Cine y TV

El wéstern: notas sobre un género difunto

Escena de Centauros del desierto. Imagen Warner Bros. Pictures.
Escena de Centauros del desierto. Imagen: Warner Bros. Pictures.

Aunque periódicamente algunos cineastas vuelven la mirada hacia el género norteamericano por excelencia, sin lugar a dudas el wéstern murió tiroteado por el siglo XX. Se agradecen, no obstante, briosos intentos de reanimación tales como los de Joel y Ethan Coen en su personal y respetuoso remake de Valor de Ley (2010) o el emotivo tributo al género de Tommy Lee Jones, en funciones de actor y director, en Deuda de honor (2014). Más controvertida es la exhumación reciente de Quentin Tarantino del wéstern. Si en Django desencadenado (2012) logró pergeñar un delirante, hilarante, violento y abigarrado alegato antirracista, en la interminable Los odiosos ocho (2015) confirma su capacidad para la verborrea incesante y la demencia visual más plúmbeas e insufribles.

En cualquier caso, este retorno a los añejos paisajes naturales, los revólveres raudos, el fantasmagórico acecho de los indios, el tintineo de espuelas, las cantinas y sus tragos contundentes y ásperos, el rítmico y majestuoso cabalgar de los caballos y un lejano etcétera polvoriento nos recuerda que una vez existió un universo (geográfico/temporal/iconográfico) creado justo cuando la realidad se convertía en leyenda mitológica. Así lo certificó el crítico André Bazin: «El wéstern es el encuentro de una mitología con un medio de expresión».

Por su parte, el historiador George-Albert Astre, en su canónico Universo del wéstern, escribe: «El wéstern es una de las pasiones contemporáneas más universales. Los innumerables amantes del cine del Oeste en todo el mundo encuentran en él la materialización de una sorprendente mitología, el desarrollo más o menos suntuoso, más o menos esotérico, de un cierto ceremonial: la celebración de una fiesta ritual en la que se consume, en el reencuentro con la libertad de los grandes espacios, una visión irrisoria de las civilizaciones occidentales».

Y el crítico y guionista Ángel Fernández Santos, en el memorable ensayo Más Allá del Oeste, señala el componente ritual del género:

El cine del Oeste expulsa hacia sus contempladores una impresión de equivalencia con algunas ceremonias sociales muy arraigadas. Esto quiere decir que, desde hace casi un siglo, forma parte de la memoria cotidiana de multitudes humanas, como cualquier ritual de convivencia. Al igual que en estos rituales, en el wéstern, la repetición de un patrón ceremonial preexistente no solo excluye la sensación de variedad, sino que la presupone, ya que la identidad reiterada de cada filme es una parte esencial de su originalidad, una singularidad tanto más difícil de alcanzar cuanto más vulnerables son las leyes a que ha de sujetarse.

Leyenda, mito y ceremonia. El wéstern es a una nación bisoña como la estadounidense lo mismo que La Iliada La Eneida a la cultura grecolatina; los poemas épicos medievales, el ciclo artúrico y las novelas de caballería a la sociedad europea: la necesidad de construir un territorio imaginario y fantástico que, de alguna manera, respete una señas de identidad históricas y comunes.

De esta manera, al marco físico reconocible (a pesar de que en ocasiones se presente de manera abstracta) se une una galería de personajes aferrada al imaginario colectivo y con trasunto real: Wyatt Earp, Doc Holliday, Pat Garrett, Billy the Kid, Buffalo Bill, Wild Bill Hickok, Calamity Jane, Jesse y Frank James, Butch Cassidy, Sundance Kid, los jefes indios Gerónimo, Toro Sentado y Cochise… Asimismo, las coordenadas del género definen unos arquetipos y delimitan el desarrollo recurrente de las narraciones: los duelos entre pistoleros justicieros y su némesis encarnada por bandidos despiadados, la lucha de los colonos por establecerse en el salvaje Far West, la aventura de pioneros y buscadores de oro y prosperidad, las refriegas con las tribus indias o los conflictos entre ganaderos y agricultores. Así pues, a partir de la simplicidad de una literatura de quiosco avant la lettre (Zane Grey o James Fenimore Cooper) por una parte, y de todo un arsenal de relatos legendarios por otra, las películas del Oeste se convirtieron en uno de los géneros más populares de un arte eminentemente popular.

scena de Sin perdón. Imagen: Warner Bros. Pictures.
Escena de Sin perdón. Imagen: Warner Bros. Pictures.

Prueba de ello es que algunos de los estudios apostaron por la producción en cadena de wésterns y, desde los inicios de la industria, un buen número de cineastas se apuntó al pelotón de los especialistas en el género. De los pioneros más audaces, influyentes y brillantes cabe mencionar a John FordRaoul WalshWilliam WellmanCecil B. De MilleAllan Dwan, King Vidor y Howard Hawks.

De igual manera, encontramos a unos actores que supieron encarnar el espíritu del género gracias a unas características físicas y a cierto rictus fatalista acordes con la estética del Far WestJohn WayneJames StewartHenry FondaGary CooperGregory PeckRobert MitchumRichard Widmark y Randolph Scott, principalmente.

Pese a su aparente encorsetamiento, la permeabilidad temática y genérica del wéstern es notable. Amoldado a sus anchuras advertimos la presencia del (melo)drama, la comedia, el thriller, la aventura o el relato gótico. También resulta significativa su capacidad de transmutarse, influir e incluso retroalimentarse. Por ejemplo, Easy Rider (1969) y el subgénero de las buddy movies no dejan de ser wésterns contemporáneo a la manera de Dos cabalgan juntos (1961); Taxi Driver (1976) está concebido como un wéstern urbano con reconocido homenaje a Ford; la saga Mad Max debe al género tanto su iconografía del pistolero errante y abismal como la vibrante planificación de las persecuciones.

