora esté bebiendo etanol destilado de cualquier cosa, teñido con tintes artificiales, endulzado con edulcorantes industriales y saborizado con esencias químicas, es otra.
¿En qué ley dice usted que se señala cuántas destilaciones mínimas tiene que tener el Vodka o el Whisky o lo que sea?
Creo que la crítica del usuario se centra en este párrafo «Al realizar una petición ficticia de oferta a una de las principales empresas productoras de alcohol etílico de origen agrícola de la península ibérica (…) Por lo tanto, rebajándolo con dos terceras partes de agua obtendríamos tres litros de una bebida alcohólica indeterminada de 32% vol., que bastaría con aromatizar y aumentar de grado con etanol hasta alcanzar los 37,5% vol. obligatorios», donde parece hacerse una diferencia entre «alcohol etílico» y el segundo «etanol» que no está muy clara (ya que el alcohol etílico es etanol, sea agrícola o no). Un saludo.
Licor «El Afilador» en sus botellas clásicas se jactaban de ser «alcohol etílico de origen agrícola». Misteriosamente, hoy en día ha desparecido dicha referencia de sus etiquetas…
No solo sucede con el alcohol: las natillas de vainilla no son de vainilla, solo huelen a ello; los zumos llevan menos de un 40% de zumo, las naranjas de Valencia son de Marruecos, la leche no sabe a nada… Y cuando quieres comer o beber algo decente, aunque ya solo sea por salud, pagas 10 veces más. Nos toman por gili*ollas, señores.
Lo del sabor de la leche depende del tratamiento que se le haya dado (UHT, esterilización o pasteurización). Es un mal necesario para su comercialización, pero al menos se sabe que es leche, aunque haya perdido parte de sus propiedades. Te lo dice un descendiente de ganaderos.
Saludos.
La «vainilla» es un extracto que se obtiene de la vaina de las semillas de la «orquidea vanilla» (hay unas 110 especies de esta), una flor vamos. Asi que como comprenderas sería estúpido ponerle una vaina de una flor tal cual a unas natillas. La vainilla es un producto para dar sabor a algo no es posible crear una natilla de vainilla sino una natila CON SABOR a vainilla, se extrae el sabor de la vaina de la flor y se añade ese extracto a los productos… yo siempre digo que si no sabes de algo, mejor no hables porque dirás tonterias. Ademas, la vainilla es basura y lo único para lo que sirve es para estropear el sabor de algo, mira esta canción que claro lo deja xD https://youtu.be/Z_N9zNtysyQ?t=15s
Por cierto, las naranjas de valencia son un TIPO de naranja y no naranjas que tienen procedencia de valencia. Tambien las cultivan en Marruecos, y yo por ejemplo las que compro aquí donde vivo en Norte America, son naranjas de valencia y vienen de california. Que poco criterio tiene la gente hoy en día, y cómo les gusta quejarse…
Los únicos zumos que tiene permitido contener menos de un 50% de zumo o puré (según el Anexo IV del Real Decreto 781/2013, de 11 de octubre, por el que se establecen normas relativas a la elaboración, composición, etiquetado, presentación y publicidad de los zumos de frutas y otros productos similares destinados a la alimentación humana) sobre el volumen total son los zumos de frutas que en estado natural no tienen un zumo consumible en estado natural (por ejemplo un plátano o unas cerezas). Y la leche sabe menos a leche (aunque puede consumir leche fresca, y entera, que tiene mejor sabor) por una cuestión de seguridad.
Sagaz artículo que te hace pensar en toda clase de productos en España.
Unos países cuyas leyes permiten obtener tantos impuestos (que pagan los privilegios de quienes las redactan), no jugará «limpio» con el cliente.
Es lamentable el uso de ingredientes sin identificar y de procedencia tan «saludable».
La actual moda del «gin-tonic» (y sus «ensaladas» derivadas en copa de balón) que antaño tuvieron combinados como el «43 con chocolate» o el «ballantines que anunciaban en El Larguero» son pequeñas distracciones para obviar las sombras en la fabricación.
