Desde marzo de 2014 Google integra una función de diccionario de español que, unida a la utilidad de mostrar directamente contenidos enciclopédicos, nos ofrece la posibilidad de tener todo el conocimiento universal a la vista o al menos dirimir al instante cualquier polémica blandiendo una pantalla. Los resultados propios de una enciclopedia son vistas previas de Wikipedia en las que se indica y enlaza la fuente, aunque no es necesario acceder a ella para una información básica. Esto facilita saciar nuestra curiosidad con un atajo de un clic que, evidentemente, es restado al tráfico de la fuente.
La función de diccionario nos muestra automáticamente definiciones de algunas palabras solo con buscarlas, mientras que en otras tendremos que usar el comando «define» (también admite «definir», «definición» «definiion» y casi cualquier aproximación que intuirá que se ha escrito mal). Así, si tecleamos en Google madre obtenemos directamente una vista de definiciones y ejemplos (que podremos ampliar si no satisface nuestra curiosidad), mientras que para obtener el mismo resultado de padre tendremos que teclear «define padre». ¿Por qué? Los algoritmos de Google son inescrutables.
Respecto a la procedencia de las definiciones del diccionario, cabría esperar que fuera el Diccionario de la RAE, que es el que se suele tener como referencia en nuestra lengua. No es el caso. Podríamos suponer entonces que Google ha decidido elaborar un diccionario de español, de tal forma que tuviéramos que elegir entre consultar el diccionario de la solemne Real Academia y uno hecho por lexicógrafos que se deslizan por toboganes de colores mientras elaboran acepciones. Elegiríamos los toboganes, sin duda. Pero tampoco es el caso. Aunque no se indica fuente, casi todas las definiciones y ejemplos corresponden literalmente al diccionario de español en línea de Oxford (que es la misma fuente que ya se utilizaba en inglés), si bien trata los datos con distinta nomenclatura y añade sinónimos. Si una definición no se encuentra en esta fuente, recurre a cualquier otra indicando «definiciones en la web».
Si alguien puede competir con la RAE, desde luego, es Google, y si existe la posibilidad de que se establezca como nuestro diccionario de cabecera, aunque sea por el hecho de que está un paso más cerca que buscar otro, tendremos que someterlo a inspección para saber si contiene ese tipo de términos o acepciones que podríamos encuadrar en el epígrafe «aberraciones de la RAE» que son causa de reproche a la Academia.
Una de las causas de conflicto generado por el DLE ha sido siempre su tendencia sexista, de tal forma que ha provocado la movilización de los feministas para modificar numerosas entradas. Aquí tenemos algunas del buscador que bien podrían impulsar #GolondrinasaGoogle.
Nótese que ser madre de familia requiere más requisitos y abnegación que ser padre de familia.
La segunda acepción de puta es tan generosa que abarca «en general» a cualquier mujer. Tal vez el corpus con el que trabaja este diccionario es Forocoches.
Vemos que calientapollas es femenino y que nos remite a calientabraguetas (nombre femenino, col. desp. ‘Mujer que, intencionadamente, provoca deseo sexual en un hombre sin tener intención de mantener relaciones sexuales con él’). En el DLE es tanto femenino como masculino y la definición no es discriminatoria: un hombre también puede calentar a otro y el diccionario lo deja en «persona».
Un tratamiento similar tiene el término ama de casa, que en la última edición del DLE es masculino y femenino y se define como «persona que se ocupa de las tareas de su casa», mientras que para Google las tareas domésticas son un coto femenino y preferentemente incompatible con otras actividades.
El colectivo gitano ha reclamado durante mucho tiempo la eliminación de la cuarta acepción del término gitano del DLE, que en su última edición ha sufrido una modificación. Google no solo mantiene la definición «que estafa u obra con engaño», sino que la primera acepción es una antología del tópico y no repara en correcciones políticas, por no hablar de imprecisión, al utilizar la denominación de «raza».
También podemos encontrar todo tipo de términos vulgares que suelen causar espanto al encontrarlos dignificados en el Diccionario, desde asín hasta vagamundo, y extranjerismos adaptados como jonrón, bluyín (sin marca geográfica) o el imprescindible güisqui. Como colofón, tenemos una inédita cocreta que algún algoritmo de Google ha logrado encontrar en lo que considera un diccionario, porque así se autodenomina.
Algo similar ocurre si tecleamos «define de puta madre», expresión que, al ser localizada literalmente en algo llamado «diccionario», ciega a Google y nos lleva al ingenioso diccionario Jomis de tecnicismos.