Por otra parte, la fascinación por los filmes del Oeste marcó el ciclo samurái de Akira Kurosawa, quien a su vez fue fuente de inspiración para Hollywood. De esta manera, John Sturges versionó Los siete samuráis (1954) con Los Siete Magníficos (1960), mientras que Martin Ritt adaptó Rashomon (1950) en Cuatro confesiones (1964). También la aparición del spaghetti western supuso un revulsivo para la iconografía del género, que se tornó, más si cabe, descarnada, árida, lacónica y letal. A este respecto, la composición de los pistoleros fantasmagóricos de Clint Eastwood debe mucho al «hombre sin nombre» de la trilogía del dólar de Sergio Leone. Personalmente, considero que la única contribución de Leone al wéstern fue esa deuda que Eastwood contrajo con él.

Nacimiento de la épica

El wéstern, en sus primeros balbuceos fílmicos, aparece como documento descriptivo de la vida en el Oeste. Desde 1894 y 1903, las casas de filmación Edison y Biograph realizan una sesentena de filminas documentales que servirán de base al posterior desarrollo y consolidación del género. En cualquier caso, Asalto y robo de un tren (1903), dirigida por el periodista Edwin S. Porter, se considera el primer wéstern de la historia del cine. Porter narra el asalto a un tren, la persecución de los atracadores y la refriega armada entre bandidos y representantes de la ley. Con este simple esquema argumental, las bases genéricas están asentadas. Sin embargo, el crítico Quim Casas, en el ensayo descriptivo El wéstern, subraya la aportación trascendental de Thomas H. Ince:

Incansable e intratable durante el período comprendido entre 1910 y 1925, Ince supervisó o dirigió personalmente cerca de ochocientas películas de distintos formatos, un buen porcentaje de ellas dedicadas al wéstern y ambientadas, por lo general, en la época de los pioneros, colonos y buscadores de oro (…) La capacidad de trabajo de Ince y sus rapidísimos métodos de rodaje le llevarían a construir en solitario uno de los mosaicos wésternianos más complejos de la era silente, apoyado en una poética del paisaje que crearía escuela. Hacia 1913 concibió, con el actor William S. Hart, el personaje de Río Jim, un cowboy de rostro y maneras monolíticos que hizo frente a los otros dos actores emblemáticos del género en esa época de aprendizaje, Gilbert M. Anderson (…) y Tom Mix (un auténtico ranger de Texas que antes de aparecer en una pantalla capturando bandidos ya los había detenido en su trabajo cotidiano).

Escena de El caballo de hierro. Imagen: Fox.
Escena de El caballo de hierro. Imagen: Fox.

A esta producción pertinaz de wésterns en serie hay que añadirle los cánones narrativos establecidos por David W. Griffith en El nacimiento de una nación (1914). En esta gran producción, que contó con la presencia de John Ford como figurante y de Raoul Walsh como asesino de Lincoln, Griffith marca las pautas sintácticas características del lenguaje cinematográfico clásico y abre las vías para la solidificación del género.

De esta manera, en las décadas de los veinte y treinta del pasado siglo, la industria se afana en la realización de wésterns épicos, epopeyas enmarcadas en paisajes naturales y con el punto de mira argumental centrado en las vicisitudes de pioneros y colonos. La caravana de Oregón (1923), de James Cruze, El caballo de hierro (1924), de Ford, La gran jornada (1930), de Walsh, Cimarron (1931), de Wesley Ruggles, o Unión Pacífico (1939), de De Mille, son ejemplos de la construcción afanosa de la sociedad moderna. Al mismo tiempo, la figura prototípica del pistolero se iba moldeando en espacios fronterizos, silvestres y propicios a la violencia. Gary Cooper en El virginiano (1929), de Victor Fleming, y Fred MacMurray en The Texas Rangers (1936), de King Vidor, demuestran el auge de jinetes justicieros de gatillo precoz. Sin embargo, será el maestro Ford quien, mediante la encarnadura aportada por John Wayne, cree al primer pistolero inolvidable con el Ringo Kidd de La diligencia (1939), además de revolucionar el género con este film, inspirando e influenciando a infinidad de cineastas.

Escena de La diligencia. Imagen: United Artists.
Escena de La diligencia. Imagen: United Artists.

La consciencia del wéstern

Salvo en el apartado de la serie B, la Segunda Guerra Mundial conllevó un cierto relajamiento de la producción de films del Oeste. Entre los principales motivos no es el menor el hecho de que la industria se pusiera en pie de guerra propagandística priorizando historias que sirvieran de acicate a la moral de la población estadounidense. Como excepción, William A. Wellman rodó The Ox-Box Incident (1943), sobresaliente crítica a la infame masa cobarde y, como también había hecho Fritz Lang en Furia (1939), alegato en contra de la ley de Lynch.

Después de la guerra, el wéstern se vuelve más reflexivo, dúctil y consciente de sus patrones y posibilidades expresivas. En cierta manera, la contienda bélica oscureció la visión de la violencia y sus trágicas consecuencias. Esta nueva perspectiva sombría y con unas coordenadas morales mucho más ambiguas se aprecia en la mayor parte de los wésterns de Anthony Mann —Winchester’73 (1950), La puerta del diablo (1950), Colorado Jim (1953), El hombre de Laramie (1955), Cazador de forajidos (1957) o El hombre del oeste (1958), de Ford Pasión de los fuertes (1946), Fort Apache (1948), La legión invencible (1949), Centauros del desierto (1956) y El hombre que mató a Liberty Valance (1962) o en Río Rojo (1948), de Hawks.

Escena de El hombre que mató a Liberty Valance. Imagen: Paramount Pictures.
Escena de El hombre que mató a Liberty Valance. Imagen: Paramount Pictures.