Y si en el alcohol hay sombras, en el tabaco es noche cerrada pues ¿qué tamaño tendría la cajetilla si indicase los casi 300 compuestos adicionales a la hoja de tabaco?
¿Cómo sale rentable a un Estado tener ese gasto en salud al tratar miles de tumores diarios? Cobrándolo previamente en forma de impuestos.
Poco daño hace sólamente la hoja de tabaco liada, un destilado de uva o un fermentado de cebada.
Cambiando de producto, seguro que habrán charlado con gente de la restauración y escuchado que tal y como está concebido el comercio y la sociedad de consumo, no hay suficiente cantidad y mucho menos «denominación de origen».
La clásica «tarta de santiago» hecha de almendra (hasta hace poco el almendro era sólo ornamental en Galicia) es un artificio para el turista, que las consume más que las SÍ típicas filloas o quesadas.
Las anchoas de Santoña pescadas en aguas de Valencia o los espárragos de Perú envasados en Navarra son dos ejemplos de letra bien pequeñita en el etiquetado que pocas personas consultan.
Estaría bien encontrar en JotDown un dossier con el auge de la grasa de palma, de coco, de colza, las «trans» (hidrogenadas), el porqué de los roscones congelados a 5 euros o flagrantes fechorías como las de fabricantes «premium» con su jamón cocido que sólo tiene un 30% de cerdo.
Pues me temo que lo de las grasas hidrogenadas es de todo menos un auge. Desde hace unos años (cuando se demostró el perjuicio de las grasas «trans», que no son exactamente lo mismo que las hidrogenadas), las margarinas y demás han tenido que rebajar sustancialmente la cantidad de este tipo de grasas.
El almendro es ornamental en Galicia hoy, pero igual que el olivo fueron cultivos que antiguamente si eran propios de esa comunidad. De ahi la tarta de Santiago. Es tradicional aunque hoy se compren las almendras en otras zonas, no un invento para turistas.
Les puedo decir con todo conocimiento de causa que, al menos en mi comunidad autónoma, los distribuidores sí venden el mismo artículo en distintas gamas-precios. Y el dueño del bar decide qué compra. Así que no es una cosa aleatoria como dice el artículo, no es que el distribuidor «les cuele» la peor calidad a los bares de última hora, más bien los bares de última hora se aprovechan de ello… En conclusión: todos los bares venden la misma marca, pero unos ponen la calidad buena, otros la media y otros la mala… lo que cobren, ya es cosa suya y del margen que quieran sacar. Y con el sabor, es bastante fácil darse cuenta, cuando bebes una copa con baja calidad, se te queda una sensación en la boca bastante parecida a la de la mañana siguiente… no hay que ser catador.
Efectivamente en la mía también y desde hace un cerro de años (al menos 20 o más que dejé de trabajar como camarero). De hecho desde entonces evito las fiestas o promociones en garitos patrocinadas por marcas de bebidas alcohólicas que era el momento en que las grandes marcas te colocaban el producto inferior. Podría incluso citar una marca famosa de whisky escocés que en el sureste asiático añade alcohol derivado del arroz (y en Europa es famosa por su variación de color en botellas de distintas partidas)
Yo no sé hasta que punto está todo esto controlado. Yo puedo decir que hace unos años en una discoteca conocida de Granada me dieron una botella (o un bote que es lo propio para estos productos) de Varón Dandi. El grande, con el tapón blanco. Ya me diréis que hace eso en una discoteca…
El por qué me lo dieron es una historia muy larga…
Cuenta, cuenta… que eso del varón dandy promete mucho.
Entonces olvidemos la palabra garrafón y llamemosle fraude, estafa o lo que corresponda, yo si pago por una marca X deberían de ponerme esa marca y no su sucedáneo. Y lo peor es la admnistración y los hosteleros anunciando a bombo y platillo que en los bares no se sirve garrafón..