Evidentemente el repertorio léxico que nos ofrece Google también tiene aspectos positivos, pero si vamos a admitirlo como diccionario de cabecera (mientras el buscador no cambie de opinión o versión) tendremos que someterlo a examen y crítica. En otras latitudes ya ha provocado algunas polémicas. No vamos a ser menos. Si es necesario, esperamos a ver pasar el coche de Street View para enseñarles el significado de pilón.
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Os propongo un atajo para buscar en el diccionario de la RAE desde un buscador de Internet como Google. Solo hay que teclear la palabra cuyo significado queréis consultar y añadir rae, por ejemplo:
balasto rae
Si el buscador localiza la palabra en el diccionario aparece su significado debajo del enlace al diccionario en línea, podéis comprobarlo aquí: https://www.google.es/?gws_rd=ssl#q=balasto+rae
Las posibilidades que ofrecen las herramientas lingüísticas en línea son enormes. La RAE ha mejorado mucho en este sentido pero podría ayudarnos enormemente a enriquecer nuestro vocabulario y lo mismo podemos decir de otras entidades que cuentan con diccionarios en línea, como la Acadèmia Valenciana de la Llengua, AVL, etc. ¡Señor@s! Documentalistas y bibliotecari@s les podemos ayudar en esta tarea, ¡anímense!
Me temo que el truco no funciona, porque los resultados que muestra son los de la 22ª edición. Para los de la última creo que no hay atajo, porque ni introduciendo site:http://dle.rae.es + palabra funciona correctamente. Hay que entrar en la página de la RAE y después en el DLE.
Comentar sólo que la Academia Valensiana de la Llengua no tiene ninguna fiabilidad, son secesionistas lingüísticos, o sea, esos que dicen que el valenciano es una lengua distinta del catalán, en contra de lo que afirman todos los lingüistas y filólogos del mundo mundial.
Lo que aquí en Valencia conocemos como «blaveros».
Realmente creo que ‘aún’ no sabemos qué son realmente estos gigantes de Internet.
Muy buen artículo, y muy necesaria esa visión crítica para con los diccionarios. Estupefacto me he quedado con algunos de los ejemplos.
Otro atajo para buscar directamente en el diccionario de la RAE es añadirlo como motor de búsqueda en nuestro navegador. Los hay diversos, pero desconozco si existen para cualquier navegador o sólo para Firefox.
Y poner rae.es en la barra de direcciones del navegador y consultar directamente desde la página de la rae? Yo lo hago así, a menudo, y siempre consigo acostar a mi hija a su hora.
Que no. La RAE cambió el nombre al diccionario en la última edición, de DRAE a DLE. En realidad siempre se ha llamado así, pero ahora esa es la denominación oficial y, lo que nos importa en este caso, su URL. Google tiene indexada la anterior versión y cualquier búsqueda por ese método da errores.
En cualquier caso, es de suponer que el buscador siempre ponga por delante los resultados que ya considera propios y nunca van a ser los de la RAE. Así que no es muy fiable fijarse en una vista previa.
A ver si la RAE saca app nueva, que es lo más práctico.
Usando el buscador Duckduckgo en vez de Google, la función de «bang» bysca correctamente con RAE pero parece que no con DLE. Básicamente, escribiendo una exclamación seguida de RAE (o rae), puedes buscar una palabra en el DLE. Por ejemplo: !RAE catre. Y aparece el significado de «catre». Esto es muy útil con la aplicación móvil porque incluso tiene un botón ! al lado del cajón de búsqueda para facilitarlo incluso más. Está función permite buscar términos en cualquier página web que esté registrada en Duckduckgo y parece que la RAE lo ha hecho. No sé si no han registrado la búsqueda como DLE o no me deja comprobar su funcionamiento por otros motivos técnicos.
Y recordar que se puede habilitar normalmente el buscador que se quiera en cada navegador. No tiene porqué ser Google. En mi caso lo veo absurdo porque sí tengo Google como página inicial, por tanto creó que se aprovecha mejor el buscador del navegador poniendo otro diferente. O poniendo la RAE/DLE. O la wikipedia, etc
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Google ofrece cada vez más funcionalidades, pero también se apropia de contenidos de terceros. Esto origina el denominado efecto «zero click search», que se produce cuando un usuario realiza una búsqueda y Google ofrece la información que necesita directamente, por lo que el usuario no acaba visitando ni realizando ningún clic en los resultados de búsqueda.
¿Hasta dónde llegará esto?
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