Al mismo tiempo, la llamada generación de la violencia aportó un reflejo virulento de la misma a través de relatos heterogéneos que además insuflaron aires renovadores y enérgicos. En este punto cabe mencionar algunas de las aportaciones al género de Sam Fuller —I shoot Jesse James (1949), Yuma (1957), Forty Guns (1957)Richard Fleischer Arena (1953), Bandido (1956), Duelo en el barro (1959)Don Siegel Duelo en Silver Creek (1952), Estrella de fuego (1960), Dos mulas y una mujer (1969), El último pistolero (1976)Richard Brooks La última caza (1956), Los profesionales (1966) y Muerde la bala (1975)Robert Aldrich Apache (1954), Veracruz (1954), El último atardecer (1961), La venganza de Ulzana (1972).

El género, pues, experimentó una transformación que paulatinamente lo alejaba del primitivismo original. Es así como el wéstern reviste análisis psicológicos, tórridos romances y velada crítica social. Para esta nueva fase del género, los franceses (¡cómo no!) acuñaron el término superwésternSolo ante el peligro (1952), de Fred ZinnemannRaíces profundas (1953), de George StevensJohnny Guitar (1954), de Nicholas RayHorizontes de grandeza (1958), de William Wyler, entre otras.

Por otra parte, acorde con la realidad social norteamericana, el wéstern aborda la revisión sobre la colonización y sus efectos sobre la población indígena. La comprensión del otro marca filmes como las citadas Flecha rota y Apache, El último combate (1964)de Ford, o el panfleto progre Pequeño gran hombre (1970), de Arthur Penn. La mala conciencia no es ajena a la consciencia.

Escena de Pequeño Gran Hombre. Imagen: 20th Century Fox.
Escena de Pequeño Gran Hombre. Imagen: 20th Century Fox.

La belleza sanguínea del atardecer

En los sesenta, los grandes pioneros del género sufrían la (pre)jubilación forzosa. Los tiempos estaban cambiando y el wéstern empezó a adoptar un rictus nostálgico, cuando no anacrónico. Los directores Andrew Victor McLaglen (hijo del actor fordiano Victor McLaglen) y Burt Kennedy (guionista de Bud Boetticher) intentaron con buena voluntad volver a galvanizar el ajado lejano Oeste. Pero las intenciones honestas no iban acompañadas del talento necesario. Sin embargo, ahí estaba un tipo para iniciar la tarea de demolición del mito: Sam Peckinpah, quien junto al David Miller de Los valientes andan solos (1962), inaugura el crepúsculo irremisible del wéstern con Duelo en la alta sierra (1962). Tiroteará implacablemente al género en Grupo salvaje (1969), La balada de Cable Hogue (1970) y Pat Garrett y Billy The Kid (1973). Y pese a que el wéstern todavía atraía a cineastas (muchas veces alejados de su lenguaje e iconografía) tales como Sydney Pollack en Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972), Michael Cimino en La puerta del cielo (1980), Lawrence Kasdan en Silverado (1985) y Wyatt Earp (1993) o Kevin Costner en Bailando con lobos (1990), fue el heredero de los viejos y curtidos clásicos quien disparó la última bala. Clint Eastwood en Sin perdón (1992).

A veces, sin embargo, el espectro del wéstern (re)aparece y nos devuelve aquel nimbado universo legendario. La última vez lo hizo en pantalla pequeña. Con las tres temporadas de la monumental Deadwood (2004-06).

Escena de Deadwood. Imagen: HBO.
Escena de Deadwood. Imagen: HBO.

Veinticinco wésterns para quitarse el stetson

Advertencia: como suele suceder en este tipo de cribas, no están todos los que son pero son todos los que están. La lista, además, y pese a pretender una panorámica amplia y razonable, es personal e intransferible. Manda la entraña.

La diligencia (1939), de John Ford

Con La diligencia, el wéstern llega a su mayoría de edad. Partiendo del relato Bola de Sebo de Guy de Maupassant, Ford inaugura la madurez del género y deja su rúbrica indeleble. La cámara abalanzándose sobre John Wayne para encuadrar al mítico pistolero o la frenética persecución de la tribu india marcan un antes y un después en el wéstern, la filmografía de Ford y la carrera de Wayne.

Dodge, ciudad sin ley (1939), de Michael Curtiz

Pura artesanía del aplicado Curtiz. Este film sobresale en la producción seriada de wésterns por armonizar buena parte de los elementos iconográficos y temáticos del lejano Oeste. La llegada del ferrocarril a tierras inhóspitas, las grandes esperanzas, la construcción de núcleos urbanos como base de la civilización moderna, los nobles pistoleros y los malvados outlaw.

El forastero (1940), de William Wyler

Wyler aportó sentido y sensibilidad, una mirada reposada y reflexiva que le vino bien al wéstern. En este caso, el cowboy Gary Cooper encarna la ecuanimidad enfrentada a la arbitrariedad atrabiliaria y prevaricadora del legendario juez Roy Bean.

Murieron con las botas puestas (1941), de Raoul Walsh

Errol Flynn moldea a un Custer campechano, simpático y extravagante. A su medida. Según parece, en realidad el general fue un botarate inconsciente en toda regla. Walsh exhibe su maestría en las escenas de acción a campo abierto. Aunque los hechos no ocurrieron tal y como los narra el film, para un servidor la batalla de Little Bighorn siempre será la de Murieron con las botas puestas.

Duelo al sol (1946), de King Vidor

El productor David O. Selznick y el director consiguieron fraguar la historia de un triángulo amoroso fatal con trasfondo bíblico. Entre el pasmarote Joseph Cotten y un turbio y retorcido Gregory Peck, la ígnea morenaza Jennifer Jones lo tiene clarísimo, vamos. Ardores de bajo vientre, humedades caliginosas y amor fou entre rocas impávidas. Junto a Pradera sin ley (1955), el mejor wéstern de Vidor.

Cielo amarillo (1948), de William A. Wellman

Espectral, oscuro y desasosegante, Cielo amarillo parte de una historia del escritor W. R. Burnett que narra la escapada a través del desierto de unos forajidos hasta llegar a un pueblo fantasma. Tintes góticos y siniestros para uno de los wésterns más insólitos, misteriosos y magnéticos.