La solución viene de lejos
http://www.elmundo.es/internacional/2016/01/19/569e736246163fd3258b4609.html
Qué interesante el articulo y los comentarios .Y El rabo de Toro es vaca. Me quedo con que lo «cool» es beber de día ( ahora que pasamos los 40) y que el Estado te cobra por adelantado los futuros gastos medicos en forma de impuestos en la botella. Me aterroriza que haya alcohol de mala calidad en los locales y que te engañen de madrugada.
Qué interesante el articulo y los comentarios, aunque el título debería ser ¿ Qué carajo bebemos ? ( lo habrán escrito con Resaca ? ??
Trabajo desde hace diez años en el mundo del alcohol, muy cerca de los procesos de producción. He pasado por tres de las principales empresas productoras y distribuidoras de destilados de este país y obviamente conozco a mucha gente de esta industria. Ninguna de las marcas comercializadas por estas empresas tiene líquidos «B». Ninguna. Sería un tiro en el pie.
Puede que existan casos aislados; puede que alguna distribuidora esté haciendo las cosas mal y arriesgándose a una sanción. Pero prácticamente la totalidad de lo que bebemos no supone ningún riesgo para la salud.
El alcohol está tremendamente fiscalizado en España y existen parámetros máximos permitidos para sustancias como el metanol, que se mencionaba más arriba. El riesgo no está en las marcas comerciales, sino en los productores piratas: sí, el orujo casero sin etiquetar que consigue tu cuñado en un pueblo del Norte puede tener suficiente metanol como para dejarte ciego (literalmente).
No sigo por no alargarme, pero este artículo hace aguas.
¡Hombre, aquí uno de los que están en el ajo del asunto y que dice que no cunda el pánico! Así seguirás tú chupando del bote, ¿eh, monín?
En fín, os dejo porque este «problema» sólo afecta a borrachuzos que desean suicidarse sin prisas. ¡Al que le pique que se rasque!
Josefa, si tu opinión sobre los que beben es que son suicidas… no me extraña que pienses que es una industria demoniaca.
Yo no soy parte interesada, sino un simple empleado que habla de lo que ve. Y este artículo es, como mínimo, muy incompleto.
Salud.
Parece que ha cundido el pánico….pero en la «destilería». Ya os gustaría a muchos cretinos como tú distribuir algo de tanta calidad como el licor casero que se hace en los pueblos del Norte. Intentad hacer las cosas como bien y dejad de jugar al Quimicefa con el consumidor.
¿Por qué me insultas? Lo único que digo es que el licor casero no tiene controles, por lo que te arriesgas a niveles de impurezas no legales. Aparte de que no pagan impuestos, pero claramente en este país eso no es un problema.
Seguro que en esta industria hay quien hace las cosas mal; lo que yo conozco es absolutamente impecable desde el punto de vista de la salud pública (so pena de sanciones).
Salud.
Llamarte cretino es el precio que pagas por la labor de desinformación que haces por la Red. Hace no muchos años, una conocida marca de cervezas tuvo un problema en el lavado de las botellas y se les murió un cliente con el estómago reventado. Fíjate a lo que se expone la gente consumiendo conocidas marcas comerciales, ¿eh?
http://elpais.com/diario/2002/05/29/sociedad/1022623203_850215.html
Y te vuelvo a repetir que el licor casero que hace cualquier viejo en Galicia le da mil patadas a la bazofia que distribuyes tú….salvo que tengas algún problema organoléptico, claro.
Manda narices, «desinformación». Lo que no tiene sentido es quejarse del potencial peligro de unas supuestas marcas «B» y defender el alcohol ilegal.
Y ojo, no he dicho que el orujo casero sea malo, pero es obvio que su consumo es más arriesgado que el de las marcas comerciales, que siempre pueden tener un fallo de calidad, por supuesto. Pero que los licores artesanales no tienen ningún tipo de control es innegable.
Coincido totalmente -y hablo con conocimiento de causa- en que los destilados y licores caseros son mucho más peligrosos que cualquier licor de calidad A, B, C o F industrial.