Winchester 73 (1950), de Anthony Mann

Casi como MacGuffin, el robo de un rifle (bien pudiera ser la caza de una ballena blanca) sirve para trenzar una historia errante y aventurera. Stewart compone un personaje que se repetirá en sus siguientes trabajos con Mann: un tipo obcecado, persistente en sus fijaciones y con un contorno moral difuso.

Flecha rota (1950), de Delmer Daves

Primerizo film de la tendencia pacificadora. El jefe Cochise y su tribu dejan de ser una masa amenazante y presta siempre a la batalla. Toman la palabra y tienen sus razones. También su corazón.

Encubridora (1952), de Fritz Lang

El rancho Chuck-a-Luck bien pudiera estar ubicado en Shangai, habida cuenta de que su propietaria es Marlene Dietrich. Un joven llega al tugurio repleto de delincuentes en busca de venganza. Entonces Dietrich, seductora y malévola, se marca el «Get away, young men», y el pipiolo vengativo queda hecho un flan. Una obra maestra heterodoxa.

Raíces profundas, (1953), de George Stevens

El superwéstern por excelencia. A lomos de un inmaculado corcel (tan blanco como el del Cid) llega de la nada un pistolero misterioso (tal es la potencia visual del film que la suspensión de la incredulidad incluso es capaz de pasar por alto el protagonismo del bajo Alan Ladd) que, cual ángel guardián, socorrerá a la población atemorizada y chantajeada por los matones locales. Stevens demuestra su prestante pericia en la plasmación hiperrealista de la violencia. Memorables peleas a puñetazo limpio sin los amaneramientos coreográficos tan en boga en el cine de acción actual.

Johnny Guitar (1954), de Nicholas Ray

Lírica, tórrida, sublime. El romanticismo de Ray en todo su fulgor. Faltan líneas para enumerar sus virtudes y transcribir sus diálogos sin desperdicio. Valga, por lo menos, la mención a la célebre escena de «miénteme»:

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú has amado.

Ya le gustaría a Tarantino.

Centauros del desierto (1956), de John Ford

Para muchos, entre los que me incluyo, Centauros del desierto no es únicamente el mejor wéstern, sino que es la película (léase en mayúsculas enfáticas). La odisea de un hombre en busca de su sobrina (en verdad, su hija) esconde un abismo obsesivo de odio y venganza. Solo John Wayne podía arrastrar los pies y contonearse lentamente hacia el yermo olvido final. Solo Ford podía filmarlo con tanta dignidad, emoción y belleza.

Seven men from Now (1956), de Bud Boetticher

Otra de las sobresalientes historias de venganzas del wéstern. Seven men from Now pertenece al ciclo Ranown Cycle, en referencia a la productora Ranown, que fundó el actor Randolph Scott. Scott y Boetticher colaboraron en siete filmes de bajo presupuesto pero altísima calidad. El perspicaz Bazin era un enamorado de esta película.

El tren de las 3.10 (1957), de Delmer Daves

Howard Hawks consideraba que el sheriff de Solo ante el peligro (1952) era un llorica y carecía de ética profesional. Siguiendo las reservas del maestro, me inclino por El tren de las 3.10 como representación de la corriente psicológica. Angustiosa espera y congoja general ante la inminente llegada de los bandidos.

Forty Guns (1957), de Sam Fuller

Escrita, producida y dirigida por Fuller, Forty Guns supone uno de los filmes más personales y sugestivos de la filmografía del cineasta. Enérgica, expeditiva, original y con algún toque barroco en su planificación marca de la casa.

Río Bravo (1959), de Howard Hawks

El maestro de la profesionalidad y la camaradería trasladó su concepción del trabajo bien hecho en equipo al wéstern. Después de este film (que versionaría con variantes en 1966 con El Dorado y en 1970 con Río Lobo), mil veces hemos visto en pantalla a un grupo atrincherado y defendiéndose de todo tipo de ataques. Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976) de John Carpenter tal vez sea el homenaje más rendido a Río Bravo.

El hombre de las pistolas de oro (1959), de Edward Dmytryk

La ciudad de Warlock sirve de escenario a una historia de amistad, viejos rencores, antagonismo y redención. Violencia contenida, verbalizada y finalmente resuelta a balazos. En la tensión confrontada de primeros planos se masca la tragedia, que diría un radiofonista futbolero.

El hombre que mató a Liberty Valance (1962), de John Ford

Enésima y última lección insuperable de Ford. Tanto es así que algunos la consideran su mejor obra. Por encima de Centauros… En todo caso, el ocaso del género se inicia con el asesinato de Liberty Valance. Y un apotegma a manera de epítome: «Cuando la realidad se convierte en leyenda, imprimimos la leyenda».

Los profesionales (1966), de Richard Brooks

Desencantados, cínicos, achacosos y con la melancolía corroyéndoles las miradas. Así son estos profesionales que no por ello dejan de hacer bien su trabajo. Brooks firma un wéstern de supervivientes incapaces de tomarse en serio ni a sí mismos. Saben demasiado sobre las derrotas de la vida.

El póker de la muerte (1968), de Henry Hathaway

Como en La noche del cazador, Mitchum interpreta a un predicador atípico en este no menos atípico film del eficaz artesano Hathaway. Mezcla de thriller, suspense, policiaco, El póker de la muerte gira en torno a una mesa de juego y el asesinato de los jugadores. Agatha Christie con sombrero stetson y revólver al cinto.

La balada de Cable Hogue (1970), de Sam Peckinpah

Un año después de Grupo Salvaje, Peckinpah rodó este canto triste a un pasado perdido. El público esperaba tiroteos a mansalva y se encontró con esta lúcida balada sobre el desarraigo de un hombre que se refugia en el amor de una prostituta (¡cuántas putas en la vida y en el cine de Peckinpah!). Nada acompaña a la épica, sino más bien a una aceptación resignada de su pérdida y a la añoranza de tiempos míticos (y mitificados) en los que esta era posible.