El licor casero podrá darle mil patadas al industrial en cuestión de sabor, pero no de seguridad. Como es evidente.
Ignoro la veracidad del artículo, pero aún así en él no se dice nada de que el producto «B» suponga ningún riesgo para la salud, al contrario, dice que está igualmente controlado y por tanto es apto para el consumo humano, únicamente dice que es de menor calidad que el «A» pero lo venden como iguales.
Insisto: no tengo constancia de alcoholes «B» en la industria. Lo que sí existen son precios muy diferentes en el mercado y subdistribuidores locales que se aprovechan de ofertas puntuales para «poner ruedas» a una mercancía y revenderla con un margen mínimo en otra zona. Es el mercado «paralelo» nacional, legal pero un desastre para las empresas distribuidoras, ya que revienta su política de precios.
Y por lo visto también un desastre de imagen, ya que fomenta teorías conspiratorias como la del artículo, quizá motivadas por alguna mala práctica minoritaria.
BORRACHOS… TODOS BORRACHOS QUE SE CREEN QUE CONTROLAN EL ALCOHOL… qué pena de país.
Aaah, dulces recuerdos, esas largas noches sirviendo miles de copas a borrachos de variado pelaje. Esas miradas desconfiadas, esas acusaciones de que la ginebra era colonia.. que tiempos aquellos. Aunque dejé ese mundillo con la duda de no saber el origen real de los disolventes que vendíamos como matarratas. No había ni ganas ni tiempo para rellenar las botellas pero seguro que esos honrados empresarios que eran mis jefes seguro que encontraban donde ahorrar unos duretes y mira por donde la solución era evidente, las mismas fabricas adulteraban sus propios productos. Mira por donde.
Que sea de alcohol agrícola no significa más resaca.
De hecho el garrafón clásico (el de los ochenta) se elaboraba en destilerías descontroladas que no tenían correctamente en cuenta que tipo de alcohol estaban produciendo.
Todo el alcohol es tóxico, pero una copa de etílico (p.e.) no produce los devastadores efectos que puede producir una copa de metílico. Desde ceguera hasta la muerte. Ahí es donde reside el verdadero peligro del garrafón.
Francamente, me la sopla si el hipster de turno se toma su gin-tonic de tipo A o de tipo B, mientras sea un alcohol seguro. Es decir que contenga un porcentaje correctamente declarado de alcohol etílico, y no otra cosa.
Lo demás, perdonad mi expresión, son pijadas. Perdón por decirlo así, ya se que de algo hay que hablar, pero de esto al «magufismo» hay un paso.
No, amigo, no. El garrafón es la m.ierda que vendéis muchos de vosotros como si fuese licor de buena calidad. Vender metílico para uso de boca es ILEGAL y no puede considerarse eso como garrafón PORQUE NO EXISTE EN LOS BARES. Lo que bebe la gente en las discotecas es esa basura de alcohol rebajado con agua y excipientes hasta dar el 40% y una apariencia de licor genuino. Magufismo dice el tío….anda y véndele a tu padre whisky de 5 euros y dile que es buenísimo porque el porcentaje de alcohol declarado es el correcto.
Menudo país de jetas y vendedores de motos averiadas….
Colega, creo que no lo has entendido. Lo que intenta decir «cap» es que tendrá mejor o peor sabor, pero el alcohol etílico de baja calidad no produce más resaca ni es más peligroso que el de alta calidad.
Sí que da peor resaca, colega. Si tú coges 850 ml de zumo de uvas sin fermentar, le adicionas 150 ml de alcohol etílico de 98º, lo remueves y te lo bebes en familia, te aseguro que vais a tener una resaca del copón, si no lo vomitáis antes. Teóricamente estás bebiendo «vino» de 14%, pero la realidad es que estás consumiendo un frankestein etílico que te va a dejar para el arrastre.
Lo de «sí da peor resaca» es una afirmación basada en absolutamente nada que, además, no es cierta.