El día de los tramposos (1970), de Joseph L. Mankiewicz

Trampantojo, farsa de pícaros, comedia dramática, charada. Mankiewicz finge filmar/firmar un wéstern, pero en realidad está rodando otra cosa. El día de los tramposos no es un wéstern. ¡Qué más da! Es un Mankiewicz, y por lo tanto, merece la inclusión en cualquier lista de los mejores.

El juez de la horca (1972), de John Huston

Tal vez no sea un wéstern tan bien construido como Los que no perdonan (1960). Tal vez adolezca de arritmias y caídas de interés, digresiones deshilachadas y cierta desidia formal. Sin embargo le tengo mucho cariño a este excéntrico Roy Bean escu(l)pido por Newman. Como el propio Huston, el juez hace lo que le da la real gana.

La venganza de Ulzana (1972), de Robert Aldrich

Tras Apache y Veracruz, el dúo Lancaster/Aldrich se despide del wéstern con un film que es más mirada al pasado que recreación del presente. La última misión antes de la jubilación merecida está filmada con sabiduría provecta y un escepticismo acumulado con los años al galope persiguiendo indios. Reflexiva y crepuscular.

Sin perdón (1992), de Clint Eastwood.

El último clavo del ataúd. La obra maestra solitaria y final. Otra vuelta de tuerca al discurso fordiano de El hombre que mató a Liberty Valance. La realidad que esconde la leyenda es profundamente sucia, desagradable y soez. El mejor tirador no es el más rápido y audaz, sino el que tiene sangre ofidia e instintos criminales. Eso sí, paciente lector: si ha pensado en decorar su pocilga con el cadáver del amigo de William Munny, le recomiendo que consiga un revólver y olvide los escrúpulos a la hora de apretar el gatillo.

Escena de Johnny guitar. Imagen: Republic Pictures.
Escena de Johnny guitar. Imagen: Republic Pictures.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

53 Comentarios

  1. Pingback: El wéstern: notas sobre un género difunto

  2. Maestro Ciruela

    He visto westerns desde los años 50 y bastantes los he visto muchas veces. Dicho esto, quiero añadir que lo mejor que he visto sobre el género ha sido «Deadwood», con mucha diferencia sobre el resto. La lista tiene títulos casi incuestionables; en otros, ya se nota que la entraña mandó en su selección.
    A mí la entraña me hubiera exigido incluir «Hombre del Oeste» de Anthony Mann y «Hombre» de Martin Ritt en lugar de «El póquer de la muerte» y «El juez de la horca». Saludos.

  3. Miquel Àngel

    Según leí Edwin S. Porter además fue el primero en usar el montaje y lo que los ingleses llaman el Eyeline match. Vamos, que el hombré sentó cátedra sin saberlo.

  4. Ninguna mención a Once Upon a Time in the West hace de este articulo un pesazo de basura.

    • Maestro Ciruela

      Al contrario. Dignifica al artículo y a su autor, hasta límites insospechados.
      «Póngase» algo de Morricone, hombre… ¡Y así se ahorrará «lo otro»!

  5. He dejado de leer en el momento en que se menosprecia a Sergio Leone. Ya le gustaría a la sobrevalorada (y aún así notable) Centauros del desierto, llegar a transmitir la mitad de poesía visual y tensión narrativa que posee Hasta que llegó su hora.

    • Y el chopped está mucho más bueno que el jamón ibérico de bellota, que aún siendo notable está sobrevalorado.
      Si te gustan los sucedáneos, disfrútalos. Pero según que afirmaciones…..

    • Totalmente de acuerdo con usted, Leolo. Ignora a Leone porque, según él, no hizo ningún aporte al género, pero «Easy Rider yMad Max son westerns urbanos»….Madre mía! Qué sinsentido!

    • Totalmente de acuerdo con usted, Leolo. El ignoto que escribe este artículo, ignora a Leone porque, según él, no hizo ningún aporte al género, pero «Easy Rider y Mad Max son westerns urbanos»….Madre mía! Qué sinsentido!

  6. blunsburibarton

    Cualquier intento de elaboración de una lista está condenado a la crítica posterior. Yo mismo protestaría por las inclusiones/olvidos de una lista que hubiese elaborado previamente. En este caso, aunque soy un modesto seguidor de westerns, me parecen clamorosas algunas ausencias. Por otra parte, reconozco no saber nada de algunas películas que se incluyen en la selección.
    Una forma de ver el cine es a través de sus ticks y escenarios. El western reúne un montón de estos. Si hay un director que aportó nuevas formas fue Sergio Leone. El bueno, el feo y el malo o Hasta que llegó su hora deberían de estar en el listado. Se ve que el director italiano no es de las simpatías del articulista.
    El duelo en OK Corral forma parte de la mitología del western y supone a la vez su ocaso. Duelo de Titanes debería de haberse incluido en la selección.
    La ausencia de Solo ante el peligro me parece clamorosa. Aunque a muchos no le agrade este film, Bailando con lobos también debería de estar en la selección.
    En mi selección personal tampoco faltaría El Dorado y Dos hombres y un destino.
    Demasiadas ausencias.

  7. blunsburibarton

    Si la selección es cuestionable, lo del título es de traca. A lo mejor lo que está muerta es la imaginación del articulista que no supo encontrar un mejor calificativo para la situación actual del género. Por cierto, mucho más vivo que otros géneros como el musical, y con constantes revisiones en sus planteamientos.

  8. SI muchas ausencias pero una clamorosa …Incidente en Ox-Bow..William A. Wellman Henry Fonda, Dana Andrews, Mary Beth Hughes, Anthony Quinn, William Eythe, Henry Morgan, Jane Darwell, Frank Conroy, Película de culto—

  9. luego Grupo Salvaje y Duelo en la alta sierra..o Un Hombre ..Appaloosa..El sargento negro.. El hombre del Oeste…Vera Cruz…Juntos hasta la muerte…La pradera sin ley…Los que no perdonan … y así

  10. Sin Incidente en Ox-Bow.. no entiende a Clint Eastwood.

  11. Pero además es un cine fundamentalmente MORAL

  12. José Souto

    ¿Tom Mix un auténtico Ranger de Texas? Hay que documentarse un poco mejor. Lo nombraron Ranger honorario cuando era una estrella del cine, pero de detener bandidos en la vida real, nada de nada.