Gran articulo. A partir de ahora, va a cambiar mi actitud a la hora de beber algo cuando salga… Gran labor la del escritor!
A darle al tequila y al mezcal, importado y 100% agave claro.
buena elección, y si siempre 100% agave, el gobierno mejicano hace rigurosos controles de sus productos, alguno se cuela siempre pero muchos trabajamos para que sea una categoría muy limpia, Stigibaiu.
Hace cosa de dos meses adquirí, en un supermercado de cierta cadena, una botella de whisky de gama media. Lo bebo habitualmente porque su marcado sabor ahumado evita la estafa por garrafón; pero, aunque ese sabor estaba bien presente, la bebida me resultó especialmente fuerte, de un modo claro e inusual. Para colmo, me provocó resacas que no experimentaba desde hacía años, a pesar de la poca cantidad (nunca más de dos copas) que consumía en cada ingesta. El precio de la botella fue el habitual, pero el destilado que me endosaron era para dárselo a Shane McGowan y que lo vomitase, al instante, por las cuencas oculares. Poca vergüenza…
A mi me han contado de primera mano como los distribuidores ofrecen a los locales varias calidades de una misma marca, a distintos precios claro. El dueño sabe perfectamente lo que vende.
Sí que lo sabe.perfectamente. Y si no lo sabe lo sospecha. O acaso a nadie le extraña que una botella de xxxxxx valga 18 en un distribuidor y en otro 12???
Revisar los grados que a veces se pilla por ahi
Interesante artículo para saber lo que nos metemeos en el cuerpo. Eso sí, la frase
«o si su color y sabor se deben en realidad a tintes y aromas químicos» no hay por donde cogerla.
1º Porque un aroma o un tinte no puede ser químico, sino un producto químico, por lo menos hasta que les dejen sacarse la carrera.
2º Sea natural o artificial seguirá siendo un producto químico y, en principio, serán indistinguibles entre si.
«o si su color y sabor se deben en realidad a tintes y aromas artificiales» sería mucho más correcto.
Un saludo
Los tintes y aromas vaya si pueden ser químicos. Ha patinado usted de mala manera. Químico, además del sustantivo referido a quien se dedica a la química, puede utilizarse como adjetivo (por ejemplo, en producto químico usted lo utiliza así; no hay ninguna diferencia gramatical entre «producto químico» y «aroma químico»). Lo incorrecto, por influencia del inglés, es usar «químico» como sustantivo cuando queremos decir «producto químico» (v. gr. «este alcohol lleva muchos químicos», en lugar de «muchos productos (o aromas) químicos». Esto no afecta, por supuesto, a la divagación sobre si son artificiales o no (que nada tiene que ver con la gramática).
El distribuidor ofrece la bebida calidad A y calidad B. No se si todos los distribuidores o solo algunos.
Pero al menos los que a mi me suministraban en mi negocio de hostelería.
Efectivamente. La botella es la misma. El precio no. Ni la resaca. Me da igual que el garrafon oficialmente sea otra cosa. Es garrafon. De la peor especie. Y encima legal.
Ya casi no bebo.se lo que hay. Y me tomo copas muy de vez en cuando y procuro no bajar de cacique 500 o matusalem. Y aun así hay veces que el sabor a caramelo del malo lo delata.
Cuando dices que el litro de vodka saldrian por unos treinta y pico centimos por considerar que el precio del litro de alcohol es de unos 0,89 euros, no es del todo exacto ya que te falta sumarle los impuestos especiales que comentas al final del articulo. Si partes de un alcohol de 96%vol te vas a un impuesto de 8,77 por litro, solo de impuesto. Asi que eso de treinta y pico centimos el litro, nada de nada.
Lo que bebeís depende de vosotros.
Hay que saber lo que a uno le gusta y le sienta bien : interesarse, probar distintos, comparar, elegir. Y es algo muy personal.
Luego el bolsillo también te marca algunas pautas pero…
La manera de saber lo que uno bebe es informándose sobre los productos, la educación es la base de todo y en el caso del alcohol ha habido muy poca.
Mucho botellón, garrafón, mal uso y mala imagen ha tenido el alcohol en este país y por eso se sabe muy poco.
– Que fácil es siempre echarle la culpa a objetos inanimados de nuestros propios errores o abusos…verdad ?
Después de 8 ¨jotabescola¨, el colega te viene a decir que es garrafón…. quizás sea el mismo el problema y no el liquido de la botella ?
Aparte de que también el alcohol nos afecta de distintas maneras cada día, no tenemos la misma fortaleza o aguante, siempre.
Para la resaca ? beber agua entre copas, y antes de dormir sobre todo, te limpia, es un tema de deshidratación, eso si, si no quieres beber agua.. pues te tocará tu amiga traidora resaca…pero esto es así.
Luego a nivel de precios, esto es como los zapatos o cualquier otra cosa, en regla general, el precio suele reflejar la calidad. Esta muy claro que muchas veces el precio esta sobre impactado por los costes de marketing ( para convencer a todos de lo grande buena e importante que es su marca, que te sientas identificado con ella y por ello la elijas) pero normalmente estas cosas se ven y se pueden leer en la botella o en la web del producto. Si no hay info por algo será, pero cuando se produce calidad, se deja claro en todos los aspectos, calidad de la botella, materia prima, visual, aroma, sabor, inversion en marketing y comunicacion, todo forma un producto, no solo el liquido.
Es SU marca, son inversiones millonarias algunas veces como para jugársela con Sanidad. leemos aqui lo que cuesta un litro de alcohol etílico, para el gin, pero el ron, el whisky, brandy y muchos otros destilados, necesitan de materia primas concretas y procesos rigurosos como son el caso del cognac o del tequila,tienes costes de envejecimiento también, que hay que tener en cuenta, que tener 5 o 20 años parado un ron en una barrica, en un almacén.. cuesta dinero. no todos los líquidos cuestan este poco dinero, hay algunas destilaciones que valen mas dinero ya que mas complejas o con elementos caros, no todos usan saborizantes o sub productos químicos para darles sabor, aroma, color.
Cierto es y sobre todo en el mundo del Gin en España, en los últimos años los fabricantes, empresarios y oportunistas se han lanzado a hacer cualquier cosa para conseguir una pizca de esa cuota de mercado que crecía a gran velocidad, pero con informarte un poco lo tienes solucionado. por ejemplo lo que esta ahora de moda es el típico producto sobrevalorado, con sabor a fresa chicle… color rosita, botella que pone Premium en muy grande…menos graduación de la que debería para ser gin.. y triunfa.. porque ? porque somos estúpidos y nos guiamos por patrones equivocados de elección , no buscamos nuestro gusto personal y la calidad, porque no sabemos siquiera como funciona le gusto, ni diferenciar la calidad, no confiamos en nuestros propios criterios…al final la mayoría buscamos hacer lo mismo que el de al lado, y si tu amigo Peter se bebe eso y tam,bien te lo dice el cartel de la calle y ademas su precio relativamente barato te dice que es la hostia, pues le sigues el rollo, así, como borregos la misma tendencia se mantiene un rato… el rato suficiente para que el productor se lo crea, entonces aparece otra que se pone de moda y se acabo la historia.
Lo único que espero yo es que esa ¨otra¨ sea muy buena.. esta vez.
– Muchas, muchas otras marcas trabajan SOLO para producir lo mejor de lo mejor, y por eso muchas de ellas también llevan existiendo y manteniéndose 200 años, eso es porque quizás algo se está haciendo bien.
Llevo 20 años en el sector spirits, habré trabajado en 20 bares, y nunca nunca nunca me han ofrecido distintas calidades de ningún espirituoso o refresco o zumo.