  13. Opino exactamente igual que Leolo: termine el articulo cuando habla de la «escasa» aportacion de Leone al genero. Quien no reconoce en Sergio Leone a uno de los grandes genios del septimo arte, no sabe de lo que habla. Un tipo que no solo recicla, sino que reinventa todo un genero. Y que ademas te hace Erase una vez en America, que muy poco tiene que envidiar a obras maestras como El Padrino. Si, habeis leido bien. En cuanto a la seleccion, se nota la viscera, vaya que si, donde estan El tesoro de sierra madre o Solo ante el peligro? Que son todas las que estan? En fin…Jordi, te falta un poco de cine en las alforjas.

  14. Fendertestas

    Como me gusta «Un Hombre» de Ritt…

  15. ¿Qué hay de «Le llamaban Trinidad?»?

    • Maestro Ciruela

      Si empezamos a provocar…

    • Horacio Montelimar

      En realidad, ésa fue la consecuencia de las «innovaciones» de Sergio Leone en el género. Tomarse el oeste a chirigota llenándolo de payasos como Hill – Spencer y sus imitadores. Faltó un pelo de c… para que esas películas acabaran protagonizadas por Alvaro Vitali, el Jaimito italiano.

      • Maestro Ciruela

        ¡Ja, ja, ja! ¡Genial, amigo Horacio! ¡Ya se me podía haber ocurrido a mí, esta salida suya! Saludos y no nos abandone tanto tiempo, hombre.

        • Horacio Montelimar

          ¡Master Plum! ¡He aprendido de los mejores con usted a la cabeza! He estado muy liado en los últimos meses pero voy siguiendo Jot Down lo mas que puedo. Saludos afectuosos para usted también, amigo.

  16. Jose Valance

    ¿Debbie es hija de Ethan en Centauros del desierto? Primera noticia. Espero que sea una interpretación y no una licencia porque en la película no se afirma nada de eso.

    • Esa es una posibilidad que se ha insinuado muchas veces. Por la forma en la que Ethan mira a la mujer de su hermano se puede llegar a pensar que hubo algo
      entre ellos en el pasado y porque el racismo y odio que siente Ethan hacia los indios hace que no pueda asumir que su propia hija sea uno de ellos.

      Claro, esta, que como en muchas películas de Ford, esto son interpretaciones, ya que no lo dice de manera explícita pero tampoco lo niega en ningún momento.

  17. Me gusta esa gente que transige en su opinión real, y con tal de agradar al establishment, pontifica sobre el incuestionable trono de «Centauros del Desierto». Puede ser canónica en muchos aspectos, y contar con el director por excelencia del género coaligado con Duke, pero de ahí a ser la mejor… Para mí, los westerns escasos del último cuarto de siglo son bastante mejores que los emblemáticos de los sesenta: crudos, cruentos, sin caballos sacados del geriátrico equino a modo de montura para el malvado, con mayor ambigüedad moral y predominio del antihéroe, falto de esos odiosos cuatreros redimidos que traicionan a sus bandas en pos de una vida aburrida con un porche blanco, una mecedora y una rubia de ancestros teutones…

  18. Oscar Cervantes

    Aquí falto algo, aquí falto lo humano. Sergio Leone como realizador va más allá de la fórmula artificiosa de una película «Western», le dio una complejidad sicologica y una humanidad absoluta a los personajes que él creo. Disminuir a Leone en esta artículo que va directo al olvido, no le quita ni fama ni gloria. Ahórrense los sesudos análisis y la supuesta cultura sobre el género, que solo intenta impresionar con esta lista interminable de películas aburridas.

    • Maestro Ciruela

      Las tres primeras intentonas de Leone, las llamadas «Trilogía del dólar», son algo infumable, sin complejidad sicológica ni humanidad por lado alguno y sí, en cambio, mucha caricatura, visión del «oeste» propia de «samurais retirados» o de chavales de 10 años. Es cierto que con «Hasta que llegó su hora» dio Sergio un salto cualitativo pero es que las anteriores eran pura morralla. Su última aportación «Érase una vez en América» fue lo mejor que hizo en su vida, lo que no es decir mucho, la verdad; aún así, conozco a gente que ni siquiera le concede que sea un buen film (yo creo que exageran) y a veces pienso si no sería de otro y él se limitó a poner la firma, ¡je, je!
      Viendo los «westerns» del romano, se advierte una extraña mezcla de «cine del oeste» con «comedia a la italiana» que a veces mueve a la hilaridad quizá no en los momentos oportunos. Esto no es producto de mi imaginación puesto que le escribían guionistas que llevaban años trabajando para el cine italiano, aunque ahora solo me viene a la mente Bertolucci. Demasiada verborrea intrascendente y chistes facilones que rebajaban considerablemente el nivel del producto, convirtiéndolo en material idóneo para exhibiciones en cines de pueblo al aire libre, aquí o en cualquier parte del mundo donde hubiera un público poco formado, ansioso por ver algo sencillo y sin complicaciones, que luego «me duele la cabeza».

      • ¿Sergio Leone te abusó cuando niño o qué?
        Porque ese odio visceral a cada comentario que habla sobre sus películas me causa mucha penita.
        Ánimo campeón!!, que algún día (en tu otra vida), podrás dirigir alguna peli del ‘cine B’ y escupir menos bilis.
        Saludos.

        • Maestro Ciruela

          Lo intentó porque yo era un niño bastante guapo, la verdad. Lo que pasó fue que yo ya había calado lo malo que era (El coloso de Rodas) y que iba a ser (la Trilogía Del Dólar) y pasé de él como de la mierda. Además, menda solo se hubiera dejado abusar por Marilyn Monroe o Brigitte Bardot.

    • oembuchado

      Si parte de la base de que el western es una fórmula artificiosa no me extraña que eche de menos a Leone. Entiendo que esta lista está hecha por una persona que aprecia el género. No pasa nada porque a usted no le guste, véase de nuevo toda la filmografía de Leone si quiere, pero ese afán porque los demás tengan que apreciarlo como usted … no sé. Vota usted a Podemos, ¿no?

      • Hay gente que por lo que se ve no puede dejar la política de lado ni en una noticia sobre cine. Qué harto estoy de los hooligans políticos, que intentan convencer a todos de que su voto es el que vale, y los que opinan diferente no tienen ni idea. También los que creen que su partido defiende unos ideales … madre de dios, ¿existió eso alguna vez? Si existió desengáñese amigo, hoy en día las peleas de partidos es para poder trincar mejor a costa de su voto, el ideario es secundario, normalmente inexistente.

        Un poco mas de respeto por las opiniones ajenas no vendría mal en este país de pandereta. Que nos tienen discutiendo sobre si uno es mejor que el otro mientras nos roban la cartera y somos tan imbéciles que aun los defendemos porque son «los nuestros».

        PD: El cine es subjetivo y como tal, yo si metería alguna de Leone (“Hasta que llegó su hora”), y de los logros uno de los más importantes, llamar a su compañero de la infancia para hacerle la banda sonora. Grande Morricone

        • oembuchado

          Sosiéguese, hombre. Sólo quería llamar la atención sobre el hecho de que se diga que el western es una fórmula artificiosa para a continuación quejarse por la no inclusión de Leone y descalificar una lista que podrá ser mejorable o no, pero son pelis memorables de directores extraordinarios. No creo haber faltado el respeto a nadie ni mucho menos tratado de convencer a nadie de nada. Parece que a usted le parece muy bien que unos den su opinión según como sea ésta. Pues tranquilícese y aplíquese la medicina que receta a los demás, que a mí su opinión no me molesta, aunque le encuentre un poco alterado.

  19. En estas discusiones siempre sale a relucir el nombre de Sergio Leone, algunos lo reivindicáis, otros lo vapuleáis. Aquí va mi opinión: Leone me parece un director notable, autor de una muy buena película (Once upon a time in America) y de otras 4 (la trilogía del dollar + once… in the west) «curiosas». La última podría figurar en una lista de lo más «destacado» del western como ejemplo de algo así como «una visión diferente», como curiosidad (sin menospreciar), pero no como western «de verdad». ¿Por qué? Los westerns de Ford, Hawks, Mann, Penkinpah, Boeticher o Walsh son películas que «sólo podrían ser westerns», es decir, son intrínsecamente westerns, delimitan los códigos del género, no se entenderían traspasadas a otro género. Los westerns de Leone son películas que utilizan la estética del western pero bien podrían ser películas de Samurais (alguna de ellas es remake directo, de hecho), medievales, de piratas o de gangsters, por poner cuatro ejemplos. Solo que a Leone le gustaba el western y vestía a sus héroes de cowboys. Esa es la diferencia entre el cine de Leone (o el spaghetti western en general) y el western a secas.

    Respecto a la lista, difiero, pero eso ya son opiniones.

  20. Jordi, en este mundo existen 2 tipos de hombres: los que tienen el revólver cargado y los que cavan…..

    Tu, evidentemente, eres de los que cavan.

  21. Pues creo que mas alla de los Cohen. Eastwood o el gran TLJ, nos hemos dejado grandes titulos recientes y revitalizadores de un genero que, obviamente, acabara desapareciendo como escenario natural de sus historias…pero sefuira siendo el referente cinemtografico por excelencia. El western es lo que es, porque el cine se hizo grande con ese genero.

  22. Juan Jose

    El quien mucho abarca poco aprieta.

    • Prophesor Cohonciano

      En todo caso, será «Quien mucho abarca poco aprieta» o si usted lo prefiere, «El que mucho abarca poco aprieta»

  23. oembuchado

    Se pueden hacer decenas de listas de los mejores 25 westerns, todas con películas distintas y todas serían buenas listas. A mí esta que propone el autor del artículo me gusta y me parece tan buena como otra cualquiera. Y me parece estupendo que no ponga ninguna peli de Leone. Entiendo que no se trata de seleccionar una muestra de los distintos tipos de western sino de escoger 25 que sean realmente muy buenos.

  24. No creo que se deba menospreciar a alguien por preferir un director u otro, o una película a otra, todo es respetable.
    Lo de las listas es algo muy personal, y unas películas nos pueden marcar más o menos en función muchas veces de la historia, de lo que te lleguen los personajes, situación personal etc…

    Dicho esto yo tampoco me considero ni mucho menos un gran aficionado al cine de Leone, aún reconociendo que he pasado momentos muy entretenidos
    con la trilogía del dolar y con «Ërase una vez en América», que me parece lo mejor de su filmografía.

    En mi modesta y personal opinión, «Hasta que llegó su hora» se me hizo muy pesada y muy lenta. Acabo agotado de tantos primeros planos y de tanta musiquita del tío de la armónica.
    Creo que directores como ford o hawks por citar alguno eran capaces de expresar un sentimiento, de hacerte notar la soledad o el odio con un solo plano, ocon un movimiento o gesto del protagonista, o mostrando una mirada en una habitación casi vacía sin llegar a abusar de tantos primeros planos.

    Estoy totalmente de acuerdo con el autor del artículo en que «centauros del desierto», es la gran película del western.No creo que haya un personaje más complejo en el mundo western que ethan edwards. Y no,no me voy a expandir tampoco explicando los motivos por los que adoro esta película porque no viene a cuento.

    Personalmente, al igual que muchos de mis compañeros , echo en falta muchas otras como son Horizontes lejanos, el fuera de la ley,el dorado,solo ante el peligro,fort apache,bailando con lobos, río rojo, grupo salvaje,pasión de los fuertes,Juntos hasta la muerte,incidente en Ox Bow…Y podría seguir, pero esto como he dicho antes es algo personal y muy subjetivo..