Tengo una escuela de cocteleria desde hace 10 años, tengo una tienda de destilados, he montado bares, trabajo con muchas marcas de manera directa (marcas de España, Francia, Uk etc.. ) trabajo con muchas distribuidoras, he visitado destilerías en varios países, me han contado secretos muchos secretos de producción y fabricación … ninguna pasaba por la picardía o los sub productos A,B o C.
Lo que no hay que beber es cualquier cosa.
Referente a B y C lo que si que puede haber es el paralelo.
Imagina una empresa distribuidora en Ukrania que cae en concurso de acreedores y el juez decide vender todo el stock para cubrir gastos y multas.. lo compra una distribuidora española a un precio mucho menor y al vende aqui, se llama paralelo, es medio ilegal, pero solo medio y es práctica corriente.
El producto es el mismo, aunque si esta embotellado en otra planta puede cambiar el sabor un poco, por el agua mismamente, como la cocacola que no sabe igual ni en toda España..
Igual que nos preocupamos por comer tomates buenos, o que los cerelaes de nuestros hijos no sean de plástico en vez de maíz… hay que preocuparse de beber cosas buenas, el mercado esta lleno de todo, bueno, malo excelente y pésimo.. nadie te obliga a nada. CHEERS !!
Pongámosle nombre y apellidos a ese gin rosita: Puerto de Indias es una ginebra de pésima calidad. Alcohol de remolacha mal destilado con aromatizantes de fresa y azúcar a tutiplén.
Como dice Tupac, lo mejor es informarse antes de caer en la conspiranoia
Qué pena ,qué pena no tener temas más reales de qué preocuparse.
En una época en la que hay que meter a la gente a los bares ,por comeduras de coco como estas,a empujones, va ahora el del local y lo da malo,la eterna tontería ,Y las marcas de bebida que se gastan cientos de millones de euros en publicidad y luego van a tacañear con calidad B . Y todo porque parece que entender de estas bobadas(entre comillas porque está creando mucha ruina en la hostelería)te hace el más doctorado en salir , en beber y en estar enterado de todo en general ,como al que le da por escribir estos artículos que son radicalmente MENTIRA ,poniendo la honestidad de la gente de este sector por los suelos .
Llora, llora….que la gente joven no pisa ya los bares y se queda en su casa tomando una cerveza hecha por ellos mismos. Podéis seguir haciéndoos las víctimas y pidiendo protección al Estado. Sois como las discográficas y los «artistas», que se quejan cuando el consumidor se descarga contenidos por internet, pero que se daban golpes de orgullo en el pecho cuando no había otra opción que gastarse 4000 pesetas por un disco.
Te tomas una cerveza hecha por ti porque no hay estomago ni gusto que aguante dos .Que fashion !!!!estas estás a la ultimisima!!!que lol !!!y de lo único que pido protección es de la desinformación!!!
Si que te venden lo quieren, no lo que pagas. Estoy harto de comprobarlo.Media botella de Jack con cola en 5 horas. Después de 8 horas de sueño, me levanto ligeramente aturdido, con pequeñas molestias gastrointestinales. 4 copas en 4 de los locales mas masificados de mi ciudad en 5 horas. Después de 8 horas de sueño me levanto con una terrible jaqueca y un dolor de estomago que me impide ingerir cualquier alimento.
Ahora ya sabe señor hostelero, por que ese tío que solo pide cocacolas va igual de cerril que el resto. Solo que yo me llevo el Jack de casa. No es personal, es solo la evidencia de un experimento repetido muchas veces con idéntico resultado.
El otro día me fijé en una especie de coñac, «Vega Cadur», bebida espirituosa. No sé si será cosa de la legislación portuguesa, pero en portugués si que vienen los ingredientes (está etiquetado castellano/portugués):Agua, Álcool etílico de origen agraria, xarope de açucar, aromas, corante: caramelo sulfítico de amonia. Producido y embotellado por una destilería de Jerez, R.E.: 206-CA. Buscando encontré que son los mismos que hacen esto para LIDL: http://www.lidl.de/de/tio-nico-sherry-medium/p213708
Menos mal que nos queda Portugal