    Pd: Qué grande eres Clint!

  25. JOSE MANUEL

    Cuantame otra vez ese chiste tan bueno de que el western es un genero difunto.

  26. JOSE MANUEL

    ¿De verdad, fenimore cooper escribía para kiosko?

    • Prophesor Cohonciano

      Sí, sus publicaciones estaban al lado de las de Marcial Lafuente Epifanía y Joseph Mallorquí.

  27. Creo entender que el autor pretendió hacer una lista de Western «serios», en detrimento de Sergio Leone. Y puedo aceptar ese hecho, me alegra notablemente porque en ese mismo contexto no incluye bodrio alguno de Tarantino, y eso es particularmente un gran acierto, faltaba más!…

    Me he repetido un poco últimamente pero vale la pena, por supuesto recomiendo las miniseries para televisión ‘Streets of Laredo’, ‘McCoys & Hatfields’ y claro ‘Deadwood’. También recomiendo un Western fallido pero que merecería más atención ‘Tom Horn’ de Steve McQueen.

  28. Angel Sosa

    Soy un apasionado d las pelis del Western y entre todas las que he visto y que son muchisimas, me quedo con «Raices Profundas».Buen argumento ,pocos tiros y muy buenos personajes.

  29. Pingback: Bolas de paja | Essais

  30. Pingback: NOVELA ES`PAÑOLA DEL OESTE – Título del sitio

  31. Adoro los wensterns desde que era un niño y me los veia en los programas do bles del cine de la localidad costera de Bcn-la provincia-en que residiamos,me encantaban los tiroteos,las estampdas,las peleas de saloon,los ataques indios,los duelos,losasaltos a diligencias y trenes,el discurrir de las caravanas por valles,llanuras y desiertos,las persecuciones a caballos,los fuertes asediados por los pieles rojas y sobre todo me encantaba el formato panoramico de la mayoria delos wensterns-yankis o europeos-y es que aunque cierto director dijo que el formato scope solo era ideal para filmar serpientes,los formatos panoramicos son el verdadero habitat del wenstern,donde se pueden contemplar con toda amplitud -nunca mejor dicho-todas las virtudes del genero de generos,sin lugar a dudas el mas popular de todos los generos cinematograficos que han existido,la llegada del cinemascope en el 53 supuso la potenciación de un genero que en los cincuenta alcanzaria sus mayores logros,con obras antologicas de Ford,Hawks,Hathaway,Mann,Daves,Sturges,Douglas,Vidor,Walsh,Tourneur etc etc,fue la epoca en que loswensterns se asomaron a las pantallas de laentoncespujante tv en los Estados Unidos-series como Rawhide,Caravana,Gunsmoke o Bonanza comenzaron su larga andadura en vlos cincuenta,alcanzando su apogeo en los sesenta,la epoca dorada delwnstern televisivo,con series como Jim west,Cheyenne,Bronco,Valle de Pasiones,El gran Chaparral,los Monroe,Conquistando el Oeste etc etc-en los sesenta,la producción de wensterns cinematograficos descendió,pero a cambio las pantallas mundiales se llenaron de wensterns alemanes primero e italoespañoles despues,los mundialmente populares spaghettiwenstern,caracterizados por su sadismo y violencia,sus primeros planos de rostros grasientos y sudorosos,sus heroes cinicos y amorales y sus villanos implacables,sus localizaciones en los desiertos almerienses,su aspecto sucio y descuidado,su casi ausencia de indios,Por un puñado de Dolares se estreno en el verano de 1964 en Italia y en poquisimo tiempo la vierón 8 millones de transalpinos,se encumbro a Sergio Leone y a un Clint Eastwood,popular en sus Usa natales por sus papel de el vaquero Rowdy Yates en la serie Rawhide-Latigo-emitida entre 1957 y 1965,luego vinieron La MUERTE TENIA UN PRECIO,EL BUENO EL FEO Y ELMALO Y HASTA QUE LLEGO SU HORA-sin Eastwood,pero con Fonda,Jason Robards,Charles Bronson y Claudia Cardinale-el fenomeno spaghetti wensternarraso taquillas en el planeta y estuvo vigente hasta mediados de los setenta,ya desfondado y con oxigeno insuflado por las peliculas de Trinidad,verdadero fenomeno de taquilla que fue el canto del cisne del subgenero,entretanto,el wenstern agonizaba en la metropoli yanki,las series wenstern ya no existian-salvo el inolvidable Kung Fu,mezcla de wenstern y filosofia oriental de baratillo-los aridos desiertos almerienses dejaron de producir como churros y los viejospoblados,fuertes y ranchos construidos en Tabernas fuerón acumulando polvo y mas polvo a la espera de tiempos mejores,que no llegarian,ahora se han convertido en autenticos parques de atracciones donde losturistas pueden ver tiroteos,asaltos a diligencias,persecuciones a caballo,comprar vestuario wenstern-y fotografiarse con el-y entrar en todos y cada uno de los edificios de los viejos poblados,el wenstern agoniza,pero de vez en cuando da peliculas estimables-Wyatt Earp.Silverado,Tombstone,Open Range,Rapda y Mortal,Cuatro mujeres y un destino-y una obra maestra que quiza sea el testamento cinematografico del genero,la formidable SIN PERDON,donde un envejecido Clint Eastwood da vida a un antiguo forajido redimido por el amor de una mujer pero al que la necesidad de sacar adelante a sus hijos y su decrepita granja obligan a convertirse de nuevo en un matarife,pelicula impresionante que queda como una obra maestra imperecedera del actor y director que debe al wenstern todo cuanto es en el cine,tanto en formato televisivo-la serie Rawhide-como en la celeberrima trilogia del dolar de Sergio Leone

  32. Pingback: Perro malo | sephatrad

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.